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1. LOS DIVIDENDOS DE LA BUENA
CONDUCTA
Por Carlos Bonilla
-16-01-2018 Vistas: 886
Portarse bien y que lo sepan los demás es
una condición sine qua non para que las
empresas y en general todo tipo de
organizaciones sean aceptadas en su
ámbito de relación y logren integrarse a la
comunidad en la que están inmersas,
requisito fundamental para su subsistencia
y desarrollo.
Portarse bien significa cumplir con las
expectativas que cada uno de los
stakeholders, -incluida la comunidad-
tienen acerca de esa empresa o
institución, las cuales no se limitan a
ofrecer productos o servicio de calidad y
con un precio competitivo, sino también
que cumplan con su responsabilidad ante la sociedad.
Aquellas empresas que se preocupan no sólo por satisfacer expectativas de los
clientes, sino también por el desarrollo de la comunidad en la que participan, son
conocidas como empresas socialmente responsables o empresas que cumplen con
su responsabilidad integral. Esto es, que se preocupan por su personal, sus
proveedores, por rendir cuentas claras, por la bioética, por la sociedad a través de
ayuda cuantitativa y por llevar a cabo acciones sociales productivas.
Los motores de cambio conductual en muchas de las empresas consideradas
ahora como empresas socialmente responsables tienen que ver con que el hecho
de promover y difundir acciones y actitudes que favorecen el desarrollo de la
comunidad, impulsan el prestigio social de la empresa frente a la misma; también
con la convicción de que actuar con responsabilidad social permite a las
empresas promover nuevas relaciones y vínculos con diversas organizaciones y
sectores a nivel nacional e internacional; y con el hecho de que la filantropía se
ha convertido en una causa viva que está enriqueciendo la vida de un mayor
número de personas, así como de muchas instituciones públicas y privadas. Es
evidente que la condición de socialmente responsable y el uso estratégico de la
misma da a las compañías una poderos ventaja competitiva.
2. Las organizaciones de hoy –empresas o instituciones- no pueden aspirar a la
permanencia y a la proyección si se sujetan únicamente a las leyes de la oferta y
la demanda, pues la sociedad ha desarrollado leyes no escritas que condicionan
su existencia.
El consumidor de hoy prefiere adquirir bienes y servicios de empresas
comprometidas que toman un papel proactivo dentro de la sociedad, que se
preocupan por el entorno, que demuestran la fidelidad hacia su comunidad y que
reconocen que la gente es su razón de ser.
Bien dice el Dr. Sanjeev Khagram Profesor de la Universidad de Harvard, que
“la Responsabilidad Social Empresarial es una cuestión de principios y un deber
ético, cuyo principal beneficio se traduce en un mayor compromiso y/o
productividad de los trabajadores, rentabilidad a largo plazo y una mejor imagen
y reputación corporativa”.
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