Ponencia de Inti Mesias y Amaruy Núñez, Representantes estudiantiles ante el Consejo Superior Universitario de la Universidad Nacional de Colombia en audiencia pública del 27 de Febrero del 2014, que da cuenta de la grave crisis financiera que vive la Universidad Colombiana.
Ponencia de la Representación Estudiantil ante el CSU de la U.N. sobre crisis financiera
1. EN FINANCIACIÓN, EL GOBIERNO TAMBIÉN SE RAJA
Ponencia presentada por la representación estudiantil ante el Consejo
Superior Universitario
Audiencia Pública, 27 de febrero del 2014.
Edificio de Ciencia y Tecnología, Universidad Nacional de Colombia-Bogotá
Inti Mesias @IntiMesias
Amaury Núñez @AmauryNG
A todos muy buenos días.
Un saludo a Ángela María Robledo, Wilson Arias y Carlos Amaya, citantes de esta
audiencia pública. Lamentando profundamente la no presencia de la Ministra de
educación, ni del Rector de la universidad, Ignacio Mantilla a este importante
evento, que espero no dé cuenta de su trato hacía la Universidad.
Igualmente un saludo especial a todos los compañeros de la universidad nacional
de Colombia, a los miembros de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) con
quienes tumbamos en el 2011 la más lesiva reforma en educación superior que se
le había ocurrido a cualquier gobierno en la historia del país.
Finalmente, un agradecimiento a Sergio Fernández, quien fuera vocero de la MANE
y me facilito varios de los datos aquí recopilados y a Diego Cortés, estudiante de
Economía y representante estudiantil de la Facultad de Ciencias Económicas, quién
hizo una proyección sobre los recursos de estampilla de los cuales también
hablaré.
Antes de hablar de financiación, es necesario partir de dos ideas básicas:
1. La educación y en particular la superior es base del desarrollo de cualquier
nación: “Dime como tratas tu educación y te diré que modelo de país
quieres”. No se puede aplicar la lógica racional de mercado a la educación
porque simplemente se la desnaturaliza. A modo de ejemplo, si bajo la
concepción predominante de mercado preguntamos sobre qué es mejor
para el país, si una escuela de hotelería y turismo o filología clásica, la
respuesta obtenida sería evidente, dejando de lado el papel de desarrollo
que juega el conocimiento en cualquier sociedad, condenando al país a
seguir extrayendo petróleo, carbón y demás recursos minerales con ningún
valor agregado; es decir, producción exclusiva de materias primas igual que
en la época de la colonia española, pero ahora bajo el discurso de las
ventajas comparativas que esconde la dominación.
2. 2. Los costos de la educación son marginalmente crecientes, por tanto, un
aumento de cobertura implica inexorablemente un incremento del
presupuesto. No se trata simplemente de tener acceso a la educación sino
que ese acceso sea de calidad y de excelencia académica, debate pendiente
en el país.
Entrando en materia, la Universidad Nacional de Colombia y las universidades
públicas del país atraviesan una de sus más graves crisis de la historia como lo
corroboran las cifras oficiales, documentos tanto de la Universidad como del
ministerio que con gusto facilitaré a quien lo requiera.
Las cifras son un buen indicador sobre lo que acontece en materia financiera con la
educación superior en el país. Mientras en los últimos 20 años la cobertura se ha
casi triplicado, los recursos asignados a la universidad colombiana solo han crecido
un 10% en términos reales. Así, En el año de 1992 de cada 100 pesos que
necesitaba la universidad, 84 los ponía el Estado, hoy solo aporta 46 de cada 100.
Como porcentaje del PIB, solo el 0,38% se invierte en educación superior, contra el
1,2 % de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE).
Como porcentaje del presupuesto de la nación el panorama también es
desalentador: mientras en el 2003 el aporte de la nación a las universidades
publicas era el 3.08% del presupuesto general de la nación (sin que esto sea
positivo), en el 2011 solo alcanzó a ser el 1,93%.
Esta situación nacional se refleja en la U.N., ya que la mejor universidad del País,
con más de 146 años de historia contribuyendo al debate de ideas, a la ciencia, la
tecnología y las humanidades también vive la crisis y viene viviendo un constante
proceso de privatización.
Según cifras de la Gerencia Nacional Financiera y Administrativa de la Universidad,
la composición de los ingresos de la U.N. eran los siguientes. En el 2000 un poco
más del 70% eran aportes de la nación y los recursos restantes se obtenían a
través de autofinanciación; para el 2010, el porcentaje ya era de 50% 50%.
Para 2013 la U.N. reporta un déficit de 52 mil millones de pesos y la
autofinanciación del Plan Global de Desarrollo 2013-2015 supera el 75%, como lo
muestra la siguiente gráfica
3. Gráfica 11
Esta crisis financiera repercute en todos los aspectos de la vida universitaria. En
Infraestructura, necesitamos 2 billones de pesos para resolver el derrumbe de
nuestra universidad (62 edificaciones de la Sede Bogotá están en grave
vulnerabilidad) y padecemos un déficit de 67%2 en instalaciones. Que el programa
de Arquitectura de la Sede Bogotá tenga clausurado su edificio por ruina, o que las
Facultades de la Salud no cuenten con un Hospital Universitario son la mejor y más
triste muestra de la crisis de nuestra universidad.
En calidad, la universidad ha promovido una ampliación de cobertura desmedida
que no se compasa con el presupuesto. Mientras los recursos para contratación de
docentes de planta se mantienen congelados hace 20 años por orden del gobierno
y los docentes de planta disminuyen de 3.035 a 2.974 se presenta un incremento
de los estudiantes matriculados en un 117%. La oferta de programas de posgrado
aumentó en 233% y el número de estudiantes un 494%, al punto que actualmente
el 75% de la oferta académica de la U.N.se concentra en los posgrados. La
ampliación de cobertura en posgrado ha repercutido negativamente en la calidad
del pregrado, dada la falta de espacios y la “migración” de los mejores docentes al
posgrado.
En bienestar, la situación es la misma. La política ha sido disminuir paulatinamente
la cobertura de Bienestar. En 2006 el préstamo beca alcanzaba a cubrir a 2609
1
Gráfica que da cuenta de las fuentes de financiación del Plan Global de Desarrollo 2013-2015 en cada
una de las sedes. Tomado de: OFICINA DE PLANEACIÓN. Esquema preliminar del Plan de Acción Sede
Bogotá
2013 – 2015. 1 de Febrero del 2013
2
Para que a un estudiante se le imparta academia en condiciones de calidad, requiere en áreas académicas 11m2
como mínimo. En la
Universidad Nacional de Colombia, el área académica por estudiante es de apenas 3.6m2
.
4. estudiantes y en 2012 solo 965 y el alojamiento paso de 354 a 250 en la sede
Bogotá. Bienestar universitario ha recurrido a diversas formas de
autofinanciamiento, una de ellas el Fondo Fesde, que son todos los recursos
provenientes por arrendamientos de locales y escenarios deportivos en sedes
como Manizales y Medellín, además de recurrir a las alianzas estratégicas con el
sector privado como las ya existentes con Bancolombia, Banco de Bogotá y Pacific
Rubiales.
Todo lo anterior se suma a que la Dirección Nacional de Bienestar Universitario,
con base en sus declaraciones el interior del Consejo encargado del tema, busca
convertirse en tramitador de créditos educativos para que los estudiantes con
vulnerabilidad socioeconómica se endeuden para poder terminar sus estudios, con
matrículas que en promedio se calculan para pregrado en 1,500.000 pesos
¿Cómo se encuentra la universidad hoy?
A finales del año pasado se presenta el Proyecto de presupuesto de la Universidad
Nacional de Colombia para la vigencia fiscal 2014 que da cuenta de la grave crisis
que atraviesa la universidad en materia financiera y de la evidente privatización
que vive. La Universidad aporta el 44% de los recursos que necesita para
funcionamiento y el 55% para inversión. El proyecto evidencia que la generación
de los recursos propios de la Universidad ha llegado a su límite, siendo necesario
preguntar la viabilidad del mecanismo de autofinanciación promovido por el
gobierno en la educación superior pública.
Si bien se observa una leve reducción en el faltante para asumir los compromisos
del 2014 con respecto al 2013 (al pasar de 57.800 millones a 49.000 millones) esto
se da porque se reasignan recursos que antes se dirigían a inversión hacia el
funcionamiento y porque se lleva a cabo un proceso de recentralización de los
derechos administrativos pagados por los estudiantes de Posgrado.
El gerente nacional financiero plantea que de los 47 mil millones que se esperaban
por concepto del impuesto CREE, sólo ingresarán 28 mil millones, siendo
insuficientes para suplir la perdida de recursos por ley de fomento (2% del
presupuesto que antes era designado para inversión). En palabras del propio
gerente nacional financiero: “Si se presenta una real disminución de recursos para
la Universidad Nacional de Colombia”.
En la sede Bogotá lo situación no es diferente. Ximena Canal, Representante
estudiantil de Sede menciona como el problema de la disminución progresiva de
los docentes de planta, ha sido cubierto con profesores asistentes y becarios, con
repercusiones nefastas para la calidad dada la menor dedicación académica; todo
como resultado de la merma del presupuesto de la Universidad.
La crisis financiera ha llegado a tal magnitud que el presupuesto de estos docentes
ocasionales y becarios también empieza a sufrir recortes. En la última sesión del
Consejo de Sede, del 14 de febrero, se aprobó un presupuesto para este rubro de
$2.930 millones para el año 2014, con un recorte de $198 millones respecto al
presupuesto ejecutado en el 2013.
5. Desde el 2006 los docentes ocasionales han aumentado 48,9% por lo que muchas
materias dependen hoy de ellos. Las facultades de Ingeniería y Ciencias son las más
afectadas por el recorte de docentes de planta. De la misma manera fueron las
damnificadas de la disminución de docentes ocasionales y becarios: con un recorte
de $44,8 millones y $31 millones respectivamente, junto a ellas la Facultad de
Ciencias Agrarias fue la más afectada: su presupuesto se redujo más de 62
millones.
Acápite especial, la estampilla. (Contribución de Diego Cortés, representante
estudiantil de la Facultad de Ciencias Económicas)
La Universidad Nacional cerró el año 2013 con la aprobación de la Estampilla,
impuesto presentado como la salvación económica para las universidades públicas
y, específicamente, la U.N. En el mes de octubre del año 2012 fue radicado el
proyecto de ley 192 en la Comisión Tercera del Senado, fue aprobado en los
distintos debates y, finalmente, fue sancionado por el presidente Santos el 20 de
diciembre del año 2013 en el auditorio León de Greiff, día en el cual la Universidad
fue cerrada, impidiendo el ingreso para estudiantes, profesores y administrativos.
La Estampilla Pro Universidad Nacional y demás Universidades Estatales del País
creó una contribución parafiscal impuesta a los contratos de obras suscritas por
entidades del orden nacional. El impuesto es diferenciado, siendo del 0.5%, 1% o
2%, dependiendo del tamaño del contrato establecido (0.5% para contratos entre
1 y 2000 SMMLV, 1% para contratos entre 2001 y 6000 SMMLV y 2% para
contratos mayores a 6001 SMMLV).
Esta estampilla tiene una vigencia de 20 años. En los primeros 5 años los recursos
serán repartidos en un 70% para la Universidad Nacional, y el 30% restante para
todas las universidades públicas a nivel nacional. Después del quinto año, y hasta
su caducidad, la proporción se revierte. Estos nuevos recursos serán destinados
principalmente para infraestructura, con $400 mil millones de pesos destinados
específicamente para el hospital universitario en Bogotá.
Es imposible calcular exactamente el monto total a recaudar por medio de esta
estampilla, pero los pronunciamientos del rector Ignacio Mantilla, la ministra
María Fernanda Campo, y en general los medios de información exageran
radicalmente y contradicen el alcance del nuevo tributo. Mantilla afirmó el 24 de
octubre de 2013 que “se busca recaudar un billón de pesos en 10 años” (Agencia de
Noticias UN, No. 696). La Agencia de Noticias UN expresó el 5 de noviembre que
“se tiene previsto que durante los primeros 5 años, los recursos recaudados con
dicha estampilla sean de un billón de pesos” (Agencia de Noticias UN, No. 512). Y el
ministerio de educación afirmó que "durante los primeros 5 años, esta estampilla
recaudará más de $1.25 billones de pesos" (Ministerio de Educación, 2013).
La realidad es bien distinta, y lo evidente es que esta nueva carga tributaria está
lejos de resolver la crisis de la Universidad Nacional. Para simular el potencial
ingreso de la estampilla se toman los rubros entregados a ministerios y entidades
públicas en el Presupuesto General de la Nación para el año 2014, y se desagregan
6. para tener en cuenta los recursos destinados a mantenimiento, mejoramiento y
construcción de infraestructura administrativa y propia del sector. En total son
114 secciones que van desde la Agencia Nacional de Infraestructura ($2,1 billones
de pesos) y el Instituto Nacional de Vías ($3 billones de pesos), hasta el Instituto
Nacional para Sordos ($50 millones de pesos). El presupuesto para 2014 en
construcción, mantenimiento y mejoramiento de infraestructura suma
aproximadamente $8 billones de pesos.
Del presupuesto total invertido en infraestructura se debe suponer el tamaño de
los contratos suscritos con el fin de establecer el porcentaje a gravar. En un
escenario perfecto, en el cual todos los contratos a suscribir fueran mayores a
6001 SMMLV, se recaudaría $158 mil millones de pesos para 2014.
Se llama escenario perfecto debido a que los contratos no suelen, ni alcanzan a ser
de este tamaño, y el gobierno nacional nunca cumple con la totalidad de los
proyectos de construcción que promete. Ejemplos sobre este aspecto sobran: En el
primer trimestre del año 2013, INVIAS apenas había ejecutado el 12.5% del
presupuesto, o las ilusorias 100 mil viviendas gratis prometidas por Santos en
2013, y de las cuales apenas había construido poco más de 10 mil al final del año
(Vanguardia.com, 2013).
Teniendo en cuenta las proyecciones de inversión en infraestructura del mismo
gobierno3 para los primeros 5 años y de nuevo calculando en un escenario
perfecto, el recaudo de la estampilla no superarán los $850 mil millones de pesos.
Las cifras no mienten, y el comportamiento de la construcción permite especular
que los recursos no van a llegar y ni siquiera se van a acercar a este valor al final de
los primeros 5 años, debido a la desaceleración propia del sector y la no ejecución
de los recursos.
De estos $850 mil millones, solo le corresponden a la Universidad Nacional $601
mil millones. De estos últimos, ya $400 mil millones tienen destinación específica,
el Hospital Universitario tan exigido y luchado por décadas por la comunidad
universitaria. Y con el resto del impuesto, $201 mil millones, es imposible cubrir
una mínima parte de las deficiencias infraestructurales que aquejan la universidad.
Estamos hablando de apenas 400 mil pesos por estudiante al semestre. Cifra que
está lejos de cubrir los requerimientos, que solo en infraestructura suman en la
sede Bogotá $1.4 billones de pesos (Agencia de Noticias UN, No. 879), sin contar
los demás proyectos en las otras sedes.
Si bien el ingreso de cualquier nuevo recurso es importante para las universidades
públicas, vale recordar que este proyecto no fue iniciativa del presidente Juan
Manuel Santos y no soluciona los problemas estructurales por los que atraviesa la
educación superior en Colombia.
3
Acevedo, L. (2013). Situación y perspectiva de la infraestructura en Colombia. Investigaciones
Económicas, SERFINCO. P.20 Disponible en
<http://www.serfinco.com.co/site/Portals/0/Coyuntura/An%C3%A1lisis%20y%20perspectiva%20de%20
la%20infraestructura%20en%20Colombia.pdf>
7. La afirmación de Santos, “el amor en la política se expresa con presupuesto, por eso
mi amor por la educación está ahí expresado” junto al pírrico presupuesto asignado
a la educación superior resume la posición del gobierno en materia educativa.
Finalmente recordar que en materia financiera, los estudiantes ya hemos
construido una propuesta con la MANE y que quiero traer a colación:
“La premisa sobre la que debe basarse el modelo de financiación es el
fortalecimiento de la educación superior estatal, y un primer paso para lograr este
fortalecimiento es que las políticas de financiación de la educación superior estén
exentas de la aplicación del régimen de sostenibilidad fiscal. Aquí es preciso
resaltar que la viabilidad de la propuesta financiera para la educación superior
será posible siempre y cuando exista voluntad política del Estado para priorizarla
dentro del gasto nacional, pues en términos económicos, el país tiene recursos
suficientes para destinar al buen funcionamiento del Sistema de educación
superior financiando la oferta, siempre y cuando reevalúe sus prioridades fiscales.
Sobre esta base, es preciso abrir un escenario nacional de debate público de
carácter político y académico que haga explícitas las prioridades fiscales del Estado
y que muestre cuáles son los destinos finales de la recaudación tributaria, quiénes
son los principales contribuyentes, y quiénes gozan de mayores privilegios en
materia de obligaciones fiscales, dejando claro cuál es el papel que tiene la
educación, y en particular la educación superior en la distribución del presupuesto
nacional.”4
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Mesa Amplia Nacional Estudiantil – MANE Colombia. EXPOSICIÓN DE MOTIVOS DE UNA NUEVA LEY DE
EDUCACIÓN
SUPERIOR PARA UN PAÍS CON SOBERANÍA, DEMOCRACIA Y PAZ. p.43