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IglesiaNivariense Diócesis de Tenerife
Nº 140
Mayo 2014
1 €
“LA ALEGRÍA DEL
ENCUENTRO CON
JESUCRISTO ES
CONTAGIOSA”
JOSE MANUEL GARCÍA MATOS DEFENDIÓ SU TESIS
DOCTORAL. El sacerdote diocesano José Manuel García
Matos defendió su tesis doctoral en la facultad de filosofía
de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. La misma
lleva por título: "Deseo, lenguaje y libertad. La idea afirma-
ble de Dios en Claude Bruaire". De esta forma la diócesis y
el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias cuen-
tan con un nuevo doctor.
ENCUENTRO INSULAR DE JÓVENES EN LA
PALMA. La Plaza de Santo Domingo aco-
gió el Encuentro Insular de Pascua en La
Palma. Los jóvenes pudieron disfrutar de
música, talleres, una exhibición de skate,
etc. Asimismo, se puso en escena la obra
de teatro "De boca en boca", en el Circo
de Marte. Alrededor de 800 jóvenes dis-
frutaron de la misma en los dos pases
que se ofrecieron.
ARCIPRESTAZGOS Y PARROQUIAS ACUDEN A LA
CATEDRAL POR EL JUBILEO . Distintos arciprestazgos y
parroquias han comenzado a peregrinar a la Catedral con
ocasión del Jubileo. Así ha sido el caso, por ejemplo, de los
arciprestazgos de Isora, Granadilla y La Gomera. Cerca de
900 personas procedentes de estos arciprestazgos fueron
recibidos a la puerta de la Catedral por el vicario general,
Domingo Navarro, para poder luego orar ante la puerta de
los peregrinos y la pila bautismal del templo.
ENCUENTRO DE PASCUA EN EL ARCIPRESTAZGO
DE LA OROTAVA. En el Colegio Salesianos La Orotava
se celebró el II Encuentro de Pascua del arciprestazgo. Al
llegar, los participantes se situaban en el mapa del arci-
prestazgo y colocaban en el lugar de su parroquia, una
foto del templo parroquial y un verbo que les identificase y
que estuviese relacionado con la Palabra de Dios. Tras la
oración inicial, se pasó al trabajo en grupo, con fragmen-
tos de la Exhortación Pastoral Evangelii Gaudium, del
papa Francisco.
BODAS DE ORO Y PLATA SACERDOTALES. La Catedral
acogió la “Misa Crismal" en la que se consagró el Crisma
y se bendijeron los Óleos de los enfermos y de los cate-
cúmenos. Asimismo, los sacerdotes renovaron sus pro-
mesas sacerdotales. El prelado nivariense felicitó por
sus bodas de oro sacerdotales a los presbíteros: Agustín
Mendoza e Isidoro Rodríguez. Y a los que cumplen
bodas de plata, a saber: Domingo Navarro, Luís Joaquín
Gómez Jaubert, Marcos García y Mario Beato (osa).
La alegría de S. José de Anchieta es contagiosa
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
E
n el Evangelio que acabamos de escuchar los discípulos no alcanzan a creer la ale-
gría que tienen, porque no pueden creer a causa de esa alegría. Así dice el
Evangelio. Miremos la escena: Jesús ha resucitado, los discípulos de Emaús han
narrado su experiencia, Pedro también cuenta que lo vio, luego el mismo Señor se apa-
rece en la sala y les dice: «Paz a ustedes». Varios sentimientos irrumpen en el corazón de
los discípulos: miedo, sorpresa, duda y, por fin, alegría. Una alegría tan grande que por
esta alegría «no alcanzaban a creer». Estaban atónitos, pasmados, y Jesús, casi esbozan-
do una sonrisa, les pide algo de comer y comienza a explicarles, despacio, la Escritura,
abriendo su entendimiento para que puedan comprenderla. Es el momento del estupor,
del encuentro con Jesucristo, donde tanta alegría nos parece mentira; más aún, asumir el
gozo y la alegría en ese momento nos resulta arriesgado y sentimos la tentación
de refugiarnos en el escepticismo: «No es para tanto».
Es más fácil creer en un fantasma que en Cristo vivo. Es más fácil ir a un nigro-
mante que te adivine el futuro, que te tire las cartas, que fiarse de la esperanza de
un Cristo triunfante, de un Cristo que venció la muerte. Es más fácil una idea, una
imaginación, que la docilidad a ese Señor que surge de la muerte y ¡vaya a saber
a qué cosas te invita! Ese proceso de relativizar tanto la fe que nos termina alejando del encuentro, alejando de
la caricia de Dios. Es como si «destiláramos» la realidad del encuentro con Jesucristo en el alambique del miedo,
en el alambique de la excesiva seguridad, del querer controlar nosotros mismos el encuentro. Los discípulos le
tenían miedo a la alegría… Y nosotros también.
La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos habla de un paralítico. Escuchamos solamente la segunda parte
de esa historia, pero todos conocemos la trasformación de este hombre, lisiado de nacimiento, postrado a la
puerta del Templo para pedir limosna, sin atravesar nunca su umbral, y cómo sus ojos se clavaron en los
Apóstoles, esperando que le diesen algo. Pedro y Juan no le podían dar nada de lo que él buscaba: ni oro, ni
plata. Y él, que se había quedado siempre a la puerta, ahora entra por su pie, dando brincos, y alabando a Dios,
celebrando sus maravillas. Y su alegría es contagiosa.
Eso es lo que nos dice hoy la Escritura: la gente se llenaba de estupor, y asombrada acudía corriendo, para ver
esa maravilla. En medio de ese barullo, de esa admiración, Pedro anuncia el mensaje. Es que la alegría del
encuentro con Jesucristo, esa que nos da tanto miedo asumir, es contagiosa y grita el anuncio; y ahí crece la
Iglesia: el paralítico cree. «La Iglesia no crece por proselitismo, crece por atracción»; la atracción testimonial de
este gozo que anuncia a Jesucristo, ese testimonio que nace de la alegría asumida y luego transformada en
anuncio. Es la alegría fundante. Sin este gozo, sin esta alegría, no se puede fundar una Iglesia, no se puede fun-
dar una comunidad cristiana. Es una alegría apostólica, que se irradia, que se expande.
Me pregunto: Como Pedro, ¿soy capaz de sentarme junto al hermano y explicar despacio el don de la Palabra
que he recibido, y contagiarle mi alegría? ¿Soy capaz de convocar a mi alrededor el entusiasmo de quienes des-
cubren en nosotros el milagro de una vida nueva, que no se puede controlar, a la cual debemos docilidad por-
que nos atrae, nos lleva, esa vida nueva nacida del encuentro con Cristo?
También San José de Anchieta supo comunicar lo que él había experimentado con el Señor, lo que había visto
y oído de él. Lo que el Señor le comunicó en sus ejercicios. Él, junto a Nóbrega, es el primer jesuita que Ignacio
envía a América. Chico de 19 años. Era tal la alegría que tenía, tal el gozo, que fundó una nación. Puso los fun-
damentos culturales de una nación en Jesucristo. No había estudiado teología. No había estudiado filosofía. Era
un chico. Pero había sentido la mirada de Jesucristo y se dejó alegrar, y optó por la luz. Esa fue y es su santidad.
No le tuvo miedo a la alegría.
San José de Anchieta tiene un hermoso Himno a la Virgen María, a quien, inspirándose en el cántico de Isaías
52, compara con el mensajero que proclama la paz, que anuncia el gozo de la Buena Noticia. Que ella, que en
esa madrugada del domingo, insomne por la esperanza, no le tuvo miedo a la alegría, nos acompañe en nues-
tro peregrinar, invitando a todos a levantarse, a renunciar a la parálisis, para entrar juntos en la paz y la alegría
que Jesús, el Señor resucitado, nos promete.
(HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO)
Iglesia Nivariense
Publicación de la diócesis
de Tenerife
C/. San Agustín, 28.
38201 La Laguna, Tenerife.
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
4
"LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO CON JESUCRISTO ES CONTAGIOSA"
“La alegría del encuentro
con Jesús es contagiosa y
grita el anuncio, como lo hiciera
San José de Anchieta, quien supo
comunicar la alegría del encuentro
con el Señor”. Así se expresaba el
Papa Francisco en la homilía de la
Misa de acción de gracias por la
canonización del segundo santo
canario, José de Anchieta.
Fue un eslabón más de un
intenso y feliz mes de abril de 2014.
Al comienzo del mismo, el día 3, el
Papa firmó el decreto de canoniza-
ción del Padre Anchieta.
Posteriormente, un grupo de cana-
rios presididos por los dos obispos
del archipiélago participaron en la
audiencia general de la Plaza de S.
Pedro el día 23.
La jornada comenzó lluviosa pero
con ánimo decidido y una parcarta
alusiva a Anchieta, los peregrinos
canarios participaron de la audiencia.
Los dos obispos de las diócesis del
archipiélago tuvieron ocasión de
saludar al obispo de Roma.
Los obispos valoraron esta jor-
nada para la agencia EFE. El obis-
po canariense indicó que "Le anun-
cié que el domingo estaría en
Canarias en un encuentro diocesa-
no con los jóvenes y por ello me
perdería la canonización y le dije
que llevaría una bendición suya
para ellos, pero no lo comenté de
dónde era por lo que él me pregun-
tó: ¿De dónde vienes?", explicó
divertido el obispo Cases. Y al con-
testarle que de las islas Canarias,
agregó el obispo, "el papa exclamó:
¡Qué lindas las Canarias!, pues
lleve una bendición a los jóvenes".
Cases señaló que esta canoni-
zación "se ha tratado del reconoci
miento de una gran labor de un
hombre polifacético", subrayó
Cases, que destacó cómo el santo
"abrió posibilidades para humani-
zar la vida diaria de los indios de
Brasil" pero también su carácter
"reconciliador".
Para el obispo Nivariense, del
santo José de Anchieta hay que
destacar su fe, que "hizo que se
sacrificase" por los indígenas. "En
una carta a sus compañeros les
dijo que para ser jesuita en esa tie-
rra había que ser santo porque de
lo contrario es imposible sobrevi-
vir", relató Álvarez. Anchieta fue,
agregó, "un hombre admirado por
su fe y su espíritu cristiano, entrega
a los demás, sacrificio, pero tam-
bién por su amplia cultura".
Asimismo, el Papa saludó al
presidente del Parlamento de
Canarias, Antonio Castro, al alcal-
de de La Laguna, Fernando
Clavijo; a la diputada Ana Oramas y
al rector de la Universidad de La
Laguna, Eduardo Doménech. Éste
último indicó que fue muy emocio-
nante estar cara a cara con el
Santo Padre. “Tuve la oportunidad
de saludarlo en nombre de la
Universidad de La Laguna y lo noté
muy humano y muy sencillo. Al diri-
girle la palabra contesta con total
naturalidad y me sorprendió que
nos pidiera que rezáramos por él.
Sin duda, fue una señal de su
talante y de lo consciente que es de
su responsabilidad. La imagen de
humildad que tenía al verlo a través
de los medios de comunicación la
he corroborado en persona”.
Por su parte, Esteban Afonso,
hermano mayor de la Hermandad
de los Caballeros de Anchieta tam-
bién vivió esta emotiva jornada junto
al resto de peregrinos en la Plaza de
San Pedro. Un día que según seña-
la, ha sido “grandioso”. “Sin duda ha
sido un día para recordar. El Papa
es una persona que llega mucho a
la gente. Estar cerca de él y ver con
la sencillez que se dirige a sus fieles
me ha encantado”.
5
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
Además, el propio Esteban y
Miguelina Almenara Ventura, leye-
ron dos peticiones en la propia
Misa de Acción de gracias.
Miguelina señaló su satisfacción
por esta oportunidad. “Para mí es
un orgullo participar de esta forma
en la liturgia de una celebración tan
esperada” –indicó Almenara.
Y llegó el día, el jueves 24 de
abril la iglesia romana de S.
Ignacio fue el lugar elegido para la
Misa presidida por el Papa. En el
templo alrededor de ochenta cana-
rios. Concelebraron con el Santo
Padre, junto a otros obispos, los
dos del archipiélago, Bernardo
Álvarez y Francisco Cases, el arzo-
bispo emérito de Zaragoza, el pal-
mero Elías Yánez, así como una
decena de sacerdotes isleños.
Responsables públicos también
estaban entre los presentes.
El Santo Padre expresó en su
homilía que San José de Anchieta sí
que supo comunicar lo que había
experimentado del Señor. Lo que
había visto y oído. El Papa recordó
que junto a Nóbrega, Anchieta fue el
primer jesuita que Ignacio envíó a
América. “Un chico de 19 de años
–resaltó-. Y era tanto su gozo que
fundó una nación. Puso los funda-
mentos culturales de una nación en
Jesucristo. No había estudiado teo-
logía ni filosofía, era simplemente un
chico. Pero había escuchado a
Jesús. Se dejó alegrar y esa fue su
luz”. El Santo Padre indicó que esa
fe es la base de su santidad. “No le
tuvo miedo a la alegría” –añadió.
REACCIONES
El obispo Bernardo Álvarez,
nada más concluir la celebración
mostró su satisfacción a nuestro
departamento por cómo había
transcurrido todo. “La misa ha
sido, como se esperaba, multitu-
dinaria, con un recogimiento
impresionante, con unos cantos
con música brasileña que a mí
me pusieron los pelos de punta
porque cantaba todo el mundo
con una devoción tremenda. La
homilía ha sido breve, como
suele realizarlas el Santo Padre
pero, dentro de la sencillez, con
mucha hondura y claridad. El
Papa Francisco resaltó la alegría
cristiana como fundamento de
todo y como Anchieta aceptó esa
alegría y ese entusiasmo interior,
donde el espíritu santo lo impul-
só, siendo un joven, al anuncio
del Evangelio. En definitiva, pien-
so que el Papa ha estado magní-
fico” –indicó el prelado.
Por otra parte, como relató el
rotativo “La Opinión de Tenerife”,
la lagunera Beatriz González
culminaba en la romana iglesia
de San Ignacio 28 hora de viaje
que inició con un vuelo a
Barcelona y continuó con 800
kilómetros en guagua hasta la
capital italiana. Ni siquiera el
cansancio pudo opacar la eufo-
ria que sintió esta colaboradora
habitual de la parroquia de Las
Mercedes.
Se arrimó como pudo al pasillo
de la nave central del templo y
estiró la mano con la esperanza
de poder tocar al Sumo Pontífice.
"Fue increíble. Se detuvo, me
agarró con las dos manos y me
miró tan profundamente y con
tanto amor que su caridad inundó
mi corazón", detalló rodeada por
sus 24 compañeros de viaje.
Entre ellos, el sacerdote Juan
Carlos Alameda y el joven lanza-
roteño Alejandro Carmona.
6
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
REGALO AL PAPA
Con ocasión de la
canonización del
segundo santo canario, la dió-
cesis regaló al Papa
Francisco una imagen en
escultura, realizada en bron-
ce, de San José de Anchieta.
La misma fue entregada a la
secretaría personal del Papa
en la residencia Santa Marta.
Esta pieza única se ha
obtenido a partir de una edi-
ción limitada de una obra que
realizó Enrique Cejas Zaldívar en 1980. Entre ellas,
una fue obsequiada a Juan Pablo II con motivo de la
beatificación, otra se conserva en la Catedral de Sao
Paulo y otra está en el Obispado. Esta última imagen,
realizada en terracota, es la que ha servido como
molde para componer la estatua en bronce que se le
ha regalado al Santo Padre.
La imagen tiene una altura de 52 centímetros y
está colocada en una base de 4 centímetros. En la
parte baja se ha grabado “Regalo de la Diócesis de
San Cristóbal de La Laguna (Tenerife) al Papa
Francisco, 24 de abril de 2014”. Asimismo, alrededor
de la base se puede leer: “San José de Anchieta cano-
nizado por el Papa Francisco el 3 de abril de 2014”.
Además, la imagen lleva la firma del autor.
La empresa tinerfeña que ha llevado a cabo este
trabajo es “Esculturas Bronzo SA” y la técnica emple-
ada se conoce como “fundición a la cera perdida”.
El diez de Mayo en la Catedral fue la Misa de acción
de gracias en la diócesis por la canonización del Padre
Anchieta. El Obispo presidió la Misa. Posteriormente, a
comienzos de junio coincidiendo con el día de S. José
de Anchieta, se desarrollará una semana de actos rela-
cionados con el segundo santo canario.
MMIISSAA DDEE AACCCCIIÓÓNN DDEE GGRRAACCIIAASS YY SSEEMMAANNAA
DDEEDDIICCAADDAA AA AANNCCHHIIEETTAA
LLOO AACCOOMMPPAAÑÑÓÓ HHAASSTTAA EELL FFIINN UUNN AARRDDOORR VVEERRDDAADDEERRAAMMEENNTTEE AAPPOOSSTTÓÓLLIICCOO
De los 44 años que vivió en
Brasil, 40 por lo menos se
caracterizaron por un incesan-
te peregrinar, comenzando por
la región de São Vicente y
Piratininga, entre 1554 y 1564,
cuando tuvo lugar la fundación
y primeros años de la ciudad
de São Paulo. Fue una movilidad que no le impidió
entregarse a las clases de latín y al estudio más pro-
fundo de la lengua tupi, a la vez que le permitía una
gran actividad misionera y catequética. Nombrado
provincial en 1577, y luego como superior, recorre
casas y comunidades: padre de los pobres, taumatur-
go para los enfermos y los que sufrían, consejero para
los gobernantes, pero, sobre todo, amigo y defensor
de los indios en sus aldeas.
Sólo en 1595 la obediencia le liberó de responsabi-
lidades de gobierno. Le quedaban dos años escasos
de vida. En ellos encontró aún tiempo para participar en
la defensa de la capitanía de Espírito Santo contra las
incursiones de los indios goitacases. Su último destino
fue la aldea de Reritiba. Allí comenzó a escribir una
"Historia de la Compañía de Jesús en el Brasil", precio-
sa obra perdida de la que sólo nos quedan fragmentos.
No le movía, ciertamente, para llevar esta vida iti-
nerante, ningún espíritu de aventura, sino un espíritu
de disponibilidad para la misión, de libertad espiritual
y de prontitud para buscar y hallar en todo momento
la voluntad del Señor. Lo acompañó hasta el fin un
ardor verdaderamente apostólico. "Ya que no merez-
co ser mártir por otra vía - escribe él mismo - que por
lo menos la muerte me halle desamparado en alguna
de estas montañas y allí deje la vida por mis herma-
nos. La disposición de mi cuerpo es débil, pero me
basta con la fuerza de la gracia, que por parte del
Señor no ha de faltar".
¿No debiera ser la itinerancia - con todo lo que
implica de libertad espiritual, de disponibilidad y
capacidad de discernir y de tomar opciones - una
de las características indispensables de nuestro
cuerpo apostólico? El continuo peregrinar de
Anchieta, casi una forma de vida, podría inspirar
hoy día y alentar nuestra búsqueda de movilidad
apostólica, para responder a los desafíos que nos
plantean las nuevas fronteras.
( De la carta del Padre General de los jesuitas,
Adolfo Nicolás a la compañía
con ocasión de la canonización de Anchieta )
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
7
"EN SAN JOSÉ DE ANCHIETA SE VE EL DEVOTO DE MARÍA"
FUENTE: GAUDIUM PRESS
Jesuita, como el P. José de
Anchieta, buen conocedor
de la vida del Santo de cuya causa
de canonización fue vicepostula-
dor, el P. César Augusto dos
Santos habló para Radio Vaticana
sobre algunos aspectos menos
conocidos de la vida de San José
de Anchieta. Nacido en 1945, en
Barra de Piraí (RJ), y ordenado
sacerdote en 1975, el P. César
Augusto dos Santos, SJ, es
Licenciado en Filosofía, Bachiller
en Teología y Máster en Brasil
Colonial por la Pontificia
Universidad Católica de San Pablo.
Vive actualmente en Roma, donde
es responsable por la programa-
ción brasileña de la Radio Vaticana.
P.- Una primera pregunta se impone:
¿Por qué demoró 417 años la cano-
nización del P. José de Anchieta?
R.- Debido a diversos problemas.
Los jesuitas comenzaron el proce-
so luego después de su muerte,
pero, meses después, el Papa
Urbano VIII promulgó un decreto
estipulando que ningún proceso de
canonización podría ser abierto
antes de 50 años del fallecimiento
del candidato.
Transcurrido ese plazo, se retoma-
ron los trabajos. Superando dificul-
tades ocasionales, inclusive una
nueva interrupción, la causa avan-
zó hasta el momento que para mí
es el más difícil en todo proceso de
canonización: la declaración de las
virtudes heroicas del candidato. En
esa etapa se analiza todo cuanto él
escribió, todo cuanto se habla
sobre él. Nada queda sin ser exa-
minado. Anchieta fue aprobado,
recibió el título de Venerable. Pero
ahí la Compañía de Jesús fue
expulsada de Portugal y Brasil.
Más: fue suprimida en la Iglesia.
Más 110 años de paralización.
Tenemos, por tanto, un proceso
realmente demorado, pero no una
demora de cuatro siglos: desconta-
das todas esas interrupciones debi-
das a factores externos, tenemos
una causa que se prolongó por
cerca de 200 años. Además de
eso, considérese que, después de
cada interrupción, no se reiniciaba
sin un previo análisis de todo cuan-
to había sido hecho antes. La
causa de Anchieta enfrentó todos
esos obstáculos.
P.- ¿Cuál es el significado de una cano-
nización sin requerir el milagro previo?
R.- Precisamos, aquí, hacer una
distinción. La Iglesia tiene dos
caminos a seguir, en esta materia.
El más común es el de los mila-
gros: se requiere un milagro para la
beatificación, otro para la canoniza-
ción. Entonces, cuando se trata de
un santo relativamente reciente, la
Iglesia pide esas señales. El otro
medio es la canonización equiva-
lente. Este es el caso de Anchieta.
En esta vía de canonización, la
Iglesia considera la antigüedad y
continuidad de la devoción. Como
vimos arriba, la causa de Anchieta
tiene más de cuatro siglos; a
pesar de todos los contratiempos
mencionados, ella continuó.
Cuando los jesuitas retornaron al
Brasil, encontraron la devoción al
P. Anchieta firme.
Otro aspecto a tomar en considera-
ción es la amplitud de la devoción.
Mirando a la inmensidad del Brasil,
es inevitable un interrogante: "¡Mi
Dios! ¿Será posible él tener devo-
tos en todo ese país de tamaño
casi continental?". Dejé de lado la
cuestión de los milagros y me puse
a pesquisar en San Pablo, en los
archivos de la Asociación Pro-
Canonización de Anchieta -
CANAN. Encontré algo también
aquí en Roma. y me quedé boquia-
bierto al constatar que en cada
estado del Brasil había por lo
menos 50 devotos "multiplicado-
8
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
res": personas que no solo reza-
ban, sino difundían la devoción,
hablaban con el padre, distribuían
estampas, escribían pidiendo reli-
quia. Diez cartas por mes y una infi-
nidad de e-mails.
P.- ¿Cuáles son los trazos más
resaltantes en la personalidad de
Anchieta, por así decir, profética,
construyendo una sociedad nueva
en una tierra virgen?
R.- Un marco fuerte de su persona-
lidad es la devoción a la Virgen
María y la confianza en su auxilio.
Cuando estudiante en Coimbra,
sintiendo que el ambiente en la uni-
versidad no era muy bueno, se diri-
gió a la Catedral, pidió la protección
de la Madre de Dios e hizo voto de
castidad. En las situaciones difíci-
les, recurría siempre a Ella. Se ve
eso años después cuando, ya en
Brasil, retenido en la aldea de
Yperoig como rehén de los [indios]
tamoios y en riesgo de vida y de
romper su voto de castidad, rezó a
María y luego comenzó a agrade-
cer, escribiendo en las arenas de la
playa el poema prometido.
Otra característica de él es el amor
por aquellos que va catequizar. Él
no impuso una religión a los indíge-
nas. Él los observó y amó.
Ignacio de Loyola nos presenta la
contemplación de las dos bande-
ras: la de Cristo, simple, pero llena
de servicios, es la Cruz; la de
Satanás, repleta de glorias munda-
nas, no lleva a nada. Y Anchieta
hizo la opción por la bandera de
Jesucristo en Brasil, como misione-
ro. Así, yo veo en él también ese
lado ignaciano, el cual es importan-
te observar: la Compañía de Jesús
no es del Cristo glorioso, sino del
Cristo que carga la Cruz, que está
haciendo la Redención. Anchieta
se sentía muy compañero de
Jesús, y es exactamente esa la
opción que él hizo en Coimbra.
Entonces, en San José de Anchieta
se ve el devoto de María, el jesuita
en el sentido ignaciano y también,
diría yo, un hombre de cultura que
tiene ese respeto por los indios,
aprende su lengua, va aprender la
medicina indígena con los payés.
Ahora, él es un gran maestro. La
ciudad de San Pablo nace exacta-
mente porque él es el maestro de
Piratininga y las familias van a vivir
en torno a aquel colegio.
P.-¿Qué comentario le sugiere el
hecho de haber él escrito en la
arena el famoso poema en alaban-
za de Nuestra Señora?
R.-Anchieta es un hombre culto y
con una memoria gigantesca. Sin
tener libro alguno a mano, él escri-
bió ese poema de 6 mil versos,
demostrando conocimientos de la
Biblia, de los Padres de la Iglesia,
de todo. ¿Cómo aprendió eso?
Probablemente con los dominicos
de San Cristóbal de la Laguna, en
su adolescencia. En Coimbra tam-
bién, donde se mostró alumno
dedicado. Su vasta cultura era tan
reconocida que el P. Nóbrega,
superior provincial, lo colocó en el
Colegio de Piratininga como profe-
sor de sus colegas y hasta de él
mismo. Ese hombre bendecido por
Dios se destacó como maestro y
como religioso de profunda humil-
dad y gran capacidad de reflexión.
DDOOSS SSAANNTTOOSS VVAALLOORRÓÓ EELL TTRRAABBAAJJOO DDEE LLOOSS CCAANNAARRIIOOSS
En declaraciones a nuestro departamento de
comunicación, Cesar Augusto dos Santos, expresó:
“Llegamos al final del proceso pero creo que ahora
entramos en una nueva fase en la que profundizar
sobre las dimensiones de Anchieta, un hombre espi-
ritual, intelectual, un hombre de la pastoral, etc.”
Por otro lado, el Vicepostulador de la Causa de
San José de Anchieta valoró el hecho de que varios
canarios hayan trabajado en la elaboración de la
Positio para la canonización. “Se trata de una reali-
dad importantísima porque el hecho de que sean
canarios, de fuera de Brasil, y por tanto de otro conti-
nente, demuestra que la devoción de Anchieta está
en varios continentes, que es amplia y que las perso-
nas, a pesar del tiempo transcurrido, continúan sien-
do devotas y trabajando con alegría. Esto es lo que
ha legitimado la canonización equivalente, porque
esta equivalencia busca precisamente eso, una
causa antigua que permanece y que es amplia. Por
ello, es muy justo que Anchieta haya sido canonizado
por equivalencia” –concluyó Dos Santos.
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
9
ELLOS NOS ENSEÑARON A TEMBLAR
POR CARMELO PÉREZ
Aquien ha tenido una verda-
dera experiencia de Dios,
se le nota. Cuando una persona da
el salto desde el cumplimiento de
sus obligaciones religiosas hasta
aquella otra orilla en la que queda
conquistada por la presencia de
Dios, se le nota. Las muletas, las
mediaciones, los instrumentos, los
días grises, las noches luminosas…
todo adquiere un nuevo significado
para quien rompe con la rutina de
girar sobre sí mismo y se entrega
sin reservas a la voz que responde
a sus plegarias, a la misericordia
que le enseña a releer la propia
existencia y la Historia toda. A la
Misericordia, que es Dios mismo.
José de Anchieta, Juan XXIII y
Juan Pablo II no fueron tres trovado-
res en su tiempo. No se alimentaron
de poéticas fantasías aladas que les
alejaran de la verdad de las cosas.
No predicaron ensueños. Pero fue-
ron distintos. Llamémosles santos,
que es como la Iglesia señala a
quien ha sido testigo de la grandeza
de Dios y responde con lealtad.
Los tres, cada uno en su
momento, comenzaron a temblar un
día y no dejaron ya de hacerlo hasta
el momento de su muerte. Temblar,
que es distinto a tener miedo.
Temblaron de gratitud al mirar de
frente a Dios, que se les hacía cer-
cano en cada silencio interior y en
cada grito de sus hermanos.
Temblaron de esperanza al descu-
brir un nuevo lenguaje con el que
llamar a las cosas y con el que juz-
gar los acontecimientos, con esas
mismas palabras y el mismo empe-
ño con el que Dios las acaricia.
Descubrieron el mundo según
Dios y eso les hizo temblar, desde
el convencimiento de que pisaban
tierra sagrada, de que habían sido
llamados a desvelarse para cons-
truir un mundo según Dios. Y desde
entonces ya no quisieron otra cosa.
Temblaron ellos y nos enseña-
ron a temblar. Nos enseñó
Anchieta, el canario “que no le tuvo
miedo a la alegría”, en palabras del
Papa Francisco. Si el Vaticano II
decretó muchos siglos después que
nada verdaderamente humano le
es ajeno a la Iglesia, nuestro paisa-
no fue ya un adelantado al abrazar
toda la genialidad que surge del
quehacer de los hombres. Amó la
cultura de su tiempo y entendió que
Dios estaba detrás de esa inagota-
ble fuente de riqueza que es la ima-
ginación. No tuvo miedo a los suyos
ni a sonreír pese a las dificultades.
Juan XXIII se llamó a sí mismo
“un saco vacío”. El bueno del Papa
se entendía como un bloque de arci-
lla por modelar. “Un saco vacío que
el Espíritu Santo ha colmado”, dijo
por fin mientras abría las ventanas
de la Iglesia para que entrara el aire
fresco. Eligió mirar al frente y no
hacia adentro y descubrió que era
allí, entre los hombres, donde Dios
quería a su Iglesia. Y no tuvo miedo
a ser valiente, a arriesgar su imagen
con tal de que Cristo fuera conocido.
No hace tanto que el mundo tuvo
un párroco polaco. El mundo entero.
Más allá de las imponentes cifras de
récord, el que supo mirarlo encontró
en Juan Pablo II a un hombre que
hizo convivir su impresionante capa-
cidad para embelesar a las multitu-
des y su deseo de esconderse para
descansar en la oración. Sabía
dónde estaba su centro y buscaba
su rostro sin miedo a las exigencias.
10
INAUGURADO EL AÑO JUBILAR
En la tarde del domingo 27 de abril, el obispo presidía en la Catedral la Misa de Apertura del Año Jubilar que
se prolongará hasta abril de 2015 con motivo del Centenario y la Reapertura de la Santa Iglesia Catedral.
La celebración se inició en el
exterior del templo, concre-
tamente en el atrio principal de
Catedral. Allí se leyó el decreto
episcopal para este acontecimien-
to: Posteriormente el Obispo abrió
la que será “Puerta de los
Peregrinos” proclamando la afirma-
ción del salmo 99: “Entrar por sus
puertas con acción de
gracias”.
Ya en el templo, se
pasó a leer el docu-
mento de la
P e n i t e n c i a r i a
Apostólica concedien-
do la Gracia de la
Indulgencia Plenaria a
los que peregrinando a
la Catedral de Nuestra
Señora de los
Remedios cumplan
debidamente con las
condiciones acostumbradas.
El Obispo en la homilía comen-
zó recordando la confluencia de
varios acontecimientos en este
domingo llamado de la Divina
Misericordia, día de la octava de
Pascua, jornada de las Vocaciones
nativas, de la canonización de dos
papas, de apertura del Año Jubilar.
En relación a la Palabra de Dios
proclamada en la Misa, el prelado
nivariense recordó la situación de
los apóstoles tras la muerte de
Jesús: Encerrados, con miedo, ate-
rrorizados y sin futuro, con dificulta-
des para creer, pero “aparece
Jesús y con Él los efectos de su
resurrección: paz, alegría, fe, amor,
comunión fraterna, solidaridad…”
Se alegran al ver al Señor que abre
las posibilidad de un futuro nuevo,
puesto que el “poder de la resurrec-
ción es un torrente de vida que nos
riega a todos”- dijo.
La fe- prosiguió- “genera una
vida nueva, un nuevo modo de ser
y de relacionarse con Dios, con las
personas y las cosas. Es lo que se
ve en la lectura de los Hechos de
los Apóstoles, “ahí tenemos los
efectos de la resurrección sobre las
personas, no ya en meros senti-
mientos de paz, alegría y amor,
sino en actos concretos”.
En otro momento de su inter-
vención recordaba Bernardo Álva-
rez lo dicho esta misma mañana
por el Papa Francisco: “Esta espe-
ranza y esta alegría se respiraba
en la primera comunidad de los
creyentes, en Jerusalén, de la que
hablan los Hechos de los Apóstoles
como hemos escuchado en la
segunda Lectura. Es una comuni-
dad en la que se vive la esencia del
Evangelio, esto es, el amor, la
misericordia, con simplicidad y fra-
ternidad. Y ésta es la imagen de la
Iglesia que el Concilio Vaticano II
tuvo ante sí. Juan XXIII y Juan
Pablo II colaboraron con el Espíritu
Santo para restaurar y actualizar la
Iglesia según su fisionomía origina-
ria, la fisionomía que le dieron los
santos a lo largo de los siglos.
Aquí, sostuvo, es donde debe-
mos situar el Año Jubilar, “nosotros
también podemos esperar que la
misericordia del Señor llegue a nos-
otros. Es un año con muchas posi-
bilidades para nuestra
vida personal y para
nuestras comunidades
parroquiales y de vida
consagrada, para gru-
pos y movimientos
eclesiales…El Año
Jubilar en esta diócesis
tiene como objetivo
“restaurar y actualizar
nuestra Iglesia
Diocesana según su
fisionomía originaria,
que vemos en los
Hechos de los Apóstoles”- explicó.
Por último recordó el horizonte
de la venidera celebración del
bicentenario de la diócesis, en el
2019, para citar a los papas cano-
nizados hoy, a San José de
Anchieta y al Santo Hermano
Pedro para proponer que “tam-
bién nosotros queremos trabajar
para ser santos y para dar a nues-
tras comunidades esa fisonomía
de la Iglesia en sus orígenes”.
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
11
EL PROCESO DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN DEL PADRE
TORRES PADILLA SE ABRIÓ EL 5 DE MAYO
El arzobispo de Sevilla, Mons.
Juan José Asenjo Pelegrina,
abrió el 5 de mayo en la Parroquia
del Sagrario de la Catedral de
Sevilla, el Proceso de beatificación y
canonización del Siervo de Dios
José Torres Padilla, sacerdote dio-
cesano secular de Sevilla, director
espiritual y cofundador del Instituto
Religioso de las Hermanas de la
Compañía de la Cruz.
El Padre José Torres Padilla
nació en 1811 en La Gomera y en
su adolescencia quedó huérfano
junto con sus tres hermanos.
Desde pequeño sintió vocación
religiosa, trasladándose a los 16
años a Tenerife para estudiar en la
Universidad de La Laguna y en
1833 se embarcó en dirección a
Sevilla para finalizar sus estudios
de Teología. En 1836 se ordenó
sacerdote y cantó su primera misa.
En Sevilla adquirió fama de santi-
dad y se le llamaba popularmente El
santero de Sevilla (hoy día se le
recuerda de la misma manera), pues
fue director espiritual y confesor de
varias monjas de especiales virtudes,
como la dominica Sor Bárbara de
Santo Domingo; Sor María Florencia
Trinidad (Madre Sacramento) y
Santa Ángela de la Cruz. Con esta
última colaboró en la fundación del
Instituto Religioso de las Hermanas
de la Compañía de la Cruz y fue
director espiritual del mismo.
Catedrático de Sagrada
Teología en el Seminario Conciliar
de Sevilla y canónigo de la
Catedral de Sevilla, asistió como
teólogo al Concilio Vaticano I, por
sugerencia del Papa Pío IX.
Falleció en Sevilla el 23 de abril de
1878, al día siguiente fue conducido al
Panteón de San Sebastián y el 25 fue
enterrado. A los cinco años de su
entierro, la Madre General de las
Hermanas de la Cruz pidió al Cabildo
Catedral y consiguió el traslado del
cuerpo para depositarlo en la Cripta de
la Casa Madre del Convento de las
Hermanas de la Cruz.
Desde su muerte hasta el día de
hoy en Sevilla, en el Instituto de las
Hermanas de la Cruz y en La Gomera,
continúa su fama de santidad.
PPAARRTTIIDDAA DDEE BBAAUUTTIISSMMOO
En la partida de bautismo de la parroquia de
Ntra. Sra. de la Asunción dice así: “En esta iglesia
parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción de esta villa
e isla de La Gomera, a treinta y uno de agosto de
mil ochocientos once, yo don Joseph Álvarez Mora,
Juez Apostólico Comisario del Tribunal de la Santa
Cruzada y Beneficiado servidor de dicha parroquia,
bauticé solemnemente y ungí con el santo óleo y
crisma a un niño que dicen nació el veinte y cinco
de dicho mes, al que puse el nombre de Joseph
Francisco Luis de los Dolores, hijo legítimo de
Francisco de Torres Bauta y de María Padilla
Cabeza, aquél natural del lugar de Guía en la isla
de Tenerife, y ésta de esta villa, en donde son veci-
nos. Abuelos paternos Andrés de Torres difunto,
natural de la villa de Adeje en dicha isla de Tenerife,
y Ana de Bauta difunta, natural del expresado lugar
de Guía. Maternos el ayudante retirado don Joseph
Padilla, natural de esta villa y vecino de la isla del
Hierro, y María de las Mercedes Cabeza y Padrón,
difunta natural de esta referida villa. Fue su padrino
don Antonio de Armas Manrique, vecino de
Vallehermoso, a quien advertí del parentesco espi-
ritual y su obligación. Testigos don Joseph María
Ferrer presbítero, el R.P. Guardián fray Joseph
Cabrera y otros. En fe de verdad lo firmé = Entre
renglones, difunta. Vale = Joseph Álvarez Mora”
(Libro 7º de Bautizos, folio 202 v.)
12
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
LA IGLESIA SOLO RECIBE LO QUE LOS
CONTRIBUYENTES DECIDEN
FUENTE: SIC
Entrevista a Fernando Giménez
Barriocanal, Vicesecretario de
Asuntos Económicos de la CEE
P.- Cada año el tema de la
asignación tributaria a la Iglesia
emerge en los medios de comuni-
cación, al mismo tiempo, “Por tan-
tos” es una de las campañas más
fuertes que la Iglesia española
lleva a cabo, ¿tan importante es el
tema económico?
R.- Creo que la Iglesia hace
muchísimas campañas… otra
cosa es la repercusión que tienen
en los medios de comunicación.
Normalmente los temas intraecle-
siales tiene un encaje más difícil
en los medios de carácter genera-
lista mientras que todo el mundo
habla de dinero, todo el mundo
entiende el dinero. Ése es un pri-
mer aspecto. Un segundo aspecto
es que, en el caso de la campaña
de la Renta, está dirigida a todos
los contribuyentes y eso es lo que
hace que tenga mayor repercu-
sión. No creo que la Iglesia este
obsesionada con el tema del dine-
ro. En absoluto.
P.-Temas como la exención de
pago del IBI o “las riquezas de la
Iglesia” son recurrentes en conver-
saciones y tertulias ‘informativas’
¿falta información real sobre estos
asuntos? ¿Qué impuestos paga la
Iglesia? ¿La Iglesia es rica?
R.- Si hablamos de impuestos,
existen unos acuerdos del 1979,
que establecen un régimen particu-
lar para la Iglesia que luego ha sido
asumido por otras confesiones, no
sólo por la Iglesia Católica.
Actualmente el régimen fiscal de la
Iglesia es la Ley del Mecenazgo
que afecta a todas las fundaciones
de este país, ONG`s internaciona-
les, asociaciones de entidad públi-
ca, etc.
Por tanto, decir que la Iglesia
tiene un régimen fiscal privilegiado
es falso. La Iglesia tiene el mismo
régimen que entidades equipara-
das a ella: cualquier fundación de
cualquier partido político, fundacio-
nes de interés social… tienen el
mismo régimen fiscal que la Iglesia:
pagan el mismo IBI, el mismo
impuesto sobre sociedades, tiene
las mismas desgravaciones fisca-
les en los donativos, etc.
La Iglesia tiene patrimonio, sí.
Una institución que lleva 20 siglos
emplazada en España es lógico
que tenga patrimonio. Si, a lo largo
de la vida, una familia empieza de
cero y acaba teniendo, por ejem-
plo, una casa, es lógico pensar que
la Iglesia tenga patrimonio. Otra
cosa es que sea rica o que viva por
encima de sus posibilidades… no
es así porque el patrimonio de la
Iglesia está afecto a sus fines fun-
damentales: anunciar el Evangelio,
a vivir la Fe y a darse a los demás.
Todo el patrimonio de la Iglesia
tiene sentido si sirve para anunciar
a Jesucristo, para vivir la Fe y para
darse a los demás. En este sentido,
las catedrales, las parroquias, los
medios de comunicación y los cole-
gios, por ejemplo, están destinados
a esa finalidad.
P.- La Iglesia ¿sólo recibe de los
impuestos lo relativo al IRPF?
R.- Exactamente. La Iglesia sólo
recibe lo que los contribuyentes
deciden que reciba puesto que no
existen partidas presupuestarias
para su sostenimiento. Hay veces
que se habla de “las otras cuentas
de la Iglesia” y entonces nos dicen
“la Iglesia recibe de los conciertos
educativos dos mil millones de
euros”. Eso no es verdad ya que
ese dinero, que se aplica a los cole-
gios concertados de titularidad
eclesiástica, es un dinero que va
destinado a financiar la educación,
que es un derecho de todos los
españoles.
(Más información en:
www.portantos.es)
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
13
IX RUTA POR EL CAMINO DEL SANTO HERMANO PEDRO
Miles de peregrinos se quisieron sumar a esta ruta de gran valor natural, cultural y religioso, que contó
con un millar de personas en la caminata y alrededor de 1.800 en la propia Cueva
Hace más de tres siglos de historia que el
Camino del primer Santo Canario, el Hermano
Pedro de San José de Betancur, es utilizado a lo largo
de la comarca de Chasna. En su novena edición, miles
de peregrinos se quisieron sumar a esta ruta de gran
valor natural, cultural y religioso, que contó con un
millar de personas en la caminata y alrededor de 1.800
en la propia Cueva, según fuentes policiales.
El Camino del Hermano Pedro- informa el consisto-
rio- se trata de un corredor ambiental que comienza a
unos 1.500 metros sobre el nivel del mar y que duran-
te aproximadamente cinco horas y a lo largo de 19 kiló-
metros muestra al caminante, entre otros elementos
del patrimonio natural y cultural, gran cantidad de ban-
cales, nateros y huertos frutales, además de una flora
singular con matorral de cumbre, pinar, tabaibal-cardo-
nal y matorral de costa, y una fauna de gran interés que
puede observarse a lo largo de todo el recorrido.
No sólo es una vía tradicional que se extiende entre
dos municipios sino un conjunto de caminos históricos,
algunos de ellos con más de tres siglos, siendo una de
las principales rutas que el Hermano Pedro, como los
demás cabreros de su época, recorrió para trasladar-
se con su rebaño a lo largo de la comarca de Chasna.
Como novedades este año hubo una representa-
ción teatral en Vilaflor con temática alusiva a la figura
del santo, y también participó la Asociación Montaña
para Todos que con dos joëlette, sillas adaptadas para
personas con problemas de movilidad. Asimismo, se
retransmitió por primera vez una película antigua
sobre la figura del santo cedida desde Guatemala a la
organización de la ruta.
CELEBRACIÓN POR EL CENTENARIO DE SAN BENITO MENNI
La comunidad de Hermanas Hospitalarias del
Sagrado Corazón de Jesús que desarrollan su
labor en San Miguel de Geneto y la comunidad de
Hermanos de San Juan de Dios de Santa Cruz de
Tenerife celebraron la misa de acción de gracias por
los cien años del fallecimiento de San Benito Menni.
La celebración fue presidida por el obispo nivarien-
se en la Catedral de La Laguna. San Benito Menni fue
un hombre que supo universalizar la Hospitalidad tras-
pasando fronteras y dignificando a las personas enfer-
mas y con estigmas sociales. Su caridad no conoció
límites, viviendo entregado a ayudar a los más necesi-
tadas, como personas con enfermedad mental, sin
hogar y enfermas.
El Papa Juan Pablo II lo beatificó en 1985 y
canonizó en 1999. Fue el restaurador de la Orden
Hospitalaria de San Juan de Dios en España a
partir de 1867. En 1881 fundó la Congregación de
las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón
de Jesús junto a María Josefa Recio y María
Angustias Giménez.
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE 14
BENDICIÓN Y PRESENTACIÓN DE LA RÉPLICA DE LA SÁBANA SANTA
En la tarde noche del
domingo de resurrección
del 20 de abril se celebró una
Eucaristía, presidida por el rector
del Santuario del Cristo, Carlos
González Quintero y tras la misma,
se procedió a la Presentación y a
la Bendición de esta reproducción
de la Sábana Santa, con el canto
del aleluya del Mesías de Haendel
a cargo de la coral Gaudium
Cordis. La Exposición Permanente
de la Réplica será durante el mes
de mayo.
El Delegado en Canarias del
Centro Español de Sindonología,
Andrés Brito Galindo indicó que el
hecho de “que el Santísimo Cristo de
La Laguna y el facsímil de la Sábana
Santa de Turín estén a pocos metros
el uno del otro es una invitación a
reflexionar sobre cómo fue la Pasión
desde el punto de vista médico-
forense y sobre para qué se produjo
el sacrifico de Cristo desde el punto
de vista teológico. Pretendemos que
ambas vías, la que nos lleva al Jesús
histórico y la que nos ayuda a poner-
nos en contacto con Cristo desde la
fe, nos remitan a una misma
Persona" -señaló.
JORNADAS NUEVA EVANGELIZACIÓN: ¿TE APUNTAS?
¿Qué entendemos por nueva evangeliza-
ción? ¿Por qué cuesta tanto transmitir la
fe a las nuevas generaciones? ¿Es necesario un pri-
mer anuncio? ¿Cómo hacerlo? ¿Con qué métodos?
¿En comunión o por libre? Son preguntas que se tra-
tarán de responder los días 27, 28 y 29 de Junio, en
las Jornadas sobre Nueva Evangelización que tendrán
lugar en el Seminario Diocesano.
Dirigidas a los sacerdotes, consagrados, consagra-
das y agentes de pastoral en general, durante el últi-
mo fin de semana de Junio, y con un fin muy práctico,
se mezclarán momentos de oración personal y comu-
nitaria en los que habrá tiempo para ponernos a la
escucha del Señor, con espacios de formación impar-
tidos por diversos ponentes de fama nacional e inter-
nacional (Xavier Morlans, Tote Barrera, Kiara y Miguel
Ángel Marzán) así como siete talleres prácticos, en los
que aprender diversos métodos evangelizadores para
ayudarnos a comunicar la fe a los demás, desarrolla-
dos no solo por los ponentes sino por personas de
nuestra diócesis, competentes en esos temas. Toda la
información puedes encontrarla en: pastoralmisione-
ratf.blogspot.com.es ó en canariasevangeliza.es.
DE PARROQUIA
EN
PARROQUIA
Quedan atrás ya bastantes
años de aquel 5 de abril de
1739, cuando el obispo Manuel
Dávila firmó el decreto por el
cual quedaba constituida
como parroquia San Marcos
Evangelista, en el pueblo de
Agulo, en la isla de La
Gomera.
Quien tiene memoria no
olvida su origen ni descono-
ce su historia. 275 años no
es un aniversario tan
extraordinario como para
celebrarlo a bombo y plati-
llo. Pero es verdad, que no
podemos arrinconar la his-
toria ni las raíces de nuestra fe
cristiana, aunque haya pasado
tanto tiempo.
Agulo, un pueblo cuyos pri-
meros pobladores llegados del
norte de Tenerife, a principios del
siglo XVII, además de traerse
nombres y costumbres típicas de
aquellos lugares, también invo-
caron como patrón al santo
evangelista, el mismo que vene-
raban en Icod de los Vinos.
San Marcos Evangelista se fes-
teja a finales de abril con sus
hogueras, fabricadas con madera
de sabina, que luego se queman y
se saltan como promesas y ofrenda
al santo. A los ochos días se proce-
siona la imagen hasta la ermita de
la playa, que lleva su nombre, para
realizar una ofrenda floral por los
fallecidos en el mar y compartir un
día de confraternidad.
La Virgen María también ha
sido y es un apoyo muy importan-
te en la fe de los agulenses. La
Virgen de Las Mercedes, como
allí la invocan, y a la que como
ferviente devoto D. Manuel
Rodríguez Casanova (1709-
1787), natural de Agulo, siendo su
primer párroco propio, experimen-
tó en sus propias carnes el cauti-
verio y gracias a su intercesión
fue liberado; prometió la construc-
ción de su capilla y retablo.
Aunque históricamente hubo
varias reconstrucciones, el templo
actual fue construido a principios
del siglo XX y diseñado por el
arquitecto diocesano Antonio
Pintor, con estilo neogótico y unas
características tan peculiares que
lo hacen único y atractivo.
Hoy debido al fenómeno migra-
torio, la comunidad parroquial de
San Marcos Evangelista no cuenta
con numerosa población, pero aún
así, sigue celebrando su fe y vivien-
do estos grandes momentos festi-
vos al año.
En la parroquia hoy participan
catequistas que se reúnen con gru-
pos de niños, jóvenes y adultos
semanalmente, para la catequesis
familiar y de preparación al sacra-
mento de la Confirmación. Hay
gente colaboradora en la limpieza y
preparación del templo. También
en la liturgia y en el canto con
el coro parroquial. En la ora-
ción, con el rezo diario del
Rosario y la Adoración
Nocturna mensual.
Estos son los signos de
que el camino de la fe y de la
historia continúa en este
pequeño pueblo de La
Gomera y donde intentamos
vivir siendo discípulos y
misioneros de la Palabra,
que Dios nos regaló por
medio de los autores sagra-
dos como San Marcos.
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE15
SAN MARCOS
(AGULO)
(POR SIXTO VALENTÍN PÉREZ)
Es Pascua, la Pascua que el pueblo llama en algu-
nos sitios “Florida”, porque efectivamente junto
a las flores que parece que se multiplican en esta época,
florece la Vida con mayúsculas, la Vida resucitada y
eterna, la Vida que nos ganó Jesús de una vez por
todas. Es Pascua. La Pascua que otros pueblos signifi-
can y conmemoran con huevos decorados que manifies-
tan un canto a la vida, encerrada en la sencilla cáscara
que guarda la hermosa posibilidad de vivir. Es Pascua.
Por esto el Aleluya que los cristianos entonamos duran-
te este tiempo es mucho más que una mera expresión
de júbilo y alegría, expresa el gozo de una realidad teo-
logal: la Resurrección, con una palabra que no se ha
querido traducir, una palabra que lleva consigo toda la
espera del Antiguo Testamento junto a la plenitud de las
promesas cumplidas en el Nuevo, con una palabra que
nos remite a dos actitudes profundamente cristianas y
plenamente humanas: la alabanza y el reconocimiento
de Dios. Alabad a Yahvé, alabad a Dios, al Dios que es
VIDA. Eco y glosa del Aleluya es el Magníficat, el
Cántico de la Virgen, Ella que supo mejor que nadie vivir
el gozo de la mañana de Pascua, después de haber vivi-
do el Viernes Santo al pié de la Cruz. Aleluya es la
expresión de júbilo de saber que la vida siempre tiene la
última palabra, que ser cristiano es reconocer la vida,
valorar la vida, respetar la vida, amar la vida, porque
nuestro Dios es Dios de vivos y no de muertos. No se
nos puede olvidar la afirmación tan consoladora de
quien tiene palabras de vida eterna “He venido para que
tengan vida y vida en abundancia” (Jn. 10,10) Y la vida
se manifiesta de muchas maneras. Si hay vida, hay cre-
cimiento, hay novedad – nunca se repite la vida – hay
esperanza, hay horizonte, por esto Navidad y Pascua,
las dos fiestas grandes de la fe cristiana, cantan a la
vida, la vida que comienza para no terminar, la vida, la
única, la que Dios nos regala y que quiere que cada uno
lleve a plenitud. ¿Puede haber un don mayor? Es
Pascua. No caben por tanto actitudes “de muerte”. La
muerte andaba vagando muerta la
mañana de Pascua. Y si es verdad
que a la Pascua se llega a través del
Viernes y del Sábado Santo, también
lo es que el sepulcro es sólo durante
unos días, mientras que la mañana de
Pascua es eterna.¡Cristo ha resucita-
do! Aleluya. ¡Verdaderamente ha resu-
citado! Aleluya.
EL DÍA EN QUE LA MUERTE VAGABA MUERTA
* Cecilia Cortacans
Misionera Nazaret
Hoy es día de
fiesta, de
asueto; pocos pasean
por la calle, algunos
salen del cine, otros
deambulan; muchos
conectados a móviles,
o enchufados a unos
auriculares. ¿Qué
pasa en la vida de los
otros? ¿Qué hacen?
¿Les preocupa saber-
se de Dios? ¿Son creyentes? ¿La evangelización
les preocupa? No sé nada de ellos. La Iglesia
vive a un ritmo, ¿es el ritmo de la gente? A veces
la necesidad humana está alejada de la oferta
eclesial, de las propuestas que les hacemos y de
los proyectos en los que vamos dejando la vida
poco a poco. En junio hay una fecha emblemáti-
ca a la vista, es el día de Pentecostés; y en la dió-
cesis tendremos un Congreso de laicos: La hora
del laicado; los miembros de grupos y movimien-
tos apostólicos tienen una cita importante; asimis-
mo la tienen aquellos cristianos que quieren pen-
sar, rezar, trabajar y poner nombre a la actual
situación de quienes conformamos mayoritaria-
mente la Iglesia: los fieles laicos. Cristiano laico,
vive tu identidad con entusiasmo, sólo desde ahí
es posible la corresponsabilidad. Habrá una ins-
cripción, se trata de una jornada de trabajo, el
sábado siete de junio de 9 de la mañana a 7 de
la tarde. Será en el Seminario Diocesano. Hasta
aquí, quienes han podido y queridos han trabaja-
do algún tema de preparación, estamos recibien-
do una Encuesta referida a dicho evento, queda
orar y encontrarnos con apertura de espíritu y
respeto mutuo ese día. La dejación no es sana, el
compromiso nos invita a descubrir cómo la hora
del laicado no es una hora de confrontación con
otras realidades eclesiales, sino un descubri-
miento y compromiso desde la identidad y misión
laical: sacerdotes, profetas y reyes, desde un ser-
vicio a Cristo en su Iglesia y en el mundo.
LA ALEGRÍA DE SER CRISTIANOS.
LA HORA DEL LAICADO
* María José García Cabrera
Delegada episcopal de Apostolado Seglart
16
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
La Palabra
Más de una vez, del corazón
del creyente o de sus
labios ha salido la afirmación: “¡por-
que lo dice la biblia!”. A la hora de
dar un consejo o de corregir a los
hijos o de defender una postura: lo
dice la Biblia y punto. Y no cabe
duda, la Biblia es fuente de sabidu-
ría y luz en el camino del creyente.
En ella encontramos la verdad
necesaria para nuestra salvación.
En estos textos sagrados, que se
han ido desarrollando poco a poco a
partir de una tradición oral –el boca
a boca-, y que luego fueron puestos
por escrito cuando se corría el peli-
gro de tergiversar y manipular el
mensaje, se recoge la experiencia
de vida y de fe del pueblo de Israel.
Los textos nos describen la relación
del pueblo con Dios, el descubri-
miento de saberse insignificante y,
sin embargo, elegido y privilegiado
por el amor y la protección de
Yahvé, el saberse liberado y espo-
sado con Dios en una alianza perpe-
tua y fiel, aun cuando el pueblo será
infiel en muchas ocasiones. En fin,
el pueblo que recibe el regalo de
Dios hecho hombre: Jesús.
Y si sigue siendo cierto, faltaría
más, que hay que dejarse iluminar
por la Biblia, no lo es menos que no
podemos entenderla al pie de la
letra. Por ejemplo, dice el
Evangelio: “Si, pues, tu ojo derecho
te es ocasión de pecado, sácatelo y
arrójalo de ti; más te conviene que
se pierda uno de tus miembros, que
no que todo tu cuerpo sea arrojado
al infierno. Y si tu mano derecha te
es ocasión de pecado, córtatela y
arrójala de ti; más te conviene que
se pierda uno de tus miembros, que
no que todo tu cuerpo vaya al infier-
no” (Mt 5, 29-30). Si fuéramos fun-
damentalistas o literalistas, tendría-
mos que cumplir al pie de la letra lo
que dice. ¡Qué locura! Por ello,
salta a la vista de cualquiera que
este texto hay que interpretarlo para
comprender qué es lo que quería
decir y por qué lo decía.
Que haya que interpretarlo no
debe hacernos dudar, pues no
podemos olvidar que la Biblia no es
un libro de Historia, aunque narre
mucha Historia; no es un libro de
matemáticas, aunque aparecen
muchos números; no es un libro de
leyes, aunque aparecen muchas
leyes; no es un libro de geografía,
aunque se nombran muchos mon-
tes, ríos o territorios; no es un libro
de política, aunque narra la crea-
ción de unas tribus, de un pueblo o
de un reino. Porque, aunque la
Biblia sea un libro que abarque
muchas áreas, es principalmente
un libro de Fe, que recoge la ver-
dad necesaria para que el ser
humano se encuentre con Dios, se
comprenda a sí mismo, dé sentido
a su existencia y descubra cómo
vivir para construir el Reino de Dios
en la tierra.
Por tanto, si alguna vez oyes o
lees que en la Biblia hay errores:
geográficos, astrológicos, históri-
cos, científicos, etc., no te asustes,
no es nada nuevo. Durante mucho
tiempo se pensó que en la Biblia
era todo verdad al pie de la letra.
Como si hubiera sido dictada por
Dios mismo. Hoy la Iglesia sigue
afirmando –por supuesto- que la
Biblia es Palabra de Dios, pero que
también está escrita por hombres,
cuyos conocimientos y capacida-
des eran limitados.
Por eso ya el Concilio Vaticano
II nos dice: “Las verdades revela-
das por Dios, que se contienen y
manifiestan en la Sagrada
Escritura, se consignaron bajo la
inspiración del Espíritu Santo, tie-
nen a Dios como autor” (…) “pero
en la redacción de los libros
sagrados, Dios eligió a hombres,
que utilizó usando de sus propias
facultades y medios, de forma
que obrando Él en ellos y por
ellos, escribieron, como verdade-
ros autores, todo y sólo lo que Él
quería”. (DV 11)
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
17
“¡Dicen ahora que la Biblia
tiene errores!”
Quino Guerra Piñero
Párroco de la Cruz del Señor
Recomendaciones literarias
Autor: Loris F. Capovilla, Ezio Bolis
Editorial: La Esfera de los Libros
Numero de páginas: 200
Comentario: ¡Tan solo podrás considerarte un hombre libre cuando pon-
gas tu yo bajo tus pies!» Esta frase de Juan XXIII sintetiza los lazos que le
unieron, desde 1953 a 1963, a su secretario particular Loris Francesco
Capovilla. La vida de estos dos hombres tiene sus raíces en un mundo sacu-
dido por dos guerras mundiales.
Testigos de la masacre de la dignidad humana y de la traición de los más
básicos valores cristianos, el dolor por ello los unió y les dio los medios y
argumentos para iniciar un cambio que hará historia. Se encontraron en los
albores de la Guerra Fría en el patriarcado de Venecia, escenario de conflic-
tos no resueltos y de profundas divisiones. En el momento en que la búsque-
da del diálogo con el «enemigo» parecía más improbable, Juan XXIII ascien-
de al trono pontificio y recoge el guante de este desafío imposible: hablar a
todos como si fueran hermanos, sin prejuicios ni servilismos. Desde su pri-
mer encuentro hasta las horas que preceden a la muerte del Pontífice, Capovilla recompone un retrato apasio-
nante de Roncalli, un acercamiento nuevo a la figura de un Papa recordado más por su bondad que por la apor-
tación revolucionaria de sus decisiones.
Autora: Paloma Gómez Borrero
Editorial: Plaza y Janés
Numero de páginas: 208
Comentario: Solo esta periodista podía escribir este libro con las anéc-
dotas más íntimas, más cercanas, más simpáticas y sobre todo menos cono-
cidas de la trayectoria de este Papa. Ella misma fue testigo de las historias
y vivencias que nos presenta este libro.
Hay anécdotas que demuestran su lado más humano, más cercano, y
otras que nos narran los momentos más serios, dramáticos y trágicos, como
el del atentado que sufrió en 1981.
También, nos cuenta una serie de curiosidades que tuvieron lugar duran-
te los múltiples viajes por todo el mundo.
Paloma Gómez Borrero que es, probablemente, una de las periodistas
que mejor ha conocido al papa nos dice: “Estaba segura de que sería pro-
clamado santo; por eso, he esperado a que fuera canonizado para escribir este libro, que es un compendio de
recuerdos, episodios y anécdotas guardados para siempre en mi corazón y en mi memoria, y que ahora me
encanta compartir con quienes lean este libro".
* Disponibles en las Librerías Diocesanas
IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
18
* Por Elsa Mª Ávila
Directora de las Librerías Diocesanas
Mi punto de vista
Su grito y mi grito
Por LeonardoRuiz del Castillo*
Acabo de oírla con auricula-
res. A todo volumen.
Algunas notas se me clavaban en
el interior de mi oído y me hacían
daño, como si me estuviesen
metiendo agujas en los tímpanos,
pero no destruían mi ser...
Fue como un grito, ¡un grito
atormentado, punzante!... Oía la
Novena Sinfonía de Beethoven.
Porque para mí, el genio escribió la
partitura con rabia, coraje, ira,
incluso maldiciendo... SOL, FA, FA,
RE... clave FA, compás 2/4… Eran
sus notas, pero también cada una
de ellas llevaba el grito desgarrador
del hombre que no puede oír lo que
en su cerebro coordina con genial
interpretación.
Yo como Beethoven, tampoco
puedo oír, pero «las notas del
Padre»; y no porque la sordera lo
impida, no; el sordo es mi corazón
que no quiere escuchar lo que me
quiere decir... pero gracias a Él, yo
soy un privilegiado porque sí puedo
oír los gritos del músico en forma de
extra-ordinaria sinfonía, que finaliza
con la «Oda a la Alegría». Un bra-
mido a la vida que le devuel-ve su
eco en forma de amaneceres lumi-
nosos, canto de las aves, campos
de amapolas brillan-tes, radiantes...
Porque la belleza del Creador sí
puede verla, aunque no oír el alelu-
ya de esas aves que completan la
fantasía y riqueza de los amanece-
res que Dios nos regala cada día...
Y me emociona también
imaginar a todo un coro de mujeres
y hombres que, a pesar de su
extraordinaria paciencia y profesio-
nalidad, soportan serenamente
durante una hora, sin decir nada,
las notas y acordes de la música
beethoviana... Luego, al final, sus
voces con sonidos diversos gratifi-
cantes, igualmente gritos lastimeros
del «genio» pero que acarician mi
rostro y mis oídos haciéndome sen-
tir transportado a otra dimensión...
A mí, una persona enamorada
de la música y del genio
Beethoven, cuando oigo su obra,
desde la primera nota hasta la últi-
ma vibra mi ser y me emociono.
Todas sus sinfonías, conciertos,
etc. las he oído muchas veces;
pero la Novena... me trae muchos
recuerdos de mi niñez, mi juven-
tud… ¡mi vida!, como cuando de
niño estaba enfurecido por algún
contratiempo y subía a la azotea de
mi casa, me tumbaba en el suelo
boca arriba mirando al cielo y grita-
ba con coraje y rabia contenida «mi
dolor interno». Más tarde, bajaba
con el sentimiento de haber sacado
de mi ánimo algo negativo, pues
veía y abrigaba otros sentimientos
más positivos.
Y en estos días he sentido más
que nunca la rabia de Beethoven
con ordenadas notas que es-treme-
cían mi ser… el coraje ante la impo-
tencia que le producía su sordera...
y mi coraje ante la impotencia que
me invade cuando uno de mis seres
queridos está a un paso de dejarnos
y pasar a la otra vida... Cada nota
es, una tras otra, el grito del ¿por
qué?... ¿tan pronto?... ¡Si hasta creo
que hacía mucho tiempo no le había
dicho que la quiero…! Y se lo dije al
oído, como un susurro… y ella abrió
sus ojos apenas brillantes y entre-
cortadamente me dijo: «yo más,
aunque no lo creas…».
Pero también el grito que, aún
sin salir de mi garganta, clamaba
en mi interior: «Dios mío, si tu
voluntad es llevártela, ¡hazlo ya, no
permitas que siga sufriendo…!
De nuevo he mirado hacia el
Cielo y he dicho: «hágase Tu volun-
tad» cuando la he vuelto a visitar en
el hospital. Y he tenido ganas de
susurrarle a ella que si Él así lo quie-
re, no tenga miedo a ese momento: a
la muerte; porque si ha sabido qué es
la vida y me consta que sí, aunque
Dios le haya puesto un camino de
espinas a lo largo de ella por las
muchas enferme-dades que ha
padecido, también le ha dado bas-
tantes alegrías, y la muerte es un
paso, es un salto al otro lado, un
«doblar la esquina» nada más, por-
que lo uno y lo otro son el mismo
fenómeno, como el día y la noche, no
están separadas, se complementan.
Y salí de allí llorando inconsola-
blemente. No solo es mi esposa
que con su mirada me supli-caba:
«por favor, que me dejen morir en
paz; ¡no puedo más…!», sino el ser
humano que sufre, ¡que ha sufrido
innumerables veces en su vida! Y
con el llanto contenido volví a decir:
«Dios mío, hágase Tu voluntad,
pero por favor, no permitas que
siga padeciendo más tiempo».
Hoy, cuando esto escribo, unos
días después de que la especialis-
ta que la atiende nos hablase de su
gravedad y que solo cabe esperar
lo que Dios disponga, sigue postra-
da en aquella cama hospitalaria,
que cuando la abrazo, los latidos
de su débil corazón que amó y aún
sigue aman-do, se me antojan
como punzadas de dolor en el
cuerpo de ella y mi ser quiere emi-
tir ese grito desgarrador –similar al
de Beethoven– preguntándose
¿por qué, Dios mío?
Pido perdón a quienes estos
leen por un artículo tan personal,
pero es “MI
PUNTO DE VIS-
TA” no solo por el
padecer de mi
esposa, sino de la
persona, del ser
humano. Gracias.
*Director de Cáritas Diocesana
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  • 1. IglesiaNivariense Diócesis de Tenerife Nº 140 Mayo 2014 1 € “LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO CON JESUCRISTO ES CONTAGIOSA”
  • 2. JOSE MANUEL GARCÍA MATOS DEFENDIÓ SU TESIS DOCTORAL. El sacerdote diocesano José Manuel García Matos defendió su tesis doctoral en la facultad de filosofía de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. La misma lleva por título: "Deseo, lenguaje y libertad. La idea afirma- ble de Dios en Claude Bruaire". De esta forma la diócesis y el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias cuen- tan con un nuevo doctor. ENCUENTRO INSULAR DE JÓVENES EN LA PALMA. La Plaza de Santo Domingo aco- gió el Encuentro Insular de Pascua en La Palma. Los jóvenes pudieron disfrutar de música, talleres, una exhibición de skate, etc. Asimismo, se puso en escena la obra de teatro "De boca en boca", en el Circo de Marte. Alrededor de 800 jóvenes dis- frutaron de la misma en los dos pases que se ofrecieron. ARCIPRESTAZGOS Y PARROQUIAS ACUDEN A LA CATEDRAL POR EL JUBILEO . Distintos arciprestazgos y parroquias han comenzado a peregrinar a la Catedral con ocasión del Jubileo. Así ha sido el caso, por ejemplo, de los arciprestazgos de Isora, Granadilla y La Gomera. Cerca de 900 personas procedentes de estos arciprestazgos fueron recibidos a la puerta de la Catedral por el vicario general, Domingo Navarro, para poder luego orar ante la puerta de los peregrinos y la pila bautismal del templo. ENCUENTRO DE PASCUA EN EL ARCIPRESTAZGO DE LA OROTAVA. En el Colegio Salesianos La Orotava se celebró el II Encuentro de Pascua del arciprestazgo. Al llegar, los participantes se situaban en el mapa del arci- prestazgo y colocaban en el lugar de su parroquia, una foto del templo parroquial y un verbo que les identificase y que estuviese relacionado con la Palabra de Dios. Tras la oración inicial, se pasó al trabajo en grupo, con fragmen- tos de la Exhortación Pastoral Evangelii Gaudium, del papa Francisco. BODAS DE ORO Y PLATA SACERDOTALES. La Catedral acogió la “Misa Crismal" en la que se consagró el Crisma y se bendijeron los Óleos de los enfermos y de los cate- cúmenos. Asimismo, los sacerdotes renovaron sus pro- mesas sacerdotales. El prelado nivariense felicitó por sus bodas de oro sacerdotales a los presbíteros: Agustín Mendoza e Isidoro Rodríguez. Y a los que cumplen bodas de plata, a saber: Domingo Navarro, Luís Joaquín Gómez Jaubert, Marcos García y Mario Beato (osa).
  • 3. La alegría de S. José de Anchieta es contagiosa IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE E n el Evangelio que acabamos de escuchar los discípulos no alcanzan a creer la ale- gría que tienen, porque no pueden creer a causa de esa alegría. Así dice el Evangelio. Miremos la escena: Jesús ha resucitado, los discípulos de Emaús han narrado su experiencia, Pedro también cuenta que lo vio, luego el mismo Señor se apa- rece en la sala y les dice: «Paz a ustedes». Varios sentimientos irrumpen en el corazón de los discípulos: miedo, sorpresa, duda y, por fin, alegría. Una alegría tan grande que por esta alegría «no alcanzaban a creer». Estaban atónitos, pasmados, y Jesús, casi esbozan- do una sonrisa, les pide algo de comer y comienza a explicarles, despacio, la Escritura, abriendo su entendimiento para que puedan comprenderla. Es el momento del estupor, del encuentro con Jesucristo, donde tanta alegría nos parece mentira; más aún, asumir el gozo y la alegría en ese momento nos resulta arriesgado y sentimos la tentación de refugiarnos en el escepticismo: «No es para tanto». Es más fácil creer en un fantasma que en Cristo vivo. Es más fácil ir a un nigro- mante que te adivine el futuro, que te tire las cartas, que fiarse de la esperanza de un Cristo triunfante, de un Cristo que venció la muerte. Es más fácil una idea, una imaginación, que la docilidad a ese Señor que surge de la muerte y ¡vaya a saber a qué cosas te invita! Ese proceso de relativizar tanto la fe que nos termina alejando del encuentro, alejando de la caricia de Dios. Es como si «destiláramos» la realidad del encuentro con Jesucristo en el alambique del miedo, en el alambique de la excesiva seguridad, del querer controlar nosotros mismos el encuentro. Los discípulos le tenían miedo a la alegría… Y nosotros también. La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos habla de un paralítico. Escuchamos solamente la segunda parte de esa historia, pero todos conocemos la trasformación de este hombre, lisiado de nacimiento, postrado a la puerta del Templo para pedir limosna, sin atravesar nunca su umbral, y cómo sus ojos se clavaron en los Apóstoles, esperando que le diesen algo. Pedro y Juan no le podían dar nada de lo que él buscaba: ni oro, ni plata. Y él, que se había quedado siempre a la puerta, ahora entra por su pie, dando brincos, y alabando a Dios, celebrando sus maravillas. Y su alegría es contagiosa. Eso es lo que nos dice hoy la Escritura: la gente se llenaba de estupor, y asombrada acudía corriendo, para ver esa maravilla. En medio de ese barullo, de esa admiración, Pedro anuncia el mensaje. Es que la alegría del encuentro con Jesucristo, esa que nos da tanto miedo asumir, es contagiosa y grita el anuncio; y ahí crece la Iglesia: el paralítico cree. «La Iglesia no crece por proselitismo, crece por atracción»; la atracción testimonial de este gozo que anuncia a Jesucristo, ese testimonio que nace de la alegría asumida y luego transformada en anuncio. Es la alegría fundante. Sin este gozo, sin esta alegría, no se puede fundar una Iglesia, no se puede fun- dar una comunidad cristiana. Es una alegría apostólica, que se irradia, que se expande. Me pregunto: Como Pedro, ¿soy capaz de sentarme junto al hermano y explicar despacio el don de la Palabra que he recibido, y contagiarle mi alegría? ¿Soy capaz de convocar a mi alrededor el entusiasmo de quienes des- cubren en nosotros el milagro de una vida nueva, que no se puede controlar, a la cual debemos docilidad por- que nos atrae, nos lleva, esa vida nueva nacida del encuentro con Cristo? También San José de Anchieta supo comunicar lo que él había experimentado con el Señor, lo que había visto y oído de él. Lo que el Señor le comunicó en sus ejercicios. Él, junto a Nóbrega, es el primer jesuita que Ignacio envía a América. Chico de 19 años. Era tal la alegría que tenía, tal el gozo, que fundó una nación. Puso los fun- damentos culturales de una nación en Jesucristo. No había estudiado teología. No había estudiado filosofía. Era un chico. Pero había sentido la mirada de Jesucristo y se dejó alegrar, y optó por la luz. Esa fue y es su santidad. No le tuvo miedo a la alegría. San José de Anchieta tiene un hermoso Himno a la Virgen María, a quien, inspirándose en el cántico de Isaías 52, compara con el mensajero que proclama la paz, que anuncia el gozo de la Buena Noticia. Que ella, que en esa madrugada del domingo, insomne por la esperanza, no le tuvo miedo a la alegría, nos acompañe en nues- tro peregrinar, invitando a todos a levantarse, a renunciar a la parálisis, para entrar juntos en la paz y la alegría que Jesús, el Señor resucitado, nos promete. (HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO) Iglesia Nivariense Publicación de la diócesis de Tenerife C/. San Agustín, 28. 38201 La Laguna, Tenerife.
  • 4. IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE 4 "LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO CON JESUCRISTO ES CONTAGIOSA" “La alegría del encuentro con Jesús es contagiosa y grita el anuncio, como lo hiciera San José de Anchieta, quien supo comunicar la alegría del encuentro con el Señor”. Así se expresaba el Papa Francisco en la homilía de la Misa de acción de gracias por la canonización del segundo santo canario, José de Anchieta. Fue un eslabón más de un intenso y feliz mes de abril de 2014. Al comienzo del mismo, el día 3, el Papa firmó el decreto de canoniza- ción del Padre Anchieta. Posteriormente, un grupo de cana- rios presididos por los dos obispos del archipiélago participaron en la audiencia general de la Plaza de S. Pedro el día 23. La jornada comenzó lluviosa pero con ánimo decidido y una parcarta alusiva a Anchieta, los peregrinos canarios participaron de la audiencia. Los dos obispos de las diócesis del archipiélago tuvieron ocasión de saludar al obispo de Roma. Los obispos valoraron esta jor- nada para la agencia EFE. El obis- po canariense indicó que "Le anun- cié que el domingo estaría en Canarias en un encuentro diocesa- no con los jóvenes y por ello me perdería la canonización y le dije que llevaría una bendición suya para ellos, pero no lo comenté de dónde era por lo que él me pregun- tó: ¿De dónde vienes?", explicó divertido el obispo Cases. Y al con- testarle que de las islas Canarias, agregó el obispo, "el papa exclamó: ¡Qué lindas las Canarias!, pues lleve una bendición a los jóvenes". Cases señaló que esta canoni- zación "se ha tratado del reconoci miento de una gran labor de un hombre polifacético", subrayó Cases, que destacó cómo el santo "abrió posibilidades para humani- zar la vida diaria de los indios de Brasil" pero también su carácter "reconciliador". Para el obispo Nivariense, del santo José de Anchieta hay que destacar su fe, que "hizo que se sacrificase" por los indígenas. "En una carta a sus compañeros les dijo que para ser jesuita en esa tie- rra había que ser santo porque de lo contrario es imposible sobrevi- vir", relató Álvarez. Anchieta fue, agregó, "un hombre admirado por su fe y su espíritu cristiano, entrega a los demás, sacrificio, pero tam- bién por su amplia cultura". Asimismo, el Papa saludó al presidente del Parlamento de Canarias, Antonio Castro, al alcal- de de La Laguna, Fernando Clavijo; a la diputada Ana Oramas y al rector de la Universidad de La Laguna, Eduardo Doménech. Éste último indicó que fue muy emocio- nante estar cara a cara con el Santo Padre. “Tuve la oportunidad de saludarlo en nombre de la Universidad de La Laguna y lo noté muy humano y muy sencillo. Al diri- girle la palabra contesta con total naturalidad y me sorprendió que nos pidiera que rezáramos por él. Sin duda, fue una señal de su talante y de lo consciente que es de su responsabilidad. La imagen de humildad que tenía al verlo a través de los medios de comunicación la he corroborado en persona”. Por su parte, Esteban Afonso, hermano mayor de la Hermandad de los Caballeros de Anchieta tam- bién vivió esta emotiva jornada junto al resto de peregrinos en la Plaza de San Pedro. Un día que según seña- la, ha sido “grandioso”. “Sin duda ha sido un día para recordar. El Papa es una persona que llega mucho a la gente. Estar cerca de él y ver con la sencillez que se dirige a sus fieles me ha encantado”.
  • 5. 5 IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE Además, el propio Esteban y Miguelina Almenara Ventura, leye- ron dos peticiones en la propia Misa de Acción de gracias. Miguelina señaló su satisfacción por esta oportunidad. “Para mí es un orgullo participar de esta forma en la liturgia de una celebración tan esperada” –indicó Almenara. Y llegó el día, el jueves 24 de abril la iglesia romana de S. Ignacio fue el lugar elegido para la Misa presidida por el Papa. En el templo alrededor de ochenta cana- rios. Concelebraron con el Santo Padre, junto a otros obispos, los dos del archipiélago, Bernardo Álvarez y Francisco Cases, el arzo- bispo emérito de Zaragoza, el pal- mero Elías Yánez, así como una decena de sacerdotes isleños. Responsables públicos también estaban entre los presentes. El Santo Padre expresó en su homilía que San José de Anchieta sí que supo comunicar lo que había experimentado del Señor. Lo que había visto y oído. El Papa recordó que junto a Nóbrega, Anchieta fue el primer jesuita que Ignacio envíó a América. “Un chico de 19 de años –resaltó-. Y era tanto su gozo que fundó una nación. Puso los funda- mentos culturales de una nación en Jesucristo. No había estudiado teo- logía ni filosofía, era simplemente un chico. Pero había escuchado a Jesús. Se dejó alegrar y esa fue su luz”. El Santo Padre indicó que esa fe es la base de su santidad. “No le tuvo miedo a la alegría” –añadió. REACCIONES El obispo Bernardo Álvarez, nada más concluir la celebración mostró su satisfacción a nuestro departamento por cómo había transcurrido todo. “La misa ha sido, como se esperaba, multitu- dinaria, con un recogimiento impresionante, con unos cantos con música brasileña que a mí me pusieron los pelos de punta porque cantaba todo el mundo con una devoción tremenda. La homilía ha sido breve, como suele realizarlas el Santo Padre pero, dentro de la sencillez, con mucha hondura y claridad. El Papa Francisco resaltó la alegría cristiana como fundamento de todo y como Anchieta aceptó esa alegría y ese entusiasmo interior, donde el espíritu santo lo impul- só, siendo un joven, al anuncio del Evangelio. En definitiva, pien- so que el Papa ha estado magní- fico” –indicó el prelado. Por otra parte, como relató el rotativo “La Opinión de Tenerife”, la lagunera Beatriz González culminaba en la romana iglesia de San Ignacio 28 hora de viaje que inició con un vuelo a Barcelona y continuó con 800 kilómetros en guagua hasta la capital italiana. Ni siquiera el cansancio pudo opacar la eufo- ria que sintió esta colaboradora habitual de la parroquia de Las Mercedes. Se arrimó como pudo al pasillo de la nave central del templo y estiró la mano con la esperanza de poder tocar al Sumo Pontífice. "Fue increíble. Se detuvo, me agarró con las dos manos y me miró tan profundamente y con tanto amor que su caridad inundó mi corazón", detalló rodeada por sus 24 compañeros de viaje. Entre ellos, el sacerdote Juan Carlos Alameda y el joven lanza- roteño Alejandro Carmona.
  • 6. 6 IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE REGALO AL PAPA Con ocasión de la canonización del segundo santo canario, la dió- cesis regaló al Papa Francisco una imagen en escultura, realizada en bron- ce, de San José de Anchieta. La misma fue entregada a la secretaría personal del Papa en la residencia Santa Marta. Esta pieza única se ha obtenido a partir de una edi- ción limitada de una obra que realizó Enrique Cejas Zaldívar en 1980. Entre ellas, una fue obsequiada a Juan Pablo II con motivo de la beatificación, otra se conserva en la Catedral de Sao Paulo y otra está en el Obispado. Esta última imagen, realizada en terracota, es la que ha servido como molde para componer la estatua en bronce que se le ha regalado al Santo Padre. La imagen tiene una altura de 52 centímetros y está colocada en una base de 4 centímetros. En la parte baja se ha grabado “Regalo de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna (Tenerife) al Papa Francisco, 24 de abril de 2014”. Asimismo, alrededor de la base se puede leer: “San José de Anchieta cano- nizado por el Papa Francisco el 3 de abril de 2014”. Además, la imagen lleva la firma del autor. La empresa tinerfeña que ha llevado a cabo este trabajo es “Esculturas Bronzo SA” y la técnica emple- ada se conoce como “fundición a la cera perdida”. El diez de Mayo en la Catedral fue la Misa de acción de gracias en la diócesis por la canonización del Padre Anchieta. El Obispo presidió la Misa. Posteriormente, a comienzos de junio coincidiendo con el día de S. José de Anchieta, se desarrollará una semana de actos rela- cionados con el segundo santo canario. MMIISSAA DDEE AACCCCIIÓÓNN DDEE GGRRAACCIIAASS YY SSEEMMAANNAA DDEEDDIICCAADDAA AA AANNCCHHIIEETTAA LLOO AACCOOMMPPAAÑÑÓÓ HHAASSTTAA EELL FFIINN UUNN AARRDDOORR VVEERRDDAADDEERRAAMMEENNTTEE AAPPOOSSTTÓÓLLIICCOO De los 44 años que vivió en Brasil, 40 por lo menos se caracterizaron por un incesan- te peregrinar, comenzando por la región de São Vicente y Piratininga, entre 1554 y 1564, cuando tuvo lugar la fundación y primeros años de la ciudad de São Paulo. Fue una movilidad que no le impidió entregarse a las clases de latín y al estudio más pro- fundo de la lengua tupi, a la vez que le permitía una gran actividad misionera y catequética. Nombrado provincial en 1577, y luego como superior, recorre casas y comunidades: padre de los pobres, taumatur- go para los enfermos y los que sufrían, consejero para los gobernantes, pero, sobre todo, amigo y defensor de los indios en sus aldeas. Sólo en 1595 la obediencia le liberó de responsabi- lidades de gobierno. Le quedaban dos años escasos de vida. En ellos encontró aún tiempo para participar en la defensa de la capitanía de Espírito Santo contra las incursiones de los indios goitacases. Su último destino fue la aldea de Reritiba. Allí comenzó a escribir una "Historia de la Compañía de Jesús en el Brasil", precio- sa obra perdida de la que sólo nos quedan fragmentos. No le movía, ciertamente, para llevar esta vida iti- nerante, ningún espíritu de aventura, sino un espíritu de disponibilidad para la misión, de libertad espiritual y de prontitud para buscar y hallar en todo momento la voluntad del Señor. Lo acompañó hasta el fin un ardor verdaderamente apostólico. "Ya que no merez- co ser mártir por otra vía - escribe él mismo - que por lo menos la muerte me halle desamparado en alguna de estas montañas y allí deje la vida por mis herma- nos. La disposición de mi cuerpo es débil, pero me basta con la fuerza de la gracia, que por parte del Señor no ha de faltar". ¿No debiera ser la itinerancia - con todo lo que implica de libertad espiritual, de disponibilidad y capacidad de discernir y de tomar opciones - una de las características indispensables de nuestro cuerpo apostólico? El continuo peregrinar de Anchieta, casi una forma de vida, podría inspirar hoy día y alentar nuestra búsqueda de movilidad apostólica, para responder a los desafíos que nos plantean las nuevas fronteras. ( De la carta del Padre General de los jesuitas, Adolfo Nicolás a la compañía con ocasión de la canonización de Anchieta )
  • 7. IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE 7 "EN SAN JOSÉ DE ANCHIETA SE VE EL DEVOTO DE MARÍA" FUENTE: GAUDIUM PRESS Jesuita, como el P. José de Anchieta, buen conocedor de la vida del Santo de cuya causa de canonización fue vicepostula- dor, el P. César Augusto dos Santos habló para Radio Vaticana sobre algunos aspectos menos conocidos de la vida de San José de Anchieta. Nacido en 1945, en Barra de Piraí (RJ), y ordenado sacerdote en 1975, el P. César Augusto dos Santos, SJ, es Licenciado en Filosofía, Bachiller en Teología y Máster en Brasil Colonial por la Pontificia Universidad Católica de San Pablo. Vive actualmente en Roma, donde es responsable por la programa- ción brasileña de la Radio Vaticana. P.- Una primera pregunta se impone: ¿Por qué demoró 417 años la cano- nización del P. José de Anchieta? R.- Debido a diversos problemas. Los jesuitas comenzaron el proce- so luego después de su muerte, pero, meses después, el Papa Urbano VIII promulgó un decreto estipulando que ningún proceso de canonización podría ser abierto antes de 50 años del fallecimiento del candidato. Transcurrido ese plazo, se retoma- ron los trabajos. Superando dificul- tades ocasionales, inclusive una nueva interrupción, la causa avan- zó hasta el momento que para mí es el más difícil en todo proceso de canonización: la declaración de las virtudes heroicas del candidato. En esa etapa se analiza todo cuanto él escribió, todo cuanto se habla sobre él. Nada queda sin ser exa- minado. Anchieta fue aprobado, recibió el título de Venerable. Pero ahí la Compañía de Jesús fue expulsada de Portugal y Brasil. Más: fue suprimida en la Iglesia. Más 110 años de paralización. Tenemos, por tanto, un proceso realmente demorado, pero no una demora de cuatro siglos: desconta- das todas esas interrupciones debi- das a factores externos, tenemos una causa que se prolongó por cerca de 200 años. Además de eso, considérese que, después de cada interrupción, no se reiniciaba sin un previo análisis de todo cuan- to había sido hecho antes. La causa de Anchieta enfrentó todos esos obstáculos. P.- ¿Cuál es el significado de una cano- nización sin requerir el milagro previo? R.- Precisamos, aquí, hacer una distinción. La Iglesia tiene dos caminos a seguir, en esta materia. El más común es el de los mila- gros: se requiere un milagro para la beatificación, otro para la canoniza- ción. Entonces, cuando se trata de un santo relativamente reciente, la Iglesia pide esas señales. El otro medio es la canonización equiva- lente. Este es el caso de Anchieta. En esta vía de canonización, la Iglesia considera la antigüedad y continuidad de la devoción. Como vimos arriba, la causa de Anchieta tiene más de cuatro siglos; a pesar de todos los contratiempos mencionados, ella continuó. Cuando los jesuitas retornaron al Brasil, encontraron la devoción al P. Anchieta firme. Otro aspecto a tomar en considera- ción es la amplitud de la devoción. Mirando a la inmensidad del Brasil, es inevitable un interrogante: "¡Mi Dios! ¿Será posible él tener devo- tos en todo ese país de tamaño casi continental?". Dejé de lado la cuestión de los milagros y me puse a pesquisar en San Pablo, en los archivos de la Asociación Pro- Canonización de Anchieta - CANAN. Encontré algo también aquí en Roma. y me quedé boquia- bierto al constatar que en cada estado del Brasil había por lo menos 50 devotos "multiplicado-
  • 8. 8 IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE res": personas que no solo reza- ban, sino difundían la devoción, hablaban con el padre, distribuían estampas, escribían pidiendo reli- quia. Diez cartas por mes y una infi- nidad de e-mails. P.- ¿Cuáles son los trazos más resaltantes en la personalidad de Anchieta, por así decir, profética, construyendo una sociedad nueva en una tierra virgen? R.- Un marco fuerte de su persona- lidad es la devoción a la Virgen María y la confianza en su auxilio. Cuando estudiante en Coimbra, sintiendo que el ambiente en la uni- versidad no era muy bueno, se diri- gió a la Catedral, pidió la protección de la Madre de Dios e hizo voto de castidad. En las situaciones difíci- les, recurría siempre a Ella. Se ve eso años después cuando, ya en Brasil, retenido en la aldea de Yperoig como rehén de los [indios] tamoios y en riesgo de vida y de romper su voto de castidad, rezó a María y luego comenzó a agrade- cer, escribiendo en las arenas de la playa el poema prometido. Otra característica de él es el amor por aquellos que va catequizar. Él no impuso una religión a los indíge- nas. Él los observó y amó. Ignacio de Loyola nos presenta la contemplación de las dos bande- ras: la de Cristo, simple, pero llena de servicios, es la Cruz; la de Satanás, repleta de glorias munda- nas, no lleva a nada. Y Anchieta hizo la opción por la bandera de Jesucristo en Brasil, como misione- ro. Así, yo veo en él también ese lado ignaciano, el cual es importan- te observar: la Compañía de Jesús no es del Cristo glorioso, sino del Cristo que carga la Cruz, que está haciendo la Redención. Anchieta se sentía muy compañero de Jesús, y es exactamente esa la opción que él hizo en Coimbra. Entonces, en San José de Anchieta se ve el devoto de María, el jesuita en el sentido ignaciano y también, diría yo, un hombre de cultura que tiene ese respeto por los indios, aprende su lengua, va aprender la medicina indígena con los payés. Ahora, él es un gran maestro. La ciudad de San Pablo nace exacta- mente porque él es el maestro de Piratininga y las familias van a vivir en torno a aquel colegio. P.-¿Qué comentario le sugiere el hecho de haber él escrito en la arena el famoso poema en alaban- za de Nuestra Señora? R.-Anchieta es un hombre culto y con una memoria gigantesca. Sin tener libro alguno a mano, él escri- bió ese poema de 6 mil versos, demostrando conocimientos de la Biblia, de los Padres de la Iglesia, de todo. ¿Cómo aprendió eso? Probablemente con los dominicos de San Cristóbal de la Laguna, en su adolescencia. En Coimbra tam- bién, donde se mostró alumno dedicado. Su vasta cultura era tan reconocida que el P. Nóbrega, superior provincial, lo colocó en el Colegio de Piratininga como profe- sor de sus colegas y hasta de él mismo. Ese hombre bendecido por Dios se destacó como maestro y como religioso de profunda humil- dad y gran capacidad de reflexión. DDOOSS SSAANNTTOOSS VVAALLOORRÓÓ EELL TTRRAABBAAJJOO DDEE LLOOSS CCAANNAARRIIOOSS En declaraciones a nuestro departamento de comunicación, Cesar Augusto dos Santos, expresó: “Llegamos al final del proceso pero creo que ahora entramos en una nueva fase en la que profundizar sobre las dimensiones de Anchieta, un hombre espi- ritual, intelectual, un hombre de la pastoral, etc.” Por otro lado, el Vicepostulador de la Causa de San José de Anchieta valoró el hecho de que varios canarios hayan trabajado en la elaboración de la Positio para la canonización. “Se trata de una reali- dad importantísima porque el hecho de que sean canarios, de fuera de Brasil, y por tanto de otro conti- nente, demuestra que la devoción de Anchieta está en varios continentes, que es amplia y que las perso- nas, a pesar del tiempo transcurrido, continúan sien- do devotas y trabajando con alegría. Esto es lo que ha legitimado la canonización equivalente, porque esta equivalencia busca precisamente eso, una causa antigua que permanece y que es amplia. Por ello, es muy justo que Anchieta haya sido canonizado por equivalencia” –concluyó Dos Santos.
  • 9. IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE 9 ELLOS NOS ENSEÑARON A TEMBLAR POR CARMELO PÉREZ Aquien ha tenido una verda- dera experiencia de Dios, se le nota. Cuando una persona da el salto desde el cumplimiento de sus obligaciones religiosas hasta aquella otra orilla en la que queda conquistada por la presencia de Dios, se le nota. Las muletas, las mediaciones, los instrumentos, los días grises, las noches luminosas… todo adquiere un nuevo significado para quien rompe con la rutina de girar sobre sí mismo y se entrega sin reservas a la voz que responde a sus plegarias, a la misericordia que le enseña a releer la propia existencia y la Historia toda. A la Misericordia, que es Dios mismo. José de Anchieta, Juan XXIII y Juan Pablo II no fueron tres trovado- res en su tiempo. No se alimentaron de poéticas fantasías aladas que les alejaran de la verdad de las cosas. No predicaron ensueños. Pero fue- ron distintos. Llamémosles santos, que es como la Iglesia señala a quien ha sido testigo de la grandeza de Dios y responde con lealtad. Los tres, cada uno en su momento, comenzaron a temblar un día y no dejaron ya de hacerlo hasta el momento de su muerte. Temblar, que es distinto a tener miedo. Temblaron de gratitud al mirar de frente a Dios, que se les hacía cer- cano en cada silencio interior y en cada grito de sus hermanos. Temblaron de esperanza al descu- brir un nuevo lenguaje con el que llamar a las cosas y con el que juz- gar los acontecimientos, con esas mismas palabras y el mismo empe- ño con el que Dios las acaricia. Descubrieron el mundo según Dios y eso les hizo temblar, desde el convencimiento de que pisaban tierra sagrada, de que habían sido llamados a desvelarse para cons- truir un mundo según Dios. Y desde entonces ya no quisieron otra cosa. Temblaron ellos y nos enseña- ron a temblar. Nos enseñó Anchieta, el canario “que no le tuvo miedo a la alegría”, en palabras del Papa Francisco. Si el Vaticano II decretó muchos siglos después que nada verdaderamente humano le es ajeno a la Iglesia, nuestro paisa- no fue ya un adelantado al abrazar toda la genialidad que surge del quehacer de los hombres. Amó la cultura de su tiempo y entendió que Dios estaba detrás de esa inagota- ble fuente de riqueza que es la ima- ginación. No tuvo miedo a los suyos ni a sonreír pese a las dificultades. Juan XXIII se llamó a sí mismo “un saco vacío”. El bueno del Papa se entendía como un bloque de arci- lla por modelar. “Un saco vacío que el Espíritu Santo ha colmado”, dijo por fin mientras abría las ventanas de la Iglesia para que entrara el aire fresco. Eligió mirar al frente y no hacia adentro y descubrió que era allí, entre los hombres, donde Dios quería a su Iglesia. Y no tuvo miedo a ser valiente, a arriesgar su imagen con tal de que Cristo fuera conocido. No hace tanto que el mundo tuvo un párroco polaco. El mundo entero. Más allá de las imponentes cifras de récord, el que supo mirarlo encontró en Juan Pablo II a un hombre que hizo convivir su impresionante capa- cidad para embelesar a las multitu- des y su deseo de esconderse para descansar en la oración. Sabía dónde estaba su centro y buscaba su rostro sin miedo a las exigencias.
  • 10. 10 INAUGURADO EL AÑO JUBILAR En la tarde del domingo 27 de abril, el obispo presidía en la Catedral la Misa de Apertura del Año Jubilar que se prolongará hasta abril de 2015 con motivo del Centenario y la Reapertura de la Santa Iglesia Catedral. La celebración se inició en el exterior del templo, concre- tamente en el atrio principal de Catedral. Allí se leyó el decreto episcopal para este acontecimien- to: Posteriormente el Obispo abrió la que será “Puerta de los Peregrinos” proclamando la afirma- ción del salmo 99: “Entrar por sus puertas con acción de gracias”. Ya en el templo, se pasó a leer el docu- mento de la P e n i t e n c i a r i a Apostólica concedien- do la Gracia de la Indulgencia Plenaria a los que peregrinando a la Catedral de Nuestra Señora de los Remedios cumplan debidamente con las condiciones acostumbradas. El Obispo en la homilía comen- zó recordando la confluencia de varios acontecimientos en este domingo llamado de la Divina Misericordia, día de la octava de Pascua, jornada de las Vocaciones nativas, de la canonización de dos papas, de apertura del Año Jubilar. En relación a la Palabra de Dios proclamada en la Misa, el prelado nivariense recordó la situación de los apóstoles tras la muerte de Jesús: Encerrados, con miedo, ate- rrorizados y sin futuro, con dificulta- des para creer, pero “aparece Jesús y con Él los efectos de su resurrección: paz, alegría, fe, amor, comunión fraterna, solidaridad…” Se alegran al ver al Señor que abre las posibilidad de un futuro nuevo, puesto que el “poder de la resurrec- ción es un torrente de vida que nos riega a todos”- dijo. La fe- prosiguió- “genera una vida nueva, un nuevo modo de ser y de relacionarse con Dios, con las personas y las cosas. Es lo que se ve en la lectura de los Hechos de los Apóstoles, “ahí tenemos los efectos de la resurrección sobre las personas, no ya en meros senti- mientos de paz, alegría y amor, sino en actos concretos”. En otro momento de su inter- vención recordaba Bernardo Álva- rez lo dicho esta misma mañana por el Papa Francisco: “Esta espe- ranza y esta alegría se respiraba en la primera comunidad de los creyentes, en Jerusalén, de la que hablan los Hechos de los Apóstoles como hemos escuchado en la segunda Lectura. Es una comuni- dad en la que se vive la esencia del Evangelio, esto es, el amor, la misericordia, con simplicidad y fra- ternidad. Y ésta es la imagen de la Iglesia que el Concilio Vaticano II tuvo ante sí. Juan XXIII y Juan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para restaurar y actualizar la Iglesia según su fisionomía origina- ria, la fisionomía que le dieron los santos a lo largo de los siglos. Aquí, sostuvo, es donde debe- mos situar el Año Jubilar, “nosotros también podemos esperar que la misericordia del Señor llegue a nos- otros. Es un año con muchas posi- bilidades para nuestra vida personal y para nuestras comunidades parroquiales y de vida consagrada, para gru- pos y movimientos eclesiales…El Año Jubilar en esta diócesis tiene como objetivo “restaurar y actualizar nuestra Iglesia Diocesana según su fisionomía originaria, que vemos en los Hechos de los Apóstoles”- explicó. Por último recordó el horizonte de la venidera celebración del bicentenario de la diócesis, en el 2019, para citar a los papas cano- nizados hoy, a San José de Anchieta y al Santo Hermano Pedro para proponer que “tam- bién nosotros queremos trabajar para ser santos y para dar a nues- tras comunidades esa fisonomía de la Iglesia en sus orígenes”. IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
  • 11. IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE 11 EL PROCESO DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN DEL PADRE TORRES PADILLA SE ABRIÓ EL 5 DE MAYO El arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo Pelegrina, abrió el 5 de mayo en la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla, el Proceso de beatificación y canonización del Siervo de Dios José Torres Padilla, sacerdote dio- cesano secular de Sevilla, director espiritual y cofundador del Instituto Religioso de las Hermanas de la Compañía de la Cruz. El Padre José Torres Padilla nació en 1811 en La Gomera y en su adolescencia quedó huérfano junto con sus tres hermanos. Desde pequeño sintió vocación religiosa, trasladándose a los 16 años a Tenerife para estudiar en la Universidad de La Laguna y en 1833 se embarcó en dirección a Sevilla para finalizar sus estudios de Teología. En 1836 se ordenó sacerdote y cantó su primera misa. En Sevilla adquirió fama de santi- dad y se le llamaba popularmente El santero de Sevilla (hoy día se le recuerda de la misma manera), pues fue director espiritual y confesor de varias monjas de especiales virtudes, como la dominica Sor Bárbara de Santo Domingo; Sor María Florencia Trinidad (Madre Sacramento) y Santa Ángela de la Cruz. Con esta última colaboró en la fundación del Instituto Religioso de las Hermanas de la Compañía de la Cruz y fue director espiritual del mismo. Catedrático de Sagrada Teología en el Seminario Conciliar de Sevilla y canónigo de la Catedral de Sevilla, asistió como teólogo al Concilio Vaticano I, por sugerencia del Papa Pío IX. Falleció en Sevilla el 23 de abril de 1878, al día siguiente fue conducido al Panteón de San Sebastián y el 25 fue enterrado. A los cinco años de su entierro, la Madre General de las Hermanas de la Cruz pidió al Cabildo Catedral y consiguió el traslado del cuerpo para depositarlo en la Cripta de la Casa Madre del Convento de las Hermanas de la Cruz. Desde su muerte hasta el día de hoy en Sevilla, en el Instituto de las Hermanas de la Cruz y en La Gomera, continúa su fama de santidad. PPAARRTTIIDDAA DDEE BBAAUUTTIISSMMOO En la partida de bautismo de la parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción dice así: “En esta iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción de esta villa e isla de La Gomera, a treinta y uno de agosto de mil ochocientos once, yo don Joseph Álvarez Mora, Juez Apostólico Comisario del Tribunal de la Santa Cruzada y Beneficiado servidor de dicha parroquia, bauticé solemnemente y ungí con el santo óleo y crisma a un niño que dicen nació el veinte y cinco de dicho mes, al que puse el nombre de Joseph Francisco Luis de los Dolores, hijo legítimo de Francisco de Torres Bauta y de María Padilla Cabeza, aquél natural del lugar de Guía en la isla de Tenerife, y ésta de esta villa, en donde son veci- nos. Abuelos paternos Andrés de Torres difunto, natural de la villa de Adeje en dicha isla de Tenerife, y Ana de Bauta difunta, natural del expresado lugar de Guía. Maternos el ayudante retirado don Joseph Padilla, natural de esta villa y vecino de la isla del Hierro, y María de las Mercedes Cabeza y Padrón, difunta natural de esta referida villa. Fue su padrino don Antonio de Armas Manrique, vecino de Vallehermoso, a quien advertí del parentesco espi- ritual y su obligación. Testigos don Joseph María Ferrer presbítero, el R.P. Guardián fray Joseph Cabrera y otros. En fe de verdad lo firmé = Entre renglones, difunta. Vale = Joseph Álvarez Mora” (Libro 7º de Bautizos, folio 202 v.)
  • 12. 12 IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE LA IGLESIA SOLO RECIBE LO QUE LOS CONTRIBUYENTES DECIDEN FUENTE: SIC Entrevista a Fernando Giménez Barriocanal, Vicesecretario de Asuntos Económicos de la CEE P.- Cada año el tema de la asignación tributaria a la Iglesia emerge en los medios de comuni- cación, al mismo tiempo, “Por tan- tos” es una de las campañas más fuertes que la Iglesia española lleva a cabo, ¿tan importante es el tema económico? R.- Creo que la Iglesia hace muchísimas campañas… otra cosa es la repercusión que tienen en los medios de comunicación. Normalmente los temas intraecle- siales tiene un encaje más difícil en los medios de carácter genera- lista mientras que todo el mundo habla de dinero, todo el mundo entiende el dinero. Ése es un pri- mer aspecto. Un segundo aspecto es que, en el caso de la campaña de la Renta, está dirigida a todos los contribuyentes y eso es lo que hace que tenga mayor repercu- sión. No creo que la Iglesia este obsesionada con el tema del dine- ro. En absoluto. P.-Temas como la exención de pago del IBI o “las riquezas de la Iglesia” son recurrentes en conver- saciones y tertulias ‘informativas’ ¿falta información real sobre estos asuntos? ¿Qué impuestos paga la Iglesia? ¿La Iglesia es rica? R.- Si hablamos de impuestos, existen unos acuerdos del 1979, que establecen un régimen particu- lar para la Iglesia que luego ha sido asumido por otras confesiones, no sólo por la Iglesia Católica. Actualmente el régimen fiscal de la Iglesia es la Ley del Mecenazgo que afecta a todas las fundaciones de este país, ONG`s internaciona- les, asociaciones de entidad públi- ca, etc. Por tanto, decir que la Iglesia tiene un régimen fiscal privilegiado es falso. La Iglesia tiene el mismo régimen que entidades equipara- das a ella: cualquier fundación de cualquier partido político, fundacio- nes de interés social… tienen el mismo régimen fiscal que la Iglesia: pagan el mismo IBI, el mismo impuesto sobre sociedades, tiene las mismas desgravaciones fisca- les en los donativos, etc. La Iglesia tiene patrimonio, sí. Una institución que lleva 20 siglos emplazada en España es lógico que tenga patrimonio. Si, a lo largo de la vida, una familia empieza de cero y acaba teniendo, por ejem- plo, una casa, es lógico pensar que la Iglesia tenga patrimonio. Otra cosa es que sea rica o que viva por encima de sus posibilidades… no es así porque el patrimonio de la Iglesia está afecto a sus fines fun- damentales: anunciar el Evangelio, a vivir la Fe y a darse a los demás. Todo el patrimonio de la Iglesia tiene sentido si sirve para anunciar a Jesucristo, para vivir la Fe y para darse a los demás. En este sentido, las catedrales, las parroquias, los medios de comunicación y los cole- gios, por ejemplo, están destinados a esa finalidad. P.- La Iglesia ¿sólo recibe de los impuestos lo relativo al IRPF? R.- Exactamente. La Iglesia sólo recibe lo que los contribuyentes deciden que reciba puesto que no existen partidas presupuestarias para su sostenimiento. Hay veces que se habla de “las otras cuentas de la Iglesia” y entonces nos dicen “la Iglesia recibe de los conciertos educativos dos mil millones de euros”. Eso no es verdad ya que ese dinero, que se aplica a los cole- gios concertados de titularidad eclesiástica, es un dinero que va destinado a financiar la educación, que es un derecho de todos los españoles. (Más información en: www.portantos.es)
  • 13. IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE 13 IX RUTA POR EL CAMINO DEL SANTO HERMANO PEDRO Miles de peregrinos se quisieron sumar a esta ruta de gran valor natural, cultural y religioso, que contó con un millar de personas en la caminata y alrededor de 1.800 en la propia Cueva Hace más de tres siglos de historia que el Camino del primer Santo Canario, el Hermano Pedro de San José de Betancur, es utilizado a lo largo de la comarca de Chasna. En su novena edición, miles de peregrinos se quisieron sumar a esta ruta de gran valor natural, cultural y religioso, que contó con un millar de personas en la caminata y alrededor de 1.800 en la propia Cueva, según fuentes policiales. El Camino del Hermano Pedro- informa el consisto- rio- se trata de un corredor ambiental que comienza a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar y que duran- te aproximadamente cinco horas y a lo largo de 19 kiló- metros muestra al caminante, entre otros elementos del patrimonio natural y cultural, gran cantidad de ban- cales, nateros y huertos frutales, además de una flora singular con matorral de cumbre, pinar, tabaibal-cardo- nal y matorral de costa, y una fauna de gran interés que puede observarse a lo largo de todo el recorrido. No sólo es una vía tradicional que se extiende entre dos municipios sino un conjunto de caminos históricos, algunos de ellos con más de tres siglos, siendo una de las principales rutas que el Hermano Pedro, como los demás cabreros de su época, recorrió para trasladar- se con su rebaño a lo largo de la comarca de Chasna. Como novedades este año hubo una representa- ción teatral en Vilaflor con temática alusiva a la figura del santo, y también participó la Asociación Montaña para Todos que con dos joëlette, sillas adaptadas para personas con problemas de movilidad. Asimismo, se retransmitió por primera vez una película antigua sobre la figura del santo cedida desde Guatemala a la organización de la ruta. CELEBRACIÓN POR EL CENTENARIO DE SAN BENITO MENNI La comunidad de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús que desarrollan su labor en San Miguel de Geneto y la comunidad de Hermanos de San Juan de Dios de Santa Cruz de Tenerife celebraron la misa de acción de gracias por los cien años del fallecimiento de San Benito Menni. La celebración fue presidida por el obispo nivarien- se en la Catedral de La Laguna. San Benito Menni fue un hombre que supo universalizar la Hospitalidad tras- pasando fronteras y dignificando a las personas enfer- mas y con estigmas sociales. Su caridad no conoció límites, viviendo entregado a ayudar a los más necesi- tadas, como personas con enfermedad mental, sin hogar y enfermas. El Papa Juan Pablo II lo beatificó en 1985 y canonizó en 1999. Fue el restaurador de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en España a partir de 1867. En 1881 fundó la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús junto a María Josefa Recio y María Angustias Giménez.
  • 14. IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE 14 BENDICIÓN Y PRESENTACIÓN DE LA RÉPLICA DE LA SÁBANA SANTA En la tarde noche del domingo de resurrección del 20 de abril se celebró una Eucaristía, presidida por el rector del Santuario del Cristo, Carlos González Quintero y tras la misma, se procedió a la Presentación y a la Bendición de esta reproducción de la Sábana Santa, con el canto del aleluya del Mesías de Haendel a cargo de la coral Gaudium Cordis. La Exposición Permanente de la Réplica será durante el mes de mayo. El Delegado en Canarias del Centro Español de Sindonología, Andrés Brito Galindo indicó que el hecho de “que el Santísimo Cristo de La Laguna y el facsímil de la Sábana Santa de Turín estén a pocos metros el uno del otro es una invitación a reflexionar sobre cómo fue la Pasión desde el punto de vista médico- forense y sobre para qué se produjo el sacrifico de Cristo desde el punto de vista teológico. Pretendemos que ambas vías, la que nos lleva al Jesús histórico y la que nos ayuda a poner- nos en contacto con Cristo desde la fe, nos remitan a una misma Persona" -señaló. JORNADAS NUEVA EVANGELIZACIÓN: ¿TE APUNTAS? ¿Qué entendemos por nueva evangeliza- ción? ¿Por qué cuesta tanto transmitir la fe a las nuevas generaciones? ¿Es necesario un pri- mer anuncio? ¿Cómo hacerlo? ¿Con qué métodos? ¿En comunión o por libre? Son preguntas que se tra- tarán de responder los días 27, 28 y 29 de Junio, en las Jornadas sobre Nueva Evangelización que tendrán lugar en el Seminario Diocesano. Dirigidas a los sacerdotes, consagrados, consagra- das y agentes de pastoral en general, durante el últi- mo fin de semana de Junio, y con un fin muy práctico, se mezclarán momentos de oración personal y comu- nitaria en los que habrá tiempo para ponernos a la escucha del Señor, con espacios de formación impar- tidos por diversos ponentes de fama nacional e inter- nacional (Xavier Morlans, Tote Barrera, Kiara y Miguel Ángel Marzán) así como siete talleres prácticos, en los que aprender diversos métodos evangelizadores para ayudarnos a comunicar la fe a los demás, desarrolla- dos no solo por los ponentes sino por personas de nuestra diócesis, competentes en esos temas. Toda la información puedes encontrarla en: pastoralmisione- ratf.blogspot.com.es ó en canariasevangeliza.es.
  • 15. DE PARROQUIA EN PARROQUIA Quedan atrás ya bastantes años de aquel 5 de abril de 1739, cuando el obispo Manuel Dávila firmó el decreto por el cual quedaba constituida como parroquia San Marcos Evangelista, en el pueblo de Agulo, en la isla de La Gomera. Quien tiene memoria no olvida su origen ni descono- ce su historia. 275 años no es un aniversario tan extraordinario como para celebrarlo a bombo y plati- llo. Pero es verdad, que no podemos arrinconar la his- toria ni las raíces de nuestra fe cristiana, aunque haya pasado tanto tiempo. Agulo, un pueblo cuyos pri- meros pobladores llegados del norte de Tenerife, a principios del siglo XVII, además de traerse nombres y costumbres típicas de aquellos lugares, también invo- caron como patrón al santo evangelista, el mismo que vene- raban en Icod de los Vinos. San Marcos Evangelista se fes- teja a finales de abril con sus hogueras, fabricadas con madera de sabina, que luego se queman y se saltan como promesas y ofrenda al santo. A los ochos días se proce- siona la imagen hasta la ermita de la playa, que lleva su nombre, para realizar una ofrenda floral por los fallecidos en el mar y compartir un día de confraternidad. La Virgen María también ha sido y es un apoyo muy importan- te en la fe de los agulenses. La Virgen de Las Mercedes, como allí la invocan, y a la que como ferviente devoto D. Manuel Rodríguez Casanova (1709- 1787), natural de Agulo, siendo su primer párroco propio, experimen- tó en sus propias carnes el cauti- verio y gracias a su intercesión fue liberado; prometió la construc- ción de su capilla y retablo. Aunque históricamente hubo varias reconstrucciones, el templo actual fue construido a principios del siglo XX y diseñado por el arquitecto diocesano Antonio Pintor, con estilo neogótico y unas características tan peculiares que lo hacen único y atractivo. Hoy debido al fenómeno migra- torio, la comunidad parroquial de San Marcos Evangelista no cuenta con numerosa población, pero aún así, sigue celebrando su fe y vivien- do estos grandes momentos festi- vos al año. En la parroquia hoy participan catequistas que se reúnen con gru- pos de niños, jóvenes y adultos semanalmente, para la catequesis familiar y de preparación al sacra- mento de la Confirmación. Hay gente colaboradora en la limpieza y preparación del templo. También en la liturgia y en el canto con el coro parroquial. En la ora- ción, con el rezo diario del Rosario y la Adoración Nocturna mensual. Estos son los signos de que el camino de la fe y de la historia continúa en este pequeño pueblo de La Gomera y donde intentamos vivir siendo discípulos y misioneros de la Palabra, que Dios nos regaló por medio de los autores sagra- dos como San Marcos. IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE15 SAN MARCOS (AGULO) (POR SIXTO VALENTÍN PÉREZ)
  • 16. Es Pascua, la Pascua que el pueblo llama en algu- nos sitios “Florida”, porque efectivamente junto a las flores que parece que se multiplican en esta época, florece la Vida con mayúsculas, la Vida resucitada y eterna, la Vida que nos ganó Jesús de una vez por todas. Es Pascua. La Pascua que otros pueblos signifi- can y conmemoran con huevos decorados que manifies- tan un canto a la vida, encerrada en la sencilla cáscara que guarda la hermosa posibilidad de vivir. Es Pascua. Por esto el Aleluya que los cristianos entonamos duran- te este tiempo es mucho más que una mera expresión de júbilo y alegría, expresa el gozo de una realidad teo- logal: la Resurrección, con una palabra que no se ha querido traducir, una palabra que lleva consigo toda la espera del Antiguo Testamento junto a la plenitud de las promesas cumplidas en el Nuevo, con una palabra que nos remite a dos actitudes profundamente cristianas y plenamente humanas: la alabanza y el reconocimiento de Dios. Alabad a Yahvé, alabad a Dios, al Dios que es VIDA. Eco y glosa del Aleluya es el Magníficat, el Cántico de la Virgen, Ella que supo mejor que nadie vivir el gozo de la mañana de Pascua, después de haber vivi- do el Viernes Santo al pié de la Cruz. Aleluya es la expresión de júbilo de saber que la vida siempre tiene la última palabra, que ser cristiano es reconocer la vida, valorar la vida, respetar la vida, amar la vida, porque nuestro Dios es Dios de vivos y no de muertos. No se nos puede olvidar la afirmación tan consoladora de quien tiene palabras de vida eterna “He venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Jn. 10,10) Y la vida se manifiesta de muchas maneras. Si hay vida, hay cre- cimiento, hay novedad – nunca se repite la vida – hay esperanza, hay horizonte, por esto Navidad y Pascua, las dos fiestas grandes de la fe cristiana, cantan a la vida, la vida que comienza para no terminar, la vida, la única, la que Dios nos regala y que quiere que cada uno lleve a plenitud. ¿Puede haber un don mayor? Es Pascua. No caben por tanto actitudes “de muerte”. La muerte andaba vagando muerta la mañana de Pascua. Y si es verdad que a la Pascua se llega a través del Viernes y del Sábado Santo, también lo es que el sepulcro es sólo durante unos días, mientras que la mañana de Pascua es eterna.¡Cristo ha resucita- do! Aleluya. ¡Verdaderamente ha resu- citado! Aleluya. EL DÍA EN QUE LA MUERTE VAGABA MUERTA * Cecilia Cortacans Misionera Nazaret Hoy es día de fiesta, de asueto; pocos pasean por la calle, algunos salen del cine, otros deambulan; muchos conectados a móviles, o enchufados a unos auriculares. ¿Qué pasa en la vida de los otros? ¿Qué hacen? ¿Les preocupa saber- se de Dios? ¿Son creyentes? ¿La evangelización les preocupa? No sé nada de ellos. La Iglesia vive a un ritmo, ¿es el ritmo de la gente? A veces la necesidad humana está alejada de la oferta eclesial, de las propuestas que les hacemos y de los proyectos en los que vamos dejando la vida poco a poco. En junio hay una fecha emblemáti- ca a la vista, es el día de Pentecostés; y en la dió- cesis tendremos un Congreso de laicos: La hora del laicado; los miembros de grupos y movimien- tos apostólicos tienen una cita importante; asimis- mo la tienen aquellos cristianos que quieren pen- sar, rezar, trabajar y poner nombre a la actual situación de quienes conformamos mayoritaria- mente la Iglesia: los fieles laicos. Cristiano laico, vive tu identidad con entusiasmo, sólo desde ahí es posible la corresponsabilidad. Habrá una ins- cripción, se trata de una jornada de trabajo, el sábado siete de junio de 9 de la mañana a 7 de la tarde. Será en el Seminario Diocesano. Hasta aquí, quienes han podido y queridos han trabaja- do algún tema de preparación, estamos recibien- do una Encuesta referida a dicho evento, queda orar y encontrarnos con apertura de espíritu y respeto mutuo ese día. La dejación no es sana, el compromiso nos invita a descubrir cómo la hora del laicado no es una hora de confrontación con otras realidades eclesiales, sino un descubri- miento y compromiso desde la identidad y misión laical: sacerdotes, profetas y reyes, desde un ser- vicio a Cristo en su Iglesia y en el mundo. LA ALEGRÍA DE SER CRISTIANOS. LA HORA DEL LAICADO * María José García Cabrera Delegada episcopal de Apostolado Seglart 16 IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE
  • 17. La Palabra Más de una vez, del corazón del creyente o de sus labios ha salido la afirmación: “¡por- que lo dice la biblia!”. A la hora de dar un consejo o de corregir a los hijos o de defender una postura: lo dice la Biblia y punto. Y no cabe duda, la Biblia es fuente de sabidu- ría y luz en el camino del creyente. En ella encontramos la verdad necesaria para nuestra salvación. En estos textos sagrados, que se han ido desarrollando poco a poco a partir de una tradición oral –el boca a boca-, y que luego fueron puestos por escrito cuando se corría el peli- gro de tergiversar y manipular el mensaje, se recoge la experiencia de vida y de fe del pueblo de Israel. Los textos nos describen la relación del pueblo con Dios, el descubri- miento de saberse insignificante y, sin embargo, elegido y privilegiado por el amor y la protección de Yahvé, el saberse liberado y espo- sado con Dios en una alianza perpe- tua y fiel, aun cuando el pueblo será infiel en muchas ocasiones. En fin, el pueblo que recibe el regalo de Dios hecho hombre: Jesús. Y si sigue siendo cierto, faltaría más, que hay que dejarse iluminar por la Biblia, no lo es menos que no podemos entenderla al pie de la letra. Por ejemplo, dice el Evangelio: “Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya al infier- no” (Mt 5, 29-30). Si fuéramos fun- damentalistas o literalistas, tendría- mos que cumplir al pie de la letra lo que dice. ¡Qué locura! Por ello, salta a la vista de cualquiera que este texto hay que interpretarlo para comprender qué es lo que quería decir y por qué lo decía. Que haya que interpretarlo no debe hacernos dudar, pues no podemos olvidar que la Biblia no es un libro de Historia, aunque narre mucha Historia; no es un libro de matemáticas, aunque aparecen muchos números; no es un libro de leyes, aunque aparecen muchas leyes; no es un libro de geografía, aunque se nombran muchos mon- tes, ríos o territorios; no es un libro de política, aunque narra la crea- ción de unas tribus, de un pueblo o de un reino. Porque, aunque la Biblia sea un libro que abarque muchas áreas, es principalmente un libro de Fe, que recoge la ver- dad necesaria para que el ser humano se encuentre con Dios, se comprenda a sí mismo, dé sentido a su existencia y descubra cómo vivir para construir el Reino de Dios en la tierra. Por tanto, si alguna vez oyes o lees que en la Biblia hay errores: geográficos, astrológicos, históri- cos, científicos, etc., no te asustes, no es nada nuevo. Durante mucho tiempo se pensó que en la Biblia era todo verdad al pie de la letra. Como si hubiera sido dictada por Dios mismo. Hoy la Iglesia sigue afirmando –por supuesto- que la Biblia es Palabra de Dios, pero que también está escrita por hombres, cuyos conocimientos y capacida- des eran limitados. Por eso ya el Concilio Vaticano II nos dice: “Las verdades revela- das por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron bajo la inspiración del Espíritu Santo, tie- nen a Dios como autor” (…) “pero en la redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando Él en ellos y por ellos, escribieron, como verdade- ros autores, todo y sólo lo que Él quería”. (DV 11) IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE 17 “¡Dicen ahora que la Biblia tiene errores!” Quino Guerra Piñero Párroco de la Cruz del Señor
  • 18. Recomendaciones literarias Autor: Loris F. Capovilla, Ezio Bolis Editorial: La Esfera de los Libros Numero de páginas: 200 Comentario: ¡Tan solo podrás considerarte un hombre libre cuando pon- gas tu yo bajo tus pies!» Esta frase de Juan XXIII sintetiza los lazos que le unieron, desde 1953 a 1963, a su secretario particular Loris Francesco Capovilla. La vida de estos dos hombres tiene sus raíces en un mundo sacu- dido por dos guerras mundiales. Testigos de la masacre de la dignidad humana y de la traición de los más básicos valores cristianos, el dolor por ello los unió y les dio los medios y argumentos para iniciar un cambio que hará historia. Se encontraron en los albores de la Guerra Fría en el patriarcado de Venecia, escenario de conflic- tos no resueltos y de profundas divisiones. En el momento en que la búsque- da del diálogo con el «enemigo» parecía más improbable, Juan XXIII ascien- de al trono pontificio y recoge el guante de este desafío imposible: hablar a todos como si fueran hermanos, sin prejuicios ni servilismos. Desde su pri- mer encuentro hasta las horas que preceden a la muerte del Pontífice, Capovilla recompone un retrato apasio- nante de Roncalli, un acercamiento nuevo a la figura de un Papa recordado más por su bondad que por la apor- tación revolucionaria de sus decisiones. Autora: Paloma Gómez Borrero Editorial: Plaza y Janés Numero de páginas: 208 Comentario: Solo esta periodista podía escribir este libro con las anéc- dotas más íntimas, más cercanas, más simpáticas y sobre todo menos cono- cidas de la trayectoria de este Papa. Ella misma fue testigo de las historias y vivencias que nos presenta este libro. Hay anécdotas que demuestran su lado más humano, más cercano, y otras que nos narran los momentos más serios, dramáticos y trágicos, como el del atentado que sufrió en 1981. También, nos cuenta una serie de curiosidades que tuvieron lugar duran- te los múltiples viajes por todo el mundo. Paloma Gómez Borrero que es, probablemente, una de las periodistas que mejor ha conocido al papa nos dice: “Estaba segura de que sería pro- clamado santo; por eso, he esperado a que fuera canonizado para escribir este libro, que es un compendio de recuerdos, episodios y anécdotas guardados para siempre en mi corazón y en mi memoria, y que ahora me encanta compartir con quienes lean este libro". * Disponibles en las Librerías Diocesanas IIGGLLEESSIIAA NNIIVVAARRIIEENNSSEE 18 * Por Elsa Mª Ávila Directora de las Librerías Diocesanas
  • 19. Mi punto de vista Su grito y mi grito Por LeonardoRuiz del Castillo* Acabo de oírla con auricula- res. A todo volumen. Algunas notas se me clavaban en el interior de mi oído y me hacían daño, como si me estuviesen metiendo agujas en los tímpanos, pero no destruían mi ser... Fue como un grito, ¡un grito atormentado, punzante!... Oía la Novena Sinfonía de Beethoven. Porque para mí, el genio escribió la partitura con rabia, coraje, ira, incluso maldiciendo... SOL, FA, FA, RE... clave FA, compás 2/4… Eran sus notas, pero también cada una de ellas llevaba el grito desgarrador del hombre que no puede oír lo que en su cerebro coordina con genial interpretación. Yo como Beethoven, tampoco puedo oír, pero «las notas del Padre»; y no porque la sordera lo impida, no; el sordo es mi corazón que no quiere escuchar lo que me quiere decir... pero gracias a Él, yo soy un privilegiado porque sí puedo oír los gritos del músico en forma de extra-ordinaria sinfonía, que finaliza con la «Oda a la Alegría». Un bra- mido a la vida que le devuel-ve su eco en forma de amaneceres lumi- nosos, canto de las aves, campos de amapolas brillan-tes, radiantes... Porque la belleza del Creador sí puede verla, aunque no oír el alelu- ya de esas aves que completan la fantasía y riqueza de los amanece- res que Dios nos regala cada día... Y me emociona también imaginar a todo un coro de mujeres y hombres que, a pesar de su extraordinaria paciencia y profesio- nalidad, soportan serenamente durante una hora, sin decir nada, las notas y acordes de la música beethoviana... Luego, al final, sus voces con sonidos diversos gratifi- cantes, igualmente gritos lastimeros del «genio» pero que acarician mi rostro y mis oídos haciéndome sen- tir transportado a otra dimensión... A mí, una persona enamorada de la música y del genio Beethoven, cuando oigo su obra, desde la primera nota hasta la últi- ma vibra mi ser y me emociono. Todas sus sinfonías, conciertos, etc. las he oído muchas veces; pero la Novena... me trae muchos recuerdos de mi niñez, mi juven- tud… ¡mi vida!, como cuando de niño estaba enfurecido por algún contratiempo y subía a la azotea de mi casa, me tumbaba en el suelo boca arriba mirando al cielo y grita- ba con coraje y rabia contenida «mi dolor interno». Más tarde, bajaba con el sentimiento de haber sacado de mi ánimo algo negativo, pues veía y abrigaba otros sentimientos más positivos. Y en estos días he sentido más que nunca la rabia de Beethoven con ordenadas notas que es-treme- cían mi ser… el coraje ante la impo- tencia que le producía su sordera... y mi coraje ante la impotencia que me invade cuando uno de mis seres queridos está a un paso de dejarnos y pasar a la otra vida... Cada nota es, una tras otra, el grito del ¿por qué?... ¿tan pronto?... ¡Si hasta creo que hacía mucho tiempo no le había dicho que la quiero…! Y se lo dije al oído, como un susurro… y ella abrió sus ojos apenas brillantes y entre- cortadamente me dijo: «yo más, aunque no lo creas…». Pero también el grito que, aún sin salir de mi garganta, clamaba en mi interior: «Dios mío, si tu voluntad es llevártela, ¡hazlo ya, no permitas que siga sufriendo…! De nuevo he mirado hacia el Cielo y he dicho: «hágase Tu volun- tad» cuando la he vuelto a visitar en el hospital. Y he tenido ganas de susurrarle a ella que si Él así lo quie- re, no tenga miedo a ese momento: a la muerte; porque si ha sabido qué es la vida y me consta que sí, aunque Dios le haya puesto un camino de espinas a lo largo de ella por las muchas enferme-dades que ha padecido, también le ha dado bas- tantes alegrías, y la muerte es un paso, es un salto al otro lado, un «doblar la esquina» nada más, por- que lo uno y lo otro son el mismo fenómeno, como el día y la noche, no están separadas, se complementan. Y salí de allí llorando inconsola- blemente. No solo es mi esposa que con su mirada me supli-caba: «por favor, que me dejen morir en paz; ¡no puedo más…!», sino el ser humano que sufre, ¡que ha sufrido innumerables veces en su vida! Y con el llanto contenido volví a decir: «Dios mío, hágase Tu voluntad, pero por favor, no permitas que siga padeciendo más tiempo». Hoy, cuando esto escribo, unos días después de que la especialis- ta que la atiende nos hablase de su gravedad y que solo cabe esperar lo que Dios disponga, sigue postra- da en aquella cama hospitalaria, que cuando la abrazo, los latidos de su débil corazón que amó y aún sigue aman-do, se me antojan como punzadas de dolor en el cuerpo de ella y mi ser quiere emi- tir ese grito desgarrador –similar al de Beethoven– preguntándose ¿por qué, Dios mío? Pido perdón a quienes estos leen por un artículo tan personal, pero es “MI PUNTO DE VIS- TA” no solo por el padecer de mi esposa, sino de la persona, del ser humano. Gracias. *Director de Cáritas Diocesana