La teoría crítica de la educación requiere que los docentes se conviertan en investigadores reflexivos de sus propias prácticas pedagógicas y colaboren con los estudiantes para ayudarlos a reflexionar y transformarse. Los maestros deben participar en la escuela y en la vida de los estudiantes para que la escuela sea un espacio de reflexión que transforme valores. Además, la investigación educativa debe ser participativa e involucrar a los maestros y estudiantes.