La importancia de la honestidad
14/07/2008 21:07 por Álvaro J. Iradier
La honestidad en internet...
Me siento con ganas de filosofar, y lo que me ha sucedido hoy me ha animado a escribir esta
entrada.
Tal vez alguien pueda pensar lo contrario, todos nos hemos ganado alguna enemistad, pero en
general me considero una persona honesta, y me gustaría que los demás fueran así conmigo.
Hace no mucho tiempo, un reportaje con cámara oculta en el programa El Intermedio nos
mostraba la reacción de varios personajillos y personajillas cuando el kioskero de turno les
devolvía una cantidad de dinero extra con el cambio de una compra. Si bien es cierto que el
reportaje estaría bastante forzado, y se enseñarían únicamente los peores casos, fue triste
comprobar como varias personas no sólo se quedaban con ese dinero que no les corresponde,
sino que además respondían de forma maleducada y grosera cuando, pillados in fraganti, la
reportera les preguntaba por su actuación.
Hoy, vendiendo un material informático de segunda mano, me han dado 10€ de más. La verdad
que ni me he dado cuenta hasta llegar a casa y sacar el dinero. Pero lo primero que he hecho ha
sido escrbir al comprador y comentarselo. 10€ arriba o abajo no van a ninguna parte (ni aunque
fuera más dinero, no me van a hundir en la pobreza ni hacerme rico), pero el quedar bien con
alguien, y ser bien valorado, no tiene precio.
Mucho más tiempo atrás, esta vez con temas inmobiliarios y de alquileres, una persona nos
defraudó bastante. No entraré en detalles, pero por romper un acuerdo, yo y otra persona
tuvimos que perder bastante dinero. Podríamos haber perdido menos dinero porque teníamos la
fianza, un dinero que había que devolver, pero del que podríamos habernos apropiado como
compensación por otras deudas. Tal vez hubiera sido ¿justo? quedárnoslo. Así opinaba casi todo
el mundo. Pero nuevamente, prefiero perder dinero, a darle la más mínima razón a cualquier
persona, por injusto que sea, o equivocado que esté, para que pueda hablar mal de mí, y decir
que le he robado un sólo céntimo.
Si todos pensáramos así, tal vez estas cosas no pasarían, y los malos rollos provocados por el
miserable dinero se arreglarían gastándolos en una cena o unas cervezas, y echar unas buenas
risas, en lugar de tanta discusión.
Tres grandes males de esta sociedad: la deshonestidad, la hipocresía, y ser maleducado.
Otro día me explayaré sobre estos temas.
Poderoso caballero es don dinero.
El día es para los hombres honestos, la noche de los ladrones.
Euripides
La honestidad.
Ser honesto es ser real,
auténtico, genuino. Ser
deshonesto es ser falso,
ficticio, impostado. La
honestidad expresa respeto
por uno mismo y por los
demás. La deshonestidad no
respeta a la persona en si
misma ni a los demás. La
honestidad tiñe la vida de
apertura, confianza y
sinceridad, y expresa la
disposición de vivir en la luz.
La deshonestidad busca la
sombra, el encubrimiento, el
ocultamiento. Es una
disposición a vivir en la
oscuridad.
La deshonestidad no tendría ningún papel en un mundo en que imperara la
realidad y estuviera habitado por seres humanos plenamente conscientes.
Desgraciadamente, debemos de convivir con la deshonestidad. Los humanos,
abrigamos una variedad de tendencias e impulsos que no armonizan
espontáneamente con la razón. Los seres humanos necesitan práctica y estudio
para convertirse en personas benévolas en las que retomar la chispa divina de
la que emergimos. En ese intento hacen muchas cosas que la prudencia les
aconseja ocultar. Mentir es una “fácil” herramienta de ocultamiento y, cuando
se emplea a menudo, pronto degenera en un vicio que arrastra hacia lo
contrario.
La honestidad es de suma importancia. Toda actividad social, toda empresa
humana que requiera una acción concertada, se atasca cuando la gente no es
franca. La honestidad no consiste sólo en la franqueza, la capacidad de decir la
verdad, sino en la
honestidad del trabajo
honesto por una paga
honesta.
¿Cómo se cultiva la
honestidad? Como la
mayoría de las virtudes,
conviene desarrollarla y
ejercitarla en armonía
con las demás. Cuanto
más se ejercita, más se
convierte en una
disposición afincada.
Pero hay una respuesta
rápida que se puede dar
en tres palabras: tomarla en serio.
Se debe reconocer que la honestidad es una condición fundamental para las
relaciones humanas, para la amistad, para la auténtica vida comunitaria. Pero se
debe tomar en serio por sí misma, no “como la política más conveniente”.
Hay una gran diferencia entre tomar en serio la verdad y no dejarse pillar. Los
padres a menudo decimos “que no te pille de nuevo”, y es comprensible, pero
una vida buena y honesta es más que eso. El desarrollo moral no es un juego de
“píllame si puedes”. Conviene concentrarse en lo que importa de verdad, la clase
de persona que uno es, y la clase de persona que uno quiere ser.
No hay medias tintas con la honestidad.
La pregunta
Si el mundo entero fuera como tú (ni una pizca mejor),
si fuera igualmente puro y franco,
tan puro y franco como tú,
igualmente libre de malas intenciones,
de extorsiones y engaños,
de planes para burlar al prójimo,
de planes para engañar al prójimo,
de planes para aplaudir al desalmado...
¿sería mejor el mundo?
Si el mundo entero te siguiera (al pie de la letra)
¿sería un mundo más noble,
totalmente despojado
de engaños y falsías,
la malicia, el egoísmo y la lujuria
se borrarían bajo esa costra
que cubre el corazón humano?
Dime, si a ti te imitara,
¿sería mejor el mundo?
BUSCA LA VERDAD EN TI MISMO ANTES DE BUSCARLA EN LOS DEMÁS.
Desde ahí, uno empieza a entender la realidad de la honestidad.
Honestidad en el Trabajo
Miércoles, 25 de agosto de 2010Dejar un comentarioIr a comentarios
Hay que considerar algo que no nos sorprende: la inseguridad en el trabajo y el stress
financiero pone presión en la ética de los empleados.
Lo que sí es sorprendente y preocupante es el alto porcentaje de
empleados que afirman que harían algo deshonesto para
conservar sus trabajos.
Si esto es cierto, los gerentes deben de estar muy atentos. A
continuación, algunas acciones típicamente deshonestas a las
que hay que poner atención:
· Tomar crédito por algo que no se hizo. Para prevenir que
los rivales tengan éxito, los empleados pueden no mencionar, o
minimizar sus contribuciones. Por ejemplo, suponga que asigna
a dos empleados a trabajar en una tarea. Posteriormente,
pregunta a uno de ellos como estuvo. El empleado dice, “Muy bien. Llamé a 10 personas, junté
la información y la organicé para la revisión. Luego, Laura le dio una revisara rápida y terminé.”
Si usted no está escuchando con atención, puede perderse el hecho de que Laura hizo muy
poco, aunque generalmente trabaja muy duro. Ponga atención a estos detalles y no los deje del
lado. Pregunte específicamente qué fue lo que hizo Laura y luego pregúntele a Laura.
· Culpar a otros. En este caso el trabajador minimiza su participación en un error o falta de
avance y culpa a su compañero. De nuevo, la mejor respuesta a cualquier cosa que suene
tendenciosa es dar seguimiento con preguntas acerca de quién hizo qué y revisarlo con todas las
partes involucradas.
· Esconder o falsificar información. Para sabotear a la competencia, un empleado puede
proporcionar información que sea inexacta o incompleta. Si los resultados le parecen malos y el
empleado que recibió la información le dice que él siguió los procedimientos usuales, busque la
información original. Si está diferente, comience su investigación con el empleado que la
proporcionó.
· Retrasar la acción. Los empleados se pueden también sabotear entre ellos bajando
deliberadamente el ritmo de trabajo. Un truco común es el ir estrictamente con el
procedimiento, solicitando cambios y aprobaciones superfluas. Si los empleados reclaman, no
responda automáticamente “las reglas son las reglas”. Revise quién es el que está abusando de
ellas y porqué.
Dos tácticas pueden ayudar cuando sospecha que los empleados se están saboteando entre
ellos. Primero, permanezca involucrado en el día-a-día de sus empleados, no micro-administrar
sino monitorear consistentemente. Segundo, sea muy claro en cuanto a la honestidad e
integridad en el trabajo.
Cuando los empleados se enteran que la trampa será detectada, se vuelve muy riesgoso y la
presión para hacerlo disminuye.