¿Qué es la Psicología Preventiva?
La Psicología Preventiva trata de mejorar lo que puede
ser descrito como “normal” y saludable o fomentar
comportamientos o estilos de vida adaptativos
mediante la Educación para la Salud.
La Educación para la Salud es una estrategia de
intervención para la protección y promoción de la
salud y para la optimización de los recursos personales y
comunitarios. Con ello se pretende que los individuos
sean competentes en el cuidado y promoción de la
salud.
Existe una creciente crisis de los sistemas sanitarios para
responder a las necesidades y a los “riesgos de
enfermar” que existen en las colectividades. Son
sistemas que esperan al deterioro de la salud para
acudir a repararla sin intervenir en los patrones
conductuales ni en los contextos ambientales que
conjuntamente son responsables de ese deterioro.
Frente a esta situación de crisis es necesaria una
nueva conceptualización de los sistemas de
salud. Las dos principales características de un
nuevo sistema sanitario que superara las
incompetencias del anterior serían:
Sistemas que tengan como objetivo lograr el
ajuste ecológico entre persona y ambiente y
que movilicen los recursos interprofesionales e
intersectoriales de una comunidad con la
participación activa de ésta.
La estrategia prioritaria será la Educación para
la Salud junto con la irrupción de las ciencias del
comportamiento como la Psicología.
Por tanto, un sistema sanitario comunitario
competente tiene capacidad para:
Promover conductas sanas en la comunidad.
Introducir cambios ecológicos facilitadores de
salud.
Eliminar barreras a la accesibilidad de atención de
cuidados de salud y de recursos de socialización.
Promover sistemas de apoyo social.
Asumir la salud como uno de los valores
fundamentales de la comunidad.
Desarrollar competencias de autovigilancia y
autocuidado en salud.
Introducir mecanismos que propicien los cambios
dentro del propio sistema.
Objetivos de la Psicología Preventiva
El reto que se presenta actualmente es reconvertir un
modelo sanitario medicalizado e individualista diseñado
para curar enfermedades en un sistema comunitario
diseñado para proteger y promocionar la salud.
El cambio de modelo de salud individualizado hacia un
modelo comunitario que tenga por eje la Educación para
la Salud tiene grandes implicaciones en la redefinición de
roles todavía vigentes entre profesionales y usuarios. Para
los técnicos supone adquirir nuevas conductas y utilizar
una metodología que permita la materialización de una
nueva relación entre profesionales de la salud y la
comunidad, supone transferir competencias a la
comunidad, es decir, un técnico se parece más a un
pedagogo, investigador o entrenador que a un
terapeuta. Para los usuarios se trata de superar los
obstáculos que entrañan las actitudes de dependencia
de los técnicos y adquirir las competencias en el
control, vigilancia y autocuidado de su salud.
Áreas de aplicación
La Educación para la Salud es aplicable en todo el
repertorio de comportamientos humanos involucrados
en el cuidado y/o deterioro de la salud y en los
contextos en los que esos comportamientos tienen
lugar.
Todo esto se realiza en el ámbito de Programas
Interdisciplinarios y comprensivos de Salud o Programas
específicos como por ejemplo:
Programa de salud Materno-Infantil.
Programas de Planificación Familiar.
Programas de Salud Escolar.
Programas de Tercera Edad.
Programas de Educación para la Salud en los medios
de comunicación de masas.
Programas dirigidos a grupos de población específicos
(hipertensos, cardiópatas, personal de tutela, etc.).
Programas de entrenamiento a agentes de salud.
Programas dirigidos a la evaluación y cambio de
contextos.
La educación para la Salud
La finalidad de la Educación para la Salud es la de informar
acerca de las condiciones de vida asociadas a un buen estado
de salud y facilitar los cambios conductuales y ambientales que
lo hagan posible. El comportamiento, la alimentación, los hábitos
de ejercicio, el cuidado de los dientes, las drogas que se
consumen, es decir, el estilo de vida en general y los riesgos a los
que nos exponemos pueden influir de un modo definitivo en
nuestro estado de salud y en nuestras posibilidades de
enfermar y morir antes de lo que podría ser previsible. Sobre
todos estos elementos y muchos otros trata la Educación para la
Salud, cuyos objetivos son, según Saller (1979):
Conseguir que las personas y los grupos acepten la salud como
un valor fundamental, es decir, hacer de la salud un “patrimonio
de la colectividad”.
Modificar las pautas de comportamiento de la
población cuando los hábitos o costumbres individuales o
sociales son insanos o peligrosos para la salud.
Crear e inculcar hábitos o costumbres sanas en la población.
Promover la modificación de aquellos factores externos al
individuo que influyen negativamente en su comportamiento de
salud.
PREVENCION EN SALUD MENTAL
Intervenciones Efectivas e Intervenciones
Efectivas y Opciones Políticas Opciones Políticas
La prevención de los trastornos mentales es una
prioridad de la salud pública. Los trastornos
mentales tienen múltiples determinantes:
requieren un abordaje integral. La prevención
efectiva reduce el riesgo de trastornos mentales.
La implementación debe estar guiada por la
evidencia disponible. El conocimiento de las
políticas y programas exitosos debe
ser compartido. La prevención debe tomar en
cuenta los aspectos culturales. La prevención
efectiva requiere enlaces intersectoriales.
Tipos de Prevención
Universal: Dirigidas al público en general, sin
factores de riesgo identificados.
Selectiva: Dirigida a individuos o grupos en
riesgo de desarrollar un trastorno mental.
Según la presencia de factores de
riesgo biológicos, psicológicos o sociales.
Indicada: Dirigida a sujetos con alto
riesgo, identificados por signos mínimos o
síntomas prodrómicos de enfermedad o
marcadores biológicos que indican
predisposición, pero insuficientes para hacer
diagnóstico.
POLÍTICAS Y LEGISLACIÓN EN SALUD MENTAL
La Organización Panamericana de la
Salud (OPS) en 1990 a través del documento
denominado Declaración de Caracas, formula
la filosofía y la orientación de los servicios de
Salud Mental en la región en los que se
contempla las políticas de Salud
Mental específicas y descentralizadas, los
planes y programas que incluyen asistencia
comunitaria y atención primaria atendidos por
equipos multidisciplinarios.
La mayoría de los países en la región de las Américas, no
poseen una legislación que específicamente contemple
los derechos de las personas y sus familiares con trastornos
mentales; por lo que, ante las reiteradas violaciones de los
derechos de esas personas, organismos
internacionales, regionales y los gobiernos toman sus
bases en los siguientes estándares e instrumentos:
- Declaración Universal de los Derechos
Humanos (O.N.U, 1948)
- Convención Europea para la Protección de
Derechos Humanos y Libertades Fundamentales (1953).
- Convención Americana de Derechos Humanos
(O.E.A, 1978)
- Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (O.N.U, 1976)
- Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (O.N.U, 1976).
- Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre, conocida también como Declaración
Americana (O.E.A, 1992).
La perspectiva del bio-poder/bio-politica
del Estado moderno se sirve de algunas
tecnologías y dispositivos reguladores como
expresión de su biopoder para manejar la
población y específicamente respecto a la salud
en general debe satisfacer políticas de salud
capaces de disminuir la mortalidad infantil, prevenir
las epidemias y disminuir los índices
de endemia, intervenir en las condiciones de vida
para modificarlas e imponerles normas y garantizar
la disponibilidad de equipamientos médicos
suficientes. En cuanto a la salud mental la
aplicación de estas tecnologías reguladoras
enfatiza la promoción y conservación de la salud
mental individual y colectiva,estilos de vida
saludable y mejoría de la calidad de vida.
El poder, considerado como una propiedad
que no se posee, sino como algo que se ejerce;
como una estrategia, algo que está en juego y sus
efectos son atribuibles a dispositivos de
funcionamiento del biopoder/bio-politica; nos
hace proponer un primer abordaje de reflexión, en
el ámbito de los dispositivos y las tecnologías del
Estado, pues aceptamos que aun cuando de
alguna manera esta expresado en las políticas de
salud, en los subsistemas de salud de un
país, las claves del bio-poder/bio-politica no han
tenido un énfasis adecuado, sino que, más
bien, han estado vaciadas de su sentido. El marco
general de la biopolitica tiende a tratar "la
población" como un conjunto de seres vivos y
coexistentes, que exhiben rasgos biológicos y
patológicos particulares y por
consiguiente, corresponden a saberes y técnicas
específicas.
Salud Mental en Paraguay.
Veintiséis servicios ambulatorios atienden a 263 usuarios por 100 000
habitantes. Tanto los centros de día como las unidades de hospitalización
psiquiátrica de base comunitaria atienden a menos de un usuario por 100
000 habitantes. Hay 1.1 camas en residencias comunitarias por 100 000
habitantes. Los hospitales psiquiátricos dan atención a 53 pacientes por
100 000 habitantes, con una tasa de ocupación mayor al 110%. La
mayoría de los pacientes internados han sido diagnosticados de
esquizofrenia. Ha habido un aumento en el número de camas en
hospitales psiquiátricos en los últimos 5 años. Todas las camas forenses
están en unidades psiquiátricas en prisiones. Las admisiones
involuntarias, así como los medios de contención física y el aislamiento son
ampliamente utilizados, especialmente en hospitales psiquiátricos.
El personal de atención primaria de la salud tiene pobre formación en
salud mental y poca interacción con los servicios de salud mental. Por
cada 100 000 habitantes hay 35 personas trabajando en la salud mental.
Las tasas son especialmente bajas para trabajadores sociales y terapeutas
ocupacionales. La mayoría de los psiquiatras trabajan, algunos en forma
exclusiva y otros no, en servicios administrados por el gobierno. La
distribución de los recursos humanos es desigual, favoreciendo a los
hospitales psiquiátricos y a la principal ciudad, Asunción. No existen
asociaciones de usuarios. Algunas asociaciones de familias estuvieron
involucradas en la elaboración de planes y políticas, e interactúan con los
servicios de salud mental.
Existen entes coordinadores de la educación al público y
de las campañas de concienciación. Hay vínculos con
otros sectores relevantes, pero no hay apoyo legislativo o
financiero para las personas con trastornos mentales. Los
datos estadísticos son recogidos y compilados por los
servicios en diverso grado. El gobierno no publica un
informe basado en estos datos. No hay trabajos de
investigación sobre salud mental publicados en literatura
indexada. Se han desarrollado algunos trabajos de
investigación clínica no epidemiológica, con cuestionarios
de evaluación de trastornos mentales y sobre los servicios.
El sistema de salud mental tiene servicios de todos los tipos,
sin embargo algunos necesitan mayor fortalecimiento y
desarrollo. Hay un desequilibrio que favorece al cuidado
en régimen de internación en hospitales psiquiátricos. La
gran mayoría de los recursos financieros y una parte
importante de los recursos humanos está dedicada a los
hospitales psiquiátricos. Actualmente los hospitales
psiquiátricos están trabajando más allá de su capacidad
(en término de número de camas), aunque el número de
camas ha aumentado en los últimos años. Pocos servicios
están dedicados a niños y adolescentes.
Tanto la formación del personal de atención primaria de la
salud, como la interacción de estos servicios con los de salud
mental es débil. Aunque hay disponibilidad de medicación
psicotrópica, solo una minoría de la población tiene acceso
gratuito a ella. El acceso a los servicios de salud mental es desigual
a lo largo del país; los que viven en o cerca de Asunción son más
favorecidos. Hay asociaciones de familias, pero no de usuarios.
Existen vínculos formales con otros sectores, pero algunos vínculos
de importancia clave son débiles o no se han desarrollado:
bienestar, alojamiento, judicial, provisión de empleo, educación.
Existen política y planes de salud mental, pero los recursos
financieros no se consideran en ellos. Actualmente no hay ley de
salud mental.
Se ha trabajado en la formación en derechos humanos y en la
inspección de servicios, pero no hay un órgano de revisión y las
acciones deben extenderse a los demás servicios. El sistema de
información en salud mental no cubre toda la información
relevante de todos los servicios.
Como en la mayoría de los países del mundo y del continente
americano, Paraguay tiene una política de salud mental. Ha sido
implementada hace comparativamente poco tiempo.
Aunque existe cuidado comunitario para pacientes con trastornos
mentales, como se ve en otros países con bajos y medios bajos
ingresos, éste es débil. A diferencia de la mayoría de los países del mundo
y de la región no existe una ley de salud mental. El país destina
aproximadamente 1% de su presupuesto de salud a salud
mental, siguiendo la tendencia de los países con bajo e intermedio-bajo
ingreso. La pobre participación de los servicios de atención primaria de la
salud en el cuidado de la salud mental es también un rasgo compartido
con muchos países de bajo e intermedio-bajo ingreso. La proporción de
camas psiquiátricas localizadas en hospitales psiquiátricos en el país está
bastante por encima del promedio para la región. El número de
psiquiatras por 100 000 habitantes es similar a la mayoría de los países de
las Américas, similar al promedio de los países con intermedio-bajo
ingreso en el mundo (Mental Health Atlas WHO, 2005).
En los últimos años el número de servicios ambulatorios ha crecido
significativamente a lo largo del país: de 13 a 26 en los últimos 4 años.
También se han hecho esfuerzos por mejorar la calidad de vida y del
tratamiento de los pacientes en hospitales psiquiátricos.
Algunos aspectos de la vida en el hospital han mejorado, pero el número
de pacientes a 7 crecido regularmente. El tema de los derechos humanos
de los pacientes en el hospital siquiátrico ha sido llevado ante organismos
judiciales internacionales. La falta de recursos humanos y financieros es
una barrera importante para el progreso hacia el tratamiento de los
pacientes en la comunidad. No se ha hecho ningún progreso significativo
en la provisión de medicación accesible, en el alojamiento o en el
empleo de los pacientes en la comunidad.