1. ARTÍCULO CIENTÍFICO
PROTEÍNAS DE FASE AGUDA
El comienzo de las reacciones inflamatorias
Autor: Chunga Mendoza Emily Franshesca1
Coautor: Dr. Cañarte Jorge2
1Estudiante del 4to semestre de la cátedra de Inmunología de la Universidad Técnica de
Manabí
2Docente de la Universidad Técnica de Manabí, Facultad de Ciencias de la Salud, Escuela
de Medicina.
Resumen
Las proteínas de fase aguda son factores solubles plasmáticos que pertenecen a la inmunología
innata. Poseen una capacidad antioxidante, facilitan la fagocitosis, aceleran la afluencia de
leucocitos a zonas lesionadas, median la respuesta inflamatoria e influyen en la acción
inmunológica por inmunomodulación. A estas proteínas se las ha dividido en dos grandes
grupos: reactantes de fase aguda positivos y reactantes de fase aguda negativos. Los primeros
son liberados al plasma por la alteración en la biosíntesis de los hepatocitos. Mientras que, los
reactantes negativos son la producción disminuida de otras proteínas como la albúmina y
prealbúmina.
Introducción
Ante la inflamación aguda o crónica ocurre una respuesta de fase aguda que provoca cambios
de concentraciones plasmáticas, que serán las proteínas de fase aguda, y cambios en el
metabolismo, la fisiología y la nutrición en las horas subsecuentes del estímulo inflamatorio
(Naranjo & Restrepo, 2010).
Este proceso engloba fiebre, aumento de neutrófilos inmaduros circulantes y súbita
producción de proteínas de síntesis hepática, cambios en el metabolismo de los
macronutrientes, escacez de albúmina, prealbúmina y elevación de la concentración del Citosol
(Hawkings, et al., 2009). En la respuesta de fase aguda participan proteínas encargadas de
restaurar la homeostasis.
2. Las proteínas de fase aguda son secretadas mayoritariamente por el hígado y conforman
los factores solubles plasmáticos pertenecientes al sistema inmunitario innato. Poseen dos
funciones principales: facilitar la fagocitosis y acelerar la afluencia de leucocitos a las zonas
lesionadas o puntos de infección. Estas proteínas participan en la defensa inmunitaria luego de
que partículas extrañas atraviesan las barreras primarias, junto con la liberación de interleucina
1 y factor de necrosis tumoral (TNF) (Guibarra, et al., 2011).
Además de esas funciones, dichas proteínas poseen una capacidad antioxidante, median
la respuesta inflamatoria, influyen en la acción inmunológica por inmunomodulación, activan
el sistema de complemento y ayudan en la eliminación de desechos de detritus celulares de los
focos infecciosos (Hugo, 2011). Al presentarse en los primeros estadíos de una infección, su
participación, en otras palabras, envía señales para el reclutamiento de más células
inmunológicas.
Desarrollo
A las proteínas de fase aguda se las ha dividido en dos grandes grupos: reactantes de
fase aguda positivos y reactantes de fase aguda negativos. Los primeros son liberados al plasma
por la alteración en la biosíntesis de los hepatocitos. Mientras que, los reactantes negativos son
la producción disminuida de otras proteínas como la albúmina y prealbúmina (Salinas, 2011).
A pesar de su utilidad funcional sanguíneo, los reactantes negativos no son de gran importancia
en la actividad del sistema inmunológico, adquiriendo mayor utilidad los conocimientos en los
reactantes positivos.
Dentro de los reactantes positivos se encuentran la proteína C reactiva, el factor
reumatoide, la proteína A sérica del amiloide, haptoglobina, el fibrinógeno, los factores del
complemento, ceruloplasmina, glicoproteína ácida 1, alfa 1 antitripsina y alfa 1
antioquimiotripsina (Yapur, et al., 2007).
La proteína C reactiva (PCR) aumenta súbitamente en procesos inflamatorios, de
destrucción tisular y en infecciones producidas por bacterias. Esta proteínas presente en el
plasma reconoce la presencia de moléculas tóxicas, se une a ellos y facilita su depuración;
también opsoniza bacterias e incrementa la quimiotaxis para el reclutamiento de células
fagocíticas al lugar de la invasión. También aumenta en presencia de inflamaciones crónicas o
en estados no patológicos como tomar anticonceptivos orales o en la gestación. Otro parámetro
3. importante del tema es la velocidad de eritrosedimentación, medida en el tiempo que demora
la sangre en formar un sedimento en un tubo de sangre con anticoagulante (Bedell, 2000). Esta
velocidad también suele elevarse en procesos infecciosos, neoplásicos y anemias.
Estudios demuestran que la PCR suprime la expresión de la óxido nítrico sintetasa y
aumenta la elaboración de otras células inflamatorias, o sea, que participa en el proceso
aterogénico (Manzur, Alvear, & Alayón, 2011). Una PCR detectada en adultos a través de
técnica de ultrasensibilidad se la ha asociado como factor de riesgo tradicional para eventos
cardiovasculares, pues su presencia a nivel arterial vuelve a estas estructuras del aparato
circulatorio en conductos ateromatosos, uno de los principales factores precipitantes de
enfermedades cardíacas de aparición súbita, progresiva o aguda.
En torno a este tema se han publicado metaanálisis que valoran el rol de diversos
reactantes de fase aguda para el diagnóstico y pronóstico de la cardiopatía isquémica, que
confirma la relacion entre el recuento leucocitario y el pronóstico de la misma (García-Moll,
2005).
Existen además factores reumatoides, que son anticuerpos antifragmento Fe
pertenecientes a la familia de las IgG capaces de fijar las proteínas del complemento. Estos
anticuerpos no son específicos y por lo tanto no se encuentran en el plasma sanguíneo (Navarro
& Carpintero, 2005). Su valor elevado también es signo de inflamación y procesos
reumatológicos.
La proteína A sérica del amiloide está presente en enfermedad amiloidea, su precursor
es el SAA producido en el hígado que circula ligada a lipoproteínas del tipo HDL (Mullan &
Breshnihan, 2006). Los hallazgos de esta proteína en enfermedades inflamatorias crónicas la
incluyen dentro de las principales proteínas de fase aguda en estos procesos.
El principal compuesto de la coagulación es el fibrinógeno, que forma parte de los
reactantes positivos, como es de conocimiento, en los procesos inflamatorios se lleva a cabo
una regeneración tisular, donde interviene esta glicoproteína, por tal motivo su valor en el
plasma se mostrará elevado (Stojanov & Kastner, 2005). Sin olvidar que los factores del
complemento son consumidos en estas reacciones.
La ceruloplasmina tiene acción antioxidante por su poder de superóxido dismutasa.
Como todas las proteínas de fase aguda, se sintetiza en el hígado, aunque también lo hace en
los monocitos, células de Sertoli propias de los testículos y los astrocitos del sistema nervioso.
4. Su función es el transporte de cobre y su concentración plasmática elevada determina un
proceso inflamatorio agudo (Ballou & Kushner, 2010).
La proteína alfa 1 se divide en dos subtipos, la antitripsina y la antiquimiotripsina. La
alfa 1 antitripsina inhibe la proteasa sérica, como consecuencia a ello disminuye la producción
de elastasa por parte del hígado. La elastasa destruye el tejido conjuntivo del sitio lesionado
haciendo que se liberen citocinas proinflamatorias. La alfa 1 antiquimiotripsina se sintetiza en
los macrófagos alveolares del pulmón y en el hígado, e inhibe las serinproteasas (Délevaux &
Andre, 2008). Las serinproteasas comandan los procesos neurodegenerativos en el sistema
nervioso.
Los fenómenos de la fase aguda comprenden una serie de cambios fisiológicos en
múltiples aparatos y sistemas. Por ejemplo, en el hígado se incrementa la sintetasa inducible
de óxido nítrico, el inhibidor tisular de la melatoproteinasa-1 y el superóxido dismutasa de
manganeso. También existe un aumento de concentraciones en plasma de glutatión y retinol
(Molina & Catoggio, 2006). Así como leucocitosis y trombocitosis por la gran afluencia de
células inmunológicas encargadas de combatir la enfermedad.
Los reactantes negativos de la fase aguda básicamente descienden sus concentraciones
cerca de los sitios de infección, como la transferrina para evitar la dotación de hierro, la
disminución de albúmina y la utilización de aminoácidos para sintetizar otras proteínas
proinflamatorias. Por ello la electroforesis de proteínas en suero y la velocidad de
eritrosedimentación son determinantes utilizados para detectar enfermedades inflamatorias,
esto sin mostrar el tipo de proteína que se encuentra afectado (Hawkings et al., 2009).
Conclusión
En resumen, todos los procesos inflamatorios traen consigo el aumento de la síntesis de
proteínas en el hígado, las cuales permanecerán en el plasma sanguíneo hasta el reconocimiento
de un agente infeccioso que las active lo que a su vez provocará una cascada de reacciones
químicas proinflamatorias a fin de combatir la invasión. En múltiples ensayos y metaanálisis
se han medido las concentraciones de dichos reactantes a fin de asociar su presencia con
enfermedades inflamatorias frecuentes, siendo acertadas las hipótesis que se plantearon en un
principio respecto de sus funciones.
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