Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
Asier Rico "Los recuerdos"
1. LOS RECUERDOS
Esto es la historia de una mujer llamada Miren. Miren era rubia, y tenía los ojos azules.
En su barrio, era conocida por su belleza, y también por su talento a la hora de cantar.
Había algo que ella no tenía, era el amor. Añoraba tanto sentirlo, que un buen día
decidió ir a buscar al hombre de sus sueños, a ese príncipe azul con el que tanto soñaba.
Para ir en busca de su amado, utilizó todo el dinero que había ahorrado durante años.
Pasaron años hasta que encontró el amor verdadero, se llamaba Mark, era apuesto y
valiente. Mark vivía en Inglaterra, y era conocido por la buena persona que era con los
pobres que vivían en las calles. Él, les daba trabajo en su casa, para que ganaran unas
monedas, y así sacarlos de la pobreza en la que estaban sumidos.
Miren, se enamoró perdidamente de él, pero había un impedimento para estar juntos, ya
que aquel hombre al que ella amaba, vivía muy lejos. Pero si algo estaba claro, era
cuanto le quería en este mundo, estaba dispuesta a sacrificarse, y vivir al lado de él en
Inglaterra, puesto que el amor que sentía por ese hombre, era más grande que cualquier
cosa que hubiera deseado jamás.
Después de unos meses, decidieron casarse y vivir juntos hasta el final de sus días.
Compraron una casa grande, pensando que en un futuro tendrían hijos.
Había algo en esa casa, que a Miren se le hacía conocido, pero no sabía de que se
trataba. El día que se mudaron a aquella casa, al abrir la puerta de la entrada, sintió algo
indescriptible.
La casa tenía dos pisos, y los dos eran gigantescos. Ésta también tenía una escalera de
caracol, que los unía, con un pasamano a cada lado. Dicha escalera le resultaba familiar,
aun no habiendo estado nunca allí.
Ambos subieron la escalera de caracol, hasta el segundo piso, y entraron en una
habitación. En la habitación, había muñecos para niños pequeños, y la ventana estaba
sellada con barrotes.
Siguieron por el pasillo, hasta el segundo cuarto, en éste había una cuna de algún bebe
que antaño habría dormido allí. Por la ventana, se veía el jardín, que estaba lleno de
rosas de todo tipo de colores. En el siguiente, la cama tenía un edredón con un tulipán
rojo dibujado, en frente de la cama se encontraba un armario, y al abrirlo Miren
descubrió que las puertas por dentro tenían el mismo dibujo que el edredón, tulipanes
rojos.
Entonces, como si de un flash se tratara, lo recordó todo, ella había vivido en una casa
idéntica a aquella cuando era pequeña, pero su casa de la niñez estaba en España, no en
Inglaterra. De pronto, recordó que en su antiguo hogar, en el jardín había una escalera,
por donde se bajaba al sótano.
Al siguiente día, por la mañana, su amado Mark se fue a trabajar. Miren, decidió llamar
al jardinero, para que cavara y buscara una escalera en el jardín, porque si era cierto que
aquella casa era igual que en la que se crió, tendría que haber una.
2. Después de una hora, el jardinero fue a buscar a Miren, para comunicarle que había
encontrado la escalera que ella le había mandado buscar. Miren, bajó por las escaleras al
sótano, y allí lo primero que pudo ver fue un cofre en el que ponía lo siguiente:
<<Aquel que lo abra, será rico, pero nunca encontrará el amor verdadero >>.
Entonces, se dispuso a abrir el cofre, ignorando la advertencia de éste. Al abrirlo, vio
que se encontraba repleto de piedras preciosas. El jardinero, que observaba lo que ella
había encontrado, quiso arrebatárselas, por ello, Miren cogió una pala, y empezó a
golpear al jardinero hasta matarlo. Después, lo enterró en el jardín.
Cogió el cofre, para esconderlo en un lugar que sólo ella conociera. Lo que no sabía,
Miren, era que la doncella lo había visto todo desde la segunda habitación, porque la
estaba limpiando en el momento del asesinato.
Cuando llegó Mark, la doncella aterrada, le contó lo ocurrido con el jardinero. Mark sin
creer ni una palabra de lo que la doncella afirmaba, fue directo al jardín donde Miren se
encontraba regando las rosas, y le preguntó si era cierto lo que la doncella le había
confesado sobre el jardinero, sin embargo, su esposa negó todo aquello.
A la mañana siguiente, Mark cogió el coche, para ir a trabajar. La doncella, como la
mañana anterior, se dedicó a limpiar los cuartos. Tras unos minutos de silencio sepulcral
en la casa, se pudo oír a alguien arrastrando una bolsa muy pesada por el vestíbulo hacia
la puerta de entrada. La doncella, asustada, se dirigió hacia la escalera y vio como Miren
arrastraba una bolsa que iba dejando un rastro de sangre por el vestíbulo. La doncella,
horrorizada, decidió esconderse en el armario, que tenía en las puertas por dentro
dibujados tulipanes. Desde el armario, la doncella oyó un coche alejarse de la casa. Ésta,
tenía tanto miedo, que no tenía fuerzas para abrir las puertas del armario.
Pasados unos minutos que parecían una eternidad para la doncella, oyó aproximarse a
un coche a la casa, que finalmente aparcó allí. Después de todo aquello, la doncella oyó
el tintineo de unas llaves, y tras ello, alguien abrió la puerta. Luego, unos pasos
retumbaron por toda la casa, estaba subiendo por la escalera de caracol. En aquel
silencio que la doncella creía terminaría ahogándola, se podía oír las pisadas que se
dirigían hacia la habitación donde ella se encontraba escondida. De repente, se abrió el
armario, la doncella sentía como el corazón se le iba a salir del pecho, pero por suerte,
era Mark que había salido del trabajo antes de lo normal, e iba a colgar su chaqueta. La
doncella, abrazó a Mark temblorosa. Ésta le contó lo sucedido entre lágrimas. Mark, sin
embardo, al igual que la vez anterior, no creyó en sus palabras. Entonces la doncella se
armó de valor, y le llevó hasta el vestíbulo, pero la sangre ya no se hallaba derramada en
el suelo, según parecía, lo había limpiado todo antes de irse.
Mark creyó que la doncella se estaba volviendo loca por momentos, por ello, éste le dio
una última oportunidad. Si seguía mintiendo sobre su esposa, la despediría. Mark,
empezó a buscar a su mujer por toda la casa, pero no la encontró por ningún lado.
Entonces, la doncella, esperando que éste la creyese, le explicó que Miren había salido a
deshacerse del cuerpo sin vida del jardinero.
Mark, incrédulo ante sus palabras, decidió esperarla leyendo el periódico en el salón del
piso de abajo. Al poco tiempo, llegó el coche de su esposa. Éste, se encontraba ya
bastante enfadado por la tardanza de su esposa, por esa razón, salió a recibirla a la
3. puerta de la casa. Mark, le preguntó en dónde se encontraba, debido a que tardar tanto
no era muy habitual en ella. Miren, mintiéndole, le dijo que había ido a hacer compras.
Mark, intrigado, le preguntó por las compras que había hecho, porque él, no veía que
ésta trajera nada. Aquella mentira, creó una pequeña semilla de sospecha en él, pero no
sabía qué era lo que realmente le estaba ocultando su mujer.
Al entrar en casa, se sentaron los dos en el salón, y Mark, mirándola con cara de
interrogante le pidió una explicación, ya que la veía extraña desde que entraron en
aquella casa. Ella, al no esperarse esa clase de palabras por parte de su marido, no pudo
más que responderle que no le pasaba nada, que se sentía muy bien viviendo allí, junto a
él. Mark, no se sintió satisfecho con la respuesta de Miren, porque seguía sospechando
que su esposa estaba escondiéndole algo, algo que no quería compartir con él.
Mark no dijo nada más, y se limitó a salir del salón y subir las escaleras, para después
dirigirse a su cuarto. Miren que vio a la doncella, se le acercó, y le dijo que si se atrevía
a volver a contar algo más, ella sería la siguiente. La doncella, presa del pánico, salió
corriendo del salón.
Miren, sin saber qué hacer, subió las escalera de caracol, y se dirigió hacia la habitación
en la que se encontraba Mark. Ella quería poder explicarle algo, sin tener que
mencionarle nada sobre el cofre que había encontrado en el jardín, pero Mark dolido por
sus mentiras, no quiso escucharla. Entonces, ella un tanto molesta bajó al salón con un
par de mantas y una almohada, para dormir en el sofá aquella noche.
A la mañana siguiente, después de desayunar, Mark cogió su maletín, como
acostumbraba hacer todas las mañanas, y abrió la puerta de la entrada para ir hacia su
coche, ya que tenía que irse a trabajar, pero antes de llegar al coche, su esposa le cerró
la puerta de la entrada, y por primera vez, desde que se habían mudado allí, le pidió un
beso. Pero él, ignorando su petición, la apartó de la puerta y se montó en el coche,
arrancó y se fue a trabajar sin tan siquiera decirle adiós.
Miren, derrumbada al ver como su marido se marchaba a trabajar, ignorándola, empezó
a creer que el amor que se tenían, se había ido esfumando poco a poco de sus corazones.
Le animó el pensar, que aún conservaba su cofre de piedras preciosas, y eso le hizo
continuar pensando en que debía seguir escondiéndolas, y matando, a todo aquel que se
las quisiera arrebatar.
Miren siguió cavilando, ¿y si alguien ya le había robado alguna piedra preciosa? Debía
ir a contarlas, debía saber si realmente se encontraban todas. Se dirigió al lugar donde
las tenía escondidas, y comenzó a contarlas una por una. La doncella se encontraba
limpiando las habitaciones, cuando vio a Miren contando piedras preciosas en el jardín,
entonces pensó, y cayó en la cuenta de que Miren había matado por un puñado de
piedras preciosas, descuidando el bien más preciado que tenía, a Mark. Él valía mucho
más que todas las piedras preciosas que pudieran haber en el mundo. Entonces, la
doncella, de improvisto, descubrió que estaba enamorada de Mark, y que lo quería con
toda su alma, por ello, no podía permitir que Miren jugara e hiriera a Mark, tenía que
hacer algo.
En ese momento, Miren descubrió que la doncella la estaba observando desde la
ventana, cogió la pala, y enterró el cofre en el jardín, y se fue al cobertizo donde estaban
4. todas las herramientas del difunto jardinero, cogió el hacha que el jardinero utilizaba
para cortar la madera en el invierno, y se fue tras la doncella, que estaba segura que lo
único que quería eran sus piedras preciosas.
La doncella, al adivinar las intenciones de Miren, salió corriendo con la cara pálida del
horror, y gritaba socorro, auxilio, como si en cada grito le fuera el alma en ello. Corría
escaleras abajo, tenía que llegar a la puerta de la calle, fuera como fuera. Le temblaban
las manos, era incapaz de abrir la puerta, tenía que conseguirlo, tenía que sacar fuerzas
de donde no las tenía, porque sino no habría un mañana más para ella. Consiguió abrir
la puerta, justo en el momento en que Mark estaba aparcando su coche. Éste, salió
corriendo del coche al verla gritar, y corrió hacia ella. Al instante, vio a Miren que se
dirigía hacia ellos con el hacha entre las manos, mientras gritaba una y otra vez: te
mataré.
Mark, impresionado y aturdido por los hechos, se acercó a Miren y tras un forcejeo,
consiguió quitarle el hacha de las manos, rápidamente apartó el hecha lejos de ellos.
Agarró a Miren y la abrazó metiéndola en casa, y sentándola en el sofá. Intentó
tranquilizarla, creyendo que por un momento su esposa había sufrido un trastorno de
personalidad, llamó a un médico. Mientras tanto, la doncella había entrado en la cocina,
sentándose en una silla, para reponerse del trágico momento sucedido momentos antes.
Ahora, estando Mark en casa se sentía segura, pero la idea de dimitir y alejarse de esa
casa le invadió durante unos segundos.
Mientras el médico le hacía un chequeo rutinario a Miren, Mark se resguardó en su
cuarto, necesitaba meditar sobre lo ocurrido. Por una parte, tenía a la doncella, que decía
haber visto como su mujer mataba al jardinero, por lo que su deber era llamar a la
policía, contarle lo ocurrido, y que investigaran el caso. Por otra parte, tenía a su mujer,
que quería y respetaba, y podría ser que lo que la doncella decía no fuera más que para
separarles, entonces si así era tendría que despedirla. Tenía un gran dilema que resolver,
¿a quién debía creer? De repente, como un rayo apareció la solución en su cabeza, no
llamaría a la policía hasta estar seguro, de qué era lo que realmente ocurría. Fingiría,
coger el coche para irse atrabajar como si de un día cualquiera se tratara, aparcaría no
muy lejos de la casa, y regresaría sigilosamente, para descubrir la verdad.
A la mañana siguiente, Mark se subió en su coche e hizo creer a ambas que se iba a
trabajar, cuando en realidad minutos más tarde regresaría. Tal y como había planeado,
volvió a la casa, entrando por la puerta del comedor. En ese mismo instante, se oyó
gritar a alguien en algún lugar de la casa, enérgicamente corrió hacia el lugar de donde
procedían aquellos alarmantes gritos. Después de haberse recorrido todos los recobijos
de aquella inmensa casa, las descubrió en el cuarto de la limpieza. Mark, se quedó
paralizado al ver a su mujer fuera de sí, y sosteniendo en sus manos un cuchillo.
Al ver a Mark, Miren, soltó el cuchillo, cayendo éste frente a los pies de su esposo, y
alegando que lo hacía en defensa propia, pero Mark sabía que mentía, pues esta vez lo
había visto con sus propios ojos. Su esposa ya no era la misma, se había convertido en
un ser despreciable, ruin y mezquino. Debía llamar a la policía cuanto antes y
comunicarle lo ocurrido. Miren intentó impedírselo, pero era tarde, todo había acabado
para ella.
5. Al poco tiempo apareció la policía, deteniéndola ante los ojos entristecidos de su
amado, que veía como la mujer que amaba era metida en un coche patrulla. Mark
quedaba solo, a excepción de la doncella, que seguiría a su lado, por el amor que sentía
hacia él.
Pasado aquel temporal de desgracias, Mark encontró de nuevo el amor, un amor como
el que jamás había sentido junto a Miren, dándose cuenta del verdadero significado del
amor. Ahora, su esposa era la que antaño limpiaba y hacía la comida, la doncella.
Ella, le contó a su marido, que tiempo atrás, había visto como Miren había escondido un
cofre repleto de piedras preciosas, en el jardín. Fueron en busca de dicho cofre, que lo
encontraron fácilmente, porque su actual esposa sabía exactamente donde se encontraba.
Una vez abierto, y asegurándose de su contenido, lo llevaron a un joyero. Allí,
descubrieron que tales piedras eran falsas. Desgraciadamente, Miren había matado a un
ser inocente, por unas míseras baratijas.
Pasaron los años, y el matrimonio, tuvo dos hijos. Mark ya había olvidado totalmente a
Miren, su corazón ahora pertenecía a otra.
Miren terminó su condena, y salió de la cárcel. Una vez libre, decidió cumplir el
propósito que durante largos años había planeado en la cárcel: matar a su antigua
doncella, y apoderarse del cofre, que un día tuvo en sus manos. El motivo era claro,
tenía que deshacerse de aquella que un día los separó, y a la vez conseguir recuperar lo
que ella creí pertenecerle.
Miren, decidió volver a la casa, donde una vez lo tuvo todo, donde una vez lo perdió
todo. Al llegar, merodeó por los alrededores de la vivienda. Viendo a Mark jugar con
sus hijos en el jardín, comprendió que no supo cuidar lo que realmente era importante y
valía la pena, ahora él era realmente feliz, porque ella sí había sabido tratarlo como el
bien preciado que era. Se dio cuenta, que sus planes lo único que harían, sería alejarla
más de él, alejarla más de lo que ya estaba. También entendió, que el cofre siempre tuvo
razón, e ignorarlo, había sido el peor error que había cometido en su vida.
Miren, se encontraba sentada tomando el sol en el jardín de su casa, cuando se despertó
sobresaltada, en su cara se reflejaba una gran ansiedad, por culpa de una agitada
pesadilla. El jardinero, al verla de ese modo, se le acercó. Ella, al verle, no pudo más
que abrazarle, como si llevara años sin haberlo visto, el jardinero impresionado, le
respondió con otro abrazo, calmándola de esa forma. Al observar que ya estaba más
tranquila, el jardinero le preguntó, si todavía deseaba que siguiera cavando para
encontrar aquellas escaleras, que según ella decía, llegaban a un sótano. Miren, le dio
una negativa, para que necesitaría ella algo más si ya lo tenía todo cuanto necesitaba.
Mark, llegó a casa tras un largo día de trabajo, y Miren, salió eufóricamente a recibirle.
Le beso como nunca antes le había besado, y le hizo prometer que nunca se separaría de
ella. Mark sorprendido, se lo prometió.
Desde ese día, la felicidad era parte de esa casa, y aún hubo más alegría cuando
nacieron los dos hijos del matrimonio.
¡FIN!