El poder transformador de la tecnología está fuera de toda duda. Y conforme se acelera su desarrollo, también lo hace la velocidad con la que influye en la sociedad. Desde hace aproximadamente una década, el uso masivo del smartphone ha cambiado nuestra manera de vivir de una forma mucho más profunda de lo que habríamos podido imaginar hace tan sólo 10 o 15 años. Para muchas personas, el teléfono móvil no sólo es una herramienta imprescindible en su día a día, sino que ha invadido su tiempo y su vida hasta convertirse, inclusive, en un problema serio. Algunos la llaman la “enfermedad del Siglo XXI” y expertos en adicciones afirman que el número de casos aumenta cada año.
1. Cómo saber si eres nomofóbico y
cómo evitarlo
Por Carlos Bonilla -28-05-2019
El poder transformador de la tecnología
está fuera de toda duda. Y conforme se
acelera su desarrollo, también lo hace la
velocidad con la que influye en la
sociedad.
Desde hace aproximadamente una
década, el uso masivo del smartphone
ha cambiado nuestra manera de vivir de
una forma mucho más profunda de lo que habríamos podido imaginar hace tan
sólo 10 o 15 años.
Para muchas personas, el teléfono móvil no sólo es una herramienta
imprescindible en su día a día, sino que ha invadido su tiempo y su vida hasta
convertirse, inclusive, en un problema serio.
Algunos la llaman la “enfermedad del Siglo XXI” y expertos en adicciones
afirman que el número de casos aumenta cada año.
Un estudio británico reveló que en Reino Unido ya la sufre el 66% de la
población, lo que supone un aumento respecto al 53% que se observó en el
último sondeo realizado hace cuatro años.
La nomofobia, o miedo irracional que sienten algunos cuando algo les impide
interactuar con su teléfono móvil, se identificó por primera vez en 2008 y sus
nombre proviene del término inglés “no-mobile phobia” (fobia a estar sin móvil).
Los expertos señalan que estas personas experimentan una gran ansiedad cuando
se dan las siguientes situaciones: pérdida de celular, batería o crédito agotado y
falta de señal.
El primer estudio que dio la voz de alarma sobre este fenómeno lo llevó a cabo el
gobierno británico en 2008, con el fin de investigar las ansiedades que sufren los
usuarios de celulares.
El nomofóbico suele tener baja autoestima, ser introvertido, no tiene habilidades
de afrontamiento. En su tiempo libre sólo usa el móvil, algo que va unido a no
tener otras actividades de ocio
2. Francisca López Torrecillas, experta en adicciones de la Universidad de Granada,
observó en el año 2005 que un 56% de hombres y un 48% de mujeres sufrían
esta fobia y que un 9% se sentían “estresados” cuando su aparato se apagaba.
Cuatro años después, el nuevo estudio elaborado por la empresa de dispositivos
de seguridad para celulares SecurEnvoy, revela que la cifra de afectados aumentó
en España..
Tras encuestar a unas 1.000 personas, se constató que el 77% de los individuos
con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años sufrían nomofobia, mientras
que en la franja de edad que va de los 25 a los 34 años, la incidencia fue del 68%.
Es más, el sondeo descubrió que un 41% de los encuestados cargaban con ellos
dos celulares para así nunca quedarse “desconectados”.
A diferencia del anterior estudio, en este caso se vio una mayor incidencia en
mujeres (70%) que en hombres (61%).
La nomofobia no es una cuestión menor. Algunos estudios afirman que la
sensación de ansiedad al carecer de teléfono móvil puede afectar a alrededor del
50% de la población (aunque, dentro de estos síntomas, su gravedad difiere
mucho de unas personas a otras). Además, se trata de un problema creciente,
dado que afecta especialmente a personas jóvenes, más acostumbradas a utilizar
esta tecnología desde edades tempranas y más vulnerables por necesitar más de
la “aprobación social” que proporciona la continua intervención en espacios
como las redes sociales. No obstante, hay que tener en cuenta que ninguna edad
está exenta de riesgo.
Como otras fobias, la nomofobia se manifiesta a través de síntomas comunes
como el miedo, el nerviosismo o la angustia, pero también con otros como
taquicardias, dolor de cabeza, dolor de estómago o pensamientos obsesivos.
Las causas de la nomofobia suelen ser bastante evidentes. Con frecuencia, la
adicción a los teléfonos móviles (extendidísima hoy en día) es su principal
origen, provocando el miedo a carecer de la falsa fuente de satisfacción que
produce la consulta compulsiva del teléfono.
Sin embargo, no deberíamos quedarnos sólo con la idea de que la nomofobia es
producto de esta adicción. Además, puede esconder otros problemas, como la
baja autoestima y las dificultades para relacionarse con los demás por medios
distintos del ámbito on-line.
No tenemos más que mirar a nuestro alrededor para comprobar cómo la adicción
al teléfono móvil y la nomofobia provocan una suerte de “esclavitud” entre los
más afectados.
En primera instancia, la nomofobia obliga al que la sufre a estar continuamente
pendiente de su teléfono móvil, hasta el punto de abandonar otras facetas de su
vida. De esta forma puede afectar al trabajo, a las relaciones familiares, a las
relaciones de pareja y, en general, a cualquier otro aspecto de la vida del afectado
que podría requerir de atención.
3. Pero no sólo esto. La ansiedad que genera la idea de quedarse sin teléfono móvil
y la necesidad de consultarlo constantemente producen un nerviosismo
generalizado, que puede incrementarse de manera dramática en determinadas
situaciones, hasta el punto de condicionar la vida del afectado.
Por ejemplo, el nomofóbico puede llegar evitar viajar o acudir a zonas en las que
la cobertura puede ser deficiente, porque eso supondría su “desconexión”. O
puede eludir ir a lugares en los que no disponga de una fuente de electricidad
cercana en la que poder conectar su dispositivo, por miedo a quedarse sin batería.
Todo ello, teniendo en cuenta las necesidades de nuestra vida cotidiana, puede
suponer limitaciones que la afecten seriamente.
Además, otro efecto dañino se produce a través del insomnio. Algunos
nomofóbicos llegan al punto de alterar su sueño hasta despertarse en
innumerables ocasiones durante la noche, con el fin de comprobar que siguen
disponiendo de conexión y consultar actualizaciones en sus redes sociales, etc.
Un estudio realizado por la Dra. Paola Escobar, del Instituto de Neurocienciad de
Guayaquil, revela que las personas consultan sus celulares alrededor de 34 veces
al día.
Estadísticas internacionales señalan que la nomofobia puede ser más frecuente en
los usuarios jóvenes de celulares inteligentes, que son los dispositivos que
generan mayor dependencia por la amplia navegación que permite.
Existen más de 7 mil millones de personas en el mundo que usan un dispositivo
electrónico para comunicarse, cifra que va en aumento, dada la innovación en la
que incurre la tecnología en la comunicación e información para enganchar a más
usuarios cada día.
Actualmente, la nomofobia no está considerada todavía como una patología o un
trastorno del comportamiento, pero lo cierto es que es consecuencia de una
adicción al uso descontrolado del teléfono celular.
Es importante conocer los síntomas más comunes que genera la nomofobia. Los
más importantes son:
• Palpitaciones
• Sensación de ahogo
• Angustia
• Desesperación
• Alteración del sueño
• Necesidad de revisar el teléfono innumerables veces
• Malas relaciones interpersonales
• Falta de atención a lo que ocurre a tu alrededor
La persona no se da cuenta de que padece nomofobia, porque el celular se ha
convertido en una herramienta que permite comunicarse de manera directa con su
familia, el trabajo y en el diario vivir. Adicional, la adicción a las redes sociales y
4. a los dispositivos electrónicos es real y se deben tomar las medidas necesarias
para no dejarse afectar.
Según expertos, la nomofobia puede combatirse siguiendo estos consejos:
-Encontrar momentos de desconexión total.
Es una costumbre que sirve para acostumbrar al cerebro a la idea de que habrá
instantes de desconexión y estos serán no sólo buenos, sino necesarios.
Momentos como las comidas o, por supuesto, las horas de sueño, deben ser
totalmente respetados, prescindiendo por completo del teléfono móvil.
-Diferenciar entre vida real y vida virtual.
Una de las principales causas de la nomofobia es la idea de otorgar a aquello que
se experimenta por la vía online de un status igual o incluso superior a lo que
experimentamos en nuestra vida “real”.
Sin embargo, hay que entender que nuestra “vida virtual” no es más que una
faceta parcial de algo mucho más grande, que es nuestra vida real.
-Utilizar limitaciones a la información que recibes.
¿Eres adicto a las notificaciones de lectura? ¿Pasas en día comprobando si tus
contactos han leído tus mensajes? Con frecuencia, las aplicaciones de mensajería
te ofrecenla opción de eliminar estas opciones que tanta ansiedad pueden crear.
Utilízalas; no necesitas estar todo el día pendiente de lo que hacen o dejan de
hacer los demás.
-Utilizar sólo las apps que realmente necesites.
Instalar un sinfín de apps (especialmente redes sociales) en tu teléfono móvil
puede ser toda una trampa. Al multiplicarse las opciones de comunicación, el
nomofóbico incrementa su necesidad de alimentar su adicción. Por ello, no
instalar tantas aplicaciones puede ser una buena manera de evitar la tentación.
La tecnología está presente en nuestras vidas para ayudarnos, no para
convertirnos en esclavos. Por eso, el uso racional de ésta siempre será una opción
inteligente. Y si no eres capaz de hacerlo por ti mismo, no dudes en pedir ayuda.
Para ello, por ejemplo, existe un blog denominado eHorus.
https://www.merca20.com/como-saber-si-eres-nomofobico-y-como-evitarlo/