Despedida de la forma humana y de la estancia en el planeta tierra
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Despedida de la forma humana y de la estancia en el Planeta Tierra
Parto de una manera discreta como la gota de lluvia, que cuando cae y hace contacto
con el subsuelo pasa así de una forma rápida infiltrándose en la grieta del cálido suelo,
y se pierde dentro de nuestra madre tierra anidándose en sus entrañas como un hijo
que desea estar en el regazo de su madre.
Así es como se depone el cuerpo físico de cualquier mortal u organismo vivo que ha
tenido la probabilidad de existir en este hermoso y maravilloso planeta tierra el cual
puede ser considerado como un campo de probabilidades o campo cuántico.
El cuerpo físico que un día caminó por diferentes senderos tanto cortos como largos
caminos, tiene siempre un final como toda materia que se transforma y que está en un
ciclo constante que se manifiesta en un devenir sin fin, todo nace y todo vuelve
nuevamente al lugar de donde partió, a la esencia u a su origen.
Así es el final de la vida orgánica en el planeta tierra para el cuerpo como un estadio o
fase de evolución. Es un momento en el cual tendrá que devolver todos los nutrientes y
las sustancias que cada día aprovecho tanto de los animales como de los vegetales y
de las sustancias necesarias que lo mantenían con vida durante su estancia. El retorno
hará que el cuerpo físico se desvanezca entre los cambios de materia los cuales están
gobernados por las leyes de la entropía y la sintropía, leyes de la termodinámica que
alcanzan y rigen a todos los cuerpos celestes desde las constelaciones, estrellas,
planetas hasta los cuerpos de los seres vivos.
Así debe de ser, y será dijo Zoroastro: hombres que desciende del sol, y en el planeta
tierra son considerados como hijos solares, emanen su energía a través de la
misericordia y del amor, y sean condescendientes y bondadosos unos con otros, ya
que es la única actividad (MISIÓN) que se les ha encomendado para que su alma y
espíritu se purifique y puedan seguir adelante en la evolución como seres de luz.
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Aunque la evolución es como cualquier otra empresa, es decir, muchas de las personas
que vienen al planeta tierra olvidan por completo su misión, y en vez de ello, se ponen a
coleccionar bienes materiales los cuales una vez que tengan que dejar este hermoso y
maravilloso lugar de aprendizaje, tendrán que dejar todo, ya que nadie puede llevar
consigo cosas u objetos de este mundo hacia los mundos superiores. El coleccionar
bienes materiales solo aumenta el apego y entorpece la sensibilidad y el
desarrollo de la conciencia, y nos aparta abruptamente de la misericordia y del amor
porque nos convierte en personas egoístas, vanidosas y soberbias que sólo piensan en
satisfacer sus necesidades y deseos olvidándose de las necesidades de sus
semejantes que mueren de frio, hambre y miseria, hacen esto porque su conciencia se
ha cauterizado, y han perdido toda sensibilidad y el vínculo con los seres vivos.
Aunque muchas otras personas se dan cuenta de este gran problema (el apego y de su
misión en el planeta tierra) pero es ya casi antes de partir, por lo tanto, no tienen
suficiente tiempo, ya que lo que menos tenemos en el planeta tierra, es tiempo. Por lo
tanto, lo más importante es el desarrollo de la sensibilidad, de la misericordia y del
amor, lo cual solo requiere de la confianza en nuestro ser interior, y no de las cosas
externas que adormecen los sentidos y entorpecen el crecimiento de la
conciencia.
Siguiendo la palabras de Zoroastro, decía hombres que descienden de las extrañas y
las fuerzas solares, no añoren cosas y vanidades de la tierra, para que cuando
retornen al sol mismo el equipaje no sea demasiado voluminoso y pesado, y así
de esta manera el viaje sea más expédito y sin retardo alguno.
Por lo tanto, recordemos y reconozcamos que cada parada tiene sus bondades, así es
el caminar del hombre sobre el suelo del planeta tierra. Un día se integra a este plano
material, lo conoce y transita sus caminos sobre las aguas y sus tierras, y
posteriormente debe un día inesperado (nadie sabe el día de su partida) proseguir con
su viaje, abandonando todo cuanto acumuló y se esforzó por cuidar y sólo llevando
consigo únicamente lo que trajo por primera vez, lo cual es la nada.
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Porque hacia donde se dirige es la inmensidad o la nada, es el complemento de la
sustancia que sostiene la vida en todos los rincones del universo, pero esta fuerza es
intangible y no puede ser percibida con los órganos sensoriales, ya que todo ella es
amor, entonces solo puede ser percibida a través del amor, de la bondad y de la
misericordia. La nada es energía pura porque proviene de la fuente y es parte de la
sustancia generadora de vida.
Abandono este espacio y el lugar que ocupo como cuerpo físico en transición, no por el
hastío de la vida, sino con un ser agradecido de la gran oportunidad de haber estado en
este hermoso y maravilloso planeta. Todas las experiencias y los grandes momentos,
tanto positivos como adversos, estoy convencido que han sido sin lugar a dudas los
más grandes maestros que templan y permiten el crecimiento de la conciencia humana.
Por lo tanto, parto complacido y convencido de que no es tarea fácil vivir y estar por
algún buen tiempo en el planeta tierra, digo esto no por mí, sino por otras personas que
han tenido que vivir circunstancias tan difíciles como todos aquellos guerreros que han
peleado por defender su patria y han tenido que morir antes de tiempo, sin saber su
misión, y asimismo por todas aquellas personas que han nacido en situaciones en
donde son escasos los alimentos, el agua y las buenas condiciones de la tierra para su
cultivo, no cabe duda que estos sí que son grandes obstáculos y no obstante tienen
que enfrentarlos sin queja alguna, ya que es parte de la evolución hacia la luz.
Como decía líneas atrás, abandono este hermoso planeta porque ha llegado el
momento de hacerlo, ya que todo ser vivo trae consigo un boleto de regreso sin que se
dé cuenta de ello, aunque esto que menciono solo es relativo, es una forma de hablar
como humano, ya que más bien es continuar con la siguiente fase o etapa como un
ciclo natural a la cual estamos sujetos todas las criaturas y por lo tanto debemos de
continuar el viaje hacia el desarrollo de la conciencia, de la misericordia y del amor.
A lo cual quizá podría decir un poeta, que el regreso a nuestra esencia, a nuestra cuna,
no es más que un ligero soplo de aire que se mezcla en el espacio para integrarse a
sus actividades que ya habían sido asignadas antes de haber pisado este hermoso
planeta tierra y en este plano físico.
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El regreso al lugar donde la energía se reunirá con el unicornio blanco y con los
gnomos, es decir, con esas figuras mitológicas como el centauro y otras más donde el
espacio ya no es importante ni mucho menos el tiempo, ya que solo la imaginación y la
creatividad pueden aceptar las figuras misteriosas y extrañas, las cuales fueron fuente
de inspiración para los escritores de cuentos de hadas y de fantasías.
En el lugar en donde los sentidos u órganos sensoriales pierden toda función que antes
eran necesarias para la decodificación e interpretación de las sensaciones y las
percepciones que se manifestaban en el planeta tierra, ya no existe la materia como
forma de manifestación de la vida y del devenir, sino al contrario todo es energía en
donde en sus diversas longitudes de onda se manifiestan en formas más
extraordinarias y colores exhuberantes. Por lo tanto, el ser que ha abandonado el
cuerpo humano también ha depuesto sus sensaciones para reencontrarse con el todo,
con la fuente de donde un día procedió, y ahora ha regresado a casa.
En este maravilloso lugar todo sonido es como una sinfonía, es una melodía que se
difunde en todo el universo como una melodía celestial, ya que todo movimiento es en
sí una sola identidad la cual está en conexión y vínculo permanente con todas las
criaturas del universo. Porque recordemos, que las distintas formas y manifestaciones
de vida en cualquier parte de universo, son sólo una pequeña parte de su creador, es
decir, el todo se manifiesta en una parte microscópica con elegancia y amor.
Por lo tanto, en la esencia misma, ya no hay metas que seguir, ya que los deseos y los
anhelos que cansaban y perturbaban al espíritu a través del cuerpo humano han dejado
de cesar. Ya no hay éxitos que seguir o pretender alcanzar, solo es el silencio que se
esconde en las hermosas melodías en todos los rincones del universo, y asimismo el
amor y la misericordia como las formas más sublimes de energía y de manifestación
que sostienen la vida en todos los rincones de los espacios materiales.
RUIZ LIMÓN, RAMÓN
DESDE UN LUGAR MARAVILLOSO DEL UNIVERSO (PLANETA AZUL), WINTER, 2002.