El Arte en la Ciencia, Patrimonio Desconocido de la UNAM
es una obra realizada por la Fundación ICA, la Fundación Miguel Alemán, la Fundación UNAM y con el apoyo del Banco de México, que busca contribuir al conocimiento significativo de los acervos de la UNAM.
13. De manera más puntual, la enorme riqueza documental que se conserva en las colecciones de la
UNAM constituye una parte importante de la historia de nuestro país, a través de la cual el pú-
blico en general al igual que los estudiosos y especialistas tienen acceso a un número incontable
de libros, calendarios, planos, mapas, diarios, revistas, folletos, álbumes litográficos, carteles, por
mencionar sólo algunos.
En suma, El Arte en la Ciencia. Patrimonio desconocido de la UNAM es una invitación a apreciar
de manera detallada cómo en lo cotidiano de las tareas de generación de conocimiento e inves-
tigación, existe siempre una dimensión artística y creativa que permite tener otra mirada sobre la
relación entre el arte y la ciencia: a final de cuentas, la creatividad y la imaginación siempre han sido
pilares fundamentales de la investigación científica.
Resulta importante destacar el trabajo de todos los que participaron en la elaboración, diseño, y
edición de este libro. La combinación de sus esfuerzos da cuenta del espíritu vivo de nuestra Uni-
versidad, el cual busca siempre establecer vasos comunicantes entre el arte y la ciencia, elementos
esenciales de la cultura.
Frasco de la Sección
Experimental de Productos
Naturales del Instituto
Médico Nacional
Ciudad de México, 1889
IB
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14.
15. INTRODUCCIÓN
ROGER DÍAZ DE COSSÍO
El arte y la ciencia son dos maneras de ver el mundo, ambas producto de la imaginación del hom-
bre. El científico busca las reglas generales en un entorno aparentemente desigual, mientras que el
artista busca lo que es único en un entorno aparentemente igual.
Este libro muestra lo que los universitarios hicieron y hacen en su diaria labor, así como lo que usan
y han usado. Le llamamos arte en la ciencia porque los resultados de esos quehaceres no sólo tie-
nen valor científico sino también estético e histórico. Conforman así un patrimonio desconocido de
la Universidad, fuente de todo cuanto se muestra en este libro, que tan sólo refleja porciones del
trabajo de tres facultades y catorce centros de investigación. Por tanto es solo una pequeña, peque-
ñísima parte de un fantástico universo que cambia y se enriquece cada día, imposible de mostrar
exhaustivamente en estas páginas.
Tampoco se representan los libros ni las publicaciones actuales que a estas alturas conforman un cor-
pus enorme y conocido, pero en cambio hemos seleccionado unos cuantos acervos de las bibliotecas,
especialmente materiales ilustrados que han tenido escasa difusión y que se encuentran en el cruce
de los ejes de esta obra, así que reprodujimos los calendarios que fueron tan populares en el siglo
XIX, algunas litografías de revistas y uno que otro libro antiguo que viniera a cuento con el tema, que
tuviera, por ejemplo, las anotaciones e ilustraciones de su dueño al margen, muestra de los procesos
de reflexión y representación de los estudiantes o académicos de otras épocas.
Este libro se puede apreciar de muchas maneras: sugerimos ojearlo primero y detenerse en las pá-
ginas que capturen su imaginación y entonces leer los textos que despierten su interés. Segundo, se
puede leer en orden, del primero al último capítulo, los textos introductorios, luego los comentarios
y las fichas de las ilustraciones que proporcionan claves para contextualizar las imágenes. Otra posi-
bilidad es abrirlo al azar y disfrutarlo en episodios sorprendentes.
Al recorrer los capítulos nos damos cuenta de cómo el trabajo científico emplea y aplica muchas de
las artes plásticas, el dibujo, la acuarela, el óleo, para aterrizar su trabajo. El arquitecto, el ingeniero,
Mueble con colecciones de láminas delgadas de
rocas y minerales y microscopio petrográfico.
Siglo XIX
MIG
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16.
17. La acuarelista
Elvia Esparza, del
Instituto de Biología
Lilia Escorcia modela en el laboratorio
de Antropología del Instituto de
Investigaciones Antropológicas
Los propósitos originales del Instituto de Investigaciones Sociales eran el estudio de los campesinos y
el de nuestras culturas indígenas. Lucio Mendieta y Núñez contrató a Raúl Estrada Discua para que,
junto con Enrique Hernández Morones, fotografiaran y documentaran todas las etnias del país, y
aunque el proyecto no se concluyó, quedó un archivo de más de 5 000 negativos cuyo valor es inesti-
mable. Aquí mostramos algunos ejemplos de sus excelentes trabajos.
Las imágenes más bellas de este libro se las debemos a la imaginación de los matemáticos: la cubier-
ta y las guardas. El director del Instituto de Matemáticas, Javier Bracho, escribió un precioso texto
para este libro que no se debe dejar de leer. Explica la historia del fantástico mosaico de Penrose,
obra de Juan Sandoval, que hemos elegido para portada.
Se ha perfeccionado mucho la técnica de reconstrucción de rostros a partir de los remanentes óseos.
Hoy se aplica específicamente con fines forenses y para imaginar cómo eran nuestros antepasa-
dos prehispánicos, entre muchos otros. En esta obra se documentó de manera puntual la recons-
trucción de la cara de cuatro individuos con este tipo de técnica que reúne la ciencia antropológica con
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