1. Una situación de conflicto, comovarias que se presentan en el Perú desde hace décadas se relacionan
con diversos —y a veces opuestos— intereses y necesidades de los actores sociales: empresas
privadas, población local, Gobierno central, opinión pública, organizaciones sociales, etc.
La Defensoría del Pueblo nos dice que un conflicto social “debe ser entendido como un
proceso complejo en el cual sectores de la sociedad, el Estado y las empresas perciben que
sus objetivos, intereses, valores o necesidades son contradictorios y esa contradicción puede
derivar en violencia” (Reporte mensual de conflictos sociales 174, agosto de 2018).
Es importante remarcar que un conflicto social no es sinónimo de violencia. El conflicto es inherente a
la vida misma, y como en cualquier conflicto, este se presenta como una oportunidad para:
Conocer los intereses de todas las partes.
Fortalecer vínculos para dialogar.
Tomar acuerdos.
La búsqueda de soluciones no debe implicar la violación de derechos ni el uso de la violencia. En una
democracia, es necesario encontrar espacios de diálogo. Desde allí hay que partir para lograr
acuerdos.
2. ¿POR QUÉ DEBEN IMPORTARNOS LOS CONFLICTOS SOCIALES?
Los conflictos sociales nos muestran aspectos
importantes de la realidad en la que vivimos. De
pronto, condiciones socioeconómicas, políticas o
jurídicas que favorecen a un grupo social perjudican
la forma de vida de otro grupo, y hasta podrían
generar un perjuicio mayor en el largo plazo.
Si decidimos ser indiferentes ante un conflicto social,
en verdad estaremos tomando una posición. Porque
actuar como que el conflicto no existe es aceptar o
legitimar su desarrollo y sus consecuencias. Por
cierto, esas consecuencias pueden afectar nuestros
intereses, incluso sin que lo sepamos. Como los
conflictos sociales se relacionan con la afectación de
derechos y el impulso de proyectos que se
desarrollan en nuestro país, siempre nos afectarán.
Por eso exigen nuestra toma de posición.
Un conflicto social interpela nuestras concepciones o
creencias acerca de lo que es bueno y lo que es
mejor, acerca de lo que es justo. Por eso, los
conflictos sociales nos cuestionan éticamente.
DIMENSIÓN ÉTICADE UN CONFLICTO SOCIAL:
Nuestra posición política o legal está marcada por una visión ética:
Por ejemplo, una persona de una comunidad indígena o campesina tendrá seguramente una
especial valoración por los derechos colectivos, frente a una persona citadina que
posiblemente verá con “mejores ojos” los derechos individuales. En el primer caso, los
vínculos de solidaridad suelen ser más importantes para garantizar el bienestar colectivo,
mientras que en el segundo es probable que la libertad individual constituya un valor más
significativo.
¿Tendrán ambas personas la misma valoración sobre los derechos ambientales?
Podrían coincidir, pero también podrían estar en desacuerdo. Desde su ubicación, cada cual
le dará un énfasis mayor o menor a la pertinencia, ausencia, potencialidades y límites de las
normas y leyes vigentes, según la perspectiva ética que quiera privilegiar.
Construir una posición ética es expresión de autonomía: de preocuparnos por tener una posición
argumentada para actuar en función de lo que consideramos correcto.
Muchas veces no nos damos cuenta de que nuestros argumentos se sustentan en perspectivas éticas
que, si las reconocemos, podrían ayudarnos a ser más conscientes de los fundamentos de nuestras
decisiones:
Recuerda que una de las posiciones es la del utilitarismo que entiende el bien supremo a
seguir como aquel que define el mayor bien para una mayoría de personas en una sociedad
y el menor mal que una minoría de personas podría recibir en una sociedad. Calcular ello
implica evaluar costos y beneficios, subordinando los intereses de pocos al beneficio de la
mayoría. Desde un punto de vista democrático, es decir poniendo como fin garantizar los
3. derechos de todos los ciudadanos. Si nuestro propósito es construir una sociedad
democrática, cuán legítimo es privilegiar el beneficio de una mayoría sobre los de una minoría,
¿esas minorías acaso no tienen derechos?
Otra posición ética que estudiamos es la de la integridad. Desde ella deberíamos
preguntarnos qué posición, si es que la hay es universalizable, o mejor aún, ¿qué criterios y
decisiones deberían ser aceptadas como si fuesen una ley por todo ciudadano y persona?,
¿es algunos de los intereses en conflicto?, ¿es alguna otra solución?, ¿quizás una síntesis de
las posiciones en conflicto? En cualquier caso, debemos recordar que, a la luz de esta
posición, nuestra evaluación debe producirse poniendo en evaluación todo interés, toda
opinión, de forma que nuestra decisión pueda ser producida de forma racional, crítica y
autónoma.
Por último, la última posición ética que discutimos es la que pone como fin la felicidad
entendida que como la realización de la vida según los valores más elevados de una
comunidad o sociedad. La idea general de esta posición es tener como fin supremo a la
comunidad o sociedad, la pregunta ante un conflicto social es ¿cuál sería la posición que
expresaría dicho fin supremo?
¿Cuáles son los valores supremos de una sociedad que hay que preservar y realizar?.
Responder una pregunta así en una sociedad plural y democrática es muy complicado,ya que
lo que la define es la diversidad de intereses y puntos de vista. En todo caso, una posible
opción es que se mire a la comunidad democrática de ciudadanos y a los derechos de los
ciudadanos como aquello que define a esa sociedad, volviéndose ellos los fines supremos.
De todas formas, necesitamos analizar cada caso para ver qué significaría poner a la
comunidad de ciudadanos como fin supremo en cada situación.
4. DIMENSIÓN LEGAL DE UN CONFLICTO SOCIAL:
El compromiso ético frente a un conflicto social va mucho
más allá de las perspectivas éticas que hemos revisado,
pues la globalización plantea nuevos retos.
Estos nuevos retos invitan a reconocer aquellos derechos
que podrían estar siendo vulnerados ahora con mayor
facilidad, como el derecho ambiental, los derechos
colectivos y los derechos laborales. En un marco de
globalización muchas veces estos derechos pueden ser
fácilmente vulnerados por intereses económicos y políticos.
Es fundamental que reconozcamos que el sistema legal
para legitimar la defensa de derechos es una especie de
“campo de batalla”. Hay leyes que, como ahora sabemos,
podrían sostenerse en marcos éticos defendidos por unos
pero cuestionados por otros. Esto implica que no toda ley,
por importante que sea, se sostiene en un marco de
legitimidad.
Esto implica retos importantes para pensar y tomar posición, por ejemplo, ante un conflicto
socioambiental.
Para que una empresa dedicada a actividades extractivas pueda instalarse en un lugar, no es
suficiente que la empresa tenga todos los permisos de las autoridades nacionales, regionales
y locales. Falta un punto importante para darle legitimidad a su presencia: la licencia social.
Este nuevo concepto nos da a entender que las implicancias de la actividad minera, como las
de cualquier actividad extractiva de gran impacto, obligan a que las personas afectadas se
pongan de acuerdo. El concepto de licencia social, por lo tanto, reconoce las implicancias
éticas de la actividad extractiva, pues hay varios derechos que podrían entrar en conflicto.
Esto genera un reto en materia legal.
Veamos cómo se contraponen algunos derechos y generan un conflicto social:
Argumentos a favorde la minería. Se defiende el derecho de peruanas y peruanos a obtener
más ingresos (por impuestos o canon) para construir escuelas, hospitales, carreteras.
También el derecho a acceder a mejores puestos de trabajo para alcanzar una vida digna.
Esto es coherente con una perspectiva utilitarista. Se argumenta que la evaluación de impacto
ambiental (EIA) es una herramienta legal que permite paliar los efectos negativos de la
minería.
Argumentos a favor de la agricultura. Se defiende una economía sostenible al proteger los
recursos necesarios para las labores agrícolas, que se realizan desde mucho tiempo atrás y
en algunos momentos incluso con el apoyo del Estado. Se respalda el derecho de las
comunidades y de los pueblos indígenas, que, por ejemplo, defienden el carácter sagrado de
una laguna, más allá de su uso práctico como fuente de recursos. Se desconfía del estudio
de impacto ambiental exigido por el Estado, como garante de los derechos ambientales.
5. DIMENSIÓN POLÍTICADE UN CONFLICTO SOCIAL:
El compromiso ético ante un conflicto social
expresa el compromiso con ciertos derechos. Nos
moviliza a tomar conciencia sobre cómo funcionan
y se aplican las leyes en el país.
Existe una tendencia, alimentada por la
globalización, a ver la política como un juego de
intereses de grupos o individuos para obtener
poder y sacar provecho de este. Pero la política es
compromiso y acción ciudadana en favor del bien
común. Es construir una visión de país que genere
pequeñas o grandes acciones para el bienestar de las personas y el respeto de sus derechos.
Para que construyas una posición política con autonomía, libertad y criterio, es importante que
indagues sobre situaciones que ponen en juego valores y principios éticos. Compararsistemas legales
como el peruano con sistemas de otros países —así como reconocer el trasfondo ético que subyace
a dichos sistemas— es clave para contar con una posición sólida y firme frente a situaciones que nos
afectan. En particular, en asuntos que son de nuestro interés.
DIALOGAR PARA ABORDAR CONFLICTOS SOCIALES:
Es labor del Estadoprevenir conflictos sociales y, en especial, evitar
situaciones de crisis, en diálogo con la población y afrontandolos
desacuerdos entre actores sociales, así como la manera de
gestionar bienes comunes. El reto supone cultivar una convivencia
democrática que permita respetar a las personas que están en
desacuerdo, recordando lo siguiente:
Toda persona merece un trato digno, es decir, que se
respeten sus derechos. Esto implica respetar a la persona
por el solo hecho de serlo: sus creencias ideológicas, sean religiosas, políticas o de otra
índole, siempre que no afecten la integridad de otras personas.
Un fundamento de la convivencia democráticaes considerar el diálogo comoun principio ético.
Por encima del desacuerdo, debe primar la voluntad de diálogo para evitar cualquier forma de
violencia. Si se cumple con este fundamento, habrá garantías para el diálogo y la libre
expresión de los interlocutores, en igualdad de condiciones y sin coacción alguna.
Otra base de la convivencia democrática es respetar los procesos (conjunto de acciones y
políticas) de desarrollo humano y desarrollo sostenible como paradigmas éticos
contemporáneos que responden a la búsqueda de bienestar y al goce de los derechos
humanos. Estos paradigmas de desarrollo —promovidos por la Organización de las Naciones
Unidas— son el resultado de acuerdos políticos a nivel mundial que ayudan a que los países
orienten sus esfuerzos a mejorar la calidad de vida de las personas en el mundo entero.
El desarrollo humano implica reconocer que el desarrollo social e individual debe entenderse
de forma integral.
Contribuir al desarrollo económico, político y cultural, así como a la promoción y defensa de
derechos individuales y colectivos; requiere construir espacios de reconocimiento entre todas
las personas, a través del diálogo, el respeto y la tolerancia.
6. El desarrollo sostenible es el resultado de reconocer cómo se ha venido atentando
sistemáticamente contra el acceso equitativo a los recursos naturales, contra la biodiversidad
y el equilibrio ambiental, problema que se expresa en el cambio climático.
El desarrollo sostenible implica orientar nuestras acciones pensando en tres factores:
sociedad, economía y medio ambiente.
Debemos contribuir al desarrollo económico, político y cultural, así como a la promoción y defensa de
derechos individuales y colectivos. Todo esto expresa la necesidad de construir espacios de
reconocimiento entre todas las personas, a través del diálogo, el respeto y la tolerancia.