Ramón Castilla gobernó el Perú en dos periodos entre 1845-1851 y 1855-1862. Transformó al Perú en la nación más próspera, culta, poderosa y rica de América del Sur a través de obras públicas como ferrocarriles y alumbrado, reformas jurídicas y administrativas, abolición de la esclavitud y el tributo indígena, y fomento a la educación e inmigración.