Caracolín era tímido y solitario, vivía en un prado y no conocía nada más. Un día, después de una tormenta, oyó el llanto de una mariposa atrapada bajo la hierba y decidió ayudarla a pesar de su miedo. Al subir cargando a la mariposa, Caracolín descubrió la belleza del prado iluminado por el sol, con sus colores y sonidos, comprendiendo que al ayudar a otros también se ayuda a sí mismo.