Un niño huérfano es encarcelado por robar comida para sobrevivir. Un guardia lo saca de la celda y lo lleva ante una mujer noble quien lo compra como esclavo. La mujer lo lleva a un sótano bajo su castillo donde lo mata y cuelga sus restos junto a otros cuerpos, revelando que es una asesina en serie. Aunque su cuerpo murió, su espíritu continúa con su existencia atormentado.
1. LA AMADA VIDA
Volvía a estar de nuevo en mi calabozo, podía llamarlo mío de las
numerosas veces que había pasado las noches entre esas roñosas
celdas. No podía evitarlo, necesitaba robarle la comida a mis señores
para poder sobrevivir, además de que no podía resistirme a los lujosos
manjares que por nobleza acostumbraban a comer. Aunque no lo
pareciera, todavía era un niño, he trabajado desde que tengo uso de la
razón. Perdí a mis padres con muy poca edad, por lo que siempre me las
tenía que apañar para poder soportar la vida tan asquerosa que me
había otorgado dios.
Mientras me ahogaba en mis pensamientos, no me di cuenta de que el
guardia que custodiaba las llaves estaba abriendo el candado de la celda
que me tenía preso.
Hace ya tiempo que perdí la noción del tiempo, sólo esperaba a que el
guardián me diera libertad. Pero esta vez fue diferente, en vez de
echarme a patadas de nuevo a las calles, me cogió del zurrón que
llevaba con mis harapos, y tiró de mí como si de un perro se tratase.
No se dirigía a la puerta, al contrario, me llevaba más adentro de los
calabozos.
Sabía muy bien que quienes eran introducidos en las celdas más
interiores de la prisión, eran destinados a ser degollados.
Nunca me había importado que me hubieran quitado la vida antes de
tiempo, ya que tomaba a la muerte como el final del sufrimiento que
llevaba padeciendo desde que nací.
Desgraciadamente, no me llevaban con el verdugo. Al fondo del corredor
podía verse a una mujer con ropas lujosas que miraba con desprecio,
más bien asco, todo su alrededor.
El guardia me arrojó, cual saco, a los pies de la mujer.
- Me llevo éste, es joven y parece fuerte, me será de gran ayuda- dijo la
mujer.
Ésta le entregó un pequeño saquito del que sobresalían unas brillantes
monedas. Entonces comprendí lo que ocurría, me había convertido en
2. esclavo y que estaría al servicio de la nobleza de nuevo.
Llegamos al que sería mi nuevo hogar, no era uno de los castillos más
grandes que había visto, pero imponía. Me sorprendí al ver que
habíamos entrado por la puerta principal, ya que normalmente siempre
entraba por los establos y siempre pasaba allí las primeras noches.
Era extraño, no había ningún rastro de actividad en el castillo, no veía a
los sirvientes.
Me llevó a una habitación, ésta estaba completamente vacía, abrió una
puerta con una pesada llave, parecía conducir a un sótano. Bajamos por
la larga escalinata, teníamos que alumbrarnos con una antorcha, ya que
la luz del exterior no llegaba a tal profundidad.
Llegamos a una gran sala, la mujer me dijo que me adelantara, que iba
a preparar el lugar para que fuese lo más acogedor posible.
Todavía recuerdo ese día, no sé cómo lo hizo, pero vi cómo me devoraba
completamente y colgaba los restos de mis brazos, ya fríos, junto a los
demás que formaban su amplia colección, la de todos las demás almas
inocentes que cayeron en la misma trampa que yo.
La mujer hoy día está muerta, pero gracias a ella mi vida, la que quería
acabar cuanto antes, sigue transcurriendo, aunque no sé si llamarla
vida, ya que vida sólo tiene mi espíritu...