1. Encabezamiento: que corresponde a la ficha bibliográfica en la que se presenta los datos
generales del texto base.
Presentacion del texto base
Resumen
Conclusión
Encabezamiento
Cruz – Kronfly, Fernando. “La tierra que atardece” la congoja del amor finisecular.
Editorial Ariel. México, 1995; p 88-114.
En la “congoja del amor finisecular”, ensayo incluido en el libro “la tierra que
atardece”, Fernando Cruz Kronfly desencadena en el texto una serie de elementos
colectivos e individuales del ser humano contemporáneo, en el ámbito de sus relaciones
amorosas, que históricamente por consecuencia de los valores: libertad e igualdad de
género han provocado un cambio en estas mismas, denominadas por kronfly el
“nomadismo amoroso”.
El autor inicia refiriéndose a la relación amorosa la cual posee elementos constantes de
su estructura que la hace ahistorica que se expresa en el tiempo a través de formas,
rituales y características que la tornan histórica. Asimismo lo ahistorico proviene de su
naturaleza, del deseo interior de cada quien que convierte al otro en eco necesario, capaz
de conducirlo a la satisfacción propia. Hace parte de lo ahistorico el hecho de que toda
relación amorosa se complementa a través de un irremplazable intercambio de signos
que van- vienen entre los amantes que actúan siempre en uno respecto del otro a modo
de espejo y eco “receptor” en la profundidad de los signos. Dichos signos, pueden ser
palabras, gestos, miradas, caricias, en fin.
El autor prosigue diciendo que el amante que nada recibe de retorno de parte del otro
muere en la contemplación de su propia ausencia e insignificancia. El amante
enamorado que se entrega y se ofrece en su generosidad de signos que brotan de si en
una fuente inigualable debe, pues, poder creerse único y exclusivo en el reflejo del otro;
debe rodearse de la confianza necesario para poder vivir en su entrega sin reservas. La
fantasía de su ser como insustituible compartiendo con el suyo en el espejo al que con
tanta ilusión de si mismo se asoma. De este modo el autor menciona que nadie quiere
jugar el papel del menosprecio, nadie quiere vivir su suerte y desdicha; observar de
repente el rostro del otro, tan solo su sombra o su sospecha donde debía reposar
únicamente el nuestro, es algo que perturba, aflige, carcome de dolor.
Con base a lo anteriormente dicho a través de los arreglos en las diferentes épocas
históricas y culturas, queda claro que el otro en cuanto espejo, eco de su pareja en el
amor, resulta por esta misma razón imprescindible, absolutamente necesario, a veces
incluso hasta la irracionalidad y la locura. Siempre que hace las veces de espejo de eco
del otro atrapa por completo en las redes de su poder a quien se asoma y gime, en
2. afanosa procura de si, lo cual significa que todo amor es una especie de relación de
poder de doble vía. El espejo eco se transforma en maquina sobre el cual se eleva para
los protagonistas. La fantasía de la memoria y del no olvido. De ahí que la pregunta del
amante siempre termine siendo: ¿me has pensado? Pues esta hace parte de las reglas del
amor. Pues aquel que es ocupado, pasa a seducir y convertirse simultáneamente en el
amo del ocupante, quien ingenuamente cree que solo ocupa. El ocupado, el conquistado,
en el amor se torna de este modo cínico e imprescindible.
El autor continuo señalando la relación histórica de subordinación de los sexos y como
esto se reconoce y ha sido reconocido en las relaciones amorosas. Abarca el contexto
histórico para mencionar dos valores de la modernidad, igualdad y libertad que han sido
motivo de lucha de distintos grupos sociales. Describiendo como los nuevos valores,
insertados por la burguesía en la modernidad movilizaron una serie de eventos de
liberación femenina y los que han ingresado ya hacer parte de la cultura moderna a todo
costo y con justo derecho bajo la aceptación de que sus derechos y garantías son
exactamente los mismos de los hombres.
El autor continua mencionando, hemos quedado de una especie de cultura igualitaria y
libertaria sin piedad que, si bien es capaz de propiciar un agudo intercambio
indiscriminado de servicios corporales, mediante el nomadismo amoroso, la relación
abierta, los romances sin compromiso y la promiscuidad. Dicho de este modo: ya muy
poco se atreven hoy en día a reclamar abiertamente fidelidad, salvo por razones
prácticas, relacionadas con el riesgo del sida, porque de llegar hacerlo pasaría por
anticuado. Asimismo, el desengaño respecto de las palabras, las caricias y los gestos del
amor, han conducido rápidamente al sexo sin amor, conocido, el sexo o sin
compromisos, especie de hedonismo sensual situado en el mero terreno del deseo y de
los signos desnudos y tratando de desterrar una peste los sentimientos.
El autor describe una paradoja: A mayor libertad e igualdad en el amor, mayor
sensación de soledad, de vacío, de desengaño, de incerteza. Convertidos en solo signos
jurídicamente equivalentes, iguales en derechos pero diferentes anatómica y
fisiológicamente, hombres y mujeres disputándose los espacios del poder de la
economía y de la ambición.
En conclusión el autor critica la pérdida del modelo ideal de símbolos a través de la
historia, que luego de haber hecho parte de la mentalidad humana por un largo tiempo,
presentan su agonizante final. El hombre reclama todavía del amor una “verdad” y una
“sinceridad” que el mismo destruyo e hizo imposible, quien sabe si para siempre. Pues
hay procesos culturales e históricos que carecen de cualquier posibilidad de regreso.
Caracterizado por el culto al hedonismo, la fugacidad de todo y la ideología del derecho
al uso del cuerpo en libertad y en igualdad.