1. Valores C.A.R.E.
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VALORES
PARA LA
PREVENCIÓN DE BULLYING
La intimidación es una forma de interacción social –no necesariamente duradera-
en la que un individuo más dominante (el agresor) exhibe un comportamiento
agresivo que pretende, y de hecho logra, causar angustia a un individuo menos
dominante (la víctima). El comportamiento agresivo puede tomar la forma de un
ataque físico y/o verbal directo o indirecto. En la interacción, pueden participar
más de un agresor y más de una víctima. (Dorothea Ross)
El bullying, término popular con el que se conoce hoy en día, forma parte de
prácticamente todas las estructuras sociales, más comúnmente de los centros
educativos. El problema que se plantea no es que exista la intimidación escolar
(bullying) sino que se hace muy poco por disminuirla o enfrentarla.
A lo largo de la historia, miles de personas recuerdan haber sido víctimas de la
intimidación escolar (bullying) y millones recuerdan haber presenciado actos de
este tipo durante su vida, sin embargo, aunque las secuelas han quedado
marcadas en el recuerdo, las afectaciones siguen latentes en el presente de las
personas y, lo que es peor, la historia se repite una y otra vez.
Teniendo en cuenta que, en los centros escolares se promueven valores, se
construyen las primeras relaciones sociales de la vida de un individuo y que los
estudiantes son personas que están en un período de su vida en la que definen su
identidad y forjan su personalidad, planteamos desarrollar este programa
considerándolo una gran oportunidad para provocar cambios contundentes,
medibles y permanentes.
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El programa Anti-bullying va más allá de la presentación
de una serie de charlas y/o talleres de información, se
extiende más bien a un proceso integral y estructurado
que requiere de una mayor atención y de un plan
inclusivo que más bien promueve conductas de
socialización, tolerancia, respeto y aceptación a nivel
preventivo.
Muchas de las situaciones con las que reconocemos la intimidación escolar
(bullying) están arraigadas a la interacción social entre los estudiantes, las cuales,
son catalogadas a nivel social, escolar y familiar como “conductas normales” y por
lo tanto aceptables.
Ciertas expresiones evidencian este tipo de creencia, como por ejemplo: “esas son
cosas de adolescentes” o esta otra: “solo son juegos de niños”.
En cierto modo, no somos conscientes de la intimidación escolar (bullying) debido
a que consideramos estas conductas como aceptables y son tan cotidianas que
ignoramos los daños psicológicos, físicos y morales que dejan huellas en las
víctimas de ello. Al contrario, es común que muchos piensen que, por ejemplo, los
niños necesitan enfrentarse a este tipo de situaciones para aprender a ser
hombres y defenderse a través de la violencia y la agresión.
Estas conductas son repetitivas y constantes en el ambiente escolar, un
estudiante puede haber sufrido de intimidación escolar (bullying) durante meses e
incluso años. Esto nos lleva a pensar que para lidiar con ella, es necesario más
que una charla al año.
La implementación de un programa anti-bullying es un desafío que exige la
participación de todas las áreas que interactúan –de una u otra manera- en el
ambiente escolar. Desde los propios victimarios, la víctima, los observadores y las
autoridades (profesores, administrativos, padres de familia, etc.)
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Lo que se pretende a través de este programa es crear
una cultura anti-bullying y no tan solo sensibilizar a la
población estudiantil (y docente) al respecto. Esto no se
consigue de la noche a la mañana, toma tiempo,
persistencia y evaluación constante.
Una cultura, en general, es una especie de tejido
social que abarca las distintas formas y expresiones de una sociedad
determinada. Por lo tanto, las costumbres, las prácticas, las maneras de ser, los
rituales, los tipos de vestimenta y las normas de comportamiento son aspectos
incluidos en la cultura. Según la UNESCO, la cultura permite al ser humano la
capacidad de reflexión sobre sí mismo: a través de ella, el hombre discierne
valores y busca nuevas significaciones.
Por lo tanto, este programa anti-bullying es una promoción de una cultura en la
cual los estudiantes no tan solo eviten cualquier tipo de conducta perjudicial sino
que también promuevan una cultura de respeto, tolerancia y amor, una cultura
anti-bullying.
Una cultura anti bullying parte de un concepto básico que es la protección. Esto
es, llevar a cada individuo perteneciente a una comunidad a sentirse responsable
de los demás, reconociendo que, desde una perspectiva sistémica, la situación
que está atravesando una persona afecta al resto. Para que esto sea posible, es
necesario empoderar a la comunidad en general haciéndola consciente de que es
posible denunciar sin ser castigado y que las normas que rigen esa comunidad
van a proteger al agredido y a la comunidad en general.
Los Valores que distinguen esta cultura preventiva son los que hemos
denominado: Valores C.A.R.E., haciendo referencia al cuidado, protección y
defensa de los demás. Estos son:
Convivencia: es vivir en compañía de otro u otros. En su acepción más amplia, se
trata de un concepto vinculado a la coexistencia pacífica y armónica de grupos
humanos en un mismo espacio. El ser humano es un ser social. Ninguna persona
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vive absolutamente aislada del resto, ya que la
interacción con otros individuos es imprescindible para
el bienestar y la salud. Aprendiendo a convivir con los
demás podemos generar relaciones más saludables y
que aporten beneficios a cada persona.
Asertividad: es la capacidad de expresar tus
sentimientos, ideas y opiniones, de manera libre, clara y sencilla, comunicándolos
en el momento justo y a la persona indica. Es tener la capacidad necesaria para
desenvolverse eficazmente en un medio social y laboral normalizado,
respetándose a sí mismo y a los demás. Alguien asertivo es directo, honesto,
apropiado y mantiene el equilibrio emocional. Sabe decir y sabe escuchar.
Esforzarse por ser asertivo, garantiza la plena convivencia con los demás.
Respeto: significa valorar a los demás, acatar su autoridad y considerar su
dignidad. El respeto se acoge siempre a la verdad; no tolera bajo ninguna
circunstancia la mentira y repugna la calumnia y el engaño. Exige un trato amable
y cortés. La palabra respeto proviene del latín respectus y significa “atención” o
“consideración”. Es un valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar,
apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos. Es decir, el respeto
es el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la
sociedad.
Empatía: Esta palabra deriva del término griego empátheia, recibe también el
nombre de inteligencia interpersonal y se refiere a la habilidad cognitiva de una
persona para comprender el universo emocional de otra. Consiste en el esfuerzo
de carácter objetivo y racional para llevar a cabo proceso de comprensión
intelectual que permita comprender los sentimientos del otro. La empatía otorga
habilidad para comprender los requerimientos, actitudes, sentimientos, reacciones
y problemas de los otros, ubicándose en su lugar y enfrentando del modo más
adecuado sus reacciones emocionales.
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La promoción de estos valores deben ser ejes
curriculares así como tema y aplicación en talleres,
charlas, seminarios y cualquier otra iniciativa que la
institución educativa promueva.
La promoción, en nuestro caso, ha sido presentada a
través de una imagen que no proyecta violencia o
agresión (como suele hacerse para representar el bulying), al contrario, hemos
propuesto una imagen fresca y amigable, que lleve implícita la idea de
salvaguardar la vida de los demás. Una imagen que nos comprometa a todos
como responsables directos de proteger a los demás de quienes se convierten en
agresores.
Ahí radica la que puede ser, una posible respuesta ante la crisis de agresión e
intimidación en los centros escolares. Promovemos la prevención desde que
enseñamos a cada persona que es responsable por las acciones que cometa ante
los demás. Esto es el clásico pretexto del génesis, donde Caín argumenta que no
es responsable de la vida de su hermano ignorando que, de una u otra manera,
somos responsables de los demás y ellos de nosotros pues, al pertenecer a una
cultura, sociedad o grupo, nos afectamos e influimos mutuamente. Si cada uno se
vuelve responsable de sí mismo estará haciéndose también responsable de
alguien más.
La cultura de prevención de bullying en hacernos responsables de practicar los
Valores C.A.R.E. en nuestro diario vivir.
Jaime I. Román Mora