INSTITUTO SUPERIOR BIBLICO PANAMEÑO
PROGRAMA DE BACHILLER
EN MINISTERIO PASTORAL
FACILITADORA MAGISTER
JANETT GRAHAM
septiembre 23-octubre 14.
IGLECRECIMIENTO
palabra compuesta
igle-iglesia
crecimiento aumentar, multiplicar, agregar.
= crecimiento de la iglesia.
No es una palabra bíblica puesto que no se
encuentra literalmente en la biblia, pero si en
acción y ejecución.
Es mas bien una técnica un método, un
termino usado en el modernismo de este
tiempo
Introducción
Factores de crecimiento en la iglesia: Se han escrito muchos libros y
debatido largo y tendido sobre el crecimiento de la iglesia. Cada cual
propone varias claves de crecimiento: para unos es la oración
intercesora, para otros la evangelización vigorosa, algunos más se
inclinan por practicar la llamada guerra espiritual; otros inciden sobre
determinados métodos de discipulado y muchos esperan el ansiado
avivamiento para poder crecer. Todas estas cosas son necesarias para
el crecimiento y cada cual puede llevar su parte de razón los aspectos
que Dios nos ha mostrado a través de su Palabra y de la historia del
cristianismo.
Hay un crecimiento natural en la iglesia que hay que buscar
mediante los recursos normales que Dios ha puesto a nuestra
disposición: la oración, el estudio bíblico, la adoración, la
evangelización, el discipulado, la comunión fraternal y demás
disciplinas espirituales. Estos recursos deben llevarse en conjunto a la
práctica de forma equilibrada y perseverante (Hch 2:46-47)
Es peligroso enfatizar uno de ellos a expensas de los demás. Por
ejemplo, si solo se ora o evangeliza para crecer y se descuida el
estudio bíblico podría surgir entre la congregación el analfabetismo
espiritual que conduce a la ignorancia y al fanatismo; y si sucede a la
inversa, podría aparecer el frío cristianismo carente de amor y
sensibilidad que produce mucha palabrería pero pocos frutos.
Asimismo es imprescindible perseverar siempre aunque pasen los años. La
practica asidua de estas disciplinas fortalece la fe y hace que experimentemos
el tipo de avivamiento normal al que hemos sido llamados (2 Pe 1:3-9), lo
cual no significa la perfección ni que no existan problemas, ya que la iglesia
primitiva estaba avivada pero tenía imperfecciones y surgían problemas de
vez en cuando. La norma de Dios es que una iglesia viva en el poder del
Espíritu realizando pacientemente la obra de edificación y evangelización.
Pero a veces la iglesia, ante la rutina que conlleva parte de la vida, deja de
perseverar, cede en la disciplina espiritual, pierde el primer amor y cae bajo la
influencia del mundo. Cuando esto sucede entonces no existe más camino que
el arrepentimiento delante del Señor y el deseo de volver al primer amor. Dios
escucha la oración genuina del creyente que desea hacer frutos dignos de
arrepentimiento, y le renueva con poder para continuar en la dinámica del
avivamiento (Ap 2:4-5 9. Sin esta dinámica la iglesia carece del poder
necesario para crecer internamente e influenciar a la sociedad que le rodea. El
crecimiento en la iglesia significa no solo cantidad sino calidad. Podemos
obsesionarnos por la cantidad pero descuidar la calidad. Pueden existir
iglesias muy numerosas con muchos de sus miembros inconfesos o sin vida
del espíritu e iglesias pequeñas pero con la mayoría de sus miembros
consagrados a Dios. Es normal y saludable que la iglesia crezca en cantidad,
pero no siempre se puede asociar crecimiento numérico a éxito. El éxito de
una iglesia, según Dios, no se basa solo en los números sino también en la
fidelidad y en el amor mostrados hacia el Señor y su obra durante largos años
(Ap. 3:7-11) Hay congregaciones que trabajan fielmente tanto en la
edificación del cuerpo como en la evangelización, pero que no experimentan
un crecimiento notable. ¿Cuál es entonces el misterio? La Biblia y la historia
de la iglesia demuestran que no siempre es posible conseguir ricas cosechas de
almas y que muchas veces tocan vivir tiempos difíciles donde habrá escasez.
Todo esfuerzo en pro de la extensión del evangelio ejerce una gran influencia
en la historia de la salvación de los pueblos y de las gentes, pero el tiempo de
recogida del fruto lo establece el Dios de la historia, quien se vale de ésta y de
los diferentes cambios religiosos, políticos, económicos y sociales para
asentar su reino en la tierra. Jesús mismo les aseguró a sus discípulos que
gracias a la labor de otros que sembraron y trabajaron sin ver una gran
cosecha, ellos recogerían los frutos sin tanto esfuerzo (Jn 4:38-39)
Los factores sociológicos y políticos tienen su importancia en el avance del evangelio y en el mayor o menor grado
de crecimiento de la iglesia. Podemos pensar que Dios trabaja independientemente de toda barrera religiosa,
política, económica, cultural, etc., y que ante su omnipotencia estas cosas no deben tomarse en consideración. Sin
embargo, la Biblia y la historia no nos dicen eso, más bien nos hablan de un Dios que se sirve de los diferentes
fenómenos sociales para cumplir sus propósitos: la elección de un nuevo gobernante trae aparejado el
levantamiento nacional y espiritual de Israel (Esd1:4) la invasión de un pueblo enemigo despierta un celo de
avivamiento en los israelitas (Hab 1:5-11); la construcción de calzadas y la vigilancia de las tropas romanas frente
a los delincuentes hace más rápido y seguro el avance del evangelio por todo el imperio romano en la época del
N.T.
La tradición religiosa de cada cultura también influye en el crecimiento del evangelio: Pedro predicó a los judíos y
se convirtieron a miles, después Pablo hizo lo mismo con los paganos pero los resultados fueron menores, y a
veces muy pocos convertidos (Hch 17:32-34) En el año 1859 se produjo un gran avivamiento en Irlanda del Norte,
en la cual convivían católicos y protestantes presbiterianos, sin embargo el citado avivamiento solo afectó a los
protestantes quienes recibieron el fuego del espíritu porque basaban su fe en un cristianismo bíblico, mientras que
entre los católicos nada sucedió.
Nuestra labor es seguir trabajando dentro y fuera de la iglesia, sin afanarse por las cifras ni deprimirse por los
pocos convertidos. Dios está al control de todo y esto debe bastarnos para estar tranquilos (Hch 1:6-8)
Por último, conviene mencionar ese avivamiento extraordinario que en nuestro país muchos anhelan ver para que
se acabe la sequía espiritual y la iglesia crezca.
Si estudiamos los avivamientos bíblicos y posteriores del cristianismo, encontraremos que antes la iglesia fue
limpiada y preparada (el avivamiento primariamente tiene que ver con la iglesia antes que con los perdidos, ya
que estos no tienen necesidad de avivarse, sino de convertirse).
Habacuc ora que Dios avive su obra en medio de los tiempos, pero antes se humilla ante la palabra de Dios y pide
en oración misericordia y perdón por los pecados del pueblo. (Hab 3:2). El Señor puede, en su soberanía, traer un
avivamiento para purificar primero a su iglesia mediante un derramamiento poderoso de su Espíritu y después
extender el fuego a los no creyentes.
Pero antes debemos hacer un diagnostico serio de la condición espiritual de nuestras iglesias y responder a
preguntas como: ¿La predicación y la enseñanza es Cristo céntrica con un especial énfasis en tomar la cruz? ¿Hay
más interés en las experiencias sobrenaturales que en la obediencia a la Palabra de Dios? ¿Ponemos el suficiente
celo y compromiso en el evangelismo y las misiones? ¿Ha entrado el mundo en la iglesia, o la iglesia en el
mundo? ¿Se toleran situaciones pecaminosas y se descuida la buena disciplina? ¿Existen divisiones entre
miembros, falta de perdón y de amor? ¿Existe una actitud materialista, hedonista e individualista entre los
miembros faltando la generosidad, la capacidad de abnegación y la entrega a los hermanos? ¿Los lideres son solo
lideres para realizarse únicamente en su ministerio y ejercer excesivo control sobre la grey o siguen el modelo de
discipulado de Jesús que consistía en dedicar tiempo para preparar discípulos, dándoles ejemplo, amor,
enseñanza, disciplina y delegándoles responsabilidades?
Si las respuestas globales son negativas entonces necesitamos urgentemente orar por un avivamiento en las
iglesias. Los hombres no pueden fabricar un avivamiento, sin embargo Dios busca ciertas actitudes en sus
líderes y en su pueblo antes de bendecirlos. Arreglemos las velas de nuestro barco humillándonos y orando con
perseverancia; prediquemos la santidad y enseñemos en las congregaciones los avivamientos del pasado para
que si sopla un día con gran intensidad el viento de Dios nos halle bien dispuestos (2 Cr 7:14, (Mt 3:3)
¿Cuáles el secreto para el crecimiento continuo de la iglesia?
¿De qué depende? Un planteo directo. Las iglesias que crecen poseen esta clave: una estructura interna
flexible
Cuando abordamos un tema tan importante como es el crecimiento de la iglesia, es necesario mantener en
mente ciertas consideraciones. Es sabido que para poder tener una iglesia en crecimiento necesitamos hacer
énfasis en una de las siguientes áreas de ministerio, o en una combinación de ellas: la predicación de la
Palabra, la oración y una vida de santidad. Sin embargo, parece que estas áreas en sí no son suficientes para
garantizar el crecimiento homogéneo de una iglesia.
Si el crecimiento dependiera solamente de la predicación de la Palabra, tendríamos hoy muchas más iglesias
experimentando un crecimiento veloz.
La realidad nos enseña que no es suficiente tener buena predicación y enseñanza de la Palabra para lograr que
la iglesia crezca. No me mal entienda. Es de suma importancia el cuidado que el pastor pone en la preparación
del sermón como también en la exposición del mismo.
El ministro que toma en serio su ministerio, ha de esmerarse en la preparación del material que ha de
presentar. Sin embargo, eso en sí no es suficiente para que la iglesia crezca. En los casi treinta años de
experiencia en iglecrecimiento, me he encontrado con grandes predicadores y grandes maestros de la Palabra
que pastoreaban iglesias pequeñas, donde el crecimiento ha sido muy lento o inexistente. Tampoco las
oraciones por sí mismas han de edificar grandes iglesias. Hay iglesias donde se hace mucho énfasis en la
oración. Tienen programas de oración diaria, cadenas de oración las veinticuatro horas del día, oraciones
matutinas y vespertinas, montes de oración, campaña de oración, pero la congregación no tiene un
crecimiento notable. En muchos casos, he observado que la iglesia, a pesar de ese gran esfuerzo de oración, se
ha mantenido sin crecimiento alguno. Aún iglesias como la del Dr. Paul Yogui Cho en Seúl, Corea del Sur y
otras, que han experimentado gran crecimiento y hacen un énfasis considerable en la oración, no la consideran
como la única fuente de crecimiento. Es una parte importante dentro de una serie de ministerios y actividades.
Obviamente, creo en la oración y la considero un factor importante para que una iglesia tenga crecimiento.
Aún así, la oración por sí misma no ha de producir el crecimiento.
Tampoco la espiritualidad. Hay iglesias que se rigen por una ética espiritual férrea, con gran entrega y
sacrificio de los miembros, aferrados a una conducta moral ejemplar, ayunos, vigilias, estilo de vida y otras
actividades, pero tampoco eso en sí produce el crecimiento que todos los pastores soñamos tener.
Algo falta. Predicamos lo mejor posible, oramos con gran devoción, entrega y fe, vivimos una vida ejemplar,
y aun así, no vemos el crecimiento que esperamos tener. Aunque la oración, la homilética y la espiritualidad
tienen su sitio predominante en la vida del ministro y en el desarrollo de la congregación, sugiero que la
diferencia entre una iglesia que crece y la que no crece, se encuentra en la estructura interna de la iglesia.
Toda iglesia que experimenta crecimiento numérico apreciable, tarde o temprano tendrá que hacer frente a
esta realidad. Necesita crear una estructura interna flexible. De lo contrario, el crecimiento pronto se
paralizará y causará un estancamiento. Las iglesias tienden a llegar a niveles que han de caracterizar el
alcance de su ministerio y la composición de la congregación.
Para entender mejor este concepto, dividiremos a las iglesias en los
siguientes niveles:
Primer nivel
En un primer nivel, tenemos las iglesias que llegan hasta los ciento cincuenta
miembros. Como bien podemos imaginar, la personalidad de esta iglesia es distinta
a la de mayor número.
Usualmente, estas iglesias tienen un pastor que lleva la carga del ministerio. Es
posible que se desarrollen tres o cuatro ministerios internos, tales como Escuela
Bíblica o algún otro ministerio de Educación Cristiana y procreación de líderes. Ta
vez llegue a desarrollar un ministerio hacia los jóvenes, las damas o la música.
En una iglesia de este primer nivel, el pastor y su familia son los que proveen la
mayor parte del ministerio, cubren cargos importantes en todas las áreas de la
iglesia. Esto provoca una situación algo incómoda dentro de la misma. La
necesidad de tener alguien que se ocupe de los niños, hará que la esposa del pastor
o una hija del mismo se encargue de ese trabajo. Como los jóvenes no pueden estar
solos, otro miembro de la familia del pastor se encargará de cubrir esa necesidad y
así las distintas áreas de la iglesia serán cubiertas por miembros cercanos al pastor.
Eventualmente, esta situación ha de crear un tapón que impide el desarrollo de
otros ministros. No hay delegación de responsabilidades. El pastor, en su afán de
proteger esta congregación y de hacerla crecer, no delega responsabilidad ni
permite que otros miembros fortalezcan su ministerio propio; por consiguiente, la
iglesia tiende a no crear líderes. No es que el pastor sea malo o que a propósito
dañe a su congregación. Lo que pasa es que, como la congregación es pequeña, es
más fácil para el pastor manejarla de esta manera. Hay menos riesgos de errores y
puede controlar todas las áreas de la iglesia en una forma más directa, y la
congregación tiende a ser de espectadores y no de participantes.
( testimonio )
En un principio, en la iglesia en Las Palmas de Gran Canaria, España, yo hacía de todo un
poco. Predicaba, enseñaba en la Escuela Bíblica, dirigía las alabanzas. Era el que abría y
cerraba el templo y muchas veces limpiaba los baños, ordenaba las bancas, recogía los
himnarios, barría el santuario y preparaba los elementos para la Santa Cena. Hasta
contaba la ofrenda después de los cultos. Mi esposa, Sharon, además de ser la encargada
del ministerio de los niños, tenía que ayudarme en todas las otras tareas de la iglesia.
Muchas veces, ella fue la única ujier en el templo.
Un día me di cuenta que en la congregación había personas que tenían distintas
habilidades y conocimientos interesantes. Por ejemplo, había un banquero que, por su
trabajo, tenía las condiciones ideales para encargarse de todo lo que se refería a las
finanzas de la iglesia. Pronto, Pablo López se transformó en el tesorero. Otros miembros
tenían otros dones especiales. Cuando delegué responsabilidad, hubo de inmediato un
nuevo interés en los miembros, una identificación mayor con la iglesia y mucho más
entusiasmo en hacer cosas para Dios.
Sí, cometimos muchos errores. En contadas ocasiones me precipité con algunas personas
que luego me dejaron mal parado, pero estaba dispuesto a correr el riesgo. Esos errores
nos enseñaron a ser mejores administradores de la iglesia.
Un pastor que no delega responsabilidades tendrá una iglesia estancada, sin
crecimiento.
En una congregación de cien o más miembros, hay por lo menos dos personas que tienen
posibilidades de liderazgo y que pueden recibir delegación de responsabilidades.
No tema en delegar. Tal vez no harán las cosas exactamente como usted puede hacerlas,
pero pronto aprenderán. El pastor siempre es la pieza clave en el proceso del crecimiento de
la iglesia, ya que depende de él el entrenar, hacer discípulos y forjar sus líderes.
Segundo nivel
Cuando una iglesia sobrepasa los ciento cincuenta miembros y llega hasta
los doscientos cincuenta, forma parte de este segundo nivel.
El mensaje sigue siendo el mismo. Sin embargo, las necesidades y la
nueva personalidad de la congregación son distintas.
Si el mensaje es el mismo, lo que produce y sostiene el crecimiento,
es la estructura interna de la iglesia.
A consecuencia de esos cambios estructurales, la iglesia pasa al
siguiente nivel.
Tercer nivel
Estas son iglesias que llegan hasta los quinientos miembros. Otra vez,
la personalidad de la iglesia, las necesidades de la misma, la
organización interna, son distintas a la de las iglesias de otros niveles
inferiores. Aunque siempre se mantiene la predicación de la Palabra,
existe una mayor delegación de parte del pastor. Cada doscientos
cincuenta miembros que se añadan a la congregación producirán
cambios en la estructura. En ocasiones, los cambios han de ser
drásticos, como la amputación de algún ministro o ministerio. En la
mayoría de los casos, los cambios son casi imperceptibles, pero
necesarios. Las necesidades de la congregación varían. Hay nuevas
áreas de ministerio que necesitan ser consideradas y debido al
crecimiento de la congregación, el pastor ha de ministrar más y más a
los líderes.
Eventualmente, llega el momento en que el pastor no
tiene por qué preocuparse de la administración directa
de la iglesia. Ya que ha delegado distintas áreas de la
iglesia, no se preocupa más de organizar la Escuela
Bíblica, ni de cerrar la puerta de la iglesia al término
del culto, ni de hacer los depósitos bancarios ni los
pagos, ni de llevar a los Exploradores del Rey en la
siguiente excursión. Este proceso de delegación, crea
una estructura interna de líderes. Al principio, será una
estructura simple, con pocos líderes, pero a medida
que la iglesia crezca, esa estructura debe ser reforzada
y ampliada para llegar en una forma efectiva a toda la
congregación. Como pastores, queremos que nuestros
líderes triunfen en el desempeño de sus ministerios. Si
ellos desempeñan bien su función, la congregación
estará feliz y una congregación feliz, es una
congregación que crece.
Y eso es lo que pretendemos: que la iglesia crezca.
Dinámica de crecimiento de la Iglesia.
La voluntad y el plan de Dios para su iglesia es que sea una iglesia creciente.
Dale E. Galloway es el pastor principal de New Hope Community Church en
Portland, Oregón, EE.UU. En 1972, sin dinero ni gente alguna, emprendió un
ministerio de esperanza para los millares que no asisten a su iglesia en
Portland. El crecimiento de esta iglesia fue extraordinario. En los primeros
diez años aumentó de cero a mil miembros. Y posteriormente, en los últimos
diez años, ha crecido hasta llegar a seis mil miembros, con ministerios
semanales de más de cinco mil quinientas personas.
A continuación transcribimos algunos de los principios que enseña en cuanto al
crecimiento dinámico de la iglesia.
Principio : Pon la oración en el corazón de tu vida personal y de la vida de la
iglesia.
Muchos piensan equivocadamente que si consiguen de alguna manera el
programa correcto, entonces el crecimiento de la iglesia será automático. Este
es un enfoque equivocado. El poder impulsor tras la iglesia creciente es la
oración ferviente.
A comienzos del libro de los Hechos vemos que las señales y prodigios, y la
explosión de crecimiento de la iglesia, fueron el resultado de la oración. El
poderoso movimiento de Dios en una iglesia nunca tiene lugar sin oración. Por
lo tanto, como líderes de iglesia debemos hacer una prioridad de la oración en
nuestra vida personal, y ser modelos de oración para nuestras congregaciones.
Una característica que encontrarás en toda iglesia creciente es que la oración ha
recibido un lugar central en la vida de la iglesia.
Cada página de la historia de la Iglesia de los primeros tiempos está
llena con la persona del Espíritu Santo. Fue el Espíritu Santo actuando
en y por medio de los actos de los discípulos lo que hizo que la Iglesia
tuviera un crecimiento exponencial. Por medio del Espíritu Santo fluye
la salvación en el nombre de Jesús. Por medio del Espíritu Santo fluye la
sanidad en el nombre de Jesús. Por medio del Espíritu Santo la gente es
llamada y motivada al ministerio. Por medio del Espíritu Santo los
desesperados reciben nueva esperanza. Por medio del Espíritu Santo el
quebrantado es hecho íntegro. Por medio del Espíritu Santo los
apenados encuentran que su noche es transformada en un cántico
nuevo en la mañana.
El líder que quiere pastorear una iglesia dinámica conocerá al Espíritu
Santo y dirigirá a su gente a la vida llena del Espíritu. Sin gente que sea
llenada con el Espíritu Santo, que tenga comunión con el Espíritu Santo
y que fluya en el Espíritu Santo, el crecimiento de la iglesia no será una
realidad.
Principio : Lleva a la gente a una comunión personal con el Espíritu Santo
La Biblia lo dice en Zacarías 4:6: «No por el poder ni por la fuerza, sino
por mi Espíritu, dice el Señor de los ejércitos» (BLA). Donde se da
derecho de paso al Espíritu Santo y se le responde con las palabras: «Sí,
Señor, sí», muchos de nuestros errores e insuficiencias serán más que
compensados, y la obra del Señor será bendecida y multiplicada muchas
veces.
Principio :
Desarrolla y fomenta los ministerios que satisfacen las necesidades
de la gente
Uno de los secretos del éxito es hallar una necesidad y satisfacerla.
Encuentra una herida y sánala. La manera de establecer un ministerio que
satisface necesidades es encontrar una gran necesidad padecida por
muchas personas. Luego, encontrar cristianos que tengan los dones
espirituales para ministrar a esa necesidad y que tengan la visión y el
corazón para ver lo que Dios puede hacer por medio de tal ministerio.
Estos líderes pueden ser personas del equipo o laicos, que tengan el
corazón y el tiempo para el trabajo.
Efesios 4:12 deja en claro que el pastor y los pastores del equipo tienen
que «Perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo». Los cristianos felices sirven a los
cristianos. Nuestro trabajo de líderes es movilizar a nuestra gente para
el ministerio.
Así, en cada aspecto del ministerio, tenemos períodos para reclutar y
entrenar, y seguimos motivando y exhortando a la gente en su
participación en el ministerio particular en el que sirven.
Estoy convencido de que la participación en el ministerio debe tener
lugar con entrenamiento de las destrezas del ministerio. Ambos se
complementan. Cuando uno se separa del otro, no obtiene el producto
que se necesita para ser realmente efectivo en la obra de Cristo.
Principio : Edificar un equipo de personal de tu propio cuerpo local
Esto abarca al portero, las secretarias y todo el personal de ministerio. Noventa
por ciento de estas personas han salido de nuestro propio ministerio. Estamos
constituyendo nuestra propia planta. Todavía no he pasado por algún problema
grande con alguien del equipo que haya salido de nuestro ministerio. Los pocos
problemas que he tenido con la gente de planta en el curso de los años, siempre
han sido con personas traídas de afuera. La gente ha venido en busca de trabajo, o
yo he andado buscando a alguien para desempeñar un trabajo. Pero la gente que
ha sido contratada desde dentro de la iglesia no se ve como solo «teniendo un
trabajo». Son partícipes plenos de la misión y del ministerio de la Nueva
Esperanza. Ellos harían la obra del ministerio sin remuneración. Sé eso porque
han hecho la obra del ministerio sin recibir pago antes de ser puestos en el
equipo. Son enseñables, dóciles, leales y comprometidos con la visión y el
ministerio de la Iglesia de la Comunidad de la Nueva Esperanza. Si eres un pastor
titular y quieres construir un equipo fuerte, que entienda tu visión y que ministre
de acuerdo con tu estilo, entonces construye tu personal de la gente que ya está
triunfando en la obra del ministerio de tu iglesia. Creo que es bíblico que la gente
sea fiel en un área del ministerio antes de ser ascendidos al siguiente nivel del
ministerio. También esto ofrece una fuerte motivación para que todos los que se
ofrezcan voluntariamente al ministerio, sepan que pueden tener una oportunidad
de trabajar a tiempo completo para el Señor en la planta de personal de la iglesia.
La gente talentosa de tu propio ministerio trabajará de todo corazón para ti en el
equipo pastoral si le das la oportunidad. Págales aproximadamente lo mismo que
ganan en empleos seculares antes de que los desafiaras a ingresar a tu equipo. Te
sorprenderás de la facilidad con que responden
Principio : Procura la excelencia del ministerio, desde arriba hacia abajo.
Que el equipo procure la excelencia del ministerio da un aire de respeto y dignidad a toda
la congregación. El pastor titular y los otros miembros del equipo establecen el ritmo. Lo
que emprendas, hazlo bien y de primera clase. Si predicas sermones, prepáralos como un
profesional. Si enseñas en un curso, hazlo en forma óptima. Si administras negocios de la
iglesia, hazlo en forma empresarial, de primera clase. El edificio de la iglesia no tiene que
ser lujoso, pero debe ser atractivo y bien mantenido. Nuestro propósito es dar gloria al
Señor. Queremos darle lo mejor de nosotros, para que lo mejor de Él pueda fluir por
medio de nosotros a las vidas de las personas de nuestra comunidad
Principio : Apóyate en tus puntos fuertes y refuerza tus debilidades.
Ten la sabiduría se reconocer tus puntos fuertes y, agradecido de Dios, apóyate en esas
fortalezas. Haz aquello en que en los primeros años puedas tener éxito y edifica sobre los
triunfos. ( testimonio)
Hace unos dos años, uno de los hombres de negocios del directorio de mi iglesia me
formuló esta pregunta: «Pastor, ¿cuáles son las debilidades de nuestra iglesia?» Le sonreí
y empecé a hablarle de todas las cosas maravillosas que estábamos haciendo. Él
profundizó un poco más y dijo: «No le pregunté por nuestros triunfos, sino cuáles son
nuestras debilidades». Y siguió explicándome que en su negocio él no realiza mejorías si
no está dispuesto a considerar las debilidades.
Después de que se fuera, en ese día escribí cinco áreas de ministerio que yo pensaba que
mostraban ciertas debilidades. Sorprendentemente, seis meses después cada una de
esas debilidades había sido convertida en una nueva fortaleza. Ten el coraje de mirar los
aspectos débiles en tu iglesia y, luego, ponte a mejorarlas hasta que lleguen a ser
fortalezas. No hay iglesia donde no haya lugar para mejorar. Cada vez que mejoramos
algo en nuestra iglesia, nos preparamos para ser más efectivos en el ministerio de
nuestro Señor.
Principio : Usa al máximo tu edificio, mientras lo preparas para
el futuro.
Antes de terminar nuestro auditorio teníamos una activa y vivaz
iglesia de 4.000 personas, en un edificio diseñado para 500 a
600 personas. Lo hacíamos multiplicando los servicios
dominicales y los ministerios múltiples de cada día y noche de la
semana. La forma de hacer crecer una iglesia es usando al
máximo el empleo de sus instalaciones. La mayoría de las
iglesias cometen el error de construir demasiado pronto sus
edificios. Personalmente creo que los expertos en crecimiento
de iglesia se equivocan al sugerir que la iglesia no crecerá más
cuando se llena 75% de los asientos. Lo que yo quiero saber es
¿por qué no? ¿Por qué no puedes tener dos servicios en vez de
uno? ¿Por qué no puedes tener cinco o seis servicios
dominicales? Cada vez que agregas un servicio aumentas el
ingreso y reduces los gastos fijos generales. No creo que una
iglesia esté lista para construir hasta que no llene su edificio
varias veces en los domingos.
Esto no significa que no planifiques temprano la construcción. Importa
mirar adelante y empezar a planificar la construcción para abrigar la
visión que Dios ha puesto en tu mente y corazón. Piensa en cosas
como el acceso. Piensa mucho en el estacionamiento. No puedes
construir una iglesia grande sin exceso de estacionamiento. El sitio de
estacionamiento es tan importante, si es que no lo es más que la clase
de edificio que construyas. Piensa mucho y bien en el sonido e
iluminación. No sirve para nada construir un edificio hermoso si la
gente no puede ver ni oír lo que pasa en el servicio. Construye tu
edificio pensando en los ministerios que tienes y en los que vas a
tener. No entregues el liderazgo a un arquitecto sino dile cuáles
ministerios deben facilitarse dentro de un edificio inspirador.
Principio: Sé un pionero, no un colono.
Los colonos van a lo seguro, mientras que los pioneros van a la
aventura nueva. Cada año debes agregar algo nuevo. Si no lo haces
así, estás diciéndole a la gente: «Nos hemos parado, no vamos a
crecer más». Una iglesia creciente será una iglesia que se expande a
nuevos ministerios. Una iglesia no puede quedarse estática. O será
una pionera y seguirá adelante, o si se vuelve como un colono,
empezará a morir. Las semillas de la decadencia echan raíces cuando
la iglesia deja de avanzar. Dios nunca concibió que vivamos como
colonos. Como lo dice el antiguo cántico: «Este mundo no es nuestro
hogar, estamos solo de paso». Dios nos ha elegido y llamado a hacer
cosas «aun mayores que esas:(Visión 20/20, de Dale E. Galloway, Editorial Unilit )
El kkk
EL STATUS QOU
enemigo mas grande de la iglesia se llama “Status Quo”. Según la
enciclopedia Wilkipedia, status quo es la condición existente. Es
aquella posición donde se entra en complacencia y se resiste
cualquier cambio. El “status quo” nos dice que la forma como lo
hemos hecho es suficiente y no es necesario causar olas. El
problema que el “status quo” trae, es que nos estanca y no nos
permite entrar a los nuevos niveles y destino que Dios tiene para la
iglesia. El pueblo de Israel experimento esto al resistirse a entrar a
la tierra prometida. Y aunque muchos predican que fue Dios quien
no los entro, fueron ellos los que trazaron la línea para no entrar –
“Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así
haré yo con vosotros” (Números 14:28).
Dios quería llevarlos a una tierra en la cual fluía leche y miel, o sea,
una tierra de bendición y multiplicación. demanda cambios. ¿Estas
dispuesto a hacerlos?
Recordemos que cuando ellos salieron de Egipto, salieron prósperos y
sanos. El libro de los Salmos dice que no había ni uno enfermo entre
ellos y que salieron con oro y plata (Salmo 105:37).
Aunque salieron bendecidos no era la voluntad de Dios que se
quedara en aquel nivel. Dios quería llevarlos a un lugar, donde
aquellas bendiciones que experimentaron al salir de Egipto fuesen
multiplicadas. Entienda esto, a Satanás no le molesta que usted sea
sano o que sea prosperado, siempre y cuando usted permanezca en
el nivel que él le traza. Faraón estaba dispuesto a dejar salir al pueblo
y que adoraren a Dios, pero que se quedaren en los confines de
Egipto – “Dijo Faraón: Yo os dejare ir para que ofrezcáis sacrificios a
Jehová vuestro Dios en el desierto, con tal que no vayáis mas lejos
(Éxodos 8:28). Y les pidió que oraren por él, que religioso. Es aquí
donde el “status quo” le roba la bendición a la iglesia. Dios quiere
que vayamos mas lejos, que boguemos mar adentro; pero Satanás
quiere que nos quedemos a un nivel donde la religiosidad este
satisfecha. Donde no haya persecución y todos nuestros vecinos
religiosos estén contentos. Recordemos, que cuando hacemos una
decisión de ir hasta donde Dios quiere llevarnos, seremos
perseguidos (Marcos 4:17, Marcos 10:30). Lo interesante, es que
esta persecución es manipulada por aquellos religiosos que quieren
diseñar hasta donde debe de llegar la iglesia. Y vea que esta
persecución viene primeramente, de los que son parte de la casa
(Mateo 13:57, Zacarías 13:6).
Es ahí donde esta la encrucijada ya que hemos aprendido que la
persecución viene de afuera y no adentro. Y por lo tanto, cualquier voz
de adentro que nos suene en desacuerdo con lo que Dios dice a nuestro
corazón, nos hace quedarnos en el bote. Cuantos le dirían a Pedro que
no saliera a caminar en el agua, que se quedara en el bote lo cual era
mas seguro. Además no fuimos hechos para caminar en el agua. Si
Pedro hubiere hecho caso a estas voces jamás hubiese caminado sobre
el agua. Claro alguien dirá, “pero se hundió”. Cierto, pero caminó.
Saque un momento para leer esta historia en Mateo 14:28-31, y notara
que fue el Señor quien invito a Pedro a caminar sobre el agua. La
palabra “ven” es una invitación. No fue el caminar sobre el agua lo
que puso a Pedro en aprietos, sino el mirar el fuerte viento. He aquí
una lección para aquellos, que se atreven a aceptar la invitación del
Señor a caminar en las aguas; no mire lo fuerte de la oposición sino
mantenga sus ojos en la visión y sus oídos en la palabra de Dios. El
problema del status quo es que le hace resistencia a todo aquello, que
demande un cambio. La razón es simple, todo cambio demanda que
nosotros cambiemos también y la naturaleza humana resiste el
cambiar. Para Dios es fácil crear un hombre o una mujer, lo que toma
tiempo es transformar esta.
Si volvemos a la historia de Israel en Números 13, encontramos que
Dios le dijo a Moisés que enviara 12 líderes a reconocer la tierra que
él les daba (v.2). Esto para que ellos al regresar confirmaran que
verdaderamente esa era la tierra que fluía leche y miel. Al estos lideres
regresar testificaron que verdaderamente esa era la tierra de la
promesa (v.26). Si hubiesen hablado hasta aquí, todo hubiera sido
bendición. Pero diez de ellos comenzaron a decir que habían visto allá
a los enemigos de Israel y lo presentaron en una forma de derrota.
Caleb el cual había sido parte de los doce oyó el reporte y vio el
temor y la incredulidad en ello. Así que inmediatamente hizo
callar al pueblo y les recordó que ellos eran poderosos para tomar
la tierra (v.30). Y es aquí donde el status quo saca afuera la
terquedad humana. Es aquí donde lo que tenemos o teníamos es
comparado con lo que Dios quiere hacer, y se distorsiona la
verdad de Dios llamando su promesa mentira. Esto no por
aquellos que creen a Dios y la promesa sino por aquellos de
mente religiosa que resisten el cambio. Note que en el verso 27 al
33 ellos testificaron que verdaderamente esa era la tierra. Pero
ahora, en el verso 32 dice – “Y hablaron mal entre los hijos de
Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por
donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus
moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son
hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos
de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro
parecer, como langostas; y así les parecimos a ellos”. Es aquí,
donde la mayoría de las iglesias prefieren quedarse en el status
quo” y no entrar al destino que Dios tiene para ellos. Caleb
entendía que si Dios había destinado la tierra para ellos, la podían
tomar. Este hombre tenia un espíritu diferente (Números 14:24).
Note lo que Dios dice acerca de Caleb.
decidió ir en pos de mí”. Estas palabras denotan que hubo que hacer
una decisión, vamos en pos de Dios, entramos a su destino, o nos
quedamos en el status quo. Decisiones demandan cambios. Cuando
Dios nos presenta con nuestro destino tiene que haber un cambio..
Cambios son oportunidades para subir al próximo nivel con Dios. El
mundo religioso ataca y critica cuando se hacen estas declaraciones ya
que no están dispuestos a tomar el reto del próximo nivel. Cuando Dios
nos da una verdad presente, lo cual son verdades que la iglesia ha
puesto a un lado y Dios la restaura; toma una decisión entrar a esta
verdad. Esto causara un cambio ya que se elimina la mentira que ha
estado suplantando esa verdad.
Lo que la iglesia entiende como doctrinas básicas, en un tiempo fueron
doctrinas guardadas, escondidas por la religión de aquel tiempo. Tomo
reformadores como Lutero que sin temor al clero Católico sacaron estas
verdades y las proclamaron entendiendo que esas doctrinas eran
verdades presentes para su tiempo. Estos hombres de espíritu diferente
son los que han encaminado la iglesia a su destino.
El pueblo de Israel estaba frente a una gran decisión que le llevaría a su
destino como nación. Entraban a la tierra o se quedaban en el desierto.
Era “Status Quo vs. Destino de Dios”. Pero el pueblo prefería quedarse
como estaban ya que entrar a la tierra demandaba un cambio. Iban a
tener que cambiar su forma de pensar, hablar y verse. No era que los
gigantes los vieran a ellos como langostas, note que ellos se veían como
langostas – “…y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y
así les parecimos a ellos” (Números 13:33).
El diablo lo ve a usted como usted se ve. Jamás
podremos entrar a una tierra de gigantes con imagen
de langosta. Hay que cambiar la imagen, hay que
verse como gigante. La tierra prometida, la tierra de
abundancia es tierra de gigantes. Un saltamontes es
tragado en esa tierra. Cuantas iglesias quedan atrás y
desaparecen por no entrar al nivel de gigantes que
Dios tiene para ellos. El status quo es nivel de
saltamontes, el Destino de Dios es nivel de gigantes.
Todavía Dios sigue restaurando a la iglesia verdades
presentes. Al igual que en otros tiempos, hay
persecución y estas verdades traen retos los cuales
demandan cambios. Es importante echar mano de la
palabra de Dios y si estas verdades presentes van a
margen de la Palabra tenemos que caminan en ellas y
no resistir como hizo el pueblo de Israel al principio
del siglo pasado. Dios esta llamando a la iglesia a un
nivel de vida más alto, pero ese nivel demanda cambios.
Una Visión Perfecta:
Una persona de visión corta (en lo natural), no llega muy lejos. Tendrá
temor de tropezar con aquello que no puede ver. Por el contrario, una
persona con visión correcta no tiene temor de tropezar ya que puede ver
los obstáculos y sabe como vencerlo.
LA VISION DE LA IGLESIA
Al decir visión no me refiero a ver una aparición, una cortina
corriéndose en lo espiritual, o una experiencia mística. Visión es aquella
meta. Aquel sueño que Dios ha depositado en usted, sobre su parte o
misión en el reino de Dios.
La palabra visión debe de ser una palabra muy importante para la iglesia.
La Biblia dice: “Sin profecía el pueblo se desenfrena” (Prov. 29:18).
Esta palabra “profecía” se traduce “visión” en la versión King James de
la Biblia y literalmente se lee de esta forma; “Donde no hay visión el
pueblo perece”. El traductor en la King James hace una nota marginal
sobre la expresión “pueblo perece”, “el pueblo esta desnudo”. Esta nota
es clave para entender la importancia de tener visión.
Primero, un pueblo, iglesia, o una persona sin visión esta desnuda. Esto
significa que no va para ningún lugar, ya que sin ropas no salimos a
ninguna parte. Por consiguiente una iglesia sin visión es una iglesia sin
destino. Una iglesia con visión es una iglesia con un camino y una meta
trazada. Podríamos decir que una iglesia con visión es una iglesia con
dirección.
Segundo, una iglesia sin visión perece, ya que no tiene dirección.
La podríamos comparar con un barco que lleva personas a un
destino. Este barco tiene que tener un timón que dirige su viaje.
Falta de visión es tener un barco sin timón. Este será dirigido por
las olas y terminara en las rocas destruido o encallado en algún
arrecife. Así es la iglesia que no tiene visión, se mueve según las
circunstancias, llevándole estas a la destrucción o se quedara
anclado en puerto sin ir a ningún lado.
¿Qué tan amplia debe de ser nuestra visión? La pregunta correcta
seria ¿Qué tan lejos queremos llegar para el reino de Dios?
Nuestro crecimiento y nuestros logros serán de acuerdo a nuestra
visión. Una persona de visión corta (en lo natural), no llegará muy
lejos. Tendrá temor de tropezar con aquello que no puede ver. Por
el contrario, una persona con visión correcta no tiene temor de
tropezar ya que puede ver los obstáculos y sabe como vencerlos.
Una persona con visión correcta, no permite que nada lo detenga
de llegar a donde quiere llegar.
EL TAMAÑO DE LA VISION En palabras simples, nuestra visión
tiene que ser de acuerdo a la grandeza de nuestro Dios y no acuerdo a
los obstáculos. En treinta años que llevo en el ministerio, no he
encontrado que la Biblia diga en algún lugar que Dios es mezquino. Por
el contrario, he encontrado que: “Mi Dios pues suplirá todo lo que os
haga falta de acuerdo a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil.
4:19). Esta expresión “de acuerdo” es lo mismo que decir “a la misma
medida”. Dios suplirá de acuerdo a la medida que tengamos de él. El
rey Salomón decidió edificar un templo a Jehová y he aquí sus palabras:
“Y la casa que tengo que edificar, ha de ser grande; por que el Dios
nuestro es grande sobre todos los dioses” (2 Cron. 2:5). La visión de
Salomón era de acuerdo a la grandeza de Dios.
Un obstáculo que existe cuando hablamos de visión, son los hombres y
mujeres de visión corta. Estos han llenado los pulpitos de incredulidad,
y razones por las cuales no podemos lograr la visión que Dios nos ha
dado. Dios no quiere que esto sea así, El quiere que nos levantemos y
subamos al monte Moriah donde podemos mirarle como proveedor, al
monte Sinaí donde le vemos en toda su gloria, al monte Horeb donde
vemos su poder y al monte de la Transfiguración donde le vemos en
toda su majestad y grandeza. Dios quiere que su pueblo tenga una
visión amplia y que camine hacia el cumplimiento de esta.
Quizás nuestra visión sea edificar un templo con suficientes facilidades, para abrir
un colegio Bíblico. Puede que llegue un tiempo cuando parecerá que las finanzas
no van a ser suficientes para hacer esa obra. Podemos sentarnos y mirar el
obstáculo, desanimarnos por la falta de finanzas, o podemos mirar por encima de
este obstáculo y ver al Dios que es más que suficiente para suplir lo necesario para
esta obra. Dios no quiere que vivamos añorando que la visión se cumpla, sino, que
vivamos para cumplir la visión. El no entender este principio troncha la visión de
Dios para la iglesia. Le daré un ejemplo; un día llega una profecía de que muchas
almas se van a salvar en cierta iglesia. Que se edificara un templo más grande para
acomodar los nuevos convertidos. Pero que pasa, los hermanos se regocijan y esta
profecía forma una visión en ellos. El tiempo pasa y estos hermanos siguen
sentados esperando que la profecía se cumpla ya que el Señor lo dijo. La realidad
es que la profecía no se va a cumplir y por ende la visión es tronchada. La razón
para que la profecía no se cumpla es esta, recibieron dirección, formaron la visión,
pero no caminaron hacia el cumplimiento de esta. Cuando viene la visión hay que
correr con ella (Hab. 2:2). Debemos entender que es Dios quien da la visión pero
nosotros tenemos que correr con ella. Abraham es un ejemplo de lo que sucede
cuando Dios nos da una visión. En el capítulo 13 del libro de Génesis se nos dice,
“Y Jehová dijo a Abraham, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos y
mira desde el lugar donde estas hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente.
Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre” (Gen
13:14-15). Note la visión de Abraham, “toda la tierra que ves”. Si usted hubiese
estado allí, se daría cuenta que al no haber edificios, Abraham podía ver hasta el
horizonte a los cuatro lados. ¿Cree usted que era bastante tierra la que Abraham
veía? Seguro que lo era. Pero Dios quería darle a Abraham más de lo que este
podía ver. La Biblia dice que Dios hace “todas las cosas mucho mas
abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en
nosotros” (Ef. 3:20).
Hay dos principios en la visión de Abraham que quiero que vea.
Primero, para tener la visión de Dios hay que alzar los ojos. No
podemos tener visión mirando al piso, los problemas pasados o
las circunstancias presentes. Tenemos que levantar los ojos a lo
alto. Segundo, note que tanta tierra Dios dio a Abraham. Si él se
hubiese quedado parado allí, la tierra que veía seria lo único que
obtendría. Pero al Abraham comenzar a caminar el horizonte
hacia donde caminaba se alejaba de él. Mientras más caminaba
mas se ampliaba el horizonte y mas tierra le era dada. Este
segundo principio contesta la pregunta, ¿Qué tan grande quiere
Dios que sea nuestra visión? Mientras mas trabajes en lo que
Dios te ha dado, más crecerá la visión. No tendrá límites pues
Dios no es un Dios de limitaciones. El Dr. Robert Schuller lo
expresa de esta forma, “Es mejor tratar de hacer algo grande y
fracasar, que hacer nada y fracasar como quiera.”
VEA NO OBSERVE
Otro obstáculo para la falta de visión es lo que la Biblia llama
“observadores del viento”. Dice el libro de Eclesiastés “El que al
viento observa no sembrará; y el que mira las nubes, no segará”
(Ec. 11:4). Salomón identifica un grupo de personas, las cuales
piensan que tienen visión ya que están observando algo. La
realidad es que ellos no están viendo nada ya que observan lo
equivocado. Mark Twian habla acerca de una pelea de dos gatos.
Se habían reunido muchos a observar la pelea y alguien pregunto.
Ellos miran la tierra, observan las nubes y dicen “va a llover no
podemos plantar”. Por lo tanto no siegan. A todo lo que Dios
quiere que ellos hagan, le ven una imposibilidad. Siempre
encuentran una excusa para excusar su falta de visión. Dios no
quiere que seamos observadores del viento sino gente de visión.
En una ocasión Jesús corrigió a sus discípulos sobre este asunto.
“No decís vosotros: ¿Aun faltan cuatro meses para que llegue la
siega? He aquí os digo, Alzad vuestros ojos y mirad los campos,
porque ya están blancos para la siega” (Jn. 4:35). Los discípulos
decían que llegaría el tiempo de segar, pero no era todavía.
Estaban observando los tiempos y las nubes. Jesús les da una
visión, “Alzad vuestros ojos y mirad”. Este principio de visión
dice así, “Si puedes verlo, puedes tenerlo”. Deja de estar
observando y comienza a mirar. Pon tus ojos en la visión del
Señor. Deja de estar esperando y comienza a caminar en lo que
Dios esta haciendo. Camina en la visión de Dios.
VISION POR LAS ALMAS
Algo que quiero que note en cuanto a la visión de Abraham y los
discípulos, es que la visión de Dios siempre tiene que ver con
almas. El propósito de Dios darnos una visión no es para que nos
jactemos de tener la iglesia mas grande del pueblo, o que
tomemos la actitud de “mira que mucha fe tengo, El propósito
de Dios es que ganemos almas.
Testimonio.
John Jiménez, pastor de la iglesia La Roca en Virginia, USA; que cuando
el Señor le dio la visión “América para Cristo” él lo compartió con
predicadores de nombre. Estos le expresaron que no podía ser de Dios
pues, ¿Quién era John Jiménez? Lo que ellos no entendieron era que
“América para Cristo” no era para exaltar a un hombre, sino para exaltar a
Jesucristo y ver almas salvadas. Dios no nos da una visión para que nos
hagamos famosos, sino para que la fama de Jesús se extienda por toda la
tierra. Dios dijo a Abraham, “toda la tierra que ves la daré a ti y a tu
descendencia por siempre”. ¿Qué tan grande fue su visión? ¿Qué tantos
descendientes tiene Abraham? Conteste la segunda pregunta y se
contestara la primera. ¿Qué tantos campos le enseño Jesús a sus
discípulos? ¿Estamos todavía segando? La contestación a estas preguntas
le dirán que tan grande debe de ser su visión. “No decís vosotros: Aun
faltan cuatro meses para que llegue la siega. He aquí os digo: Alzad
vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”
(Jn. 4:35). La actitud de los discípulos no era diferente a la de muchas
iglesias hoy en día. Cuando hay falta de visión solo se ven
imposibilidades. En este caso la imposibilidad era “faltan cuatro meses”.
“No es el tiempo todavía” era la excusa. Ellos tenían la mira puesta en el
factor tiempo, mientras que el Señor la tenía puesta en los campos. ¿Puede
ver la diferencia que hace lo que enfoquemos o miremos cuando se habla
de visión? Tenemos que mirar lo que el Señor mira, “Alzad vuestros ojos y
mirad los campos”. Tenemos que mirar no tan solo lo que él mira, sino
también ver lo que él ve, ya están blancos para la siega”. En el tiempo que
llevo en el ministerio he estado en muchos lugares e iglesias. No importa
donde valla la excusa de congregaciones pequeñas es la misma.
Este es un pueblo duro para el evangelio”, o “todavía no estamos listos para
evangelizar”. No hay nada mal en que una congregación sea pequeña, pero sí
lo hay en poner excusas sobre porque no se hace el trabajo evangelistico.
Estas excusas se llaman “falta de visión”.
LA VISION DE DIOS
El mandato del Señor y la visión del Señor son una y la misma, “Almas para
el Reino”. La visión dice, “Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya
están listos para la cosecha” (Jn. 4:35). El mandato dice; “Id por todo el
mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Mr. 16:17). Todo aquello que
hacemos, si no entra en este patrón es visión incompleta o una visión
imperfecta.
Cuando la visión no es perfecta se usan métodos como la forma de corregir la
visión. Lo explicare de esta forma: si en lo natural tenemos problemas con
nuestros ojos y vamos a leer un libro, hacemos uso de lentes o espejuelos. Lo
hacemos para completar aquello que le falta a nuestra visión. Estos artefactos
creados por la ciencia nos ayudan a tener una visión perfecta. Pero es
necesario no tan solo tener los espejuelos sino hacer uso de ellos. Puedo tener
los mejores espejuelos, pero si no los uso mi visión seguirá siendo imperfecta.
Los espejuelos vienen a ser el método que ayuda mi visión. El problema viene
cuando no hay visión; o sea, un ciego no le sacara provecho a los espejuelos.
Podemos hacer aplicación de esto a la iglesia. Hay quienes pasan toda la vida
leyendo sobre como evangelizar, secretos de la evangelización, dan clases de
evangelismo en la iglesia, pero nunca salen a evangelizar. Los métodos son
buenos pero sino se aplican la iglesia seguirá sin visión. Una iglesia sin visión
es el resultado de un líder sin esta. Podemos tener los mejores métodos pero a
menos que estos se pongan en práctica no tendrán efecto. La “visión” y el
mandato “Id” implican acción. Cuando combinamos el “Alzad” con el “Id” el
resultado será una visión 20/20, una visión clara.
anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas”.
La evangelización puesta en práctica es una visión clara. Cuando se
deja de poner excusas de por porque no vamos y porque no vemos
tenemos una visión clara. Dios le ha equipado para llevar a cabo la
Gran Comisión, ha puesto en usted una visión clara. No mire al suelo,
al viento, o al tiempo, levante su cabeza alce sus ojos y mire los
campos blancos esperando por usted para ser segados. No permita
que nada robe su sueño o visión. Son muchas las oportunidades que
se presentaran para el fracaso. Quizás como Pablo llegue el momento
cuando se sienta abandonado, traicionado y no apreciado por aquellos
con los cuales usted esta trabajando
(2 Cor. 11 y 12). Ese es el momento de poner la mirada en la visión y
declarar que la gracia del Señor es suficiente. Recuerde a José en el
libro de Génesis y diga, “La mujer de Potifar le quito el manto pero
no le quito su sueño, no le quito la visión”.
DIFERENTES TECNICAS MODERNAS:
GRUPO G 12
ENCUENTROS
EVANGELISMO PERSONAL
CAMPAÑAS
UNO GANA UNO
OTROS.