1. ENSAYO DE ÉTICA PROFESIONAL
“La relevancia del ¿qué es lo que quiero?
Y la responsabilidad frente a la libertad”
Por Oliver Andonaegui Morales. Estudiante de segundo año, fonoaudiología
UV.2013
1.-Introducción.(pág.2)
2.-Síntesis.(pág.3)
3.-Análisis.(pág.4-5)
4.-Conclusión.(pág.6)
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2. El ser humano, antes que todo es un ser vivo, y de por sí es un ser complejo.
Todas esas complejidades lo hacen muy interesante como “objeto de estudio”, sin
embargo ¿qué es lo que se puede estudiar?
Hay distintos tipos de ciencias que estudian al hombre en diferentes ámbitos, ya
sea biológicamente, antropológicamente, etc. Pero ellas, se podría decir, que no
son completamente imprescindibles, sino más bien corresponde a un interés por
saber más, aunque ¿Qué es básicamente lo que se debe saber? Precisamente
hay algo con lo que se convive diariamente en todas las situaciones y que es de
vital importancia para la vida, o más bien dicho, “la buena vida”, es el ¿qué nos
conviene? Según esto es que “encasillamos” lo que es bueno y malo, debido a si
es que nos conviene o no.
En este aspecto es cuando aparece la ética, que “no es más que el intento
racional de averiguar cómo vivir mejor” (Fernando Savater, ética para amador).
Para entender esto es necesario precisar que con vivir mejor no se refiere a tener
gran cantidad de dinero, y poder comprar todo lo que sea o algo por el estilo, sino
que a una mejor vida humana y para esto es necesario tener relación con otros
humanos y junto con eso construir la humanización. Por esto y para esto se
plantea que frente a cada situación lo principal que se debe hacer es preguntarse
¿qué es lo que quiero? Ya que se dice que cada persona en su interior va a
pretender la buena vida. No obstante somos libres de elegir y, por lo tanto, somos
responsables de cada consecuencia de nuestros actos.
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3. Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas: otras,
para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo. Sin embargo se
puede vivir sin saber de ellas, pero entre todos los saberes posibles existe al
menos uno imprescindible: el de que ciertas cosas nos convienen y otras no. Y en
ellas tenemos la libertad de elegir que queremos, aunque no somos libres de lo
que nos pasa. La libertad conlleva a un comportamiento, y el motivo de éste puede
ser debido a órdenes, costumbres o caprichos. Las dos primeras tienen en común
que parecen que vienen de afuera. En cambio los caprichos te salen de dentro. La
libertad es decidir, sabiendo lo que se está decidiendo. Nunca una acción es
buena por ser una orden, una costumbre o un capricho. Para saber lo conveniente
hay que examinarse y razonar por uno mismo.
No se trata de pasar el tiempo, sino vivirlo bien. Hay que tomarse en serio el tema
de la libertad, pero nadie puede dispensarte de la responsabilidad creadora de
escoger tu camino. Y la ética no es más que el intento racional de averiguar cómo
vivir mejor. La buena vida humana es buena vida entre seres humanos o de lo
contrario puede ser vida pero no será ni buena ni humana. El hombre no es
solamente una realidad natural, sino una realidad cultural, no hay humanidad sin
aprendizaje cultural, el acto recíproco entre humanos es la humanización. Ninguna
cosa puede suplir, el ser humanos.
Hay distintos tipos de imbéciles, los que sueles fastidiarse a sí mismo y no logran
la buena vida. Lo contrario a éstos es ser consciente, es decir, querer lo mejor
para sí mismo, una buena vida y, tratar al otro como humano. Esto significa
ponerse en su lugar, comprenderle desde dentro, tomar en cuenta sus derechos,
relativizar el interés propio para atender también su interés. Ponerte en el lugar
del otro es tomarle en serio. El único interés absoluto es el interés de ser humano
entre los humanos, de dar y recibir el trato de humanidad sin el que no puede
haber “buena vida”. La ética consiste en apostar a favor de que la vida valga la
pena. Y vale la pena porque es a través de ella podemos alcanzar los placeres de
la vida. La alegría es lo máximo que podemos obtener, ya que es un sí a lo que
somos, o mejor, a lo que sentimos ser. Así se puede construir la buena vida.
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4. Ante la pregunta ¿qué es lo quiero? Y la responsabilidad frente a la libertad, la
respuesta no se hace tan difícil al llegar a la conclusión de que se quiere lo mejor
para uno, es decir, la buena vida. Esto puede ser llamado tener conciencia y,
¿cómo se logra esto?, es aquí donde se habla de ciertas cualidades que son
fundamentales para tener esta conciencia. Principalmente, no tomar todo a la
ligera ya que todo vale en esta vida, porque queremos vivir bien, pensar en que
“libertad es decidir, pero también, no lo olvides, darte cuenta de que estás
decidiendo” (Fernando Savater, ética para amador), esto es, que al mismo tiempo
que pensamos en lo que se decide, se debe pensar en que cada acción trae un
repercusión, una consecuencia, cuya responsabilidad es de quien libremente
decidió generar un acto o una omisión (se considera como una acción, aunque no
se “realice”) y lo ideal es que cada acción cometida sea por un único fin,
correspondiente a lo que de veras queremos, o sea, la buena vida.
La libertad es un tema que conlleva muchos aspectos, y a la vez muchas
repercusiones. Pero ¿realmente se toma en serio como debería? ¿Qué es
tomarse en serio la libertad? Tomarse en serio la libertad es en pocas palabras,
ser responsables. Y cada acto producto de la libertad tiene efectos indudables, e
imborrables, por lo que toma fuerza el dicho de pensar antes de actuar, porque
una vez realizada la acción no hay nada más que hacer, no se pueden modificar
las cosas a favor de lo que le conviene a uno. Es aquí donde entra otro concepto
debido a los efectos de la libertad, el remordimiento. “De modo que lo que
llamamos remordimiento no es más que el descontento que sentimos con nosotros
mismo cuando hemos empleado mal la libertad, es decir, cuando la hemos
utilizado en contradicción con lo que de veras queremos como seres humanos”
(Fernando Savater, ética para amador). Decir que la libertad implica ser
responsables, es enfrentar cada consecuencia posible, de la mejor manera, de
modo que se pueda enmendar una decisión errónea y aprovechar cada decisión
asertiva. Sin embargo hay personas que no toman la libertad como algo serio, por
ende no son responsables. Ya que desean el ser libre para atribuirse el mérito de
lo que se logra pero prefieren declararse “esclavos de las circunstancias” cuando
no se logra precisamente un buen cometido. Es decir, no asumen con
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5. responsabilidad sus actos y le echan la culpa a las circunstancias, ya sea a la
sociedad, a la educación, a los padres, a los sistema, etc. Todo ello con el fin de
no sentir remordimiento. “El tipo responsable es consciente de lo real de su
libertad.”(Fernando Savater, ética para amador). “Responsabilidad es saber que
cada uno de mis actos me va construyendo, me va definiendo, me va inventando.
Al elegir lo que quiero hacer voy transformándome poco a poco” (Fernando
Savater, ética para Amador). Se debe poner especial énfasis en el hecho de que
el elegir lo que se quiere hacer va creando de a poco a la persona, por ello es que
se invita a reflexionar sobre el verdadero motivo de lo que queremos, porque así
se puede construir el camino más seguro a una buena vida.
La buena vida, entonces, es elegir lo mejor para uno, mediante un momento de
reflexión sobre lo que de verdad quiero, antes de realizar la acción. En el contexto
en que se refiere a la buena vida, no es sólo eso como se nombra, sino más bien
una buena vida humana. En otras palabras para vivir bien la vida humana hay que
empezar por humanizarla y, ¿cómo se humaniza? Básicamente humanizar la vida
es relacionarse con otros, con otros humanos. Ésta es una relación recíproca, no
es unidireccional, sino en ambas direcciones, lo que quiere decir, que como
humanos se humanizan. Por eso cada uno independiente de su modo de vida, de
su raza, de su manera de hablar, del idioma, hay que tratarlos como tal, y aunque
no suene de una manera muy sutil, son útiles, convenientes para la humanización.
Si bien cada uno es diferente, por tener un pensamiento, un entorno, un contexto
único, somos iguales en lo referente a humanos. “La mayor ventaja que podemos
obtener de nuestros semejantes no es la posesión de más cosas sino la
complicidad y afecto de más seres libres. Es decir, la ampliación y refuerzo de mi
humanidad” (Fernando Savater, ética para Amador). Tratar a las personas como
tal, consiste en ponerse en el lugar, esto va a significar tomar en cuenta sus
derechos, sus intereses, e involucrarse en ellos como si fueran los de uno.
Mientras se tenga en mente estos conceptos, principalmente el preguntarse ¿qué
es lo que realmente quiero?, ponerse en el lugar del otro y ver la buena vida como
una vida construida por la interacción humana, se estará por un “buen” camino, sin
embargo cada uno es libre de elegir qué camino seguir.
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6. Todo lo referente al humano y al proceso de humanización tiene clara relación con
el ser un buen profesional fonoaudiólogo, donde surgen muchos problemas éticos
y se tiene que optar por decidir sobre la vida de otras personas en distintos
contextos. Es por esto que como profesionales, personas, humanos debemos
ponernos en el lugar del otro, es decir, velar por su bienestar. No obstante, hay
situaciones en las que se encuentra una ley que no permite ciertos
comportamientos, es ahí donde es clave la pregunta ¿qué es lo que quiero? Esto
es, ¿hacer terapia mediante tecnicismos, con el fin de cumplir un rol establecido
como profesional? ¿Hacerlo por motivo económico? ¿Hacer lo que la ley dice letra
por letra? O ¿hacerlo con el fin de que el otro reciba la mejor terapia, la mejor
rehabilitación, sin importar los incumplimientos de ciertas normas establecidas, ya
que contribuye con la humanización y me hace feliz? Sin duda alguna es una
pregunta que cada cual debiese intentar responder, y tomar con responsabilidad
sus actos, deliberados libremente y no ser “esclavos de las circunstancias” al no
comprometerse con sus acciones, excusándose por ejemplo en que la ley no lo
permite. Ya que en ningún momento hay que dejar de pensar que ése paciente, es
persona, es humano al igual que uno, por ende hay que ponerse en su lugar. No
sirve de mucho querer una buena vida si no se es capaz de ver en el otro a uno, ni
de tomar decisiones que no son lo que de veras se quiere. Si se anhela la buena
vida hay que indagar, reflexionar, y no olvidarla pregunta ¿qué es lo que quiero?
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