Las valvulopatías son enfermedades que afectan las válvulas cardiacas de forma congénita o adquirida, pudiendo causar estenosis (obstrucción del flujo sanguíneo), insuficiencia (regurgitación de sangre) o prolapso (movimiento anormal). Se clasifican según la válvula afectada y la patología subyacente. El tratamiento depende de la gravedad y puede incluir medicamentos, reparación quirúrgica o reemplazo de la válvula.
2. Las valvulopatías son todas aquellas
enfermedades que afectan a las válvulas
cardiacas, independientemente de su etiología o
la gravedad del cuadro clínico que produzcan.
Cualquiera de las válvulas del corazón: aórtica y
mitral en el lado izquierdo y la pulmonar y
tricúspide en el lado derecho, pueden obstruirse
o llegar a la regurgitación de sangre de vuelta a
la cámara de procedencia, bien sea aurícula o
ventrículo. Las valvulopatías pueden ser
congénitas en el nacimiento o adquiridas a lo
largo de la vida. El tratamiento depende de la
severidad del trastorno e incluye el tratamiento
con medicinas o bien el reparo o reemplazo de la
válvula afectada.
3. Se clasifican siguiendo dos criterios:
La válvula afectada
La patogenia de la enfermedad; si el problema radica en una
disminución permanente del diámetro del orificio (estenosis), una
disminución de la capacidad de la válvula para cerrarse
(insuficiencia), o un movimiento de las valvas en sentido anormal
(prolapso).
4. La estenosis aórtica puede aparecer como un trastorno
congénito detectado en la edad pediátrica, aunque en algunos
casos pasa desapercibida hasta la edad adulta. Ocasionalmente
el sujeto nace con una válvula aórtica bicúspide, el cual produce
un flujo turbulento al pasar la sangre por la válvula conllevando a
degeneración en la cuarta o quinta década de la vida.
También puede aparecer como consecuencia de la calcificación
senil de la válvula, un trastorno degenerativo en el que la fibrosis
y la calcificación conllevan a una obstrucción en la sexta década
de la vida o más tarde. La estenosis aórtica reumática no ocurre
aislada, por lo general se ve acompañada de una estenosis
mitral.
La estenosis aórtica produce sobrecarga sobre el ventrículo
izquierdo en vista de la mayor presión que se requerirá para
expulsar la sangre ante una válvula obstruida. Como
consecuencia la presión sistólica dentro del ventrículo izquierdo
es mayor que en la aorta, produciendo un mayor gradiente de
flujo sanguíneo hacia la aorta y la consecuente hipertrofia del
ventrículo izquierdo como mecanismo compensatorio. Si la
estenosis de la válvula aórtica no se corrige a tiempo, los
pacientes desarrollan insuficiencia cardíaca y la mitad fallece al
cabo de 1 a dos años sin la corrección valvular.
5. La mayoría de los casos de obstrucción de la
válvula mitral se deben a complicaciones de
la cardiopatía reumática, especialmente en
mujeres. La estenosis de la válvula mitral
conlleva a impedimento en el llenado del
ventrículo izquierdo, por lo que aumenta la
presión de la aurícula izquierda. Ese aumento
de presión se refleja a
los pulmones produciendo congestión
pulmonar. En casos severos se reduce
significativamente el gasto cardíaco
6. Signos y síntomas
Los síntomas son leves. Pueden notarse
palpitaciones (una sensación de latidos) o un
palpitar incómodo en el cuello y la persona puede
sentirse cansada. Se puede presentar una molestia
abdominal si el aumento de la presión en las
venas llega a incrementar el tamaño del hígado. El
soplo producido por la estenosis de la válvula
tricúspide se ausculta mediante un
fonendoscopio. Una radiografía de tórax puede
revelar el agrandamiento de la aurícula derecha,
mientras que el eco cardiograma permite ver la
estenosis y valorar su gravedad. Por último, el
electrocardiograma muestra cambios que indican
una sobrecarga de la aurícula derecha. La
estenosis tricúspide en pocas ocasiones es lo
bastante grave como para requerir una
intervención quirúrgica
7. Tratamiento quirúrgico
El objetivo es reparar o sustituir la válvula
enferma, en un intento de aliviar los síntomas
y de mejorar la capacidad funcional del
paciente.
8. Oxigenoterapia:
La administración de oxígeno suplementario
para aliviar la disnea y la hipoxemia de un
paciente cardíaco es una medida terapéutica
habitual.
Pautas generales para el tratamiento de la
hipertensión:
Aplicación de maniobras no farmacológicas
cuando sea posible, aplicación de tratamientos
farmacológicos con cautela, evitar los cambios
bruscos de la presión sanguínea y vigilar la
hipotensión ortostática.
Cirugía cardiaca.