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Silvia Giménez Rodríguez - 154 -
pueden tardar de 5 a 10 años y el AZT meses en causar enfermedades
definitorias de SIDA.
iv. El uso de drogas es suficiente para provocar enfermedades indicadoras
3de SIDA en ausencia de VIH. Siguiendo a Duesberg (1992):
1. entre los usuarios de drogas de New York, que presentaban
enfermedades del SIDA solo se encontró VIH en 22 de 50
muertes por neumonía, 7 de 22 muertes por endocarditis y 11 de
16 muertes por tuberculosis.
2. Se diagnosticó neumonía en 6 de 289 usuarios de drogas
intravenosas seronegativos y en 14 de 144 seropositivos.
3. De 54 personas presas con tuberculosis, 47 habían usado drogas
intravenosas en la calle, y solo 24 estaban infectados con el VIH
4. En un grupo de 24 heroinómanos, la proporción de células T
Helper y supresoras descendía a los 13 años desde un nivel
normal de 2 hasta otro inferior a 1, pero solo do personas eran
seropositivas.
5. Se diagnosticó trombocitopenia e inmunodeficiencia en 15
consumidores de drogas intravenosas, una media de 10 años
después de su adición, y dos de ellos no eran seropositivos.
6. La cuantía de los linfocitos se reducía por la inyección prolongada
de drogas, no sólo en 111 seropositivos, sino también en 210
toxicómanos intravenosos seronegativos de Holanda.
7. Se observó la misma linfoadenopatía, pérdida de peso, fiebre,
sudor nocturno, diarrea e infecciones bucales en 49 de 82
consumidores habituales de drogas intravenosas seronegativos y
89 de 136 seropositivos de Nueva York, y un 40% de 113
consumidores de drogas franceses, de los cuales 69 eran
seropositivos y 44 seronegativos y con una prolongación de
consumo de drogas de 5 años.
Silvia Giménez Rodríguez - 155 -
8. De los seis varones homosexuales sin VIH con sarkoma de
Kaposi, cinco usaban nitritos inhalados.
9. Se observaron deficiencia neurológicas semejantes en 12 niños
seropositivos y 16 seronegativos hijos de madres drogadictas.
b. Hipótesis de los agentes estresantes inmunológicos y SIDA. Giraldo7
1. Agentes estresantes inmunológicos
En opinión de Giraldo (2002:21) nunca se ha demostrado científicamente que el VIH
destruya el sistema inmunológico. Los investigadores ortodoxos que mantienen este virus como
el desencadenante del SIDA, capitaneados por Montagnier, llegaron a la conclusión de que el
virus por sí solo no lo desarrollaba y necesitaba de cofactores para la explicación de la génesis
7 Médico, especialista en medicina interna, especialidad en enfermedades infecciosas de la Universidad de
Antioquia, Colombia. Graduado con distinción de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad de
Londres al obtener un Magister de Ciencia en Medicina Clínica Tropical. Por cuatro décadas se ha dedicado a
actividades clínicas, académicas e investigativas en diferentes aspectos de las enfermedades infecciosas,
inmunológicas y tropicales en varias regiones de Colombia, los Estados Unidos, Europa y África. La mayor parte de
su carrera investigativa ha sido en el campo de las inmunodeficiencias secundarias o adquiridas, especialmente
aquellas que ocurren en los países empobrecidos. En 1976, con el profesor Jacob Frenkel del Centro Médico de la
Universidad de Kansas, estudió las infecciones por el Toxoplasma gondii y por el Pneumocystis carinii, como
marcadores de riesgo para inmunodeficiencias humanas severas. También durante 1967, estudió las micosis
oportunistas con el profesor Donald Greer del Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) de la
ciudad de Kansas. Durante 1974 y 1975 en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad de Londres,
estudió los principales factores de riesgo para el sarcoma de Kaposi, como un marcador de inmunodeficiencia
severa en varios países del África. De 1979 a 1987 ejerció su profesión en una región selvática de Colombia. Allí
tuvo la oportunidad de trabajar hombro a hombro con curanderos tradicionales y de explorar las diferentes
condiciones médicas relacionadas con la pobreza y la malnutrición tales como las infecciones, las parasitosis y toda
una gama de inmunodeficiencias. Investigador independiente del SIDA desde 1981 y tiene varias publicaciones
sobre el tema. En 1997 escribió el libro: "El SIDA y los agentes estresantes inmunológicos: El SIDA no es una
enfermedad infecciosa ni se transmite sexualmente. Este es un síndrome tóxico-nutricional causado por el
alarmante incremento mundial de agentes estresantes para el sistema inmunológico" Este libro escrito originalmente
en inglés, fue modificado, ampliado, traducido al español y publicado en 2002 por la Universidad de Antioquia,
Colombia. Desde 1993 hasta el presente trabaja en los laboratorios de inmunología y de diagnóstico molecular del
"New York Presbyterian Hospital, Weill Cornell Medical Center" en la ciudad de Nueva York. Donde ha tenido la
oportunidad de realizar y conocer en detalle las pruebas de Elisa, Western blot y Carga Viral para el VIH. Desde el
año 2000 forma parte de un panel internacional de expertos para asesorar al gobierno del Presidente Thabo Mbeki
de la República de Sudáfrica en asuntos relacionados con el SIDA. En el año 2003 fue invitado por los Ministros de
Salud de 14 países del África y les presentó su propuesta de “Terapia nutricional para el tratamiento y la prevención
del SIDA”. Expresidente de "Rethinking AIDS" el grupo internacional por el replanteamiento científico del SIDA;
miembro de las juntas directivas de HEAL-New York "Health Education AIDS Liaison" y de la Fundación Arte y
Ciencia de Medellín, Colombia.
Silvia Giménez Rodríguez - 156 -
del SIDA (Sonnabend et. al. 1983a; Root- Bernstein, 1993; Fauci, 1993a; Levy 1998). Desde el
punto de vista disidente, se entiende que esos “cofactores” son los agentes causales y no sólo
ayudantes, de la inmunodeficiencia y que pueden generar SIDA independientemente de los
resultados positivos a las pruebas del VIH. Giraldo por lo tanto denomina a los “cofactores”
ortodoxos, como “agentes estresantes inmunológicos”8 y los define como “aquellos estímulos
externos que tienen la capacidad potencial de inducir respuestas al estrés en el sistema inmune”.
(Giraldo, 2002:22)
En el último siglo son numerosos los agentes estresantes hacia los seres vivos del
planeta, con un origen químico, físico, biológico, mental y nutricional. Agentes que generan
efectos tóxicos en los diferentes sistemas corporales del hombre, con especial incidencia en el
sistema inmunológico. Una variedad de estos agentes estresantes constituyen la causa real del
SIDA y su distribución varía dentro del grupo de personas que en la actualidad presentan el
síndrome (Giraldo 1997a, d, e). Para evidenciar la toxicidad de estos agentes, o bien se miden
los estresantes mismos, o bien se constatan los efectos que estos tienen para la salud humana y
más concretamente para el sistema inmunológico.
El desarrollo agrícola, industrial y tecnológico ha generado toda una industria
contaminante a base de sustancias químicas, productos sintéticos, pesticidas, herbicidas,
fertilizantes, detergentes, colorantes, medicamentos, equipos eléctricos, electrónicos y
magnéticos, que emiten radiaciones amenazantes para la salud (Benarde, 1989; Hoffman, 1993;
Goldberg, 1995), como pueda ser el caso de los teléfonos móviles e inalámbricos (Bennett,
2000). Asimismo, el calentamiento de la tierra, la lluvia ácida, el agujero de la capa de ozono, la
erosión de los suelos, la deforestación, los vertederos, generan también un ambiente tóxico
(Benarde, 1989; Mitchell, 1992; Hoffman, 1993; Wheelwright, 1995) En 1995 los científicos
Crutzen, Molina y Rowland ganaron el premio Nóbel de química por sus descubrimientos en los
años 70 sobre los efectos destructivos de los carbonos clorofluorinados para la capa de ozono,
utilizados por las industrias de la refrigeración, plásticos y aerosoles.
8 La investigación de Hans Seyle sobre estrés es recurrente en este punto para comprender la patogénesis del
SIDA. Entendido, el estrés, como el síndrome producido por diferentes agentes nocivos, más tarde conocido como
“la respuesta al estrés” y definiéndolo como “el resultado específico a cualquier demanda del cuerpo, siendo el
efecto mental o somático” (Seyle, 1982)
Silvia Giménez Rodríguez - 157 -
El abuso de tabaco, alcohol, cocaína, heroína, marihuana, anfetaminas, inhalantes y
otras drogas recreativas es una epidemia que afecta a muchos grupos sociales en todos los
continentes. En Estados Unidos el uso de cocaína aumentó de 5 millones en 1974 a 25 millones
en 1985, en el mismo período el porcentaje de alumnos de secundaria consumiendo marihuana
pasó del 40 al 55% y el reconocimiento del consumo de drogas ilícitas en los jóvenes, pasó del
25 al 35%. También se ha generalizado el uso de inhalantes volátiles, así como el uso de
anfetaminas. (Health USA, 1993). El interés de mostrar datos de este período de tiempo está en
consonancia con las fechas de aparición de lo que hoy llamamos la epidemia del SIDA.
Pero este desarrollo que genera perversiones tóxicas globalizadas para el planeta,
también genera progresos locales y desiguales nada globalizados. La distancia entre los países
que disfrutan de la riqueza y de los recursos y los que no la disfrutan cada vez es mayor y la
distancia entre los más ricos y los más pobres de un mismo país por lo general también va
aumentando (PNUD). La peor consecuencia biológica de la pobreza es la desnutrición, con todas
las enfermedades que de ella se derivan, que está aumentando en continentes enteros como
África. Aunque el hambre en cifras globales disminuya en valores absolutos al haber disminuido
en China e India, el resto de los países en situación de malnutrición no mejoran. También
convive esta consecuencia con las malas condiciones sanitarias, el hacinamiento, el aumento de
estresantes biológicos, ya sean agentes infecciosos o parásitos generadores de enfermedades, y
las situaciones de ansiedad, depresión y pánico por falta de esperanza en los individuos de estas
zonas deprimidas.
La contaminación biológica, fuente de infecciones y parásitos y resultado de pésimas
condiciones sanitarias, junto con la pobreza y la desnutrición son una amenaza seria para el
mundo empobrecido a nivel global y a nivel local. De igual modo, la inseguridad, el crimen, la
violencia, las guerras, la insatisfacción laboral, social, y personal son verdaderas pandemias
generalizadas que generan ansiedad, depresión y pánico, son agentes estresantes que
contaminan la especie humana. (Giraldo, 2002)
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  • 1. Silvia Giménez Rodríguez - 154 - pueden tardar de 5 a 10 años y el AZT meses en causar enfermedades definitorias de SIDA. iv. El uso de drogas es suficiente para provocar enfermedades indicadoras 3de SIDA en ausencia de VIH. Siguiendo a Duesberg (1992): 1. entre los usuarios de drogas de New York, que presentaban enfermedades del SIDA solo se encontró VIH en 22 de 50 muertes por neumonía, 7 de 22 muertes por endocarditis y 11 de 16 muertes por tuberculosis. 2. Se diagnosticó neumonía en 6 de 289 usuarios de drogas intravenosas seronegativos y en 14 de 144 seropositivos. 3. De 54 personas presas con tuberculosis, 47 habían usado drogas intravenosas en la calle, y solo 24 estaban infectados con el VIH 4. En un grupo de 24 heroinómanos, la proporción de células T Helper y supresoras descendía a los 13 años desde un nivel normal de 2 hasta otro inferior a 1, pero solo do personas eran seropositivas. 5. Se diagnosticó trombocitopenia e inmunodeficiencia en 15 consumidores de drogas intravenosas, una media de 10 años después de su adición, y dos de ellos no eran seropositivos. 6. La cuantía de los linfocitos se reducía por la inyección prolongada de drogas, no sólo en 111 seropositivos, sino también en 210 toxicómanos intravenosos seronegativos de Holanda. 7. Se observó la misma linfoadenopatía, pérdida de peso, fiebre, sudor nocturno, diarrea e infecciones bucales en 49 de 82 consumidores habituales de drogas intravenosas seronegativos y 89 de 136 seropositivos de Nueva York, y un 40% de 113 consumidores de drogas franceses, de los cuales 69 eran seropositivos y 44 seronegativos y con una prolongación de consumo de drogas de 5 años.
  • 2. Silvia Giménez Rodríguez - 155 - 8. De los seis varones homosexuales sin VIH con sarkoma de Kaposi, cinco usaban nitritos inhalados. 9. Se observaron deficiencia neurológicas semejantes en 12 niños seropositivos y 16 seronegativos hijos de madres drogadictas. b. Hipótesis de los agentes estresantes inmunológicos y SIDA. Giraldo7 1. Agentes estresantes inmunológicos En opinión de Giraldo (2002:21) nunca se ha demostrado científicamente que el VIH destruya el sistema inmunológico. Los investigadores ortodoxos que mantienen este virus como el desencadenante del SIDA, capitaneados por Montagnier, llegaron a la conclusión de que el virus por sí solo no lo desarrollaba y necesitaba de cofactores para la explicación de la génesis 7 Médico, especialista en medicina interna, especialidad en enfermedades infecciosas de la Universidad de Antioquia, Colombia. Graduado con distinción de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad de Londres al obtener un Magister de Ciencia en Medicina Clínica Tropical. Por cuatro décadas se ha dedicado a actividades clínicas, académicas e investigativas en diferentes aspectos de las enfermedades infecciosas, inmunológicas y tropicales en varias regiones de Colombia, los Estados Unidos, Europa y África. La mayor parte de su carrera investigativa ha sido en el campo de las inmunodeficiencias secundarias o adquiridas, especialmente aquellas que ocurren en los países empobrecidos. En 1976, con el profesor Jacob Frenkel del Centro Médico de la Universidad de Kansas, estudió las infecciones por el Toxoplasma gondii y por el Pneumocystis carinii, como marcadores de riesgo para inmunodeficiencias humanas severas. También durante 1967, estudió las micosis oportunistas con el profesor Donald Greer del Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) de la ciudad de Kansas. Durante 1974 y 1975 en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad de Londres, estudió los principales factores de riesgo para el sarcoma de Kaposi, como un marcador de inmunodeficiencia severa en varios países del África. De 1979 a 1987 ejerció su profesión en una región selvática de Colombia. Allí tuvo la oportunidad de trabajar hombro a hombro con curanderos tradicionales y de explorar las diferentes condiciones médicas relacionadas con la pobreza y la malnutrición tales como las infecciones, las parasitosis y toda una gama de inmunodeficiencias. Investigador independiente del SIDA desde 1981 y tiene varias publicaciones sobre el tema. En 1997 escribió el libro: "El SIDA y los agentes estresantes inmunológicos: El SIDA no es una enfermedad infecciosa ni se transmite sexualmente. Este es un síndrome tóxico-nutricional causado por el alarmante incremento mundial de agentes estresantes para el sistema inmunológico" Este libro escrito originalmente en inglés, fue modificado, ampliado, traducido al español y publicado en 2002 por la Universidad de Antioquia, Colombia. Desde 1993 hasta el presente trabaja en los laboratorios de inmunología y de diagnóstico molecular del "New York Presbyterian Hospital, Weill Cornell Medical Center" en la ciudad de Nueva York. Donde ha tenido la oportunidad de realizar y conocer en detalle las pruebas de Elisa, Western blot y Carga Viral para el VIH. Desde el año 2000 forma parte de un panel internacional de expertos para asesorar al gobierno del Presidente Thabo Mbeki de la República de Sudáfrica en asuntos relacionados con el SIDA. En el año 2003 fue invitado por los Ministros de Salud de 14 países del África y les presentó su propuesta de “Terapia nutricional para el tratamiento y la prevención del SIDA”. Expresidente de "Rethinking AIDS" el grupo internacional por el replanteamiento científico del SIDA; miembro de las juntas directivas de HEAL-New York "Health Education AIDS Liaison" y de la Fundación Arte y Ciencia de Medellín, Colombia.
  • 3. Silvia Giménez Rodríguez - 156 - del SIDA (Sonnabend et. al. 1983a; Root- Bernstein, 1993; Fauci, 1993a; Levy 1998). Desde el punto de vista disidente, se entiende que esos “cofactores” son los agentes causales y no sólo ayudantes, de la inmunodeficiencia y que pueden generar SIDA independientemente de los resultados positivos a las pruebas del VIH. Giraldo por lo tanto denomina a los “cofactores” ortodoxos, como “agentes estresantes inmunológicos”8 y los define como “aquellos estímulos externos que tienen la capacidad potencial de inducir respuestas al estrés en el sistema inmune”. (Giraldo, 2002:22) En el último siglo son numerosos los agentes estresantes hacia los seres vivos del planeta, con un origen químico, físico, biológico, mental y nutricional. Agentes que generan efectos tóxicos en los diferentes sistemas corporales del hombre, con especial incidencia en el sistema inmunológico. Una variedad de estos agentes estresantes constituyen la causa real del SIDA y su distribución varía dentro del grupo de personas que en la actualidad presentan el síndrome (Giraldo 1997a, d, e). Para evidenciar la toxicidad de estos agentes, o bien se miden los estresantes mismos, o bien se constatan los efectos que estos tienen para la salud humana y más concretamente para el sistema inmunológico. El desarrollo agrícola, industrial y tecnológico ha generado toda una industria contaminante a base de sustancias químicas, productos sintéticos, pesticidas, herbicidas, fertilizantes, detergentes, colorantes, medicamentos, equipos eléctricos, electrónicos y magnéticos, que emiten radiaciones amenazantes para la salud (Benarde, 1989; Hoffman, 1993; Goldberg, 1995), como pueda ser el caso de los teléfonos móviles e inalámbricos (Bennett, 2000). Asimismo, el calentamiento de la tierra, la lluvia ácida, el agujero de la capa de ozono, la erosión de los suelos, la deforestación, los vertederos, generan también un ambiente tóxico (Benarde, 1989; Mitchell, 1992; Hoffman, 1993; Wheelwright, 1995) En 1995 los científicos Crutzen, Molina y Rowland ganaron el premio Nóbel de química por sus descubrimientos en los años 70 sobre los efectos destructivos de los carbonos clorofluorinados para la capa de ozono, utilizados por las industrias de la refrigeración, plásticos y aerosoles. 8 La investigación de Hans Seyle sobre estrés es recurrente en este punto para comprender la patogénesis del SIDA. Entendido, el estrés, como el síndrome producido por diferentes agentes nocivos, más tarde conocido como “la respuesta al estrés” y definiéndolo como “el resultado específico a cualquier demanda del cuerpo, siendo el efecto mental o somático” (Seyle, 1982)
  • 4. Silvia Giménez Rodríguez - 157 - El abuso de tabaco, alcohol, cocaína, heroína, marihuana, anfetaminas, inhalantes y otras drogas recreativas es una epidemia que afecta a muchos grupos sociales en todos los continentes. En Estados Unidos el uso de cocaína aumentó de 5 millones en 1974 a 25 millones en 1985, en el mismo período el porcentaje de alumnos de secundaria consumiendo marihuana pasó del 40 al 55% y el reconocimiento del consumo de drogas ilícitas en los jóvenes, pasó del 25 al 35%. También se ha generalizado el uso de inhalantes volátiles, así como el uso de anfetaminas. (Health USA, 1993). El interés de mostrar datos de este período de tiempo está en consonancia con las fechas de aparición de lo que hoy llamamos la epidemia del SIDA. Pero este desarrollo que genera perversiones tóxicas globalizadas para el planeta, también genera progresos locales y desiguales nada globalizados. La distancia entre los países que disfrutan de la riqueza y de los recursos y los que no la disfrutan cada vez es mayor y la distancia entre los más ricos y los más pobres de un mismo país por lo general también va aumentando (PNUD). La peor consecuencia biológica de la pobreza es la desnutrición, con todas las enfermedades que de ella se derivan, que está aumentando en continentes enteros como África. Aunque el hambre en cifras globales disminuya en valores absolutos al haber disminuido en China e India, el resto de los países en situación de malnutrición no mejoran. También convive esta consecuencia con las malas condiciones sanitarias, el hacinamiento, el aumento de estresantes biológicos, ya sean agentes infecciosos o parásitos generadores de enfermedades, y las situaciones de ansiedad, depresión y pánico por falta de esperanza en los individuos de estas zonas deprimidas. La contaminación biológica, fuente de infecciones y parásitos y resultado de pésimas condiciones sanitarias, junto con la pobreza y la desnutrición son una amenaza seria para el mundo empobrecido a nivel global y a nivel local. De igual modo, la inseguridad, el crimen, la violencia, las guerras, la insatisfacción laboral, social, y personal son verdaderas pandemias generalizadas que generan ansiedad, depresión y pánico, son agentes estresantes que contaminan la especie humana. (Giraldo, 2002) Anterior Inicio Siguiente