. "El tesoro escondido":
Había una vez un pequeño pueblo en Chile, rodeado de montañas y bosques. La gente del
pueblo solía contar historias sobre un tesoro escondido en algún lugar de la zona. Muchos
habían intentado encontrarlo, pero ninguno había tenido éxito.
Un día, un joven llamado Pedro decidió que él iba a ser quien encontrara el tesoro. Sabía que
no iba a ser fácil, pero estaba decidido a intentarlo. Comenzó a explorar las montañas y los
bosques, buscando cualquier pista que pudiera llevarlo al tesoro.
Después de varios días de búsqueda, Pedro encontró una cueva en lo alto de una montaña. La
cueva estaba escondida detrás de una cascada, y no era fácil de encontrar. Pedro decidió que
esta debía ser la pista que había estado buscando.
Entró en la cueva, y después de caminar un poco, encontró una enorme puerta de piedra.
Pedro empujó con todas sus fuerzas y la puerta se abrió lentamente, revelando una gran sala
llena de tesoros y joyas.
Pedro no podía creer lo que veía. Había encontrado el tesoro escondido del que todos
hablaban. Pero entonces, escuchó un ruido detrás de él. Al girarse, vio a un anciano parado en
la entrada de la cueva. El anciano le explicó que él era el guardián del tesoro, y que sólo
aquellos que lo merecían podían encontrarlo.
Pedro, sintiéndose agradecido, decidió compartir el tesoro con su pueblo. Todos se
sorprendieron al ver la cantidad de joyas y riquezas que Pedro había encontrado. El pueblo
entero se llenó de alegría y agradecimiento hacia Pedro.
Desde entonces, Pedro se convirtió en un héroe del pueblo, y el tesoro escondido se convirtió
en una leyenda aún más grande. Pedro se dio cuenta de que no había necesidad de la riqueza
personal cuando podía compartir su tesoro con los demás y ser recordado como un verdadero
héroe en la historia del pueblo.