La muerte de un ser querido causa un gran dolor tanto para quien la experimenta como para quien la presencia. El texto discute la importancia de acompañar a quienes sufren una pérdida ayudándolos a enfrentar la realidad sin negar sus sentimientos de tristeza. También habla sobre la fatiga emocional que sufren los trabajadores de la salud que atienden pacientes terminales y recomienda organizar grupos de escucha para prevenir el síndrome de estar quemado. Finalmente, resalta que los seres humanos
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Introducción
La muerte de un ser humano querido es un evento que duele, y no
nada más al experimentarlo si no también duele al presenciarlo. Esta
experiencia de duelo nos hace difícil ser o sentirnos útiles en ese
momento, con la persona que lo experimenta. Nos puede hacer
conscientes, de nuestras propias pérdidas y también de las muertes a
las que le tememos. Además de crear consciencia de nuestra propia
muerte.
Sin embargo el encuentro y el acompañamiento deben estar
destinados a ayudar a vivir sin negar la realidad.
El estrés y Burnout (síndrome de estar quemado), se da muchas
veces en el equipo de salud que está cerca de pacientes terminales.
Este personal normalmente esta desgastado emocionalmente. Lo más
importante es la prevención, así que para los que trabajan en
contextos como hospitales o constantemente están cerca de personas
que pronto morirán, pueden organizar grupos de escucha y disminuir
este síndrome.
Permitiéndose experimentar tristeza y ortos sentimientos aunados a
estos eventos, conociendo cómo y dónde pedir ayuda. Es decir, no
por el hecho de saber que es un duelo y como se va llevando, implica
que sepamos cómo llevar uno propio, es decir, ayudarse así mismo.
2. No solo es aceptar los sentimientos y expresarlos, si no lo importante
es lo que hacemos con ellos, sobre todo las consecuencias que tienen
los sentimientos negativos.
En este texto hablaremos también de la importancia de formar grupos
de escucha, porque en ellos podemos dar respuesta a múltiples
necesidades. Como ya sabemos, que por naturaleza el ser humano
tiende a crear grupos para compartir sus experiencias y sus
sentimientos privados en un clima donde sienta una aceptación mutua.
La escucha verdadera es un hermoso regalo. Todos tenemos un
enorme deseo, oculto de poder expresarnos sin ser juzgados, ni
interpretados, ni tranquilizados, ni rechazados, ni etiquetados.
Sencillamente deseamos ser entendidos para entendernos mejor a
nosotros mismos.
Necesitamos unir nuestros esfuerzos con los de otras personas que
tengan necesidades similares a las nuestras.
Donde podamos sentirnos arropados y comprendidos, donde se pueda
encontrar una luz en medio de la confusión y el aturdimiento.