4. HECHO DE VIDA
EL AMOR
El amor es un valor demostrativo. Necesario pasar de la palabra a la acción; no basta con decir
te amo, es necesario demostrarlo. Así; los líderes de todos los tiempos son juzgados por sus
hechos por que no se quedaron simplemente en el plano de las intenciones. Una forma clave,
para demostrar el amor está en la acción de dar, pero cabria la respuesta ¿dar qué? En la
respuesta ésta la intensidad de nuestro amor, si solamente damos lo que nos sobra esto indica
la poca importancia que tiene para nosotros la causa o la persona amada.
UN RELOJ Y UNA PEINETA.
Narra una antigua leyenda que ambos se amaban profundamente y anhelaban unirse para
siempre en matrimonio a pesar de no poseer nada más que sus sueños y la sinceridad de sus
emociones: El feliz día llegó. Él tenía por única posición un bello reloj de bolsillo, herencia de
su abuelo. El mayor atractivo de ella era su hermosa cabellera que enmarcaba su dulce rostro y
engarzaba su esbelta cintura. Pensando en el mejor regalo de bodas, él decidió vender su reloj
para comprarle una fina peineta y ella vendió su cabellera para darle a él una lujosa cadena. Así,
ella le entregó una cadena para su reloj que ya no poseía, y ella recibió una hermosa peineta
para una cabellera que ya lo había perdido. Y en esa espontanea entrega se regalaron
mutuamente el corazón dos seres que buscaron ofrecerse lo mejor para demostrarse que se
amaban.
En esta brece historia se encarnan las fronteras del auténtico amor, cuando se es capaz de
ofrecer sin posesión alguna lo mejor de nosotros. En otro sentido, muchas veces las cosas nos
poseen a nosotros y solamente cuando somos capaces de ofrecer lo más valioso de nosotros es
cuando tenemos la oportunidad de la grandeza de nuestro amor. Dar hasta que duela es el
sublime ejercicio del corazón y es la forma de mostrar la infinita grandeza del Espíritu humano
(Miguel Ángel Cornejo Y Rosado)
5. . RESPONDE:
1. ¿Qué han dado tus padres por ti?
2. ¿Qué les das tú a tus padres?
¿Por qué?
3. ¿Qué estás dispuesto a dar a los demás?
4. ¿Qué no harían tus padres por ti?
5.¿Qué significa dar lo que sobra?
6. EL HOMBRE Y LA MUJER EN EL PLAN DE DIOS
Dios ha creado al hombre y a la mujer, los ha hecho a su imagen y semejanza, es decir con capacidad para amar y
para crear los ha dotado de una mutua atracción que los impulsa a una unión amorosa, de manera que cuando un
hombre y una mujer se quieren de verdad tienden a formar una familia y engendrar nuevos seres.
El mismo Dios bendice la unión entre un hombre y una mujer, los esposos por su parte al unirse en matrimonio, se
entregan el uno al otro. Se aman profundamente, confían entre sí, entablan la seria comunicación y se prometen
fidelidad. Jesús también bendice el matrimonio, dando su espíritu a los bautizados que se unen en matrimonio.
Los esposos cristianos, por tanto en el momento que se prometen amor realizan un encuentro con Jesús. Esa
promesa que se hacen de amarse siempre es el sacramento. Son ante la comunidad, signo de amor de Cristo a su
iglesia. Los cristianos el casarse delante de la comunidad cristiana, están demostrando a todos que creen en Jesús.
Y están también demostrando que el amor existe entre los hombres.
EL MATRIMONIO CREACIÓN DE DIOS
El matrimonio fue fundado por Dios. En la primera página de la Biblia se lee que el ser humano aparece en
matrimonio (Gen 1, 26 – 28). Adán y Eva constituyen la expresión de que la vocación común del hombre es el
matrimonio.
La santa Biblia nos enseña que el matrimonio, desde su origen tiene tres propiedades esenciales:
LA UNIDAD, es la propiedad por lo que el matrimonio es contraído entre un varón y una mujer. Uno con una. Y
esto para asegurar la paz de la familia, la educación de los hijos. (Gn 2,24)
INDISOLUBILIDAD, es la propiedad en virtud de la cual el vínculo conyugal no puede ser desatado por ninguna
autoridad humana, ni por ninguna causa fuera de la muerte. (Gn 2,24; Mc 10, 6-9)
LA APERTURA A LA FECUNDIDAD, es la ordenación natural del matrimonio a la procreación y educación de
los hijos, que son el don más excelente (Gn 1,28).
7. LOS VALORES EN EL MATRIMONIO CRISTIANO
La entrega total: entendida, lógicamente como darse el uno al otro en todos los
aspectos corporales y espirituales. Pero también como una entrega ilimitada, no
porque los esposos pierdan su identidad o independencia, sino porque ponen
esa identidad al servicio del otro libremente.
La afirmación mutua: Consiste en hacer todo lo posible para que el otro se
realice totalmente. Sin limitarse sus posibilidades y buscar que deje de ser quien
es.
El respeto: es el conocimiento de una relación entre iguales.
La fidelidad: entendida por una parte como un “signo de fe”, es decir, actuar de
tal manera que el otro crea en mí y como ser coherente con el compromiso
adquirido.
Y como el amor cristiano es hasta dar la vida, estos valores son para toda la vida.
De ahí la indisolubilidad, que no debe entenderse como una imposición legal,
sino como el compromiso de amor radical y fidelidad total. Asumido libre,
consciente y responsablemente