DEFINICIÓN:
Enfermedad sistémica autoinmune, caracterizada
por provocar inflamación crónica principalmente
de las articulaciones, que produce destrucción
progresiva con distintos grados de deformidad e
incapacidad funcional.
Es una enfermedad inflamatoria crónica de origen
autoinmunitario, caracterizada inicialmente por la
inflamación de la membrana sinovial o sinovitis, que se
extiende hasta otras estructuras articulares como el
hueso, el cartílago articular, ligamentos y tendones,
causando a la larga su destrucción.
EPIDEMIOLOGIA
Es más frecuente en mujeres que en varones (3:1). El
60% mujeres.
No es una dolencia propia de la edad avanzada y,
aunque puede aparecer en ancianos. Suele presentarse
con mayor frecuencia entre los 45 y los 55 años.
Afecta aproximadamente 0.5 a 1% de la población
mundial.
Figura 1. Prevalencia mundial de la artritis reumatoide. Los números
expresan casos por 100 habitantes y han sido obtenidos a partir de la
media de estudios comunicados en las regiones geográficas sobre las
que aparecen.
Zona
Geográfica
Población Autor, año (ref) Prevalencia (%)
E.U.A.
Rochester MN
Sudbury MA
Indios Pima
Linos, 1980
Cathcart, 1970
del puente,
1989
(3)
(4)
(5)
1.0
0.9
5.3
Europa
Dinamarca
Finlandia
Sorense, 1973
Aho, 1986
(6)
(7)
0.9
1.96
Asia
Japón
Israel
Indonesia
Katto, 1971
Adler, 1967
Darmawan,
1993
(8)
(9)
(10)
0.6
0.3
0.3
Africa
Liberia/Nigeria
Transkei (SA)
Muller, 1970
Myers, 1977
(11)
(12)
0.1
0.68
Latinoamérica
México
Colombia
(negros)
Sauza, 1991
Amaya, 1998
(13)
(14)
0.68
0.01
Tabla 2. Prevalencia de AR del adulto
ETIOLOGIA
Enfermedad autoinmunitaria factores desconocidos
que inducen a la aparición de autoantígenos.
Estos antígenos a los linfocitos T CD4 estimula la
expresión de citocinas e induce y aumenta la
proliferación de linfocitos B, con la consiguiente
producción de anticuerpos. Los linfocitos B son los
productores del factor reumatoide.
Al comienzo de la enfermedad apenas un
60% de los pacientes son positivos para
este marcador.
No obstante, durante el primer año en
algunos pacientes el factor reumatoide
negativo se convierte en factor reumatoide
positivo, de modo que este anticuerpo está
presente en el 80% de los pacientes.
El factor reumatoide se considera como un
factor de destrucción tisular y niveles altos
de éste suelen asociarse a formas graves y
activas de la enfermedad
Se ha sugerido que la AR es una
manifestación de la respuesta inflamatoria del
huésped con susceptibilidad genética a un
agente infeccioso.
Factores ambientales
Factores hormonales
Una de las posibilidades es la infección
persistente de las estructuras articulares o la
retención de los productos microbianos en los
tejidos sinoviales, que genera una respuesta
inflamatoria crónica.
FUENTE: Universidad de Costa Rica Centro de Investigación de Reumatoide.
FISIOPATOLOGIA
Las articulaciones son las
estructuras que unen huesos y
permiten la movilidad del
cuerpo humano.
Las porciones finales de los
huesos tienen unas superficies
lisas que son los cartílagos,
que permiten un rozamiento
suave entre dichos huesos
Con el fin de nutrir y proteger
estas terminaciones óseas
recubiertas de cartílago, las
articulaciones disponen de una
membrana (la membrana
sinovial) que las recubre en su
interior uniendo un hueso con el
otro.
La AR es una
enfermedad en la que
se produce la
inflamación de la
membrana sinovial de
múltiples
articulaciones.
La persistencia de la inflamación de la membrana sinovial,
condiciona que el lugar del hueso en el que se fija la
membrana sinovial se dañe dando lugar a pequeñas
muescas (erosiones) .
Además, la inflamación mantenida de una articulación
hace que el cartílago, que permite el rozamiento suave
entre los huesos, adelgace y desaparezca.
La sobrecarga de las articulaciones inflamadas contribuye
a acelerar la destrucción.
Nódulos reumatoides que son
abultamientos duros (nódulos),en zonas de
roce, como son los codos, el dorso de los
dedos de las manos y de los pies, la parte
posterior de la cabeza, la zona del talón,
etc.
También se pueden localizar en el
interior del organismo, aunque
raramente producen lesiones de
relevancia para la salud.
Muchas veces desparecen
espontáneamente o con el
tratamiento, aunque en ocasiones
hay que eliminarlos con cirugía.
Sequedad de la piel y de
las mucosas. La artritis
reumatoide puede
originar inflamación y
atrofia de las glándulas
que producen lágrimas,
saliva, jugos digestivos o
flujo vaginal. Cuando esto
ocurre se habla de
síndrome de Sjögren
secundario a artritis
reumatoide.
CUADRO CLINICO
Dolor o hinchazón articular.
La rigidez matutina, que dura por más de una hora, pueden
sentirse calientes, sensibles y rígidas cuando no se usan
durante una hora.
Las articulaciones inflamadas con más frecuencia:
Muñecas
Nudillos
Articulaciones de los dedos de las manos y de los pies,
Codos
Hombros
Caderas
Rodillas
Tobillos
La deformidad progresiva de las articulaciones y la pérdida
reducción de la movilidad articular discapacidad para hacer
algunas tareas de la vida diaria.
Fiebre inexplicable
Cansancio fácil
Dolor de cuello intenso y persistente
Hormigueos en manos o pies
Ronquera mantenida sin notar catarro
Sensación de falta de aire con los esfuerzos
Tos continua
Dolor en el pecho o en los costados
Sequedad de la boca
Enrojecimiento o sensación de arenilla en los ojos
Picor vaginal
Manchas o bultos en la piel
Diarrea persistente.
DIAGNOSTICO
De acuerdo al Colegio Americano de Reumatología (ACR -
American College of Rheumatology), se establece el diagnóstico de
artritis reumatoide cuando están presentes cuatro de los
siete criterios. Siempre y cuando del criterio número uno al
cuatro, estén presentes por al menos 6 semanas.
1. Rigidez matutina de al menos una hora de duración.
2. Artritis en 3 o más articulaciones.
3. Artritis de las articulaciones de la mano.
4. Artritis simétrica.
5. Nódulos reumatoideos.
6. Cambios radiológicos compatibles con AR.
7. Factor reumatoide positivo.
Dos pruebas de laboratorio que ayudan en el diagnóstico
son:
Prueba del factor reumatoideo
Prueba de anticuerpos antipéptidos cíclicos citrulinados
(anticuerpos anti-PCC)
Otros exámenes que se pueden hacer abarcan:
Conteo sanguíneo completo
Proteína C reactiva
Tasa de sedimentación eritrocítica
Ecografía o resonancia magnética (RM) de las articulaciones
Radiografías de las articulaciones
Análisis del líquido sinovial
TRATAMIENTO
Existen tres líneas de tratamiento:
1. Destinados a disminuir la sintomatología
(antiiflamatorios y analgésicos). Acción rápida.
AINES: Los más empleados en el tratamiento inicial de la
AR por su importante acción antiinflamatoria.
Corticoides: Se emplean con frecuencia dada su clara
acción antiinflamatoria y la evidencia de que su uso a
dosis bajas disminuye la aparición de erosiones.
2. De acción más lenta son los fármacos
antirreumáticos modificadores de la enfermedad,
inductores de remisión, de acción lenta,
inmunosupresores y citotóxicos. Penicilamina. De uso
restringido debido a su toxicidad.
Antipalúdicos. (Cloroquina y derivados).
Sulfasalazina. (AINE) Mecanismo de acción
desconocido, aunque se cree que actúa a nivel de los
linfocitos B principalmente.
Metotrexato. Antimetabolito del ácido fólico. Actúa a
nivel celular y su acción es inmunosupresora.
Azatioprina. Es un análogo de las purinas que tiene
acción inmunorreguladora (bloqueando la producción de
linfocitos T y B) y antiinflamatoria (inhibiendo la división
de células precursoras de monocitos, limitando la
infiltración de estos a zonas inflamadas).
3. Fármacos que atacan las causas biológicas,
relacionadas con la producción de citoquinas, ya que
existe una expresión exagerada de algunas de ellas
(TNF-α, IL-6
TRATAMIENTO NUTRICIO
El ácido araquidónico que se encuentra en la carne
provocan inflamación en las articulaciones. Alimentos
ricos en oxalatos: los oxalatos, además de impedir la
absorción del calcio, se depositan en las articulaciones
en forma de cristales produciendo daños en las
mismas. Alimentos ricos en oxalatos con los cuales los artríticos
deberían ser prudentes son: el ruibarbo, las espinacas o la
remolachas.
- Alimentos ricos en purinas: Estas se transforman
en ácido úrico en el organismo. Son alimentos
vegetales ricos en purinas habas, coliflores, espinacas,
lentejas, espárragos , guisantes y champiñones.
Pescado azul. La riqueza en ácidos grasos omega 3
que contiene el pescado azul ( sardina, caballa, atún,
caballa, el arenque, etc.) ayuda a reducir la inflamación
de las enfermedades de las articulaciones.
Aceites vegetales ricos en omega 3: Entre ellos, el
aceite de linazam seguido del de canola. Otros aceites
vegetales que lo contienen son el aceite de soja o el
aceite de germen de trigo o el aceite de avellana.
Verduras y hortalizas: Todas las verduras y hortalizas
de hojas verdes son muy convenientes. Todas ellas
contienen vitamina C, con propiedades antioxidantes que
neutralizan el daño que los radicales libres ejercen sobre
las articulaciones