Cómo fueron dados los dones espirituales | Iglesia de Cristo, Ro 16:16, Mateo 16:18
1. ¿Cómo fueron Dados los Dones Espirituales?
En nuestro estudio de los dones del Espíritu Santo hemos visto que
son dones milagrosos—hablar un idioma sin estudiarlo, recibir
conocimiento o sabiduría sin estudio, sanar a enfermos, etc. También
vimos, según las Escrituras los propósitos—confirmar la palabra enseñada
y guiar a los apóstoles a toda la verdad. Como ellos no tenían la palabra
escrita, como tenemos actualmente, los dones fueron necesarios para
confirmar su enseñanza—al ver el milagro, que solo Dios puede hacer, era
obvio que Dios estaba con el maestro y todo lo que dijo fue de acuerdo con
la voluntad de Dios. En Juan 3:2 Nicodemo lo expresa así: “Rabí,
sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede
hacer estas señales que tú haces, a menos que Dios esté con él.” Ya que
tenemos la revelación completa de Dios, el Nuevo Testamento, no
necesitamos estos dones para confirmar lo que enseñamos—podemos
citar el texto donde la Biblia lo dice y ya.
Es importante ver también como los dones fueron dados. En Hech. 8
leemos de Felipe, un evangelista que tenía también el don de sanar.
Cuando empieza a predicar en Samaria, haciendo milagros también y la
escritura inspirada dice, “Y Felipe descendió a la ciudad de Samaria y les
predicaba a Cristo. Cuando la gente oía y veía las señales que hacía,
escuchaba atentamente y de común acuerdo lo que Felipe decía.” (v. 5-6)
¿Por qué creyeron la palabra de Felipe? “Veía las señales que hacía”. En
aquel entonces, como ahora, había muchos falsos maestros, enseñando
muchas cosas. Muchos, como Simón (v. 9-11) lo hacían para
aprovecharse de la gente, recibiendo “autoridad” o dinero de sus oyentes.
Para manifestar que Felipe era de Dios, tenía el poder de confirmar su
palabra por las señales que hizo. Del contexto es obvio que Felipe sanó a
muchas personas (v. 7). Sin duda alguna Felipe tenía el don de sanidad,
pero el texto nos hace entender que él no podía darlos dones a otros.
En los versos 14 al 16, leemos que cuando los apóstoles dieron
cuenta de los nuevos cristianos en Samaria enviaron Pedro y Juan allá. El
verso 17-19 dice: “Entonces les impusieron las manos, y recibieron el
Espíritu Santo. Cuando Simón vio que por medio de la imposición de las
manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero,
diciendo: --Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien
yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo.” ¿Cómo recibieron el
2. Espíritu Santo los cristianos de Samaria? “les impusieron las manos (los
apóstoles)” y “por medio de la imposición de las manos de los apóstoles”.
La escritura lo dice claramente en el v. 17 y la conclusión correcta de
Simón en el v. 18 lo confirma—los dones espirituales fueron dados por la
imposición de las manos de los apóstoles. Felipe tenía el don de sanidad
y enseño y bautizó a los samaritanos, pero no pude impartirles los dones.
Solamente los apóstoles tenían este poder. Si es así, pregunto, ¿Cuál de
los apóstoles vive hoy, para impartir los dones espirituales? Ninguno.
Cuando falleció el último apóstol, nadie podía impartir estos dones. Claro,
había muchos cristianos que tenían estos dones, pero cuando fallecieron
todos ellos, uno por uno, terminaron los dones, como fue profetizado por el
mismo apóstol Pablo, pero veremos esto en el último de estos estudios.
Existe un verso que por lo menos parece decir algo contrario y por
eso es necesario estudiarlo ahora. En 1 Tim. 4:14, “No descuides el don
que está en ti, que te es dado por profecía con la imposición de las manos
del presbiterio.” ¿Qué significa este verso? ¿De qué don se trata? Antes
de entrar en el estudio les digo que por varios años yo no sabía cómo
armonizar este verso con Hech. 8:17-19. Les admito que en vez de
profundizarlo como buen estudiante de la Biblia, mi proceder fue ignorarlo,
como hacen muchos que no quieren aceptar lo que la Biblia enseña. Pero
por fin enfrenté este verso y aunque no puedo decir que lo entiendo
completamente, por lo menos creo que entiendo suficiente para ofrecer
unas explicaciones.
Uno de los eruditos, Albert Barnes, hace la observación que la
palabra griega traducido “don” aquí es charisma (de esta palabra sale
“carismáticos”) y nota que charisma siempre se traduce “don” y muchas
veces el don, o los dones no son milagrosos. Por ejemplo, charisma está
en Rom. 12:6, “De manera que, teniendo diferentes dones” y en los versos
siguientes habla de varios dones—el que profetiza, el que sirve, el que
enseña, el que exhorta, el que reparte (da económicamente), el que
preside, el que hace misericordia. El único de estos dones que debe ser
milagroso es la profecía; los demás obviamente no son milagrosos. En 2
Cor. 1:11 aparece de nuevo “el don” y entiendo por el contexto que se
refiere al rescate que Pablo tuvo de una sentencia de muerto (v. 9-10),
debido según él a las oraciones de muchas. Obviamente aquí no refiere a
ninguno de los dones espirituales. El punto de todo eso es que aunque la
palabra charisma se usa para los dones del Espíritu Santo muchas veces
se usa para otros dones, no milagrosos. Entendiendo esto no es de
3. suponer que el don dado a Timoteo refiere a un don milagroso.
Combinando esto con 2 Tim. 1:6, “Por esta razón, te vuelvo a recordar que
avives el don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.”
Entiendo que el don del Espíritu Santo que tenía Timoteo le fue dado por la
imposición de las manos del Apóstol Pablo. Los ancianos (presbíteros en
singular) le dio otro don, pero no milagroso—algunos dicen oraron por él,
que lo reconocieron como evangelista. Todavía no estoy muy cierto que
fue el don dado por ellos, pero entiendo que según Hech. 8:17-19 no fue
un don milagroso. Tengo más de 33 años predicando y estudiando la
Biblia y todavía hay cosas que todavía no tengo todo claro, por eso nunca
podemos dejar de estudiarla. Sal. 119:96 dice, “A todo lo perfecto le veo
límite, pero tu mandamiento es sobremanera amplio.” Todo lo que
hacemos y pensamos tiene sus límites, pero la palabra de Dios no tiene
límites, siempre hay algo nuevo de aprender o entender.
Para resumir todo, los dones del Espíritu Santo fueron dados por la
imposición de las manos de un apóstol. Cuando falleció el último apóstol
ya no había nadie para seguir impartiéndoles.
Tol Burk