1. Si alguien creyó que el camino de la selección Argentina hacia la final podía ser
liso y placentero se equivocó. Consumada su clasificación a 4tos fueron
apareciendo todas las dificultades que puede presentar un torneo de este tipo,
desde las externas e internas no deseadas, cansancio, lesiones, desniveles de
rendimiento e interpretación del juego.
Una cosa es segura, un mundial es diferente a todo, implica un desgaste desde lo
físico y del “sistema motor” como ninguna otra competencia. Los equipos deben
adaptarse rápidamente porque un mal partido podría ser el último.
Cada selección tiene un “modelo de juego” o conjetura de su entrenador que
además refleja como y desde que lugar siente su juego. Argentina además tiene
un enorme potencial en sus jugadores de ataque, al mejor futbolista del mundo,
es lógico entonces que su propuesta se vincule mucho más pensado hacia el arco
contrario que en proteger el propio.
Ahora bien, el juego fútbol tiene una “naturaleza inquebrantable” en si misma
(continuum) defensa/defensa-ataque/ataque-defensa/ataque. El mayor desvelo de
todos los entrenadores es lograr la mayor eficiencia en estas fases que se
encuentran unidas y continuas.
En nuestro caso, como equipo que siempre propone, la recuperación de la pelota
ante la perdida resulta vital, dicho vulgarmente, evitar las contras rivales en su
nacimiento mismo.
Resulta notable cierto inconformismo en general porque a todos nos gustaría ver
a nuestro equipo “ganar, gustar y golear” cosa que hasta hoy no sucede y el
sufrimiento a pesar del triunfo queda como impresión final.
Uno de los rasgos distintivos o más comunes del torneo, dicho en términos
tácticos es jugar en “bloque”, equipos cortos generalmente hacia atrás e
incorporación en ataque. Todos hasta hoy le plantearon a los nuestros esa misma
forma, líneas cercanas y ayudas defensivas permanentes.
Dicho esto como descripción, distinguió a equipos que no podían salir de su
propia trampa defensiva, Irán, Bosnia y otros o el ejemplo de Croacia u Holanda
donde la calidad de sus ejecutantes medios podían lograr una salida precisa y con
sentido de nueva ocupación.
Croacia con “Rakitic”, junto a “Mascherano” de lo mejor en ese puesto. El
Jugador croata tenía siempre salida limpia y organizada, con pases internos o de
apertura asegurando la posesión en esa fase. Cosa muy distinta que rechazar a
cualquier parte.
Otra muestra o continuación de lo mismo es colocar como Holanda o Chile (en
fase de repliegue) a delanteros como “Vargas” o “Robben” mano a mano entre
los centrales de un rival necesariamente corto contra jugadores tan veloces.
Volviendo a Argentina y a los problemas planteados, el jugar con tres puntas no
garantiza ser ofensivo,tiene que ver con cuantas veces puedo colocar a esos
2. jugadores en posiciones determinantes. El como utilizar e interpretar a una joya
como Messi.
En el Barcelona hay un culto por el pase, al rival lo mueve la pelota y en esas
pausas es donde él sabe cuando acelerar acumulando marcas, le faltan socios en
corto, con espacios restringidos necesita retrasarse mucho
para hacerse del útil y va perdiendo peso. Con ese recurso le cortaron el arranque,
uno de sus fuertes.
Un jugador así te obliga a que el equipo este muy corto y concentrado cuando es
iniciador de ataques, centrales jugando casi en el círculo central, pases a volantes
colocados detrás de volantes rivales y un ritmo de juego altísimo.
En un comentario de la TV el periodista dijo que de los dos centrales argentinos
ninguno “sobraba”. El sobrar implica tener un equipo más largo y conceder
espacios anteriores. En un equipo corto y presionante el arquero debe hacer las
veces de libero. Es una cosa o la otra para el que toma riesgos, no implica que a
veces los centrales deban alargarse hacia atrás para separar al delantero rival que
ataca de sus posibles ayudas.
Por otro lado la pareja ofensiva Rojo/Di Maria ha funcionado muy bien como
sociedad, no sucede lo mismo del otro sector porque Zabaleta muchas veces no
cuenta con ese apoyo para el 2 x 1 ofensivo. Esa “asimetría” del equipo lo retiene
y nos hace predecibles, visto por el lado defensivo no está mal quedarse con tres
defensas si es que hay rivales quien marcar como exige la zona.
Se puede disentir en esto de seguir con cuatro defensas cuando el rival es
esporádico en sus ataques, hay que pensar que ese lateral recibe e inicia juego
donde el rival lo permite. Si va lanzado y con proyecto de ataque puede hacer
daño, de lo contrario no modifica demasiado la escena.
Hubo una variante en el partido contra Suiza que fue la inclusión de “Biglia”, con
una tendencia mayor que “Gago” a romper líneas. Este último es un gran pasador
de pelota pero con poco despliegue hacia adelante y atrás lo que ayudaría a
Mascherano en la recuperación, aunque este sea un jugador fantástico en el 1 x 2
(inferioridad).
También se pudo observar frente a Suiza una variante que fue invertir a Di Maria
y Lavezzi para que sus terminaciones sean con pierna cambiada. La media
distancia o balón parado son estrategias validas para abrir partidos tan largos y
cerrados.
Dicho esto, el camino se va limpiando y el rival que aparece, “Bélgica” practica
otro tipo de fútbol al que vimos en los anteriores equipos. Su fútbol es mucho
más generoso y abierto, de tenencia y ocupación, pero con delanteros picantes y
volantes muy móviles.
En este reparto se sabe, no hay rivales simples de manejar, aunque no creo que se
posicionen solo para defender su arco y contraatacar, más bien juegan y dejan
3. jugar. Eso si, Argentina deberá corregir sus desajustes defensivos y elecciones de
ataque porque una cosa condiciona a la otra.
El denominador común para todos los equipos ha sido la dificultad y el
sufrimiento para seguir adelante, casi nadie quedo exento de esa regla. Como
creo que tenemos ese plus que es “Messi”, Di Maria, Higuaín y otros que siempre
aparecen, podemos ser moderadamente optimistas.
Javier Graziottin