Después de su fallido intento de evangelizar Atenas, Pablo viaja a Corinto. Allí pasará casi dos años, evangelizando a judíos y gentiles y fundando una variopinta y numerosa comunidad. Conoce a Aquila y Priscila, matrimonio con el que trabajará y que se convertirá en un apoyo en momentos difíciles. En Corinto se aleja de la sinagoga y se vuelca en los gentiles, superando la oposición de los judíos que lo denuncian ante el procónsul Galión.