1. Institución Educativa Departamental Rural el Altico
Proyecto: Adopta mi cuento
Cuento# 1 LAS MARIPOSAS MENSAJERAS
Había una vez un bosque lleno de hermosos árboles. Desde hacía tiempo
vivía en él un ogro. La gente tenía tanto miedo de él que había dejado de
visitar el bosque. Pero este ogro no era malvado, y no comía niños, como
decía la gente. Este ogro era vegetariano y era muy sensible. Amaba la
belleza por encima de cualquier otra cosa. También era un gran aficionado a la lectura
y tenía una gran biblioteca en el interior de su cueva.
El ogro había plantado un hermoso jardín de flores en la entrada de su cueva y
cultivaba su propio huerto. Poco a poco, los alrededores de su vivienda se habían
llenado de hermosas mariposas de colores. Una de sus grandes aficiones era
entrenarlas para que formaran bonitas figuras en el aire.
Como el bosque estaba abandonado y nadie se preocupaba de él, unos bandidos
vieron la oportunidad de hacer negocio. Armados hasta los dientes por si aparecía el
ogro, se adentraron en el bosque a talar árboles para vender su madera y cazar
animales. Y como creían que en el bosque podría haber oro, metieron unas enormes
máquinas que destrozaron todo a su paso.
Los animales huían de allí. Los que conseguían salir se iban a la zona donde vivía el
ogro pensando que los bandidos nunca irían allí por miedo. Cuando el ogro se enteró
de lo que pasaba se puso furioso. Pensó en ir él mismo a echar a aquellos bandidos,
pero sabía que él solo no podría.
Entonces, tuvo una idea.
- Ya sé, pediré ayuda -dijo, pensando en voz alta-. Pero yo mismo no puedo ir, y no
tengo nada donde escribir un mensaje.
Las mariposas, al oírlo, empezaron a volar a su alrededor para llamar su atención.
- Tendré que ir yo mismo, aunque ponga en riesgo mi propia vida -siguió diciendo el
ogro.
Pero las mariposas no estaban dispuestas a dejarlo marchar, y se colocaron frente a él
formando un corazón.
- Yo también os quiero, pero tengo que hacerlo -dijo el ogro.
Las mariposas, entonces, se colocaron delante formando un muro para no dejarlo
pasar.
- ¿Quién irá entonces a dar el aviso? -preguntó el ogro.
Las mariposas se pusieron a volar alrededor de él muy deprisa.
- ¿Vosotras? ¿Cómo? No podéis hablar, ni tampoco escribir. ¡Ya lo tengo! ¡Os
enseñaré a formar letras y palabras!
El ogro se puso manos a la obra. En pocos días las mariposas estaban listas para dar
el mensaje y así lo hicieron.
En cuestión de horas, los soldados del rey detuvieron a los bandidos. Pero
descubrieron al ogro cuando las mariposas volvieron a casa.
- ¡Acabaremos contigo! -dijo el general al mando.
Entonces, las mariposas se pusieron delante y dieron un nuevo mensaje: "No, es
nuestro amigo".
El ogro, emocionado, se echó a llorar. Él no había enseñado a sus amigas a formar
esa frase.
Desde entonces, el ogro es el guardián del bosque, que ahora es visitado por muchas
personas y cuidado por todos los que como él, aman la belleza y la naturaleza.
1. Elaboraun resumendel cuento.
2. Señalacuantospárrafoshay.
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4. Responde enfamilia¿Qué enseñanzanosdejael cuento?
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Cuento # 2 : FURMIGA, el futbol de las hormigas
Por aquellos días, el gran árbol hueco estaba rebosante de actividad. Se celebraba el
campeonato del mundo de furmiga, el fútbol de las hormigas, y habían llegado
hormigas de todos los tipos desde todos los rincones del mundo. Allí estaban los
equipos de las hormigas rojas, las negras, las hormigas aladas, las termitas... e incluso
unas extrañas y variopintas hormigas locas; y a cada equipo le seguía fielmente su
afición. Según fueron pasando los partidos, el campeonato ganó en emoción, y las
aficiones de los equipos se fueron entregando más y más, hasta que pasó lo que tenía
que pasar: en la grada, una hormiga negra llamó "enanas" a unas hormigas rojas, éstas
contestaron el insulto con empujones, y en un momento, se armó una gran trifulca de
antenas, patas y mandíbulas, que acabó con miles de hormigas en la enfermería y el
campeonato suspendido.
Aunque casi siempre había algún problema entre unas hormigas y otras, aquella vez las
cosas habían llegado demasiado lejos, así que se organizó una reunión de hormigas
sabias. Estas debatieron durante días cómo resolver el problema de una vez para
siempre, hasta que finalmente hicieron un comunicado oficial:
"Creemos que el que todas las hormigas de un equipo sean iguales, hace que las
demás actúen como si se estuvieran comparando los tipos de hormigas para ver cuál
es mejor. Y como sabemos que todas las hormigas son excelentes y no deben
compararse, a partir de ahora cada equipo de furmiga estará formado por hormigas de
distintos tipos"
Aquella decisión levantó un revuelo formidable, pero rápidamente aparecieron nuevos
equipos de hormigas mezcladas, y cada hormiga pudo elegir libremente su equipo
favorito. Las tensiones, a pesar de lo emocionante, casi desaparecieron, y todas las
hormigas comprendieron que se podía disfrutar del deporte sin tensiones ni
discusiones.
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CUENTO # 3
GANAR O PERDER
Pepito odiaba perder a lo que fuera. Sus papás, maestros y muchos otros decían que no
sabía perder, pero lo que pasaba de verdad es que no podía soportar perder a nada, ni a
las canicas. Era tan estupendo, y se sentía uno tan bien cuando ganaba, que no quería
renunciar a aquella sensación por nada del mundo; además, cuando perdía, era justo todo lo
contrario, le parecía lo peor que a uno le puede ocurrir. Por eso no jugaba a nada que no
se le diera muy bien y en lo que no fuera un fenómeno, y no le importaba que un juego durase
sólo un minuto si al terminar iba ganando. Y en lo que era bueno, como el futbolín, no paraba
de jugar.
Cuando llegó al colegio Alberto, un chico nuevo experto en ese mismo juego, no tardaron
en enfrentarse. Pepito se preparó concentrado y serio, dispuesto a ganar, pero Alberto no
parecía tomárselo en serio, andaba todo el rato sonriente y hacía chistes sobre todo. Pero
era realmente un fenómeno, marcaba goles una y otra vez, y no paraba de reir. Estaba tan
poco atento, que Pepito pudo hacerle trampas con el marcador, y llegó a ganar el partido.
Pepito se mostró triunfante, pero a Alberto no pareció importarle: "ha sido muy divertido,
tenemos que volver a jugar otro día".
Aquel día no se habló de otra cosa en el colegio que no fuera la gran victoria de Pepito.
Pero por la noche, Pepito no se sentía feliz. Había ganado, y aún así no había ni rastro de la
sensación de alegría que tanto le gustaba. Además, Alberto no se sentía nada mal por
haber perdido, y pareció disfrutar perdiendo. Y para colmo al día sigiente pudo ver a Alberto
jugando al baloncesto; era realmente malísimo, perdía una y otra vez, pero no abandonaba
su sonrisa ni su alegría.
Durante varios días observó a aquel niño alegre, buenísimo en algunas cosas, malísimo hasta
el ridículo en otras, que disfrutaba con todas ellas por igual. Y entonces empezó a comprender
que para disfrutar de los juegos no era necesario un marcador, ni tener que ganar o perder,
sino vivirlos con ganas, intento hacerlo bien y disfrutando de aquellos momentos de
juego.
Y se atrevió por fin a jugar al escondite, a hacer un chiste durante un partido al futbolín,
y a sentir pena porque acabara un juego divertido, sin preocuparse por el resultado. Y
sin saber muy bien por qué, los mayores empezaron a comentar a escondidas, "da
gusto con Pepito, él sí que sabe perder"
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3. Con tu familiaRealizael dibujode todoslos personaje del cuento
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Cuento# 4 EL CLUB DE LA SEÑORA MATEMÁTICA
Comode costumbre,el trajínenel clubde la señoraMatemáticaera infernal.Unsinfínde discípulosde laseñora
se hacinabaen las distintassalasconcéntricasque conformabanel club,afanándose enmodelarel material que
lesllegabaparafabricarejemplos,crearteorías,demostrarconjeturas,…LaseñoraMatemáticagestionabael club
desde tiempo inmemorial. Ni todos sus discípulos juntos hubieran podido calcular su edad. Aunque algunos de
ellos llevaban mucho tiempo con ella, ninguno sabía cuál era su verdadero nombre. Casi todos la llamaban la
señoraMatemática, aunque para algunosera simplemente laseñora.Los más cariñososla llamaban“la mama”,
aunque nunca faltaba quien se refería a ella como “la gran putana”. Aunque todos la consideraban como el
auténtico motor del club, la señora Matemática no se dejaba ver mucho por él. Ella prefería delegar el trabajo
sucioensudiscípulomásfiel,aunquenoel másaventajado:Sal eraelencargadode lapuerta.Sumisiónerarecibir
a todaslas funciones,conjuntos, espacios,…que se acercabanal club,yasignarlessala.Nosolíarechazara nadie,
su lemaera:“Todo esaprovechable paralaseñoraMatemática.Lo que noes suficientemente suave yarmonioso
para demostrar teoremas, es suficientemente patológico para buscar contraejemplos”. Ya se encargarán los
discípulosde las salas,por desgraciacon más talentoque yo, de buscar utilidada loque lesmando,solía añadir.
Ese día, el flujoen el clubera particularmente intenso,loque estaballevandoaSal al borde del colapso.Aúnasí
aguantabaa pie firme sinperderlacompostura,haciendogalade sugranprofesionalidad.Observémosletrabajar:
Identifíquese - Función - Descríbase - Tengoun saltoenun punto,perosoy perfectamente integrable,nose vaya
usted a creer.
Eso ya lo valoraré yo, no me maree, señora. No concentrará toda la energía en un punto, ¿no? No será por
casualidaddoñaDeltade Dirac… - ¡Nopor favor,mi saltoes finito!¡Nome confunda!He oído rumoresde que la
tal Delta ni siquiera es función. Yo soy una función integrable Lebesgue, Riemann y todo lo que me echen. - Sí,
perono escontinua.Anda,vayaala segundasala:funcionesintegrables,peronocontinuas.¡Eh!,ahínoentre.Le
he dichola segunda.Consaltono se puede entraren la tercera,no se empeñe.Reservadaparalascontinuas,ya
sabe. A ver, siguiente,identifíquese. - Función - Descríbase - Yo soy absolutamente derivable en absolutamente
todos mis puntos. - Absolutamente, absolutamente… A ver si va a ser el valor absoluto. Vuélvase que le vea.
Siempre me quieren engañar, tiene usted un pico en el cero Pase a la tercera, funciones continuas pero no
derivables. Ni se le ocurra pasar más adentro, ó suave, suave le echo a la calle. ¿Quién va ahora? - Función. Yo
tengosaltosen todoslospuntos,ahoracero,ahorauno,ahora cero,ahora uno.Creoque nosoy nada,ni siquiera
integrable.Nosoynadie,ahoracero, ahora uno,ahora cero, ahora uno. - (Joder,qué cosasmás raras me vienen
hoy).Efectivamente,noesni integrableRiemann,conlofácil que es.Puedevenirbienparacontraejemplos,vaya
a ese círculo aisladoala izquierda.Aunqueyode ustedme pasaríaantespor el discípulosicoanalista.El que trata
los problemas de identidad, ya sabe. ¿queda alguien más? - Yo soy función, sin saltos, pero con muchos picos,
picos en todos los puntos.
Estoy muy mal. ¿No tendrá algo suelto? - (Qué miedo…) Siga a la anterior, es usted un contraejemploandante.
Pásese antes por la unidad de toxicomanía. Vamos, si quiere, no se enfade. - Yo soy una función muy suavecita,
miraqué curvas. Y se repitenhastael infinito… - Oiga,nose acerque tanto,que corra el aire.(Laverdadesque es
un pibónde función.Qué penaque tengael periodo…).Pase hastael fondo,al círculo central.Usted tiene todas
las condiciones para formar parte de un bello teorema. ¿Quiere pasar algo que no sea función?
Yo soy un espacio,topológicoparamás señas.Perotengounproblemaenmi interior,unaespecie de almorrana
sangrante.Tengounsubespaciode mayordimensiónque yomismo.¿Me lopodríanextirpar? - Estosíque nome
lo creo. Tengo que consultar mis libros, estono es posible.La verdad es que no entiendo mucho de teoría de la
dimensión.Nosé aquiénpuedeinteresartodasestasteoríasinaplicables…¡A sí,existes!Perodeextirpaciónnada,
en el sub espacioestátu gracia. Pasa a la salade espaciostopológicosrarospara discípulosonanistas.Yno se te
ocurra desviarte a la unidad quirúrgica. Parece que hoy no viene nadie más… - Sí, estamos aquí, lo que pasa es
que no nos vesporque somosfraccionarios.Saluda,curvade Koch.Di hola,triángulode Sierpinski.Me presento,
soy el conjunto de Cantor. Aquí mi marido, el conjunto de Julia. Traemos el caos. Déjanos entrar y verás cómo
revolucionamos todo. ¡Abajo el orden, viva Mandelbrot!
Y así hastael infinito.El clubde laseñoraMatemáticaera lomás parecidoal paraísoy lomás parecidoal infierno.
Porque la señora Matemática podía darte mucha belleza, pero te pedía también mucho a cambio. Eso lo sabía
bienquienconseguíaentrarensusaposentos.Perolosabíaaún mejor quien sólo podía quedarse a las puertas.
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CUENTA # 5 LAS FLECHAS DEL GUERRERO
De todos los guerreros al servicio del malvado Morlán, Jero era el más fiero, y el más
cruel. Sus ojos descubrían hasta los enemigos más cautos, y su arco y sus flechas se
encargaban de ejecutarlos.
Cierto día, saqueando un gran palacio, el guerrero encontró unas flechas rápidas y
brillantes que habían pertenecido a la princesa del lugar, y no dudó en guardarlas para
alguna ocasión especial.
En cuanto aquellas flechas se unieron al resto de armas de Jero, y conocieron su terrible
crueldad, protestaron y selamentaron amargamente. Ellas, acostumbradas a los juegos
de la princesa, no estaban dispuestas a matar a nadie.
¡No hay nada que hacer! - dijeron las demás flechas -. Os tocará asesinar a algún pobre
viajero, herir de muerte a un caballo o cualquier otra cosa, pero ni soñéis con volver a
vuestra antigua vida...
Algo se nos ocurrirá- respondieron las recién llegadas.
Pero el arquero jamás se separaba de su arco y sus flechas, y éstas pudieron conocer de
cerca la terrorífica vida de Jero. Tanto viajaron a su lado, que descubrieron la tristeza y
la desgana en los ojos del guerrero, hasta comprender que aquel despiadado luchador
jamás había visto otra cosa.
Pasado el tiempo, el arquero recibió la misión de acabar con la hija del rey, y Jero pensó
que aquella ocasión bien merecía gastar una de sus flechas. Se preparó como siempre:
oculto entre las matas, sus ojos fijos en la víctima, el arco tenso, la flecha a punto,
esperar el momento justo y .. ¡soltar!
Pero la flecha no atravesó el corazón dela bella joven. En su lugar, hizo un extraño,
lento y majestuoso vuelo, y fue a clavarsejunto a unos lirios de increíble belleza. Jero,
extrañado, se acercó y recogió la atontada flecha. Pero al hacerlo, no pudo dejar de ver
la delicadísima y bella flor, y sintió que nunca antes había visto nada tan hermoso...
Unos minutos después, volvía a mirar a su víctima, a cargar una nueva flecha y a tensar
el arco. Pero nuevamente erró el tiro, y tras otro extraño vuelo, la flecha brillante fue a
parar a un árbol, justo en un punto desde el que Jero pudo escuchar los más frescos y
alegres cantos de un grupo de pajarillos...
Y así, una tras otra, las brillantes flechas fallaron sus tiros para ir mostrando alguerrero
los pequeños detalles que llenan de belleza el mundo. Flecha a flecha, sus ojos y su
mente de cazador sefueron transformando, hasta quela última flecha fue a parar a sólo
unos metros de distancia de la joven, desde dondeJero pudo observar su belleza, la
misma que él mismo estaba a punto de destruir.
Entonces el guerrero despertó de su pesadilla de muerte y destrucción, deseoso de
cambiarla por un sueño de belleza y armonía. Y después de acabar con las maldades de
Morlán, abandonó para siempresu vida de asesino y dedicó todo su esfuerzo a proteger
la vida y todo cuanto merece la pena.
Sólo conservó el arco y sus flechas brillantes, las que siempresabían mostrarle el mejor
lugar al que dirigir la vista.
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CUENTO # 6. Las Cabras Testarudas
Había unavez un muchachoque trabajabacomo pastoren Puerto Rico. Todoslosdías llevabaasus cabras a
pastar enlibertadala montaña.Al atardecer,el muchachollamabaa sus cabras con unpotente silbido, yestas
obedecían yllegabanhastaél.Era la hora de regresara la granja,y todas volvíanenordensinsepararse de él.
Peroun día ocurrió losiguiente: el pastorcillosilbócomode costumbre,perolascabrasno regresaban. Él las
gritóy seguíansin hacercaso. Y desesperado,despuésde gritarygritar y verque seguían sinobedecer,se sentó
enuna piedraa llorar.
Entoncesllegóunconejo.Se quedómirándole ypreguntó:
- ¿Porqué lloras,muchacho?
Y él contestó:
- Mis cabras no me hacencaso. Y si no consigoque regresenalagranja, mi padre se va a enfadarmuchoy me
castigará.
El conejo,pensativo,contestó:
- Note preocupes,yote ayudaré. Yolas haré regresar.
Y el conejose acercó a lascabras y comenzóa gruñirpara que andaran, perolascabras seguíanpastandosin
inmutarse.El conejito, frustrado, se sentójuntoal pastorenla piedraytambién comenzóallorar.
Y en estoque pasópor allí unazorra y preguntó:
- ¿Peropor qué lloras,conejito?
- Ay,zorrita,lloroporque el pastorcilloestállorandoporque si noconsigue que suscabrasle hagancaso y le
siganhasta la granja,su padre le castigará.
- Oh,no te preocupes.Seguroque yoloconsigo.Voyaintentarlo.
La zorra llegóhastalascabras y comenzóa aullarcon todassus fuerzas. Laverdades que dababastante miedo,
y sinembargo,lascabras seguíanpastandotan tranquilas.Desesperado,se sentójuntoal conejoyel pastor,y
empezóallorar.
Y entoncesaparecióunlobo,concara de ser bastante feroz,ypreguntó:
- Perozorrita,¿por que lloras?
- Ay,lobo,esque el conejolloraporque el pastorse pusoa llorarporque lascabras nole hacen caso y si no
consiganque le sigan,supadre le castigará.
- Uy, déjame esoami,zorrita.Yo conseguiré que lascabrasse muevan.
Y el lobo,con su presenciaferoz,se acercóhastalascabras yaullócon todassus fuerzas,enseñandobienlos
colmillosafilados.Perolascabrasparecían no vernada.Ahí seguíanen el campopastandotan tranquilas.El
lobo,sorprendido,se fue conel restode animalesyel pastory comenzóa llorar.
En estoque se acercó volandounapequeñaabejayal veraquello,preguntó...
- Perolobo,¿porqué lloras?
- Ay,abeja,esque la zorritalloraporque el conejolloraporque el pastorestaballorandoporque suscabrasnole
hacencaso y si noconsigue que regresenalagranja, supadre lescastigará.
- ¿Es eso?Puesnote preocupes,que yosé cómohacerlasvolver.
- ¿Conlo pequeñaque eres?- contestóel lobo-¡Note haráncaso!
La pequeñaabeja,aunquedolidaporesaspalabras,decidióintentarlo. Asíque se fue haciael rebañode cabras y
empezóazumbar cerca de ellascontodas susfuerzas.La verdadesque era un zumbidomuymolesto,asíque
lascabras dejaronde comerpara intentartaparse losoídos.Sinembargo,nose movíande susitio.
La abejitanose diopor vencidaydecidióprobaralgodiferente...Fue entoncescuandolaabejaenseñósu
aguijónyse loclavóa unade lascabras, la más anciana,y que ademáserala lideresadel rebaño. Lacabra, al
sentirel picotazo,saliócorriendohacialagranjadespavorida.Ylasdemáscabras,al ver que sulideresa
regresabaa la granja,la siguieron.
El pastor, el conejo,lazorra y el lobomiraronasombradosla escena.Despuésmiraronalapequeñaabeja,
muertosde la vergüenzapornohabercreído enella. El pastor la pidióperdón:
– Nosabescómo losentimos,abeja.Nosreíamosde ti ynos has dadoa todosunagran lección.Muchasgracias
por ayudarme.
- Nohay de qué,pastorcillo- Ysonriendo,se alejópordonde habíavenido.
El pastorcilloagradecióatodossuayuda y regresóa sucasa pensandoenlagran lecciónque acababade
aprenderese día: Lo importante noessermás fuerte ni másgrande.Noes sermás agresivo.Loimportante es
confiarenuno mismoyperseverarhastael final.
7. Institución Educativa Departamental Rural el Altico
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Cuento# 7
LA BOBINA MARAVILLOSA
Erase un principito que no quería estudiar. Cierta noche, después
de haber recibido una buena regañina por su pereza, suspiro
tristemente, diciendo:
¡Ay! ¿Cuándo seré mayor para hacer lo que me apetezca?
Y he aquí que, a la mañana siguiente, descubrió sobre su cama una
bobina de hilo de oro de la que salió una débil voz:
Trátame con cuidado, príncipe.
Este hilo representa la sucesión de tus días. Conforme vayan
pasando, el hilo se ira soltando. No ignoro que deseas crecer
pronto... Pues bien, te concedo el don de desenrollar el hilo a tu
antojo, pero todo aquello que hayas desenrollado no podrás ovillarlo
de nuevo, pues los días pasados no vuelven.
El príncipe, para cerciorarse, tiro con ímpetu del hilo y se
encontró convertido en un apuesto príncipe. Tiro un poco mas y se
vio llevando la corona de su padre. ¡Era rey! Con un nuevo
tironcito, inquirió:
Dime bobina ¿Cómo serán mi esposa y mis hijos?
En el mismo instante, una bellísima joven, y cuatro niños rubios
surgieron a su lado. Sin pararse a pensar, su curiosidad se iba
apoderando de él y siguió soltando mas hilo para saber como serian
sus hijos de mayores.
De pronto se miro al espejo y vio la imagen de un anciano
decrépito, de escasos cabellos nevados. Se asusto de sí mismo y del
poco hilo que quedaba en la bobina. ¡Los instantes de su vida
estaban contados! Desesperadamente, intento enrollar el hilo en el
carrete, pero sin lograrlo.
Entonces la débil vocecilla que ya conocía, hablo así:
Has desperdiciado tontamente tu existencia. Ahora ya sabes que
los días perdidos no pueden recuperarse. Has sido un perezoso al
pretender pasar por la vida sin molestarte en hacer el trabajo de
todos los días. Sufre, pues tu castigo.
El rey, tras un grito de pánico, cayó muerto: había consumido la
existencia sin hacer nada de provecho.