El es el infinito y nosotros únicamente tratamos de conocer lo que
nos ha revelado ( 1 Corintios 2:11)
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el
espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las
cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
No podemos investigar a Dios (Job 11:7)
¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la
perfección del Todopoderoso?
ni podemos imaginarlo (Isaías 40:18)
¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le
compondréis?
1. Sobre su carácter
a. Que es invariable porque es infinito (Números 23:19).
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que
se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
b. Que es invariable porque es todopoderoso
(1 Samuel 15:29)
Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se
arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta.
c. Que es invariable porque es eterno (Salmo 102:25–26)
Desde el principio tú fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus
manos. Ellos perecerán, mas tú permanecerás; Y todos ellos como
una vestidura se envejecerán; Como un vestido los mudarás, y
serán mudados;
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno
del Padre, él le ha dado a conocer. (Juan 1:18)
2. Sobre su nombre
Sabemos que es “santo” (Exodo 20:7)
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no
dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.
Es “poderoso” (Salmo 8:1) y que es “grande” (Salmo 76:1),
¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
Has puesto tu gloria sobre los cielos;
Por ejemplo, tenemos tres que tienen la misma raíz (El, Elohim y
Elyon) y que apuntan a mostrar su grandeza y señorío.
Están diseminados por todo el Antiguo Testamento.
Otro nombre relacionado es Adonai,
que significa “capacidad para juzgar o dirigir”, y muestra que
Dios es el Soberano Todopoderoso, a quien todo debe estar
sujeto y, los hombres son sus siervos
Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil
palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el
habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre?
¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora
pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.
Señor, delante de ti están todos mis deseos, Y mi suspiro no
te es oculto. Salmo 38;9
otro nombre cercano es El Shadai, porque más
particularmente se encuadra con la descripción del poder
absoluto que posee. Así como Elohim es el Dios de la
creación, El Shadai es el Dios de la sujeción, de quien todo
depende
(Génesis 17:1; Exodo 6:3; Job 40:2), incluso como fuente de
bendición y cuidado (Exodo 6:1–8)
Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le
dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.
Genesis 17;1
Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi
nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos. Éxodo 6;3
Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos,
para darte a heredar esta tierra.
8 Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré
que la he de heredar? (Gn 15:7–8).
3. Sobre sus atributos inherentes
Los atributos, o quizás más propiamente, las características,
giran alrededor de:
a. Su autoexistencia o eternidad (Salmo 90:2; Juan
5:26; Apocalipsis 4:8).
Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo,
Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al
Hijo el tener vida en sí mismo;
b. Su inalterabilidad o inmutabilidad (Salmo 102:26–27;
Santiago 1:17).
Ellos perecerán, mas tú permanecerás; Y todos ellos como una
vestidura se envejecerán; Como un vestido los mudarás, y serán
mudados; Pero tú eres el mismo, Y tus años no se acabarán.
Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de
las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
c. Su infinitud o ilimitabilidad (Salmo 139:7–10).
¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de
tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y
si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú
estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el
extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me
asirá tu diestra.