2. Aunque cada seleccionador de personal es un mundo, hay determinados elementos a los que
suelen dar más importancia que otros, y deberían reflejarse en todo currículo vitae
El CV es nuestra carta de presentación, aquello que nos ayuda a definirnos ante la empresa.
(iStock)
AUTOR
HÉCTOR G. BARNÉS
Si la búsqueda de trabajo es una labor ya de por sí procelosa, aún más lo es el diseño de
nuestro currículo, ese documento en el que en apenas unas líneas debemos resumir años y
años de estudios y experiencia laboral. Resulta natural que nos cause gran ansiedad, puesto
que nos obliga a reducirnos a la mínima expresión sin saber exactamente si lo estamos
haciendo bien y de verdad estamos aportando la información necesaria.
¿Deberíamos mentir ligeramente, ya que todo el mundo lo hace? ¿Eliminar los trabajos que no
tienen nada que ver con el puesto al que optamos? ¿Mostrar nuestras aficiones y cruzar los
dedos para que el seleccionador también sea 'fan' del 'trekking', por ejemplo? Nos movemos a
tientas en la oscuridad y, por esa razón, resulta tan interesante una encuesta realizada por la
agencia de contratación británica Michael Page en la que señala lo que es realmente
importante en un currículo.
3. Una falta de ortografía o un error gramatical pueden
acabar con todas nuestras posibilidades de conseguir el
puesto que deseamos en una empresa.
La infografía ha sido realizada a partir de las opiniones de 2.000 aspirantes y 480 seleccionadores, y
compara las opiniones de unos y otros poniendo en evidencia que nuestro criterio y el de los
responsables de recursos humanos no se parece demasiado.
Los dos ejemplos más evidentes son los de la longitud del currículo y el índice de nuestros trabajos:
mientras que muchos trabajadores (un 82%) consideran que resulta muy relevante acortar el
documento para que no supere las dos páginas ya que tenemos muy poco tiempo para causar
una buena impresión, tan sólo el 32% de los seleccionadores atienden a este aspecto. Por el
contrario, aunque un 72% de aspirantes no reflejan todos los puestos por los que han pasado, para
el 93% de las empresas este es un factor esencial.
Pero, ¿cuáles son los ingredientes más relevantes (y los menos), y de qué manera se relacionan con
nuestras percepciones acerca del currículo?
4. 1. Tus logros
Tan imprescindible que el 100% de los seleccionadores considera
que un currículo debe reflejar este aspecto (si no, ¿para qué
serviría?), algo en lo que se muestran de acuerdo el 91% de los
trabajadores. En este caso, lo importante es explicar con claridad
tu contribución a la empresa en cada uno de los puestos que has
ocupado.
2. No cometer errores
Otro factor importante para el 100% de las empresas (y el 92% de
los empleados). Si queremos asegurarnos de que no hay una falta
de ortografía, Michael Page recomienda pedir a un amigo que
relea el documento por si acaso.
3. No cometer equivocaciones gramaticales
Un tanto redundante teniendo en cuenta el puesto anterior, pero
que nos ayuda a entender que el problema no son sólo las
palabras, sino también la construcción de las frases que, en caso
de ser equivocadas, “nos hacen parecer descuidados y pocos
profesionales”, como señala el 100% de los recursos humanos.
Los elementos más importantes
5. Las formas lo son todo, incluso más que otros aspectos como listar nuestras
habilidades blandas o realizar inventario de nuestros estudios.
4. Utilizar un tono profesional
Uno de los errores más habituales cometidos por los jóvenes es no saber adaptar su léxico al contexto
de la búsqueda de empleo.
Aunque no resulta tan esencial como no cometer errores, también dice mucho de nuestra
profesionalidad. Como hemos visto, las formas lo son (casi) todo, incluso más que otros aspectos que
solemos considerar esenciales, como listar nuestras habilidades o realizar inventario de nuestros
estudios.
5. Detallar tus responsabilidades
Debido a que cada vez hay más tecnicismos (por no decir
eufemismos) para cada uno de los puestos que se desempeñan
dentro de la empresa, resulta útil para el seleccionador que se
especifique en qué consiste exactamente nuestro rol. Es algo
solicitado por el 95% de ellos y aceptado por el 91% de empleados.
6. Los elementos menos importantes
¿De verdad vas a conseguir trabajo por eliminar una página de tu currículo?
(iStock)
1. Experiencia en el voluntariado
Tan sólo el 11% de los seleccionadores consideran el trabajo altruista como
un factor positivo, por un 54% de aspirantes. Michael Page recuerda que
aunque no hace daño, no se trata de algo que debamos reflejar “salvo que
sea extremadamente relevante”, es decir, que tenga relación con el puesto al
que aspiramos.
2. Haber trabajado en el extranjero
Una de las razones que condujeron a miles de jóvenes españoles a buscar
empleo fuera de nuestras fronteras fue que ello daría un barniz moderno a
su currículo. Tristemente, parece ser que no es así, y que son tus logros lo
que importan (sea donde sea que los hayas alcanzado), no haber trabajado
de camarero en Londres.
3. Acortar el currículo hasta las dos páginas
Es uno de esos consejos de manual: ningún CV debería ocupar más de dos
folios, y si podemos reducirlo a uno solo, mejor que mejor, ¿no? Este es uno
de los grandes mitos que desmonta la encuesta, ya que asegura que es
preferible presentar toda la información relevante (siempre y cuando lo sea)
que eliminarla para encajar en la regla de los dos folios. Tan sólo un 32%
considera que esta es importante.
7. De un tiempo para acae parecen haberse puesto de moda los currículos con un toque personal,
pero los seleccionadores no lo valoran demasiado.
4. El trabajo, antes que tu formación
Una de las grandes preguntas: ¿el huevo o la gallina? ¿Los estudios o nuestra experiencia laboral?
Aunque por lo general los seleccionadores de personal prefieren que se liste primero el trabajo (salvo
que hayamos acabado de estudiar recientemente), no resulta trágico si hacemos lo contrario.
5. Reflejar tus intereses personales
De un tiempo a esta parte parecen haberse puesto de moda los currículos con un toque personal, ya
que pensamos que nos hacen más humanos al mismo tiempo que, si suena la flauta, puede hacernos
caer simpáticos al seleccionador de personal (“yo también soy seguidor del Getafe, ¡contratado!”). Sin
embargo, tan sólo un 41% de estos lo consideran importante, algo que también ocurre con otros
elementos como las habilidades personales, sean duras o blandas.
8. Aquellos que manejen inglés pueden consultar la fantástica infografía que la empresa ha realizado, y en
la que pueden compararse las opiniones de uno y otro lado de la búsqueda de trabajo:
9. Esto solo te importa a ti
De igual manera que la encuesta realizada en Inglaterra a través de Mortar London sirve para entender
un poco mejor cómo funciona la cabeza de los seleccionadores de personal, también nos ayuda a
identificar la gran diferencia entre nuestro criterio y el suyo. Quitando el currículo de dos páginas, del
que ya hemos hablado y que es el elemento más sobrevalorado, podemos afirmar que los
responsables de recursos humanos siguen siendo mucho más conservadores de lo que
sospechábamos, ya que todos aquellos elementos que han irrumpido recientemente y que están más
relacionados con lo personal, como las habilidades blandas o los intereses personales, apenas son
valorados en el momento decisivo.
Por el contrario, corremos el riesgo de pasar por alto los elementos clásicos que quizá estén ya vistos
pero, desde luego, siguen marcando la diferencia.
El caso más evidente es el de listar los puestos por los que hemos pasado dentro de una empresa,
algo que uno de cada cuatro pasa por alto pero que es de radical importancia para que el contratante
conozca nuestra evolución dentro de la firma.
10. Le acompañan la utilización de un lenguaje técnico relacionado con nuestro puesto de trabajo, ya que
es la muestra de que “conocemos dicho campo” (eso sí, debemos evitar la jerga, puesto que la primera
criba puede ser realizada por alguien no experto) y detallar nuestros logros.
Una buena moraleja final: olvídate de ser simpático y piensa que, nos guste o no, el
currículo debe mostrar con claridad que somos profesionales, experimentados y,
quizá, que tenemos buenos amigos que nos ayudan a descubrir nuestros errores
ortográficos.