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  1. 1. LA GUERRA EN SIRIA La guerra civil siria (en árabe, ‫حرب‬ ‫ال‬ ‫ية‬ ‫ل‬ ‫األه‬ ‫ة‬ ‫سوري‬ ‫ال‬ al-Ḥarb al-ahliyya al-sūriyya) es un conflicto bélico iniciado en Siria. En su inicio las Fuerzas Armadas de Siria se enfrentaron contra grupos armados rebeldes, conocidos en Occidente como la oposición siria. Más adelante, numerosos grupos y combatientes rebeldes se unieron al grupo insurgente Estado Islámico,n 2 lo que le permitió invadir vastas extensiones de Siria desde Irak.88 Para 2017, el Gobierno sirio emprendió una gran campaña contra Daesh recuperando los territorios al oeste del Éufrates, el 6 de diciembre tanto autoridades sirias como rusas, proclamaron el final de la operación contra Estado Islámico. Las protestas de marzo de 2011, derivaron en una guerra civil entre las fuerzas gubernamentales y la oposición armada, desembocando en un conflicto internacional donde la lucha se entremezcla con el conflicto de intereses de varios países, incluidos las dos mayores potencias nucleares, así como las potencias regionales.92 La organización que agrupaba, en un principio, a la oposición siria fue el Consejo Nacional Sirio (SNC), con base en Estambul, en 2011 incluía todas las facciones rebeldes. Las divergencias políticas, militares y religiosas dividieron al SNC en 2012-13 (en grupos armados, la oposición moderada y la oposición radical). Por su parte, los kurdos crearon su propia agrupación, de la que forma parte su brazo armado Unidad de Protección Popular (YPG por sus siglas en kurdo). Debido a la división de las fuerzas opositoras, diferentes grupos islamistas, como el ex-Frente Al Nusra y del Estado Islámico, adquirieron un mayor protagonismo. El presidente de Siria, Bashar al-Asad, ha declarado en varias ocasiones que tras la derrota de los terroristas, los militares de Turquía y EE.UU. deberán abandonar el territorio sirio o de lo contrario serán expulsados por la fuerza: «Si hablamos de la presencia de militares sobre el terreno, como es el caso de los soldados turcos, si estamos luchando contra los terroristas, también tenemos derecho a luchar contra los que ocupan nuestro país. En este sentido, tanto los estadounidenses como los turcos y los demás ocupantes, deberán irse por su propio pie o serán expulsados por la fuerza». 93 Al inicio, los rebeldes contaban con asistencia no letal, pero más tarde EE.UU. empezó a procurar financiamiento, armas y entrenamiento. Después, acabó admitiendo que parte de la ayuda letal terminó en manos de terroristas que la usaron tanto contra el Gobierno y los civiles, como contra la 'oposición'. Además Arabia Saudita, Catar, Kuwait, así como Turquía habrían proporcionado "millones de dólares" a los «grupos terroristas, incluido el Frente Al Nusra y el EI», según declaró en marzo de 2014 David Cohen, secretario adjunto del Departamento de Tesoro para Terrorismo e Inteligencia Financiera de EE.UU.92 Hasta el 2016 se estimaba que los grupos armados ilegales recibieron unos 2450 sistemas portátiles de defensa aérea, 1750 sistemas antitanque, 650 lanzacohetes múltiples, más de 24000 proyectiles de distintos tipos y más de 600 toneladas de explosivos.94 La coalición internacional liderada por los EE. UU. (Central Join Task Force) en su Operación Resolución Inherente comenzó a lanzar ataques aéreos contra el Estado Islámico en Siria el 10 de septiembre de 2014, sin la aprobación del Gobierno sirio. Si bien el objetivo principal de la coalición era luchar contra el EI, sus ataques no siempre fueron precisos, habiéndose cobrado la vida de centenares de civiles y atacado a posiciones e infraestructura del gobierno sirio, bajo el pretexto de un ataque defensivo o de ataques de represalia por el uso de armas químicas.92 Rusia, Irán y agrupaciones chiitas, como Hezbolá, apoyan al Gobierno sirio que combate a Estado Islámico, grupos islamistas, el ejército libre sirio apoyado por Turquía y las fuerzas democráticas de Siria, apoyada por los EE. UU. Desde el 30 de septiembre de 2015, Rusia llevó a cabo una operación antiterrorista en Siria después de que el presidente sirio solicitara ayuda militar. En los cinco meses y medio que duró el operativo, las Fuerzas Aéreas rusas destruyeron más de 12 000 blancos de infraestructura. Según el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, unos 35 000 radicales fueron abatidos durante ese primer año.92 Además de acabar con la vida de entre 300 000 y 470 000 personas, el conflicto ha desencadenado una crisis humanitaria. Para 2016 de los 22 millones de habitantes del país más de la mitad tuvieron que huir. 13 millones y medio de estos desplazados internos necesitan ayuda urgente. Además, 4,8 millones llegaron huir a países vecinos; Turquía acogió a 2,7 millones de sirios, Líbano a cerca de un millón y cerca de 650 000 fueron a Jordania. Tres cuartas partes de los refugiados son mujeres y niños. Según cifras de Unicef, al menos 652 niños fueron asesinados, un 20 % más que en 2015. Además, han sido reclutados, casi mil niños soldados, para luchar directamente en primera línea. Los más vulnerables son los 2,8 millones que se encuentran en zonas de difícil acceso. De ellos, 280 000 vivieron bajo asedio, casi completamente aislados de la ayuda humanitaria. 338 centros médicos quedaron reducidos a escombros en 2016.95 Debido a la participación de numerosas potencias extranjeras se le ha denominado una guerra subsidiaria. El Gobierno sirio cuenta con el apoyo de Rusia, que lo considera un país aliado desde tiempos de la Unión Soviética, la República Islámica de Irán y la organización libanesa Hezbolá.96 Defienden que las manifestaciones y primeras revueltas armadas fueron organizadas y financiadas por Occidente, así como a algunos grupos yihadistas, para precipitar la caída del gobierno y controlar el país,9798 opinión respaldada por algunos analistas.99 La «oposición siria» es apoyada por Estados Unidos,100 Turquía, Arabia Saudí y otros países aliados occidentales y del golfo Pérsico.101102103 Las organizaciones internacionales han acusado al gobierno sirio, EI y los grupos rebeldes de violaciones graves de los derechos humanos y de muchas matanzas.104105106107108
  2. 2. En el verano de 2018 el Ejército sirio, tras la liberación de la campiña de Damasco, logró recuperar la gobernación de Daraa, con ayuda de los bombardeos rusos, así como la capital del mismo nombre, la ciudad de Daraa.109 Ocho años de guerra en Siria: ONG denuncia más de 371.000 muertos Entre las víctimas hay 112.623 civiles, incluidos 21.065 menores de edad y 13.173 mujeres. El conflicto empezó en 2011 con la Primavera Árabe. Lo que comenzó como una protesta pacífica se convirtió en una guerra civil entre el ejército sirio, liderado por el presidente Bashar el Asad, y la oposición rebelde. A la guerra se añadió la presencia del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS), que controlaba una parte de Siria. Por eso Estados Unidos y otros países occidentales decidieron intervenir. Con el tiempo, la guerra siria se ha convertido en una cuestión global. En ocho años, la guerra ha provocado millones de desplazados y miles de muertes. Aunque no existen cifras oficiales, el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos asegura que el conflicto ha provocado más de medio millón de víctimas mortales. A día de hoy, Siria sigue siendo el país más peligroso del mundo. Hay más de 6 millones de desplazados internos y más de 3 millones viviendo en campos de refugiados. Siria lleva siete años sumergida en una guerra civil interminable que ha desangrado el país, ha provocado la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial y ha escenificado el conflicto congelado, pero latente, entre diversas potencias de Occidente y Oriente Medio. Este fin de semana, tras los bombardeos de Estados Unidos, Reino Unido y Francia a las posiciones del régimen de Bashar-Al Asad, ha tomado una nueva, siempre incierta dirección. Dado que han sucedido muchas cosas desde que la revolución de 2011 derivara en una cruenta represión gubernamental y, finalmente, en un conflicto civil armado, puede que sea útil repasar cuál es el estado de la cuestión en Siria en pleno 2018. Qué intereses mueven a cada uno de los actores y quién apoya tácita o directamente a los protagonistas principales de la guerra: el gobierno de Al-Asad; la amalgama de grupos opositores; las fuerzas kurdas; y los movimientos salafistas. Acorralado ISIS y expulsado de la que fuera su capital, Al-Raqqa, Siria es hoy más que nunca un conflicto sobre el que pivotan otros tantos. Y pese a que no existen enfrentamientos directos entre Arabia Saudí e Irán o entre los países de la OTAN y Rusia, sobre el territorio devastado del país sí se despliegan amplios juegos de apoyos a través de los que cada potencia coloca sus cartas. Así se reparten los apoyos en la complejidad siria. Estados Unidos → rebeldes y kurdos De forma lateral, Estados Unidos ha estado apoyando a las facciones rebeldes desde el inicio de la guerra. Generalmente a través de armamento. Más allá de las aspiraciones democráticas originales de la revolución siria, hoy extremadamente difuminadas, Estados Unidos optó por los rebeldes en oposición a Bashar Al-Asad, hombre-fuerte del país hasta 2011. Al-Asad era próximo a otros dictadores similares de perfil socialista lejos de la órbita estadounidense. Sus dos acciones militares en Siria, de hecho, han sido meramente reactivas a ataques químicos de Al-Asad: en ningún momento han tenido un sentido estratégico real para ayudar a la oposición, una amalgama incomprensible de grupos democráticos, islamistas y radicales. Su apoyo hoy es ya marginal. Washington también ha enviado armamento a los rebeldes kurdos (en especial durante su ofensiva contra ISIS). Sus lazos son menos sólidos que los que le atan al Kurdistán iraquí. Francia y Reino Unido → rebeldes La posición de Europa ha sido, como casi siempre en estas situaciones, definida por la política de Estados Unidos. Antaño peso pesado en la región, Francia ha tenido un carácter más agresivo tanto bajo la tutela de Hollande como ahora durante la presidencia de Macron, con bombardeos a las posiciones del Estado Islámico. En Reino Unido Siria sigue siendo una cuestión controvertida. En ambos casos, las líneas de apoyo siguen los dictados marcados por Washington. Rusia → Bashar Al-Asad Desde el inicio del conflicto, Rusia ha interpretado a Siria como una forma de asentar su preeminencia perdida en el tablero global. Para Vladimir Putin, Bashar Al- Asad es una pieza innegociable cuya caída no está dispuesto a permitir. De ahí la extraordinaria implicación del Kremlin en la guerra, ya sea a través de sistemáticos bombardeos a la oposición como ofreciendo apoyo logístico desde Latakia, el principal puerto de Siria hacia el Mediterráneo. En Siria, Rusia se juega algo más que una mera victoria geopolítica a corto plazo: se juega su capacidad de influencia en la política internacional. Y de ahí las amenazas de represalias posteriores a los bombardeos estadounidenses. Irán → Bashar Al-Asad En su mismo espacio juega Irán, aunque por motivos diferentes. No sólo operan factores religiosos (Al-Asad es alauita, una rama litúrgica del islamismo chií, cuyo bastión de proa internacional es el régimen de los Ayatollah), sino también estratégicos: Siria era uno de los pocos estados de Oriente Medio no enfrentados abiertamente a Irán, merced a su carácter laico y natural alejamiento de Arabia Saudí. Su apoyo a Al-Asad busca asegurarse un aliado y un foco de influencia en la región, tanto a nivel político como estratégico (mediante una presencia militar fija en la zona). Arabia Saudí → rebeldes
  3. 3. Especialmente si tenemos en cuenta que, para Arabia Saudí, Al-Asad es una pieza a cobrarse. Al igual que Rusia y Estados Unidos, Irán y la monarquía saudí utilizan a Siria como una forma de disputarse la influencia en Oriente Medio: la derrota de uno implica la victoria del otro. Arabia Saudí financia de forma activa a diversos grupos de la oposición ligados al islamismo más radical (dinamitado ISIS). Para Riyadh, la hipotética caída de Al-Asad representa una oportunidad de sembrar con influencia al régimen que surja después. Israel → Israel Hasta ahora, el papel de Israel en el conflicto sirio había sido limitado. Hasta ahora. La creciente influencia de Irán y el enfrentamiento abierto (si bien frío) entre ambos países durante la última década ha provocado que sus intervenciones sobre el terreno (en los Altos del Golán, que controla) hayan sido mayores, lanzando misiles contra drones iraníes y escalando los enfrentamientos poco a poco. De nuevo, Siria puede servir de proxy al conflicto latente entre Israel e Irán. Como se apunta aquí, es una novedad preocupante: ni Rusia ni las tres potencias occidentales tienen demasiados incentivos para llevar las hostilidades a más; Israel e Irán quizá sí. Turquía → enemigos de los kurdos El verso suelto por antomasia de Siria: miembro de la OTAN, la línea de apoyo de Turquía, a priori, debería ser la misma que la de Estados Unidos y sus aliados. Es más complejo: aunque nominalmente Erdogan sí apoya a la oposición siria, su única preocupación real son los rebeldes kurdos. Ha emprendido campañas militares activas contra las fuerzas sirias tanto en su frontera como en el interior del terreno sirio, llegando a tomar ciudades controladas por los kurdos como Afrin. Turquía apoyará a todo aquel que se enfrente a los kurdos. De ahí que haya chocado poco con Rusia, pese al derribo de uno de sus aviones por otro turco hace tres años. Y de ahí que mantenga un perfil muy diferenciado dentro del conflicto: cualquier cosa, excepto el YPG. Aunque su dura posición le haya implicado chocar con Estados Unidos más de una vez.

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