La filosofía de inversión en valor se centra en empresas con beneficios por acción recurrentes, consistentes y crecientes, generados orgánicamente o por adquisiciones no arriesgadas, controladas por familias estables y con ventajas competitivas y baja deuda. También considera empresas cíclicas ligadas al ciclo económico y en reestructuración con negocios sólidos, diversificando y controlando el riesgo sin limitaciones sectoriales.