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Revista Electrónica Teoría de la Educación.
          Educación y Cultura en
      La Sociedad de la Información.
       Monográfico 2007. Vol. Extraordinario 8 (2)
                      Octubre 2007




                 MONOGRÁFICO

      Tutoría virtual y e-moderación en red

                                   Joaquín García Carrasco y
                              Antonio Seoane Pardo (Coords.)




             http://www.usal.es/teoriaeducacion

                     ISSN 1138-9737
Revista Electrónica Teoría de la Educación.
             Educación y Cultura en la Sociedad de la Información.
       http://www.usal.es/teoriaeducacion     Monográfico 2007. Vol. Extraordinario


                                            SUMARIO:

MONOGRÁFICO: Tutoría virtual y e-moderación en red.

EDITORIAL: LA TUTORÍA ONLINE COMO ELEMENTO ESTRATÉGICO PARA
UNA E-FORMACIÓN DE CALIDAD
Antonio M. Seoane Pardo, Joaquín García Carrasco & Francisco J. García Peñalvo (U.
de Salamanca) (España) ……………………………………………………………... 5-8

Sección Primera: Fundamentos teóricos de la tutoría y e-moderación en red

LOS ORÍGENES DEL TUTOR: FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS Y EPISTEMO-
LÓGICOS DE LA MONITORIZACIÓN PARA SU APLICACIÓN A CONTEXTOS
DE E-LEARNING
Antonio M. Seoane Pardo & Francisco José García Peñalvo (GRupo de Investigación
en InterAcción y eLearning – Grial, U. de Salamanca) (España) ………………….. 9-30

E-TUTORÍA: USO DE LAS TECNOLOGIAS DE LA INFORMACIÓN Y COMUNI-
CACIÓN PARA LA TUTORÍA ACADÉMICA UNIVERSITARIA
Sogues Montserrat Pera, Mercé Gisbert Cervera (U. Rovira i Virgili) & Sofía Isus Bara-
do (U. de Lleida) (España) ……………………………………………………….... 31-54

FUNCIONES Y FORMACIÓN DEL MODERADOR / GESTOR DE REDES DE
GESTIÓN DE CONOCIMIENTO
Joaquín Gairín Sallán, David Rodríguez Gómez y Carme Armengol Asparó (U. A. de
Barcelona) (España) ……………………………………………………………….. 55-68

AÇÃO DOCENTE NA EDUCAÇÃO A DISTÂNCIA: COMPETÊNCIAS PARA A
MEDIAÇÃO EM REDE
Eloiza da Silva Gomes de Oliveira (U. do Estado do Rio de Janeiro) (Brasil) ……. 69-85

MODELO CONTEXTUAL DE COMPETENCIAS PARA LA FORMACIÓN DEL
DOCENTE-TUTOR EN LÍNEA
Ena Evia Ricalde & Silvia J. Pech Campos (U. A. de Yucatán) (México) ……….. 86-99

EL TUTOR VIRTUAL: APORTACIONES A LOS NUEVOS ENTORNOS DE
APRENDIZAJE
Isabel Ortega Sánchez (U.N.E.D.) (España) ……………………………………. 100-115

TUTOR VIRTUAL: DESARROLLO DE COMPETENCIAS EN LA SOCIEDAD DEL
CONOCIMIENTO
Mario Vásquez (Universidad de Salamanca) (España) …………………………. 116-136




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Sección Segunda: Análisis de experiencias de tutoría y e-moderación en red en con-
textos universitarios

LAS FUNCIONES DOCENTES PRESENCIALES Y VIRTUALES DEL PROFESO-
RADO UNIVERSITARIO
María Jesús Gallego Arrufat (U. de Granada) (España) ………………………... 137-161

ENTORNOS DE FORMACIÓN EN RED: TUTORÍA VIRTUAL, E-LEARNING Y E-
MODERACIÓN PARA LA ENSEÑANZA-APRENDIZAJE DE LA TRADUCCIÓN
CIENTÍFICA
Gloria Corpas Pastor, Rosario Bautista Zambrana, Cristina Castillo Rodríguez, Cristina
Toledo Báez & Miriam Seghiri (U. de Málaga) (España) ……………………… 162-178

MÁS ALLÁ DEL MODELO DE SALMON: PUESTA EN PRÁCTICA DE ESTRA-
TEGIAS DE PLANIFICACION Y MODERACIÓN DE FOROS DE DEBATE
M. D. Castrillo de Larreta-Azelain, J. C. García Cabrero & G. Ruipérez (U.N.E.D) (Es-
paña) ……………………………………………………………………………. 179-194

LAS TUTORÍAS EN LAS PROPUESTAS DE EDUCACIÓN SUPERIOR A DIS-
TANCIA
Ana María Ehuletche, Beatriz Graciela Banno & Adriana Alicia De Stefano (U. Nacio-
nal de Mar del Plata) (Argentina) ………………………………………………. 195-211

LA TUTORIZACIÓN DE LOS CURSOS VIRTUALES DE LA DIPLOMATURA DE
EDUCACIÓN SOCIAL DE LA UNED
Sonia Mª Santoveña Casal (U.N.E.D.) (España) ……………………………….. 212-224

CURSO CONJUNTO DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA Y LA COLORA-
DO STATE UNIVERSITY, AT PUEBLO, USA, A TRAVÉS DE UNA PLATAFOR-
MA VIRTUAL
Rosa Revilla (U. de Salamanca) (España) ……………………………………… 225-237


                                      MISCELÁNEA

LA EVALUACIÓN DE LAS ACTITUDES ANTE EL APRENDIZAJE DE LOS ES-
TUDIANTES UNIVERSITARIOS. EL CUESTIONARIO CEVAPU
Bernardo Gargallo López, Cruz Pérez Pérez, Amparo Fernández March (U. de Valen-
cia) & Miguel Ángel Jiménez Rodríguez (U. Católica de Valencia) (España) … 238-258

TELEFORMACIÓN: CONTRADICCIONES Y NUEVAS PERSPECTIVAS DIDÁC-
TICAS
Carlos Rodríguez Hoyos (Instituto Asturiano de Administración Pública “Adolfo Posa-
da”) (España) …………………………………………………………………… 259-270




                                                                                   3
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LAS TICs Y LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO: DESCRIPCIÓN DE UNA
EXPERIENCIA
Andrés Ángel Sáenz del Castillo (U. de Extremadura) (España) ………………. 271-281


                                            RECENSIONES

En este número no hay recensiones.


                                     TESIS DOCTORALES

UNA PROPUESTA DE FORMACIÓN DEL PROFESORADO PARA EL ESPACIO
EUROPEO DE EDUCACIÓN SUPERIOR: EL PORTAFOLIOS DOCENTE
Carlota Pérez Sancho (Universidad de Navarra) (España) ……………………. 282-283

                                    TRABAJOS DE GRADO


TELECENTROS PARA EL DESARROLLO RURAL DE LA PROVINCIA DE SA-
LAMANCA.
Ana Belén Rodríguez García (Universidad de Salamanca) (España) ………….. 284-287




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                                      EDITORIAL

          LA TUTORÍA ONLINE COMO ELEMENTO ESTRATÉGICO
                PARA UNA E-FORMACIÓN DE CALIDAD


El número monográfico especial que aquí se presenta está dedicado a realizar un pro-
fundo análisis del que es, a nuestro entender, el factor clave para alcanzar una formación
en línea que responda a las más elevadas exigencias de calidad: la tutoría en entornos de
formación virtual.

La formación en red o E-learning ha ido ganando adeptos y detractores por igual desde
sus primeros escarceos hasta la actualidad, sin que unos y otros (nosotros nos encontra-
mos entre los primeros) hayamos sido capaces de encontrar un consenso sobre sus prin-
cipales problemas y, lo que es más importante, sobre las soluciones para paliar las indu-
dables dificultades que todavía acompañan todavía a este nuevo paradigma formativo.

Sería largo de debatir aquí cuáles son estos inconvenientes, algunos de los cuales se
analizan magistralmente en los trabajos que componen este volumen, pero podríamos,
por simplificar la cuestión, reducirlos a cuatro tipos de factores: diseño defectuoso del
entorno y/o las iniciativas formativas, problemas de infraestructura o logística y cultura
tecnológica, conflicto de expectativas entre lo que el usuario demanda y las institucio-
nes ofrecen y, por último, la ausencia o incorrecta presencia de factor humano en la
formación online. Los tres primeros problemas, con ser importantes, encuentran una
solución más inmediata e incluso más sencilla en términos económicos que el último,
relacionado con el factor humano. Quizá alguien creyera (erróneamente, desde luego)
que la formación en red consistía en la sustitución de las personas por máquinas, y quizá
incluso algunos (muy pocos, esperamos) hayan llegado a creer que esta hipotética susti-
tución reportaría mejores resultados en términos de aprendizaje. Hoy sabemos (en reali-
dad lo hemos sabido siempre) que el aprendizaje es el fruto de la interacción entre seres
humanos y con un entorno, que lo mismo puede ser la naturaleza, un libro o un objeto
de aprendizaje estandarizado para una plataforma de E-learning, y que sin la interacción
humana se dificulta enormemente o se imposibilita este proceso. Si hablamos además de
un aprendizaje formal, la presencia de una figura docente que oriente el aprendizaje de




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los estudiantes, les estimule a la resolución de problemas y a la construcción colectiva
de conocimiento, se hace absolutamente fundamental.

Con estos presupuestos, pues, y convencidos de la importancia estratégica que posee la
figura del tutor o e-moderador en E-learning, es posible encontrar un hilo conductor que
una todos y cada uno de los artículos de este monográfico. El E-learning, como cual-
quier herramienta, no es ni bueno ni malo en sí mismo; todo dependerá del uso que
hagamos de él. Pues bien, el tutor en red es el usuario más cualificado y experto de este
tipo de formación, porque sólo él interviene y ha de ser tenido en cuenta en todas las
fases del proceso formativo, desde el diseño del entorno y la iniciativa hasta la evalua-
ción de la misma.


Los trabajos contenidos en este volumen monográfico fueron seleccionados entre las
mejores propuestas que se recibieron tras una amplia difusión a nivel internacional; to-
dos ellos poseen una indudable calidad científica y documentan experiencias de gran
valor como casos de estudio para determinar tanto los fundamentos teóricos de la tutoría
en red, sus principales atribuciones, competencias, destrezas, formación, etc., como la
aplicación práctica de estos fundamentos a experiencias formativas concretas que nos
permiten validar ese modelo teórico.

Así pues, este volumen se divide en dos secciones. La primera, “Fundamentos teóricos
de tutoría y e-moderación en red”, ofrece diversos modelos teóricos sobre los que se
sustentan las diferentes concepciones de la labor tutorial en entornos virtuales de forma-
ción. La segunda, “Análisis de experiencias de tutoría y e-moderación en red en contex-
tos universitarios”, documenta algunos casos de estudio interesantes, ya sea por su
magnitud, por su nivel de innovación o por su importancia dentro del contexto universi-
tario, con la peculiaridad de que todos ellos se sustentan en alguno de los modelos teóri-
cos que podemos encontrar bien detallados en la sección anterior.

Por último, el volumen se completa con una sección “Miscelánea” en la que se ofrecen
otros trabajos relacionados con la formación en entornos virtuales, aunque no directa-
mente con la tutoría y e-moderación en red.

Abrimos este número con la primera sección, de carácter teórico, en la que se incluye un
artículo de Antonio Seoane y Francisco García, que podría considerarse “pre-teórico” o
propedéutico, en el que se analizan los fundamentos epistemológicos y filosóficos de la
tutoría, que hunde sus raíces en el modelo de la paideía griega. A continuación, Sogues
Montserrat, Mercè Gisbert y Sofía Isus ofrecen una visión general de la e-tutoría, tanto
en el panorama español como internacional, en la que se analiza el concepto y las estra-
tegias para la implementación de la e-tutoría en las actividades formativas. Joaquín Gai-
rín, David Rodríguez y Carme Armengol analizan las funciones del moderador / gestor
de redes de conocimiento y esbozan un contexto para su correcta formación. Eloiza da
Silva retoma el problema crucial de las competencias del tutor en red ideal, al que ella




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llama “professor invisível”. Esta misma cuestión es abordada por Ena Evia y Silvia
Pech, quienes en su trabajo desarrollan un marco que incluye 41 competencias que debe
desempeñar un tutor en entornos virtuales. En la misma línea se inserta el trabajo de
Isabel Ortega, quien diseña un marco para la alfabetización digital de los docentes en el
que se distingue entre competencias y lo que denomina “fundamentos”, once elementos
en los cuales es necesario basarse para construir la figura del profesor de entornos de
formación en red. Cierra esta sección Mario Vásquez, que analiza el papel de las TICs
en la sociedad del conocimiento y sus respectivos riesgos, para a continuación definir el
perfil de competencias de tutores y alumnos tanto en la sociedad del conocimiento como
en los espacios virtuales de aprendizaje

La segunda sección, que documenta casos de estudio de implementación de iniciativas
formativas tutorizadas, se abre con el trabajo de María Jesús Gallego. Este artículo po-
dría perfectamente figurar en la sección anterior, pues cuenta con un excelente marco
teórico en el que desarrolla desde el nuevo contexto propiciado por el Espacio Europeo
de Educación Superior hasta los modelos didácticos adecuados para el E-learning en la
universidad, pasando por el perfil de competencias del “nuevo” docente. Sin embargo,
hemos decidido incluirlo encabezando esta sección porque documenta un buen conjunto
de experiencias de formación en red tutorizadas en distintas universidades españolas y
concluye con un estudio empírico sobre opiniones del profesorado y sobre las funciones
del profesor en ambientes virtuales. El trabajo de Gloria Corpas, Rosario Bautista, Cris-
tina Castillo, Cristina Toledo y Miriam Seghiri analiza los cambios que se producen en
los roles docentes en relación con el Espacio Europeo de Educación Superior, al igual
que el artículo anterior, y describe cuál ha sido el proceso de adaptación de una asigna-
tura de traducción especializada a un entorno telemático tutorizado, así como el uso que
han dado a diversas herramientas de Moodle como apoyo a la labor tutorial. El trabajo
de Castrillo, García y Ruipérez parte del análisis del conocido modelo de Salmon para
la planificación y estructuración de los foros de debate en iniciativas de formación en
red, que aplican a un curso de Cultura Islámica en la U.N.E.D., del cual nos ofrecen una
completa descripción y análisis del que se extraen conclusiones interesantes. Ana María
Ehuletche, Beatriz Graciela Banno y Adriana Alicia De Stefano nos ofrecen un estudio
de caso de un Seminario sobre “Reforma del Estado” y una asignatura de “Introducción
a la Psicología” bien documentado y con el correspondiente marco teórico de referencia.
Sonia Santoveña describe en su trabajo la experiencia de tutoría en los cursos virtuales
de la Diplomatura de Educación Social de la U.N.E.D., en el que contempla tanto el
análisis de la interacción como las herramientas de evaluación y la experiencia de tuto-
ría, así como un balance de la experiencia en el que se ponderan ventajas e inconvenien-
tes. Por último, el artículo de Rosa Revilla documenta una experiencia interinstitucional
de la Universidad de Salamanca y la Colorado State University en un curso sobre los
Brigadistas americanos en la Guerra Civil Española.

Como se puede observar, se han documentado experiencias completamente variadas y
de muy diferente naturaleza dentro del ámbito universitario, todas ellas (esto nos parece




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muy importante) bien situadas en un marco teórico de referencia y detalladas con el
rigor que requiere un estudio de estas características.

Por último, la sección Miscelánea incluye tres artículos. El primero, de Bernardo Garga-
llo, Cruz Pérez, Amparo Fernández y Miguel Ángel Jiménez, ofrece un estudio sobre
evaluación de las actitudes ante el aprendizaje de los estudiantes universitarios por me-
dio de una herramienta, el cuestionario CEVAPU. En el estudio se documenta el marco
teórico de referencia, el método y procedimiento de evaluación estadística y los resulta-
dos obtenidos. Carlos Rodríguez Hoyos nos presenta un estudio crítico en el que se pre-
tende poner sobre la mesa de discusión el conjunto de problemas y contradicciones de la
teleformación, desde las paradojas de carácter teórico hasta el análisis crítico de las
nuevas teorías didácticas, todo ello con un propósito constructivo y, como tal, resulta
interesante como elemento de reflexión. Cierra esta sección el análisis de Andrés Ángel
Sáenz del Castillo, en el que se describe una experiencia de formación del profesorado
con TICs en un entorno de trabajo colaborativo, BSCW.

Creemos que se trata de una recopilación de trabajos en los que se aúna la necesaria
reflexión teórica sobre los fundamentos, funciones, competencias y valor estratégico de
la tutoría en espacios virtuales, junto con la manifestación de que esa teoría no es sólo
“toreo de salón” mediante la documentación de experiencias que traslucen la aplicación
de esa teoría a contextos reales, de los que podemos extraer muy interesantes conclusio-
nes para seguir mejorando las experiencias de una modalidad formativa que, sin duda
alguna, seguirá experimentando un crecimiento y un desarrollo espectacular en las
próximas décadas.

Sin embargo, con la magnífica ayuda de las herramientas tecnológicas que nos abren
nuevas posibilidades cada día, no hacemos sino reiterar lo que sabemos desde hace más
de dos mil años. La quimera de la excelencia en la formación, que legítimamente bus-
camos desde hace siglos y a la que bajo ningún concepto debemos renunciar, encuentra
su exponente crucial en la apuesta por el factor humano en la formación. El tutor es,
pues, el referente fundamental para garantizar la calidad en las iniciativas de formación
en red, y quizá ésta sea la primera y más relevante conclusión que podemos extraer de
las páginas que siguen.


                                                             Antonio Miguel Seoane Pardo
                                                                  Joaquín García Carrasco
                                                             Francisco José García Peñalvo




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Sección Primera: Fundamentos teóricos de la tutoría y e-moderación en red




LOS ORÍGENES DEL TUTOR: FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS Y EPISTE-
MOLÓGICOS DE LA MONITORIZACIÓN PARA SU APLICACIÓN A CON-
TEXTOS DE E-LEARNING




Este capítulo esboza el problema de la fundamentación para construir una metodología
adecuada para la formación online. En primer lugar, afirma que la mayor parte de las
iniciativas de E-learning se desarrollan sin un método definido ni una estrategia ade-
cuada. Por otra parte, analiza críticamente el papel que corresponde al modelo construc-
tivista en relación con este problema, afirmando que este marco explicativo no es un
método y cuáles son los problemas que se derivan de esta confusión. Por último, pro-
pone un marco teórico y epistemológico de referencia para la construcción de esta me-
todología procedente de la paideía griega. Los autores defienden que la búsqueda de un
modelo de referencia como el que se desarrolla en la Antigua Grecia permite desarrollar
un método basado en la importancia de un perfil docente “diferente” de los roles aca-
démicos tradicionales, que denominamos “tutor” y que presenta muchas similitudes con
las figuras encargadas de monitorizar el aprendizaje tanto en la épica homérica como en
la Grecia Clásica.


Palabras clave: E-learning, Metodología de la formación online, Tutoría online, For-
mación basada en la web, Formación online, Enseñanza basada en la web, Factor
Humano, Comunidad online, Fundamentación filosófica, Fundamentos epistemológi-
cos.




                                                                                   9
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TUTOR’S ORIGINS: PHILOSOPHICAL AND EPISTEMOLOGICAL
GROUNDWORK FOR MONITORING E-LEARNING ACTIVITIES


This work outlines the problem of laying the groundwork for building a suitable online
training methodology. In the first place, it points out that most E-learning initiatives are
developed without a defined method or an appropriate strategy. It then critically ana-
lyzes the role of the constructivist model in relation to this problem, affirming that this
explanatory framework is not a method and describing the problems this confusion
gives rise to. Finally, it proposes a theoretical and epistemological framework of refer-
ence for building this methodology based on Greek paideía. The authors propose that
the search for a reference model such as the one developed in ancient Greece will allow
us to develop a method based on the importance of a teaching profile “different” from
traditional academic roles and which we call “tutor”. It has many similarities to the fig-
ures in charge of monitoring learning both in Homeric epic and Classical Greece.



Keywords: E-learning, Online Training Methodology, Online Tutoring, Internet-Based
Instruction, Online Teaching, Web-Based Teaching, Human Factor, Online Community,
Philosophical Foundation, Epistemological Basis.




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L'ORIGINE DU TUTEUR: FONDEMENT PHILOSOPHIQUE ET ÉPISTÉMO-
LOGIQUE DU MONITORAGE POUR SON APPLICATION EN CONTEXTE
DE E-LEARNING.



Ce chapitre aborde le problème de la construction d´une méthodologie adéquate à la
formation online. En premier lieu, il affirme que la pluparts des initiatives de E-
Learning se développent sans une méthode définie et sans une stratégie adéquate.
D´autre part, il analyse de façon critique le rôle du modèle constructiviste para rapport
à ce problème, tout en affirmant que ce modèle explicatif n´est pas une méthode et
quels sont les problèmes qui dérivent de cette confusion. En dernier lieu, il propose une
méthode théorique et épistémologique de référence pour la construction de cette mét-
hodologie qui dérive de la paideía grecque. Ses auteurs défendent que la recherche d´un
modèle de référence comme celui qui s´est développé dans l´ancienne Grèce permet de
développer une méthode basée sur l´importance d´un profil de professeur différent de
celui qui assumait les rôles académiques traditionnels, que l’on appelle de tuteur, et qui
présente beaucoup de similitudes avec les figures chargées de l´apprentissage, tant au
niveau de l´ épique d´Homère comme au niveau de la Grèce Classique.


Mots clefs: E-Learning, méthodologie de la formation on-line, tutorat online, formation
basée sur le web, formation online, fondements philosophiques, fondements épisté-
mologiques




                                                                                    11
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LOS ORÍGENES DEL TUTOR: FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS Y EPISTE-
MOLÓGICOS DE LA MONITORIZACIÓN PARA SU APLICACIÓN A CON-
TEXTOS DE E-LEARNING i

Antonio Miguel Seoane Pardo y Francisco José García Peñalvo
aseoane@usal.es, fgarcia@usal.es
GRupo de Investigación en InterAcción y eLearning (GRIAL). Universidad de Sala-
manca

1.- INTRODUCCIÓN. EL FRACASO DE UN E-LEARNING SIN MÉTODO

La formación online o E-learning supone una auténtica revolución en la manera de con-
cebir las experiencias de aprendizaje tal como las conocíamos hasta hace pocos años.
Sería largo de enumerar el conjunto de cambios que se producen en esta nueva modali-
dad formativa, que afectan tanto a elementos de carácter tecnológico, dinámicas de co-
municación, factores sociales o nuevos roles docentes y discentes, como a la propia re-
lación enseñanza-aprendizaje, el valor de los contenidos formativos o la propia metodo-
logía del proceso.

Sin embargo, a pesar de la euforia que ha desatado la formación online en los últimos
años y que el desarrollo de herramientas, sistemas de formación y contenidos digitales
ha sido y sigue siendo extraordinario, no puede ocultarse un cierto escepticismo o inclu-
so cierta sensación de decepción cuando analizamos el nivel de satisfacción de los usua-
rios y los resultados obtenidos en iniciativas formativas de formación online, si nos cir-
cunscribimos exclusivamente a los objetivos de aprendizaje realmente alcanzados. Por-
que lo importante de cualquier intervención formativa, sea del tipo que sea, electrónica,
a distancia o presencial, no es otra cosa sino lograr determinados objetivos en términos
de aprendizaje: no basta la constancia de haberlos enseñado; necesitamos la seguridad
de que estos se han adquirido.

Como el E-learning es un tipo de aprendizaje caracterizado por la mediación tecnológi-
ca (no es que sea la única peculiaridad, pero nos centraremos de momento en este as-
pecto) y como lo aparentemente diferente respecto a otras modalidades de formación
parece radicar en los elementos de esa mediación, cuando analizamos las causas de este
escepticismo (o fracaso) solemos centrarnos exclusivamente en los factores tecnológi-
cos: los entornos de aprendizaje no son los adecuados, los contenidos digitales no están




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bien estructurados, etc. En consecuencia, se destinan ingentes recursos materiales y
humanos para perfeccionar estos elementos con la esperanza de mejorar la experiencia
de aprendizaje, sin percatarnos de que la solución al problema debe buscarse mirando en
otra dirección.

Lógicamente, la evolución de estos factores de mediación tecnológica contribuirá a me-
jorar el contexto, como mejoraríamos la experiencia de aprendizaje si renováramos las
pizarras, la iluminación o el equipamiento de un aula en un contexto tradicional. Sin
embargo, todos sabemos que eso no es lo fundamental para lograr una formación de
calidad. Y todos recordamos, echando la vista atrás en nuestra experiencia formativa,
que nada o muy poco hemos aprendido de los elementos técnicos o logísticos de nues-
tras escuelas, pero sí mucho con nuestros buenos maestros y nuestros compañeros. Así
pues, la tecnología debe mejorarse, pero no podemos caer en la trampa de culpar única-
mente a la herramienta por no ser capaces de alcanzar los objetivos deseados. La media-
ción tecnológica en el E-learning es precisamente eso, un medio, y en todo caso es un
error de estrategia formativa el no haber contado con los recursos adecuados, o no haber
sido capaces de adaptarnos a los medios disponibles. La herramienta es –o debemos
procurar que sea– lo más neutra posible.

Con todo, si estudiamos la breve historia del E-learning podemos ya hablar de “genera-
ciones” que han marcado su desarrollo hasta el momento en que nos encontramos, y
cuya evolución nos permite predecir (suponiendo que tal cosa sea posible) hacia dónde
nos dirigimos en el futuro inmediato (Seoane Pardo, García Peñalvo, Bosom Nieto, Fer-
nández Recio, & Hernández Tovar, 2006: 43). Tras una primera generación marcada
casi exclusivamente por el desarrollo de entornos tecnológicos y contenidos digitales, se
ha transitado hacia una preocupación, en los últimos años, por el “modelo” de E-
learning y, en consecuencia, a una preocupación por el desarrollo de estrategias de im-
plantación e interoperabilidad de entornos de formación online con un modelo institu-
cional para la universidad, la administración o la empresa. Aparece, pues, la pregunta
por un modelo de eficiencia y de calidad. Sin embargo, asistimos a un momento en el
que se produce una extraña paradoja: cuanto mayor es la mediación tecnológica, cuanto
más implementamos nuestros sistemas y mejoramos los entornos y contenidos formati-
vos con el propósito de disminuir la intervención de los roles docentes, peores son los
resultados de aprendizaje. Se hace necesario transitar, pues, hacia lo que llamamos “se-
gunda generación avanzada”, en la que la importancia del factor humano en la forma-
ción online desempeña un papel crucial, no sólo desde el punto de vista de la planifica-
ción y el diseño estratégico, sino especialmente como elemento presente en todos los
estadios del itinerario formativo. La redefinición y centralidad de los roles docentes en
el E-learning es la característica fundamental de esta fase generacional, en la que ac-
tualmente se encuentran muchas instituciones e iniciativas formativas preocupadas
realmente por la calidad.

Así pues, la piedra angular que permite explicar el por qué de la decepción que ha susci-
tado el E-learning hasta ahora está en el factor humano. La gran falacia de la mediación




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tecnológica ha consistido en la creencia según la cual el papel mediador del profesor en
el aprendizaje sería sustituido por la tecnología, cuando en realidad ésta ha de ponerse al
servicio del docente, que es quien habrá de seguir desempeñando el principal papel me-
diador en el aprendizaje.

Este error, tan generalizado como grave, es la consecuencia de la transmutación de un
paradigma formativo por otro de carácter “informativo”. En otras palabras, cabe decir
que en el fondo de esta cuestión subyace una enorme confusión entre información y
formación. Esta situación no es en absoluto nueva y se ha puesto sobre la mesa al anali-
zar los problemas de otros paradigmas formativos “clásicos”, pero en la formación onli-
ne se ha llevado hasta sus últimas consecuencias, probablemente por la emergencia de la
llamada “sociedad de la información” y las Tecnologías de la Información y la Comuni-
cación, cuya denominación es absolutamente acertada, pero que en su aplicación a la
formación parecen haberse dotado subliminalmente de pretensiones formativas. En
efecto, un libro, un periódico, Internet o un material audiovisual pueden proporcionar-
nos información, pero nunca formación. La formación es una actividad específicamente
humana que consiste, entre otras cosas, en la interiorización y asunción de determinada
información con un propósito significativo. Así pues, como se puede ver, la formación
presupone la información, pero es más que eso. Por eso un material didáctico no puede
“formar”. Eso sólo puede hacerlo el sujeto, quien se forma al interiorizar, al hacerse
consciente del valor del contenido, al construir un universo significativo en su interior o,
lo que es más frecuente, que el sujeto se forme gracias a la mediación de otros seres
humanos que, bien de manera individual (con un maestro), bien de manera colectiva (en
un grupo de alumnos o en el propio contexto social), contribuyen a que la información
se convierta en experiencia formativa en la mente del individuo. Esta dicotomía puede
parangonarse a lo que en términos filosóficos Aristóteles denominaba “entendimiento
paciente” y “entendimiento agente” (Aristóteles, De anima, 430a 10-25; Tomás de
Aquino, Summa Theologica, Primera parte, cuestión 79) o a la distinción cognitiva entre
memoria y consciencia.

Así pues, la formación es más que información, y si queremos alcanzarla hemos de ir
más allá de la mediación tecnológica y los objetos de aprendizaje para hablar de la in-
teracción humana, tanto entre los alumnos como con los perfiles docentes, porque es ahí
donde se encuentra el principio del éxito o fracaso de la mayor parte de las iniciativas
formativas.

Así pues, parece que aún nos quedan dos grandes cuestiones sin resolver (o que quizá
no hayan sido suficientemente bien definidas) antes de enfrentarnos al problema funda-
mental: por una parte, se hace necesario definir un modelo de interacción adecuado en
la formación online, aprovechando que las herramientas a nuestra disposición posibili-
tan nuevas modalidades de comunicación hasta ahora imposibles (Seoane, García, Bo-
som, Fernández, & Hernández, 2007); por otro lado, nos encontramos con una inapro-
piada definición de las atribuciones y perfiles docentes en la formación online, cuando
no asistimos directamente a una reducción drástica o eliminación de los mismos, que




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con frecuencia acaban por convertirse en meros dinamizadores y animadores del apren-
dizaje, como si fueran “cheer-leaders” de la formación. Absurdo, ¿verdad? Pero absolu-
tamente cierto en muchos casos.

Pero el problema fundamental al que con frecuencia se enfrentan nuestras iniciativas de
E-learning consiste en la ausencia total de un método adecuado para su desarrollo. Al
hablar de la “segunda generación” del E-learning hacíamos referencia a un plantea-
miento estratégico del modelo de formación que requiere la entidad que lo implementa.
Esta estrategia determina el “qué” y el “para qué”, pero sólo el desarrollo de una ade-
cuada metodología permitirá desarrollar “cómo” se lograrán los objetivos prefijados.

Pero, ¿es realmente cierto que no se ha desarrollado una metodología para la formación
online en todos estos años? Desde luego, un análisis de buena parte de las iniciativas
formativas e incluso de la literatura especializada parece demostrarlo. Por una parte, si
nos fijamos en un modelo puramente tecnocéntrico, en el que el destinatario accede a
los conocimientos e “interactúa” con ellos sin otra mediación, no existe método alguno
con propósito formativo, y todo lo más que podríamos afirmar es si se ha producido (o
no) una buena secuenciación y organización de la información, y si el alumno ha sido
capaz de responder adecuadamente a unos items de evaluación que demuestran la ad-
quisición de esa información, pero no si se ha formado efectivamente. Así pues, por más
que hagamos teoría sobre estos aspectos, no estaremos caminando en la dirección ade-
cuada en busca de un método para la formación.

Por otra parte, si prestamos atención a otras iniciativas basadas en una interacción
humana predominantemente vertical (alumno-profesor-alumno) detectamos que no se
produce un cambio sustancial respecto a determinados contextos presenciales, lo cual
nos aboca a los mismos problemas de la presencialidad sin que, por el contrario, consi-
gamos aprovechar las ventajas de un modelo de interacción y comunicación completa-
mente diferente. Sería, en todo caso, un modelo similar al de la tutoría en la educación a
distancia tradicional, que difiere notablemente del paradigma que buscamos para el E-
learning.

Por último, si analizamos iniciativas y estudios sobre comunidades de aprendizaje, con-
cepto clave para la definición del modelo formativo de muchas intervenciones de E-
learning y sobre el que han hecho correr auténticos ríos de tinta, descubriremos que
dichas comunidades favorecen un elevado grado de interacción y comunicación, pero no
podremos evitar una cierta sensación de anarquía y de pérdida de tiempo en la mayor
parte de estas agrupaciones colectivas. Existen, por decirlo en términos kantianos, mu-
chas tesis y antítesis, pero pocas síntesis y, sobre todo, persiste una enorme dificultad
para determinar quién ha alcanzado determinados objetivos formativos, y en qué grado.
Por otra parte, falta un cierto criterio de autoridad (en el sentido latino del término auc-
toritas) que dificulta la selección de las mejores síntesis de la tarea comunitaria, porque
existe la creencia (por lo general, ingenua) de que en estas comunidades se produce una
síntesis final de conocimiento per se, cuando lo más común es que cada miembro aporte




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su visión del problema, pero no se produzca una conclusión ni un consenso sobre la
misma, caso de producirse. Esto es así porque en los entornos de E-learning, aunque
“transforman el espacio de interacción social […], todavía no se ha llegado al conoci-
miento profundo sobre el ‘interior de los procesos de ese aprendizaje’” (Cecez-
Kecmanovic & Webb, 2000: 73). Por supuesto que las comunidades de aprendizaje,
sobre todo cuando nos encontramos con individuos adultos y cualificados, son instru-
mentos de alta capacidad formativa gracias a las posibilidades de interacción y comuni-
cación y a su virtualidad para favorecer contextos de construcción crítica y activa de
conocimiento. Sin embargo, el problema de las comunidades de aprendizaje, al menos
como se han venido configurando en buena parte de las experiencias precedentes, radica
en su planteamiento excesivamente “democrático”. No basta con favorecer una presen-
cia cognitiva y social en estas comunidades. Para poder diseñar, dirigir y alimentar la
interacción en una comunidad de aprendizaje, es necesaria una fuerte presencia docente,
que no tiene por qué influir en el carácter abierto y crítico de esas comunidades; es más,
el factor clave para el éxito de estas comunidades estará en la capacidad del docente (al
igual que en la docencia presencial) para crear un clima adecuado y que favorezca la
constitución de una auténtica comunidad de aprendizaje, perfectamente monitorizada y
bien estructurada (Garrison & Anderson, 2005: 51).

Así pues, tenemos contextos, tenemos modelos de interacción y por supuesto tecnolo-
gía, pero carecemos de métodos para el desarrollo de iniciativas formativas de calidad.
Un método no es otra cosa que una guía o unas indicaciones sobre el camino que ha de
seguir alguien para lograr unos objetivos determinados. En este caso, el método ha de
entenderse en un triple sentido: en primer lugar, como el conjunto de indicaciones y
estrategias que se ofrecen al docente para lograr los objetivos del aprendizaje. En se-
gundo lugar, deben existir reglas análogas para la correcta adquisición de los contenidos
por parte del alumno: él también debe poseer su método. Por último, puesto que el
eLeaning favorece la construcción social del conocimiento, y el aprendizaje social es
con diferencia el más significativo de todos cuantos existen, es necesario dotarse de un
método para regular la interacción social con un propósito formativo, máxime cuando
nos encontramos en un contexto “no natural” como el de los entornos virtuales de
aprendizaje.


2.- EL CONSTRUCTIVISMO COMO META, PERO NO COMO MÉTODO

Una de las expresiones más manidas relacionadas con el E-learning (hasta el punto de
perder por completo su sentido y utilizarse de manera completamente gratuita) consiste
en el empleo del término “constructivismo” como sinónimo de prestigio, metodología
cuidada y buen hacer. Es posible encontrarse con esta expresión en ensayos sobre enfo-
ques metodológicos o teorías para la formación en red, en la explicación del diseño ins-
truccional de una iniciativa, en la concepción de un objeto de aprendizaje o incluso (lo
cual no deja de ser sorprendente) para publicitarnos las bondades de una herramienta de
software destinada a la formación online.




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El problema está en que el constructivismo no es un método, ni siquiera una teoría, sino
un marco explicativo (Coll et al., 2005: 8) que nos indica que el aprendizaje de hecho se
produce en un contexto social, colectivo, y es el fruto de una construcción más allá de la
conciencia solitaria del individuo. En realidad, las ideas de Vygotsky (Vygotski, 2003;
Vygotski & Kozulin, 2005), como las de Bruner (Bruner, 1997, 1998) o incluso las de
Dewey (Dewey & Caparrós, 2002; Dewey & Sáenz Obregón, 2004), forman parte de un
contexto ideológico y filosófico que se desarrolla durante el siglo XX, en oposición al
individualismo metódico y las filosofías trascendentales de la conciencia que se desarro-
llaron hasta el siglo XIX, y que tuvieron su último gran exponente en el idealismo hege-
liano. Planteamientos filosóficos en consonancia con lo que se acaba de exponer presu-
ponen un nuevo tipo de racionalidad que sustituye un paradigma idealista por otro de
racionalidad dialógica, comunicativa, social, y que podemos encontrar en pensadores
clave del siglo pasado como Gadamer, Apel u Ortega y Gasset.

Así pues, el constructivismo explica, según los presupuestos ideológicos de su tiempo,
cómo se construye el conocimiento en la mente humana. Pero esto no presupone la exis-
tencia de un método implícito ni que este marco explicativo pueda proporcionarnos di-
cho método por sí mismo. Por decirlo de manera muy simple, gracias a los pensadores
cognitivistas y constructivistas sabemos que el proceso cognitivo se produce de deter-
minada manera, lo cual no significa que ellos nos hayan indicado cómo lograr que nues-
tros alumnos adquieran las competencias y destrezas que programamos en una iniciativa
de aprendizaje. He ahí la diferencia entre una explicación y un método: saber lo que ha
ocurrido (e incluso saber por qué) y saber cómo volver a reproducirlo, adaptándolo a
circunstancias de aprendizaje predeterminadas.

Así pues, ¿qué nos ofrece el constructivismo? ¿Para qué sirve?

La tesis que aquí se defiende postula que el constructivismo puede considerarse como
una meta para el aprendizaje, incluso como una “tabla de validación” gracias a la cual
podremos comprobar la solidez del aprendizaje adquirido por nuestros destinatarios. A
lo sumo, podría constituir una guía o perspectiva para la elaboración de nuestra metodo-
logía formativa, pero en ningún caso hemos de confundir el fin con los medios que pre-
tendemos utilizar para alcanzar nuestros objetivos. Así pues, el constructivismo no es
válido como método, y queda pendiente la necesidad de desarrollar nuestra metodología
para la formación online.

En cambio, en nombre del constructivismo se han generalizado determinadas prácticas
en el E-learning que, amparadas en las supuestas bondades del paradigma formativo,
encierran no pocas dificultades y son en cierta medida responsables del elevado índice
de fracaso de las iniciativas formativas online. Veamos algunas de ellas.

2.1.- La excusa de un modelo centrado en el alumno




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Junto a expresiones como “metodología constructivista” es frecuente encontrar una refe-
rencia al “modelo centrado en el alumno”. En muchos casos la afirmación resulta ser
cierta, pero el alumno acaba descubriendo que significa algo completamente diferente
de lo que esperaba. En general, poner al alumno en el centro del aprendizaje suele ser
una excusa para descargar sobre él todo el peso de la formación y proponerle un itinera-
rio de autoaprendizaje con la menor asistencia posible. En efecto, si el alumno es el pro-
tagonista principal, él ha de desarrollar por sí solo la tarea de formarse. Tal es el sentido
que posee “ocupar el centro” en muchas iniciativas de E-learning.

Un modelo en el que el alumno ocupa el centro del escenario formativo, lejos de supo-
ner un privilegio y un estímulo, en muchos casos termina por ser todo un inconveniente
y arroja resultados contrarios a los deseados. Por mostrarlo de manera gráfica, la posi-
ción central del alumno supone que todos los elementos orbitan a su alrededor y ningu-
no de ellos constituye un punto de referencia, sino que todos tienen como referencia al
propio alumno. Esta imagen, que puede parecer un tanto extraña, resulta desconcertante
para muchos destinatarios que no están habituados a un estilo de aprendizaje autónomo,
a marcar su propio ritmo de aprendizaje y a adaptarse a las peculiaridades que ofrece el
entorno, porque el entorno nunca se adapta a él.

Es cierto que este modelo de formación se adapta perfectamente a las peculiaridades de
sujetos autodidactas y con una gran capacidad para convertir por sí mismos la informa-
ción en formación. Sin embargo, la mayor parte de los individuos necesitan de una figu-
ra que ejerza de guía y le ayude a convertir la información en formación gracias a su
mediación. En muchos casos esta mediación se produce “entre pares” (cuántos de noso-
tros hemos aprendido gracias a nuestros compañeros lo que nuestros maestros no habían
sido capaces de hacernos entender), pero no debemos renunciar a una figura docente
que, convenientemente adaptada al contexto, pueda realizar dicha mediación.

El estudiante, pues, no ha de ser el centro del aprendizaje sino el fin de esta labor, pues-
to que él es el destinatario de la intervención formativa. En todo caso, el archinominado
centro debe ocuparlo ese elemento de mediación humana que aquí denominamos “tutor”
y que adapta la iniciativa formativa (con todos sus componentes tecnológicos, académi-
cos, didácticos y humanos) a las peculiaridades de cada destinatario, se encarga de ga-
rantizar la efectiva adquisición de las competencias y destrezas previstas para la inicia-
tiva formativa, y es el responsable último (por encima incluso de alumno, con frecuen-
cia) de que se alcancen los objetivos formativos previstos.


2.2.- Para que se produzca aprendizaje social no basta con la existencia de una comu-
nidad

Otra de las presuntas bondades de numerosas iniciativas de formación en red que ex-
hiben un enfoque constructivista es la garantía de éxito formativo basado en dinámicas
de trabajo en comunidad. Congregar en una misma sala a un centenar de magníficos




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músicos no convierte a esa asamblea en una orquesta, como tampoco puede considerar-
se una tripulación a un conjunto de marineros enrolados en un mismo barco. Para que
exista una comunidad real (musical, náutica, deportiva o de aprendizaje) necesitamos
mucho más que un conjunto de individuos relacionados en un mismo contexto espacio-
temporal o “virtual”. En efecto, como afirmaban los psicólogos de la Gestalt, inspirados
en la vieja discusión que ya iniciara Aristóteles en la Metafísica (1028a-1041b), el todo
es más que la suma de las partes.

Nadie se sorprenderá si afirmamos que el contexto social constituye una de las formas
más eficientes y habituales de aprendizaje, como demuestra la manera en que adquiri-
mos el conocimiento de nuestra lengua materna -sin necesidad de inscribirnos en ningu-
na institución educativa- logrando un dominio francamente notable de la misma. Sin
embargo, cuando ponemos a interactuar a un conjunto de personas en una iniciativa
formativa, no tenemos garantía alguna de que se vaya a constituir una auténtica comu-
nidad de aprendizaje. Las comunidades de alumnos son sociedades artificiales, y con-
vertir una “suma de las partes” en un “todo” es algo francamente complejo. Así pues,
obligar a trabajar en grupo no presupone que se vaya a constituir una comunidad de
aprendizaje. Este problema lo conocen muy bien los tutores y expertos en dinámica de
grupos virtuales que con frecuencia obtienen, empleando estrategias idénticas en grupos
aparentemente análogos, resultados de aprendizaje completamente dispares, tanto en
términos individuales como colectivos. Convertir un grupo de alumnos en una comuni-
dad de aprendizaje es todo un arte, como lo es convertir a un centenar de músicos en
una orquesta. Puede que incluso resulte más difícil lo primero que lo segundo, pero esto
lo dice alguien que jamás ha dirigido una orquesta.

Las dinámicas que se establecen en una comunidad de aprendizaje son complejas y re-
quieren de un estudio pormenorizado. Existen magníficos trabajos sobre comunidades
de aprendizaje (destacamos sólo Wenger, 1998, 2001, entre otros muchos) pero no exis-
te método alguno capaz de garantizarnos que seremos capaces de reproducir o construir
una comunidad eficiente. Sin embargo, sí podemos afirmar que abrir foros de debate y
promover el trabajo en equipo no es suficiente para constituir una comunidad de apren-
dizaje y “construir” un contexto de aprendizaje social. Es fundamental que una colecti-
vidad esté bien liderada y sólidamente estructurada para que puedan desarrollarse pautas
de comportamiento que acaben por convertir a esta suma de las partes en un todo que
funcione como una auténtica comunidad. En otras palabras, las posibilidades de éxito en
la constitución de comunidades de aprendizaje online (o presenciales, no hay diferencias
significativas a este respecto) se incrementan cuando partimos de una situación en la
que existen roles docentes que regulan los flujos de comunicación, establecen las pautas
y ritmos de aprendizaje y fomentan la participación activa de los integrantes. La cons-
trucción del aprendizaje en una comunidad es una tarea compartida, no sólo por todos y
cada uno de los alumnos que la integran, sino por estos y el tutor o tutores que lideran la
comunidad en cuestión. Se trata de lograr una dinámica o modelo, que algunos estudio-
sos denominan socio-constructivista, en el cual el resultado de la construcción social no
es responsabilidad de los alumnos ni de los docentes (el modelo no está centrado en el




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alumno ni en el profesor) sino que es el producto de la interacción entre contenidos de
aprendizaje, cuerpo docente y alumnos (Barberà, 2006: 163) mediante un diseño de ac-
tividades que fomenten la adquisición de competencias y destrezas y que posean un
enfoque eminentemente práctico que favorezca esta interacción.

2.3.- Las herramientas no construyen

La tercera de las prácticas habituales que se pueden observar en muchas iniciativas ins-
piradas en el constuctivismo es la utilización de herramientas tecnológicas y métodos
que se postulan como constructivistas per se. Es bien conocido que el constructivismo,
y especialmente el construccionismo social, es el modelo teórico de referencia para mu-
chos desarrolladores de software para la gestión del aprendizaje online, especialmente
en el ámbito del código abierto u open source. Posiblemente el más conocido de los
sistemas de gestión del aprendizaje de este tipo, Moodle (http://moodle.org), confiesa en
la página principal que su Filosofía es la “pedagogía construccionista social” basada en
cuatro conceptos subyacentes: constructivismo, construccionismo, constructivismo so-
cial y conectados y separados (Moodle, 2007). El propio impulsor de esta herramienta,
Martin Dougiamas, afirma que su modelo de referencia a la hora de diseñar Moodle ha
sido el análisis de comunidades de aprendizaje basadas en el constructivismo y cons-
truccionismo social (Dougiamas & Taylor, 2003).

Sin embargo, ni la utilización de Moodle ni la de ninguna otra herramienta de E-
learning garantiza una construcción social ni fomenta la consecución de objetivos de-
terminados. La intencionalidad de quien construye una herramienta no tiene nada que
ver con el uso que los usuarios pudieran hacer de ella y los resultados correspondientes.
¿Acaso Alfred Nobel es responsable del uso bélico de la dinamita, un compuesto cuya
utilidad original era evitar los constantes accidentes en las minas por la inestabilidad de
la nitroglicerina? Del mismo modo, las herramientas que utilicemos pueden ser más o
menos adecuadas a los propósitos y estrategias formativas de nuestras actividades, pero
en sí mismas no nos van a garantizar en absoluto un aprendizaje constructivista. Más
aún, podría decirse que el tipo de herramientas que utilicemos es prácticamente irrele-
vante (siempre que cumplan unas mínimas condiciones) en comparación con la impor-
tancia de un buen diseño instruccional, una correcta estrategia formativa y un buen
equipo humano que lidere el proceso de enseñanza-aprendizaje.


Asumamos, pues, que una iniciativa de formación online de calidad ha de plantearse
como fin que los alumnos logren un aprendizaje significativo, activo y construido en un
contexto social siempre que sea posible, en el seno de una comunidad de aprendizaje.
Sin embargo, para lograr este objetivo hemos de evitar tres grandes obstáculos que, co-
mo un árbol frente a nuestros ojos, puede evitarnos ver el bosque. Por una parte, la
afirmación de un modelo centrado en el alumno no garantiza en absoluto que se produz-
ca una construcción (y menos una construcción “social”) de conocimiento, sino que con
frecuencia lo dificulta. Por otra parte, asistimos a una frecuente confusión entre trabajo




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en grupo y comunidad de aprendizaje, o entre colectividad y comunidad. Por último,
hemos podido demostrar que el uso de determinadas herramientas no condiciona en
absoluto la construcción social del conocimiento, porque esta depende de las modalida-
des de interacción que se produzcan en la dinámica de las actividades formativas; así
pues, son cosa de humanos, no de máquinas.

En definitiva, el aprendizaje (en E-learning o en entornos convencionales) es el produc-
to de una interacción social que, como tal, cuenta con unas reglas, roles y estructuras
definidas. Para extraer de ella todas sus potencialidades, debe ser correctamente mode-
rada y liderada por un perfil profesional de carácter docente y bien específico, que des-
empeña un papel especialmente importante en la formación online, y del cual depende
en gran medida el éxito de nuestras iniciativas.

La metodología de nuestras iniciativas de formación en red, por tanto, ha de girar en
torno a la figura central y catalizadora del tutor.


3.- EN BUSCA DE UN FUNDAMENTO PARA EL MÉTODO. APORTACIONES
DESDE LA PAIDEÍA GRIEGA

Teniendo en cuenta cuál es el presupuesto de partida de estas páginas, a saber, la impor-
tancia de la monitorización del aprendizaje a través de un perfil profesional especializa-
do, en cuya labor recaerá el mayor peso de la metodología de la formación, resulta evi-
dente que no nos encontramos ante una figura docente tradicional, al menos tal como la
entendemos en nuestros sistemas escolares actuales. Se trata, pues, de un profesional
cuya misión principal no es la emisión de conocimientos sino garantizar que estos se
alcanzan por parte de los destinatarios, en un contexto activo, participativo y significati-
vo. En nuestra opinión, buena parte del éxito o fracaso de las iniciativas de formación
online dependerán de que contemos o no con este tipo de profesionales, conveniente-
mente insertados en un contexto de planificación de la formación sólido y bien estructu-
rado.

La gran pregunta ahora es la siguiente: ¿ha existido a lo largo de la historia de la educa-
ción un perfil profesional de tales características? ¿Disponemos de algún modelo que
pueda servirnos de referencia, y desde el cual podamos desarrollar el papel que corres-
ponde a nuestro docente de calidad en las iniciativas de E-learning?

Nuestra respuesta es claramente afirmativa. En efecto, en la Antigua Grecia podemos
encontrar modelos “docentes” cuyas características, a pesar de formar parte de un con-
texto tan diferente del actual y que ni tan siquiera es homogéneo, resultan extraordina-
riamente interesantes para la labor que aquí nos ocupa, que no es otra sino la de diseñar
un perfil docente adecuado a la metodología de la formación online. De manera muy
breve, y simplemente a título ilustrativo, esbozaremos a continuación el perfil “profe-




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sional” de estos personajes que servirán de inspiración para la construcción de nuestro
docente online y su metodología.

3.1.- El mentor como maestro del héroe homérico

Uno de los primeros testimonios de relación maestro-discípulo y, por tanto, de interac-
ción entre perfiles docentes y alumnos en un contexto de aprendizaje de que tenemos
noticia en la cultura occidental tiene su fuente en la mitología griega y en la épica homé-
rica. Los héroes de la épica adquieren su grandeza tanto por su estirpe como, lo que re-
sulta más interesante todavía, por la presencia e importancia de sus maestros, quienes no
sólo les forman y les preparan para enfrentarse a las hazañas de una vida heroica, sino
que incluso realizan un seguimiento constante de las acciones de sus discípulos, intervi-
niendo cuando estos más les necesitan.

Aquiles fue instruido nada menos que por el centauro Quirón y por su madre, la diosa
Tetis; esta última intervino incluso en el momento en el que el héroe dudaba de si debía
acudir o no a la Guerra de Troya, ayudándole a sopesar la decisión. En efecto, Aquiles
debía elegir entre dos modos de vivir y de morir: por una parte, si decidía quedarse con-
traería matrimonio, tendría hijos y envejecería como un rey, y tras su muerte le recorda-
rían sus descendientes. Por el contrario, si decidía acudir a la guerra, moriría joven y sin
descendencia, pero toda la humanidad admiraría para siempre sus hazañas. De todos es
bien conocido el resultado de su elección. Ulises, por su parte, recibe la guía permanen-
te de la diosa Atenea, quien se le aparece en varias ocasiones para aconsejarle, como en
el momento de su regreso a Ítaca, en el que le convierte en un mendigo y le propone un
plan para acabar con los pretendientes que acosan a Penélope y dilapidan su patrimonio.

En estos casos nos encontramos con figuras que aparecen en la vida de los héroes homé-
ricos, que sin duda son de mayor rango e importancia que sus discípulos pero que no
eclipsan las acciones de sus tutelados sino que, antes al contrario, las ensalzan ponién-
doles ante circunstancias de las que serán capaces de salir airosos y magnificados por su
valor y su preparación. No cabe duda de que el protagonismo no es del maestro sino del
discípulo, pero tampoco puede negarse que la presencia constante del maestro, la segu-
ridad que produce en el héroe saber que alguien vela por él y se aparece cuando más lo
necesita, incluso poniéndole ante situaciones complejas de las que ha de extraer nuevas
enseñanzas, constituye un modelo de formación y tutoría permanente que es caracterís-
tico de la paideía griega.

Sin embargo, el ejemplo más característico y del que podemos extraer mayores conclu-
siones es el de la relación entre Méntor y Telémaco, en La Odisea.

Según nos cuenta Homero en La Odisea, Ulises dejó su patria para combatir en la Gue-
rra de Troya cuando su hijo Telémaco prácticamente acababa de nacer. Antes de partir,
el héroe encomendó a su amigo Méntor el cuidado de su hijo y sus bienes hasta su re-
greso, que no se produciría hasta veinte años después. Lo más curioso del caso es que, a




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pesar de que Méntor no es ni mucho menos un personaje principal en la épica homérica,
su figura encarna sabiduría, confianza, consejo, enseñanza, protección, asunción de
nuevos retos, invitación al valor… (Anderson & Shannon, 1995: 25; Carruthers, 1993:
9). La autoridad e influencia de Méntor sobre Telémaco era de tal magnitud que incluso
la diosa Atenea se transfigura en la efigie del viejo maestro para persuadir al hijo del
héroe para que se lance en busca de su padre.

El papel que desempeña Méntor en la formación de Telémaco no queda suficientemente
claro en el poema homerico, y ésta es precisamente una de las cuestiones más interesan-
tes al respecto. En cualquier caso, lo más relevante no es si Méntor (o Atenea) es el au-
téntico “profesor” del hijo de Ulises. Resulta realmente curioso que Méntor aparezca
mencionado sólo unas pocas veces en La Odisea y que no sepamos muy bien cómo
“realmente” se ocupó de la educación de Telémaco. Lo verdaderamente importante es
que Telémaco alcanza la madurez necesaria como para saber cómo enfrentarse a los
pretendientes de su madre Penélope y para ayudar a su padre a consumar su venganza
final por los años de humillación hacia su familia. Telémaco se convierte en un hombre
gracias a la presencia constante de un anciano cuya misión no fue otra que la de perma-
necer en la sombra “tutorizando” cada uno de sus pasos, ayudándole a resolver cada una
de sus vicisitudes manteniéndose a una cierta distancia y sin sustituirle en la resolución
de sus propios problemas, porque nadie excepto uno mismo puede conducir su propio
destino. De hecho, este papel algo velado, secundario pero crucial que desempeñó Mén-
tor no ha variado demasiado respecto al de los excelentes “mentores” de los estudiantes
de iniciativas de E-learning en la actualidad.

Desde el punto de vista etimológico, hallamos que el término griego “méntor” produce
en latín “monitor”. El verbo “maneo” (mostrar, indicar) procede de la raíz indoeuropea
*man (pensar, saber). Así pues, el personaje homérico es una antropomorfización de
esta idea: sabiduría (Little, 1990: 298), pensamiento, conocimiento (y en consecuencia
“saber hacer, pues para los griegos el saber estaba indisolublemente ligado a la acción),
personificadas en un anciano cuya finalidad es la transmisión de estas competencias a su
discípulo.

En la figura del viejo Mentor encontramos, pues, una excelente personificación del pa-
pel que debe desempeñar el perfil docente de la formación online. Desde su papel se-
cundario, cediendo el protagonismo al discípulo, invita sin embargo a éste a actuar, a
resolver los problemas y a aprender mediante la acción. El aprendizaje, según los prin-
cipios de la paideía griega, no se basaba en la adquisición de conocimientos teóricos ni
en habilidades prácticas concretas, sino que debía orientarse a la consecución de la are-
té, aquello que posteriormente los latinos tradujeron por virtus y que, erróneamente, a
través del cristianismo, llegó a Occidente convertido en “virtud”. La areté en época
homérica estaba relacionada con los valores propios del caballero, el noble guerrero, y
era una mezcla de ideales morales y marcialidad. Luego, en época clásica, la paideía
transforma el sentido de la areté, adquiriendo un enfoque más humanista y político.
Entonces, la “excelencia” (traducción más correcta del término griego que “virtud”)




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consiste en la adquisición de todos los valores que hacen de un hombre un ciudadano,
un ser capaz de moverse con soltura en la pólis y participar activamente en la vida de la
ciudad. Así pues, para los griegos, la educación (entendida como una actividad orienta-
da a la práctica y a la ciudadanía, y no como un simple aprendizaje de contenidos) es la
clave de la evolución de una civilización, y desde sus orígenes ligados a la épica caba-
lleresca hasta su esplendor en la democracia ateniense, aparece como el motor de la
cultura griega. Tal era la importancia de la educación (de este tipo de educación) en la
Antigua Grecia (Jaeger, 2001).

3.2.- La educación del hombre como ciudadano: los sofistas y Sócrates

Hacia la segunda mitad del siglo V a.C., y especialmente en el último cuarto, se produce
una auténtica revolución en la manera en que se concibe la educación en Grecia, concre-
tamente en Atenas. Los cambios económicos, sociales y políticos que se producen en la
ciudad favorecen la aparición de nuevas necesidades sociales y una demanda de forma-
ción bastante generalizada, muy por encima de la que hasta ahora se venía recibiendo en
el ámbito familiar, que sólo alcanzaba un cierto nivel en los estratos sociales más eleva-
dos. Esta demanda creciente favorece la llegada de los sofistas a Atenas, quienes desen-
cadenan toda una revolución en la manera de concebir la formación y, desde luego, sus-
citan una enorme controversia que, incluso en la actualidad, sigue sin ser analizada con
la suficiente neutralidad.

No pretendemos hacer aquí un estudio de lo que supuso para la educación la llegada de
los sofistas a Atenas. Existen diversos ensayos (por lo general bastante críticos con la
labor de estos pensadores) a los que se puede hacer referencia para un análisis más por-
menorizado, desde los más genéricos de William K. C. Guthrie (Guthrie, 1971, 1994;
Guthrie & Torner, 2002), Mario Untersteiner (Untersteiner, 1954) o Jacqueline de Ro-
milly (Romilly, 1997) hasta los que tratan aspectos concretos como su papel en la Retó-
rica Griega (Kennedy, 1963). Sí es nuestra intención, por el contrario, llamar la atención
sobre una concepción de la educación en la que tanto los sofistas como Sócrates coinci-
den, y que tiene que ver con el carácter activo, social y político que ésta posee. También
incidiremos en algunas de las diferencias que pudieran resultar interesantes para el pro-
pósito de estas páginas.

Al igual que ocurría en la época homérica, el propósito fundamental de la educación
para los sofistas y Sócrates no es otro que lograr la excelencia, la areté. Sin embargo, y
aún manteniendo una cierta visión competitiva de la excelencia (es decir, un plantea-
miento según el cual la areté se demuestra en la superioridad sobre otros hombres debi-
do a su origen caballeresco y guerrero, como vimos en el apartado anterior), el signifi-
cado del término experimenta una variación significativa. En esta época se vincula la
areté al éxito social y político y, por tanto, el objetivo fundamental de la enseñanza no
es otro que el de formar buenos ciudadanos, conscientes como son los griegos de esa
época de la importancia de la interacción social y política. Así pues, el aprendizaje no es
algo erudito ni privado, sino que tiene que tener una utilidad social, pública; en cierto




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sentido, además, se trata de una tarea emancipadora, porque garantiza el éxito y la pro-
gresión social. Y, lo que quizá es más importante, la utilidad del aprendizaje se percibe
de manera inmediata, en la aplicación al contexto social.

En lo que sí discrepan Sócrates y los sofistas es en la posibilidad de que la areté se pue-
da enseñar. Según Sócrates, es más bien una cualidad del alma que se posee o no se
posee y que, como máximo, el “maestro” puede ayudar a encontrar en el interior del
propio discípulo mediante el método dialógico socrático conocido como mayéutica. Sin
embargo, los sofistas consideran que es posible enseñar de manera reglada y estructura-
da todo lo que se necesita para ser un ciudadano excelente; esta enseñanza, claro está,
pasa entre otras cosas por la retórica, porque una de las claves del éxito social en una
civilización como la griega pasa por la admiración y el respeto hacia quienes poseen una
dicción hermosa y persuasiva, lo que hoy llamaríamos personas carismáticas. Claro que
esto nos podría llevar a la discusión sobre si el carisma se puede enseñar o no, y de este
modo regresaríamos a la polémica entre los sofistas y Sócrates, pero permítasenos ob-
viar por el momento la cuestión.

Protágoras, según el homónimo diálogo platónico, utiliza el mito de Prometeo para
mostrarnos que todos los humanos poseemos la virtud política por mandato del mismo
Zeus, quien incluso ordena que todos los hombres la cultiven y la practiquen, so pena de
ser eliminados de la ciudad (Platón, Protágoras, 320d-322d). Sin entrar a valorar si la
virtud política se puede enseñar o no, el hecho relevante es que la educación se define
como una actividad orientada hacia lo social y, por encima de todo, a la interacción de
los ciudadanos en un contexto político en el que el dominio del lenguaje y la retórica
desempeñan un papel fundamental. La relación enseñanza-aprendizaje es una actividad
eminentemente lingüística.

En cuanto a Sócrates y su método particular de enseñanza, hay algunos elementos dife-
renciales sobre los que queremos llamar la atención (dejando a un lado la polémica con
los sofistas por el momento). La mayéutica socrática es un método basado en el diálogo,
en el arte de preguntar al discípulo para que sea éste el que sea capaz de encontrar sus
propias respuestas de modo que, según el viejo maestro de Platón, en realidad el maes-
tro no enseña nada al discípulo sino que simplemente le ayuda a encontrar por sí mismo
las respuestas que, en realidad, ya se encontraban en su interior.

Lo realmente interesante de esta metodología es que favorece que sea el alumno el que
responda a las preguntas y resuelva las cuestiones. El método del maestro consiste en
saber preguntar e incitar al discípulo a buscar las respuestas. En realidad es más un es-
tímulo y una guía que un libro abierto en el que encontrar la solución a los problemas.
Incluso si lo es (que probablemente lo sea), la virtud del maestro consiste en hacer creer
al alumno que ha encontrado por sí mismo la respuesta a las cuestiones que se le habían
propuesto. Se trata de una metodología que cede el protagonismo al alumno sin que el
maestro desaparezca; éste siempre está ahí, dispuesto a orientar y dar consejo.




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Así pues, el método socrático puede definirse como dialógico, procesual (entendemos el
aprendizaje como un proceso) y proactivo. Estas características son sin duda elementos
fundamentales para una metodología de la formación online sobre la que construir el
perfil profesional de nuestro docente de E-learning.

Por otra parte, la sofística ha puesto de manifiesto que la formación posee un carácter
eminentemente social, y que es precisamente en este contexto donde el aprendizaje co-
bra sentido, más allá de la mera erudición sin una utilidad concreta. Estos elementos son
igualmente relevantes a la hora de construir un método adecuado para nuestra nueva
formación.


4.- CONCLUSIONES

¿Qué sentido tiene plantear una reflexión sobre el concepto de paideía en la Grecia An-
tigua para desarrollar una metodología adecuada a la formación online? Como se ha
visto al principio de este capítulo, la mayoría de las iniciativas de E-learning se ponen
en marcha sin contar con un método claramente definido ni una estrategia adecuada a
las peculiaridades de este tipo de formación.

Por otra parte, parece que existe una tendencia más o menos generalizada a aceptar el
constructivismo como marco explicativo o presupuesto teórico. Sin embargo, el cons-
tructivismo es más una teoría cognitiva que un método, y quizá esta confusión se en-
cuentre en la base de muchos y serios errores relacionados con los paradigmas formati-
vos para el E-learning. Así pues, si el constructivismo nos indica un desideratum, un
fin, pero no es un método en sí mismo, persiste la necesidad de plantearnos un camino
sobre el que trazar la ruta del aprendizaje en un marco de interacción tan peculiar como
el que corresponde a la formación en red.

En definitiva, toda la reflexión teórica sobre este tipo de formación gira en torno a qué
se debe hacer, pero existen muy pocas orientaciones eficaces que nos indiquen cómo
lograr eso que se supone que debemos hacer.

Analizando las diferentes concepciones de la educación que se han manifestado a lo
largo de la historia, nos ha parecido que el modelo de la paideía griega resulta ser per-
fectamente adecuado tanto a los presupuestos del marco teórico comúnmente aceptado
como a una posición más realista (y en cierto sentido “clásica”) según la cual la existen-
cia de un perfil docente se hace necesaria para garantizar el éxito de una iniciativa de
formación.

El modelo procedente de la Antigua Grecia comparte con nosotros la idea de que la
formación es una tarea que recae en el sujeto que se forma, pero que no se logra en soli-
tario y sin la presencia de alguien que, aunque permanezca en la sombra, aparecerá
siempre que le necesitemos y será capaz de mostrarnos el camino hacia el conocimiento.




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Ese conocimiento, sin embargo, no se entiende como una simple adquisición de conte-
nidos, sino que ser desarrollará en capacidades, habilidades, destrezas que sólo tienen
sentido si se llevan a la práctica y, por lo tanto, se aprenden a medida que se hacen. Esa
acción, que es el resultado del conocimiento, se hace patente en un contexto social, un
contexto en el que se produce nuevo conocimiento como resultado de la acción y la in-
teracción de los sujetos. El conocimiento es, pues, fruto de un entorno social. Por últi-
mo, el diálogo y el lenguaje se configuran como elementos fundamentales para la bús-
queda del aprendizaje, porque éste no es más que un proceso continuo de preguntas y
respuestas, respuestas que llevan a nuevas preguntas…

El propósito de estas páginas no era, pues, desarrollar un método para la formación on-
line basado en la actividad del tutor como catalizador de la relación enseñanza-
aprendizaje, tal como se ha hecho en otros trabajos anteriores (Seoane, García, Bosom,
Fernández, & Hernández, 2007; Seoane Pardo & García Peñalvo, 2006; Seoane Pardo,
García Peñalvo, Bosom Nieto, Fernández Recio, & Hernández Tovar, 2006). En esta
ocasión, en cambio, se ha optado por ilustrar los fundamentos sobre los que construir
ese método partiendo de un modelo de larga tradición y que, dicho sea de paso, se en-
cuentra en la base misma de la civilización occidental.




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Notas:
i
 Queremos agradecer a los miembros del GRupo de investigación en InterAcción y eLearning de la Uni-
versidad de Salamanca su colaboración en forma de comentarios críticos para el desarrollo de este artícu-
lo. Este trabajo está parcialmente financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia, en el marco del
proyecto de investigación KEOPS (TSI2005-00960).

Para citar este artículo puede utilizar la siguiente referencia:

SEOANE PARDO, Antón M.; GARCÍA CARRASCO, Joaquín & GARCÍA PEÑAL-
VO, Francisco (Grupo de Investigación en Interacción y eLearning) (2007): Los oríge-
nes del tutor: fundamentos filosóficos y epistemológicos de la monitorización para su
aplicación a contextos de e-learning. GARCÍA CARRASCO, Joaquín & SEOANE
PARDO, Antón M (Coords.) Tutoría virtual y e-moderación en red [monográfico en
línea]. Revista Electrónica Teoría de la Educación: Educación y Cultura en la Socie-
dad de la Información. Vol. 8, nº2. Universidad de Salamanca. [Fecha de consulta:
dd/mm/aaaa].
<http://www.usal.es/~teoriaeducacion/rev_numero_08_02/n8_02_seoane_garcia.pdf >
ISSN 1138-9737




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E-TUTORÍA: USO DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y CO-
MUNICACIÓN PARA LA TUTORÍA ACADÉMICA UNIVERSITARIA




En el ámbito de la educación, la tutoría académica se manifiesta de diversas maneras
según los niveles y sistemas educativos, ámbitos y recursos, agentes que intervienen,
métodos y contenidos que trata.
En el contexto de la Educación Superior y en consonancia con el Espacio Europeo de
Educación Superior, la orientación se presenta como un tema transversal en la forma-
ción universitaria abierta a Europa y al mundo.
En este artículo, la tutoría académica universitaria se entiende como una concreción del
proceso de orientación, una estrategia de carácter formativo, orientador e integral des-
arrollado por docentes universitarios con la finalidad de orientar al alumno en su proce-
so formativo y madurativo.
Cuando la tutoría se desarrolla y gestiona a través de entornos virtuales de aprendizaje,
hablamos de e-tutoría. Este artículo ofrece una revisión de lo que aportan las Tecnolo-
gías de la Información y Comunicación a la tutoría académica universitaria y qué obje-
tivos y estrategias pueden contemplarse para su desarrollo.



Palabras clave: e-tutoría, e-mentoría, orientación, educación superior, convergencia
europea, tecnologías de la información y comunicación




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E-MENTORING: USE OF TECHNOLOGIES OF INFORMATION AND COM-
MUNICATION IN MENTORING




In education field, mentoring can have different ways and means depending on level
and education systems, fields and resources, people involved, methods and contents
dealt with.
In field of Higher Education and in accordance with the European Higher Education
System, orientation is a transversal issue in academic formation open to Europe and to
the World.
In this paper, mentoring is understood as a realization of orientation, a strategy with a
formation and global nature developed by university teachers aiming at the student’s
orientation along his process of formation and personal realization.
When being developed through virtual space of learning, it is e-mentoring. This paper
present what can be achieved using Information Communication Technologies in that
sense and which aims and strategies can be observed.



Keywords: e-mentoring, orientation, higher education, European standardization, In-
formation Communication Technologies




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E-MENTORING: USAGE DES TECHNOLOGIES DE L’INFORMATION ET
DE LA COMMUNICATION (TIC) POUR LE MENTORING




Dans le domaine de l’éducation, le mentoring existe sous différentes formes selon les
niveaux et la nature des systèmes éducatifs, les domaines concernés et les ressources
disponibles, les protagonistes intervenant, les méthodes et les contenus traités.
Dans le contexte de l’Enseignement Supérieur et dans l’Espace Européen
d’Enseignement Supérieur, l’orientaion est un thème transverse de la formation univer-
sitaire ouverte sur l’Europe et le reste du monde.
Dans cet article, mentoring renvoie à une mise en oeuvre du processus d’orientation,
une stratégie à caractère formateur et global développé par des enseignants universitai-
res avec pour finalité d’orienter l’étudiant dans son cursus de formation et de réalisation
personnelle.
Lorsque le mentoring se fait à travers d’environnements virtuels d’apprentissage, il
s’agit d’e-mentoring. Cet article expose ce que les TIC apportent au mentoring et les
objectifs et stratégies associées qui peuvent être observés pour son développement.



Mots clefs: e-mentoring, orientation, enseignement supérieur, uniformisation européen-
ne, technologies de l’information et de la communication




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 E-TUTORÍA: USO DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y CO-
   MUNICACIÓN PARA LA TUTORÍA ACADÉMICA UNIVERSITARIA

Sogues Montserrat Pera [1]; Mercè Gisbert Cervera [2]
sogues.montserrat@urv.cat, merce.gisbert@urv.cat
Universitat Rovira i Virgili
Sofía Isus Barado [3]
sisus@pip.udl.es
Universitat de Lleida

1.- LA ORIENTACIÓN EN EL EEES

En el marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) se manifiesta la nece-
sidad de promover la convergencia entre los diferentes sistemas de educación superior
para facilitar a los titulados la integración en un mercado laboral sin fronteras y ofrecer
un marco más atractivo para los estudiantes del resto del mundo (Declaración de Bolo-
nia,1999).

Son varios los principales hitos que marcan este proceso (Declaración de Sorbona,
1998; Declaración de Bolonia, 1999; Consejo Europeo de Lisboa, 2000; Comunicado de
Praga, 2001; Comunicado de Berlín, 2003; Bergen 2005 y Londres, 2007)

El objetivo que se proponen es conseguir, antes del 2010, el desarrollo harmónico del
EEES teniendo como eje, el aprendizaje y el respeto a la diversidad de culturas, lenguas
y sistemas educativos y la autonomía universitaria.

Con ello se plantea una nueva realidad universitaria en la que:

        1.      Se tiende a una creciente movilidad de los estudiantes y de las políticas
        de participación. El intercambio, la transparencia y la comunicación se convier-
        ten en elementos claves para la calidad en las universidades.

        2.      Aumenta la heterogeneidad de los alumnos. Tradicionalmente, la univer-
        sidad se dirigía a una audiencia muy específica. En la actualidad nos encontra-
        mos con perfiles de alumnado muy heterogéneo, con características personales,
        intereses, expectativas y necesidades diferentes.




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                      Educación y Cultura en la Sociedad de la Información.
                http://www.usal.es/teoriaeducacion   Monográfico 2007. Vol. Extraordinario


       3.     Se propone un cambio en el paradigma educativo, donde el alumno se si-
       túa en el centro del proceso del aprendizaje y se manifiesta la necesidad de me-
       todologías orientadas al aprendizaje activo.

       4.     El perfil académico profesional es definido a través de competencias.
       Con ello se desprende que la universidad debe dar respuesta a los nuevos reque-
       rimientos profesionales (saber, saber hacer, saber estar y ser)

       5.     Se requiere sistemas de orientación, seguimiento y evaluación como ele-
       mentos fundamentales para garantizar la calidad. Con lo que la orientación se
       presenta como un tema transversal en la formación universitaria abierta a Eu-
       ropa y al mundo.

Varias declaraciones e informes en el ámbito europeo han señalado la importancia de la
orientación y el apoyo al estudiante en el contexto de la creciente internacionalización
de la educación en Europa.

El más importante de estos documentos es la resolución del Consejo y de los represen-
tantes de los estados miembros, Fortalecimiento de las Políticas, Sistemas y Prácticas
en Materia de Orientación Permanente en Europa (2004).

En este informe se define la orientación en el contexto de aprendizaje permanente co-
mo: “Una gama de actividades que capacita a los ciudadanos de cualquier edad y en
cualquier momento de sus vidas a determinar sus capacidades e intereses, a adoptar
decisiones educativas, de formación y de empleo, y a gestionar su aprendizaje y la tra-
yectoria individual de sus vidas en cuanto al aprendizaje, el trabajo y otras cuestiones
en las que se adquieren o se utilizan competencias. (...) Entre dichas actividades se in-
cluyen la información y el asesoramiento, los consejos, la evaluación de competencia,
la tutoría, la recomendación, la enseñanza de la toma de decisiones y las capacidades
de gestión de carrera.”

En el contexto de aprendizaje permanente y orientación, las TIC también desarrollan un
papel muy importante. Como señala Gavari, E (2006: 190) la Comisión Europea, a tra-
vés de la iniciativa política e-Europe, manifiesta por primera vez “la conciencia sobre
el importante rol social y pedagógico actual de las TIC...La iniciativa E-europe, y en
particular, a través del programa E-learning (2004-2006) pretende la integración efec-
tiva de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en los sistemas de
educación y formación en Europa”.

En concordancia con los parámetros europeos, en este artículo proponemos una estrate-
gia de orientación académica a través de las TIC: e-tutoría. Para ello, primeramente
contextualizamos la tutoría académica en el ámbito universitario español e internacio-
nal. Posteriormente, realizamos un análisis de los beneficios que aportan las TIC a la




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Revista Electrónica Teoría de la Educación.
           Educación y Cultura en la Sociedad de la Información.
     http://www.usal.es/teoriaeducacion        Monográfico 2007. Vol. Extraordinario


tutoría académica y los retos a los que se tiene que hacer frente. Y, finalizamos descri-
biendo posibles estrategias para implantar la e-tutoría.

2.- LA ACCIÓN TUTORIAL UNIVERSITARIA EN EL CONTEXTO ESPAÑOL.

Situándonos en la educación superior, podemos encontrar diversos modelos de tutoría
que atañen a realidades diferentes. Si nos centramos en el contenido de la tutoría pode-
mos ver que utilizamos el término “tutoría” para señalar realidades como:

   REALIDADES DE TUTORÍA

        •        Realidad 1. Orientación que recibe un alumno para la resolución de
        dudas sobre contenidos teóricos y prácticos de una materia o asignatura.
        •        Realidad 2. Orientación, dinamización, seguimiento y evaluación
        que recibe un alumno tanto en asignaturas presenciales o virtuales para con-
        seguir el máximo aprovechamiento de su rendimiento.
        •        Realidad 3. Orientación en relación al desarrollo y aprovechamiento
        de las prácticas y/o proyecto final de titulación
        •        Realidad 4. Orientación en relación a la selección, desarrollo y
        aprovechamiento de un programa de movilidad.
        •        Realidad 5. Orientación en relación a problemas personales especí-
        ficos de carácter patológico
        •        Realidad 5. Orientación y seguimiento de un alumno para apoyarle
        en aspectos de carácter transversal al largo de su trayectoria académica
        (orientación para la integración en la universidad, para la matrícula, toma de
        decisiones académicas, profesionales, personales, información específica re-
        lacionada con su titulación, etc.. )
                       Figura 1. Realidades de la tutoría según su contenido

Además de presentar modelos de tutoría según su contenido, también podemos encon-
trar modelos según la relación que la tutoría establece con los servicios de orientación,
la figura responsable de desarrollar la tutoría, el momento/tiempo en que se desarrolla y
los destinatarios (Rodríguez, 2005).

En este artículo nos centraremos en la tutoría académica referente a la Realidad 5.
Orientación y seguimiento de un alumno para apoyarle en aspectos de carácter trans-
versal al largo de su trayectoria académica.

Podemos encontrar un consenso generalizado en definir tutoría académica como un pro-
ceso de ayuda dirigido a las personas en períodos de formación, en todos los ámbitos de
su crecimiento humano, tanto individualmente como en grupo para promover no sólo la
prevención de posibles dificultades, si no también el máximo desarrollo de cualquier
ámbito de su crecimiento.




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Revista Electrónica Teoría de la Educación.
                      Educación y Cultura en la Sociedad de la Información.
                http://www.usal.es/teoriaeducacion   Monográfico 2007. Vol. Extraordinario



Concretando esta definición en el contexto español, son varias las aportaciones que po-
demos señalar. Un breve análisis de éstas son:

   AUTOR                       DEFINICIÓN                                ÉNFASIS
 Álbarez       “Un recurso, una estrategia para que los             -    Recurso y es-
 Pérez, P.R.: estudiantes afronten de forma satisfactoria su        trategia
 2002: 25     proceso formativos y afronten, de manera              -    Ayuda a pro-
              adecuada, la toma de decisiones, los procesos         cesos de transición
              de transición académica y la vida sociolabo-          y toma de decisio-
              ral activa de manera autónoma y responsa-             nes
              ble”.
 Echeverría, “Actividad del profesor tutor encaminada a             -    Profesor-tutor
 1993         propiciar un proceso madurativo permanen-             -    Proceso ma-
              te, a través del cual el estudiante consigue          durativo perma-
              obtener y procesar información correcta so-           nente
              bre si mismo y de su entorno, dentro de plan-         -    Toma de de-
              teamientos intencionales de toma de decisio-          cisiones razonadas
              nes razonada; integrar la constelación de             -    Global
              factores que configuran su trayectoria vital;
              afianzar su autoconcepto a través de expe-
              riencias vitales en general y laborales en par-
              ticular; desplegar las habilidades y actitudes
              precisas, para conseguir integrar el trabajo
              dentro de un proyecto de vida global.”
 González,     “Acción docente de orientación con compo-            -    Acción    do-
 2001         nentes pedagógicos y psicológicos, realizada          cente
              por profesores – tutores con la finalidad de          -    Formación in-
              participar en la formación integral del estu-         tegral
              diante potenciando su desarrollo como per-            -    Mediación
              sona y como estudiante y su proyección social
              y profesional. De este modo, se considera el
              tutor como un elemento personal y funcional
              del proceso educativo con funciones de de-
              fensa, ayuda, preocupación, resolución de
              problemas de la clase, de mediación o repre-
              sentación, etc.”
 Ferrer, 1994 Señala que el concepto de tutoría es mas am-          -    Función     do-
              plio que el proceso de E-A centrado en la             cente
              docencia, pero no separable de este.
 Isus, 1995   Destaca que la acción tutorial tiene que deve-        -   Integral        y
              nir como la concreción de un proceso orienta-         propio
              dor integral y propio.
 Planas,      Concreta que la función tutorial ha de identi-        -    Función     do-




                                                                                   37
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Monografia

  • 1. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en La Sociedad de la Información. Monográfico 2007. Vol. Extraordinario 8 (2) Octubre 2007 MONOGRÁFICO Tutoría virtual y e-moderación en red Joaquín García Carrasco y Antonio Seoane Pardo (Coords.) http://www.usal.es/teoriaeducacion ISSN 1138-9737
  • 2. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario SUMARIO: MONOGRÁFICO: Tutoría virtual y e-moderación en red. EDITORIAL: LA TUTORÍA ONLINE COMO ELEMENTO ESTRATÉGICO PARA UNA E-FORMACIÓN DE CALIDAD Antonio M. Seoane Pardo, Joaquín García Carrasco & Francisco J. García Peñalvo (U. de Salamanca) (España) ……………………………………………………………... 5-8 Sección Primera: Fundamentos teóricos de la tutoría y e-moderación en red LOS ORÍGENES DEL TUTOR: FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS Y EPISTEMO- LÓGICOS DE LA MONITORIZACIÓN PARA SU APLICACIÓN A CONTEXTOS DE E-LEARNING Antonio M. Seoane Pardo & Francisco José García Peñalvo (GRupo de Investigación en InterAcción y eLearning – Grial, U. de Salamanca) (España) ………………….. 9-30 E-TUTORÍA: USO DE LAS TECNOLOGIAS DE LA INFORMACIÓN Y COMUNI- CACIÓN PARA LA TUTORÍA ACADÉMICA UNIVERSITARIA Sogues Montserrat Pera, Mercé Gisbert Cervera (U. Rovira i Virgili) & Sofía Isus Bara- do (U. de Lleida) (España) ……………………………………………………….... 31-54 FUNCIONES Y FORMACIÓN DEL MODERADOR / GESTOR DE REDES DE GESTIÓN DE CONOCIMIENTO Joaquín Gairín Sallán, David Rodríguez Gómez y Carme Armengol Asparó (U. A. de Barcelona) (España) ……………………………………………………………….. 55-68 AÇÃO DOCENTE NA EDUCAÇÃO A DISTÂNCIA: COMPETÊNCIAS PARA A MEDIAÇÃO EM REDE Eloiza da Silva Gomes de Oliveira (U. do Estado do Rio de Janeiro) (Brasil) ……. 69-85 MODELO CONTEXTUAL DE COMPETENCIAS PARA LA FORMACIÓN DEL DOCENTE-TUTOR EN LÍNEA Ena Evia Ricalde & Silvia J. Pech Campos (U. A. de Yucatán) (México) ……….. 86-99 EL TUTOR VIRTUAL: APORTACIONES A LOS NUEVOS ENTORNOS DE APRENDIZAJE Isabel Ortega Sánchez (U.N.E.D.) (España) ……………………………………. 100-115 TUTOR VIRTUAL: DESARROLLO DE COMPETENCIAS EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO Mario Vásquez (Universidad de Salamanca) (España) …………………………. 116-136 2
  • 3. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario Sección Segunda: Análisis de experiencias de tutoría y e-moderación en red en con- textos universitarios LAS FUNCIONES DOCENTES PRESENCIALES Y VIRTUALES DEL PROFESO- RADO UNIVERSITARIO María Jesús Gallego Arrufat (U. de Granada) (España) ………………………... 137-161 ENTORNOS DE FORMACIÓN EN RED: TUTORÍA VIRTUAL, E-LEARNING Y E- MODERACIÓN PARA LA ENSEÑANZA-APRENDIZAJE DE LA TRADUCCIÓN CIENTÍFICA Gloria Corpas Pastor, Rosario Bautista Zambrana, Cristina Castillo Rodríguez, Cristina Toledo Báez & Miriam Seghiri (U. de Málaga) (España) ……………………… 162-178 MÁS ALLÁ DEL MODELO DE SALMON: PUESTA EN PRÁCTICA DE ESTRA- TEGIAS DE PLANIFICACION Y MODERACIÓN DE FOROS DE DEBATE M. D. Castrillo de Larreta-Azelain, J. C. García Cabrero & G. Ruipérez (U.N.E.D) (Es- paña) ……………………………………………………………………………. 179-194 LAS TUTORÍAS EN LAS PROPUESTAS DE EDUCACIÓN SUPERIOR A DIS- TANCIA Ana María Ehuletche, Beatriz Graciela Banno & Adriana Alicia De Stefano (U. Nacio- nal de Mar del Plata) (Argentina) ………………………………………………. 195-211 LA TUTORIZACIÓN DE LOS CURSOS VIRTUALES DE LA DIPLOMATURA DE EDUCACIÓN SOCIAL DE LA UNED Sonia Mª Santoveña Casal (U.N.E.D.) (España) ……………………………….. 212-224 CURSO CONJUNTO DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA Y LA COLORA- DO STATE UNIVERSITY, AT PUEBLO, USA, A TRAVÉS DE UNA PLATAFOR- MA VIRTUAL Rosa Revilla (U. de Salamanca) (España) ……………………………………… 225-237 MISCELÁNEA LA EVALUACIÓN DE LAS ACTITUDES ANTE EL APRENDIZAJE DE LOS ES- TUDIANTES UNIVERSITARIOS. EL CUESTIONARIO CEVAPU Bernardo Gargallo López, Cruz Pérez Pérez, Amparo Fernández March (U. de Valen- cia) & Miguel Ángel Jiménez Rodríguez (U. Católica de Valencia) (España) … 238-258 TELEFORMACIÓN: CONTRADICCIONES Y NUEVAS PERSPECTIVAS DIDÁC- TICAS Carlos Rodríguez Hoyos (Instituto Asturiano de Administración Pública “Adolfo Posa- da”) (España) …………………………………………………………………… 259-270 3
  • 4. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario LAS TICs Y LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO: DESCRIPCIÓN DE UNA EXPERIENCIA Andrés Ángel Sáenz del Castillo (U. de Extremadura) (España) ………………. 271-281 RECENSIONES En este número no hay recensiones. TESIS DOCTORALES UNA PROPUESTA DE FORMACIÓN DEL PROFESORADO PARA EL ESPACIO EUROPEO DE EDUCACIÓN SUPERIOR: EL PORTAFOLIOS DOCENTE Carlota Pérez Sancho (Universidad de Navarra) (España) ……………………. 282-283 TRABAJOS DE GRADO TELECENTROS PARA EL DESARROLLO RURAL DE LA PROVINCIA DE SA- LAMANCA. Ana Belén Rodríguez García (Universidad de Salamanca) (España) ………….. 284-287 4
  • 5. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario EDITORIAL LA TUTORÍA ONLINE COMO ELEMENTO ESTRATÉGICO PARA UNA E-FORMACIÓN DE CALIDAD El número monográfico especial que aquí se presenta está dedicado a realizar un pro- fundo análisis del que es, a nuestro entender, el factor clave para alcanzar una formación en línea que responda a las más elevadas exigencias de calidad: la tutoría en entornos de formación virtual. La formación en red o E-learning ha ido ganando adeptos y detractores por igual desde sus primeros escarceos hasta la actualidad, sin que unos y otros (nosotros nos encontra- mos entre los primeros) hayamos sido capaces de encontrar un consenso sobre sus prin- cipales problemas y, lo que es más importante, sobre las soluciones para paliar las indu- dables dificultades que todavía acompañan todavía a este nuevo paradigma formativo. Sería largo de debatir aquí cuáles son estos inconvenientes, algunos de los cuales se analizan magistralmente en los trabajos que componen este volumen, pero podríamos, por simplificar la cuestión, reducirlos a cuatro tipos de factores: diseño defectuoso del entorno y/o las iniciativas formativas, problemas de infraestructura o logística y cultura tecnológica, conflicto de expectativas entre lo que el usuario demanda y las institucio- nes ofrecen y, por último, la ausencia o incorrecta presencia de factor humano en la formación online. Los tres primeros problemas, con ser importantes, encuentran una solución más inmediata e incluso más sencilla en términos económicos que el último, relacionado con el factor humano. Quizá alguien creyera (erróneamente, desde luego) que la formación en red consistía en la sustitución de las personas por máquinas, y quizá incluso algunos (muy pocos, esperamos) hayan llegado a creer que esta hipotética susti- tución reportaría mejores resultados en términos de aprendizaje. Hoy sabemos (en reali- dad lo hemos sabido siempre) que el aprendizaje es el fruto de la interacción entre seres humanos y con un entorno, que lo mismo puede ser la naturaleza, un libro o un objeto de aprendizaje estandarizado para una plataforma de E-learning, y que sin la interacción humana se dificulta enormemente o se imposibilita este proceso. Si hablamos además de un aprendizaje formal, la presencia de una figura docente que oriente el aprendizaje de 5
  • 6. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario los estudiantes, les estimule a la resolución de problemas y a la construcción colectiva de conocimiento, se hace absolutamente fundamental. Con estos presupuestos, pues, y convencidos de la importancia estratégica que posee la figura del tutor o e-moderador en E-learning, es posible encontrar un hilo conductor que una todos y cada uno de los artículos de este monográfico. El E-learning, como cual- quier herramienta, no es ni bueno ni malo en sí mismo; todo dependerá del uso que hagamos de él. Pues bien, el tutor en red es el usuario más cualificado y experto de este tipo de formación, porque sólo él interviene y ha de ser tenido en cuenta en todas las fases del proceso formativo, desde el diseño del entorno y la iniciativa hasta la evalua- ción de la misma. Los trabajos contenidos en este volumen monográfico fueron seleccionados entre las mejores propuestas que se recibieron tras una amplia difusión a nivel internacional; to- dos ellos poseen una indudable calidad científica y documentan experiencias de gran valor como casos de estudio para determinar tanto los fundamentos teóricos de la tutoría en red, sus principales atribuciones, competencias, destrezas, formación, etc., como la aplicación práctica de estos fundamentos a experiencias formativas concretas que nos permiten validar ese modelo teórico. Así pues, este volumen se divide en dos secciones. La primera, “Fundamentos teóricos de tutoría y e-moderación en red”, ofrece diversos modelos teóricos sobre los que se sustentan las diferentes concepciones de la labor tutorial en entornos virtuales de forma- ción. La segunda, “Análisis de experiencias de tutoría y e-moderación en red en contex- tos universitarios”, documenta algunos casos de estudio interesantes, ya sea por su magnitud, por su nivel de innovación o por su importancia dentro del contexto universi- tario, con la peculiaridad de que todos ellos se sustentan en alguno de los modelos teóri- cos que podemos encontrar bien detallados en la sección anterior. Por último, el volumen se completa con una sección “Miscelánea” en la que se ofrecen otros trabajos relacionados con la formación en entornos virtuales, aunque no directa- mente con la tutoría y e-moderación en red. Abrimos este número con la primera sección, de carácter teórico, en la que se incluye un artículo de Antonio Seoane y Francisco García, que podría considerarse “pre-teórico” o propedéutico, en el que se analizan los fundamentos epistemológicos y filosóficos de la tutoría, que hunde sus raíces en el modelo de la paideía griega. A continuación, Sogues Montserrat, Mercè Gisbert y Sofía Isus ofrecen una visión general de la e-tutoría, tanto en el panorama español como internacional, en la que se analiza el concepto y las estra- tegias para la implementación de la e-tutoría en las actividades formativas. Joaquín Gai- rín, David Rodríguez y Carme Armengol analizan las funciones del moderador / gestor de redes de conocimiento y esbozan un contexto para su correcta formación. Eloiza da Silva retoma el problema crucial de las competencias del tutor en red ideal, al que ella 6
  • 7. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario llama “professor invisível”. Esta misma cuestión es abordada por Ena Evia y Silvia Pech, quienes en su trabajo desarrollan un marco que incluye 41 competencias que debe desempeñar un tutor en entornos virtuales. En la misma línea se inserta el trabajo de Isabel Ortega, quien diseña un marco para la alfabetización digital de los docentes en el que se distingue entre competencias y lo que denomina “fundamentos”, once elementos en los cuales es necesario basarse para construir la figura del profesor de entornos de formación en red. Cierra esta sección Mario Vásquez, que analiza el papel de las TICs en la sociedad del conocimiento y sus respectivos riesgos, para a continuación definir el perfil de competencias de tutores y alumnos tanto en la sociedad del conocimiento como en los espacios virtuales de aprendizaje La segunda sección, que documenta casos de estudio de implementación de iniciativas formativas tutorizadas, se abre con el trabajo de María Jesús Gallego. Este artículo po- dría perfectamente figurar en la sección anterior, pues cuenta con un excelente marco teórico en el que desarrolla desde el nuevo contexto propiciado por el Espacio Europeo de Educación Superior hasta los modelos didácticos adecuados para el E-learning en la universidad, pasando por el perfil de competencias del “nuevo” docente. Sin embargo, hemos decidido incluirlo encabezando esta sección porque documenta un buen conjunto de experiencias de formación en red tutorizadas en distintas universidades españolas y concluye con un estudio empírico sobre opiniones del profesorado y sobre las funciones del profesor en ambientes virtuales. El trabajo de Gloria Corpas, Rosario Bautista, Cris- tina Castillo, Cristina Toledo y Miriam Seghiri analiza los cambios que se producen en los roles docentes en relación con el Espacio Europeo de Educación Superior, al igual que el artículo anterior, y describe cuál ha sido el proceso de adaptación de una asigna- tura de traducción especializada a un entorno telemático tutorizado, así como el uso que han dado a diversas herramientas de Moodle como apoyo a la labor tutorial. El trabajo de Castrillo, García y Ruipérez parte del análisis del conocido modelo de Salmon para la planificación y estructuración de los foros de debate en iniciativas de formación en red, que aplican a un curso de Cultura Islámica en la U.N.E.D., del cual nos ofrecen una completa descripción y análisis del que se extraen conclusiones interesantes. Ana María Ehuletche, Beatriz Graciela Banno y Adriana Alicia De Stefano nos ofrecen un estudio de caso de un Seminario sobre “Reforma del Estado” y una asignatura de “Introducción a la Psicología” bien documentado y con el correspondiente marco teórico de referencia. Sonia Santoveña describe en su trabajo la experiencia de tutoría en los cursos virtuales de la Diplomatura de Educación Social de la U.N.E.D., en el que contempla tanto el análisis de la interacción como las herramientas de evaluación y la experiencia de tuto- ría, así como un balance de la experiencia en el que se ponderan ventajas e inconvenien- tes. Por último, el artículo de Rosa Revilla documenta una experiencia interinstitucional de la Universidad de Salamanca y la Colorado State University en un curso sobre los Brigadistas americanos en la Guerra Civil Española. Como se puede observar, se han documentado experiencias completamente variadas y de muy diferente naturaleza dentro del ámbito universitario, todas ellas (esto nos parece 7
  • 8. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario muy importante) bien situadas en un marco teórico de referencia y detalladas con el rigor que requiere un estudio de estas características. Por último, la sección Miscelánea incluye tres artículos. El primero, de Bernardo Garga- llo, Cruz Pérez, Amparo Fernández y Miguel Ángel Jiménez, ofrece un estudio sobre evaluación de las actitudes ante el aprendizaje de los estudiantes universitarios por me- dio de una herramienta, el cuestionario CEVAPU. En el estudio se documenta el marco teórico de referencia, el método y procedimiento de evaluación estadística y los resulta- dos obtenidos. Carlos Rodríguez Hoyos nos presenta un estudio crítico en el que se pre- tende poner sobre la mesa de discusión el conjunto de problemas y contradicciones de la teleformación, desde las paradojas de carácter teórico hasta el análisis crítico de las nuevas teorías didácticas, todo ello con un propósito constructivo y, como tal, resulta interesante como elemento de reflexión. Cierra esta sección el análisis de Andrés Ángel Sáenz del Castillo, en el que se describe una experiencia de formación del profesorado con TICs en un entorno de trabajo colaborativo, BSCW. Creemos que se trata de una recopilación de trabajos en los que se aúna la necesaria reflexión teórica sobre los fundamentos, funciones, competencias y valor estratégico de la tutoría en espacios virtuales, junto con la manifestación de que esa teoría no es sólo “toreo de salón” mediante la documentación de experiencias que traslucen la aplicación de esa teoría a contextos reales, de los que podemos extraer muy interesantes conclusio- nes para seguir mejorando las experiencias de una modalidad formativa que, sin duda alguna, seguirá experimentando un crecimiento y un desarrollo espectacular en las próximas décadas. Sin embargo, con la magnífica ayuda de las herramientas tecnológicas que nos abren nuevas posibilidades cada día, no hacemos sino reiterar lo que sabemos desde hace más de dos mil años. La quimera de la excelencia en la formación, que legítimamente bus- camos desde hace siglos y a la que bajo ningún concepto debemos renunciar, encuentra su exponente crucial en la apuesta por el factor humano en la formación. El tutor es, pues, el referente fundamental para garantizar la calidad en las iniciativas de formación en red, y quizá ésta sea la primera y más relevante conclusión que podemos extraer de las páginas que siguen. Antonio Miguel Seoane Pardo Joaquín García Carrasco Francisco José García Peñalvo 8
  • 9. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario Sección Primera: Fundamentos teóricos de la tutoría y e-moderación en red LOS ORÍGENES DEL TUTOR: FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS Y EPISTE- MOLÓGICOS DE LA MONITORIZACIÓN PARA SU APLICACIÓN A CON- TEXTOS DE E-LEARNING Este capítulo esboza el problema de la fundamentación para construir una metodología adecuada para la formación online. En primer lugar, afirma que la mayor parte de las iniciativas de E-learning se desarrollan sin un método definido ni una estrategia ade- cuada. Por otra parte, analiza críticamente el papel que corresponde al modelo construc- tivista en relación con este problema, afirmando que este marco explicativo no es un método y cuáles son los problemas que se derivan de esta confusión. Por último, pro- pone un marco teórico y epistemológico de referencia para la construcción de esta me- todología procedente de la paideía griega. Los autores defienden que la búsqueda de un modelo de referencia como el que se desarrolla en la Antigua Grecia permite desarrollar un método basado en la importancia de un perfil docente “diferente” de los roles aca- démicos tradicionales, que denominamos “tutor” y que presenta muchas similitudes con las figuras encargadas de monitorizar el aprendizaje tanto en la épica homérica como en la Grecia Clásica. Palabras clave: E-learning, Metodología de la formación online, Tutoría online, For- mación basada en la web, Formación online, Enseñanza basada en la web, Factor Humano, Comunidad online, Fundamentación filosófica, Fundamentos epistemológi- cos. 9
  • 10. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario TUTOR’S ORIGINS: PHILOSOPHICAL AND EPISTEMOLOGICAL GROUNDWORK FOR MONITORING E-LEARNING ACTIVITIES This work outlines the problem of laying the groundwork for building a suitable online training methodology. In the first place, it points out that most E-learning initiatives are developed without a defined method or an appropriate strategy. It then critically ana- lyzes the role of the constructivist model in relation to this problem, affirming that this explanatory framework is not a method and describing the problems this confusion gives rise to. Finally, it proposes a theoretical and epistemological framework of refer- ence for building this methodology based on Greek paideía. The authors propose that the search for a reference model such as the one developed in ancient Greece will allow us to develop a method based on the importance of a teaching profile “different” from traditional academic roles and which we call “tutor”. It has many similarities to the fig- ures in charge of monitoring learning both in Homeric epic and Classical Greece. Keywords: E-learning, Online Training Methodology, Online Tutoring, Internet-Based Instruction, Online Teaching, Web-Based Teaching, Human Factor, Online Community, Philosophical Foundation, Epistemological Basis. 10
  • 11. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario L'ORIGINE DU TUTEUR: FONDEMENT PHILOSOPHIQUE ET ÉPISTÉMO- LOGIQUE DU MONITORAGE POUR SON APPLICATION EN CONTEXTE DE E-LEARNING. Ce chapitre aborde le problème de la construction d´une méthodologie adéquate à la formation online. En premier lieu, il affirme que la pluparts des initiatives de E- Learning se développent sans une méthode définie et sans une stratégie adéquate. D´autre part, il analyse de façon critique le rôle du modèle constructiviste para rapport à ce problème, tout en affirmant que ce modèle explicatif n´est pas une méthode et quels sont les problèmes qui dérivent de cette confusion. En dernier lieu, il propose une méthode théorique et épistémologique de référence pour la construction de cette mét- hodologie qui dérive de la paideía grecque. Ses auteurs défendent que la recherche d´un modèle de référence comme celui qui s´est développé dans l´ancienne Grèce permet de développer une méthode basée sur l´importance d´un profil de professeur différent de celui qui assumait les rôles académiques traditionnels, que l’on appelle de tuteur, et qui présente beaucoup de similitudes avec les figures chargées de l´apprentissage, tant au niveau de l´ épique d´Homère comme au niveau de la Grèce Classique. Mots clefs: E-Learning, méthodologie de la formation on-line, tutorat online, formation basée sur le web, formation online, fondements philosophiques, fondements épisté- mologiques 11
  • 12. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario LOS ORÍGENES DEL TUTOR: FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS Y EPISTE- MOLÓGICOS DE LA MONITORIZACIÓN PARA SU APLICACIÓN A CON- TEXTOS DE E-LEARNING i Antonio Miguel Seoane Pardo y Francisco José García Peñalvo aseoane@usal.es, fgarcia@usal.es GRupo de Investigación en InterAcción y eLearning (GRIAL). Universidad de Sala- manca 1.- INTRODUCCIÓN. EL FRACASO DE UN E-LEARNING SIN MÉTODO La formación online o E-learning supone una auténtica revolución en la manera de con- cebir las experiencias de aprendizaje tal como las conocíamos hasta hace pocos años. Sería largo de enumerar el conjunto de cambios que se producen en esta nueva modali- dad formativa, que afectan tanto a elementos de carácter tecnológico, dinámicas de co- municación, factores sociales o nuevos roles docentes y discentes, como a la propia re- lación enseñanza-aprendizaje, el valor de los contenidos formativos o la propia metodo- logía del proceso. Sin embargo, a pesar de la euforia que ha desatado la formación online en los últimos años y que el desarrollo de herramientas, sistemas de formación y contenidos digitales ha sido y sigue siendo extraordinario, no puede ocultarse un cierto escepticismo o inclu- so cierta sensación de decepción cuando analizamos el nivel de satisfacción de los usua- rios y los resultados obtenidos en iniciativas formativas de formación online, si nos cir- cunscribimos exclusivamente a los objetivos de aprendizaje realmente alcanzados. Por- que lo importante de cualquier intervención formativa, sea del tipo que sea, electrónica, a distancia o presencial, no es otra cosa sino lograr determinados objetivos en términos de aprendizaje: no basta la constancia de haberlos enseñado; necesitamos la seguridad de que estos se han adquirido. Como el E-learning es un tipo de aprendizaje caracterizado por la mediación tecnológi- ca (no es que sea la única peculiaridad, pero nos centraremos de momento en este as- pecto) y como lo aparentemente diferente respecto a otras modalidades de formación parece radicar en los elementos de esa mediación, cuando analizamos las causas de este escepticismo (o fracaso) solemos centrarnos exclusivamente en los factores tecnológi- cos: los entornos de aprendizaje no son los adecuados, los contenidos digitales no están 12
  • 13. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario bien estructurados, etc. En consecuencia, se destinan ingentes recursos materiales y humanos para perfeccionar estos elementos con la esperanza de mejorar la experiencia de aprendizaje, sin percatarnos de que la solución al problema debe buscarse mirando en otra dirección. Lógicamente, la evolución de estos factores de mediación tecnológica contribuirá a me- jorar el contexto, como mejoraríamos la experiencia de aprendizaje si renováramos las pizarras, la iluminación o el equipamiento de un aula en un contexto tradicional. Sin embargo, todos sabemos que eso no es lo fundamental para lograr una formación de calidad. Y todos recordamos, echando la vista atrás en nuestra experiencia formativa, que nada o muy poco hemos aprendido de los elementos técnicos o logísticos de nues- tras escuelas, pero sí mucho con nuestros buenos maestros y nuestros compañeros. Así pues, la tecnología debe mejorarse, pero no podemos caer en la trampa de culpar única- mente a la herramienta por no ser capaces de alcanzar los objetivos deseados. La media- ción tecnológica en el E-learning es precisamente eso, un medio, y en todo caso es un error de estrategia formativa el no haber contado con los recursos adecuados, o no haber sido capaces de adaptarnos a los medios disponibles. La herramienta es –o debemos procurar que sea– lo más neutra posible. Con todo, si estudiamos la breve historia del E-learning podemos ya hablar de “genera- ciones” que han marcado su desarrollo hasta el momento en que nos encontramos, y cuya evolución nos permite predecir (suponiendo que tal cosa sea posible) hacia dónde nos dirigimos en el futuro inmediato (Seoane Pardo, García Peñalvo, Bosom Nieto, Fer- nández Recio, & Hernández Tovar, 2006: 43). Tras una primera generación marcada casi exclusivamente por el desarrollo de entornos tecnológicos y contenidos digitales, se ha transitado hacia una preocupación, en los últimos años, por el “modelo” de E- learning y, en consecuencia, a una preocupación por el desarrollo de estrategias de im- plantación e interoperabilidad de entornos de formación online con un modelo institu- cional para la universidad, la administración o la empresa. Aparece, pues, la pregunta por un modelo de eficiencia y de calidad. Sin embargo, asistimos a un momento en el que se produce una extraña paradoja: cuanto mayor es la mediación tecnológica, cuanto más implementamos nuestros sistemas y mejoramos los entornos y contenidos formati- vos con el propósito de disminuir la intervención de los roles docentes, peores son los resultados de aprendizaje. Se hace necesario transitar, pues, hacia lo que llamamos “se- gunda generación avanzada”, en la que la importancia del factor humano en la forma- ción online desempeña un papel crucial, no sólo desde el punto de vista de la planifica- ción y el diseño estratégico, sino especialmente como elemento presente en todos los estadios del itinerario formativo. La redefinición y centralidad de los roles docentes en el E-learning es la característica fundamental de esta fase generacional, en la que ac- tualmente se encuentran muchas instituciones e iniciativas formativas preocupadas realmente por la calidad. Así pues, la piedra angular que permite explicar el por qué de la decepción que ha susci- tado el E-learning hasta ahora está en el factor humano. La gran falacia de la mediación 13
  • 14. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario tecnológica ha consistido en la creencia según la cual el papel mediador del profesor en el aprendizaje sería sustituido por la tecnología, cuando en realidad ésta ha de ponerse al servicio del docente, que es quien habrá de seguir desempeñando el principal papel me- diador en el aprendizaje. Este error, tan generalizado como grave, es la consecuencia de la transmutación de un paradigma formativo por otro de carácter “informativo”. En otras palabras, cabe decir que en el fondo de esta cuestión subyace una enorme confusión entre información y formación. Esta situación no es en absoluto nueva y se ha puesto sobre la mesa al anali- zar los problemas de otros paradigmas formativos “clásicos”, pero en la formación onli- ne se ha llevado hasta sus últimas consecuencias, probablemente por la emergencia de la llamada “sociedad de la información” y las Tecnologías de la Información y la Comuni- cación, cuya denominación es absolutamente acertada, pero que en su aplicación a la formación parecen haberse dotado subliminalmente de pretensiones formativas. En efecto, un libro, un periódico, Internet o un material audiovisual pueden proporcionar- nos información, pero nunca formación. La formación es una actividad específicamente humana que consiste, entre otras cosas, en la interiorización y asunción de determinada información con un propósito significativo. Así pues, como se puede ver, la formación presupone la información, pero es más que eso. Por eso un material didáctico no puede “formar”. Eso sólo puede hacerlo el sujeto, quien se forma al interiorizar, al hacerse consciente del valor del contenido, al construir un universo significativo en su interior o, lo que es más frecuente, que el sujeto se forme gracias a la mediación de otros seres humanos que, bien de manera individual (con un maestro), bien de manera colectiva (en un grupo de alumnos o en el propio contexto social), contribuyen a que la información se convierta en experiencia formativa en la mente del individuo. Esta dicotomía puede parangonarse a lo que en términos filosóficos Aristóteles denominaba “entendimiento paciente” y “entendimiento agente” (Aristóteles, De anima, 430a 10-25; Tomás de Aquino, Summa Theologica, Primera parte, cuestión 79) o a la distinción cognitiva entre memoria y consciencia. Así pues, la formación es más que información, y si queremos alcanzarla hemos de ir más allá de la mediación tecnológica y los objetos de aprendizaje para hablar de la in- teracción humana, tanto entre los alumnos como con los perfiles docentes, porque es ahí donde se encuentra el principio del éxito o fracaso de la mayor parte de las iniciativas formativas. Así pues, parece que aún nos quedan dos grandes cuestiones sin resolver (o que quizá no hayan sido suficientemente bien definidas) antes de enfrentarnos al problema funda- mental: por una parte, se hace necesario definir un modelo de interacción adecuado en la formación online, aprovechando que las herramientas a nuestra disposición posibili- tan nuevas modalidades de comunicación hasta ahora imposibles (Seoane, García, Bo- som, Fernández, & Hernández, 2007); por otro lado, nos encontramos con una inapro- piada definición de las atribuciones y perfiles docentes en la formación online, cuando no asistimos directamente a una reducción drástica o eliminación de los mismos, que 14
  • 15. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario con frecuencia acaban por convertirse en meros dinamizadores y animadores del apren- dizaje, como si fueran “cheer-leaders” de la formación. Absurdo, ¿verdad? Pero absolu- tamente cierto en muchos casos. Pero el problema fundamental al que con frecuencia se enfrentan nuestras iniciativas de E-learning consiste en la ausencia total de un método adecuado para su desarrollo. Al hablar de la “segunda generación” del E-learning hacíamos referencia a un plantea- miento estratégico del modelo de formación que requiere la entidad que lo implementa. Esta estrategia determina el “qué” y el “para qué”, pero sólo el desarrollo de una ade- cuada metodología permitirá desarrollar “cómo” se lograrán los objetivos prefijados. Pero, ¿es realmente cierto que no se ha desarrollado una metodología para la formación online en todos estos años? Desde luego, un análisis de buena parte de las iniciativas formativas e incluso de la literatura especializada parece demostrarlo. Por una parte, si nos fijamos en un modelo puramente tecnocéntrico, en el que el destinatario accede a los conocimientos e “interactúa” con ellos sin otra mediación, no existe método alguno con propósito formativo, y todo lo más que podríamos afirmar es si se ha producido (o no) una buena secuenciación y organización de la información, y si el alumno ha sido capaz de responder adecuadamente a unos items de evaluación que demuestran la ad- quisición de esa información, pero no si se ha formado efectivamente. Así pues, por más que hagamos teoría sobre estos aspectos, no estaremos caminando en la dirección ade- cuada en busca de un método para la formación. Por otra parte, si prestamos atención a otras iniciativas basadas en una interacción humana predominantemente vertical (alumno-profesor-alumno) detectamos que no se produce un cambio sustancial respecto a determinados contextos presenciales, lo cual nos aboca a los mismos problemas de la presencialidad sin que, por el contrario, consi- gamos aprovechar las ventajas de un modelo de interacción y comunicación completa- mente diferente. Sería, en todo caso, un modelo similar al de la tutoría en la educación a distancia tradicional, que difiere notablemente del paradigma que buscamos para el E- learning. Por último, si analizamos iniciativas y estudios sobre comunidades de aprendizaje, con- cepto clave para la definición del modelo formativo de muchas intervenciones de E- learning y sobre el que han hecho correr auténticos ríos de tinta, descubriremos que dichas comunidades favorecen un elevado grado de interacción y comunicación, pero no podremos evitar una cierta sensación de anarquía y de pérdida de tiempo en la mayor parte de estas agrupaciones colectivas. Existen, por decirlo en términos kantianos, mu- chas tesis y antítesis, pero pocas síntesis y, sobre todo, persiste una enorme dificultad para determinar quién ha alcanzado determinados objetivos formativos, y en qué grado. Por otra parte, falta un cierto criterio de autoridad (en el sentido latino del término auc- toritas) que dificulta la selección de las mejores síntesis de la tarea comunitaria, porque existe la creencia (por lo general, ingenua) de que en estas comunidades se produce una síntesis final de conocimiento per se, cuando lo más común es que cada miembro aporte 15
  • 16. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario su visión del problema, pero no se produzca una conclusión ni un consenso sobre la misma, caso de producirse. Esto es así porque en los entornos de E-learning, aunque “transforman el espacio de interacción social […], todavía no se ha llegado al conoci- miento profundo sobre el ‘interior de los procesos de ese aprendizaje’” (Cecez- Kecmanovic & Webb, 2000: 73). Por supuesto que las comunidades de aprendizaje, sobre todo cuando nos encontramos con individuos adultos y cualificados, son instru- mentos de alta capacidad formativa gracias a las posibilidades de interacción y comuni- cación y a su virtualidad para favorecer contextos de construcción crítica y activa de conocimiento. Sin embargo, el problema de las comunidades de aprendizaje, al menos como se han venido configurando en buena parte de las experiencias precedentes, radica en su planteamiento excesivamente “democrático”. No basta con favorecer una presen- cia cognitiva y social en estas comunidades. Para poder diseñar, dirigir y alimentar la interacción en una comunidad de aprendizaje, es necesaria una fuerte presencia docente, que no tiene por qué influir en el carácter abierto y crítico de esas comunidades; es más, el factor clave para el éxito de estas comunidades estará en la capacidad del docente (al igual que en la docencia presencial) para crear un clima adecuado y que favorezca la constitución de una auténtica comunidad de aprendizaje, perfectamente monitorizada y bien estructurada (Garrison & Anderson, 2005: 51). Así pues, tenemos contextos, tenemos modelos de interacción y por supuesto tecnolo- gía, pero carecemos de métodos para el desarrollo de iniciativas formativas de calidad. Un método no es otra cosa que una guía o unas indicaciones sobre el camino que ha de seguir alguien para lograr unos objetivos determinados. En este caso, el método ha de entenderse en un triple sentido: en primer lugar, como el conjunto de indicaciones y estrategias que se ofrecen al docente para lograr los objetivos del aprendizaje. En se- gundo lugar, deben existir reglas análogas para la correcta adquisición de los contenidos por parte del alumno: él también debe poseer su método. Por último, puesto que el eLeaning favorece la construcción social del conocimiento, y el aprendizaje social es con diferencia el más significativo de todos cuantos existen, es necesario dotarse de un método para regular la interacción social con un propósito formativo, máxime cuando nos encontramos en un contexto “no natural” como el de los entornos virtuales de aprendizaje. 2.- EL CONSTRUCTIVISMO COMO META, PERO NO COMO MÉTODO Una de las expresiones más manidas relacionadas con el E-learning (hasta el punto de perder por completo su sentido y utilizarse de manera completamente gratuita) consiste en el empleo del término “constructivismo” como sinónimo de prestigio, metodología cuidada y buen hacer. Es posible encontrarse con esta expresión en ensayos sobre enfo- ques metodológicos o teorías para la formación en red, en la explicación del diseño ins- truccional de una iniciativa, en la concepción de un objeto de aprendizaje o incluso (lo cual no deja de ser sorprendente) para publicitarnos las bondades de una herramienta de software destinada a la formación online. 16
  • 17. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario El problema está en que el constructivismo no es un método, ni siquiera una teoría, sino un marco explicativo (Coll et al., 2005: 8) que nos indica que el aprendizaje de hecho se produce en un contexto social, colectivo, y es el fruto de una construcción más allá de la conciencia solitaria del individuo. En realidad, las ideas de Vygotsky (Vygotski, 2003; Vygotski & Kozulin, 2005), como las de Bruner (Bruner, 1997, 1998) o incluso las de Dewey (Dewey & Caparrós, 2002; Dewey & Sáenz Obregón, 2004), forman parte de un contexto ideológico y filosófico que se desarrolla durante el siglo XX, en oposición al individualismo metódico y las filosofías trascendentales de la conciencia que se desarro- llaron hasta el siglo XIX, y que tuvieron su último gran exponente en el idealismo hege- liano. Planteamientos filosóficos en consonancia con lo que se acaba de exponer presu- ponen un nuevo tipo de racionalidad que sustituye un paradigma idealista por otro de racionalidad dialógica, comunicativa, social, y que podemos encontrar en pensadores clave del siglo pasado como Gadamer, Apel u Ortega y Gasset. Así pues, el constructivismo explica, según los presupuestos ideológicos de su tiempo, cómo se construye el conocimiento en la mente humana. Pero esto no presupone la exis- tencia de un método implícito ni que este marco explicativo pueda proporcionarnos di- cho método por sí mismo. Por decirlo de manera muy simple, gracias a los pensadores cognitivistas y constructivistas sabemos que el proceso cognitivo se produce de deter- minada manera, lo cual no significa que ellos nos hayan indicado cómo lograr que nues- tros alumnos adquieran las competencias y destrezas que programamos en una iniciativa de aprendizaje. He ahí la diferencia entre una explicación y un método: saber lo que ha ocurrido (e incluso saber por qué) y saber cómo volver a reproducirlo, adaptándolo a circunstancias de aprendizaje predeterminadas. Así pues, ¿qué nos ofrece el constructivismo? ¿Para qué sirve? La tesis que aquí se defiende postula que el constructivismo puede considerarse como una meta para el aprendizaje, incluso como una “tabla de validación” gracias a la cual podremos comprobar la solidez del aprendizaje adquirido por nuestros destinatarios. A lo sumo, podría constituir una guía o perspectiva para la elaboración de nuestra metodo- logía formativa, pero en ningún caso hemos de confundir el fin con los medios que pre- tendemos utilizar para alcanzar nuestros objetivos. Así pues, el constructivismo no es válido como método, y queda pendiente la necesidad de desarrollar nuestra metodología para la formación online. En cambio, en nombre del constructivismo se han generalizado determinadas prácticas en el E-learning que, amparadas en las supuestas bondades del paradigma formativo, encierran no pocas dificultades y son en cierta medida responsables del elevado índice de fracaso de las iniciativas formativas online. Veamos algunas de ellas. 2.1.- La excusa de un modelo centrado en el alumno 17
  • 18. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario Junto a expresiones como “metodología constructivista” es frecuente encontrar una refe- rencia al “modelo centrado en el alumno”. En muchos casos la afirmación resulta ser cierta, pero el alumno acaba descubriendo que significa algo completamente diferente de lo que esperaba. En general, poner al alumno en el centro del aprendizaje suele ser una excusa para descargar sobre él todo el peso de la formación y proponerle un itinera- rio de autoaprendizaje con la menor asistencia posible. En efecto, si el alumno es el pro- tagonista principal, él ha de desarrollar por sí solo la tarea de formarse. Tal es el sentido que posee “ocupar el centro” en muchas iniciativas de E-learning. Un modelo en el que el alumno ocupa el centro del escenario formativo, lejos de supo- ner un privilegio y un estímulo, en muchos casos termina por ser todo un inconveniente y arroja resultados contrarios a los deseados. Por mostrarlo de manera gráfica, la posi- ción central del alumno supone que todos los elementos orbitan a su alrededor y ningu- no de ellos constituye un punto de referencia, sino que todos tienen como referencia al propio alumno. Esta imagen, que puede parecer un tanto extraña, resulta desconcertante para muchos destinatarios que no están habituados a un estilo de aprendizaje autónomo, a marcar su propio ritmo de aprendizaje y a adaptarse a las peculiaridades que ofrece el entorno, porque el entorno nunca se adapta a él. Es cierto que este modelo de formación se adapta perfectamente a las peculiaridades de sujetos autodidactas y con una gran capacidad para convertir por sí mismos la informa- ción en formación. Sin embargo, la mayor parte de los individuos necesitan de una figu- ra que ejerza de guía y le ayude a convertir la información en formación gracias a su mediación. En muchos casos esta mediación se produce “entre pares” (cuántos de noso- tros hemos aprendido gracias a nuestros compañeros lo que nuestros maestros no habían sido capaces de hacernos entender), pero no debemos renunciar a una figura docente que, convenientemente adaptada al contexto, pueda realizar dicha mediación. El estudiante, pues, no ha de ser el centro del aprendizaje sino el fin de esta labor, pues- to que él es el destinatario de la intervención formativa. En todo caso, el archinominado centro debe ocuparlo ese elemento de mediación humana que aquí denominamos “tutor” y que adapta la iniciativa formativa (con todos sus componentes tecnológicos, académi- cos, didácticos y humanos) a las peculiaridades de cada destinatario, se encarga de ga- rantizar la efectiva adquisición de las competencias y destrezas previstas para la inicia- tiva formativa, y es el responsable último (por encima incluso de alumno, con frecuen- cia) de que se alcancen los objetivos formativos previstos. 2.2.- Para que se produzca aprendizaje social no basta con la existencia de una comu- nidad Otra de las presuntas bondades de numerosas iniciativas de formación en red que ex- hiben un enfoque constructivista es la garantía de éxito formativo basado en dinámicas de trabajo en comunidad. Congregar en una misma sala a un centenar de magníficos 18
  • 19. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario músicos no convierte a esa asamblea en una orquesta, como tampoco puede considerar- se una tripulación a un conjunto de marineros enrolados en un mismo barco. Para que exista una comunidad real (musical, náutica, deportiva o de aprendizaje) necesitamos mucho más que un conjunto de individuos relacionados en un mismo contexto espacio- temporal o “virtual”. En efecto, como afirmaban los psicólogos de la Gestalt, inspirados en la vieja discusión que ya iniciara Aristóteles en la Metafísica (1028a-1041b), el todo es más que la suma de las partes. Nadie se sorprenderá si afirmamos que el contexto social constituye una de las formas más eficientes y habituales de aprendizaje, como demuestra la manera en que adquiri- mos el conocimiento de nuestra lengua materna -sin necesidad de inscribirnos en ningu- na institución educativa- logrando un dominio francamente notable de la misma. Sin embargo, cuando ponemos a interactuar a un conjunto de personas en una iniciativa formativa, no tenemos garantía alguna de que se vaya a constituir una auténtica comu- nidad de aprendizaje. Las comunidades de alumnos son sociedades artificiales, y con- vertir una “suma de las partes” en un “todo” es algo francamente complejo. Así pues, obligar a trabajar en grupo no presupone que se vaya a constituir una comunidad de aprendizaje. Este problema lo conocen muy bien los tutores y expertos en dinámica de grupos virtuales que con frecuencia obtienen, empleando estrategias idénticas en grupos aparentemente análogos, resultados de aprendizaje completamente dispares, tanto en términos individuales como colectivos. Convertir un grupo de alumnos en una comuni- dad de aprendizaje es todo un arte, como lo es convertir a un centenar de músicos en una orquesta. Puede que incluso resulte más difícil lo primero que lo segundo, pero esto lo dice alguien que jamás ha dirigido una orquesta. Las dinámicas que se establecen en una comunidad de aprendizaje son complejas y re- quieren de un estudio pormenorizado. Existen magníficos trabajos sobre comunidades de aprendizaje (destacamos sólo Wenger, 1998, 2001, entre otros muchos) pero no exis- te método alguno capaz de garantizarnos que seremos capaces de reproducir o construir una comunidad eficiente. Sin embargo, sí podemos afirmar que abrir foros de debate y promover el trabajo en equipo no es suficiente para constituir una comunidad de apren- dizaje y “construir” un contexto de aprendizaje social. Es fundamental que una colecti- vidad esté bien liderada y sólidamente estructurada para que puedan desarrollarse pautas de comportamiento que acaben por convertir a esta suma de las partes en un todo que funcione como una auténtica comunidad. En otras palabras, las posibilidades de éxito en la constitución de comunidades de aprendizaje online (o presenciales, no hay diferencias significativas a este respecto) se incrementan cuando partimos de una situación en la que existen roles docentes que regulan los flujos de comunicación, establecen las pautas y ritmos de aprendizaje y fomentan la participación activa de los integrantes. La cons- trucción del aprendizaje en una comunidad es una tarea compartida, no sólo por todos y cada uno de los alumnos que la integran, sino por estos y el tutor o tutores que lideran la comunidad en cuestión. Se trata de lograr una dinámica o modelo, que algunos estudio- sos denominan socio-constructivista, en el cual el resultado de la construcción social no es responsabilidad de los alumnos ni de los docentes (el modelo no está centrado en el 19
  • 20. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario alumno ni en el profesor) sino que es el producto de la interacción entre contenidos de aprendizaje, cuerpo docente y alumnos (Barberà, 2006: 163) mediante un diseño de ac- tividades que fomenten la adquisición de competencias y destrezas y que posean un enfoque eminentemente práctico que favorezca esta interacción. 2.3.- Las herramientas no construyen La tercera de las prácticas habituales que se pueden observar en muchas iniciativas ins- piradas en el constuctivismo es la utilización de herramientas tecnológicas y métodos que se postulan como constructivistas per se. Es bien conocido que el constructivismo, y especialmente el construccionismo social, es el modelo teórico de referencia para mu- chos desarrolladores de software para la gestión del aprendizaje online, especialmente en el ámbito del código abierto u open source. Posiblemente el más conocido de los sistemas de gestión del aprendizaje de este tipo, Moodle (http://moodle.org), confiesa en la página principal que su Filosofía es la “pedagogía construccionista social” basada en cuatro conceptos subyacentes: constructivismo, construccionismo, constructivismo so- cial y conectados y separados (Moodle, 2007). El propio impulsor de esta herramienta, Martin Dougiamas, afirma que su modelo de referencia a la hora de diseñar Moodle ha sido el análisis de comunidades de aprendizaje basadas en el constructivismo y cons- truccionismo social (Dougiamas & Taylor, 2003). Sin embargo, ni la utilización de Moodle ni la de ninguna otra herramienta de E- learning garantiza una construcción social ni fomenta la consecución de objetivos de- terminados. La intencionalidad de quien construye una herramienta no tiene nada que ver con el uso que los usuarios pudieran hacer de ella y los resultados correspondientes. ¿Acaso Alfred Nobel es responsable del uso bélico de la dinamita, un compuesto cuya utilidad original era evitar los constantes accidentes en las minas por la inestabilidad de la nitroglicerina? Del mismo modo, las herramientas que utilicemos pueden ser más o menos adecuadas a los propósitos y estrategias formativas de nuestras actividades, pero en sí mismas no nos van a garantizar en absoluto un aprendizaje constructivista. Más aún, podría decirse que el tipo de herramientas que utilicemos es prácticamente irrele- vante (siempre que cumplan unas mínimas condiciones) en comparación con la impor- tancia de un buen diseño instruccional, una correcta estrategia formativa y un buen equipo humano que lidere el proceso de enseñanza-aprendizaje. Asumamos, pues, que una iniciativa de formación online de calidad ha de plantearse como fin que los alumnos logren un aprendizaje significativo, activo y construido en un contexto social siempre que sea posible, en el seno de una comunidad de aprendizaje. Sin embargo, para lograr este objetivo hemos de evitar tres grandes obstáculos que, co- mo un árbol frente a nuestros ojos, puede evitarnos ver el bosque. Por una parte, la afirmación de un modelo centrado en el alumno no garantiza en absoluto que se produz- ca una construcción (y menos una construcción “social”) de conocimiento, sino que con frecuencia lo dificulta. Por otra parte, asistimos a una frecuente confusión entre trabajo 20
  • 21. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario en grupo y comunidad de aprendizaje, o entre colectividad y comunidad. Por último, hemos podido demostrar que el uso de determinadas herramientas no condiciona en absoluto la construcción social del conocimiento, porque esta depende de las modalida- des de interacción que se produzcan en la dinámica de las actividades formativas; así pues, son cosa de humanos, no de máquinas. En definitiva, el aprendizaje (en E-learning o en entornos convencionales) es el produc- to de una interacción social que, como tal, cuenta con unas reglas, roles y estructuras definidas. Para extraer de ella todas sus potencialidades, debe ser correctamente mode- rada y liderada por un perfil profesional de carácter docente y bien específico, que des- empeña un papel especialmente importante en la formación online, y del cual depende en gran medida el éxito de nuestras iniciativas. La metodología de nuestras iniciativas de formación en red, por tanto, ha de girar en torno a la figura central y catalizadora del tutor. 3.- EN BUSCA DE UN FUNDAMENTO PARA EL MÉTODO. APORTACIONES DESDE LA PAIDEÍA GRIEGA Teniendo en cuenta cuál es el presupuesto de partida de estas páginas, a saber, la impor- tancia de la monitorización del aprendizaje a través de un perfil profesional especializa- do, en cuya labor recaerá el mayor peso de la metodología de la formación, resulta evi- dente que no nos encontramos ante una figura docente tradicional, al menos tal como la entendemos en nuestros sistemas escolares actuales. Se trata, pues, de un profesional cuya misión principal no es la emisión de conocimientos sino garantizar que estos se alcanzan por parte de los destinatarios, en un contexto activo, participativo y significati- vo. En nuestra opinión, buena parte del éxito o fracaso de las iniciativas de formación online dependerán de que contemos o no con este tipo de profesionales, conveniente- mente insertados en un contexto de planificación de la formación sólido y bien estructu- rado. La gran pregunta ahora es la siguiente: ¿ha existido a lo largo de la historia de la educa- ción un perfil profesional de tales características? ¿Disponemos de algún modelo que pueda servirnos de referencia, y desde el cual podamos desarrollar el papel que corres- ponde a nuestro docente de calidad en las iniciativas de E-learning? Nuestra respuesta es claramente afirmativa. En efecto, en la Antigua Grecia podemos encontrar modelos “docentes” cuyas características, a pesar de formar parte de un con- texto tan diferente del actual y que ni tan siquiera es homogéneo, resultan extraordina- riamente interesantes para la labor que aquí nos ocupa, que no es otra sino la de diseñar un perfil docente adecuado a la metodología de la formación online. De manera muy breve, y simplemente a título ilustrativo, esbozaremos a continuación el perfil “profe- 21
  • 22. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario sional” de estos personajes que servirán de inspiración para la construcción de nuestro docente online y su metodología. 3.1.- El mentor como maestro del héroe homérico Uno de los primeros testimonios de relación maestro-discípulo y, por tanto, de interac- ción entre perfiles docentes y alumnos en un contexto de aprendizaje de que tenemos noticia en la cultura occidental tiene su fuente en la mitología griega y en la épica homé- rica. Los héroes de la épica adquieren su grandeza tanto por su estirpe como, lo que re- sulta más interesante todavía, por la presencia e importancia de sus maestros, quienes no sólo les forman y les preparan para enfrentarse a las hazañas de una vida heroica, sino que incluso realizan un seguimiento constante de las acciones de sus discípulos, intervi- niendo cuando estos más les necesitan. Aquiles fue instruido nada menos que por el centauro Quirón y por su madre, la diosa Tetis; esta última intervino incluso en el momento en el que el héroe dudaba de si debía acudir o no a la Guerra de Troya, ayudándole a sopesar la decisión. En efecto, Aquiles debía elegir entre dos modos de vivir y de morir: por una parte, si decidía quedarse con- traería matrimonio, tendría hijos y envejecería como un rey, y tras su muerte le recorda- rían sus descendientes. Por el contrario, si decidía acudir a la guerra, moriría joven y sin descendencia, pero toda la humanidad admiraría para siempre sus hazañas. De todos es bien conocido el resultado de su elección. Ulises, por su parte, recibe la guía permanen- te de la diosa Atenea, quien se le aparece en varias ocasiones para aconsejarle, como en el momento de su regreso a Ítaca, en el que le convierte en un mendigo y le propone un plan para acabar con los pretendientes que acosan a Penélope y dilapidan su patrimonio. En estos casos nos encontramos con figuras que aparecen en la vida de los héroes homé- ricos, que sin duda son de mayor rango e importancia que sus discípulos pero que no eclipsan las acciones de sus tutelados sino que, antes al contrario, las ensalzan ponién- doles ante circunstancias de las que serán capaces de salir airosos y magnificados por su valor y su preparación. No cabe duda de que el protagonismo no es del maestro sino del discípulo, pero tampoco puede negarse que la presencia constante del maestro, la segu- ridad que produce en el héroe saber que alguien vela por él y se aparece cuando más lo necesita, incluso poniéndole ante situaciones complejas de las que ha de extraer nuevas enseñanzas, constituye un modelo de formación y tutoría permanente que es caracterís- tico de la paideía griega. Sin embargo, el ejemplo más característico y del que podemos extraer mayores conclu- siones es el de la relación entre Méntor y Telémaco, en La Odisea. Según nos cuenta Homero en La Odisea, Ulises dejó su patria para combatir en la Gue- rra de Troya cuando su hijo Telémaco prácticamente acababa de nacer. Antes de partir, el héroe encomendó a su amigo Méntor el cuidado de su hijo y sus bienes hasta su re- greso, que no se produciría hasta veinte años después. Lo más curioso del caso es que, a 22
  • 23. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario pesar de que Méntor no es ni mucho menos un personaje principal en la épica homérica, su figura encarna sabiduría, confianza, consejo, enseñanza, protección, asunción de nuevos retos, invitación al valor… (Anderson & Shannon, 1995: 25; Carruthers, 1993: 9). La autoridad e influencia de Méntor sobre Telémaco era de tal magnitud que incluso la diosa Atenea se transfigura en la efigie del viejo maestro para persuadir al hijo del héroe para que se lance en busca de su padre. El papel que desempeña Méntor en la formación de Telémaco no queda suficientemente claro en el poema homerico, y ésta es precisamente una de las cuestiones más interesan- tes al respecto. En cualquier caso, lo más relevante no es si Méntor (o Atenea) es el au- téntico “profesor” del hijo de Ulises. Resulta realmente curioso que Méntor aparezca mencionado sólo unas pocas veces en La Odisea y que no sepamos muy bien cómo “realmente” se ocupó de la educación de Telémaco. Lo verdaderamente importante es que Telémaco alcanza la madurez necesaria como para saber cómo enfrentarse a los pretendientes de su madre Penélope y para ayudar a su padre a consumar su venganza final por los años de humillación hacia su familia. Telémaco se convierte en un hombre gracias a la presencia constante de un anciano cuya misión no fue otra que la de perma- necer en la sombra “tutorizando” cada uno de sus pasos, ayudándole a resolver cada una de sus vicisitudes manteniéndose a una cierta distancia y sin sustituirle en la resolución de sus propios problemas, porque nadie excepto uno mismo puede conducir su propio destino. De hecho, este papel algo velado, secundario pero crucial que desempeñó Mén- tor no ha variado demasiado respecto al de los excelentes “mentores” de los estudiantes de iniciativas de E-learning en la actualidad. Desde el punto de vista etimológico, hallamos que el término griego “méntor” produce en latín “monitor”. El verbo “maneo” (mostrar, indicar) procede de la raíz indoeuropea *man (pensar, saber). Así pues, el personaje homérico es una antropomorfización de esta idea: sabiduría (Little, 1990: 298), pensamiento, conocimiento (y en consecuencia “saber hacer, pues para los griegos el saber estaba indisolublemente ligado a la acción), personificadas en un anciano cuya finalidad es la transmisión de estas competencias a su discípulo. En la figura del viejo Mentor encontramos, pues, una excelente personificación del pa- pel que debe desempeñar el perfil docente de la formación online. Desde su papel se- cundario, cediendo el protagonismo al discípulo, invita sin embargo a éste a actuar, a resolver los problemas y a aprender mediante la acción. El aprendizaje, según los prin- cipios de la paideía griega, no se basaba en la adquisición de conocimientos teóricos ni en habilidades prácticas concretas, sino que debía orientarse a la consecución de la are- té, aquello que posteriormente los latinos tradujeron por virtus y que, erróneamente, a través del cristianismo, llegó a Occidente convertido en “virtud”. La areté en época homérica estaba relacionada con los valores propios del caballero, el noble guerrero, y era una mezcla de ideales morales y marcialidad. Luego, en época clásica, la paideía transforma el sentido de la areté, adquiriendo un enfoque más humanista y político. Entonces, la “excelencia” (traducción más correcta del término griego que “virtud”) 23
  • 24. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario consiste en la adquisición de todos los valores que hacen de un hombre un ciudadano, un ser capaz de moverse con soltura en la pólis y participar activamente en la vida de la ciudad. Así pues, para los griegos, la educación (entendida como una actividad orienta- da a la práctica y a la ciudadanía, y no como un simple aprendizaje de contenidos) es la clave de la evolución de una civilización, y desde sus orígenes ligados a la épica caba- lleresca hasta su esplendor en la democracia ateniense, aparece como el motor de la cultura griega. Tal era la importancia de la educación (de este tipo de educación) en la Antigua Grecia (Jaeger, 2001). 3.2.- La educación del hombre como ciudadano: los sofistas y Sócrates Hacia la segunda mitad del siglo V a.C., y especialmente en el último cuarto, se produce una auténtica revolución en la manera en que se concibe la educación en Grecia, concre- tamente en Atenas. Los cambios económicos, sociales y políticos que se producen en la ciudad favorecen la aparición de nuevas necesidades sociales y una demanda de forma- ción bastante generalizada, muy por encima de la que hasta ahora se venía recibiendo en el ámbito familiar, que sólo alcanzaba un cierto nivel en los estratos sociales más eleva- dos. Esta demanda creciente favorece la llegada de los sofistas a Atenas, quienes desen- cadenan toda una revolución en la manera de concebir la formación y, desde luego, sus- citan una enorme controversia que, incluso en la actualidad, sigue sin ser analizada con la suficiente neutralidad. No pretendemos hacer aquí un estudio de lo que supuso para la educación la llegada de los sofistas a Atenas. Existen diversos ensayos (por lo general bastante críticos con la labor de estos pensadores) a los que se puede hacer referencia para un análisis más por- menorizado, desde los más genéricos de William K. C. Guthrie (Guthrie, 1971, 1994; Guthrie & Torner, 2002), Mario Untersteiner (Untersteiner, 1954) o Jacqueline de Ro- milly (Romilly, 1997) hasta los que tratan aspectos concretos como su papel en la Retó- rica Griega (Kennedy, 1963). Sí es nuestra intención, por el contrario, llamar la atención sobre una concepción de la educación en la que tanto los sofistas como Sócrates coinci- den, y que tiene que ver con el carácter activo, social y político que ésta posee. También incidiremos en algunas de las diferencias que pudieran resultar interesantes para el pro- pósito de estas páginas. Al igual que ocurría en la época homérica, el propósito fundamental de la educación para los sofistas y Sócrates no es otro que lograr la excelencia, la areté. Sin embargo, y aún manteniendo una cierta visión competitiva de la excelencia (es decir, un plantea- miento según el cual la areté se demuestra en la superioridad sobre otros hombres debi- do a su origen caballeresco y guerrero, como vimos en el apartado anterior), el signifi- cado del término experimenta una variación significativa. En esta época se vincula la areté al éxito social y político y, por tanto, el objetivo fundamental de la enseñanza no es otro que el de formar buenos ciudadanos, conscientes como son los griegos de esa época de la importancia de la interacción social y política. Así pues, el aprendizaje no es algo erudito ni privado, sino que tiene que tener una utilidad social, pública; en cierto 24
  • 25. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario sentido, además, se trata de una tarea emancipadora, porque garantiza el éxito y la pro- gresión social. Y, lo que quizá es más importante, la utilidad del aprendizaje se percibe de manera inmediata, en la aplicación al contexto social. En lo que sí discrepan Sócrates y los sofistas es en la posibilidad de que la areté se pue- da enseñar. Según Sócrates, es más bien una cualidad del alma que se posee o no se posee y que, como máximo, el “maestro” puede ayudar a encontrar en el interior del propio discípulo mediante el método dialógico socrático conocido como mayéutica. Sin embargo, los sofistas consideran que es posible enseñar de manera reglada y estructura- da todo lo que se necesita para ser un ciudadano excelente; esta enseñanza, claro está, pasa entre otras cosas por la retórica, porque una de las claves del éxito social en una civilización como la griega pasa por la admiración y el respeto hacia quienes poseen una dicción hermosa y persuasiva, lo que hoy llamaríamos personas carismáticas. Claro que esto nos podría llevar a la discusión sobre si el carisma se puede enseñar o no, y de este modo regresaríamos a la polémica entre los sofistas y Sócrates, pero permítasenos ob- viar por el momento la cuestión. Protágoras, según el homónimo diálogo platónico, utiliza el mito de Prometeo para mostrarnos que todos los humanos poseemos la virtud política por mandato del mismo Zeus, quien incluso ordena que todos los hombres la cultiven y la practiquen, so pena de ser eliminados de la ciudad (Platón, Protágoras, 320d-322d). Sin entrar a valorar si la virtud política se puede enseñar o no, el hecho relevante es que la educación se define como una actividad orientada hacia lo social y, por encima de todo, a la interacción de los ciudadanos en un contexto político en el que el dominio del lenguaje y la retórica desempeñan un papel fundamental. La relación enseñanza-aprendizaje es una actividad eminentemente lingüística. En cuanto a Sócrates y su método particular de enseñanza, hay algunos elementos dife- renciales sobre los que queremos llamar la atención (dejando a un lado la polémica con los sofistas por el momento). La mayéutica socrática es un método basado en el diálogo, en el arte de preguntar al discípulo para que sea éste el que sea capaz de encontrar sus propias respuestas de modo que, según el viejo maestro de Platón, en realidad el maes- tro no enseña nada al discípulo sino que simplemente le ayuda a encontrar por sí mismo las respuestas que, en realidad, ya se encontraban en su interior. Lo realmente interesante de esta metodología es que favorece que sea el alumno el que responda a las preguntas y resuelva las cuestiones. El método del maestro consiste en saber preguntar e incitar al discípulo a buscar las respuestas. En realidad es más un es- tímulo y una guía que un libro abierto en el que encontrar la solución a los problemas. Incluso si lo es (que probablemente lo sea), la virtud del maestro consiste en hacer creer al alumno que ha encontrado por sí mismo la respuesta a las cuestiones que se le habían propuesto. Se trata de una metodología que cede el protagonismo al alumno sin que el maestro desaparezca; éste siempre está ahí, dispuesto a orientar y dar consejo. 25
  • 26. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario Así pues, el método socrático puede definirse como dialógico, procesual (entendemos el aprendizaje como un proceso) y proactivo. Estas características son sin duda elementos fundamentales para una metodología de la formación online sobre la que construir el perfil profesional de nuestro docente de E-learning. Por otra parte, la sofística ha puesto de manifiesto que la formación posee un carácter eminentemente social, y que es precisamente en este contexto donde el aprendizaje co- bra sentido, más allá de la mera erudición sin una utilidad concreta. Estos elementos son igualmente relevantes a la hora de construir un método adecuado para nuestra nueva formación. 4.- CONCLUSIONES ¿Qué sentido tiene plantear una reflexión sobre el concepto de paideía en la Grecia An- tigua para desarrollar una metodología adecuada a la formación online? Como se ha visto al principio de este capítulo, la mayoría de las iniciativas de E-learning se ponen en marcha sin contar con un método claramente definido ni una estrategia adecuada a las peculiaridades de este tipo de formación. Por otra parte, parece que existe una tendencia más o menos generalizada a aceptar el constructivismo como marco explicativo o presupuesto teórico. Sin embargo, el cons- tructivismo es más una teoría cognitiva que un método, y quizá esta confusión se en- cuentre en la base de muchos y serios errores relacionados con los paradigmas formati- vos para el E-learning. Así pues, si el constructivismo nos indica un desideratum, un fin, pero no es un método en sí mismo, persiste la necesidad de plantearnos un camino sobre el que trazar la ruta del aprendizaje en un marco de interacción tan peculiar como el que corresponde a la formación en red. En definitiva, toda la reflexión teórica sobre este tipo de formación gira en torno a qué se debe hacer, pero existen muy pocas orientaciones eficaces que nos indiquen cómo lograr eso que se supone que debemos hacer. Analizando las diferentes concepciones de la educación que se han manifestado a lo largo de la historia, nos ha parecido que el modelo de la paideía griega resulta ser per- fectamente adecuado tanto a los presupuestos del marco teórico comúnmente aceptado como a una posición más realista (y en cierto sentido “clásica”) según la cual la existen- cia de un perfil docente se hace necesaria para garantizar el éxito de una iniciativa de formación. El modelo procedente de la Antigua Grecia comparte con nosotros la idea de que la formación es una tarea que recae en el sujeto que se forma, pero que no se logra en soli- tario y sin la presencia de alguien que, aunque permanezca en la sombra, aparecerá siempre que le necesitemos y será capaz de mostrarnos el camino hacia el conocimiento. 26
  • 27. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario Ese conocimiento, sin embargo, no se entiende como una simple adquisición de conte- nidos, sino que ser desarrollará en capacidades, habilidades, destrezas que sólo tienen sentido si se llevan a la práctica y, por lo tanto, se aprenden a medida que se hacen. Esa acción, que es el resultado del conocimiento, se hace patente en un contexto social, un contexto en el que se produce nuevo conocimiento como resultado de la acción y la in- teracción de los sujetos. El conocimiento es, pues, fruto de un entorno social. Por últi- mo, el diálogo y el lenguaje se configuran como elementos fundamentales para la bús- queda del aprendizaje, porque éste no es más que un proceso continuo de preguntas y respuestas, respuestas que llevan a nuevas preguntas… El propósito de estas páginas no era, pues, desarrollar un método para la formación on- line basado en la actividad del tutor como catalizador de la relación enseñanza- aprendizaje, tal como se ha hecho en otros trabajos anteriores (Seoane, García, Bosom, Fernández, & Hernández, 2007; Seoane Pardo & García Peñalvo, 2006; Seoane Pardo, García Peñalvo, Bosom Nieto, Fernández Recio, & Hernández Tovar, 2006). En esta ocasión, en cambio, se ha optado por ilustrar los fundamentos sobre los que construir ese método partiendo de un modelo de larga tradición y que, dicho sea de paso, se en- cuentra en la base misma de la civilización occidental. 27
  • 28. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario 5.- BIBLIOGRAFÍA ANDERSON, E. M., & SHANNON, A. L. (1995). Towards a Conceptualization of Mentoring. In T. KERRY & A. S. MAYES (Eds.), Issues in Mentoring. London: A. S. Routledge. BARBERÀ, E. (2006). Los fundamentos teóricos de la tutoría presencial y en línea: una perspectiva socio-constructivista. In J. A. JERÓNIMO MONTES & E. AGUILAR RODRÍGUEZ (Eds.), Educación en red y tutoría en línea (pp. 161-180). México: UNAM FES-Z. BRUNER, J. (1997). La educación, puerta de la cultura. Madrid: Visor. BRUNER, J. (1998). Desarrollo cognitivo y educación. Madrid: Morata. CARRUTHERS, J. (1993). The Principles and Practices of Mentoring. In B. J. CALD- WELL & E. M. A. CARTER (Eds.), The Return of the Mentor: Strategies for Work- place Learning. London: Falmer Press. CECEZ-KECMANOVIC, D., & WEBB, C. (2000). Towards a communicative model of collaborative web-mediatic learning. Australian Journal of Educational Technology, 16(1), 73-85. COLL, C., MARTÍN, E., MAURI, T., MIRAS, M., ONRUBIA, J., SOLÉ, I., et al. (2005). El constructivismo en el aula (15 ed. Vol. 111). Barcelona: Graó. DEWEY, J., & CAPARRÓS, A. (2002). Cómo pensamos : nueva exposición de la rela- ción entre pensamiento y proceso educativo (1ª ed.). Barcelona: Paidós. DEWEY, J., & SÁENZ OBREGÓN, J. (2004). Experiencia y educación. Madrid: Bi- blioteca Nueva. DOUGIAMAS, M., & TAYLOR, P. C. (2003). Moodle: Using Learning Communities to Create an Open Source Course Management System. Proceedings of the EDMEDIA 2003 Conference, Honolulu, Hawaii. GARRISON, D. R., & ANDERSON, T. (2005). El E-learning en el siglo XXI. Investi- gación y práctica. Barcelona: Octaedro. GUTHRIE, W. K. C. (1971). The Sophists. London,: Cambridge University Press. GUTHRIE, W. K. C. (1994). Historia de la filosofía griega. Vol.3, Siglo V: Ilustración (1ª ed.). Madrid: Gredos. 28
  • 29. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario GUTHRIE, W. K. C., & TORNER, F. M. (2002). Los filósofos griegos: de Tales a Aris- tóteles (2ª ed.). Madrid: Fondo de Cultura Económica. JAEGER, W. (2001). Paideia: los ideales de la cultura griega (2ª ed.). Madrid: Fondo de Cultura Económica. KENNEDY, G. A. (1963). The art of persuasion in Greece. Princeton, N.J.,: Princeton University Press. LITTLE, J. W. (1990). The Mentor Phenomenon and the Social Organisation of Teach- ing. In Review of Research in Education. Washington D. C.: American Educational Re- search Association. MOODLE (2007). Philosophy [en línea, 07/06/07] http://docs.moodle.org/en/Philosophy. ROMILLY, J. d. (1997). Los grandes sofistas en la Atenas de Pericles : [una enseñanza nueva que desarrolló el arte de razonar] (1a. ed.). Barcelona: Seix Barral. SEOANE, A. M., GARCÍA, F. J., BOSOM, Á., FERNÁNDEZ, E., & HERNÁNDEZ, M. J. (2007). Online Tutoring Methodology Approach. International Journal of Con- tinuing Engineering Education and Life-Long Learning (IJCEELL), 17(6), en prensa. SEOANE PARDO, A. M., & GARCÍA PEÑALVO, F. J. (2006). Determining Quality for Online Activities. Methodology and Training of Online Tutors as a Challenge for Achieving the Excellence. WSEAS Transactions on Advances in Engineering Educa- tion, 3(9), 823-830. SEOANE PARDO, A. M., GARCÍA PEÑALVO, F. J., BOSOM NIETO, Á., FER- NÁNDEZ RECIO, E., & HERNÁNDEZ TOVAR, M. J. (2006). Online tutoring as quality guarantee on elearning-based lifelong learning. Definition, modalities, method- ology, competences and skills. Virtual Campus 2006. Selected and Extended Papers. CEUR Workshop Proceedings, 186, 41-55. UNTERSTEINER, M. (1954). The Sophists. New York,: Philosophical Library. VYGOTSKI, L. S. (2003). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores (2ª ed.). Barcelona: Crítica. Vygotski, L. S., & Kozulin, A. (2005). Pensamiento y lenguaje. Barcelona: Paidós. WENGER, E. (1998). Communities of Practice. Learning as a Social System [en línea, 07/06/07]. http://www.co-i-l.com/coil/knowledge-garden/cop/lss.shtml 29
  • 30. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario WENGER, E. (2001). Comunidades de Práctica: aprendizaje, significado e identidad. Barcelona: Paidós. Notas: i Queremos agradecer a los miembros del GRupo de investigación en InterAcción y eLearning de la Uni- versidad de Salamanca su colaboración en forma de comentarios críticos para el desarrollo de este artícu- lo. Este trabajo está parcialmente financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia, en el marco del proyecto de investigación KEOPS (TSI2005-00960). Para citar este artículo puede utilizar la siguiente referencia: SEOANE PARDO, Antón M.; GARCÍA CARRASCO, Joaquín & GARCÍA PEÑAL- VO, Francisco (Grupo de Investigación en Interacción y eLearning) (2007): Los oríge- nes del tutor: fundamentos filosóficos y epistemológicos de la monitorización para su aplicación a contextos de e-learning. GARCÍA CARRASCO, Joaquín & SEOANE PARDO, Antón M (Coords.) Tutoría virtual y e-moderación en red [monográfico en línea]. Revista Electrónica Teoría de la Educación: Educación y Cultura en la Socie- dad de la Información. Vol. 8, nº2. Universidad de Salamanca. [Fecha de consulta: dd/mm/aaaa]. <http://www.usal.es/~teoriaeducacion/rev_numero_08_02/n8_02_seoane_garcia.pdf > ISSN 1138-9737 30
  • 31. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario E-TUTORÍA: USO DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y CO- MUNICACIÓN PARA LA TUTORÍA ACADÉMICA UNIVERSITARIA En el ámbito de la educación, la tutoría académica se manifiesta de diversas maneras según los niveles y sistemas educativos, ámbitos y recursos, agentes que intervienen, métodos y contenidos que trata. En el contexto de la Educación Superior y en consonancia con el Espacio Europeo de Educación Superior, la orientación se presenta como un tema transversal en la forma- ción universitaria abierta a Europa y al mundo. En este artículo, la tutoría académica universitaria se entiende como una concreción del proceso de orientación, una estrategia de carácter formativo, orientador e integral des- arrollado por docentes universitarios con la finalidad de orientar al alumno en su proce- so formativo y madurativo. Cuando la tutoría se desarrolla y gestiona a través de entornos virtuales de aprendizaje, hablamos de e-tutoría. Este artículo ofrece una revisión de lo que aportan las Tecnolo- gías de la Información y Comunicación a la tutoría académica universitaria y qué obje- tivos y estrategias pueden contemplarse para su desarrollo. Palabras clave: e-tutoría, e-mentoría, orientación, educación superior, convergencia europea, tecnologías de la información y comunicación 31
  • 32. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario E-MENTORING: USE OF TECHNOLOGIES OF INFORMATION AND COM- MUNICATION IN MENTORING In education field, mentoring can have different ways and means depending on level and education systems, fields and resources, people involved, methods and contents dealt with. In field of Higher Education and in accordance with the European Higher Education System, orientation is a transversal issue in academic formation open to Europe and to the World. In this paper, mentoring is understood as a realization of orientation, a strategy with a formation and global nature developed by university teachers aiming at the student’s orientation along his process of formation and personal realization. When being developed through virtual space of learning, it is e-mentoring. This paper present what can be achieved using Information Communication Technologies in that sense and which aims and strategies can be observed. Keywords: e-mentoring, orientation, higher education, European standardization, In- formation Communication Technologies 32
  • 33. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario E-MENTORING: USAGE DES TECHNOLOGIES DE L’INFORMATION ET DE LA COMMUNICATION (TIC) POUR LE MENTORING Dans le domaine de l’éducation, le mentoring existe sous différentes formes selon les niveaux et la nature des systèmes éducatifs, les domaines concernés et les ressources disponibles, les protagonistes intervenant, les méthodes et les contenus traités. Dans le contexte de l’Enseignement Supérieur et dans l’Espace Européen d’Enseignement Supérieur, l’orientaion est un thème transverse de la formation univer- sitaire ouverte sur l’Europe et le reste du monde. Dans cet article, mentoring renvoie à une mise en oeuvre du processus d’orientation, une stratégie à caractère formateur et global développé par des enseignants universitai- res avec pour finalité d’orienter l’étudiant dans son cursus de formation et de réalisation personnelle. Lorsque le mentoring se fait à travers d’environnements virtuels d’apprentissage, il s’agit d’e-mentoring. Cet article expose ce que les TIC apportent au mentoring et les objectifs et stratégies associées qui peuvent être observés pour son développement. Mots clefs: e-mentoring, orientation, enseignement supérieur, uniformisation européen- ne, technologies de l’information et de la communication 33
  • 34. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario E-TUTORÍA: USO DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y CO- MUNICACIÓN PARA LA TUTORÍA ACADÉMICA UNIVERSITARIA Sogues Montserrat Pera [1]; Mercè Gisbert Cervera [2] sogues.montserrat@urv.cat, merce.gisbert@urv.cat Universitat Rovira i Virgili Sofía Isus Barado [3] sisus@pip.udl.es Universitat de Lleida 1.- LA ORIENTACIÓN EN EL EEES En el marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) se manifiesta la nece- sidad de promover la convergencia entre los diferentes sistemas de educación superior para facilitar a los titulados la integración en un mercado laboral sin fronteras y ofrecer un marco más atractivo para los estudiantes del resto del mundo (Declaración de Bolo- nia,1999). Son varios los principales hitos que marcan este proceso (Declaración de Sorbona, 1998; Declaración de Bolonia, 1999; Consejo Europeo de Lisboa, 2000; Comunicado de Praga, 2001; Comunicado de Berlín, 2003; Bergen 2005 y Londres, 2007) El objetivo que se proponen es conseguir, antes del 2010, el desarrollo harmónico del EEES teniendo como eje, el aprendizaje y el respeto a la diversidad de culturas, lenguas y sistemas educativos y la autonomía universitaria. Con ello se plantea una nueva realidad universitaria en la que: 1. Se tiende a una creciente movilidad de los estudiantes y de las políticas de participación. El intercambio, la transparencia y la comunicación se convier- ten en elementos claves para la calidad en las universidades. 2. Aumenta la heterogeneidad de los alumnos. Tradicionalmente, la univer- sidad se dirigía a una audiencia muy específica. En la actualidad nos encontra- mos con perfiles de alumnado muy heterogéneo, con características personales, intereses, expectativas y necesidades diferentes. 34
  • 35. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario 3. Se propone un cambio en el paradigma educativo, donde el alumno se si- túa en el centro del proceso del aprendizaje y se manifiesta la necesidad de me- todologías orientadas al aprendizaje activo. 4. El perfil académico profesional es definido a través de competencias. Con ello se desprende que la universidad debe dar respuesta a los nuevos reque- rimientos profesionales (saber, saber hacer, saber estar y ser) 5. Se requiere sistemas de orientación, seguimiento y evaluación como ele- mentos fundamentales para garantizar la calidad. Con lo que la orientación se presenta como un tema transversal en la formación universitaria abierta a Eu- ropa y al mundo. Varias declaraciones e informes en el ámbito europeo han señalado la importancia de la orientación y el apoyo al estudiante en el contexto de la creciente internacionalización de la educación en Europa. El más importante de estos documentos es la resolución del Consejo y de los represen- tantes de los estados miembros, Fortalecimiento de las Políticas, Sistemas y Prácticas en Materia de Orientación Permanente en Europa (2004). En este informe se define la orientación en el contexto de aprendizaje permanente co- mo: “Una gama de actividades que capacita a los ciudadanos de cualquier edad y en cualquier momento de sus vidas a determinar sus capacidades e intereses, a adoptar decisiones educativas, de formación y de empleo, y a gestionar su aprendizaje y la tra- yectoria individual de sus vidas en cuanto al aprendizaje, el trabajo y otras cuestiones en las que se adquieren o se utilizan competencias. (...) Entre dichas actividades se in- cluyen la información y el asesoramiento, los consejos, la evaluación de competencia, la tutoría, la recomendación, la enseñanza de la toma de decisiones y las capacidades de gestión de carrera.” En el contexto de aprendizaje permanente y orientación, las TIC también desarrollan un papel muy importante. Como señala Gavari, E (2006: 190) la Comisión Europea, a tra- vés de la iniciativa política e-Europe, manifiesta por primera vez “la conciencia sobre el importante rol social y pedagógico actual de las TIC...La iniciativa E-europe, y en particular, a través del programa E-learning (2004-2006) pretende la integración efec- tiva de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en los sistemas de educación y formación en Europa”. En concordancia con los parámetros europeos, en este artículo proponemos una estrate- gia de orientación académica a través de las TIC: e-tutoría. Para ello, primeramente contextualizamos la tutoría académica en el ámbito universitario español e internacio- nal. Posteriormente, realizamos un análisis de los beneficios que aportan las TIC a la 35
  • 36. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario tutoría académica y los retos a los que se tiene que hacer frente. Y, finalizamos descri- biendo posibles estrategias para implantar la e-tutoría. 2.- LA ACCIÓN TUTORIAL UNIVERSITARIA EN EL CONTEXTO ESPAÑOL. Situándonos en la educación superior, podemos encontrar diversos modelos de tutoría que atañen a realidades diferentes. Si nos centramos en el contenido de la tutoría pode- mos ver que utilizamos el término “tutoría” para señalar realidades como: REALIDADES DE TUTORÍA • Realidad 1. Orientación que recibe un alumno para la resolución de dudas sobre contenidos teóricos y prácticos de una materia o asignatura. • Realidad 2. Orientación, dinamización, seguimiento y evaluación que recibe un alumno tanto en asignaturas presenciales o virtuales para con- seguir el máximo aprovechamiento de su rendimiento. • Realidad 3. Orientación en relación al desarrollo y aprovechamiento de las prácticas y/o proyecto final de titulación • Realidad 4. Orientación en relación a la selección, desarrollo y aprovechamiento de un programa de movilidad. • Realidad 5. Orientación en relación a problemas personales especí- ficos de carácter patológico • Realidad 5. Orientación y seguimiento de un alumno para apoyarle en aspectos de carácter transversal al largo de su trayectoria académica (orientación para la integración en la universidad, para la matrícula, toma de decisiones académicas, profesionales, personales, información específica re- lacionada con su titulación, etc.. ) Figura 1. Realidades de la tutoría según su contenido Además de presentar modelos de tutoría según su contenido, también podemos encon- trar modelos según la relación que la tutoría establece con los servicios de orientación, la figura responsable de desarrollar la tutoría, el momento/tiempo en que se desarrolla y los destinatarios (Rodríguez, 2005). En este artículo nos centraremos en la tutoría académica referente a la Realidad 5. Orientación y seguimiento de un alumno para apoyarle en aspectos de carácter trans- versal al largo de su trayectoria académica. Podemos encontrar un consenso generalizado en definir tutoría académica como un pro- ceso de ayuda dirigido a las personas en períodos de formación, en todos los ámbitos de su crecimiento humano, tanto individualmente como en grupo para promover no sólo la prevención de posibles dificultades, si no también el máximo desarrollo de cualquier ámbito de su crecimiento. 36
  • 37. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. http://www.usal.es/teoriaeducacion Monográfico 2007. Vol. Extraordinario Concretando esta definición en el contexto español, son varias las aportaciones que po- demos señalar. Un breve análisis de éstas son: AUTOR DEFINICIÓN ÉNFASIS Álbarez “Un recurso, una estrategia para que los - Recurso y es- Pérez, P.R.: estudiantes afronten de forma satisfactoria su trategia 2002: 25 proceso formativos y afronten, de manera - Ayuda a pro- adecuada, la toma de decisiones, los procesos cesos de transición de transición académica y la vida sociolabo- y toma de decisio- ral activa de manera autónoma y responsa- nes ble”. Echeverría, “Actividad del profesor tutor encaminada a - Profesor-tutor 1993 propiciar un proceso madurativo permanen- - Proceso ma- te, a través del cual el estudiante consigue durativo perma- obtener y procesar información correcta so- nente bre si mismo y de su entorno, dentro de plan- - Toma de de- teamientos intencionales de toma de decisio- cisiones razonadas nes razonada; integrar la constelación de - Global factores que configuran su trayectoria vital; afianzar su autoconcepto a través de expe- riencias vitales en general y laborales en par- ticular; desplegar las habilidades y actitudes precisas, para conseguir integrar el trabajo dentro de un proyecto de vida global.” González, “Acción docente de orientación con compo- - Acción do- 2001 nentes pedagógicos y psicológicos, realizada cente por profesores – tutores con la finalidad de - Formación in- participar en la formación integral del estu- tegral diante potenciando su desarrollo como per- - Mediación sona y como estudiante y su proyección social y profesional. De este modo, se considera el tutor como un elemento personal y funcional del proceso educativo con funciones de de- fensa, ayuda, preocupación, resolución de problemas de la clase, de mediación o repre- sentación, etc.” Ferrer, 1994 Señala que el concepto de tutoría es mas am- - Función do- plio que el proceso de E-A centrado en la cente docencia, pero no separable de este. Isus, 1995 Destaca que la acción tutorial tiene que deve- - Integral y nir como la concreción de un proceso orienta- propio dor integral y propio. Planas, Concreta que la función tutorial ha de identi- - Función do- 37