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Clásicos del urbanismo moderno
Uni­ver­si­dad Na­cio­nal de Quil­mes
Rec­tor
Mario E. Lozano
Vi­ce­rrec­tor
Alejandro Villar
Clásicos del
urbanismo moderno
Paola Di Biagi
(directora)
Traducción de Gustavo Zappa
Bernal, 2014
Nota a la edición en castellano 9
Introducción 11
Paola Di Biagi
I. Un estatuto antropológico del espacio urbano 19
Camillo Sitte, Der Städtebau nach seinen
künstlerischen Grundsätzen, 1889
Françoise Choay
II. Una lectura técnica 33
Ebenezer Howard, Garden Cities of Tomorrow, 1902
Luigi Mazza
III. Un manual de educación de la mirada 47
Patrick Geddes, Citties in Evolution, 1915
Giovanni Ferraro
IV. La lección del pasado para la ciudad del presente 59
Marcel Poëte, Introduction à l’urbanisme. L’evolution des villes, 1929
Donatella Calabi
V. Un manual fallido 71
Gustavo Giovannoni, Vecchie città ed edilizia nuova, 1931
Guido Zucconi
VI. La Khôrapolis y sus constructores 85
Le Corbusier, Manière de penser l’urbanisme, 1946
Pier Giorgio Gerosa
VII. Entre historia y pasión política 101
Hans Bernoulli, Die Stadt und ihr Boden, 1946
Ugo Ischia
Índice
Clásicos del urbanismo moderno / Paola Di Biagi ... [et al.];
dirigido por Paola Di Biagi. - 1a ed. - Bernal: Universidad
Nacional de Quilmes, 2014.
320 p.; 23x15 cm. - (Las ciudades y las ideas / Adrián Gorelik)
Traducido por Gustavo Zappa
ISBN 978-987-558-306-1
1. Urbanismo. I. Di Biagi, Paola II. Di Biagi, Paola, dir.
III. Zappa, Gustavo, trad.
CDD 711
Ilustración de tapa:
Dibujo del Townscape, de Gordon Cullen (1961)
Traducción: Gustavo Zappa
Este libro fue publicado originalmente
en Italia por Donzelli Editore bajo el título
I classici dell'urbanistica moderna
Copyright © 2002 Donzelli Editore
Copyright © 2014 Universidad Nacional de Quilmes
Universidad Nacional de Quilmes
Roque Sáenz Peña 352
(B1876BXD) Bernal, Provincia de Buenos Aires
República Argentina
editorial.unq.edu.ar
editorial@unq.edu.ar
ISBN 978-897-558-306-1
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Impreso en Argentina
Colección Las ciudades y las ideas
Serie Nuevas aproximaciones
Dirigida por Adrián Gorelik
9
VIII. Un programa de investigación 117
Giuseppe Samonà, L’urbanistica e l’avvenire della città negli
stati europei, 1959
Francesco Infussi
IX. La ciudad vista a través de los ojos de los “otros” 163
Kevin Lynch, The Image of the City, 1960
Vincenzo Andriello
X. Los múltiples paisajes de la percepción 181
Gordon Cullen, Townscape, 1961
Elena Marchigiani
XI. Historiografía y urbanismo como cuidado 213
y cultivo del hombre
Lewis Mumford, The City in History, 1961
Luca Pes
XII. La inevitabilidad de lo “político” 239
Leonardo Benevolo, Le origini dell’urbanistica moderna, 1963
Bernardo Secchi
XIII. Una crítica de los dogmas del movimiento
moderno 259
Giancarlo De Carlo, Questioni di architettura e urbanística, 1964
Patrizia Gabellini
XIV. Las hipótesis metodológicas del último 275
racionalismo funcional
Christopher Alexander, Notes on the Synthesis of Form, 1964
Pier Giorgio Gerosa
XV. Una voz enciclopédica entre ciencia y utopía 293
Giovanni Astengo, “Urbanistica”, 1966
Paola Di Biagi
Nota a la edición
en castellano
Como dice Paola Di Biagi en su introducción, este es un libro sobre libros,
sobre qué dicen y cómo se realizaron estos “clásicos del urbanismo moder-
no”, lo que también significa pensar en cómo se editaron, cómo circularon
y se tradujeron. Porque es además un libro realizado por autores que, des-
de específicas culturas urbanísticas nacionales (en casi la totalidad de los
casos, la italiana), leen libros escritos originariamente en diversas lenguas
y reflexionan, por ende, sobre el tema clave de la traducción a la suya. Por
todo esto, nos pareció que al editar en castellano un libro como este resul-
taba ineludible aportar toda la información posible respecto de las tra-
ducciones de esos clásicos a nuestro idioma (en una breve nota del editor
como acápite al comienzo de cada capítulo). La información seguramen-
te es muy incompleta, y eso se debe tanto a nuestras limitaciones como a
la enorme fragmentación del mundo editorial hispanoamericano, a la fal-
ta de información sobre editores y traductores en el espacio del pensa-
miento urbano y arquitectónico (aunque hay que agradecer todo lo que
internet ha ayudado para aligerar muchas de esas falencias). De todos
modos, a pesar de que la información no puede sino ser incompleta, creí-
mos que igual debíamos darla, ya que la historia de las traducciones (de
las editoriales y de los traductores) es una pieza fundamental (muy poco
abordada todavía) dentro de un campo que viene siendo más y más inves-
tigado en los últimos años: la circulación de las ideas urbanas en los paí-
ses hispanoamericanos. Editoriales como Infinito, de Buenos Aires, con su
colección Biblioteca de Planeamiento y Vivienda (dirigida por Jorge Enri-
que Hardoy, Carlos Méndez Mosquera y José A. Rey Pastor) o Gustavo
Gili, de Barcelona, especialmente su colección Ciencia Urbanística (diri-
gida por Manuel de Solá-Morales), en las décadas de 1960 y 1970 mos-
traron en sus catálogos un dinamismo enorme, y una capacidad de
iniciativa realmente envidiable, en la búsqueda de producir una actuali-
11
10
Nota a la edición en castellano
zación a marcha forzada del pensamiento urbano en castellano. La histo-
ria de las ideas urbanas en nuestros países estará incompleta hasta que no
contemple esos esfuerzos editoriales (los círculos intelectuales que los ali-
mentaban, sus selecciones de títulos y sus omisiones, sus contactos y pre-
ferencias, la realización de los volúmenes y su circulación), hasta que no
trate también sobre sus traductores, como Enrique Revol (intelectual cor-
dobés, crítico literario además de traductor, que se encontró en esos años
con el mundo de la arquitectura y el urbanismo) o el colectivo intelectual
del Laboratorio de Urbanismo de la Escuela Técnica Superior de Arqui-
tectura de Barcelona (creado en 1968 por Solá-Morales), responsable de
la traducción y el cuidado de los libros que forman la colección Ciencia
Urbanística, de Gili. En cierta forma, leído aquí y en castellano, este libro
también permite encarar lecturas oblicuas que se interroguen sobre los
paralelismos y las diferencias entre la cultura urbanística italiana (que
especialmente entre los años cincuenta y setenta tuvo una densidad y gozó
de una centralidad política como pocas veces se ha visto en otros países)
y la argentina. Acéptense entonces estas breves e incompletas notas agre-
gadas a esta edición apenas como aporte a esa historia en construcción.
Adrián Gorelik
Introducción
Paola Di Biagi
1. Por qué releer
Si observando la superficie del territorio contemporáneo como un
palimpsesto podemos describir los trazos de las modificaciones aportadas
por la sucesión de las generaciones,1 leyendo los libros que componen la
biblioteca de los urbanistas es posible reconstruir las capas de los distin-
tos saberes que en su encuentro han conformado la disciplina. Una biblio-
teca compuesta en un tiempo bastante más limitado que el milenario
estratificarse del territorio y en el ámbito de una disciplina relativamente
reciente, cuya historia se desanuda, en un modo no lineal, en lo sustancial
a lo largo de los últimos dos siglos.
Leer, o releer, los libros de los urbanistas, aquellos escritos por urbanis-
tas y que pertenecen a los urbanistas y a su biblioteca metafórica ayuda
a reconocer y renovar las tradiciones que han dado forma al urbanismo y,
aunque indirectamente, a la ciudad moderna y contemporánea. Este es el
sentido que el volumen aquí presentado quiere sugerir. Pero no solo esto.
“Romper con una tradición o con un estilo es tanto más significativo
y eficaz cuanto más se conocen tal estilo y tal tradición con precisión y
profundidad. En este sentido, la concepción de nuevos métodos y prác-
ticas urbanísticas, la elaboración de sus problemáticas, pasan a través
del conocimiento de los métodos, de las prácticas y de los problemas
instalados por las teorías que nos han precedido sobre sistematizacio-
nes urbanas.”2 La afirmación de Françoise Choay ayuda a esclarecer
mejor las motivaciones que han conducido a las relecturas propuestas.
1 A. Corboz, “Il territorio come palinsesto”, Casabella, Nº 516, 1985, pp. 22-27.
2 F. Choay, “Premessa”, en C. Sitte, L’arte di costruire le città. L’urbanistica secondo i suoi fon-
damenti artistici, Milán, Jaca Book, 1981 [1889], p. 11.
13
12
Introducción
Paola Di Biagi
Su ambición es la de contribuir a la redacción de balances de más largo
aliento sobre el urbanismo moderno y sobre la ciudad contemporánea, a
través de la revisión de las ideas de ciudad y sociedad elaboradas a lo
largo del recorrido de formaciones y codificaciones –pero también de cri-
sis– de la disciplina.
En vista de aquel proceso crítico que en períodos más recientes ha
implicado, a veces de un modo similar, urbanismo y ciudad, se pueden
revelar excesivamente útiles y pacientes balances que, aun observando crí-
ticamente las conclusiones visibles en el terreno, sean capaces de conside-
rar las intenciones que han movido ideas y proyectos. Balances que no
pretendan, por lo tanto, superponer motivaciones y resultados, hasta su
total confusión e identificación. Tener distintos resultados físicos e inves-
tigaciones disciplinares evita atribuir las responsabilidades del presunto
fracaso del proyecto de la ciudad moderna directamente a algunos textos3
o autores, removiendo una concatenación que tiene el riesgo de llevar a
una vaga deslegitimación de la ciudad de nuestro tiempo. Y es justamen-
te para contribuir a comprenderla mejor, y eventualmente provocar futu-
ras reflexiones, que se proponen aquí diferentes ejercicios de relectura de
algunos de los textos que han contribuido a formar la cultura y la tradi-
ción urbanísticas del siglo xx.
“La actualidad puede ser banal y mortificante –afirma Italo Calvino a
propósito de la lectura de los clásicos–, pero es con todo siempre un pun-
to en el cual situarnos para mirar hacia adelante o hacia atrás”, y para
leer “a los clásicos se debe sin embargo establecer ‘desde dónde’ se los lee,
de otro modo ya el libro ya el lector se pierden en una nebulosa sin
tiempo”.4 Releer hoy los libros del urbanismo moderno, verlos “desde
lejos”, a la luz del tiempo transcurrido desde su escritura y de la recep-
ción original por parte de la comunidad científica, puede revelarse útil no
solo para una nueva valoración de su lugar en la evolución de la discipli-
na del siglo xx, sino también para una comprensión más profunda de la
cultura y de la ciudad contemporáneas, evitando al mismo tiempo la“tira-
nía del momento”.5
3 Emblemáticas en este sentido son las críticas a la Carta de Atenas, texto siempre citado, único
manifiesto urbanístico del movimiento moderno y devenido casi el símbolo de un presunto fra-
caso de la ciudad moderna. La Carta en realidad ha sido un texto poco leído y raramente estu-
diado en profundidad, casi nunca puesto en el contexto temporal y de sentido al que pertenece.
Véase P. Di Biagi (ed.), La Carta d’Atene. Manifesto e frammento dell’urbanistica moderna,
Roma, Officina, 1998.
4 I. Calvino, Perché leggere i classici, Milán, Mondadori, 1991, p. 17 [en castellano: Por qué leer
los clásicos, trad. Aurora Bernárdez, Barcelona, Tusquets, 1992].
5 “Clásico no es algo que reenvíe al pasado, es algo que resiste al presente: que contrasta con el
2. Un recorrido por los libros de los urbanistas
Este libro no intenta ambiciosamente decir cuáles serían los clásicos del
urbanismo, sino solamente proponer un primer recorrido provisorio de
lectura entre los libros “de siempre”. Alguno, considerándolos por el con-
trario libros “del momento”, de su tiempo, y por este motivo ya no en
condiciones de hablar a nuestra contemporaneidad, podría criticar la
decisión de haberlos vuelto a proponer. De la misma manera, otro podría,
con razón, objetar la ausencia de otros textos fundamentales. Sin recurrir
a la empeñosa definición de “clásico”, corresponde afirmar que estas
relecturas simplemente han sido desarrolladas a partir de algunos de los
libros que un urbanista no puede no haberse encontrado en su camino o
no tener en su biblioteca.
La historia del libro ayuda a comprender mejor la selección propuesta.
Se recogen aquí los textos revisados en el curso de otras tantas conferen-
cias desarrolladas a lo largo de tres años académicos (desde 1996 a 1998)
en el marco de los cursos de Teoría del Urbanismo que entonces tenían
lugar en el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, realizadas
gracias a la contribución del Departamento de Urbanismo. Un proyecto,
entonces, nacido del trabajo didáctico y que ahora, convertido en libro,
continúa la búsqueda de sus destinatarios sobre todo entre los jóvenes
estudiantes.
La selección propuesta parte no solo de una elección a priori, sino tam-
bién del encuentro entre los autores de la relectura y aquel del texto releí-
do; a veces ha sido el campo de estudio y reflexión de los colegas aquello
que llevó a la determinación del “clásico” del cual se ocuparon. Distintos
estudiosos, urbanistas, críticos e historiadores del urbanismo y de la ciu-
dad, pertenecientes a diferentes generaciones, han propuesto su “clásico”
del momento, dando forma así, a posteriori, a la selección.
Ahora bien, el volumen ofrece las relecturas de 15 libros “indispensa-
bles”. Estos se presentan según el orden cronológico de publicación, la
simple y célebre secuencia lineal dada por el tiempo de la escritura.
Abren así la serie los textos de Camillo Sitte, Der Städtebau nach seinen
künstlerischen Grundsätzen de 1889 –con su atención puesta en la lectu-
ahora, con el modus, es decir con lo moderno, con la moda. Por esto nadie puede privarse de los
clásicos. Si no tienes a tus clásicos, si no los re/cuer/das, vale decir, si no los conservas en tu
corazón, eres un moderno que vive bajo la impresión del momento, desarmado, fagocitado por
el presente, sin la distancia crítica suministrada por los clásicos, que te permitiría no ser su escla-
vo. Leer a los clásicos [...] es contradecir la tiranía del momento. Los verdaderos clásicos no se
fugan: desafían. Siempre son peligrosos.” M. Cacciari, citado en M. Smargiassi,“I classici? Odiar-
li è facile”, La Reppublica, 10 de octubre de 2002, p. 44.
15
14
Introducción
Paola Di Biagi
ra morfológica de las ciudades antiguas y de sus espacios abiertos– y de
Ebenezer Howard, The Garden Cities of Tomorrow de 1902 –con la pues-
ta a punto del que será uno de los modelos urbanos de mayor éxito en el
nuevo siglo–. La secuencia sigue con la alternancia de algunos libros que
contribuyen a definir y afirmar el urbanismo de la modernidad (por ejem-
plo, el de Le Corbusier, Manière de penser l’urbanisme, o el de Hans Ber-
noulli, Die Stadt und ihr Boden), y de otros que ponen en discusión los
principios, proponiendo estilos alternativos respecto al International Style
(sobre todo aquellos de los autores norteamericanos –el Lewis Mumford
de The City in History o Kevin Lynch con The Image of the City– e ingle-
ses –como Gordon Cullen con Townscape).
Si observamos el índice del libro, no podemos dejar de notar una acu-
mulación de publicaciones o traducciones italianas en torno a los años
sesenta, en particular durante la primera mitad de esa década, tal vez mos-
trando una centralidad del urbanismo en la sociedad italiana de la época,
una atención puesta en la ciudad y en el proyecto de la ciudad que da
cuenta evidentemente de las expectativas de los urbanistas frente a una
temporada de reformas. Inaugura el período Giuseppe Samonà con su tex-
to L’urbanistica e l’avvenire della città, de 1959. Este es un año al que
gran parte de la historiografía ha atribuido un rol de giro en la cultura de
la disciplina, incluso gracias a este volumen que, apoyándose en otros
“eventos” –como la convención del inu (Instituto Nacional de Urbanismo)
de Lecce sobre el rostro de la ciudad y el concurso para el barrio cep en
las marismas de San Giuliano en Mestre–, habría orientado la atención del
urbanismo italiano hacia nuevos temas y escalas proyectuales. Este
subgrupo prosigue con la traducción y publicación también en Italia de
libros que han puesto en el centro de su interés, si bien desde diversos pun-
tos de vista, la forma de la ciudad y del paisaje urbano, o de libros que
han abierto el período de la crítica a los dogmas del movimiento moder-
no (por ejemplo las Questioni di architettura de Giancarlo Di Carlo). Tal
acumulación en torno a la década de 1960 es dada además por textos que
han cuestionado los “orígenes” del urbanismo moderno (el libro de Leo-
nardo Benevolo), o que han reconstruido su evolución. Incluso escritos
anteriores al período, como por ejemplo aquel de Marcel Pöete, Introduc-
tion à l’urbanisme. L’evolution des villes –publicado en 1929 y traducido
al italiano en 1958–, o el de Hans Bernoulli –editado en 1948 y traduci-
do cinco años después– encuentran un redescubrimiento y una nueva difu-
sión en Italia a través de los estudios morfológicos emprendidos en los años
sesenta por Carlo Aymonino y Aldo Rossi.
Cierra aquel “breve decenio” –y el libro– la voz enciclopédica “Urba-
nistica” de Astengo de 1966, con su tentativa de sistematizar un saber que
desde la posguerra parece haber completado ya un trecho suficiente, y con
su propósito de abrir nuevos recorridos. Poniendo el acento en la natura-
leza y la raíz utópica del urbanismo, Astengo interpreta a su modo un cli-
ma que poco después llevará al 68.
Una mirada sobre el siglo xx –sobre una parte importante de este
(1889-1966)– desde distintos puntos de vista me parece que puede ser
una de las posibilidades que ofrece esta publicación. De las relecturas
emerge una historia parcial de las ideas de urbanismo, de ciudad, de espa-
cio, además de una secuencia de temas que caracterizan diversos períodos
del siglo; afloran distintos modos de entender la modernidad o sus ade-
lantos; parcialmente se reconocen los entrecruzamientos entre culturas
distintas, por ejemplo, entre la europea y la norteamericana. Habrían podi-
do ser muchos otros los modos de construir un recorrido de lectura de este
libro sobre libros. Por ejemplo, las relecturas podían organizarse distin-
guiendo los volúmenes que han adelantado nuevas ideas de espacio y de
ciudad de aquellos que han reconstruido críticamente los inicios y la his-
toria de la disciplina. Esencialmente, siguiendo la clasificación propuesta
por Françoise Choay, distinguiendo los textos “instauradores”6 (como
aquellos de Sitte, Howard o Le Corbusier) de los textos “comentaristas”
o interpretativos como los de los autores de las relecturas (el ensayo críti-
co e historiográfico de Benevolo, la recopilación de ensayos de De Carlo o
la voz enciclopédica de Astengo). Se trata de una clasificación precisa, que
prescinde de libros en los cuales el autor recurre a una narración de los
hechos del urbanismo o de la historia urbana como marco para exponer
la propia idea de ciudad o de intervención sobre esta (por ejemplo, el
“manual” de Giovannoni o el de Geddes).
O incluso, podría delinearse otro orden a partir de las distintas propues-
tas de codificación del saber urbanístico contenidas en los textos. Entre
los libros releídos, podríamos observar, por ejemplo, la presencia de dife-
rentes formas de manual: “manuales de la mirada” que fundan nuevos
modos de observar y describir el espacio urbano (Lynch) y aquellos que
sistematizan métodos y prácticas de la proyección urbanística, pero tam-
bién manuales que amalgaman las dos aproximaciones a la ciudad (Sitte
o Geddes).
6 Textos fundadores son aquellos que “asumen como objetivo explícito el de construir un engra-
naje conceptual autónomo que permita concebir y realizar espacios nuevos y no existentes [...]
que se proponen sostener y respaldar como teorías los espacios construidos y a construir, como
fundamento o base”. F. Choay, La regola e il modello. Sulla teoria dell’architettura e
dell’urbanistica, Roma, Officina, 1986 [1980], p. 20.
17
16
Introducción
Paola Di Biagi
3. Relecturas
“Los clásicos son esos libros de los cuales se suele oír decir: ‘Estoy rele-
yendo...’ y nunca ‘Estoy leyendo...’.”7
Una vez más, las palabras de Italo Calvino sugieren que las relecturas
recogidas en este volumen en su mayor parte giran en torno a libros que
ya cada uno de nosotros ha llegado a “releer”. Esto “no vale para la juven-
tud, edad en la que el encuentro con el mundo, y con los clásicos como
parte del mundo, vale exactamente como primer encuentro”.8 Las relec-
turas propuestas no deben interpretarse de ningún modo como sustituti-
vas de primeras y directas lecturas, y en este sentido no intentan en
absoluto impedir el encuentro con el libro, ilusionando sobre todo al joven
lector con poderlo conocer sin haberlo leído. Finalmente, ningún libro que
habla de un libro dice más que el libro en cuestión.
Estas “reseñas pasadas de fecha” aspiran más bien a hacer que se bus-
que o se reencuentre el texto en las estanterías de la biblioteca o de la libre-
ría, en el caso afortunado de que el editor, de un modo previsor, haya
seguido dándole vida. Querrían no solo favorecer ese encuentro, sino tam-
bién enriquecerlo, contribuyendo a agregar nuevos signos en estos libros,
esos que depositarán las lecturas de nuestra contemporaneidad.“Los clá-
sicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lec-
turas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado
en la cultura o en las culturas que han atravesado.”9 Así ha pasado con el
texto de Sitte, Der Städtebau, ejemplo tal vez extremo de cómo en nues-
tro campo disciplinar distintas lecturas, relecturas, reinterpretaciones de
parte de las culturas coetáneas o de las que les sucedieron pueden trans-
formar un libro en una especie de texto apócrifo, al cual no se puede a esa
altura dejar de atender.10 En este proceso de apropiación y transforma-
ción no son extrañas tampoco las traducciones de las lenguas originales,
cuya injerencia a veces modifica el sentido de algunas partes del texto.
A lo largo del libro parecen evidentes distintos modos de interpretar
una “relectura”. Algunos autores se han aferrado a la superficie del texto
y, sin apartarse demasiado, han completado un verdadero análisis textual
o han hecho hablar lo más posible al autor; otros han contextualizado la
obra en su tiempo temático o la han releído entre su génesis y su posteri-
dad; otros incluso han leído el texto “de costado”, orientando sobre aquel
7 I. Calvino, op. cit., p. 11.
8 Ibid.
9 Ibid., pp. 13-14.
10 Véase G. Zucconi (ed.), Camillo Sitte e i suoi interpreti, Milán, Franco Angeli, 1992.
“una mirada oblicua”;11 para otros, finalmente, el libro se ha convertido
en una suerte de pretexto del cual tomar impulso, para después apartarse
siguiendo los hilos que han tenido origen allí e incluir sucesivamente a
otros lectores-intérpretes y autores. Nadie ha entendido la relectura como
juicio sobre el texto y nadie ha corrido el riesgo de “sobreinterpretarlo”,12
haciéndole decir aquello que no le pertenece.
Es una convicción compartida que estos libros aún no han terminado de
decir aquello que tienen para decir, que en esencia no han perdido la capa-
cidad de responder, pero sobre todo de suscitar, nuevas preguntas y dudas.
(En los diversos capítulos del libro, las páginas de las cuales se han extraí-
do las citas de los textos que se releen se refieren entre corchetes, a conti-
nuación de los fragmentos citados.)
11 “Un cierto arte de la lectura –y no solamente la lectura de un texto sino lo que se llama la lec-
tura de un cuadro, o la lectura de una ciudad– podría consistir en leer de costado, en dirigir al
texto una mirada oblicua”. G. Perec, Pensare/Classificare, Milán, Rizzoli, 1989 [1985], p. 102
[en castellano: Pensar / clasificar, trad. Carlos Gardini, Barcelona, Gedisa, 1986].
12 U. Eco, Interpretazione e sovrainterpretazione, Milán, Bompiani, 1995 [en castellano: Inter-
pretación y sobreinterpretación, Cambridge, Cambridge University Press, 2003].
STADTE-BAU
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I. Un estatuto
antropologico
del espacio urhano
Franvoi e Choay
Camillo Sitte, Der
Stiidtebau nach seinen
kiinstlerischen
Grundsiitzen, 1889
Ellihro de CamiUo Sittt> fue publicado t'O castt-Ua-
oo *"" 1926 por la Editorial Caoo a, cit> Barcc>lonu.
con el titulo Construccwn de cw.dades segUn.prin-
cipws artistwos. en una truducc
·i6n de Emilio
Cano. a qut> fue repuhlicada eo fonna facsimilar
en 1980 porIa editorial Gustavo Gill, de Barcelc>-
na, antect>dida por e1 texto qut- Gc.-nrge R. Collins
y Christian«" C. CoUins hablan reaJizado en 1965
para introducir su propia version de) li.hro de Sit-
te aJ inglP$ (Camillo Sitte and the Birth ofModem
City Phmning). (N. del E.]
1. Releer: w1a continua recreacion de sentido
La lingiilstica semantica ha confirmado la intuicion de lo poeta ~ eglln
la cual el sentido es una creaci6n y una recreacion permanente. I inglln
texto oral, escrito o ic6nico e ta asociado a no olo sentido autentico y cer-
tificado, un aspecto que ya Valery constataba a prop6sito de la propia
poesi'a antes de que Bajtin y Lotman, Benveniste y Jakobson, hasta Bar-
thes y Eco, forn1alizaran e tas observacione en las distintas disciplinas
de las ciencias humanas. Michel de Certeau ha en1pleado la iluminadora
metafora de "operacion hi tori "a· para de.. ignar el trahajo de lo hi toria-
dores sobre los acontecimiento y docun1entos de la hi~toria: en cada
oportuniclad Ia interpretacion e nece ariameute la proyeccion de las cer-
tezas y la dudas de una epoca.
En el campo del urbanismo, la distinta lectura de Conslrucci6n de
ciudades durante el iglo que no separa de su publicacion ilu tran. de
manera ejemplar.. c te prore ode apropiaci6n del texto y de r interpreta-
cion del ~entido.
Para tal prop6sito no se deben olvidar tres factore . En prun r lugar
cada texto, oral o e crito., cotnporta enunciado referenciale w1a objeti-
vidad con·espondiente a eso que Jakob on llruna la funci6n denotativa del
lenguaje. Asi.. ninguna lectura puede negar que Construcci6n de ciudades
se conceutra en la ciudad europea que e ta e con idera de de cl pwuo
de vi ta de u belleza en un anaJisis morfologico que, gracia a ejemplo
preciso , opone punto por ptulto las conformacione respectivas del pasa-
do, apreciado, y del presente, despreciado. En egundo Iugar Ia apropia-
19
-
FcaJl(;oi e Cllony
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muladas v de las tf'ndencias ideo16gicas del urbarusmo e su respectlvo
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periodo. ., d · d d 1 ·
En un primer momento, CorutroccLOTl e cuJ a es provoc~ e entus1as-
mo de todos aquellos que, como el autor, deploran Ia xn?notorua y l.a ausen-
cia de preocupaciones esteticas del nu..evo urb~uusmo. El libro. fue
reimpreso despues de solo dos meses y esta en el on~en ~e dos apro~~a­
ciones distintas~ pero que pertenecen igualmente al runb1to de la estetlca.
La primera, de Ia cual Sitte mismo es un ejemplo. tiende a la cr~aci6n.?e
tejidos urbanos nuevos, pero que por trazado, volwnen y artJcttlaCloD
de vacios y Uenos se inspiran en 1a morfologia de Ia ciudad antigua. Asi
son-concebidas nuevas periferias o enensiones de ciudad o '"colonias obre-
ras" como aquellas construidas por la familia Knapp en el Ruhr, o incluso
las primeras garden cities inglesas.
La otra tendencia, encarnada por Charles Bws,1 alcalde militante y res-
taurador de Ia Grande Place de Bruselas, propone Ia conservaci6n y restau-
raci6n de centros o conjuntos urbanos historicos.
En un segundo tiempo, Ia obra de Sitte encuentra una critica sin cuar-
tel. ~ara los urb~istas progresistas y el movimiento del Congreso lnter-
naclonal deArqwtecturaModema (ClAM) en ruptura radical con la ciudad
Yco~ ~a ~anizaci6n del pasado, Const'rucci6n de ciudades se convierte
~ smon1
mo de oscur.antismo. Le Corbusier, que por aiios habia hecho de
;.
80
vademecu.m, como lo demostr6 Paul Turner,2 considera el tc.x.to de
~~~~lo de un con~onalismo retr6grado y anticuario. Para
1111
• oomo para Sisfrled Giedion, Construcci6n de ciudades
r~llrl&D.m.bre incapaz de comprender su propio tietll'
Urbain LieJa~Mardaga, 1995.
Mt--enla,1987.
po y de re onucer Ia reYoJucion tecnin t y ~ocial que tienc Iugar dclnnt('
dr !, U 'i ojo~.
Pero a partir de fines de lo aiio-, ::,f'"rnta. con Ia desntitificacic) n d,~ J
movirniento del CLl) con el rnundo agobiado por Pl crecintiento dP una
urbanizarion descontrolada. para ('onsfl'llCCi Ofl de ciudades 01l1i<' JIZH IIlla
nueva carrera. En prilner lugar. gracias a G<•orge Collin:-; el huro conoce
finalmente una traduccion ficJ e integral y una critica filo16gicu:l Lucgo
para 1nuchos profesionalcs el lihro de iPne Pl abauderado del ..retorno a
la ciudad" y al mismo tjetnpo, sobre todo para lo:::, posn1oden1os con1o lo.
hermanos Krier. el garante de un nuPvo ecJccticisn1o arquitectonic.o y del
pastiche urbana.
Mi lectw·a, a u vez, no puede e tar eli ociada de do proce os que ·c
han afinnado en el cur ode lo ultimo trcin1a aiios: por una parte. Ia cri-
sis de identidad de las ciudade occidf'ntale ~ confrontadas con aquello
que he denominado el surgimiento de una "~civilizaci6n de lo urbaao· por
otra, el culto cada vez ma devoto~ fanatico y fetichi ta del que ha sido
objeto el patrimonio hi torico. Mi per pe tiva abierta pore ta coyuntura
ha sido guiada ~ so tenida, al mi mo ti rnpo") ya bea por una confronta-
cion cerrada con el texto de itte, ya sea por los aportes iluminadores de
otros dos textos, escritos uno veinte a:iios ante vel otro cuarenta aiio de -
•
pues de aquel de Sitte: Entretiens sur ['architecture de Eugene Viollet-le-
Duc y flecchie citta ed edilizia nuova de Gustavo Giovannoni.
2. Sitte y Viollet-le-Duc
Lo Entretiens sur l architecture4 on como se abe, la ver ion e crita d
t3Il cur o de historia de la arquitectura de tinado a los estudian1e de Ia
Ecole de BealL~ Arts de Parfs un ·ur o que iollet-le-Du no pudo seuuir
dictando debido ala violenta opo ici6n de su colegas. Releyendo e..te tex-
to, hace unos aiios n1e impactaron cu parti ular lo entretiens 2, 3.. 7 8.
~i Raymond Unwin ha leido Construcci6n dC' ciudade.'r rn lo mediucr<' tracluccion frouc<'~a,
rcducida y cortada. de C. Martin. La primera trnduccion <'n lcngu.a inglesa • dr 19i1; aquc:llu
a lu que me n~fiero~ de C. Collins y C. R. Collins, City Planning According to Artistic Principles.
LondrE's, Phnidun Press ( u.eva Y
ork, RctmJom llou r), 1965. rontiE'nr una l'ica seric dr aport(';;;
critic.os. Los mismos autores han elnhorado lucgo tuta ver ion todavia mas cuidnda.. acn•alba.ndo
los comeutarios y Ia uibliografu.t (Nueya York. Rizzoli, 1Q88).
.. E.Viollet-lc-Duc, Entretiem .surl'architerture. Pm·i~;. A.Morel. 1867-1872. Lo~ do~' olunen ·~
han ~ido reeditados en un unico tomo por rdidone Mardagn. Licja. 1Q77 [~n ··a...,tt.·llano:
Com·c>rsariones sobre arquitectura, 2 vols.• tract fnurid Pin, lurda. Colegio de Apar•'ja.U<•fl'
y Ar(tuitecros. 2008]. •
21
Frtm~.oi o Choay
. . . !mente declicado a Ia arquitecttu·a estas
9 10 y 13. En nn libro pnnclpa con)·unto de observaciones vde ron1en-
~ · · mbaruo nn ·
PaQ"Jna fonnuJan.Slll e !' ' y aquella. de la segunda Dlltad del siglo
e 1 1 · clades aunguas .J~ ,
tario o)rc a CJU d C t tcci6n de ciudades~ que s~ pow1.an con-
XIX tan sinlilares a los e ons.n
. el nusmo Strte.
iderar e ento por . tr temas ntes que nada. la oposicion dra-
~... 1. 't ·e a enunctar cua o ·
l''JC 1011 ar . d 0
·anea v ciudad antigua desde el punto de
, . ltre cmda contetnp I . .· b d
~auca ei
11
a As! or ejetnplo, despues de ha er evo~a o la idea
t'tsta de la be ez · , P 'd d [debian satisfacer las ctudades grie-
de arte [...] prin1era neces1 a ~18
" · , • •
11 1 D lstata cuan poco en nucstros dias cons1deracto-
gas]"' Vio et- e- uc co1
d
' 1 a 1
·nfluven en las decisiones denuestros constructores
nes eesta natura ez 1 .
d [ ] emide tristen1ente el iruuenso ab1smo qu no epara de
mo emos ... · · d d f
esos siglos amantes de las artes [...]. ruestras c1u a e se trans o,-rm"""'au en
, .
desiertos .:> • •
En segundo Iugar. el privilegio acordado al espac1o de las c1udades de
la Antigiiedad grecorromana y, para aquell~ que contem~la. Ia Europa
medieval Ia superioridad reconocida a los te)ldos urbanos Italiano . Para
Viollet-le-Duc.las ciudades griegas, aunque "devastadas, con ervan toda-
via hoy un perfume de arte en medio de sus nrinas, dado que entre los
griegos el arte no era una simple decoraci6n, un elemento superfluo; este
dominaba el edificio desde los cimientos y presidia Ia planificacion de la
ciudad".6 El autor constata que tanto en Grecia como en Roma, "Ia Anti-
giiedad jamas ha abandonado [el] principio [del arte escenogr8Jico de los
monumentos], el Medioevo ha intentado incluso retomarlo, pero con lllla
inferioridad evidente, sobre todo en Francia, mientras que en ltalia se
reconoce atin Ia influencia de estas tradiciones paganas".7
En tercer Iugar, Viollet propone el mismo analisis de las realas esteticas
cons~tesen Ia historia de lasciudades preindustriales: solid~dad y arti-
culaCion de las partes, clausura visual de las plazas, disposici6n de los
monumentos, arte escenogr8fico.
5Jbid.• segundo entretien PP 65 66 Vt I
solamente en nuestro~ · ~ .· ease 8 introduccion de Sitte o su texto, para quien "'es
han devenido cueetioo mate tico cuaodoIa OOnstrucci6n yel crecimiento de las ciudades
6 lbid. --~ ':' puramemetec.ucaa~ [3].
•, se&v.a&UO tntre~Wa, pp 66-6? En
Atcmae, afirma que ~ se tl~ lo de su introducci6n, Sitte, considerando Ia Acropolis de
perfecta".
8 10
1IDa parte de Ia ciudad, sino de una pura obra de arte
7Ibid. •
Media'yel ~·2S4.vea.eSitte:"'mavezmas los principios aplicados en Ia Edad
eeIaeonrta"ci6aeepnla.cualhlia 00011118 e&eacia menor que en Ia Antigiiedad"' [22];suya
[...~laeplazu delwifJ.._ COD&erv~"leantigua disposici6n de ta;ciudades
al tipo del bo~Ddaao• [12]. • hanm•otemdo,tamhienelias, fieles en mas aspectos
C. Sift('. Df•r Stmltelmu
Lo a~tt iguos sabian con~truir LH·IIo~ nwm•nwnto:-,. pcro no por <
..:--to
de '('tudahan aqu('llo que lo!-1 drrundaJm: c·lln~ .,a]Jian ronducir a Ia
n~uchedumhrt-b a traves dr espacio~ de filt ro hubilmentc proye<·'ado..,
.o otro hento5 olvidado que cada obra de ru1.r requiere una pue!'!ln
en escena [...]. Con truin1o monumrnto . prro lo5 di~twueino~ maL
no sabcmos ponerlos en un marco ndrcuaclo. En Italia indu o los pco-
re edificios del Medioevo. r de Ia Edad loderna. estan siempre dih-
puesto de tal modo que producen un rfc'cto: Jo piotoresco siempre
juega ttn papel irnpOitante. Tlcmos susrituido todo c to ron Ia . ime-
trfa, que nos ahurre v nos cansa.R
•
La denuncia de las carencias modenta e hecha exactamente en los mis-
mos terminos que se vuelven a encontrar en Construcci6n de ciudades:
"Hemos ustituido [el arte de la clisposici6n] con la simetria [...]. E Ja
Ultima causa de impotencia [...]. Hoy ai lamos nuestros monumentos, lo
rodeamos de desiertos que, con su vacio~ lo vuelven mas pequeiios lo
eparan del todo".9
El "sistema modemo de bloques habitacionales, to mortalmente sime-
tricos, obsesi6n de Sitte, corresponde a las ~'grandes cajas regulares" de
las cuales Viollet deplora que "solo en el papel, examinando las plantas,
nos pueda divertir pensar que el ala derecha sea exactamente del mismo
largo que el ala izquierda".11 Se reconoce aqui el leit-rnotiv sitteano del
tablero de dise:iio, cuyos efectos se desvalorizan por la regularidad, la
"simetria y la monotonia.., [51 58-59, 74-75).12
Finalmente Viollet da cuenta de la carencias esteticas de la ciudad
contemporanea del mismo modo que itte: con el nacimiento de w1a nue-
va civilizaci6n tecnicista que se diriae ala rna a lase cala de proyec-
ci6n han cambiado [4, 16, 113]; la ida publica se ha retirado
progresivamente de Ia calles y Ja plaza y embi te ahora el interior de
las construcciones.
8 ~bid., pp. 254-255; vcanse tnmbieu pp. 256-257.
9 /bid.
IO Tamhieu Camillo itte habla de bloques habitucionulcs.
11 E. Viollet-Je-Dnc, eptimo entretien,op. cit.,pp.254-257; ,·can e1ambien pp. 256-257.'iollt't
pret'i o qur ''cl monumento rrazado en el papel no tiene en cucota generalmcnte ni ellugnr~ ni
Ia orientaci6n, ni Jo efectos de somhra y luz, ni aqucllo que lo rodeo, ni los desniveles". En lo
que r~ pecta a Ia simetria, Ia trata utaizando argwnrntos todavia mas en&gico .
12 La critica a Ia imetr1a de Viollet-le-Duc es aun mas violeuta; vease, por ejemplo, el dc:Cimo
1tretiefl, ibid., pp. 451, -475.
23
Franoise Choay
. . rnoderna es la grandeza [...].
d La arq,utecttna . . .
E
l aracter general e . . la nnestra,cuhnr SUp rf1c1es tan
c ., ha cncndo,conlO , 1 d
'-l'ngunacivilizacJOn ' o d t'cndeentia v z 1nas a a en1o ra-
1"1 . • ' UlO en1a t
'
•artas [...). La civilizac•on . 11
n1hlico esta dcstinado a desapa-
, hecbo pma e
cia.Todo lo que no esta onde la conntnidad e re{tn 1ara lo asuntos
recer.por eso loslugare d . en ~on uficientemente astos.13
'd d s placcres nun ,
propios, necest a e Y
. 'd ncias entre dos autores por otra parte tan
, l'car estas coulcl e .. l .d
l Como exp 1 , d d 1denominador comun me 1a sugen o una
diferentes? La busque ~; ed SI'tt·e E te denoxninador comun se encuen-
1
1 ·1terpretac1on e · . ,
c ave para au ibil'd d hist6rica de Viollet y su concepc1on de la
tudiando la sens t a . f' ·
tra es . "'La superfjcie cub1erta no es nunca su lClen-
historia de la arquitectura. · · li E
d 1
a1·das no son nw1ca sufic1entemente amp as. sto
temente gran e, ass 1 , , anif . d
1 t Vo qu
e
1
·amas se hab1a In esta o antes~ y que no
es un e emen o nue ' . , 1 1
' £ . .
hub
. did existir antes de la construccion de as 1nea erroVIanas
1era po o . . d d I 1 · , 14
d I d arrollo extraordinario de Ia acttVIda e a re ac1ones.
antes e es . . .
En realidad., los Entretiens estan enteramente condtcionados . onenta-
dos porla conciencia de una transformaci6n de la sociedad occidental y del
rol de 1a tecnica y, al mismo tiempo, de Ia busqueda correlacionada y obs-
tinada de una arquitectura que sepa ser "de su tiempo",15
es decir, tma
arquitectura que sepa hacerse cargo del eclecticismo de la epoca.
En esta busqueda se asigna a Ia historia de la arquitectura un papel
didactico o propedeutico, nada asimilable a un saber especulativo, pero
que tiene por el contrario una verdadera vocacion operati.va. " o £ormo
parte de aquellos -sostieneViollet-le-Duc- que desesperan del presente Y
miran con nostalgia el pasado. Pero es necesario analizarlo con cuidado
[..·] ~? ap?carse. ~ ,revivirlo sino a conocerlo y servirse de el. o puedo
admitir Ia IDlpoSicton de Iapura reproducci6n de las fom1as."16
Viollet.demuestra quea cada civilizaci6n en Ia historia le corresponde
~a fultec~a.que COD8tituye un sistema, una totalidad org8nica espe-
c 1
~d· d .surd8JWJento YIa genesis de una arquitectura recn1erida por la
soCie a m ustrial ser&nfro-.-:l!tad 1
- . .. d
organi ·dad,d . _ ""U1 os porIa comprensi6n de esta noe1on e
cipios Cll e818
~~,almiam.otiempo, de descubrimiento de los pr~-
dad d
y
1
88
~' r8C10ualrttatte analizables que subyacen en la diverst-
e os SJStemaa '
gOtico, etc.) ym.ttarou que se sucedieron (griego, romano,
"Ibid.,dWiD&
1tIbid.,p. 110.
"N& ,.llt.
16J6iiL
t
tras otro.
Considcrados dcsdc C:>te punto dt> ·ista, l o~ r-..tudioh nnlu.cologi('OS
deben sernos d0 gran ayuda. porquc hatf>ll drsfilar df'1 ant ~ de n uc:-,-
tro ojo · distintas fonnas. eada uua corrf'. pondirn 1c· a una ci·ilizaciou
difrrente y a su cli·ver os ingfrun1en to~: c·s1os r.;tudio~ haccn Il1i.l"'
flcxjbfe nue ·tro anali is y deben inlpulsarno no a n·plicar las fonna~
que ven10s, sino lo principia qu(' la han producido.n
Resutniendo, este recorrido hist6rico no aspira a '""dar Inodelo ·· ~ino a
"·explicar un metodo". l8
i se mira atentamente. la posicion d itte e la rni 1na v la iutencio-
nalidad que in pira su libro e identi a. Para el truubien 1·cambio d la
sociedad e un dato irrecusable [114-115] e irre er ·ible~ como lo den1uc -
tra la repetici6n de la frase ''-lque podemos hacer ?.., a1 principia del capi-
tulo x, cuando describe Ia muerte de los espacios publicos -un aspccto
puesto en evidencia tambien por Viollet- y el cambio dee rala de Ia for-
maciones urbanas.19 o han sido las realizaciones tecuicas la que det r-
Ininan este proce o; elias son "conquista grandiosa i, -verdaderos
milagros" [117] , particularmente en lo que respecta a lo tran porte y la
construcci6n. Tambien Sirte se encuentra en la busqu da desesperada de
una forma urbana conte1nporanea: ·el urbani ta, corno e] a.rquitecto, debe
elaborar una escalade intervenci6n propia de la ciudad moderna de varios
millones de habitante ' [113]. La en eiianza que, puntualmente, itte
busca en la historia de la ciudad" en su e cuela.,, ' n ns antiruo maes-
tros", es primero que nada y esencialmente una ensenanza ;nictica. El
pide ala historia de la ciudad la mi Ina '~lecci6n" que Viollet pedia a Ia
historia de la arquitectura. La originalidad de Sitte con iste en no haber
hecho mas de los edificio individuate ~Wla obra de arte"., sinO de }a ciu-
dad en su totalidad [120] yen hab r sido el prixn ro n poner e te obje-
to en una perspectiva hist6rica. in etnbargo lcjo dP reivindicar tal
originalidad., Sitte deja que se revele tan olo por n gaci6n a tTave de
observaciones de caracter incidental cuya in1portancia no ha sido com-
prendida por la critics: ·Directruuent nue tra hi.toria del artc, qu trata
Jos detalles lllElS insignificante ., nunca ha dedicado a rna tmnima aten-
cion ala constiucci6n de la · ciudad . i e ta car ncia no fu e en i 1ni -
llla incomprensib}e" bastar}a no ob tante para e.. plicar COffiO e ha
perdido en urbanismo el sentido de la tradici6n artfsticaYJ [90].
,.. Ibid. , decimo entretien. p.-+i8.
18
Ibid.~ noveno entretien. p. 413.
19 ""Son antes que nada Ins rlimensiones gigantesrns nsurnidas por ruwstras grandrs <·iudades L
as
que hacen desaparecer por toda partes el man·o de las antigua.-, forma arti-;ticas... (11-4].
25
Fran(obe Choar
ha compreudido que, bu cando en )a hi ,_
d 1 . omodo nose I . . .
Pero. e nusm
1
,. clades las misn1as reg as y prtnc1p1os constan-
f 1~ · de as ctu · .
toria mor o ogtca b 1 historia de 1a arquitectura, ttte hac]a del
tes que Yiollet bus;a a ~n~
8
.
1
no de obsoleto. Y por este motivo con ide-
. . "hi t,rico tnl su10I11 "
adJetlvo 5 0
d' ta es tan {also como hacer de el el padre de
Sitt ('omo un pasa IS . .
rar 8 e ., ~ n· a 0
el defensor del pasttche: Ia ctudad del pa a-
1 onservacton Inusets c d' ., d frir
a c . n el presente sino a con ICton e su una trans-
do no puede 1ntegrarsee
formaci6n. · d a1 il ·
P · 1t to de Viollet puede serVlr e guna mauera para unu-
ero st e ex ~ . 1 ·
1d S.tt tambien es porque este tiltnno es n1enos c aro s1no aJnbi-
nar e e 1 e. ~ 1 •
E · rto que muchas fonnulas de Sitte son nostw.gtcas. e puede
guo. s c1e
1
fr
1
,
tender la contrariedad del ciAM, por eje1np o ente a a evocacion de
en , . " d ,
Ia herencia urbana del siglo xv nordico como tesoro e una epoca ya
concluida que conocia todavia Ia alegria de vivir" [115]. Pero la ideolo-
gia del progreso y Ia actitud monista del ClAM impedlan ver como Sitte
concihi6 Ia urbanizacion y el ambiente en el cual vivimos segUn Ia com-
plementariedad de dos dimensiones iguahnente capitales, una practica y
otra estetica. Asi se ha perdido de vista que Ia relaci6n con la historici-
dad volvia a Sitte sensible a una perdida.. considerada como perdida de
,
una parte integrante de nuestra condici6n humana. El no se cansa de
repetir a prop6sito del desarrollo de Ia tecnica: "no se resuelve asi mas
que un aspecto del problema [...]. El otro, el aspecto artistico, tiene una
importancia al menos igual" [3].
Co~ ~hservaciones annmas pertinentes, los progresistas podian juzgar
anacromco el apego de Sitte a Ia estetica clasica su aparente ignorancia
del arte contemponineo, el hecho de que no pu;iera nunca en discusi6n
los valores del eoclas' · La ~
• • D ICJSmo. lectura rapida del posmodern.ismo esta
a~onzada.a mterpretar esta actitud como la reutilizaci6n de una imagen
d
y e ~ ~~:Dto m8s cuando, en el capitulo XI, recomienda el empleo
emottvos cos0 barrocos d . , · [89]
En realidad Si 'arcos etriunfo, columnatas, porticos ·
al , ' para tte son meros instrnmentos formales que no tienen
v or en s1, son solo medi · u1
espacioa vaclos. os, enue tantos posihles, para cerrar y artie ar
Pero una vez matSitte I ,
niamo contempoJ del80 0 es un•voco en Ia condena estetica del urba-
raneo cual .......J! " . r
tan en su oontrario, flt4
] Jl&.p..~ce que todas las nor1nas se con~e-
Propone CODiprurnisos·
1
• otro modo, a diferencia de Viollet, S1~e
mismo yPeaimia A' es e tema del capitulo XI, un equilibrio entre op~-
b:I!.J_Ji mo. vece& 1D~a , } QSI-
WWIQ de naa estetica de la~7~ no creer mas, ni siquiera, en a P
Cindad, Ytambien en esto coincide con la
~ fll .
:ve esta posibilidad en un futuro
a prop6sito de Viena, parece que
una solu 'ion esta a1 aJcancc de Ia rnano. prro rn una ,·cr~i6n reducida.
n1inirr1alis1a.1anto en la fX1f'n. ion con1o en la rxprrsi6n.
En rcalidad, esta vaciladone on !a ron ecu~ncia logica dr uu cu·gn-
mento que itte no llcga a fom1nlar y que e pn~ ani de rnanera adc·<'ua<Ia
e1m jor lector df' Constntcci6n de ciudades: Gustavo Gio,·annoni.:.w
3. Sitte y Giovannoni
Giovannoni ha reconocido plenamen1e Ja importancia y el genio de Sitte:
"Una vez mas, despues de tanta literatura aparecida en ese ambito, con
su pequeiio volumen Sitte sigue siendo el mas genial proput or de idea .
el rna sahio fundador de leye e teticas; .21 Giovannoni nunca ha oculta-
do su deuda con el maestro vienes: "Es un gran merito de Sitte el haher
puesto en evidencia las caracteristicas [de la edificaci6n medieval] en las
paginas adrnirables de un libro que todavia igue siendo uno de lo pila-
res de los estudios urbanistico · .22 Ciertrunente, Giovannoni debe a Sitte
el analisis del tejido urbano antiguo, del cual derivan las nociones de
arquitectura mayor y menor la dialectica del tejido menor y del monu-
mento, ha ta e1concepto de ambiente: todo e to estaba implicito en itte..
pero no indicado por terminos especifico .
Mas importante me parece sin embargo la oposici6n entre pasado y pre-
sente,oposici6n que estructura Construcci6n de ciudades y que,transfonna-
day superada,genera Ia din3.mica propia de Vecchie citta ed edilizia nuova.
En realidad,los progresos de la tecnica de fines del siglo XIX permiten a Gio-
vannoni percib.ir alli tendencias y potencialidades que a Sitte se le escapa-
ban. Giovannoni puede asi marcar con mas fuerza y mas agudeza el
contraste entre edificaci6n vieja y edificaci6n nueva, entre dos tipos de espa-
cios y modos de vida. Pero radicalizando e ta oposici6n y focalizandose en
su dimension morlol6gica, sin dejarse obnubilar por la cronologfa puede
postularla complementariedad de dos escalas deintervenci6n-la escala local
y Ja escala tenitorial- como caracteristica especffica de la nueva sociedad.
Giovannoni se n:iega a considerarlas dos escalas como reciprocamente exclu-
sivas; ademas, confiere a ambas nna doble vocaci6n, practica y estetica.
20 G. Giovannoni, T
'ecchiPcitta ed edilizia nti.Ot'a (Turin~ Utet, 193 1), practicamente inhallable,
fue reeditado en facsfmil acompafiado de notas criticas y bibliograffa aJ cuidado de Francesco
Ventura~ por Citta Studi Edizioni de Milru1,en 1995. Una traciuccion £ranc~sa fue publicada por
Seuil en 1998.
21 Ibid., p. 118.
2'J Ibid., p. 24.Veo.nse trunbien pp. 9, 26, 116, 119, 12-t, 167, 178.
27
Frnn~oisc Choay
1 ciudad de m
as roillones de habitantcs no
Desde el romnento en quS.ett a se~m Ia forma unitaria y organica de la
'b ,s como en I e e . 1 ."' d
e couc1 c roa , . 1contraTio co1no arncu ac1on e dos e ca-
d
.. ~smopore , .
ciudad tra 1
clon ' . ' te dedicadas a dos tipo de relac1ones y corn_
.aJ especuvrunen h
la espe<'I es r .0
"'
11
urbana deja de c ocarse con varias
. t la proyccc1 . . . ..
portam•en °, d'ccl
·ones 0 medidas Inefictente . El tejldo antim10
· ibilidades. contra 1 . . o ~ ,
unpos. d
1
-~l local ,Tde aquello que G1ovannon1 hablando de
Paradirnla e a es(;ala ; " . quil ~, 23 . d 1 d'
. dofin f 1
. rn nte como "'una esteoca tran a p1er e a tmen-
Sitte e e e IZ e . . 1 dir ., . . d 1 .
., b
1
d 1 'z :Storia para adqumr a nens1on VlVlente e a hLS-
IOn o so eta e a "1
• '1 ·
· 'd d L reglas y principios de Sttte encuentran, como e rru mo
toner a . as · ·" G ' 1 · ·' b
hab
, arte intuido tma doble vocacion. wan a mtervenc1on so re
1a en p , 'nfr . , .
tr hist6ricos ya insertos en redes de r aestructuias tecrucas a esca-
cen os . d diri' . l ., d
la territorial y., a1 mismo tiempo, pue en grr a concepcion e nuevas
aglomeraciones. Estas Ultimas dejan e~tonces ~~ ser ap~ndices, periferias
0
remedios: devienen creaciones espactales ongu1ales nnpulsada por el
desarrollo de Ia tecmca.
A grandes rasgos, la transposicion y IaAufhebung que Giovannoni ha
hecho sufrir a Construccwn de ciudades todavia tienen validez. En este
marco,Ia descripci6n del espacio de proximidad y la agudeza de lo ana-
lisis de Sitte conservan su valor. Particulannente actual parece la apo-
logia de Ia solidaridad entre elementos construidos en la continuidad: cl
lector de hoy reconocera allf la metafora de una sociedad de la urbani-
dad y la critica de nuestra sociedad tecnicista avanzada en la cualla
arquitectura se convierte en producci6n de objetos aut6nomos y meta-
fo~a, ala vez,.~el in~vidualismo y de la peruusividad dominante. Con-
frontese tamb1en launportancia acordada a una estetica de la recepci6n,
en Iugar d Ia ' · d 1 · ·
. . . e . estetica e a creatiVIdad, hoy en primer plano conforme
al 1~diVldualismocontempor8.neo. Observese finalmente que si Giovan-
nont ha 'd d '
..
1
. re~noct 0 e manera magistral Ia duplicidad de nuestra nue-
va ClVl tzaeton, a pesar d "d d b'
cal
. eeste es oblamiento" no ha logrado conce 1r
una es a de mtervenci, . 1 , .
cion local doh on ~ona homologa a la escala de mterven-
estetica d' ~ su le vocaclon practica y estetica. La cuesti6n de la
infraestruecturasgr:: ~cala, hoy convertida en Ia escala de las grandes
~entcas -una , · ab' h
cado sin encontt
1
. estetica contra Ia cual ya Sitte h 1a c .o-
vannoni. El se ha~.: ~ea-, no ha sido resuelta tampoco por Gw
condiciones eapecifica~ 0
a afirmar su posibilidad~ sin deterroinar sus
• Ibid.,p 124.
C. Sillf'. Dl'r Stiidtebau
4. Con.~trucciofl de ciudades y Ia "conciencia de sf '
Pero alin no hemos llegado al fin de nue::;1ra exploracion. Giovannoni no
ha a~otado las lecturas posible de Sine. En realidad. pareciera qne lo.
suceSlVOS 1ec1ores de Sitte se han apropiado mas de la. afirnlacione. de
Construcci6n de ciudades que de sus dudru, e interrogacione .
As! ha pasado,casi inadvertido cl hecho de que SitH' haya sido el pri-
mero, una vez mas acompaiiado en ordina por Vio1let-1
e-Duc.2-l en haber
planteado la cuestion de la conciencia de sfde los arquitecto y de lo urba-
. .; .
ntstas: una c ~esoon que nuestra epoca igue ignorando y a pe ar de e to
me parece mas que nunca fundamental.
Intentare definir lo que se entiende por ~conciencia de sf' refiriendo-
me al capitulo u de Construcci6n de ciudades. titulado ·· ,omo liberar el
centro de las plazas,.., decisivo para Ia enunciaci6n de las problematicas
sitteaoas, ~ .l~s que resp_onde !uego el capitulo XI. AI principia clel capi-
tulo u, refrrtendose a Mtguel Angel y a Ia disposicion de su David en Ia
Piazza della Signoria, Sitte comenta: " o encontramos aqui enfrenta-
dos a un enigma: el enigma del sentido arti rico no consciente y natural
que sabia dar nacimiento a maravillas" (22]. Con Daniel Wieczorek tra-
duzco aqui unbewusst como "'no consciente" para eitar las connotacio-
nes psicoanaliticas del termino "'incon ciente· . Esto que itte quiere
denotar es un proceso consciente pero no reflexivo, en el ingles de
Christopher Alexander, unselfconscious. Esto no quiere decir que lo
nifios que juegan en inviemo en la plaza del pueblo, o lo hombre libre
de la Antigiiedad, o los burgue es del Medioevo y del Renacintiento no
hayan tenido Ia voluntad detenninada de construir sus n1uiieco de nie-
ve, o sus monumento en un punto preciso: Sitte insiste, por I contra-
rio, en el hecho de que estas clispo icioue. no on para nada ca uales.
Son decisiones deliberada , pero no racionaJizada , ni explicitamente
justificadas. Proceden de un "senti1
niento natural , de no '~instinto artfs-
tico innato'' de un Kunsttrieb que no parece den1a iado lejano del
Kunsttvollen df' RicgL25
:!.. Trunbicn VioUcr-le-Due, [undador del radonalismo arqu1tcct6nico, cuyo ('(ruiva.lcnte I trbanis-
tico e. t>l raciouaJismo itLt>auo, scotia nostalgin por uu acrrcamieuto intuitivo y no refl('xh·o.
como demuesrra el bellisimo pasajr ·obre cl olv1do qur cierra E'l ~egundo Nllretien . Pero igual-
meutc se cncucutrnn en cl imerior de los Entreticn.'i, a pnrtir del primero. nnmerosa~ rcfercndo..:,
aJ "im;tinro del artt-" y a lu "uf'Ce idad"' de arte. El pasaje sobre cl nifio escultor recuf'rda aqud
de Siue ~ohrc )o:-, nirios qur juegan.
25 Vcase enpnrtkular A.Rit·gl.Le C
llltc> modemedes momtmerll.4i. trad.fr. dr D. ~·ieczorrk. Paris,
Seuil, 1988 [en rastellano: El ('lf[lo modemo a los molluflwntos, trod. Ana Perrz Lt'>pr7. 1adrid.
Visor-Ln balsa cie lu medu:.u. 1CJ87).
29
Fran~oi t> Choay
h P
erdido este instinto e ignornmos Ja
, 'tt ya eroos , d 1 "
Pero. continua .• e., [?3] Para obtener a traves e a composicion,
ente ~ · " d 1 · b l
'"creaci6n no con Cl ,, anizaciones e espacio ur ano, so o nos
1 tiauas org . . all
aJao analogo de as an o d . con e1 anilisis rac1on os proce o y Ja
o I ., . repro uclf . b
queda una so uc1~0·
0
de endian de un Kunsttr;e que n?s ha abando-
reglas qne en un oen:pd dp una teoria racional (23], o mcluso '(su ti-
'li "el ann oto e . , . d I
nado: un zar , . dida por la conciencta teon ca c as causas
· I tradicion arnsuca per · " [134] El ·
ttnr a b II de las creaciones antlguas . ractonalis-
que fun~aban 1
~ ~e lezquaivalente exacto de aquel de Viollet. Y como para
mo de S1tte aqw. e:; e e alli
arnh
., s·ne va no se puede encontrar tma certeza para el
este t ,en para I . al . . 1 . d
· 1 n.!'isis racional es IDlSmo t:J.empo e stgno e una
futuro, porque e a w . ,
.
1
, ·08
arma que nos queda contra esa ausenc1a en una prac-
ausenCia y 8 um . .
· . una interrogaci6n intima de nuestro patrrmon1o urbano.
nca ~ en . hi , . I
Sitte confiere, por lo tanto, la justa importanc1a stonca a a concien-
ciade sl,es decir, ala dimension reflexiva que acompaiia la creaci6n arqui-
tectonics a partir del Renacimiento y la construcci6n de las ciudades con
el n8cinriento del urbanismo. Cuando lamenta Ia desaparici6n paralela del
Kun.sttrieb, pone en evidencia un proceso que los desarrollos y el progreso
de18 tecnica aceleran ygeneralizan cada dia mas: la desaparici6n de nues-
tro emhestir corp6reo en el espacio concreto. Con su arte del enunciado
~ual e in~cto, Sitte pone en evidencia, desde el origen, esta desapari-
caon progre:nva del cuerpo en movimiento y Ia correspondiente separacion
en:eespa~o ~oe&!-_Y escalade! ~erpo humano: divorcio hoy con agrado
po Ia multtplicaaon de las proteslS que -desde los transportes super velo-
ces 8 las telecomuni,.oMones I · ' d ' · di ·
• ,~a , a as unagenes e smtests- me atizan ya
nuestra ~lacJOn oon el espacio natural y el espacio construido.
Pero Sttte nose detiene 8 , r..l 1 d' . . . , .
CO I
"" 'd , qw. ~ nunca ta Isoctado el mstu1to arnsti-
,e senti oarbstico innato" d las I .
considera como las dos ' e r~ ac1ones sociales, dos factores que
Sitte "inconsciente caras de una nnsma realidad. Alguna vez, afinna
, ' mente, todos obed~am 1 d' ·' ' · d l
epoca,yesta tradicion . ~.a os a a tra Jeton artistica e a
sa resullaba siemp del .tan bien estahlecida que toda buena empre-
un? ~ara si, pero t~ n:;:?rde los mod?s" [133); ode nuevo: "cadn
~umcamaneradeCOIJ8truir J~ en el nusmo espuitu, porque esta ero
vmcula eJ eapacio urbano confonue a Ia naturaleza" (77). En otto Iugar
miento de perteneocia con el placer estetico generado por el ··senti-
p~ esto a una COJnuni.dad" (Heimatgefoltl) [143].
~ lllllmiraecomo)P7«EJe de
1111
81
el concepto de este?ca de ~itte no
a lit , a . antropologic.a n1as gene-
t:tuao?es naturales, hilo conductor
esta mterpretacion, reenviando al
delosmundos natural y hurnano.
1 o pretendo que todo e.. ten de acur rdo con 1ni rorrr1aci6n ent rr Ia per-
dida de) instinto artisti ~o y Ia coinpetencia de cdificar qtu' ntH..l-It ra . ocir-
dad tecnici ta buhca hoy en la con ten1plarion narri~is t a de ..;u patritnonio
bist6rico. Y e evidente que ittc no preorupaha por una antropologia
grneraJ. Pero no . e puede nrgar que e te pequriio Jibro es una int roduc-
ci6n a Ia problcnutica hoy Ina urgente. en una ociedad que ~<~ desplaza
y se urbaniza percoendo la ciudad.
l CuaJ. es el estatuto antropo1
6gico del e pacio con ·truido? l Se pued(~
imag~ar Ia institucionalizaci6n , Ia fundaci6n y refundari6n de e-sto quC'
constltuy nuestra condici6n de eres vivo dotado de Ia palahra 'in Ia
mediaci6n de un ambiente articulado cgt1n reglas de rontiaiiidad v ons-
truido a escala humana?
0
~
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  • 2. Uni­ver­si­dad Na­cio­nal de Quil­mes Rec­tor Mario E. Lozano Vi­ce­rrec­tor Alejandro Villar Clásicos del urbanismo moderno Paola Di Biagi (directora) Traducción de Gustavo Zappa Bernal, 2014
  • 3. Nota a la edición en castellano 9 Introducción 11 Paola Di Biagi I. Un estatuto antropológico del espacio urbano 19 Camillo Sitte, Der Städtebau nach seinen künstlerischen Grundsätzen, 1889 Françoise Choay II. Una lectura técnica 33 Ebenezer Howard, Garden Cities of Tomorrow, 1902 Luigi Mazza III. Un manual de educación de la mirada 47 Patrick Geddes, Citties in Evolution, 1915 Giovanni Ferraro IV. La lección del pasado para la ciudad del presente 59 Marcel Poëte, Introduction à l’urbanisme. L’evolution des villes, 1929 Donatella Calabi V. Un manual fallido 71 Gustavo Giovannoni, Vecchie città ed edilizia nuova, 1931 Guido Zucconi VI. La Khôrapolis y sus constructores 85 Le Corbusier, Manière de penser l’urbanisme, 1946 Pier Giorgio Gerosa VII. Entre historia y pasión política 101 Hans Bernoulli, Die Stadt und ihr Boden, 1946 Ugo Ischia Índice Clásicos del urbanismo moderno / Paola Di Biagi ... [et al.]; dirigido por Paola Di Biagi. - 1a ed. - Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2014. 320 p.; 23x15 cm. - (Las ciudades y las ideas / Adrián Gorelik) Traducido por Gustavo Zappa ISBN 978-987-558-306-1 1. Urbanismo. I. Di Biagi, Paola II. Di Biagi, Paola, dir. III. Zappa, Gustavo, trad. CDD 711 Ilustración de tapa: Dibujo del Townscape, de Gordon Cullen (1961) Traducción: Gustavo Zappa Este libro fue publicado originalmente en Italia por Donzelli Editore bajo el título I classici dell'urbanistica moderna Copyright © 2002 Donzelli Editore Copyright © 2014 Universidad Nacional de Quilmes Universidad Nacional de Quilmes Roque Sáenz Peña 352 (B1876BXD) Bernal, Provincia de Buenos Aires República Argentina editorial.unq.edu.ar editorial@unq.edu.ar ISBN 978-897-558-306-1 Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina Colección Las ciudades y las ideas Serie Nuevas aproximaciones Dirigida por Adrián Gorelik
  • 4. 9 VIII. Un programa de investigación 117 Giuseppe Samonà, L’urbanistica e l’avvenire della città negli stati europei, 1959 Francesco Infussi IX. La ciudad vista a través de los ojos de los “otros” 163 Kevin Lynch, The Image of the City, 1960 Vincenzo Andriello X. Los múltiples paisajes de la percepción 181 Gordon Cullen, Townscape, 1961 Elena Marchigiani XI. Historiografía y urbanismo como cuidado 213 y cultivo del hombre Lewis Mumford, The City in History, 1961 Luca Pes XII. La inevitabilidad de lo “político” 239 Leonardo Benevolo, Le origini dell’urbanistica moderna, 1963 Bernardo Secchi XIII. Una crítica de los dogmas del movimiento moderno 259 Giancarlo De Carlo, Questioni di architettura e urbanística, 1964 Patrizia Gabellini XIV. Las hipótesis metodológicas del último 275 racionalismo funcional Christopher Alexander, Notes on the Synthesis of Form, 1964 Pier Giorgio Gerosa XV. Una voz enciclopédica entre ciencia y utopía 293 Giovanni Astengo, “Urbanistica”, 1966 Paola Di Biagi Nota a la edición en castellano Como dice Paola Di Biagi en su introducción, este es un libro sobre libros, sobre qué dicen y cómo se realizaron estos “clásicos del urbanismo moder- no”, lo que también significa pensar en cómo se editaron, cómo circularon y se tradujeron. Porque es además un libro realizado por autores que, des- de específicas culturas urbanísticas nacionales (en casi la totalidad de los casos, la italiana), leen libros escritos originariamente en diversas lenguas y reflexionan, por ende, sobre el tema clave de la traducción a la suya. Por todo esto, nos pareció que al editar en castellano un libro como este resul- taba ineludible aportar toda la información posible respecto de las tra- ducciones de esos clásicos a nuestro idioma (en una breve nota del editor como acápite al comienzo de cada capítulo). La información seguramen- te es muy incompleta, y eso se debe tanto a nuestras limitaciones como a la enorme fragmentación del mundo editorial hispanoamericano, a la fal- ta de información sobre editores y traductores en el espacio del pensa- miento urbano y arquitectónico (aunque hay que agradecer todo lo que internet ha ayudado para aligerar muchas de esas falencias). De todos modos, a pesar de que la información no puede sino ser incompleta, creí- mos que igual debíamos darla, ya que la historia de las traducciones (de las editoriales y de los traductores) es una pieza fundamental (muy poco abordada todavía) dentro de un campo que viene siendo más y más inves- tigado en los últimos años: la circulación de las ideas urbanas en los paí- ses hispanoamericanos. Editoriales como Infinito, de Buenos Aires, con su colección Biblioteca de Planeamiento y Vivienda (dirigida por Jorge Enri- que Hardoy, Carlos Méndez Mosquera y José A. Rey Pastor) o Gustavo Gili, de Barcelona, especialmente su colección Ciencia Urbanística (diri- gida por Manuel de Solá-Morales), en las décadas de 1960 y 1970 mos- traron en sus catálogos un dinamismo enorme, y una capacidad de iniciativa realmente envidiable, en la búsqueda de producir una actuali-
  • 5. 11 10 Nota a la edición en castellano zación a marcha forzada del pensamiento urbano en castellano. La histo- ria de las ideas urbanas en nuestros países estará incompleta hasta que no contemple esos esfuerzos editoriales (los círculos intelectuales que los ali- mentaban, sus selecciones de títulos y sus omisiones, sus contactos y pre- ferencias, la realización de los volúmenes y su circulación), hasta que no trate también sobre sus traductores, como Enrique Revol (intelectual cor- dobés, crítico literario además de traductor, que se encontró en esos años con el mundo de la arquitectura y el urbanismo) o el colectivo intelectual del Laboratorio de Urbanismo de la Escuela Técnica Superior de Arqui- tectura de Barcelona (creado en 1968 por Solá-Morales), responsable de la traducción y el cuidado de los libros que forman la colección Ciencia Urbanística, de Gili. En cierta forma, leído aquí y en castellano, este libro también permite encarar lecturas oblicuas que se interroguen sobre los paralelismos y las diferencias entre la cultura urbanística italiana (que especialmente entre los años cincuenta y setenta tuvo una densidad y gozó de una centralidad política como pocas veces se ha visto en otros países) y la argentina. Acéptense entonces estas breves e incompletas notas agre- gadas a esta edición apenas como aporte a esa historia en construcción. Adrián Gorelik Introducción Paola Di Biagi 1. Por qué releer Si observando la superficie del territorio contemporáneo como un palimpsesto podemos describir los trazos de las modificaciones aportadas por la sucesión de las generaciones,1 leyendo los libros que componen la biblioteca de los urbanistas es posible reconstruir las capas de los distin- tos saberes que en su encuentro han conformado la disciplina. Una biblio- teca compuesta en un tiempo bastante más limitado que el milenario estratificarse del territorio y en el ámbito de una disciplina relativamente reciente, cuya historia se desanuda, en un modo no lineal, en lo sustancial a lo largo de los últimos dos siglos. Leer, o releer, los libros de los urbanistas, aquellos escritos por urbanis- tas y que pertenecen a los urbanistas y a su biblioteca metafórica ayuda a reconocer y renovar las tradiciones que han dado forma al urbanismo y, aunque indirectamente, a la ciudad moderna y contemporánea. Este es el sentido que el volumen aquí presentado quiere sugerir. Pero no solo esto. “Romper con una tradición o con un estilo es tanto más significativo y eficaz cuanto más se conocen tal estilo y tal tradición con precisión y profundidad. En este sentido, la concepción de nuevos métodos y prác- ticas urbanísticas, la elaboración de sus problemáticas, pasan a través del conocimiento de los métodos, de las prácticas y de los problemas instalados por las teorías que nos han precedido sobre sistematizacio- nes urbanas.”2 La afirmación de Françoise Choay ayuda a esclarecer mejor las motivaciones que han conducido a las relecturas propuestas. 1 A. Corboz, “Il territorio come palinsesto”, Casabella, Nº 516, 1985, pp. 22-27. 2 F. Choay, “Premessa”, en C. Sitte, L’arte di costruire le città. L’urbanistica secondo i suoi fon- damenti artistici, Milán, Jaca Book, 1981 [1889], p. 11.
  • 6. 13 12 Introducción Paola Di Biagi Su ambición es la de contribuir a la redacción de balances de más largo aliento sobre el urbanismo moderno y sobre la ciudad contemporánea, a través de la revisión de las ideas de ciudad y sociedad elaboradas a lo largo del recorrido de formaciones y codificaciones –pero también de cri- sis– de la disciplina. En vista de aquel proceso crítico que en períodos más recientes ha implicado, a veces de un modo similar, urbanismo y ciudad, se pueden revelar excesivamente útiles y pacientes balances que, aun observando crí- ticamente las conclusiones visibles en el terreno, sean capaces de conside- rar las intenciones que han movido ideas y proyectos. Balances que no pretendan, por lo tanto, superponer motivaciones y resultados, hasta su total confusión e identificación. Tener distintos resultados físicos e inves- tigaciones disciplinares evita atribuir las responsabilidades del presunto fracaso del proyecto de la ciudad moderna directamente a algunos textos3 o autores, removiendo una concatenación que tiene el riesgo de llevar a una vaga deslegitimación de la ciudad de nuestro tiempo. Y es justamen- te para contribuir a comprenderla mejor, y eventualmente provocar futu- ras reflexiones, que se proponen aquí diferentes ejercicios de relectura de algunos de los textos que han contribuido a formar la cultura y la tradi- ción urbanísticas del siglo xx. “La actualidad puede ser banal y mortificante –afirma Italo Calvino a propósito de la lectura de los clásicos–, pero es con todo siempre un pun- to en el cual situarnos para mirar hacia adelante o hacia atrás”, y para leer “a los clásicos se debe sin embargo establecer ‘desde dónde’ se los lee, de otro modo ya el libro ya el lector se pierden en una nebulosa sin tiempo”.4 Releer hoy los libros del urbanismo moderno, verlos “desde lejos”, a la luz del tiempo transcurrido desde su escritura y de la recep- ción original por parte de la comunidad científica, puede revelarse útil no solo para una nueva valoración de su lugar en la evolución de la discipli- na del siglo xx, sino también para una comprensión más profunda de la cultura y de la ciudad contemporáneas, evitando al mismo tiempo la“tira- nía del momento”.5 3 Emblemáticas en este sentido son las críticas a la Carta de Atenas, texto siempre citado, único manifiesto urbanístico del movimiento moderno y devenido casi el símbolo de un presunto fra- caso de la ciudad moderna. La Carta en realidad ha sido un texto poco leído y raramente estu- diado en profundidad, casi nunca puesto en el contexto temporal y de sentido al que pertenece. Véase P. Di Biagi (ed.), La Carta d’Atene. Manifesto e frammento dell’urbanistica moderna, Roma, Officina, 1998. 4 I. Calvino, Perché leggere i classici, Milán, Mondadori, 1991, p. 17 [en castellano: Por qué leer los clásicos, trad. Aurora Bernárdez, Barcelona, Tusquets, 1992]. 5 “Clásico no es algo que reenvíe al pasado, es algo que resiste al presente: que contrasta con el 2. Un recorrido por los libros de los urbanistas Este libro no intenta ambiciosamente decir cuáles serían los clásicos del urbanismo, sino solamente proponer un primer recorrido provisorio de lectura entre los libros “de siempre”. Alguno, considerándolos por el con- trario libros “del momento”, de su tiempo, y por este motivo ya no en condiciones de hablar a nuestra contemporaneidad, podría criticar la decisión de haberlos vuelto a proponer. De la misma manera, otro podría, con razón, objetar la ausencia de otros textos fundamentales. Sin recurrir a la empeñosa definición de “clásico”, corresponde afirmar que estas relecturas simplemente han sido desarrolladas a partir de algunos de los libros que un urbanista no puede no haberse encontrado en su camino o no tener en su biblioteca. La historia del libro ayuda a comprender mejor la selección propuesta. Se recogen aquí los textos revisados en el curso de otras tantas conferen- cias desarrolladas a lo largo de tres años académicos (desde 1996 a 1998) en el marco de los cursos de Teoría del Urbanismo que entonces tenían lugar en el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, realizadas gracias a la contribución del Departamento de Urbanismo. Un proyecto, entonces, nacido del trabajo didáctico y que ahora, convertido en libro, continúa la búsqueda de sus destinatarios sobre todo entre los jóvenes estudiantes. La selección propuesta parte no solo de una elección a priori, sino tam- bién del encuentro entre los autores de la relectura y aquel del texto releí- do; a veces ha sido el campo de estudio y reflexión de los colegas aquello que llevó a la determinación del “clásico” del cual se ocuparon. Distintos estudiosos, urbanistas, críticos e historiadores del urbanismo y de la ciu- dad, pertenecientes a diferentes generaciones, han propuesto su “clásico” del momento, dando forma así, a posteriori, a la selección. Ahora bien, el volumen ofrece las relecturas de 15 libros “indispensa- bles”. Estos se presentan según el orden cronológico de publicación, la simple y célebre secuencia lineal dada por el tiempo de la escritura. Abren así la serie los textos de Camillo Sitte, Der Städtebau nach seinen künstlerischen Grundsätzen de 1889 –con su atención puesta en la lectu- ahora, con el modus, es decir con lo moderno, con la moda. Por esto nadie puede privarse de los clásicos. Si no tienes a tus clásicos, si no los re/cuer/das, vale decir, si no los conservas en tu corazón, eres un moderno que vive bajo la impresión del momento, desarmado, fagocitado por el presente, sin la distancia crítica suministrada por los clásicos, que te permitiría no ser su escla- vo. Leer a los clásicos [...] es contradecir la tiranía del momento. Los verdaderos clásicos no se fugan: desafían. Siempre son peligrosos.” M. Cacciari, citado en M. Smargiassi,“I classici? Odiar- li è facile”, La Reppublica, 10 de octubre de 2002, p. 44.
  • 7. 15 14 Introducción Paola Di Biagi ra morfológica de las ciudades antiguas y de sus espacios abiertos– y de Ebenezer Howard, The Garden Cities of Tomorrow de 1902 –con la pues- ta a punto del que será uno de los modelos urbanos de mayor éxito en el nuevo siglo–. La secuencia sigue con la alternancia de algunos libros que contribuyen a definir y afirmar el urbanismo de la modernidad (por ejem- plo, el de Le Corbusier, Manière de penser l’urbanisme, o el de Hans Ber- noulli, Die Stadt und ihr Boden), y de otros que ponen en discusión los principios, proponiendo estilos alternativos respecto al International Style (sobre todo aquellos de los autores norteamericanos –el Lewis Mumford de The City in History o Kevin Lynch con The Image of the City– e ingle- ses –como Gordon Cullen con Townscape). Si observamos el índice del libro, no podemos dejar de notar una acu- mulación de publicaciones o traducciones italianas en torno a los años sesenta, en particular durante la primera mitad de esa década, tal vez mos- trando una centralidad del urbanismo en la sociedad italiana de la época, una atención puesta en la ciudad y en el proyecto de la ciudad que da cuenta evidentemente de las expectativas de los urbanistas frente a una temporada de reformas. Inaugura el período Giuseppe Samonà con su tex- to L’urbanistica e l’avvenire della città, de 1959. Este es un año al que gran parte de la historiografía ha atribuido un rol de giro en la cultura de la disciplina, incluso gracias a este volumen que, apoyándose en otros “eventos” –como la convención del inu (Instituto Nacional de Urbanismo) de Lecce sobre el rostro de la ciudad y el concurso para el barrio cep en las marismas de San Giuliano en Mestre–, habría orientado la atención del urbanismo italiano hacia nuevos temas y escalas proyectuales. Este subgrupo prosigue con la traducción y publicación también en Italia de libros que han puesto en el centro de su interés, si bien desde diversos pun- tos de vista, la forma de la ciudad y del paisaje urbano, o de libros que han abierto el período de la crítica a los dogmas del movimiento moder- no (por ejemplo las Questioni di architettura de Giancarlo Di Carlo). Tal acumulación en torno a la década de 1960 es dada además por textos que han cuestionado los “orígenes” del urbanismo moderno (el libro de Leo- nardo Benevolo), o que han reconstruido su evolución. Incluso escritos anteriores al período, como por ejemplo aquel de Marcel Pöete, Introduc- tion à l’urbanisme. L’evolution des villes –publicado en 1929 y traducido al italiano en 1958–, o el de Hans Bernoulli –editado en 1948 y traduci- do cinco años después– encuentran un redescubrimiento y una nueva difu- sión en Italia a través de los estudios morfológicos emprendidos en los años sesenta por Carlo Aymonino y Aldo Rossi. Cierra aquel “breve decenio” –y el libro– la voz enciclopédica “Urba- nistica” de Astengo de 1966, con su tentativa de sistematizar un saber que desde la posguerra parece haber completado ya un trecho suficiente, y con su propósito de abrir nuevos recorridos. Poniendo el acento en la natura- leza y la raíz utópica del urbanismo, Astengo interpreta a su modo un cli- ma que poco después llevará al 68. Una mirada sobre el siglo xx –sobre una parte importante de este (1889-1966)– desde distintos puntos de vista me parece que puede ser una de las posibilidades que ofrece esta publicación. De las relecturas emerge una historia parcial de las ideas de urbanismo, de ciudad, de espa- cio, además de una secuencia de temas que caracterizan diversos períodos del siglo; afloran distintos modos de entender la modernidad o sus ade- lantos; parcialmente se reconocen los entrecruzamientos entre culturas distintas, por ejemplo, entre la europea y la norteamericana. Habrían podi- do ser muchos otros los modos de construir un recorrido de lectura de este libro sobre libros. Por ejemplo, las relecturas podían organizarse distin- guiendo los volúmenes que han adelantado nuevas ideas de espacio y de ciudad de aquellos que han reconstruido críticamente los inicios y la his- toria de la disciplina. Esencialmente, siguiendo la clasificación propuesta por Françoise Choay, distinguiendo los textos “instauradores”6 (como aquellos de Sitte, Howard o Le Corbusier) de los textos “comentaristas” o interpretativos como los de los autores de las relecturas (el ensayo críti- co e historiográfico de Benevolo, la recopilación de ensayos de De Carlo o la voz enciclopédica de Astengo). Se trata de una clasificación precisa, que prescinde de libros en los cuales el autor recurre a una narración de los hechos del urbanismo o de la historia urbana como marco para exponer la propia idea de ciudad o de intervención sobre esta (por ejemplo, el “manual” de Giovannoni o el de Geddes). O incluso, podría delinearse otro orden a partir de las distintas propues- tas de codificación del saber urbanístico contenidas en los textos. Entre los libros releídos, podríamos observar, por ejemplo, la presencia de dife- rentes formas de manual: “manuales de la mirada” que fundan nuevos modos de observar y describir el espacio urbano (Lynch) y aquellos que sistematizan métodos y prácticas de la proyección urbanística, pero tam- bién manuales que amalgaman las dos aproximaciones a la ciudad (Sitte o Geddes). 6 Textos fundadores son aquellos que “asumen como objetivo explícito el de construir un engra- naje conceptual autónomo que permita concebir y realizar espacios nuevos y no existentes [...] que se proponen sostener y respaldar como teorías los espacios construidos y a construir, como fundamento o base”. F. Choay, La regola e il modello. Sulla teoria dell’architettura e dell’urbanistica, Roma, Officina, 1986 [1980], p. 20.
  • 8. 17 16 Introducción Paola Di Biagi 3. Relecturas “Los clásicos son esos libros de los cuales se suele oír decir: ‘Estoy rele- yendo...’ y nunca ‘Estoy leyendo...’.”7 Una vez más, las palabras de Italo Calvino sugieren que las relecturas recogidas en este volumen en su mayor parte giran en torno a libros que ya cada uno de nosotros ha llegado a “releer”. Esto “no vale para la juven- tud, edad en la que el encuentro con el mundo, y con los clásicos como parte del mundo, vale exactamente como primer encuentro”.8 Las relec- turas propuestas no deben interpretarse de ningún modo como sustituti- vas de primeras y directas lecturas, y en este sentido no intentan en absoluto impedir el encuentro con el libro, ilusionando sobre todo al joven lector con poderlo conocer sin haberlo leído. Finalmente, ningún libro que habla de un libro dice más que el libro en cuestión. Estas “reseñas pasadas de fecha” aspiran más bien a hacer que se bus- que o se reencuentre el texto en las estanterías de la biblioteca o de la libre- ría, en el caso afortunado de que el editor, de un modo previsor, haya seguido dándole vida. Querrían no solo favorecer ese encuentro, sino tam- bién enriquecerlo, contribuyendo a agregar nuevos signos en estos libros, esos que depositarán las lecturas de nuestra contemporaneidad.“Los clá- sicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lec- turas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado.”9 Así ha pasado con el texto de Sitte, Der Städtebau, ejemplo tal vez extremo de cómo en nues- tro campo disciplinar distintas lecturas, relecturas, reinterpretaciones de parte de las culturas coetáneas o de las que les sucedieron pueden trans- formar un libro en una especie de texto apócrifo, al cual no se puede a esa altura dejar de atender.10 En este proceso de apropiación y transforma- ción no son extrañas tampoco las traducciones de las lenguas originales, cuya injerencia a veces modifica el sentido de algunas partes del texto. A lo largo del libro parecen evidentes distintos modos de interpretar una “relectura”. Algunos autores se han aferrado a la superficie del texto y, sin apartarse demasiado, han completado un verdadero análisis textual o han hecho hablar lo más posible al autor; otros han contextualizado la obra en su tiempo temático o la han releído entre su génesis y su posteri- dad; otros incluso han leído el texto “de costado”, orientando sobre aquel 7 I. Calvino, op. cit., p. 11. 8 Ibid. 9 Ibid., pp. 13-14. 10 Véase G. Zucconi (ed.), Camillo Sitte e i suoi interpreti, Milán, Franco Angeli, 1992. “una mirada oblicua”;11 para otros, finalmente, el libro se ha convertido en una suerte de pretexto del cual tomar impulso, para después apartarse siguiendo los hilos que han tenido origen allí e incluir sucesivamente a otros lectores-intérpretes y autores. Nadie ha entendido la relectura como juicio sobre el texto y nadie ha corrido el riesgo de “sobreinterpretarlo”,12 haciéndole decir aquello que no le pertenece. Es una convicción compartida que estos libros aún no han terminado de decir aquello que tienen para decir, que en esencia no han perdido la capa- cidad de responder, pero sobre todo de suscitar, nuevas preguntas y dudas. (En los diversos capítulos del libro, las páginas de las cuales se han extraí- do las citas de los textos que se releen se refieren entre corchetes, a conti- nuación de los fragmentos citados.) 11 “Un cierto arte de la lectura –y no solamente la lectura de un texto sino lo que se llama la lec- tura de un cuadro, o la lectura de una ciudad– podría consistir en leer de costado, en dirigir al texto una mirada oblicua”. G. Perec, Pensare/Classificare, Milán, Rizzoli, 1989 [1985], p. 102 [en castellano: Pensar / clasificar, trad. Carlos Gardini, Barcelona, Gedisa, 1986]. 12 U. Eco, Interpretazione e sovrainterpretazione, Milán, Bompiani, 1995 [en castellano: Inter- pretación y sobreinterpretación, Cambridge, Cambridge University Press, 2003].
  • 9. STADTE-BAU --GIU,.DSATittl llh •a ..••"'"=- ....._,...s ~ ~•rue:· ...,. ...,..."'"'8 ,. , • ¢tO 37 a .,.-,. YiP JI - CA.IL&.O el1'1'& ~·~-·•mr~,...~.fi-•"; .....-.. 1111• Ul? ..._..... ~ ..... a....... • aezrm1a,..•~ • I. Un estatuto antropologico del espacio urhano Franvoi e Choay Camillo Sitte, Der Stiidtebau nach seinen kiinstlerischen Grundsiitzen, 1889 Ellihro de CamiUo Sittt> fue publicado t'O castt-Ua- oo *"" 1926 por la Editorial Caoo a, cit> Barcc>lonu. con el titulo Construccwn de cw.dades segUn.prin- cipws artistwos. en una truducc ·i6n de Emilio Cano. a qut> fue repuhlicada eo fonna facsimilar en 1980 porIa editorial Gustavo Gill, de Barcelc>- na, antect>dida por e1 texto qut- Gc.-nrge R. Collins y Christian«" C. CoUins hablan reaJizado en 1965 para introducir su propia version de) li.hro de Sit- te aJ inglP$ (Camillo Sitte and the Birth ofModem City Phmning). (N. del E.] 1. Releer: w1a continua recreacion de sentido La lingiilstica semantica ha confirmado la intuicion de lo poeta ~ eglln la cual el sentido es una creaci6n y una recreacion permanente. I inglln texto oral, escrito o ic6nico e ta asociado a no olo sentido autentico y cer- tificado, un aspecto que ya Valery constataba a prop6sito de la propia poesi'a antes de que Bajtin y Lotman, Benveniste y Jakobson, hasta Bar- thes y Eco, forn1alizaran e tas observacione en las distintas disciplinas de las ciencias humanas. Michel de Certeau ha en1pleado la iluminadora metafora de "operacion hi tori "a· para de.. ignar el trahajo de lo hi toria- dores sobre los acontecimiento y docun1entos de la hi~toria: en cada oportuniclad Ia interpretacion e nece ariameute la proyeccion de las cer- tezas y la dudas de una epoca. En el campo del urbanismo, la distinta lectura de Conslrucci6n de ciudades durante el iglo que no separa de su publicacion ilu tran. de manera ejemplar.. c te prore ode apropiaci6n del texto y de r interpreta- cion del ~entido. Para tal prop6sito no se deben olvidar tres factore . En prun r lugar cada texto, oral o e crito., cotnporta enunciado referenciale w1a objeti- vidad con·espondiente a eso que Jakob on llruna la funci6n denotativa del lenguaje. Asi.. ninguna lectura puede negar que Construcci6n de ciudades se conceutra en la ciudad europea que e ta e con idera de de cl pwuo de vi ta de u belleza en un anaJisis morfologico que, gracia a ejemplo preciso , opone punto por ptulto las conformacione respectivas del pasa- do, apreciado, y del presente, despreciado. En egundo Iugar Ia apropia- 19
  • 10. - FcaJl(;oi e Cllony d te 1 nas o meno · con iderable en oduce escar . 1 . ., emS.ntica del texto pr . ferencial. Ftnahnentr, a amphtucl cton s b denotanva o re . ·• 1 lacion con esta ase . . funci6u de Ia riqueza nu ma ue tcxto. re anac10nes es . · · · de estos descartes o v de sus contradicc1one tmpreCl tones y b ., eveotualn1ente. pero tam t~n. . . ambivalenCJas. ao de Constracci6n de ctudades es diferente de La lecntra que propond h trcinta aiios e incluso de aquella de hace aquella que he desarro~la 0 d ~ceor otros interrogantes y distintas coyun- . e an"'o· amhas onenta asp qwnc , turas historic~s. , . 0 uisiera esquenHiricamente retomar las :inter- Pero. en pruner tennmalh, q .do ob]'eto ellibro de Sitte entre la fecha de taciones de las cu es a Sl d 1 . I E . pre . ., ( 1889 ) 1 aiios setenta y ochenta e s1g o . stas mter- su publicac10n Y 05 · ' · 1 al h ·d f P retaciones son inseparables del contexto histonco ~n e cud an SI o ?r- muladas v de las tf'ndencias ideo16gicas del urbarusmo e su respectlvo • periodo. ., d · d d 1 · En un primer momento, CorutroccLOTl e cuJ a es provoc~ e entus1as- mo de todos aquellos que, como el autor, deploran Ia xn?notorua y l.a ausen- cia de preocupaciones esteticas del nu..evo urb~uusmo. El libro. fue reimpreso despues de solo dos meses y esta en el on~en ~e dos apro~~a­ ciones distintas~ pero que pertenecen igualmente al runb1to de la estetlca. La primera, de Ia cual Sitte mismo es un ejemplo. tiende a la cr~aci6n.?e tejidos urbanos nuevos, pero que por trazado, volwnen y artJcttlaCloD de vacios y Uenos se inspiran en 1a morfologia de Ia ciudad antigua. Asi son-concebidas nuevas periferias o enensiones de ciudad o '"colonias obre- ras" como aquellas construidas por la familia Knapp en el Ruhr, o incluso las primeras garden cities inglesas. La otra tendencia, encarnada por Charles Bws,1 alcalde militante y res- taurador de Ia Grande Place de Bruselas, propone Ia conservaci6n y restau- raci6n de centros o conjuntos urbanos historicos. En un segundo tiempo, Ia obra de Sitte encuentra una critica sin cuar- tel. ~ara los urb~istas progresistas y el movimiento del Congreso lnter- naclonal deArqwtecturaModema (ClAM) en ruptura radical con la ciudad Yco~ ~a ~anizaci6n del pasado, Const'rucci6n de ciudades se convierte ~ smon1 mo de oscur.antismo. Le Corbusier, que por aiios habia hecho de ;. 80 vademecu.m, como lo demostr6 Paul Turner,2 considera el tc.x.to de ~~~~lo de un con~onalismo retr6grado y anticuario. Para 1111 • oomo para Sisfrled Giedion, Construcci6n de ciudades r~llrl&D.m.bre incapaz de comprender su propio tietll' Urbain LieJa~Mardaga, 1995. Mt--enla,1987. po y de re onucer Ia reYoJucion tecnin t y ~ocial que tienc Iugar dclnnt(' dr !, U 'i ojo~. Pero a partir de fines de lo aiio-, ::,f'"rnta. con Ia desntitificacic) n d,~ J movirniento del CLl) con el rnundo agobiado por Pl crecintiento dP una urbanizarion descontrolada. para ('onsfl'llCCi Ofl de ciudades 01l1i<' JIZH IIlla nueva carrera. En prilner lugar. gracias a G<•orge Collin:-; el huro conoce finalmente una traduccion ficJ e integral y una critica filo16gicu:l Lucgo para 1nuchos profesionalcs el lihro de iPne Pl abauderado del ..retorno a la ciudad" y al mismo tjetnpo, sobre todo para lo:::, posn1oden1os con1o lo. hermanos Krier. el garante de un nuPvo ecJccticisn1o arquitectonic.o y del pastiche urbana. Mi lectw·a, a u vez, no puede e tar eli ociada de do proce os que ·c han afinnado en el cur ode lo ultimo trcin1a aiios: por una parte. Ia cri- sis de identidad de las ciudade occidf'ntale ~ confrontadas con aquello que he denominado el surgimiento de una "~civilizaci6n de lo urbaao· por otra, el culto cada vez ma devoto~ fanatico y fetichi ta del que ha sido objeto el patrimonio hi torico. Mi per pe tiva abierta pore ta coyuntura ha sido guiada ~ so tenida, al mi mo ti rnpo") ya bea por una confronta- cion cerrada con el texto de itte, ya sea por los aportes iluminadores de otros dos textos, escritos uno veinte a:iios ante vel otro cuarenta aiio de - • pues de aquel de Sitte: Entretiens sur ['architecture de Eugene Viollet-le- Duc y flecchie citta ed edilizia nuova de Gustavo Giovannoni. 2. Sitte y Viollet-le-Duc Lo Entretiens sur l architecture4 on como se abe, la ver ion e crita d t3Il cur o de historia de la arquitectura de tinado a los estudian1e de Ia Ecole de BealL~ Arts de Parfs un ·ur o que iollet-le-Du no pudo seuuir dictando debido ala violenta opo ici6n de su colegas. Releyendo e..te tex- to, hace unos aiios n1e impactaron cu parti ular lo entretiens 2, 3.. 7 8. ~i Raymond Unwin ha leido Construcci6n dC' ciudade.'r rn lo mediucr<' tracluccion frouc<'~a, rcducida y cortada. de C. Martin. La primera trnduccion <'n lcngu.a inglesa • dr 19i1; aquc:llu a lu que me n~fiero~ de C. Collins y C. R. Collins, City Planning According to Artistic Principles. LondrE's, Phnidun Press ( u.eva Y ork, RctmJom llou r), 1965. rontiE'nr una l'ica seric dr aport(';;; critic.os. Los mismos autores han elnhorado lucgo tuta ver ion todavia mas cuidnda.. acn•alba.ndo los comeutarios y Ia uibliografu.t (Nueya York. Rizzoli, 1Q88). .. E.Viollet-lc-Duc, Entretiem .surl'architerture. Pm·i~;. A.Morel. 1867-1872. Lo~ do~' olunen ·~ han ~ido reeditados en un unico tomo por rdidone Mardagn. Licja. 1Q77 [~n ··a...,tt.·llano: Com·c>rsariones sobre arquitectura, 2 vols.• tract fnurid Pin, lurda. Colegio de Apar•'ja.U<•fl' y Ar(tuitecros. 2008]. • 21
  • 11. Frtm~.oi o Choay . . . !mente declicado a Ia arquitecttu·a estas 9 10 y 13. En nn libro pnnclpa con)·unto de observaciones vde ron1en- ~ · · mbaruo nn · PaQ"Jna fonnuJan.Slll e !' ' y aquella. de la segunda Dlltad del siglo e 1 1 · clades aunguas .J~ , tario o)rc a CJU d C t tcci6n de ciudades~ que s~ pow1.an con- XIX tan sinlilares a los e ons.n . el nusmo Strte. iderar e ento por . tr temas ntes que nada. la oposicion dra- ~... 1. 't ·e a enunctar cua o · l''JC 1011 ar . d 0 ·anea v ciudad antigua desde el punto de , . ltre cmda contetnp I . .· b d ~auca ei 11 a As! or ejetnplo, despues de ha er evo~a o la idea t'tsta de la be ez · , P 'd d [debian satisfacer las ctudades grie- de arte [...] prin1era neces1 a ~18 " · , • • 11 1 D lstata cuan poco en nucstros dias cons1deracto- gas]"' Vio et- e- uc co1 d ' 1 a 1 ·nfluven en las decisiones denuestros constructores nes eesta natura ez 1 . d [ ] emide tristen1ente el iruuenso ab1smo qu no epara de mo emos ... · · d d f esos siglos amantes de las artes [...]. ruestras c1u a e se trans o,-rm"""'au en , . desiertos .:> • • En segundo Iugar. el privilegio acordado al espac1o de las c1udades de la Antigiiedad grecorromana y, para aquell~ que contem~la. Ia Europa medieval Ia superioridad reconocida a los te)ldos urbanos Italiano . Para Viollet-le-Duc.las ciudades griegas, aunque "devastadas, con ervan toda- via hoy un perfume de arte en medio de sus nrinas, dado que entre los griegos el arte no era una simple decoraci6n, un elemento superfluo; este dominaba el edificio desde los cimientos y presidia Ia planificacion de la ciudad".6 El autor constata que tanto en Grecia como en Roma, "Ia Anti- giiedad jamas ha abandonado [el] principio [del arte escenogr8Jico de los monumentos], el Medioevo ha intentado incluso retomarlo, pero con lllla inferioridad evidente, sobre todo en Francia, mientras que en ltalia se reconoce atin Ia influencia de estas tradiciones paganas".7 En tercer Iugar, Viollet propone el mismo analisis de las realas esteticas cons~tesen Ia historia de lasciudades preindustriales: solid~dad y arti- culaCion de las partes, clausura visual de las plazas, disposici6n de los monumentos, arte escenogr8fico. 5Jbid.• segundo entretien PP 65 66 Vt I solamente en nuestro~ · ~ .· ease 8 introduccion de Sitte o su texto, para quien "'es han devenido cueetioo mate tico cuaodoIa OOnstrucci6n yel crecimiento de las ciudades 6 lbid. --~ ':' puramemetec.ucaa~ [3]. •, se&v.a&UO tntre~Wa, pp 66-6? En Atcmae, afirma que ~ se tl~ lo de su introducci6n, Sitte, considerando Ia Acropolis de perfecta". 8 10 1IDa parte de Ia ciudad, sino de una pura obra de arte 7Ibid. • Media'yel ~·2S4.vea.eSitte:"'mavezmas los principios aplicados en Ia Edad eeIaeonrta"ci6aeepnla.cualhlia 00011118 e&eacia menor que en Ia Antigiiedad"' [22];suya [...~laeplazu delwifJ.._ COD&erv~"leantigua disposici6n de ta;ciudades al tipo del bo~Ddaao• [12]. • hanm•otemdo,tamhienelias, fieles en mas aspectos C. Sift('. Df•r Stmltelmu Lo a~tt iguos sabian con~truir LH·IIo~ nwm•nwnto:-,. pcro no por < ..:--to de '('tudahan aqu('llo que lo!-1 drrundaJm: c·lln~ .,a]Jian ronducir a Ia n~uchedumhrt-b a traves dr espacio~ de filt ro hubilmentc proye<·'ado.., .o otro hento5 olvidado que cada obra de ru1.r requiere una pue!'!ln en escena [...]. Con truin1o monumrnto . prro lo5 di~twueino~ maL no sabcmos ponerlos en un marco ndrcuaclo. En Italia indu o los pco- re edificios del Medioevo. r de Ia Edad loderna. estan siempre dih- puesto de tal modo que producen un rfc'cto: Jo piotoresco siempre juega ttn papel irnpOitante. Tlcmos susrituido todo c to ron Ia . ime- trfa, que nos ahurre v nos cansa.R • La denuncia de las carencias modenta e hecha exactamente en los mis- mos terminos que se vuelven a encontrar en Construcci6n de ciudades: "Hemos ustituido [el arte de la clisposici6n] con la simetria [...]. E Ja Ultima causa de impotencia [...]. Hoy ai lamos nuestros monumentos, lo rodeamos de desiertos que, con su vacio~ lo vuelven mas pequeiios lo eparan del todo".9 El "sistema modemo de bloques habitacionales, to mortalmente sime- tricos, obsesi6n de Sitte, corresponde a las ~'grandes cajas regulares" de las cuales Viollet deplora que "solo en el papel, examinando las plantas, nos pueda divertir pensar que el ala derecha sea exactamente del mismo largo que el ala izquierda".11 Se reconoce aqui el leit-rnotiv sitteano del tablero de dise:iio, cuyos efectos se desvalorizan por la regularidad, la "simetria y la monotonia.., [51 58-59, 74-75).12 Finalmente Viollet da cuenta de la carencias esteticas de la ciudad contemporanea del mismo modo que itte: con el nacimiento de w1a nue- va civilizaci6n tecnicista que se diriae ala rna a lase cala de proyec- ci6n han cambiado [4, 16, 113]; la ida publica se ha retirado progresivamente de Ia calles y Ja plaza y embi te ahora el interior de las construcciones. 8 ~bid., pp. 254-255; vcanse tnmbieu pp. 256-257. 9 /bid. IO Tamhieu Camillo itte habla de bloques habitucionulcs. 11 E. Viollet-Je-Dnc, eptimo entretien,op. cit.,pp.254-257; ,·can e1ambien pp. 256-257.'iollt't pret'i o qur ''cl monumento rrazado en el papel no tiene en cucota generalmcnte ni ellugnr~ ni Ia orientaci6n, ni Jo efectos de somhra y luz, ni aqucllo que lo rodeo, ni los desniveles". En lo que r~ pecta a Ia simetria, Ia trata utaizando argwnrntos todavia mas en&gico . 12 La critica a Ia imetr1a de Viollet-le-Duc es aun mas violeuta; vease, por ejemplo, el dc:Cimo 1tretiefl, ibid., pp. 451, -475. 23
  • 12. Franoise Choay . . rnoderna es la grandeza [...]. d La arq,utecttna . . . E l aracter general e . . la nnestra,cuhnr SUp rf1c1es tan c ., ha cncndo,conlO , 1 d '-l'ngunacivilizacJOn ' o d t'cndeentia v z 1nas a a en1o ra- 1"1 . • ' UlO en1a t ' •artas [...). La civilizac•on . 11 n1hlico esta dcstinado a desapa- , hecbo pma e cia.Todo lo que no esta onde la conntnidad e re{tn 1ara lo asuntos recer.por eso loslugare d . en ~on uficientemente astos.13 'd d s placcres nun , propios, necest a e Y . 'd ncias entre dos autores por otra parte tan , l'car estas coulcl e .. l .d l Como exp 1 , d d 1denominador comun me 1a sugen o una diferentes? La busque ~; ed SI'tt·e E te denoxninador comun se encuen- 1 1 ·1terpretac1on e · . , c ave para au ibil'd d hist6rica de Viollet y su concepc1on de la tudiando la sens t a . f' · tra es . "'La superfjcie cub1erta no es nunca su lClen- historia de la arquitectura. · · li E d 1 a1·das no son nw1ca sufic1entemente amp as. sto temente gran e, ass 1 , , anif . d 1 t Vo qu e 1 ·amas se hab1a In esta o antes~ y que no es un e emen o nue ' . , 1 1 ' £ . . hub . did existir antes de la construccion de as 1nea erroVIanas 1era po o . . d d I 1 · , 14 d I d arrollo extraordinario de Ia acttVIda e a re ac1ones. antes e es . . . En realidad., los Entretiens estan enteramente condtcionados . onenta- dos porla conciencia de una transformaci6n de la sociedad occidental y del rol de 1a tecnica y, al mismo tiempo, de Ia busqueda correlacionada y obs- tinada de una arquitectura que sepa ser "de su tiempo",15 es decir, tma arquitectura que sepa hacerse cargo del eclecticismo de la epoca. En esta busqueda se asigna a Ia historia de la arquitectura un papel didactico o propedeutico, nada asimilable a un saber especulativo, pero que tiene por el contrario una verdadera vocacion operati.va. " o £ormo parte de aquellos -sostieneViollet-le-Duc- que desesperan del presente Y miran con nostalgia el pasado. Pero es necesario analizarlo con cuidado [..·] ~? ap?carse. ~ ,revivirlo sino a conocerlo y servirse de el. o puedo admitir Ia IDlpoSicton de Iapura reproducci6n de las fom1as."16 Viollet.demuestra quea cada civilizaci6n en Ia historia le corresponde ~a fultec~a.que COD8tituye un sistema, una totalidad org8nica espe- c 1 ~d· d .surd8JWJento YIa genesis de una arquitectura recn1erida por la soCie a m ustrial ser&nfro-.-:l!tad 1 - . .. d organi ·dad,d . _ ""U1 os porIa comprensi6n de esta noe1on e cipios Cll e818 ~~,almiam.otiempo, de descubrimiento de los pr~- dad d y 1 88 ~' r8C10ualrttatte analizables que subyacen en la diverst- e os SJStemaa ' gOtico, etc.) ym.ttarou que se sucedieron (griego, romano, "Ibid.,dWiD& 1tIbid.,p. 110. "N& ,.llt. 16J6iiL t tras otro. Considcrados dcsdc C:>te punto dt> ·ista, l o~ r-..tudioh nnlu.cologi('OS deben sernos d0 gran ayuda. porquc hatf>ll drsfilar df'1 ant ~ de n uc:-,- tro ojo · distintas fonnas. eada uua corrf'. pondirn 1c· a una ci·ilizaciou difrrente y a su cli·ver os ingfrun1en to~: c·s1os r.;tudio~ haccn Il1i.l"' flcxjbfe nue ·tro anali is y deben inlpulsarno no a n·plicar las fonna~ que ven10s, sino lo principia qu(' la han producido.n Resutniendo, este recorrido hist6rico no aspira a '""dar Inodelo ·· ~ino a "·explicar un metodo". l8 i se mira atentamente. la posicion d itte e la rni 1na v la iutencio- nalidad que in pira su libro e identi a. Para el truubien 1·cambio d la sociedad e un dato irrecusable [114-115] e irre er ·ible~ como lo den1uc - tra la repetici6n de la frase ''-lque podemos hacer ?.., a1 principia del capi- tulo x, cuando describe Ia muerte de los espacios publicos -un aspccto puesto en evidencia tambien por Viollet- y el cambio dee rala de Ia for- maciones urbanas.19 o han sido las realizaciones tecuicas la que det r- Ininan este proce o; elias son "conquista grandiosa i, -verdaderos milagros" [117] , particularmente en lo que respecta a lo tran porte y la construcci6n. Tambien Sirte se encuentra en la busqu da desesperada de una forma urbana conte1nporanea: ·el urbani ta, corno e] a.rquitecto, debe elaborar una escalade intervenci6n propia de la ciudad moderna de varios millones de habitante ' [113]. La en eiianza que, puntualmente, itte busca en la historia de la ciudad" en su e cuela.,, ' n ns antiruo maes- tros", es primero que nada y esencialmente una ensenanza ;nictica. El pide ala historia de la ciudad la mi Ina '~lecci6n" que Viollet pedia a Ia historia de la arquitectura. La originalidad de Sitte con iste en no haber hecho mas de los edificio individuate ~Wla obra de arte"., sinO de }a ciu- dad en su totalidad [120] yen hab r sido el prixn ro n poner e te obje- to en una perspectiva hist6rica. in etnbargo lcjo dP reivindicar tal originalidad., Sitte deja que se revele tan olo por n gaci6n a tTave de observaciones de caracter incidental cuya in1portancia no ha sido com- prendida por la critics: ·Directruuent nue tra hi.toria del artc, qu trata Jos detalles lllElS insignificante ., nunca ha dedicado a rna tmnima aten- cion ala constiucci6n de la · ciudad . i e ta car ncia no fu e en i 1ni - llla incomprensib}e" bastar}a no ob tante para e.. plicar COffiO e ha perdido en urbanismo el sentido de la tradici6n artfsticaYJ [90]. ,.. Ibid. , decimo entretien. p.-+i8. 18 Ibid.~ noveno entretien. p. 413. 19 ""Son antes que nada Ins rlimensiones gigantesrns nsurnidas por ruwstras grandrs <·iudades L as que hacen desaparecer por toda partes el man·o de las antigua.-, forma arti-;ticas... (11-4]. 25
  • 13. Fran(obe Choar ha compreudido que, bu cando en )a hi ,_ d 1 . omodo nose I . . . Pero. e nusm 1 ,. clades las misn1as reg as y prtnc1p1os constan- f 1~ · de as ctu · . toria mor o ogtca b 1 historia de 1a arquitectura, ttte hac]a del tes que Yiollet bus;a a ~n~ 8 . 1 no de obsoleto. Y por este motivo con ide- . . "hi t,rico tnl su10I11 " adJetlvo 5 0 d' ta es tan {also como hacer de el el padre de Sitt ('omo un pasa IS . . rar 8 e ., ~ n· a 0 el defensor del pasttche: Ia ctudad del pa a- 1 onservacton Inusets c d' ., d frir a c . n el presente sino a con ICton e su una trans- do no puede 1ntegrarsee formaci6n. · d a1 il · P · 1t to de Viollet puede serVlr e guna mauera para unu- ero st e ex ~ . 1 · 1d S.tt tambien es porque este tiltnno es n1enos c aro s1no aJnbi- nar e e 1 e. ~ 1 • E · rto que muchas fonnulas de Sitte son nostw.gtcas. e puede guo. s c1e 1 fr 1 , tender la contrariedad del ciAM, por eje1np o ente a a evocacion de en , . " d , Ia herencia urbana del siglo xv nordico como tesoro e una epoca ya concluida que conocia todavia Ia alegria de vivir" [115]. Pero la ideolo- gia del progreso y Ia actitud monista del ClAM impedlan ver como Sitte concihi6 Ia urbanizacion y el ambiente en el cual vivimos segUn Ia com- plementariedad de dos dimensiones iguahnente capitales, una practica y otra estetica. Asi se ha perdido de vista que Ia relaci6n con la historici- dad volvia a Sitte sensible a una perdida.. considerada como perdida de , una parte integrante de nuestra condici6n humana. El no se cansa de repetir a prop6sito del desarrollo de Ia tecnica: "no se resuelve asi mas que un aspecto del problema [...]. El otro, el aspecto artistico, tiene una importancia al menos igual" [3]. Co~ ~hservaciones annmas pertinentes, los progresistas podian juzgar anacromco el apego de Sitte a Ia estetica clasica su aparente ignorancia del arte contemponineo, el hecho de que no pu;iera nunca en discusi6n los valores del eoclas' · La ~ • • D ICJSmo. lectura rapida del posmodern.ismo esta a~onzada.a mterpretar esta actitud como la reutilizaci6n de una imagen d y e ~ ~~:Dto m8s cuando, en el capitulo XI, recomienda el empleo emottvos cos0 barrocos d . , · [89] En realidad Si 'arcos etriunfo, columnatas, porticos · al , ' para tte son meros instrnmentos formales que no tienen v or en s1, son solo medi · u1 espacioa vaclos. os, enue tantos posihles, para cerrar y artie ar Pero una vez matSitte I , niamo contempoJ del80 0 es un•voco en Ia condena estetica del urba- raneo cual .......J! " . r tan en su oontrario, flt4 ] Jl&.p..~ce que todas las nor1nas se con~e- Propone CODiprurnisos· 1 • otro modo, a diferencia de Viollet, S1~e mismo yPeaimia A' es e tema del capitulo XI, un equilibrio entre op~- b:I!.J_Ji mo. vece& 1D~a , } QSI- WWIQ de naa estetica de la~7~ no creer mas, ni siquiera, en a P Cindad, Ytambien en esto coincide con la ~ fll . :ve esta posibilidad en un futuro a prop6sito de Viena, parece que una solu 'ion esta a1 aJcancc de Ia rnano. prro rn una ,·cr~i6n reducida. n1inirr1alis1a.1anto en la fX1f'n. ion con1o en la rxprrsi6n. En rcalidad, esta vaciladone on !a ron ecu~ncia logica dr uu cu·gn- mento que itte no llcga a fom1nlar y que e pn~ ani de rnanera adc·<'ua<Ia e1m jor lector df' Constntcci6n de ciudades: Gustavo Gio,·annoni.:.w 3. Sitte y Giovannoni Giovannoni ha reconocido plenamen1e Ja importancia y el genio de Sitte: "Una vez mas, despues de tanta literatura aparecida en ese ambito, con su pequeiio volumen Sitte sigue siendo el mas genial proput or de idea . el rna sahio fundador de leye e teticas; .21 Giovannoni nunca ha oculta- do su deuda con el maestro vienes: "Es un gran merito de Sitte el haher puesto en evidencia las caracteristicas [de la edificaci6n medieval] en las paginas adrnirables de un libro que todavia igue siendo uno de lo pila- res de los estudios urbanistico · .22 Ciertrunente, Giovannoni debe a Sitte el analisis del tejido urbano antiguo, del cual derivan las nociones de arquitectura mayor y menor la dialectica del tejido menor y del monu- mento, ha ta e1concepto de ambiente: todo e to estaba implicito en itte.. pero no indicado por terminos especifico . Mas importante me parece sin embargo la oposici6n entre pasado y pre- sente,oposici6n que estructura Construcci6n de ciudades y que,transfonna- day superada,genera Ia din3.mica propia de Vecchie citta ed edilizia nuova. En realidad,los progresos de la tecnica de fines del siglo XIX permiten a Gio- vannoni percib.ir alli tendencias y potencialidades que a Sitte se le escapa- ban. Giovannoni puede asi marcar con mas fuerza y mas agudeza el contraste entre edificaci6n vieja y edificaci6n nueva, entre dos tipos de espa- cios y modos de vida. Pero radicalizando e ta oposici6n y focalizandose en su dimension morlol6gica, sin dejarse obnubilar por la cronologfa puede postularla complementariedad de dos escalas deintervenci6n-la escala local y Ja escala tenitorial- como caracteristica especffica de la nueva sociedad. Giovannoni se n:iega a considerarlas dos escalas como reciprocamente exclu- sivas; ademas, confiere a ambas nna doble vocaci6n, practica y estetica. 20 G. Giovannoni, T 'ecchiPcitta ed edilizia nti.Ot'a (Turin~ Utet, 193 1), practicamente inhallable, fue reeditado en facsfmil acompafiado de notas criticas y bibliograffa aJ cuidado de Francesco Ventura~ por Citta Studi Edizioni de Milru1,en 1995. Una traciuccion £ranc~sa fue publicada por Seuil en 1998. 21 Ibid., p. 118. 2'J Ibid., p. 24.Veo.nse trunbien pp. 9, 26, 116, 119, 12-t, 167, 178. 27
  • 14. Frnn~oisc Choay 1 ciudad de m as roillones de habitantcs no Desde el romnento en quS.ett a se~m Ia forma unitaria y organica de la 'b ,s como en I e e . 1 ."' d e couc1 c roa , . 1contraTio co1no arncu ac1on e dos e ca- d .. ~smopore , . ciudad tra 1 clon ' . ' te dedicadas a dos tipo de relac1ones y corn_ .aJ especuvrunen h la espe<'I es r .0 "' 11 urbana deja de c ocarse con varias . t la proyccc1 . . . .. portam•en °, d'ccl ·ones 0 medidas Inefictente . El tejldo antim10 · ibilidades. contra 1 . . o ~ , unpos. d 1 -~l local ,Tde aquello que G1ovannon1 hablando de Paradirnla e a es(;ala ; " . quil ~, 23 . d 1 d' . dofin f 1 . rn nte como "'una esteoca tran a p1er e a tmen- Sitte e e e IZ e . . 1 dir ., . . d 1 . ., b 1 d 1 'z :Storia para adqumr a nens1on VlVlente e a hLS- IOn o so eta e a "1 • '1 · · 'd d L reglas y principios de Sttte encuentran, como e rru mo toner a . as · ·" G ' 1 · ·' b hab , arte intuido tma doble vocacion. wan a mtervenc1on so re 1a en p , 'nfr . , . tr hist6ricos ya insertos en redes de r aestructuias tecrucas a esca- cen os . d diri' . l ., d la territorial y., a1 mismo tiempo, pue en grr a concepcion e nuevas aglomeraciones. Estas Ultimas dejan e~tonces ~~ ser ap~ndices, periferias 0 remedios: devienen creaciones espactales ongu1ales nnpulsada por el desarrollo de Ia tecmca. A grandes rasgos, la transposicion y IaAufhebung que Giovannoni ha hecho sufrir a Construccwn de ciudades todavia tienen validez. En este marco,Ia descripci6n del espacio de proximidad y la agudeza de lo ana- lisis de Sitte conservan su valor. Particulannente actual parece la apo- logia de Ia solidaridad entre elementos construidos en la continuidad: cl lector de hoy reconocera allf la metafora de una sociedad de la urbani- dad y la critica de nuestra sociedad tecnicista avanzada en la cualla arquitectura se convierte en producci6n de objetos aut6nomos y meta- fo~a, ala vez,.~el in~vidualismo y de la peruusividad dominante. Con- frontese tamb1en launportancia acordada a una estetica de la recepci6n, en Iugar d Ia ' · d 1 · · . . . e . estetica e a creatiVIdad, hoy en primer plano conforme al 1~diVldualismocontempor8.neo. Observese finalmente que si Giovan- nont ha 'd d ' .. 1 . re~noct 0 e manera magistral Ia duplicidad de nuestra nue- va ClVl tzaeton, a pesar d "d d b' cal . eeste es oblamiento" no ha logrado conce 1r una es a de mtervenci, . 1 , . cion local doh on ~ona homologa a la escala de mterven- estetica d' ~ su le vocaclon practica y estetica. La cuesti6n de la infraestruecturasgr:: ~cala, hoy convertida en Ia escala de las grandes ~entcas -una , · ab' h cado sin encontt 1 . estetica contra Ia cual ya Sitte h 1a c .o- vannoni. El se ha~.: ~ea-, no ha sido resuelta tampoco por Gw condiciones eapecifica~ 0 a afirmar su posibilidad~ sin deterroinar sus • Ibid.,p 124. C. Sillf'. Dl'r Stiidtebau 4. Con.~trucciofl de ciudades y Ia "conciencia de sf ' Pero alin no hemos llegado al fin de nue::;1ra exploracion. Giovannoni no ha a~otado las lecturas posible de Sine. En realidad. pareciera qne lo. suceSlVOS 1ec1ores de Sitte se han apropiado mas de la. afirnlacione. de Construcci6n de ciudades que de sus dudru, e interrogacione . As! ha pasado,casi inadvertido cl hecho de que SitH' haya sido el pri- mero, una vez mas acompaiiado en ordina por Vio1let-1 e-Duc.2-l en haber planteado la cuestion de la conciencia de sfde los arquitecto y de lo urba- . .; . ntstas: una c ~esoon que nuestra epoca igue ignorando y a pe ar de e to me parece mas que nunca fundamental. Intentare definir lo que se entiende por ~conciencia de sf' refiriendo- me al capitulo u de Construcci6n de ciudades. titulado ·· ,omo liberar el centro de las plazas,.., decisivo para Ia enunciaci6n de las problematicas sitteaoas, ~ .l~s que resp_onde !uego el capitulo XI. AI principia clel capi- tulo u, refrrtendose a Mtguel Angel y a Ia disposicion de su David en Ia Piazza della Signoria, Sitte comenta: " o encontramos aqui enfrenta- dos a un enigma: el enigma del sentido arti rico no consciente y natural que sabia dar nacimiento a maravillas" (22]. Con Daniel Wieczorek tra- duzco aqui unbewusst como "'no consciente" para eitar las connotacio- nes psicoanaliticas del termino "'incon ciente· . Esto que itte quiere denotar es un proceso consciente pero no reflexivo, en el ingles de Christopher Alexander, unselfconscious. Esto no quiere decir que lo nifios que juegan en inviemo en la plaza del pueblo, o lo hombre libre de la Antigiiedad, o los burgue es del Medioevo y del Renacintiento no hayan tenido Ia voluntad detenninada de construir sus n1uiieco de nie- ve, o sus monumento en un punto preciso: Sitte insiste, por I contra- rio, en el hecho de que estas clispo icioue. no on para nada ca uales. Son decisiones deliberada , pero no racionaJizada , ni explicitamente justificadas. Proceden de un "senti1 niento natural , de no '~instinto artfs- tico innato'' de un Kunsttrieb que no parece den1a iado lejano del Kunsttvollen df' RicgL25 :!.. Trunbicn VioUcr-le-Due, [undador del radonalismo arqu1tcct6nico, cuyo ('(ruiva.lcnte I trbanis- tico e. t>l raciouaJismo itLt>auo, scotia nostalgin por uu acrrcamieuto intuitivo y no refl('xh·o. como demuesrra el bellisimo pasajr ·obre cl olv1do qur cierra E'l ~egundo Nllretien . Pero igual- meutc se cncucutrnn en cl imerior de los Entreticn.'i, a pnrtir del primero. nnmerosa~ rcfercndo..:, aJ "im;tinro del artt-" y a lu "uf'Ce idad"' de arte. El pasaje sobre cl nifio escultor recuf'rda aqud de Siue ~ohrc )o:-, nirios qur juegan. 25 Vcase enpnrtkular A.Rit·gl.Le C llltc> modemedes momtmerll.4i. trad.fr. dr D. ~·ieczorrk. Paris, Seuil, 1988 [en rastellano: El ('lf[lo modemo a los molluflwntos, trod. Ana Perrz Lt'>pr7. 1adrid. Visor-Ln balsa cie lu medu:.u. 1CJ87). 29
  • 15. Fran~oi t> Choay h P erdido este instinto e ignornmos Ja , 'tt ya eroos , d 1 " Pero. continua .• e., [?3] Para obtener a traves e a composicion, ente ~ · " d 1 · b l '"creaci6n no con Cl ,, anizaciones e espacio ur ano, so o nos 1 tiauas org . . all aJao analogo de as an o d . con e1 anilisis rac1on os proce o y Ja o I ., . repro uclf . b queda una so uc1~0· 0 de endian de un Kunsttr;e que n?s ha abando- reglas qne en un oen:pd dp una teoria racional (23], o mcluso '(su ti- 'li "el ann oto e . , . d I nado: un zar , . dida por la conciencta teon ca c as causas · I tradicion arnsuca per · " [134] El · ttnr a b II de las creaciones antlguas . ractonalis- que fun~aban 1 ~ ~e lezquaivalente exacto de aquel de Viollet. Y como para mo de S1tte aqw. e:; e e alli arnh ., s·ne va no se puede encontrar tma certeza para el este t ,en para I . al . . 1 . d · 1 n.!'isis racional es IDlSmo t:J.empo e stgno e una futuro, porque e a w . , . 1 , ·08 arma que nos queda contra esa ausenc1a en una prac- ausenCia y 8 um . . · . una interrogaci6n intima de nuestro patrrmon1o urbano. nca ~ en . hi , . I Sitte confiere, por lo tanto, la justa importanc1a stonca a a concien- ciade sl,es decir, ala dimension reflexiva que acompaiia la creaci6n arqui- tectonics a partir del Renacimiento y la construcci6n de las ciudades con el n8cinriento del urbanismo. Cuando lamenta Ia desaparici6n paralela del Kun.sttrieb, pone en evidencia un proceso que los desarrollos y el progreso de18 tecnica aceleran ygeneralizan cada dia mas: la desaparici6n de nues- tro emhestir corp6reo en el espacio concreto. Con su arte del enunciado ~ual e in~cto, Sitte pone en evidencia, desde el origen, esta desapari- caon progre:nva del cuerpo en movimiento y Ia correspondiente separacion en:eespa~o ~oe&!-_Y escalade! ~erpo humano: divorcio hoy con agrado po Ia multtplicaaon de las proteslS que -desde los transportes super velo- ces 8 las telecomuni,.oMones I · ' d ' · di · • ,~a , a as unagenes e smtests- me atizan ya nuestra ~lacJOn oon el espacio natural y el espacio construido. Pero Sttte nose detiene 8 , r..l 1 d' . . . , . CO I "" 'd , qw. ~ nunca ta Isoctado el mstu1to arnsti- ,e senti oarbstico innato" d las I . considera como las dos ' e r~ ac1ones sociales, dos factores que Sitte "inconsciente caras de una nnsma realidad. Alguna vez, afinna , ' mente, todos obed~am 1 d' ·' ' · d l epoca,yesta tradicion . ~.a os a a tra Jeton artistica e a sa resullaba siemp del .tan bien estahlecida que toda buena empre- un? ~ara si, pero t~ n:;:?rde los mod?s" [133); ode nuevo: "cadn ~umcamaneradeCOIJ8truir J~ en el nusmo espuitu, porque esta ero vmcula eJ eapacio urbano confonue a Ia naturaleza" (77). En otto Iugar miento de perteneocia con el placer estetico generado por el ··senti- p~ esto a una COJnuni.dad" (Heimatgefoltl) [143]. ~ lllllmiraecomo)P7«EJe de 1111 81 el concepto de este?ca de ~itte no a lit , a . antropologic.a n1as gene- t:tuao?es naturales, hilo conductor esta mterpretacion, reenviando al delosmundos natural y hurnano. 1 o pretendo que todo e.. ten de acur rdo con 1ni rorrr1aci6n ent rr Ia per- dida de) instinto artisti ~o y Ia coinpetencia de cdificar qtu' ntH..l-It ra . ocir- dad tecnici ta buhca hoy en la con ten1plarion narri~is t a de ..;u patritnonio bist6rico. Y e evidente que ittc no preorupaha por una antropologia grneraJ. Pero no . e puede nrgar que e te pequriio Jibro es una int roduc- ci6n a Ia problcnutica hoy Ina urgente. en una ociedad que ~<~ desplaza y se urbaniza percoendo la ciudad. l CuaJ. es el estatuto antropo1 6gico del e pacio con ·truido? l Se pued(~ imag~ar Ia institucionalizaci6n , Ia fundaci6n y refundari6n de e-sto quC' constltuy nuestra condici6n de eres vivo dotado de Ia palahra 'in Ia mediaci6n de un ambiente articulado cgt1n reglas de rontiaiiidad v ons- truido a escala humana? 0 ~ 31