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10 El libro del Eclesiástico.pptx

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  1. 1. • Este libro es el ejemplo más completo de literatura sapiencial judía. • Esta obra lleva la firma de su autor, Jesús Ben Sira, y gozó desde el principio de un enorme respeto tanto en círculos judíos como cristianos. • Probablemente fue el primer libro deuterocanónico puesto por escrito. • Por lo que nos dice en el prólogo el nieto- traductor, la obra había sido escrita en hebreo.
  2. 2. • El libro constituye un verdadero repertorio de máximas y reflexiones morales, valederas para las más diversas circunstancias de la vida y expuestas en una gran variedad de formas literarias: • proverbios, sentencias, dichos, instrucciones, elogios a las grandes figuras bíblicas y a la sabiduría, exhortaciones orientadas a la búsqueda de la verdadera sabiduría y a vivir en el temor de Dios, etc.
  3. 3. • La obra ha gozado de máxima estima en la Iglesia de los primeros siglos, siendo citada frecuentemente por los Padres de la Iglesia y ampliamente utilizada en la instrucción de los catecúmenos. • De ahí parece que deriva el título «Eclesiástico», con el que el libro fue conocido por la Iglesia latina desde el siglo II.
  4. 4. • Su estudio, sin embargo, no carece de dificultades, debido a la misma naturaleza de la obra y a la historia de su transmisión, por otro lado, no se puede perder de vista su valor excepcional, ya que, como afirma el autor, • «doctrina de ciencia e inteligencia ha condensado en este libro Jesús, hijo de Sirá, Eleazar, de Jerusalén, que de su corazón derramó sabiduría a raudales» (Si 50,27).
  5. 5. 1. TÍTULO
  6. 6. • El título del libro presentaba diferentes formas en la antigüedad. • La denominación primitiva corresponde, con probabilidad, a la que documentan las versiones griega y siríaca, es decir, Sabiduría de Jesús, hijo de Sirá, del que se hace eco la expresión utilizada habitualmente en nuestros días: • Sirácide o Sabiduría de Ben Sirá.
  7. 7. • Su título puede deducirse de 50,27 y 51,30: “Sabiduría de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sira”. • El nombre “Eclesiástico” proviene de la mayor parte de los manuscritos de la Vulgata, y tiene su origen en el gran uso que se hizo del libro entre las comunidades cristianas de los primeros siglos.
  8. 8. • La tradición hebrea, que no reconoce su canonicidad, lo ha denominado de diversos modos: Libro de Ben Sirá, Libro de Instrucción, Instrucción de Ben Sirá, Proverbios de Ben Sirá y otros más. • Probablemente se debe a la Vetus Latina la denominación Ecclesiasticus, que se difundió ampliamente en los siglos II y III, tanto que, en tiempos de san Agustín, se utilizaban ampliamente uno y otro título.
  9. 9. • El término Eclesiástico se impuso sucesivamente, gracias al uso hecho por la Vulgata y a la denominación adoptada por el Concilio de Trento y los documentos magisteriales de época posterior. • En nuestros días se ha recuperado el título «Sirácide».
  10. 10. • Si el título indica quién fue el autor, Ben Sirá, el prólogo de la traducción griega, escrito por el nieto, y diversas secciones autobiográficos diseminadas a lo largo del libro trazan su biografía.
  11. 11. • El nombre completo debía de ser seguramente «Jesús, hijo de Sirá, hijo de Eleazar, de Jerusalén» (Si 50,27). • Habría vivido entre los siglos III y II a.C., en Jerusalén, • dedicándose asiduamente, como el mismo autor afirma, «a la lectura de la ley, los profetas y los otros escritos de los antepasados» hasta conseguir un «gran dominio sobre ellos», • no solo del patrimonio religioso del pueblo de Israel, sino también de la lengua hebrea.
  12. 12. • Movido de celo por la fe de su pueblo, «se sintió empujado a escribir sobre cuestiones de instrucción y sabiduría», de modo que «los amantes del saber, una vez que lo hubiesen asimilado», pudiesen «progresar cada vez más en una conducta de acuerdo con la ley». • Hasta aquí las indicaciones del prólogo del Sirácide.
  13. 13. • En el epílogo autobiográfico (51,11-30), Ben Sirá evoca con gozo los esfuerzos con los que, desde la juventud, • buscó ardientemente la sabiduría, entendida como conducta religiosa a seguir, • pidiéndola en la oración, • frecuentando los círculos de los sabios (cf. 8,8-9), • esforzándose en una escucha asidua para asimilarla, • siguiendo sus huellas, • teniendo celo por el bien, alegrándose en el corazón al verla florecer y divulgándola con la enseñanza.
  14. 14. • Su casa se convirtió en una bêt midrash (una escuela o casa de estudio), abierta a todos, donde se aprendía a conocer la sabiduría y la instrucción (51,23).
  15. 15. • La personalidad de Ben Sirá corresponde perfectamente, en este sentido, a la del sabio o escriba, figura grandemente elogiada por el autor del libro (39,1-11), con tonos que casi parecen sugerir una autobiografía.
  16. 16. • Ben Sirá alude también a sus viajes (51,13), que le permitieron entrar en contacto con el mundo griego pagano, lo que se trasluce en su vasta cultura; sin embargo, permaneció siempre fuertemente ancorado en la tradición religiosa del judaísmo. • De hecho, aunque el libro permanece abierto a un diálogo con la cultura profana, se afianza en la tradición hebrea, distanciándose así de aquel proceso de inculturación distintivo del libro de la Sabiduría.
  17. 17. B) TEXTO Y VERSIONES
  18. 18. • El original hebreo fue conocido por san Jerónimo • Hasta el año 1896, no se supo nada del original hebreo.
  19. 19. • Entre los años 1896 y 1900 fueron descubiertas casi las dos terceras partes del texto hebreo en una gueniza (depósito de manuscritos inservibles) de la sinagoga del antiguo El Cairo, en distintos manuscritos.
  20. 20. • El manuscrito de Masada, con cinco capítulos de Sirácide (Si 39,27-32; 40,10-19 y 40,26-44, 17), es el más antiguo manuscrito del libro que se posee (100-70 a.C.). • En 1956 se encontraron en Qumrán otros fragmentos del texto hebreo, también se encontraron fragmentos en Masada, publicados en 1965. • Los manuscritos griegos son dos, G1 y G2.
  21. 21. • Mientras que la Iglesia católica considera al Eclesiástico como obra canónica, judíos y protestantes lo tienen como apócrifo, es decir, no inspirado, junto con algunos otros libros y secciones de ellos. • Las obras que están en esta situación reciben en la Iglesia Católica el nombre de “deuterocanónicas”. • Es citado frecuentemente en el NT, especialmente en Mateo, Lucas, Santiago y Hebreos.
  22. 22. En torno a la fecha de su redacción • Este libro fue escrito poco antes de la revolución macabea del 168 a.C. Fue redactado después del año 195 a.C. y no después del año 171 a.C., en Jerusalén. • En el prólogo, en efecto, se afirma que la traducción al griego tuvo lugar cierto tiempo después del año 38 del rey Evergetes (probablemente, Tolomeo VII, que reinó entre 170-117 a.C.), es decir, poco después del 132.
  23. 23. • Si esta es la fecha de la traducción llevada a cabo por el nieto, es necesario remontarse dos generaciones hasta llegar al original hebreo. • Por otra parte, la mención que hace el libro del sumo sacerdote Simón II, hijo de Onías II (Si 50,1ss), último de la serie de los grandes personajes del pueblo de Israel mencionados por Ben Sirá en el «elogio de los padres» (Si 44-51), parece confirmar la fecha mencionada.
  24. 24. • Sabemos que el sumo sacerdote Simón II (219- 199 a.C.), a quien parece que el autor conoció personalmente, fue depuesto por Antíoco IV (215-163 a.C.) antes de que estallara la persecución macabea con el consiguiente alzamiento de Matatías y sus hijos, hacia el 168 a.C.; • por tanto, el libro se debió de concluir antes de esta fecha, pues no se hace alusión alguna a la insurrección de Matatías y sus hijos.
  25. 25. • Desde el punto de vista literario, Sirácide se presenta con características muy similares a Proverbios, • desarrollando sus reflexiones a través de variados tipos de meshalîm y del uso de procedimientos retóricos y estilísticos propios de la tradición sapiencial: • paralelismos, aliteraciones, asonancias, rimas, quiasmos, inclusiones, estribillos, etc., en los que Ben Sirá demuestra un gran dominio.
  26. 26. • A diferencia de Proverbios, sin embargo, Sirácide recurre con mayor frecuencia al género de poemas, a veces, dividido en estrofas, y a la instrucción.
  27. 27. • Otra peculiaridad de Sirácide es la de agrupar máximas sobre el mismo tema en secciones autónomas, como, por ejemplo, • 2,1-18 (paciencia en las contradicciones), • 3,1-16 (deberes con los padres), • 4,1-10 (caridad con los pobres), • elaborando con arte poética antologías más o menos extensas alrededor de un tema.
  28. 28. • Por otra parte, en Sirácide se observan, igual que en Proverbios, repeticiones de temas o de fórmulas en secciones diferentes de la obra sin motivo aparente, • quizá explicable por la unificación de las fuentes de las que se sirve el autor o debido a las ediciones sucesivas de la obra,
  29. 29. Entre los diferentes tipos de meshalîm y formas análogas, encontramos:
  30. 30. • Algunos géneros literarios más desarrollados son, por ejemplo: los himnos, especialmente, de alabanza a la sabiduría y a Dios creador (1,1-8; 16,24-17; 18,1-14; 39,12-35; 42,15-43); • la acción de gracias (51,1-12); las súplicas individuales o nacionales (23,1-6; 36,1-17);
  31. 31. • las notas autobiográficas destinadas a ofrecer un ejemplo de vida a imitar y poder así alcanzar la sabiduría (24,28-32; 33, 16-19; 51,13-22);
  32. 32. • las invocaciones o plegarias dirigidas directamente a Dios o a modo de exhortación (23,1-6; 36,1-17; 39,12-35; 50,22-24; 51,1-12), • género literario ajeno a los demás libros sapienciales, (solo en Pr 3,7-9 y Sb 9)
  33. 33. • los catálogos de fenómenos naturales o elementos de la naturaleza (animales, vegetales, minerales, fenómenos cósmicos, etc.), • contenidos generalmente en los himnos que describen las obras de la creación de Dios (39,12-35; 42, 15-33);
  34. 34. • la sátira de los oficios (38,24-34) • y el acróstico alfabético (51,13-29).
  35. 35. • Presenta gran variedad de formas literarias, como himnos, narración autobiográfica, onomástica (listas de “nombres” de distintos elementos del mundo natural), plegarias, el gran poema didáctico y hasta un salmo de acción de gracias.
  36. 36. • Según Ben Sira, la sabiduría es el bien/don supremo al que puede aspirar el ser humano. Se trata de una cualidad divina presente de modo general en toda la creación, y de manera particular en la ley mosaica. • No hay prácticamente ningún tema, relacionado con el desarrollo personal bien con la responsabilidad comunitaria, que pase desapercibido a Ben Sira.
  37. 37. 3. LUGAR EN EL CANON, TEXTO Y VERSIONES
  38. 38. A) CANONICIDAD Y LUGAR EN EL CANON
  39. 39. • Aunque los descubrimientos arqueológicos realizados durante el último siglo han puesto a nuestra disposición una gran parte del original hebreo, el libro de Ben Sirá fue de hecho conocido y se transmitió en lengua griega. • No entró a formar parte, por tanto, de la Biblia hebrea. • Se ignoran los motivos concretos de esta ausencia.
  40. 40. • Se ha conjeturado que los rabinos que establecieron definitivamente el canon hebreo después de la caída de Jerusalén, el año 70 d.C., en su mayoría de tendencia farisea, lo excluyeron durante el período de Yamnia o Yavne (fines del siglo I y siglo II), • porque la obra resultaba sospechosa de orientación saducea: no habla explícitamente, en efecto, de la resurrección de los muertos y concede gran importancia al sacerdocio saduceo.
  41. 41. • Junto a esto hay que reconocer que el libro de Ben Sirá fue ampliamente apreciado y leído en la liturgia hebrea hasta el siglo X d.C., • además de ser considerado Escritura sagrada por una parte representativa de la tradición rabínica, como se deduce de las citas referidas en el Talmud y en los escritos midrásicos.
  42. 42. • En la tradición cristiana, la aceptación del libro se advierte ya en el Nuevo Testamento, donde se vislumbran algunas referencias implícitas, sobre todo en las cartas de san Pablo y Santiago.
  43. 43. • Progresivamente, la canonicidad del libro se impuso en toda la Iglesia, como lo ponen de manifiesto algunos datos, entre otros: el libro fue utilizado desde el comienzo como manual de formación para los catecúmenos, • Su recepción en la Vulgata determinó, finalmente, su uso eclesial universal, hecho que confirmó el Concilio de Trento en la definición dogmática del canon bíblico, establecido en la cuarta sesión del 8 de abril de 1546.
  44. 44. 5. ESTRUCTURA Y FINALIDAD DE LA OBRA
  45. 45. ESTRUCTURA (otras posibilidades en el apunte)
  46. 46. • Teniendo en cuenta las secciones hímnicas (1,1-10: origen divino de la sabiduría; 24,1-29: la sabiduría en Israel y sus frutos; 42,15-43,33: himno a la Creación y al Creador);
  47. 47. se pueden distinguir tres grandes bloques en la estructura de la obra: •- 1,1-23,27; •24,1-42,14; •42,15-50,29.
  48. 48. B) FINALIDAD
  49. 49. 50,7-29 • Hacia el final de su obra, figura el objetivo que se propuso al escribir,
  50. 50. Transmitir una sabiduría • Este epílogo autobiográfico revela que Ben Sirá compuso su obra movido por el deseo de transmitir una instrucción, una sabiduría • –aquella que él había buscado asiduamente en la oración, el estudio y la práctica de la ley– que penetrase en la mente y en el corazón de sus lectores, • judíos que probablemente vivían en una sociedad invadida por el pensamiento helenista, para que la practicasen y permanecieran firmes en la tradición de los padres.
  51. 51. • El intento de Ben Sirá, por tanto, fue el de revalorizar la «sabiduría de Israel», devolviéndole el admirable significado que, tal vez, había perdido a los ojos de sus contemporáneos.
  52. 52. • Ante el proceso de helenización que avanzaba por toda el área de Oriente Próximo desde el siglo IV a.C., que había ya penetrado la cultura y la religiosidad del pueblo de Israel afectando la fe de los judíos de su tiempo, • Ben Sirá quiere inculcar en sus correligionarios la idea de • punto luminoso de referencia, vasto y eficaz, el único capaz de evitando el peligro causado por las diferentes filosofías paganas y por la mentalidad de la época.
  53. 53. • Con este fin, Ben Sirá ofrece un cuadro, lo más completo posible, de la sabiduría de Israel, mostrando su contenido como regla de vida y desarrollando los motivos de alabanza. • El autor, que pasará revista al final de su obra a los principales personajes de la historia del pueblo de Israel (44,1-49,16), presentándolos como , propone a lo largo de su obra, a las jóvenes generaciones, • la excelencia de una existencia vivida en el horizonte de la , guía segura y eficaz ante las cambiantes circunstancias de la vida, en el presente como lo fue en el pasado:
  54. 54. • «Fíjense en las generaciones antiguas y vean: ¿Quién confió en el Señor y quedó confundido? ¿Quién perseveró en su temor y fue abandonado? ¿Quién le invocó y fue desatendido?» (2,10). • No existe una alternativa de felicidad fuera de la verdadera sabiduría.
  55. 55. 6. TEMAS DOCTRINALES
  56. 56. • Ben Sirá, ha querido codificar y transmitir toda una herencia espiritual-religiosa. • abarca en su mensaje los aspectos más diversos de la viva enseñanza recibida por el pueblo de Israel.
  57. 57. A) EL SEMBLANTE DE LA SABIDURÍA
  58. 58. • El tema de la sabiduría enmarca (1,1-18 y 51,13-30), acompaña (4,11-19; 6,18-37; 14,20-15, 10; 44,1-15) y emerge en el centro (c. 24) de la obra de Ben Sirá. • Esta sabiduría posee una fisonomía propia, que se irradia asumiendo un triple aspecto: • es una realidad que existe en Dios y junto a Dios, por tanto, • también se manifiesta como un , convirtiéndose así en creada e inmanente; • posee, además, un papel de mediación, encarnándose especialmente en la Torá, palabra de Dios y manifestación de la voluntad divina.
  59. 59. • Los primeros dos aspectos están magistralmente delineados en el himno a la sabiduría con que comienza el libro (1, 1.4-8).
  60. 60. Autoelogio de la sabiduría: Sir 24 • La sabiduría está en Dios, porque solo él es sabio, pero se derrama sobre toda la creación, especialmente, sobre los que aman a Dios. • Una idea análoga es recogida en el himno central del libro (24,1-32), que trae el autoelogio de la sabiduría ante el Altísimo: ver especialmente 24,3-4.9-11.
  61. 61. • También en este auto-elogio la sabiduría se presenta atestiguando que su origen es eterno junto a Dios. • Con respecto a la creación, afirma que ella impregna todo lo creado y se extiende a lo largo de las generaciones: preexiste a la creación y su presencia eficaz no tendrá fin. • Una alusión particular hace a , centro del pueblo elegido por Dios y al que Dios se ha revelado de un modo especial: • «Entonces el creador del universo me dio una orden, el que me había creado me hizo plantar la tienda, y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob, sea Israel tu heredad”» (24,8).
  62. 62. B) SABIDURÍA, TEMOR DE DIOS Y TORÁ
  63. 63. ,
  64. 64. y por eso afirma: • «Toda sabiduría consiste en temer al Señor, y solo hay sabiduría cuando se practica la ley» (19,18). • Y al final de su grandioso elogio de la sabiduría en Si 24, añade: • «Todo esto es el libro de la alianza del Dios Altísimo, la Ley que nos prescribió Moisés» (24,24).
  65. 65. • Ciertamente, se trata de la Torá entendida en su significado más profundo de revelación histórica de Dios. • Su puesto es, por tanto, central y, aunque el autor considera que la Torá no abarca toda la sabiduría, sabe, no obstante, que representa una manifestación única de ella. • Ser sabio se traduce por eso en la plena adhesión a la ley de Moisés: «Si deseas la sabiduría, guarda los mandamientos, y el Señor te la concederá» (1,26; 33,2- 3 ), proclama Ben Sirá.
  66. 66. • Si la ley es la manifestación objetiva más alta de la sabiduría creada, subjetivamente, la sabiduría se expresa en el «temor de Dios», entendido a la vez como camino hacia la sabiduría y plenitud de ella. Por este motivo, el «temor de Dios» es llamado principio, plenitud, corona y raíz de la sabiduría: (1,11.14.16.18.20).
  67. 67. • En su íntima naturaleza, este «temor de Dios», según Ben Sirá, consiste en una actitud confiada, reverente y humilde con respecto a Dios, como se deduce de los textos más importantes sobre este tema (1,11-2, 18;7,29-31; 10,19-24; 19,20-24; 33,1-3; 34,13-17); • textos que hablan de un «temor de Dios» que presupone en el hombre una relación filial, amorosa, intensa y viva con Dios, basada en la bondad divina, además de una actitud de humildad y de sincera obediencia a la voluntad divina:
  68. 68. • «Porque el temor del Señor es sabiduría y enseñanza; le agradan la fidelidad y la mansedumbre. No faltes al temor del Señor, ni te acerques a él con doblez de corazón» (1,27-28). • También 34,13-17
  69. 69. • La sabiduría de la que habla Sirácide, en definitiva, no consiste una reflexión meramente humana. • Es una manifestación del ser de Dios, que se difunde en la creación haciéndolo partícipe de su sabiduría y que ha entrado en la historia de los hombres, especialmente, en el pueblo de Israel. • Como donación divina, es un don gratuito, pues la sabiduría no se adquiere por el esfuerzo humano, sino viviendo en el temor de Dios, que conlleva la meditación humilde de su palabra y la práctica de sus mandamientos.
  70. 70. C) LA ANTROPOLOGÍA DE SIRÁCIDE: LIBERTAD, PECADO Y RETRIBUCIÓN
  71. 71. • Desde la óptica sapiencial, en la que Dios es visto como sabiduría y dador de la sabiduría, como creador y amante de la creación, como «padre y dueño de la vida» con quien poder gozar en una relación filial (23,1.4; 51,10), • se encuadra una antropología optimista y realista a la vez, centrada en la idea del hombre como «imago Dei», categoría bíblica fundamental que reaparece en Sirácide: • «El Señor creó al hombre de la tierra, y a ella le hará volver de nuevo […]. Los revistió de una fuerza como la suya, a su propia imagen los creó» (17,1.3).
  72. 72. • En este sentido, el Sirácide presenta, de un modo casi único en el Antiguo Testamento, una antropología en la que la libertad de la que goza el hombre se afirma con eficacia extraordinaria. • Ben Sirá, en efecto, no solo enseña, como hace el Deuteronomio, la posibilidad que tiene el hombre de elegir entre las dos vías, del bien y del mal –«Ante los hombres está la vida y la muerte, a cada uno se le dará lo que prefiera» (Si 15,17; cf. Dt 33,15-20)–, • sino también la efectiva capacidad de autodecisión del hombre, a quien Dios dejó (15,14).
  73. 73. • El autor del libro indica , a la luz de la cual se esclarecen las categorías de pecado y retribución. • La imagen del sabio que emerge de la obra de Ben Sirá no queda, por tanto, reducida a la dimensión horizontal de la vida, sino que adquiere relieve y se engrandece, según la respuesta de su fe
  74. 74. • El libro del Sirácide logra dar un tratamiento lúcido al tema del pecado: • explica su origen (25,24), • la situación de debilidad en la que se encuentra el hombre después del pecado original (8,5; 21,1-3), • la condición ruinosa de quienes viven en el pecado (16,5-14; 41,5-13), hecho que, sin embargo, no es irreversible, porque Dios «a los que se arrepienten les permite volver, y consuela a los que perdieron la esperanza» (17,24; cf. 17,20-29).
  75. 75. • Pues: «¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que se convierten a él!» (17,29).
  76. 76. • Con respecto a la doctrina de la retribución, Sirácide profundiza la doctrina deuteronomista de la doble vía (cf. Dt 28), • asignando un premio para el justo también en esta vida (larga vida, salud, felicidad, hijos, buen nombre, etc., 1,11-20; 4,11-18, etc.) • y un castigo para los pecadores (sufrimientos y muerte prematura: 5,1-8);
  77. 77. La muerte • A pesar de ello, para Ben Sirá la muerte, consecuencia del pecado (25,24), se presenta como un dato crucial en la reflexión sobre la justicia de Dios: • momento que ilumina el sentido de la trabajosa vida del justo (7,36; 14,12-19) y que se revelará terrible para el impío (19,3; 40,1- 11; 41,1-4).
  78. 78. • En la segunda parte del libro, el autor lleva a cabo una meditación profunda sobre la y sobre los personajes que los componen. • Entonces se descubren : • Adán es exaltado como superior a todo viviente (49,16), y la misteriosa partida de esta vida de Henoc y Elías (44,16; 48,1-11; 49,14) se presenta como digna de ser venerada, como anticipación del destino feliz reservado a los hombres justos.
  79. 79. D) EL HUMANISMO DE BEN SIRÁ
  80. 80. • Ben Sirá propone un detallado panorama del mensaje de la tradición bíblica relacionado con la moral personal, familiar y social, motivo por el que el libro ha sido considerado un compendio espléndido del justo modo de vivir. • La obra proyecta, en efecto, un amplio abanico de temas de orden moral:
  81. 81. 1. normas que se refieren a la relación con el prójimo, especialmente, con los padres (3,1-16) 2. y con los pobres y necesitados (4,1-10; 29,1-20); 3. sobre la moral familiar y conyugal (7,19-28; 25-26; 30,1-13); 4. las relaciones sociales (8,1-19) 5. y de amistad (6,5-17; 12,8-18; 22,19-27; 27,16-21; 37,1-6); 6. los consejeros (37,7-15); 7. la salud y la serenidad (30,14-25); 8. el uso sabio de las riquezas (14,3-19; 31,1-11) 9. y de los placeres de la mesa (31,12-31); 10. la constancia en la prueba (2,1-6); 11. la humildad y la paciencia (3,17-30); 12. la discreción al hablar (5,10-15; 19,6-12; 23,7-15); 13. la castidad (23,16-27) y la justicia (27,8-15), y, más en general, 14. sobre todo lo que se refiere al discernimiento del bien y los pecados a evitar (7,1-36; 12,1-7, etc.).
  82. 82. • Para el autor del libro, existe una relación precisa entre el ofrecimiento de sacrificios agradables a Dios y el comportamiento interno virtuoso personal, que se manifiesta en las buenas obras, especialmente, en lo que se refiere a la justicia hacia el prójimo. • Por este motivo, Ben Sirá denuncia el sacrificio de los impíos, que no temen violar el derecho de los pobres (34, 18-26), y • En los cc. 4-6 queda acentuado el valor cultual de las enseñanzas sapienciales relativas a la ayuda a los pobres, al dominio de uno mismo y, sobre todo, a la búsqueda de la sabiduría.
  83. 83. • En lo relacionado con el tema de la figura y papel de la mujer en el ámbito familiar y social, aspecto que adquiere un espesor especial en la obra de Ben Sirá, • es necesario advertir que el autor ha sido inculpado en ocasiones por presentar una visión más bien negativa de la mujer, opinión que se basa en la lectura de algunos textos dispersos a lo largo del libro (9,1-9; 19,2-3; 25,13, etc.).
  84. 84. • «Dichoso el marido de una mujer buena, el número de sus días se duplicará. • Mujer valerosa es la alegría de su marido, él vivirá en paz todos los años de su vida. Una mujer buena es herencia valiosa, que toca en suerte a los que temen al Señor: sean ricos o pobres, su corazón estará contento, y llevarán siempre la alegría en su rostro» (Si 26,1-4; cf. 3,2-6; 7,19, 26,13-18, etc.).
  85. 85. • Por esto, no parece del todo objetiva la opinión que pretende tachar a Ben Sirá de misógino, a través de una lectura parcial de los textos, sin tener en cuenta de modo suficiente el contexto de su obra y la época en la que vivió.
  86. 86. E) LA SABIDURÍA EN LA HISTORIA DE ISRAEL
  87. 87. • Ben Sirá reafirma, de hecho el señorío del Señor en la historia, haciendo derivar su interpretación del concepto de “ḥokmah”. • En el elogio a los padres (Si 44-50) se descubre un itinerario, único en su género, trazado por una serie de cuadros de extensión variada, que presentan sucesivamente los personajes bíblicos más representativos de la nación, según una precisa línea cronológica.
  88. 88. • Los personajes son alabados como hombres «ilustres» y «virtuosos» (44,1.10), de modo particular por su gran sabiduría (44,15), y propuestos como paradigmas del justo actuar, humano y religioso.
  89. 89. • La peculiaridad de Sirácide, cuando se compara con otros textos sapienciales, especialmente con Sb 10-19, donde las figuras bíblicas parecen difuminarse pasando a un segundo plano para dejar lugar a la presentación de la sabiduría en sí misma, • es el hecho de que, en este otro libro bíblico, la sabiduría emerge a través de las acciones de los personajes concretos de la historia bíblica.
  90. 90. Se mencionan unos treinta personajes: • algunos patriarcas (Henoc, Noé, Abrahán, Isaac y Jacob), • otros designados como profetas (Moisés, Josué, Samuel, Natán, Elías, Eliseo, Isaías, Jeremías, Ezequiel, los doce profetas menores), • algunos reyes (David, Salomón, Ezequías, Josías y varios más), • y también sacerdotes, cuya sabiduría es puesta de relieve de modo particular (Aarón, Pinjás, Simón II).
  91. 91. • De todos se mencionan momentos particularmente significativos de su vida. • Se podría hablar de una reflexión sapiencial que, escudriñando la actuación divina concreta en las grandes figuras de la historia de Israel, traza con amplitud una teología de la historia de la salvación.
  92. 92. F) EL SIRÁCIDE EN LA TRADICIÓN NEOTESTAMENTARIA Y CRISTIANA
  93. 93. • En base a nuestras consideraciones, el Sirácide se presenta como un claro testimonio del desarrollo teológico alcanzado por la tradición bíblica veterotestamentaria en su fase final, sobre la que se enraíza el cristianismo.
  94. 94. • De hecho, el libro atestigua la existencia, prácticamente llegada a su conclusión, del conjunto de libros sagrados de la Biblia hebrea: el prólogo menciona la clásica división tripartita –ley, profetas y otros escritos–, • y en la sección dedicada al elogio de los padres se mencionan, más o menos explícitamente, directamente o a través de sus personajes principales, la mayor parte de los libros de la Biblia hebrea: la Torá, Josué, Samuel, Reyes, Crónicas, Job, Isaías, Jeremías, Ezequiel, los doce profetas menores, Nehemías, los Salmos de David y los Proverbios de Salomón.
  95. 95. • Los paralelos de Sirácide con los escritos del Nuevo Testamento, especialmente con las cartas de Pablo y Santiago, a pesar de no ser textuales, • ponen de relieve que el libro gozaba entre los primeros cristianos de gran estima, confirmada, como hemos señalado al comienzo de este estudio, por el título con el que el libro fue conocido desde el final del siglo II d.C., «Eclesiástico».
  96. 96. • Un influjo especial tuvo el célebre elogio de la sabiduría de Si 24, donde la sabiduría es personificada, siendo ella misma la que toma la palabra (vv. 3-22).
  97. 97. • Este texto, en el que la sabiduría es delineada como realidad en Dios, que ha actuado y actúa en la creación y en la historia de la salvación, parece haber inspirado decididamente, junto a Pr 8 y Sb 7, • las diversas formulaciones neotestamentarias sobre la fe en la Trinidad y en la Encarnación, como son el prólogo del cuarto Evangelio (Jn 1) y los himnos cristológicos de las cartas paulinas que encomian la preeminencia de Cristo sobre toda la creación (Flp 2,6-11; Col 1,15-20).

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