Las Pymes son por mucho el sector económico más vulnerable al fraude corporativo y sus consecuencias; y las más desprotegidas. Inaceptable, considerando que generan cerca del 80% de la fuerza laboral del país.
Fraude Corporativo: quién se preocupa de las pymes
1. Fraude corporativo y responsabilidad penal de la empresa: ¿quién se preocupa por las Pymes?
Las Pymes sufren significativamente más fraude corporativo que las grandes empresas. Su
perjuicio es también desproporcionadamente mayor: un promedio de US$150 mil las empresas
con menos de 200 empleados, contra US$100.000 en empresas de hasta 10.000 empleados. En el
último “ACFE‐Reporte a la Nación 2012” (Association of Certified Fraud Examiners), las cifras
sostienen éste y otros hechos vinculados a las Pymes, que urgen atención seria e inmediata. Esta
columna afirma que hoy hay conocimiento y herramientas para evitar la mayor victimización de
las Pymes, y hacerlo venciendo la principal barrera que han enfrentado para ello: el costo.
Si bien casi 90% de los esquemas de fraude en las Pymes son “distracción de activos” –una de las
tres grandes categorías, y “la menos costosa” en promedio (por oposición al fraude financiero y la
corrupción)‐ lo cierto es que: a) “menos costosa” significa pérdidas promedio de US$ 120 mil; b)
28% de Pymes sí reporta, además, esquemas de corrupción (promedio de costo directo US$250
mil); y, c) en el total de los casos, 1/5 reportó pérdidas superiores a US$ 1 millón. A ello,
agreguemos: muchas Pymes son proveedoras del Estado, o contratistas o proveedoras de
empresas mayores que deben cumplir con los requisitos de la nueva Ley de Responsabilidad Penal
de la Empresa. Sin embargo, las Pymes operan bajo la convicción de que: a) Las medidas
antifraude implican asesorías impagables, de las grandes consultoras; b) que las medidas anti‐
fraude implican gastos irracionales para su tamaño; c) que “a ellas no les pasa” (porque son chicas,
dominadas por gestión familiar o discrecionalmente personal); y d) que, en todo caso, “ninguna
consultora importante las trataría realmente como hacen con sus grandes clientes”. Consecuencia:
se asesoran mal, actúan por intuición o ingenuidad, y son victimizadas. Aun cuando estas premisas
ya no son necesariamente ciertas.
Hoy sabemos más que nunca sobre el fraude interno y cómo reducirlo; tenemos información y
soluciones diferenciadas por industria (cada cual, con distinta preponderancia a distintos tipos de
fraude); y, ese conocimiento, permite adaptar y priorizar medidas anti‐fraude y programas de
compliance, a las necesidades específicas y concretas del nicho, y de cada empresa en particular.
El dueño de una Pyme me preguntó ‐en otros servicios‐ ¿“no es la vaina más cara que el sable”?.
“Bueno, depende de si va a tener sable del todo, a no ser que lo meta en la vaina”. La estimación
es que 8 de cada 10 Pymes que sufre estos fraudes, simplemente va a morir (86% de las Pymes son
“pequeñas”, pero Incluso las medianas). Él estaba pensando en cortar un fraude particular en
curso; un experto piensa en prevenirlo. Estudios muestran que la prevención del fraude es hasta 4
veces más barata que sufrirlo.
Hablamos de un sector al que hoy se atribuye 80% de la fuerza laboral del país; protagónico en
emprendimiento e innovación; foco de inversión, subsidios y co‐financiamiento público, y que en
2006 sumaba 83.347 empresas (aun excluyendo agricultura, pesca y servicios), empleaba a
1.208.767 personas y generaba ventas por $20.660 millones, contribuyendo –despejadas las
ventas del cobre‐ casi un 21% del valor agregado nacional en el PIB (INE). Las Pymes necesitan ser
protegidas, hoy se sabe cómo hacerlo, con soluciones diseñadas especialmente a la medida,
tamaño, capacidad y requerimientos concretos y específicos de cada una de ellas.
Andrés Baytelman A.
Director – Advisory ‐ PwC ‐ Chile