Sentir _ Experimentar o percibir sensaciones producidas
por causas internas o externas a través de los sentidos.
Experimentar un sentimiento.
Resentimiento .- Se define como el amargo y
enraizado recuerdo de una injuria particular, cuyo
desagravio se desea. Su sinónimo es “rencor”.
Rencor proviene del latín, rancor (queja, querella,
demanda). De la misma raíz latina deriva rancidus
(rencoroso), y de ella, las palabras “rancio”.
• Nace de una decisión
racional, deliberada y
sopesada
• Es compasiva con el ofensor y
se controla ante un cambio
de actitud del ofensor
Enojo
ordenado
• Surge de nuestra mala
disposición, nos domina,
esclaviza y oprime
• Mala emoción que admite
muchos grados
Enojo
desordenado
El odio implacable y
el rencor
El furor (demencia
pasajera)
La violencia (palabras
o golpes)
Irritación (arrebatos y
gestos desordenados)
El mal humor
Impaciencia
Sea cual sea su causa, padece un sufrimiento terrible.
Una persona resentida se intoxica a sí misma.
El otro le ha herido y ahí se recluye, se instala y
encapsula.
Queda atrapada en el pasado.
El resentimiento hace que las heridas se infecten en el
interior y ejerzan su influjo, creando una especie de
malestar e insatisfacción generales.
Los recuerdos amargos encienden de nuevo la cólera
y llevan a depresiones.
Carácter excesivamente susceptible.
Los sentimientos de inferioridad.
Los celos, especialmente entre hermanos
o compañeros.
La envidia.
El carácter iracundo, inmoderado, etc.
Personas tímidas.
Las personas orgullosas.
El apego y las expectativas.
La envidia y los celos
La difamación y la calumnia
La queja constante, la murmuración y la protesta
La disconformidad con todo
La propensión a encontrar defectos
La intolerancia
Las actitudes agresivas
Los recuerdos amargos
La facilidad para juzgar y castigar
Las actitudes (miradas, gestos, crispación ante ciertas personas)
Vergüenza y culpa por actos pasados
¿Contra quién guardo rencor?
Se trata de un enojo ordenado o desordenado
¿cuándo y cómo me hirieron?
¿qué heridas me hicieron, cómo me afectaron y
qué daño me causaron?
¿tengo pruebas claras de dichas ofensas?
¿son objetivas o producto de ideas irracionales e
inconscientes?
¿He observado en mi vida pasada alguno de los
comportamientos arriba indicados? ¿Cuáles?
¿Soy consciente de que esos comportamientos
(envidia, quejas, murmuraciones, intolerancia,
amargura,etc.) manifiestan resentimiento o ira
interior? ¿O más bien, reconozco esas actitudes
pero niego que “en mi caso” provengan del
rencor?
¿Contra quién guardo rencor? “el círculo de los
recuerdos dolorosos”
Psicológico-emocional: Heridas profundas y
pensamientos obsesivos por el daño sufrido,
amargura, vengativas, injustas, sin compasión.
Conductual: Persona retraída, aislada, solitaria.
Social: Persona agresiva, pierde oportunidades en
la vida laboral y social.
Físico: Trastornos hepáticos, urticaria, prurito,
hipertensión, impotencia, parálisis, adicciones.
En mi vida pasada ¿he evitado reconocer que tengo rencores?
¿He negado ser rencoroso o estar resentido con alguien de
alguna de las maneras arriba expuestas?
¿Tergiverso los hechos pasados, los manipulo o los reprimo?;
¿he descargado sobre otros Los problemas que tal vez llevo
dentro del alma?;
¿me he descubierto realizando sobre personas inocentes los
mismos errores o las mismas conductas con que otros me han
hecho sufrir a mí?
En la actualidad ¿escondo de mi propia conciencia algún
rencor?
¿Me descubro intentando convencerme de que no soy un
resentido o una persona rencorosa?
Esta actitud, ¿afecta de algún modo mi persona?
Perdón proviene de la palabra perdonar, que a su vez proviene
de los vocablos latinos per + donāre (dar, regalar).
La preposición per significa, según los casos por, con, pasar (por
algo), por medio de, en cuenta de, a, a causa de, pasar por
(encima, sobre de.
El verbo donare significa dar o regalar; en la forma de sustantivo
donum significa regalo, presente, don, y donación.
Según algunos, aunque esta posibilidad parece algo menos
plausible, la palabra procede o podría también proceder del
verbo perdo acción de destruir, arruinar, tirar (a la basura) o
desperdiciar, dispersar o esparcir, desaprovechar, despilfarrar, y
hacer perdedizo, así que perdonar vendría a ser la acción de
arrojar el agravio a la basura, o destruir la falta
(Gordon y Bancom (1998-2003) “El perdón implica
una compleja interacción entre el que perdona y el
que es perdonado, involucrando el logro de una
visión más balanceada de la relación una
disminución de los sentimientos menores hacia el
otro y un menor deseo de castigarlo.”
(Makinen y Johnson (2006) “El perdón involucra
reparar heridas emocionales, restaurar la confianza y
reconstruir el vínculo.”
Seneca veía en la piedad, el principal motivo del
perdón, y resumía su pensamiento en una célebre
fórmula: “perdona al más débil que tú por piedad
hacia él; y al más fuerte que tú por piedad hacia ti”
Perdonar no es olvidar
Perdonar no es justificar
Perdonar no es una obligación,
Perdonar no es rendirse
El perdón no es volver a aceptar,
Perdonar no es reivindicarse o
reconciliarse,
El perdón es más que aceptar lo que sucedió. No es aceptar
una ofensa con el fin egoísta de “seguir adelante”, y
mantener, al mismo tiempo, una fría indiferencia hacia el
otro.
Es más que cesar en nuestro enojo. Ésta es sólo una parte del
proceso. El perdonador tendría que tener un cambio real de
actitud hacia el ofensor.
El perdón es más que tener una actitud neutral hacia el otro.
Va más allá de no guardar resentimiento; el propósito del
proceso del perdón es que el perdonador experimente
pensamientos y sentimientos positivos hacia el ofensor.
Perdonar significa admitir que lo que sucedió
estuvo mal, y que no debería repetirse, sin excusar
al ofensor.
Perdonar es cambiar el modo en que recordamos
el pasado: sin angustia, temor, y ansiedad.
El perdón no es decir “te perdono” con palabras
que suenan como desprecio. No es perdón sincero
cuando se convierte en una estocada hiriente de
desdén.
El perdón no es un proceso. El perdón es un paso
en el proceso de la reconciliación, ya que ésta, sin
el perdón, es una simple tregua donde cada parte
está buscando la oportunidad para reiniciar las
hostilidades. La reconciliación real requerirá el
perdón de ambas partes.
1º Abandonar el resentimiento
2º Renunciar a la revancha
3º Responder con benevolencia,
compasión, generosidad y amor.
Surgen emociones positivas que producen un
incremento en el pensamiento creativo.
Se establecen relaciones armoniosas y duraderas.
Dejar ir, desprenderse del pasado, abre nuevas
puertas.
Mejora la autoestima y disminuye la ansiedad u
depresión.
Si se logra cambiar la forma en que se concibe el
dolor, y el sufrimiento, se abre una nueva perspectiva
que acarrea felicidad y aceptación.
El proceso de conocerse y aceptarse a sí mismo es
en gran medida un acto de perdón que implica:
Saberse humano y falible
Existen evidencias que demuestran que el incremento
de la capacidad de perdonar trae consigo
mejoramiento en la salud física y mental
1. Decidirse conscientemente a dejar de sufrir.
2. Reconocer que la ofensa existe
3. Expresar el enojo
4. Dejar de sentirse culpable.
5. Comprender a aquel/aquella que nos ha herido.
6. Darse tiempo.
7. Recuperar el protagonismo en nuestra propia
vida.
(Gabrielle Rubín y Nicole Fabre)
Si la ofensa o agresión no cesa, ningún proceso de perdón
puede desencadenarse.
Salirse del campo y poner cierta distancia entre nosotros y el
responsable de nuestro dolor psíquico.
En casos donde nuestra integridad psíquica o física está en
juego, a veces, una demanda en la justicia puede ser el
único modo de atravesar esta primera etapa y de poner al
culpable de cara a sus responsabilidades.
(La justicia, ejercida en el nombre de la sociedad, objetiva la
falta, reconoce la herida y designa al culpable, pero la
única que puede perdonar es la víctima ).
El pasado no se borra
No podemos pretender “olvidar”.
Reconocer al agresor como culpable de una falta
contribuye a evitar el desarrollo de enfermedades
psicosomáticas o conductas repetitivas de
fracaso.
Aceptar a su “ verdugo” (reconocer
el sentimiento y dejar que salga a la luz).
El odio, el enojo, agresividad, en un primer tiempo
son indicios de una buena salud mental.
PELIGRO! Si no volcamos el odio en el agresor,
solemos dirigirlo hacia uno mismo, desarrollando
procesos de autodestrucción.
Realizar un trabajo de desapego (con el agresor,
escribir, amigos, terapeuta).
“Disculparnos”: Reconocer que nuestra
responsabilidad no está comprometida .
Intentar saber cuál es la parte de nosotros mismos
que ha sido lastimada permite relativizar el
sufrimiento que acompaña al hecho de haber sido
heridos. ¿Es nuestro orgullo, nuestra reputación,
nuestro honor, nuestra integridad psíquica?
Comprender las motivaciones del culpable no es
disculparlo sino reconocer sus debilidades.
Es una manera de darle sentido al acto que nos
ha hecho mal y de alguna medida, tornarlo
“aceptable”.
Dejar pasar el tiempo al mismo tiempo que uno
mantiene una actitud pro-activa durante el
proceso.
Un perdón otorgado demasiado rápido puede ser
percibido por el culpable como una absolución.
Perdonar sin esta espera será un engaño para la
víctima, que sentirá todavía resentimiento aunque
sea de manera inconsciente.
¿Cómo saber si hemos verdaderamente
perdonado? “Cuando todo sentimiento de
culpabilidad por aquello que pasó ha
desaparecido”
Otro signo indudable de que el perdón ha sido
otorgado es
« la recuperación de la actividad, que conduce
al retorno de la movilidad en nuestra
vida”.
1. Sé consciente de tu “Voluntad” enlista las razones
para perdonar y para no perdonar
2. Deja atrás el pasado
3. Enlista las personas con las que tuviste diferencias.
4. Perdónate a ti mismo
5. Acepta la vida
6. Trabaja en tu autoestima
7. Ocúpate
8. Revisa tus pensamientos
9. Analiza tus emociones y regúlalas
10. Aprende a expresarte asertivamente
•Miguel Ángel (2008) “Terapia del Perdón” Argentina, Colección Virtus.
•José Luis Lillo (2014) “Sobre el perdón y la reconciliación. Una
perspectiva psicoanalítica” . Argentina