17. Resulta intenso retener la tarde mirando las ramas más altas del bosque, cuando el sol y las verdes hojas nos van tejiendo en la paz de las sombras una catedral de esperanzas.
18. Es bueno entonces dar de beber a la memoria, y convertirla en un futuro con alas que engañe a nuestro oído. Hacerle un nido en nuestro pecho a una nueva ilusión intacta, y volar hacia toda la vida que aún nos queda más allá de la ceniza.