En primer lugar por solidaridad, el agua cubre casi un 80%
de la superficie de la Tierra. Aunque pareciera que es un
recurso muy abundante, es importante destacar que
mucho menos del 1% de ésta es agua dulce, es decir, apta
para usos domésticos, industriales o comerciales y
turísticos. Por otra parte, el agua salada sustenta
importantes cadenas alimenticias claves para la
alimentación mundial, además, vive en ella una vegetación
muy pequeña que es la que aporta más de un 60% del
oxígeno de la Tierra.
El agua dulce que podemos utilizar se encuentra en los
lagos, ríos y lluvias, y debe alcanzarnos para que ninguna
persona, planta o animal tenga sed, para que los animales
acuáticos vivan en ella, para regar los campos, usar en las
industrias, mantener húmedos los bosques y regar los
jardines. Por eso es importante mantenerla limpia y
economizarla. A la vez que garantizaremos un crecimiento
más sostenible para el futuro de nuestros hijos.
1. Cerrar el grifo mientras te estés
cepillando los dientes.
2. Cerrar el grifo de la ducha mientras te
estés enjabonando.
3. Ducharte en vez de bañarte