La construcción de la represa de Urrá en el río Sinú en Colombia inundó el territorio de la comunidad Emberá Catio y destruyó su modo de vida. Los Emberá organizaron una caravana fluvial para despedirse del río Sinú, navegando aguas abajo durante seis días hasta su desembocadura. A pesar de los esfuerzos de los Emberá por defender su territorio, el proyecto hidroeléctrico los desplazó de su hogar ancestral, afectando profundamente su cultura e identidad.
1. Adiós al Así es Córdoba
Por la construcción de la represa
de Urrá
Comunidad Embera Catio
Expedición Río Verde – Boca de
Tinajones 1994
río Sinú
LUIS ALBERTO PIEDRA LEIVA
2. Memoria fotográfica del viaje
Adiós al río Sinú,
por parte de la comunidad
Embera Catio, afectada por
la construcción de la
represa de Urrá.
Tierralta – San Antero
Córdoba, Colombia
Noviembre 1994
Expedición con el apoyo de la Policía Córdoba.
Mayor Carlos Alberto Gómez Salazar.
Textos y fotografías: Luis Alberto Piedra Leiva
Adiós al río Sinú
Por la construcción de la represa de Urrá
uniambiental.org
3. El río Sinú nace en el nudo del Paramillo (3.960 metros
sobre el nivel del mar), corre de sur a norte por más de
460 kilómetros, y desemboca en Boca de Tinajones,
bahía de Cispatá, golfo de Morrosquillo, mar Caribe.
Estación. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
4. La hoya hidrográfica del río Sinú se ubica en la
parte noroccidental de Colombia, entre los
paralelos 7° y 9° 30’ de longitud oeste, con un área
total de 13.874 kilómetros cuadrados, de los cuales
12.600 kilómetros cuadrados pertenecen a Córdoba.
En su margen izquierda tiene como afluentes los
ríos Verde y Esmeralda.
Balsa Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
5. Embalsar el río Sinú, a la altura de Urrá, fue un sueño
acariciado por algunos visionarios desarrollistas en
las décadas de los años 40 y 50 del siglo XX.
La balsa emblemática Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
6. En los años 80, una compañía
soviética, contrató con el gobierno
nacional, bajo la presidencia de
Julio Cesar Turbay, la
construcción de las turbinas, y
bancos suecos se hicieron cargo
de la operación financiera.
Hubo un adelanto por parte de
Colombia de diez millones de
dólares para comenzar el
proceso.
La balsa emblemática Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
7. El gobierno nacional, comprometido con la ejecución de esta
obra, reactivó el proceso en 1992, bajo la gobernación de
Jorge Manzúr en Córdoba, y la presidencia de Cesar Gaviria
8. La represa de Urrá se localiza
sobre el río Sinú, a 30 Km. al sur
del municipio de Tierralta.
9. El embalse cubre 7.400 hectáreas con un volumen
total de 1.470 millones de metros cúbicos,
y un embalse útil de 1.200 millones de metros cúbicos.
10. La capacidad instalada es de 340 MW, cuatro
unidades de 85 MW cada una, y generan una
energía media anual de 1.421 GWH.
11. La energía generada es evacuada por una línea
a 230 KV hasta la subestación Cerro Matoso,
donde se interconecta con la Red Nacional
12. El río Sinú, ha sido desde tiempos
ancestrales, la arteria vital de las
comunidades ribereñas y amerígenas, los
Emberá Katíos, quienes obtenían del río
sustento, identificación y trascendencia.
13. Los Emberá habitantes de la zona del río Sinú,
se asentaron en el territorio, a mediados de 1500,
provenientes del Chocó, en aquel entonces
invadido por los conquistadores españoles.
14. La devolución de
territorios ancestrales,
a los amerígenas,
incluido el pueblo
Emberá, consolidada
bajo la presidencia de
Virgilio Barco, fue
reafirmada con la
Constitución Política de
Colombia de 1991,
otorgando nuevos
derechos a estas
minorías y estableciendo
figura de la Tutela
15. Todos los estudios previos, de más de cuatro décadas alrededor de Urrá, basados
en el Conocimiento de Experto, ignoraron la presencia e importancia de las
comunidades Emberá Catio, habitantes ancestrales de la zona inundable. así como el
impacto generado por la anulación del río Sinú como su arteria vital.
16. Ante este atropello de la modernidad, las comunidades ribereñas
ancestrales, y los amerígenas itinerantes o nómadas, Emberá Catio,
agrupados en Resguardos, se movilizaron para defender su territorio…
17. Las comunidades
Emberá,
en severo proceso
de aculturamiento
como todas las demás
étnias amerígenas
asentadas en
Colombia,
demostraron por
otra parte, una
importante y efectiva
capacidad de
liderazgo, y una
coherencia pocas
veces vista entre lo
sagrado y lo profano,
frente a Urrá.
18. Con el sentido sagrado de la vida
para los Emberá, su
reconocimiento del río como
expresión de la divinidad, y ante
lo inevitable, la implacable
influencia del capital
trasnacional interesado en
energizar la nación, con pingues
ganancias, y una opinión pública
narcotizada, y con el recuerdo
aún fresco del apagón del
gobierno Gaviria, los Emberá
decidieron despedirse del río
Sinú
19. Los Emberá organizaron una caravana fluvial con balsas
tradicionales, adornadas con hermosas pancartas,
escritas con sus propios símbolos, en los que decían
adiós a un mundo (el de ellos) que agoniza.
20. Como siempre, cuando los Emberá van, van todos:
hombres, mujeres, ancianos, ancianas, jóvenes,
muchachas, niños, perros, cerdos, gallinas, y la
madera y la palma efectivamente ensambladas como
testigos de una cultura anfibia que ya no va mas.
21. Durante seis días flotamos aguas
abajo, desde el nacimiento del río
Sinú, nudo de Paramillo, de donde
partieron los primeros navegantes,
22. hasta Boca de Tinajones, municipio de San Antero,
donde desbarataron sus embarcaciones, vendieron la
madera y regresaron en autobús a su no tierra.
23. Dijeron los funcionarios y gobernantes
que con Urrá ocurriría lo siguiente:
Se controlarían las inundaciones
recurrentes del río Sinú.
Se mejoraría el drenaje de tierras.
Se irrigarían 150.000 hectáreas a
través de la regulación del distrito
de riego Córdoba II.
Se recuperarían ecológicamente
importantes recursos naturales.
Se aumentarían los niveles de agua
durante el estiaje.
Se aumentaría la producción agrícola
y de alimentos.
24. También dijeron que con
Urrá ocurriría lo siguiente:
Se incrementaría el nivel
de vida de la población.
Se reactivaría la
economía regional.
25. Urrá prometió:
Promoción de la zoocria e
industria forestal.
Mejoras en los sistemas de
comercialización de los alimentos.
Mejoras en los sistemas viales
y de comunicación.
Mejoras en la salud y educación.
Reforestación y electrificación
rural.
Capacitación, asistencia técnica
y organización comunal.
Conservación del Parque Nacional
Natural de Paramillo.
26. Hoy vemos que todo esto ha sido
una falacia más de la propaganda: matamos un río para
generar electricidad comercial, dirigida a la gran industria
(Cerro Matoso), y abandonamos a las comunidades ribereñas y
amerígenas a su suerte, en nombre del progreso.
27. La negociación intercultural no fue efectiva, pues
por parte del gobierno y la empresa se mantuvo
una visión desarrollista,
y los amerígenas se vieron
imbuidos en una pelea para
la cual no tuvieron
los elementos adecuados.
28. Para la comunidad Emberá el tambo
flotante es una balsa con cubierta,
donde la vida anfibia transcurre con
total normalidad y continuidad.
29. El pueblo colombiano, crisol de razas se
nutre de múltiples fuentes: Amerígenas,
blancos, negros, y todo el mestizaje que hace
de estas comunidades algo tan diverso como
homogéneo.
30. Al cruce de la caravana con el planchón o ferry
fluvial, que a falta de puente, transporta
personas, animales y bienes a través del río Sinú.
31. En 1998, una acción de tutela
promovida por los Emberá Katio,
y considerada procedente por la
Corte Suprema de Justicia,
obligo a la empresa Urrá,
a posponer indefinidamente
el llenado de la presa
y por consiguiente
la puesta en marcha
de la generación eléctrica,
hasta una negociación
con los Emberá,
que permitió su operación
ininterrumpida hasta hoy.
32. Aunque la comunidad Emberá obtuvo
algunos beneficios económicos, en medio de
la negociación, la perdida de su modo de
vida y su visión del mundo, quedaron
irremediablemente traumatizadas.
33. La comunidad entera
participo de la
despedida,
abandonando sus
ocupaciones
individuales
y formando un
colectivo clamor de
desarraigo.
35. A pesar de lo ceremonial de la caravana,
los niños siempre encuentran espacio para retozar…
36. Plegarias a los dioses
para entender y sobrellevar
la vida tan sufrida
de pobres, de negros y de indios.
37. El río arteria de la vida
cortado de tajo por las
necesidades eléctricas del
progreso (de los otros)
38. ¿Cuándo podremos volver a sentir la brisa de mi río?
¿Cuando las garzas harán compañía a nuestras balsas
donde navegaba la esperanza?
39. En medio de la caravana los niños se
divierten en una estación del recorrido; los
recreacionistas Emberá hacen lo suyo.
40. Con el Emberá
se va también el colono,
el que en otros tiempos
se internó monte adentro
a tumbar, sembrar y vivir
en medio de todas las
adversidades, y hoy de
nuevo se ve expulsado de su
hogar por el progreso ajeno.
41. ¿Cuáles dioses adorarás?
¿Que estética aceptarás?
¿Usarás tu nombre Embera
o cristianizada aceptarás ser
Domicó o Bailarín?
42. …y es que algún cura católico
tuvo la brillante idea de
bautizar a los Emberá, y a
todos les puso los mismos
apellidos, Domicó, o Bailarín!
43. A todas las preguntas sin respuesta, la
navegación continuó plácida y a veces perezosa,
con un paisaje feraz de planicie enmarcado en
serranías lejanas y murmullos de vida.
44. La policía acompañó
la caravana acuática
integrada con los
amerígenas en la
trascendental despedida.
45. Se acabó la vida dura del colono,
comienza el rebusque del desplazado!
46. Embarcaciones de diferentes tamaños, con múltiples
estilos, con pancartas o sin ellas, con bandera o banderín,
todas, en silencio cumplían la cita con el destino, era como
el funeral de un ser querido, un ser muy querido…
47. De hoy en adelante a viajar en sotracor para
cruzar el territorio, pues la balsa se extingue igual
que las costumbres antiguas.
Se consolidó la conquista del nuevo mundo.
48. “Lo que era bosque hoy es potrero,
lo que hoy es río mañana será
cloaca generadora de energía”
49. Un rio como ser vivo,
embalsado por el Hombre
es un grillete a la inercia de la
vida, quién tarde o temprano
pasará su cuenta de cobro…
51. Con Urrá fue si o si, las decisiones ya están
tomadas desde la metrópoli y la periferia debe
obedecer, aunque esto signifique desaparecer como
cultura, o patrimonio inmaterial, plegándose a la
homogenización global, en beneficio del consumidor
y con beneficio final para “los mercados”.
52. El clamor de los ribereños y Emberá, damnificados directos por
Urrá fueron primero ignorados, luego burocratizados y por
último burlados por la empresa, quién impuso su proyecto
hidroeléctrico arrasando el conflicto ambiental y demostrando
que en proyectos de envergadura en Colombia “todo vale”.
53. Las decisiones de los tecnócratas
de la Roma Imperial afectan y agreden
con sus designios visiones del mundo
de valor incalculable y de derecho
humano indiscutible.
55. La nave emblemática, con la
bandera de Colombia, y la
pancarta bellamente tejida,
con el maravilloso aunque
dolorido adiós al río.
56. Uno de los valles más fértiles del
mundo, el valle del río Sinú, fue
inundado desde Angostura,
arrasando bosques nativos, con su
fauna asociada, y zonas de enorme
potencial agropecuario, además del
hogar de muchos colombianos:
colonos, pescadores, amerígenas
Emberá, comerciantes periféricos y
tantos otros damnificados por Urrá.
57. Se puede ser raspachín de coca,
mototaxista, cobrador de pagadiario,
mensajero, y por que no paraco o guerrillo,
ya nada importa, todo es falso, el mundo de
los viejos se ha derrumbado, y el nuevo
mundo solo ofrece sordidez, exclusión y
hambre…
58. Adiós al bocachico y al bagre, adiós a la
comunicación fluvial entre comunidades,
adiós a la caza, bienvenidas las filas
para reclamar las chichiguas que el
sistema les entrega, como a inválidos, y
bienvenida la tristeza del desarraigo…
59. El último viaje, tan memorable como rutinario,
ya sabemos como es navegar, lo que no
sabemos es como vivir sin navegar…
60. La sabiduría de las abuelas fue impotente para
frenar la desastrosa invasión que el blanco hizo a
su territorio, esgrimiendo papeles no firmados por
ellas y devastando lo que por siempre fue sagrado.
62. Las pancartas contra Urrá no alcanzan a expresar
el corazón encogido de los Emberá
por la pared de concreto, que divide al río
y corta su conexión umbilical con la madre Tierra.
64. Vinimos al mundo a sufrir y aguantar.
Letanía azteca para el nacimiento de un niño.
Niños Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
65. Los Emberá se declaran orgullosamente Colombianos,
pero ¿Colombia se declara orgullosa de los Emberá?
Balsa Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
66. Luego de vivir en
el campo abierto,
ahora a meterse
en un rancho de
40 metros cuadrados,
y mirar la inescrutable
vida urbana
como un
sinsentido siniestro.
Niñas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
67. A pesar de la derrota,
los lazos comunitarios de los Emberá se han mantenido firmes,
y la aculturación aún no prevalece sobre la cohesión social.
Estampa de río. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
68. La mujer Emberá, victima de sus propias costumbres
y además, víctima de los modernizadores de costumbres!
Niñas y mujeres Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
69. Luego de más
de 500 años,
los vaticanos
insisten en
cristianizar el
alma de los
amerígenas.
Sacerdote y monjas católicos. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
70. De la majestad del paisaje del Sinú a un tugurio de concreto,
de la caza y pesca a vender minutos o prostituirse,
de la sabiduría de los jaibanas a las emisoras de reguetón,
de la comunidad integrada, a la borrachera con antioqueño,
el precio que pagó el pueblo Emberá, y campesino ribereño
por la construcción de Urrá fue muy alto.
Balsa colectiva Emberá. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
71. “En la ciudad lo llamarán indio,
Ignorará el código urbano,
esa selva de robots y
maquinas infernales
lo hundirán
a lo profundo de un televisor
donde, si tiene suerte,
podrá ver la magnificencia
de lo que fueron
sus selvas y sus montes,
mientras se le acumulan
los kilovatios
que consume la tele,
en la factura,
generados por Urrá.”
Familia Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
72. Por última vez
la libertad del río!
Balsa Emberá. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
73. ¿Qué va a ser de ti lejos de casa,
nena, que va a ser de ti?
Niña Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
74. ¿Qué decirle a mi hijo
cuando pregunte por los dioses?
¿Quién eres tu,
serás un orgulloso campeón Emberá,
que mantenga con dignidad
la memoria de su pueblo,
o te convertirás en un indio miserable,
borracho por Urrá,
dispuesto a la vileza y la evasión?
Madre e hija Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
75. No es incertidumbre del futuro,
es certidumbre del desarraigo.
Planchón y balsa Emberá.
Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
76. Así como la tarde se va, así terminó el viaje,
el río, y la vida, de otro pedazo triste y sucio
de la historia reciente de Colombia.
Navegante. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
77. En 2012, ACNUR contrata
a la Diocesis de Montelíbano,
para que esta subcontrate
con un lider afro,
la “intervención a los Emberás”,
para intentar “salvarlos”
de la inevitable desaparición
de su cultura,
sin ningún Emberá
en el comité de salvación,
claro está,
perpetuando la tiranía institucional
que se ampara
en los equipos interdisciplinarios
donde los antropólogos pesan
mucho menos que los ingenieros,
los economistas, y por supuesto,
los abogados,
y todos obedecen
a modelos desarrollistas impuestos
por el jefe del jefe.
Esta es la realidad!
Niña Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
78. “Fuimos como dioses,
y nos pusieron a adorar palos”.
Gonzalo Arango
Familia Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
79. Que los dioses iluminen el camino
de nuestros pueblos,
y se exploren nuevas formas
de generación eléctrica,
sin andar por ahí impunemente,
matando ríos,
y desarraigando comunidades
con culturas milenarias.
Nave emblema Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1994
Foto: Alberto Piedra
A L B E R T O
L E I VA