GUIÓN SIN EUCARISTÍA DEL CORPUS CRISTI. CICLO B. DIA 7 DE JUNIO DEL 2015
1. CORPUS CHRISTI. CICLO B. DIA 7 DE JUNIO DEL 2015
Monición de entrada
Uno de los jueves, junto con Jueves Santo y la Ascensión, que brillan más que el sol,
pero que ahora se celebra en domingo. Es un día de tradiciones populares que conviene
conservar. No para beneficio del turismo, sino para ahondar en la fe del pueblo. Detrás
de cada devoción suele haber algo muy profundo que quizá el pueblo no capta, pero que
hay que hacerlo ver.
Es, además, el día de la caridad fraterna, de la colecta de Cáritas. Conviene darle
sentido: comulgar con Cristo es comulgar con sus predilectos: los pobres. Por eso, el dar
Saludo
El Señor, que se ha entregado por nosotros y es nuestro alimento, esté con todos
vosotros
Pedimos perdón
Al empezar nuestra celebración, hagamos unos momentos de silencio: presentemos ante
Dios nuestra pobreza y esperemos su don de amor.
– Tú , que eres abundante pan de vida. SEÑOR, TEN PIEDAD…
– Tú, que eres camino de esperanza. CRISTO, TEN PIEDAD…
– Tú que eres fuente de unidad y de paz. SEÑOR, TEN PIEDAD…
El Dios del amor, que nos alimenta con el pan de su Palabra y de su Eucaristía, tenga
misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.
Escuchamos la Palabra
Monición a las lecturas
Para entender las palabras de Jesús del evangelio de hoy, hay que entender de amor.
“Yo soy pan” es una expresión que cada uno puede decir en verdad con relación a
quienes ama. Amar es ser pan para el otro. El amor consiste en que nos hacemos comida
para el otro. Jesús se presenta como comida bajada del cielo que da vida para siempre.
Es la expresión más profunda del amor. ¿De qué nos sirve tener todo si no tenemos a
alguien a quien comer y para quien ser alimento? A nuestro lado topamos con muchos
hombres y mujeres hambrientos de lo esencial a quienes les sobra todo porque les falta
lo más importante: el amor.
2. Lectura del libro del Éxodo 24, 3-8.
En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus
mandatos; y el pueblo contestó a una: «Haremos todo lo que dice el Señor.»
Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en
la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes
israelitas ofrecer al Señor holocaustos, y vacas como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de
la sangre, y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el
documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: «Haremos todo lo
que manda el Señor y lo obedeceremos.»
Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo: «Ésta es la sangre de la alianza que hace el
Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos.»
PALABRA DE DIOS
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 115.
R/. Alzaré la copa de la salvación, invocando tu nombre.
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R/.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al Señor mis
votos en presencia de todo el pueblo. R/.
Lectura de la carta a los Hebreos 9, 11-15.
Hermanos:
Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más
grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.
No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el
santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.
Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen el
poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la sangre de
Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha,
podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.
Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha
redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden
recibir la promesa de la herencia eterna. PALABRA DE DIOS
3. ALELUYA.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo –dice el Señor-; el que coma de este pan
vivirá para siempre.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 14, 12-16. 22-26.
El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús
sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?»
Él envió a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva
un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: ´´El Maestro
pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?``
Os enseñará una sala grade en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí
la cena.»
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y
prepararon la cena de Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio,
diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo.»
Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron.
Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro
que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino
de Dios.»
Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.
PALABRA DEL SEÑOR
Homilía
Oración de los fieles
En este día de amor, en que Cristo se queda con nosotros y se entrega por nosotros,
oremos a Dios Padre por todos los hombres, nuestros hermanos, y por sus necesidades.
– Por todos los pobres del mundo, los que están cerca y los que están lejos, para que
encuentren la ayuda que necesitan.
– Por todos los enfermos, para que sean curados o confortados en su enfermedad.
– Por todos los ancianos, para que no se encuentren solos.
– Por los niños y mujeres maltratados, para que encuentren defensa y protección.
– Por los que sufren las consecuencias de la droga o del sida, para que puedan ser
liberados de tanta esclavitud.
– Por los que están en paro, para que encuentren un trabajo digno.
– Por los inmigrantes y extranjeros, para que encuentren hogar.
– Por los desplazados, para que puedan volver a su patria.
– Por todos nosotros, para que sepamos estar cerca de todos los que sufren.
4. Ayuda, Señor, a todos tus hijos, que tanto sufren; ayúdanos a todos, para que seamos
testigos de tu amor.
Presentación de ofrendas
Presentación de unos granos de trigo y un racimo de uvas
Señor, yo te traigo y te ofrezco uno de tus más maravillosos regalos para con nosotros:
estos granos de trigo y este racimo de uvas. Con el sudor de su frente los arrancan los
agricultores de la tierra. Y, transformados en pan y vino, son el alimento y la bebida
más básica, que sacia el hambre y la sed de los hombres. Tu hijo los eligió como signo
de su Cuerpo y de su Sangre, y nos recuerdan, día a día, tu amor incondicional y su
entrega por nosotros. Hoy te los traemos, como signo también de los compromisos de
esta comunidad, que quiere ser, en medio del mundo, pan y vino que calme las
necesidades de los hombres.
Presentación de la colecta
Señor, yo te ofrezco el resultado de la colecta que acabamos de hacer entre nosotros. Es
el mejor reflejo de nuestros buenos deseos de compartir y solidaridad con los más
pobres y necesitados de nuestra comunidad. En ella va nuestro amor, aunque sólo sea un
pálido reflejo del amor que le llevó a tu Hijo a entregar su vida por nosotros. Haznos,
Señor, capaces, cada vez más, de darnos, en vez de dar.
Padrenuestro
Con la oración que hemos aprendido del Señor, pidamos el pan de cada día: el pan para
todos los hogares y el pan de la Eucaristía. Como Jesús nos enseñó, nos atrevemos a
decir:
Padre nuestro…
Nos damos la paz
El pan que partimos nos une a todos. Pidamos que esa unión sea cada día más fuerte al
desearnos la paz de Cristo.
Démonos fraternalmente la paz…
Comunión
“El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”, dice el Señor. Este es
el Cordero de Dios, el Pan vivo bajado del cielo para darnos vida. Dichosos los
invitados a la cena del Señor…
5. Oración
Con la fuerza de tu Cuerpo y de tu Sangre,
queremos, Señor,
hacer un mundo nuevo y una historia distinta:
sin clases, sin odios, sin discriminación,
sin ricos ni pobres,
todos iguales en la justicia y en la paz.
Queremos un mundo distinto,
donde no anide la opresión contra los emigrantes,
ni el abuso contra los económicamente débiles,
ni la violencia, ni el terrorismo, ni la venganza.
Queremos un mundo como Tú lo quieres,
limpio y hermoso para todos,
todos iguales y en familia,
todos hermanos, solidarios y amigos.
Queremos un mundo donde dé gusto vivir,
donde todos podamos ser dichosos.
Y lo vamos a conseguir,
porque esa es tu voluntad y nuestra fuerza,
porque no vamos a escatimar esfuerzos,
porque vamos a dejar la vida en ello.
Ayúdanos, Señor, a cumplir en la tierra tu voluntad
igual que se cumple en el cielo
por tus santos y amigos, nuestros hermanos.
Te lo pedimos….
Envío y bendición
Tú debes continuar la misión de Cristo. Debes seguir luchando contra el odio y la
injusticia. Y debes seguir prolongando los brazos abiertos de Cristo para atraer a todos
los marginados y excluidos, construyendo así la fraternidad. Por eso:
– Que nadie se sienta excluido en tu corazón, que todos formen parte de él y te acerques
a todos como buen samaritano.
– Que contagies tus ideales a los demás para que crezca el número de hombres
solidarios y liberadores. Has de ser fermento de una sociedad nueva, en la que toda
persona vea respetada su dignidad y sus derechos.
– Que denuncies toda intolerancia, racismo, xenofobia y marginación, y te opongas a
cualquier esclavitud, injusticia o exclusión que conozcas.
6. – Que forméis grupo, uniendo fuerzas y esfuerzos.
– Que empieces hoy mismo por acoger a alguien que se sienta excluido y le abras la
puerta de tu casa. Así habrá una barrera menos en el mundo, una bandera integradora
más, una esperanza nueva, un nuevo triunfo del amor de Dios.
Para ello que la Bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros. R/. Amén
7. – Que forméis grupo, uniendo fuerzas y esfuerzos.
– Que empieces hoy mismo por acoger a alguien que se sienta excluido y le abras la
puerta de tu casa. Así habrá una barrera menos en el mundo, una bandera integradora
más, una esperanza nueva, un nuevo triunfo del amor de Dios.
Para ello que la Bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros. R/. Amén