Este documento habla sobre las Bodas de Caná narradas en el Evangelio de Juan. Resalta que las bodas son sinónimo de alegría y fiesta. Luego, invita a los lectores a reflexionar sobre cómo pueden ser como Jesús en las bodas, llevando alegría a los demás y preocupándose por quienes sufren o están en necesidad, en lugar de ser indiferentes. Finalmente, enlista algunas cosas que el Señor nos dice que no debemos hacer, como ignorar los problemas de los demás o pasar de largo ante quien su

1. LAS BODAS SON SINÓNIMO DE ALEGRÍA Y FIESTA.
Queridos amigos: El pasaje evangélico (Jn.2, 1-12) de este 2º. Domingo
Ordinario nos narra con detalle las Bodas de Caná. Toda boda es sinónimo de
alegría y de fiesta. Alegría por el encuentro, la relación y la comunicación. Fiesta
por el vestido, la comida, la convivencia y el jolgorio
Vamos a detenernos un poco en el pasaje evangélico. Puede que nos ayude a
descubrir presencias y ausencias: Eché en falta”; no me di cuenta de”; “gracias
a los sirvientes, la fiesta salió adelante”, etc., etc.…
Todos los domingos, la Iglesia nos invita al Banquete de la Eucaristía. No sé si
somos conscientes…:
- De los que no pueden asistir o de los que faltan.
- De los que se quedan “sin vino”.
- De los que no cuentan, o de los que asisten sin ningún tipo de
preocupación, ya que dicen “ése no es su problema”, ni les preocupan los
demás.
- De los que sirven y se preocupan de que todo salga bien.
Ojala, nosotros (como Jesús en las Bodas de Caná) seamos “portadores de
“buen vino”. Es decir, portadores de alegría y de ánimo, que invitan a vivir la
vida de forma sana y festiva.
“Portadores de motivos de esperanza”, ofreciendo caminos más humanos y
compartiendo recursos, valores y misericordia.
“Portadores de ilusión”, sirviendo y haciendo lo que “el Señor nos diga”.
¿Qué nos dice el Señor?
 No podemos ser indiferentes a los deseos y necesidades de los demás.
 No podemos despreocuparnos de los que pasan hambre o necesitan
trabajo.
 No podemos mirar “hacia otro lado”, y desentendernos de los problemas
comunes.
 No podemos “pasar de largo” ante el que sufre, está pasando un mal
momento o una situación difícil.
 No podemos dejar de “echar una mano” (como los sirvientes), para que la
angustia se convierta en gozo y la prevención en fiesta.
Que, como María y Jesús, nos demos cuenta de “lo que pasa a nuestro
alrededor”, para poder buscar solución al problema. No podemos
quedarnos cruzados de brazos, sino buscar signos y gestos de solidaridad y
de misericordia.
Gabriel.
2º. Domingo Ordinario. Ciclo. C. Madrid. 17 de Enero de 2016.