El Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) es uno de los tres sistemas que ofrece la Universidad Nacional Autónoma de México en educación nivel media superior. El autor describe su día como estudiante en el plantel Azcapotzalco del CCH, asistiendo a clases, jugando fútbol, comiendo en la cafetería y pasando tiempo con su novia y amigos. El relato ofrece una mirada a la vida diaria de un estudiante en este prestigioso colegio de la UNAM.
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uy pocos
jóvenes, en
este mundo
actual, han
tenido el
gran honor
de
pertenecer a la UNAM, puesto
que los verdaderos estudiantes
con convicción, logran
pertenecer a esta gran casa de
estudios, que al oír su nombre
hace que uno se estremezca, sin
mencionar la gran satisfacción
que se siente el saber que eres
uno de los más capaces jóvenes
aptos para estar en esta
universidad. Una de sus casas de
estudio es el tan afamado
Colegio de Ciencias y
Humanidades, con una
reputación bastante variada,
puesto que las personas pueden
hablar bien de la misma o ser
negativas.
El Colegio de Ciencias y
Humanidades Plantel
Azcapotzalco, inició sus funciones
en 1971, siendo el primer plantel
construido y fundado de la
institución. Este tiene gran historia,
sin mencionar cada experiencia
que tiene cada estudiante en el
mismo.
Yo, Axel Bolaños un alumno
regular del mismo me encontraba
en tal plantel el día Miércoles 29
de abril del año 2015, un día más
en la vida de un joven
cumpliendo con su deber, llegue
a las 7:00 am para tomar mi
primera clase, Física 4 una de las
materias que imparte la escuela,
estas suelen ser escogidas por los
alumnos que se encuentran en su
último respiro en CCH,
nuevamente espere a mi profesor,
que no era de manera extraña el
saber que llegaría tarde; una vez
que arribo yo me encontraba
haciendo una tarea del día
siguiente, puesto que los alumnos
que pertenecemos al turno
matutino sabemos que es el
verdadero esfuerzo en las tareas,
y lo puedo afirmar dado que
tengo experiencia como ex
aprendiz de la vida vespertina del
estudio.
Una vez que mi maestro comenzó
la lección, preparamos nuestros
apuntes que había encargado,
para proceder a exponerlos en
clase, claro que pase sin ningún
problema dado que mi esfuerzo
El Colegio de Ciencias y
Humanidades (CCH) es
uno de los tres sistemas
que ofrece la Universidad
Nacional Autónoma de
México en educación nivel
media superior
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por acabarlo fue bueno con lo
que pude obtener una buena
nota, para poder seguir
aumentando mi promedio, para
el ingreso a licenciatura; un tema
que puedo confesar me aterra un
poco.
Al acabar mi clase salí de mi salón
en el edificio B para
posteriormente dirigirme, a mi
entrega de calificación de
Psicología en el edificio J (yo me
sentía bastante seguro, puesto
que no era una materia de gran
complicación) al llegar al aula,
encontré a dos de mis amigas
sentadas en la banca las cuales
me esperaban para sentarme
junto a ellas como era de
costumbre, ansiosas de
molestarme o “bullearme” como
se dice hoy, pero en esta ocasión
no fue así, debido a que una de
ellas se encontraba frustrada por
su incompetencia. Aspiraba a una
mejor calificación pero su flojera
no le permitió la meta que ella
tenía planteada, por mi parte me
fue muy bien, dado que no solo
pase la materia sino que la
aprobé con un 9 de calificación
final.
Después de esa clase me dirigí a
mi última asignatura del día,
cibernética y computación, la
cual nos tomó por buena noticia
a mis amigos y a mí, dado que
tuvimos esas dos horas como
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suelen llamarse “libres”. Empeñe
mi tiempo en entrar a “Facebook”
para platicar un rato con mis
equipos de fin de semana, los
cuales no tenían novedades, pero
lo divertido de ese momento fue
el estar con mi amigo Carlos,
dado que vimos videos de Fútbol,
algunos trucos, y admirar a
nuestros ídolos Lionel Messi y el
gran Cristiano Ronaldo.
Al acabar las dos horas mi novia
llego para tener un poco de mi
compañía y yo de la suya lo cual
es algo que suele fascinarme
bastante, y solemos hacerlo casi
diario, en un horario de 1 a 3 pm,
para después llevarla a su salón
donde a ella le tocara clase en un
horario vespertino.
Al llegar las 3 de la tarde la
acompañe a su aula, donde me
encontré a mi mejor amigo,
Marco, lo que me alegro
bastante, y me comento que no
tenía clases. Por lo que decidimos
llamar a otros de nuestros colegas
para ir a jugar soccer, en las tan
preciadas canchas.
Al estar ahí es de costumbre
observar al tipo de “ceceacheros”
que suelen encontrarse siempre,
los que les gusta hacer el deporte
de verdad, a los que solo van a
farolear, los drogadictos, los que
siempre están en ese complejo, y
las personas que solo van a dar la
vuelta. Yo me dirigí a la cancha
de futbol 7 donde es usual
encontrar la llamada “reta”
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siempre clásica de 7 jugadores, y
a los 2 goles, pero no todo era
fantástico ahí, por el tipo de gente
que juegan al balón ahí.
Dado que siempre se encuentran
los chavos gandayas con los
demás, los que se sienten dueños
de las canchas y son envidiosos
cuando alguien más los llega a
superar, pues si efectivamente,
fue uno de mis casos, dado que
me encontraba contra los
“cancheros” (futbolistas del CCH
que viven, comen y hacen todo
en la cancha), ese día íbamos
ganando y jugando bastante
bien, el problema fue cuando me
dieron el balón y logre burlar a
uno de ellos con un hermoso y
humillante túnel, por lo que él se
enfadó, me persiguió mientras
llevaba el balón en posesión y me
metió una barrida por la espalda
mientras doblaba mi tobillo hacia
adentro; por lo que yo no me
pude levantar en al menos 5
minutos, sin poder vengarme por
el dolor, por lo que lo más
inteligente fue hacerme un lado y
dejar que el juego siguiera.
Nos salimos mi amigo Marco y yo
de las canchas para ir por algo de
comer, algo muy tradicional en el
CCH que pocos valientes se
atreven a consumir, las tortas del
“mandril” específicamente una
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alemana ya que tiene el mejor
sabor para mis gustos,
acompañada de un buen
refresco.
Como es costumbre espere a mi
pareja a que saliera de su clase
para estar con ella un rato, así
que decidí meterme a su clase, la
cual fue rápida puesto que
entregaron un trabajo y fue todo
por ese momento, y nos
quedamos a dar una vuelta en el
CCH e ir a comprar un periódico
para mi tarea; solo que yo tenía
una molestia debido al golpe del
juego que me dificultaba caminar
más y más.
Al llegar las 7 de la noche seguía
con mi novia y me metí a su última
clase el día, en ese momento mi
pie estaba hinchado y ya no
podía casi caminar; recuerdo bien
que vimos un video en filosofía
sobre unas pinturas y había que
interpretarlas pero estaban muy
raras y yo la verdad no me
concentrada por el cansancio, el
dolor y el sueño, por lo que solo
espere al final de la clase para
encontrarme con mi hermano,
despedirme de mis amigos,
desearles suerte en su camino de
regreso a casa e ir al lugar donde
mi madre suele recoger a mi
hermano para llevarnos a ambos
a casa.
Ese fue un día en CCH que suele
haber a diario, y solo algunas
personas que se quedan todo el
día, notan la diferencia entre la
vida matutina y vespertina, me
gusta bastante esta etapa de mi
vida, aunque esté llena de
preocupaciones, pero es una
gran experiencia de todo joven
que estudie la preparatoria y más
en un Colegio de Ciencias y
Humanidades, pero más que
nada estoy preparándome con
ello para dar el siguiente paso, el
verdadero reto llamado
Universidad.