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Palabras de amor

  1. PALABRAS DE AMOR 14 DE FEBRERO DE 2013 PALABRAS DE AMOR DEPARTAMENTO DE LENGUA Y LITERATURA
  2. Canción de brujería Señor compañero, Señor de la noche, haz que vuelva su rostro quien no quiso mirarme. Que sus ojos me busquen sostenidos y azules por detrás de la barra. Que pregunte mi nombre y se acerque despacio a pedirme tabaco. Si prefiere quedarse, haz que todos se vayan y este bar se despueble para dejarnos solos con la canción más lenta.
  3. Si decide marcharse, que la luna disponga su luz en nuestro beso y que las calles sepan también dejarnos solos. Señor compañero, Señor de la noche, haz que no cante el gallo sobre los edificios, que se retrase el día y que duren tus sombras el tiempo necesario. El tiempo que ella tarde en decidirse. Luis García Montero
  4. Deseo Quiero tu amor de día y no en la negra noche, tu amor en la blancura del cuarto enjabelgado con sus puertas abiertas al sol centelleante donde la parra gire sus zafiros de avispas, sobre el lecho sin velos, sin pecado, ni alma, con un cántaro solo de roja arcilla fresca tú y tu amor incitante como un seno que tiembla. JUAN BERNIER
  5. DAME TU MANO Hoy me gusta la vida mucho menos pero siempre me gusta vivir… César Vallejo. Dame tu mano amor no dejes que me hunda en la tristeza Somos la voz Ya mi cuerpo aprendió y el eco el dolor de tu ausencia el espejo y a pesar de los golpes y el rostro quiere seguir viviendo. dame tu mano No te alejes tu mano amor espera encuéntrame en el sueño debo ajustar mi cuerpo defiende tu memoria hasta alcanzarte. mi memoria de ti que no quiero extraviar. Claribel Alegría
  6. Quiero ser todo en el amor Quiero ser todo en el amor el amante la amada el vértigo la brisa el agua que refleja y esa nube blanca vaporosa indecisa que nos cubre un instante. Claribel Alegría
  7. Where is my man Nunca te tengo tanto como cuando te busco sabiendo de antemano que no puedo encontrarte. Sólo entonces consiento estar enamorada. Sólo entonces me pierdo en la esmaltada jungla de coches o tiovivos, cafés abarrotados, lunas de escaparates, laberintos de parques o de espejos, pues corro tras de todo lo que se te parece. De continuo te acecho. El alquitrán derrite su azabache, es la calle movible taracea de camisas y niquis, sus colores comparo con el azul celeste o el verde malaquita que por tu pecho yo desabrochaba.
  8. Deliciosa congoja si creo reconocerte me hace desfallecer: toda mi piel nombrándote, toda mi piel alerta, pendiente de mis ojos. Indaga mi pupila, todo atisbo comprueba, todo indicio que me conduzca a ti, que te introduzca al ámbito donde sólo tu imagen prevalece y te coincida y funda, te acerque, te inaugure y para siempre estés. Ana Rossetti.
  9. TE QUIERO Te lo he dicho con el viento, jugueteando como animalillo en la arena Te lo he dicho con el agua, o iracundo como órgano impetuoso; vida luminosa que vela un fondo de sombra; te lo he dicho con el miedo, Te lo he dicho con el sol, te lo he dicho con la alegría, que dora desnudos cuerpos juveniles con el hastío, con las terribles palabras. y sonríe en todas las cosas inocentes; Te lo he dicho con las nubes, frentes melancólicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas; Pero así no me basta: más allá de la vida, Te lo he dicho con las plantas, quiero decírtelo con la muerte; leves criaturas transparente más allá del amor, que se cubren de rubor repentino; quiero decírtelo con el olvido. Luis Cernuda
  10. SONETO XXV Antes de amarte, amor, nada era mío: vacilé por las calles y las cosas: nada contaba ni tenía nombre: el mundo era del aire que esperaba. Yo conocí salones cenicientos, túneles habitados por la luna, hangares crueles que se despedían, preguntas que insistían en la arena. Todo estaba vacío, muerto y mudo, caído, abandonado y decaído, todo era inalienablemente ajeno, todo era de los otros y de nadie, hasta que tu belleza y tu pobreza llenaron el otoño de regalos . Pablo Neruda
  11. Mi manera de amarte es sencilla: te aprieto a mí como si hubiera un poco de justicia en mi corazón y yo te la pudiese dar con el cuerpo. Cuando revuelvo tus cabellos algo hermoso se forma entre mis manos. Y casi no sé más. Yo sólo aspiro a estar contigo en paz y a estar en paz con un deber desconocido que a veces pesa también en mi corazón. ANTONIO GAMONEDA
  12. YOU Tú apareces, tú te desnudas, tú entras en la luz, tú despiertas los colores, tú coronas las aguas, tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor, tú rematas la más cegadora de las orillas, tú predices si el mundo seguirá o va a caer, tú conjuras la tierra para que acompase su ritmo a tu lentitud de lava, tú reinas en el centro de esta conflagración y del primero al séptimo día tu cuerpo es un arrogante palacio donde vive el temblor. RAFAEL CADENAS
  13. POEMA 12 Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas. Desde mi boca llegará hasta el cielo Acogedora como un viejo camino. lo que estaba dormido sobre tu alma. pueblan ecos y voces nostálgicas. Te Yo desperté y a veces emigran y Es en ti la ilusión de cada día. huyen Llegas como el rocío a las corolas. pájaros que dormían en tu alma. Socavas el horizonte con tu ausencia. Eternamente en fuga como la ola. He dicho que cantabas en el viento PABLO NERUDA como los pinos y como los mástiles. Como ellos eres alta y taciturna. Y entristeces de pronto, como un viaje.
  14. Sucesiva Déjame acariciarte lentamente, déjame lentamente comprobarte, ver que eres de verdad, un continuarte de ti misma a ti misma extensamente. Onda tras onda irradian de tu frente y mansamente, apenas sin rizarte, rompen sus diez espumas al besarte de tus pies en la playa adolescente. Así te quiero, fluida y sucesiva, manantial tú de ti, agua furtiva, música para el tacto perezosa. Así te quiero, en límites pequeños, aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa, y tu unidad después, luz de mis sueños. Gerardo
  15. Rostro de mujer Vivo en el rostro de una mujer que habita en una ola a la que la marea empuja hacia una playa cuyo puerto se pierde en sus conchas. Vivo en el rostro de una mujer que me hace morir, que quiere ser faro apagado en mi sangre que navega a los confines del delirio. ADONIS
  16. INVITACIÓN A LA DICHA Ámame ahora que tengo los cabellos negros y una corona de junco y el perfume del agua y de la jara en los brazos desnudos. Ámame ahora que tengo en los ojos la suave llama de la tarde y la gracia de la sonrisa y la leve frescura de los manantiales. Ámame ahora que tengo en los labios el fuego deslumbrante del Mediodía y la serenidad del cielo en las mejillas. Ámame ahora que tengo en el cuello el resplandor de los lirios quemados. Ámame ahora que corre por mis hombros el torrente divino del deseo. Ámame ahora que tengo el pecho ebrio como una flor de vino.
  17. Ahora y no luego, ahora y no mañana, ahora que besa mi alma todo tu cuerpo confundiendo su aliento al de mis labios. Bésame ahora que es primavera y el chamariz canta y vuela en un árbol, ahora, amor mío, que estamos en mayo y zumban en el aire las abejas, ahora que todo es hermoso y feliz, ahora y no mañana, ahora y no luego. Bésame los labios, el cabello, los hombros ahora que en los huertos florecidos es tan dulce la flor primera del granado. Dame todo tu amor ahora, amor mío, ¿no ves que soy en la tierra dichosa,
  18. Ahora que soy un manantial virgen donde cada onda es una caricia, una colina verde donde cada florecilla es un labio encendido, un valle misterioso donde cada viento es un suspiro, un río de amores cuya música frágil es tu nombre. ¿No son nuestros estos días tan bellos? ¿No es hermosa la tierra bajo el sol y la luna? ¿No habla todo de amor desde el alba a la tarde? ¡Ámame! ¡Ahora y no mañana; ahora y no luego!
  19. Invocación a la sonrisa Dame la ternura desde el sueño, dame ese cucurucho de sorbete que tenés en la sonrisa, dame esa lenta caricia de tu mano. Yo te daré pájaros que cantarán tu nombre desde lo más alto de los árboles. Te daré piñas, zapotes, nísperos, enredaré maizales en tu pelo. Yo invocaré los dioses de nuestros antepasados para que caigan tormentas, para que miedosos y cogidos de la mano, miremos la furia del rayo y del ralámpago. Yo tejeré ilusiones con ramitas y hierbas, tocaré las rocas para que brote agua y nos bañemos, yo haré poemas, cantos, mi amor, cuando me hayas mirado, cuando corra las cortinas del sueño, Gioconda Belli cuando me coma el sorbete de tu sonrisa.
  20. Yo no quiero más luz … Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío: claridad absoluta, transparencia redonda, limpidez cuya entraña, como el fondo del río, con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda. ¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho, corazón de alborada, carnación matutina? Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho. Tu sangre es la mañana que jamás se termina. No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso. Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente. La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso. Tu insondable mirada nunca gira al poniente.
  21. Claridad sin posible declinar. Suma esencia del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre. Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia acercando los astros más lejanos de lumbre. Claro cuerpo moreno de calor fecundante. Hierba negra el origen; hierba negra las sienes. Trago negro los ojos, la mirada distante. Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes. Yo no quiero más luz que tu sombra dorada donde brotan anillos de una hierba sombría. En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada, para siempre es de noche: para siempre es el día. Miguel hernández
  22. Corazón Coraza Porque te tengo y no porque te pienso porque la noche está de ojos abiertos porque la noche pasa y digo amor porque has venido a recoger tu imagen y eres mejor que todas tus imágenes porque eres linda desde el pie hasta el alma porque eres mía porque eres buena desde el alma a mí porque no eres mía porque te escondes dulce en el orgullo porque te miro y muero pequeña y dulce y peor que muero corazón coraza si no te miro amor si no te miro
  23. porque tú siempre existes dondequiera pero existes mejor donde te quiero porque tu boca es sangre y tienes frío tengo que amarte amor tengo que amarte aunque esta herida duela como dos aunque te busque y no te encuentre y aunque la noche pase y yo te tenga y no. Mario Benedetti.
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