4° UNIDAD 2 SALUD,ALIMENTACIÓN Y DÍA DE LA MADRE 933623393 PROF YESSENIA CN.docx
El realismo
1. EL REALISMO
Es lugar común en la crítica literaria definir el siglo XIX como el
siglo de la novela. Durante el largo periodo que comprende el Realismo y el
Naturalismo, la novela se perfila como un género parejo en importancia a la
poesía y al drama, desplazando a menudo a éstos en el interés social; y es
que la novela, aunque tenemos ejemplos notables de ella en épocas pasadas,
no había alcanzado el reconocimiento común; es más, había sido durante
siglos un género inclasificable, cuando no pervertido e inmoral. Cervantes y
el anónimo autor de El Lazarillo apenas si tuvieron continuadores,
produciéndose en el siglo XVIII un vacío novelístico que J.F. Montesinos
achaca a la pérdida del interés por la realidad circundante y por la
supeditación de la novela a posibles lecciones morales. Y es que, como
señala Juan I. Ferreras:
“toda novela tiene un principio liberal . Por ello, el poder va a
negarla en su misma esencia. Cuando una ideología inmovilista toma una
novela y la hace moralizante, no tiene evolución posible, porque el
protagonista novelesco es sacrificado en aras de una idea. Es por ello que
las primeras novelas españolas de corte realista (las de Fernán Caballero)
supone un fracaso desde el punto de vista del género, aunque aproximan la
novela a la realidad contemporánea”.
Al plantear el estudio de la novela realista en nuestro país la crítica
trabaja sobre dos bases: la primera es la justificación del carácter “realista”
que tradicionalmente ha tenido la literatura española y en ella, la búsqueda
de posibles antecedentes autóctonos para servir de ejemplo a los nuevos
novelistas; la segunda, abordar el estudio de la novelística europea y de sus
repercusiones en la novela española. En este sentido, se hacen
imprescindibles los estudios sobre traducciones y fechas de publicación de
autores clave en el realismo europeo como Dickens, Stendhal, Flaubert,
Balzac... y este estudio revela con frecuencia que no todos ellos fueron
conocidos en los inicios del movimiento o, si lo fueron, sus técnicas
narrativas no se asimilaron hasta mucho más tarde1
. Por ello, creo que en el
origen del realismo actúan todas estas corrientes simultáneamente a las que
hay que añadir un “espíritu” común en la época, que rechaza la excesiva
dramatización de la novela romántica –la mayor parte de las veces anclada
en el pasado remoto- y exige el reconocimiento y análisis de la sociedad
circundante, aunque este análisis, a menudo, sea paralelo a la propia
experiencia social del narrador. y es que nunca como en el realismo se
había sentido la necesidad de explicar y comprender la sociedad; una
sociedad nueva, enfrentada al pasado del anti5,,uo régimen, y que
precisamente por ese aspecto de novedad no es totalmente aprehendida. No
hay que olvidar cuál es la filosofía imperante en la segunda mitad del siglo
XIX:
Este afán de explicar la realidad ( una realidad llena de tensiones
crisis ) tendrá su culminación en el Naturalismo, en el que- Zola intentará
aplicar el método experimental de las ciencias a la novela.' Es aquí en este
1 . Según Varela Jàcome, Balzac se introduce en 1836 pero sus procedimientos narrativos no
se van a emplear hasta después de 1870. Las traducciones de Dickens son escasas y tgardías y
Stendhal permanece ignorado hasta los estudios de Pardo Bazán.
1
2. punto, donde el realismo produce -su polémica, polémica que no sólo afectó
contemporáneamente al movimiento, sino que ha llevado a las generaciones
de escritores posteriores a declararse vivamente en contra, ya que dos
conceptos de creación se oponen: los límites de la obra literaria y la
creatividad. Es curioso que Zola nunca niegue la creatividad y que la crítica
actual, en una constante revisión del movimiento, se dedique a
reinterpretarlo, analizando en las obras las innovaciones narrativas (Gullón)
o descubriendo que no todo fue plasmación de la realidad externa: como
siempre una cosa fue la teoría y otra la práctica.
Aunque un determinado periodo de la creación y de la crítica se
separó del realismo y de su intento de ser "un espejo al lado del camino",
como diría Stendhal, en la actualidad podemos señalar la situación en la que
se encuentra la discusión sobre el realismo realismo se había sentido la
necesidad de explicar y comprender la sociedad; una sociedad nueva,
enfrentada al pasado del anti5,,uo régimen, y que precisamente por ese
aspecto de novedad no es totalmente aprehendida. No hay que olvidar cuál
es la filosofía imperante en la segunda mitad del siglo XIX:
En este segundo periodo del siglo, la filosofía está dominada por el
vitalismo, procedente de Alemania, que ya había marcado a Giner de los
Ríos en la introducción del krausismo. En el campo del análisis
sociológico, Marx ya había escrito en 1848 El capital, entendiendo la
historia como una evolución dialéctica basada en las relaciones económicas.
Max Weber responde a Marx estableciendo las relaciones de autoridad y
teorizando sobre el Estado y la burocracia, como esqueleto y sustento de
aquél. El intento de aplicar el análisis científico a la sociedad lo representa
Comte y Durkheim este último padre de la sociología.
UTILIZAR TEXTO DE DURKHEIM EN EL APARTAD TEXTOS
MEMORIA.
Este afán de explicar la realidad ( una realidad llena de tensiones y
crisis ) tendrá su culminación en el Naturalismo, en el que Zola intentará
aplicar el método experimental de las ciencias a la novela.' Es aquí en este
punto, donde el realismo produce su polémica, polémica que no sólo afecto
contemporáneamente al movimiento, sino que ha llevado a las generaciones
de escritores posteriores a declararse vivamente en contra ya que dos
conceptos de creación se oponen :los límites de la obra literaria y la
creatividad. Es curioso que Zola nunca niegue la creatividad y que la crítica
actual , en una constante revisión del movimiento, se dedique a
reinterpretarlo, analizando en las obras las innovaciones narrativas (Gullón)
o descubriendo que no todo fue plasmación de la realidad externa: como
siempre, una cosa fue la teoría y otra la práctica.
2"la idea experimenta¡ no es arbitrada ni puramente imaginada, tiene
que tener un punto de apoyo en la realidad observada, es decir, en la
naturaleza'. Sobre esta idea y sobre la duda se basa todo el método" (... ) En
lugar de encerrar al novelista en límites reducidos, el método experimenta¡ 1
deja con toda su inteligencia de pensador y todo su genio de creador Le será
necesario ver, comprender, inventar."
2
3. "La investigación científica y el razonamiento
experimenta¡ combaten una a una, las Hipótesis de los idealistas y
reemplazan las novelas de pura imaginación por las novelas de observación
y de experimentación, ZOLA.
LAS CORRIENTES LITERARIAS EN EL SIGLO XIX
Los principios del siglo XIX están marcados por el Romanticismo,
movimiento cuyos orígenes se sitúan en el siglo XVIII y que coincidirá en
algunos países con el Realismo. Las características, reivindicación de la
libertad creadora, subjetivismo, irracionalismo, se aplican a una literatura
principalmente combativa en los primeros años de su implantación en
España (citar la relación entre liberales y románticos) y más tarde deviene
un movimiento más intimista como podemos comprobar en sus epígonos
(Bécquer y Rosalía). La historia de la novela romántica ha sido analizada
por varios autores
.
VARELA JACOME escribe que el despegue de la narrativa
española no se produce hasta la década de 1830-l84o. Hasta ese
momento, los relatos lacrimosos y dramáticos episodios históricos con los
que se evaden los lectores españoles son traducciones.
Chateaubriand se traduce desde 1801 hasta 1830.
A partir de 1835 tres escritores franceses son los que van a entrar en
nuestro país: V. Hugo, Alejandro Dumas y George Sand.
La influencia de W. Scott data ya desde 1818, y se convierte en
fenómeno literario entre 1830-1840. Su influencia va a verse en la
estructura y el contenido de las novelas: anagnórisis, utilización de prendas
de reconocimiento, reparación de personajes que se suponían muertos,
aparición de médicos, astrólogos, uso de disfraces...
La aparición de la novela histórica española se fija en 1830, con la
publicación de la novela de Ramón López Soler, Los bandos de Castilla o el
caballero del cisne. El apogeo de este estilo llegará hasta 1844 con la
publicación de El señor Bembibre.
Pero hay también una tendencia democrática y republicana, debida a
la influencia de Eugenio Suè y de George Sand . Los misterios de París,
considerada por un critico como 'el libro de caballerías del siglo XIX",
produce su fruto en España al año siguiente de su primera versión, en
1844. :La serie se inicia con Los misterios de Barcelona, de José Nicasio
Milá de la Roca. Continúa con Los misterios de Madrid (1844-1845), de
Martínez Villergas;, Los misterios del pueblo español (1858-1860) de
Manuel Angelón, Los misterios catalanes (1862), de Rafael del Castillo...
“En realidad, ninguna de estas obras reúne apreciables valores
literarios; pueden calificarse de novelones, bordean lo melodramático,
juegan con el sensacionalismo; pero coinciden en un afán de explorar, de
alguna manera, la sociedad de la época, de descubrir problemas e injusticias,
inauguran una etapa de narrativa doctrinaria, comprometida, de denuncia de
agravios sociales y desigualdad e injusticia económica; abren el panorama
3
4. de la novela folletinesca”. (Varela Jacome, Estructuras novelísticas del siglo
XIX, Bosch ed., Barcelona, 1974).
El viraje hacia el realismo se debe sobre todo a las traducciones de
Balzac, desde 1836. Rosalía de Castro y Fernán Caballero, antecesoras
de la novela realista. Pero como han señalado los críticos, la novela de
Fernán Caballero fracasa ideológicamente: porque en su propia concepción
no introduce la lucha o enfrentamiento entre el individuo y la sociedad. La
protagonista de La gaviota fracasa dominada por la ideología de la
autora.
El triunfo de la novela realista se producirá entre 1870-1880 cuando
en Europa se inicia el cansancio de esta novela. Entre Rojo y negro y La
Fontana de Oro median cuarenta años. Aunque no podemos olvidar que
Pereda había escrito sus Escenas montañesas en 1864. Pero todavía existen
mezclas de estilos y tendencias como se encarga de señalar. V. Jacome:
"Dentro de la ebullición realista, Pérez Escrich sigue su producción
folletinesca, alcanzan, al mismo tiempo, difusión las entregas históricas de
Manuel Fernández y González... "(p. 42) (op. cit)
Valera Idealiza la realidad, mientras que Pérez Galdós escribe sus
primeras novelas de tesis.
De esta forma, nos encontramos con que, si bien a partir de
determinada fecha impera el realismo, no dejan de ser publicadas obras de
carácter fantástico, amén del interés que los autores realistas sienten por el
tema. Dickens, apoyándose en la tradición oral, publica cuentos de
fantasmas como El guardavías o no deja de introducir elementos fantásticos,
de tensión o simples coincidencias que van más allá de lo verosímil en sus
novelas. Por otra parte, el folletín que surge en el romanticismo seguirá
cultivándose en el realismo.
En cuanto a su definición, por lógica, todo texto que se ocupe de la
realidad será realista, pero el término Realismo viene a acuñar la producción
literaria que comienza en Europa antes incluso que desaparezca el
Romanticismo y que convive con él, de modo que es difícil hacer una
separación tajante entre los dos movimientos y algunas características del
romanticismo quedarán en el Realismo. En España el inicio del Realismo
coincide con la publicación de las primeras obras de Galdós. La Fontana de
Oro abre este ciclo y comienza lo que Ferreras ha denominado la generación
del 68. Para este crítico,
"lo que ocurrió en 1868, al nivel de totalidad social, fue mas
importante o determinante que cuantas corrientes o escuelas novelísticas
existían hasta la fecha[...]. la revolución del 68 nos explica el contenido, por
no decir la problemática, de las novelas aparecidas en España a partir de
1868 [...] Nos encontramos, mejor que ante un grupo, ante un modo de
hacer, que es un modo de novelar, ante una visión del mundo típicamente
burguesa[...] Pereda, Alarcón, Valera y Pérez Galdós tienen, para empezar,
una idéntica manera de considerar la novela: todos se quieren "realistas", y a
las reglas de un realismo, se supeditan; todos nos cuentan la historia de un
4
5. individuo problemático." (Ferreras, en Historia y critica de la literatura
española, Ed. Crítica, Barcelona, 1982, T. 5 pág 419). En cuanto al
momento histórico en el que se mueve el Realismo, ya hemos mencionado
que este emerge de los propios presupuestos románticos. Autores corno G.
Sand o V. Hugo se fijaron en su entorno coetáneo para situar sus obras.
JOAN OLEZA en su libro La novela del siglo XIX, del parto a la
crisis de una ideología, establece una cronología para la recepción de la
novela realista. Parte este autor de que la novela realista - y así lo hemos
afirmado ya- es el conflicto entre el individuo y la sociedad. Así pues,
destacaría una primera, fase, sobre 1830, en la que el individuo se integra en
la sociedad. Hacia 1848, el realismo va haciéndose cada vez mas crítico y
separándose de la burguesía y es al final de este decenio cuando se rompe la
identificación entre novela realista y novela burguesa. En España, debido al
más tardío surgimiento del movimiento, nos encontraríamos con esta alianza
en una de las primeras obras de Galdós, Doña Perfecta en la que la sociedad
a la cual hay que hacer resistencia no es aún la sociedad industrializada, y
capitalista, sino aquélla que conserva la estructura del Antiguo Régimen. En
esta novela -que pertenece al grupo de las llamadas de tesis- Pepe Rey -su
protagonista- es un ciego defensor de la ciencia y el progreso, sin que por
ello caiga en un pensamiento demasiado revolucionario:
"la primera y más terrible plaga de España es la turbamulta de
jóvenes letrados, para cuya existencia es necesaria una fabulosa cantidad de
pleitos. Las cuestiones se multiplican en proporción de la demanda. Aun así,
muchísimos se quedan sin trabajo, y como un señor jurisconsulto no puede
tomar el arado ni sentarse al telar, de aquí proviene ese brillante escuadrón
de holgazanes, llenos de pretensiones que fomentan la empleomanía,
perturban la política, agitan la opinión y engendran las revoluciones " (Doña
Perfecta, pp. 111) .
A partir de la segunda mitad del siglo surge en Francia el
naturalismo. Zola formula el plan de su novelística orientado hacia la
continuidad y mejoramiento de la sociedad (así lo deja claro en su novela
experimental):
"El naturalismo supone un considerable cambio de actitud con respecto al
realismo. Si éste representa el modelo cultural que se impone tras el triunfo de
la revolución burguesa y se identifica con ella es, porque expresa la
posibilidad de un pacto entre libertad individual y disciplina colectiva, de un
compromiso entre el deseo personal y la realidad social: desde la firme
creencia en la posibilidad de este pacto la novela realista analiza un
gigantesco abanico de conflictos entre unos individuos problemáticos y una
realidad degradada, y se configura -este es !su gran hallazgo formal- sobre el
equilibrio de un individuo y espacio, que se nos dan en su interpretación: el
individuo debe ser representativo del espacio social en que se mueve y su
"verosimilitud" depende de esta representatividad-(...) El naturalismo, por el
contrario, supone la, primero puesta en cuestión de este equilibrio.
Paralelamente a una serie de procesos que desencadena el modo de
producción capitalista, (...) que a nivel de concepción del mundo se
manifiestan por la desvalorización del elemento personal y la crisis de los
valores individualistas, paralelamente a ello, el naturalismo es el primer gran
movimiento moderno que no parte de presupuestos individualistas, que sitúa
al individuo no como el agonista de la realidad colectiva, sino como un mero
5
6. miembro de un espacio global, y que incluso lo supone determinado por ese
medio. El naturalismo expresa así la crisis del individualismo burgués, al que
da como alternativa una filosofía determinista del medio no menos burguesa"
(Oleza, pp 16-17).
El problema crítico que se plantea es el de si en España se da este
naturalismo de corte cientifista o no. Uno de los estudios clásicos sobre el
tema es el de W. Pattison. su libro El naturalismo español. Historia externa
de un movimiento literario, Gredos, Madrid, 1965, recoge cronológicamente
los datos que sobre el naturalismo recibieron los escritores desde 1876, fecha
en la que algunos corresponsales en París dan a conocer a Zola. Pattison
afirma que la novela naturalista española se forma en el seno de los grupos
intelectuales influenciados por el krausismo, una de cuyas propuestas es el
libre examen. De esta forma sa da vía libre a las nuevas corrientes filosóficas,
el positivismo, y se plasma en la literatura una controversia que era también
ideológica: conservadurismo frente a progresismo. Parte importante en la
disputa fueron los artículos que Pardo Bazán escribió en La Época desde el 7
de noviembre de 1882. En ellos, lo importante es la defensa que la autora hace
de Zola, ya que Pattison no la considera una verdadera naturalista. Hacia 1884
el naturalismo es un movimiento ampliamente aceptado entre los escritores
jóvenes y consagrados. La novela ha dejado de definirse como un género
frívolo y ahora es un estudio social para el cual hay que documentarse bien:
las novelas se desarrollan siempre en la época coetánea, se imponen el
principio del determinismo pero, en general, tanto Pattison como Oleza
señalan que el naturalismo español no es tan radical como el francés: ni se
excedieron en la libertad de estilo y lenguaje ni desarrollaron la novela como
simple trozo de vida. Las causas de esta transigencia radican en la influencia
del krausismo.
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7. miembro de un espacio global, y que incluso lo supone determinado por ese
medio. El naturalismo expresa así la crisis del individualismo burgués, al que
da como alternativa una filosofía determinista del medio no menos burguesa"
(Oleza, pp 16-17).
El problema crítico que se plantea es el de si en España se da este
naturalismo de corte cientifista o no. Uno de los estudios clásicos sobre el
tema es el de W. Pattison. su libro El naturalismo español. Historia externa
de un movimiento literario, Gredos, Madrid, 1965, recoge cronológicamente
los datos que sobre el naturalismo recibieron los escritores desde 1876, fecha
en la que algunos corresponsales en París dan a conocer a Zola. Pattison
afirma que la novela naturalista española se forma en el seno de los grupos
intelectuales influenciados por el krausismo, una de cuyas propuestas es el
libre examen. De esta forma sa da vía libre a las nuevas corrientes filosóficas,
el positivismo, y se plasma en la literatura una controversia que era también
ideológica: conservadurismo frente a progresismo. Parte importante en la
disputa fueron los artículos que Pardo Bazán escribió en La Época desde el 7
de noviembre de 1882. En ellos, lo importante es la defensa que la autora hace
de Zola, ya que Pattison no la considera una verdadera naturalista. Hacia 1884
el naturalismo es un movimiento ampliamente aceptado entre los escritores
jóvenes y consagrados. La novela ha dejado de definirse como un género
frívolo y ahora es un estudio social para el cual hay que documentarse bien:
las novelas se desarrollan siempre en la época coetánea, se imponen el
principio del determinismo pero, en general, tanto Pattison como Oleza
señalan que el naturalismo español no es tan radical como el francés: ni se
excedieron en la libertad de estilo y lenguaje ni desarrollaron la novela como
simple trozo de vida. Las causas de esta transigencia radican en la influencia
del krausismo.
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