LECTURA ORANTE: Cuarta Semana de Cuaresma, Fr Julio César González Carretti OCD
CUARTA SEMANA DE CUARESMA
(Año Impar. Ciclo B)
DOMINGO
Lecturas:
a.- 2Cro.36,14-16.19-23: La ira y la misericordia de Dios se
manifestarán en el exilio y liberación.
La primera lectura, nos habla de la destrucción de Jerusalén y del
templo, pero el juicio más que visto de un punto de vista histórico, es
de carácter teológico (cfr. 2 Re 25). Se hace eco de cómo el pueblo y
los reyes no tomaron en cuenta los continuos llamados de los profetas,
que exhortaban a la conversión, sino que se burlaron de ellos, hasta
encenderla ira de Dios.Desde la concepción de la justicia distributiva,
el Cronista resalta que los tristes acontecimientos:como la destrucción
del templo, el exilio y otros acontecimientos trágicos sonconsecuencia
de la infidelidad del pueblo y justo castigo divino. Esta lectura
menciona la violación del descanso sabático, los setenta años de
destierro serán tiempo más que suficiente para devolverle al Señor el
tiempo perdido. La nota de esperanza, la pone la carta de Ciro sobre
el regreso del pueblo judío a su tierra. “En el año primero de Ciro, rey
de Persia, en cumplimiento de la palabra de Yahveh, por boca de
Jeremías, movió Yahveh el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó
publicar de palabra y por escrito en todo su reino: «Así habla Ciro, rey
de Persia: Yahveh, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos
de la tierra. El me ha encargado que le edifique una Casa en
Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo,
¡sea su Dios con él y suba!” (vv. 22-23).
b.- Ef. 2,4-10: Por pura gracia estáis salvados.
El apóstol Pablo, nos invita a reconocer la obra que en Cristo el Padre
está realizando en cada uno de nosotros. Nos dio vida nueva con la
resurrección de Cristo, cuando estábamos muertos a causa del
pecado,más aún nos tiene destinados a sentarnos a la derecha de su
Hijo en la vida eterna. Todo es obra de la gracia, un don de Dios para
que nadie se vanaglorie en sus obras. Esta gracia no es fruto de
nuestras obras, sino de la bondad de Dios Padre. “Pues habéis sido
salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino
que es un don de Dios;tampoco viene de las obras, para que nadie se
gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en
orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que
practicáramos.” (vv. 8-10).
c.- Jn. 3,14-21: Todo el que crea en ÉL tiene vida eterna.
El evangelio nos introduce en el misterio del amor de Dios como
motivo de la venida de su Hijo a este mundo, en esa entrevista
nocturna de Nicodemo a Jesús (Jn.3). Antes ha hablado del Hijo del
hombre, figura que está unida al Juicio definitivo de Dios sobre la
humanidad (Jn. 3,13; cfr. Dan.7). Jesús es el verdadero Revelador de
Dios, porque ÉL ha abajo del cielo, nadie ha subido al cielo: todos los
hombres cercanos a Dios han sido formados en la Ley o a quienes
revelaba sus secretos: Abraham, Moisés, Elías, etc. La razón única de
esta Elevación, es que es el Único, que ha bajado del cielo. Hay una
nítida referenciaa trascendenciade Jesús. Es el Hijo que estaba en el
seno del Padre, ha visto su Rostro (cfr. 1Jn.1,18). En esta primera
afirmación, encontramos que Jesús, es muy superior a cualquier otro
cercano a Dios del AT; ÉL no sólo ha oído al Padre, ÉL es la Palabra,
es el que ha visto al Padre, tiene una experiencia inmediata de Dios.
Pero ese Hijo del Hombre, debe ser Crucificado: el Señor de Israel y
de la Historia, Aquel que hace justicia a los Santos, se somete a la Ley
hasta ser considerado un maldito (Dt. 21,22ss). Aquí está la mayor
prueba del amor de Dios al hombre: Dios Padre entrega a su propio
Hijo a la muerte. Jesús, es el Hijo de Dios. Se cumple la Escritura: la
serpiente levantada en el desierto, anunciaba al Mesías, el Padre
ahora revive en sus entrañas el dolor de la entrega de su propio Hijo,
(cfr. Nm. 21, 4-9; Gn. 22,12s). Para comprender todo esto se requiere
un nuevo nacimiento, el Bautismo, lo que Nicodemo no comprende.
Dios ha enviado al mundo a su Hijo para salvar al mundo del pecado,
de la muere, de Satanás. La intención de Dios, es que todos se
salven porque los ama, su Hijo, lo da a conocer y todos puedan llegar
a la vida eterna (cfr. Jn. 1,18; 17, 3). Jesús no vino a condenar a
nadie, sino a salvar al hombre mediante la fe (cfr. Jn. 9, 39).
Finalmente, descubrimos que el criterio del Juicio final, será la fe, pero
que en Juan es, un aquí y ahora, realidad que ha comenzado a vivirse
en las opciones y decisiones que toman los hombres, descritas desde
el simbolismo de la luz y las tinieblas. Unos vienen a la luz, porque
aceptan al Enviado de Dios, y otros prefieren las tinieblas, son los que
rechazan a Dios y a su Enviado. Tenemos a la Trinidad actuando en
conjunto: el Espíritu, fuente de la que hay que nacer; Jesucristo, quien
nos capacita para recibir la infusión del Espíritu y el Padre, origen de
todo, que envía su Hijo al mundo; Luz que alumbra a todo hombre,
pero que éste puede rechazar, si no rompe con las tinieblas o pecado
personal. En estos textos sobre la luz y las tinieblas (vv. 20-21), el
evangelista quiere resaltar que ante la presencia de Jesús, el hombre
se descubre, toma conciencia de su realidad; aparece desde lo
profundo lo que realmente es, lo que hay en él. En esta Cuaresma
hemos decidido en la oración, seguir a Jesucristo con mayor empeño,
dejemos entonces que su luz inunde toda nuestra vida hasta los
rincones más profundos.
Este es una de esas confesiones de Teresa de Jesús donde descubre
cuantas gracias le concede Dios para su salvación. “No soléis Vos
hacer, Señor, semejantes grandezas y mercedes a un alma, sino para
que aproveche a muchas. Ya sabéis,Dios mío, que de toda voluntad y
corazón os lo suplico y he suplicado algunas veces, y tengo por bien
de perder el mayor bien que se posee en la tierra, porque las hagáis
Vos a quien con este bien más aproveche, porque crezca vuestra
gloria. Estas otras cosas me ha acaecido decir muchas veces. Veía
después mi necedad y poca humildad, porque bien sabe el Señor lo
que conviene, y que no había fuerza en mi alma para salvarse, si Su
Majestad con tantas mercedes no se las pusiera.” (Vida 18,4-5).
LUNES
Lecturas bíblicas:
a.- Is. 65, 17-21: Voy a crear un cielo nuevo y una tierra nuevos.
La lectura está tomada del tercer Isaías, o pos- exílico, y nos habla de
una nueva creación. Tema preferido de los profetas de la restauración
de Israel y de la literatura apocalíptica. La acción de Yahvé es vista
por el profeta, como una verdadera transformación o metamorfosis:
unos cielos nuevos y una tierra nueva, lo que hoy se podría denominar
un nuevo orden de valores para contrarrestar los antivalores que
vemos en nuestra sociedad. Recurso común en la visión profética, es
unir el destino del hombre con la creación entera, usa ese lenguaje
para hablar del destino de los salvados que vuelven del exilio. Cuando
se dé un perfecto equilibrio entre naturaleza y acción del hombre,
desaparecerá el desorden reinante, el pecado y todas sus
consecuencias. Será una creación nueva, que por cierto muchos
desean pero no saben cómo canalizar, cuando inaugure el triunfo de
Cristo, cuando todo le sea sometido, triunfo que comienza a ser
realidad en la Cruz. Las otras imágenes reflejan la vida nueva, anhelos
de un pueblo que tiene que reiniciar una vida, donde poder gozar de
los hogares que edifiquen y disfruten de las viñas que ellos han de
plantar. Es el lenguaje muy humano y real orientado a los tiempos
mesiánicos;Dios nos habla en nuestras propias categorías mentales y
de comprensión como son las imágenes y con sabor poético. Puerta
para que las palabras y mensajes nos permitan entrar en la dicha que
Dios tiene reservada a sus fieles que confían en ÉL.
b.- Jn. 4,43-54: Curación de un hijo de un funcionario real.
Este pasaje de Juan, nos narra el segundo signo de Jesús (cfr.Mt.8,5-
13; Lc.7,1-10). Comienza con un resumen de la actividad de Jesús en
Jerusalén, que parte para Galilea, donde había afirmado, que nadie es
profeta en su tierra (vv.43-45; cfr. Mt. 4, 15; Is. 8,23; 9,19). Si Jesús
habló con Nicodemo, judío ortodoxo, ahora habla con un gentil (cfr.
Jn. 3; 4,1-42). La patria de Jesús, es Nazaret, pueblo de Galilea (cfr.
Mc. 6,1), Juan le da otro sentido más profundo: Jesús es enviado a los
judíos, pero los judíos no lo recibieron (cfr. Jn. 1, 11), sin embargo, los
galileos le brindan una cálida recepción (v. 45), porque creyeron en
ÉL. Aceptaban a Jesús por los prodigios que hacía, los signos, pero
Jesús no se fiaba de ellos (cfr. Jn. 2,24). Su fe no era completa, se
cimentaba en lo que había hecho Jesús en Jerusalén (cfr. Jn.4, 45).
Estos galileos se quedaban en lo portentoso, no profundizaron en la
persona del profeta. La falta de fe de los galileos, se opone, a la fe
sencilla y profunda del funcionario real que va a Caná para encontrar a
Jesús. Juan, propone la fe de este hombre como modelo para el
creyente en Jesús. El tema central, propio de Juan, el hombre debe
tener fe en Jesús, Revelador del Padre y Mesías dador de vida. El
representante del mundo pagano, funcionario real, se mueve ahora
hacia Jesús, le pide que sane a su hijo (vv.50-51). Juan nos presenta
un progresivo crecimiento de la fe del funcionario en Jesús. Fe y
confianza humana en la personade Jesús,aunque ÉL se queja de que
para creer se necesiten señales, las que ha hecho y lo que se le pide
ahora (v. 48). Los signos,hablan de la persona de Jesús y la salvación
que trae toca lo humano. Fe en la palabra de Jesús: “Vete, que tu hijo
vive” (v.50). La actitud del oficial, es pura fe en la palabra, y en poder
sanador de Cristo Jesús. Sin ir a la ciudad del enfermo,lo sana: su hijo
vive, el funcionario cree sin más a la palabra de Jesús. Finalmente, fe
en Jesús dadorde vida (v.53), cuando el padre comprueba al regresar
a casa, que a la hora séptima su hijo estaba sano, cuando él se había
encontrado con Jesús. El evangelista califica a este como el segundo
signo que realizó Jesús, donde se quiere dejar en claro el poder de la
palabra del Maestro. Termina la primera parte del evangelio de Juan,
donde se manifiesta que el acontecimiento Jesús se orienta a la
salvación de todo el género humano. La fe luminosa de este pagano
hecho discípulo por Jesús, es la que necesitamos para continuar en
este itinerario pascual.
Cuando Santa Teresa de Jesús, habla de la oración de unión,
describe la actitud de quien descubre las grandezas que Dios tiene
reservada para quienes se abandona con fe a la acción sanadora de la
salvación que Jesús trae consigo al hombre. “¡Oh Jesús mío!, ¡qué es
ver un alma que ha llegado aquí, caída en un pecado, cuando Vos por
vuestra misericordia la tornáis a dar la mano y la levantáis! ¡Cómo
conoce la multitud de vuestras grandezas y misericordias y su miseria!
Aquí es el deshacerse de veras y conocer vuestras grandezas; aquí el
no osar alzar los ojos; aquí es el levantarlos para conocer lo que os
debe; aquí se hace devota de la Reina del cielo, para que os aplaque;
aquí invoca a los Santos, que cayeron después de haberlos Vos
llamado, para que la ayuden; aquí es el parecer que todo le viene
ancho lo que le dais, porque ve no merece la tierra que pisa; el acudir
a los Sacramentos; la fe viva que aquí le queda de ver la virtud que
Dios en ello puso; el alabaros porque dejasteis tal medicina y
ungüento para nuestras llagas, que no las sobresanan, sino que del
todo las quitan. Espántase de esto. ¿Y quién, Señor de mi alma, no se
ha de espantar de misericordia tan grande y merced tan crecida, a
traición tan fea y abominable?; que no sé cómo no se me parte el
corazón cuando esto escribo, porque soy ruin” (V 19,5).
MARTES
Lecturas bíblicas
a.- Ez. 47, 1- 9.12: La fuente del templo.
La primera lectura, posee un sabor profético, pero al mismo tiempo,
escatológico de la gloria de Yahvé en medio de la tierra, más
concretamente en el templo, de donde brota un caudal torrentoso de
agua saludable. Es una clara alusión a una nueva vida, y a los ríos
que regaban el paraíso terrenal. Ezequiel usa la imagen del río de
Dios, antes había usado la del espíritu (cfr. Ez. 37, 14), aguas
vivificantes, que brotan del templo, como eje centrar de la toda la vida
de Israel. Este torrente caudaloso, baja por el lado derecho del templo
se une al Cedrón y va regando los campos hasta llegar al Mar muerto
que convertirá sus aguas en dulces para favorecer la vida en ellas.
Hasta donde llegue la corriente habrá vida (v. 9) queriendo destacar el
contraste muerte - vida, estepa y fertilidad, etc. La visión termina con
el anuncio de una prosperidad nunca antes contemplada: “A orillas del
torrente, a una y otra margen, crecerán toda clase de árboles frutales
cuyo follaje no se marchitará y cuyos frutos no se agotarán:
producirántodos los meses frutos nuevos, porque esta agua viene del
santuario. Sus frutos servirán de alimento, y sus hojas de medicina.»
(v. 12). En los tiempos escatológicos, la presencia de Yahvé, será una
bendición creadora y vivificante. El agua seguirá siendo signo de vida
en el NT, Jesucristo, fuente de agua viva que salta hasta la vida
eterna, como le dirá a la samaritana (cfr. Jn. 4,14; Ap. 22, 1-2) y en la
liturgia bautismal.
b.- Jn. 5, 1-3. 5-18: Curacióndel enfermo de la piscina de Betesda.
El evangelista Juan, nos presenta el tercer de los signos de Jesús: la
curación del paralítico de Betesda. Jesús sube a Jerusalén con
ocasión de una fiesta religiosa, que podía ser la Pascua, como la fiesta
de los Tabernáculos (Jn. 6,4). Demuestra a los hombres el espíritu de
libertad con que cuenta, y la entrega que hace de Sí, a quien le sigue,
sanando a un enfermo incurable. La escena transcurre en la piscina a
cuyas aguas se atribuía un poder curativo, relacionado además, con
cierto movimiento de las mismas, movidas por un ángel, según la
piedad popular, cerca del Pórtico de las ovejas (vv.1-4). En un
segundo momento tenemos el encuentro de Jesús con un hombre que
lleva treinta y ocho años postrado, su esperanza, si no lo llevaban a la
fuente, eran nulas de poder curarse de sus males (vv.5-9). Era un
muerto en vida, Jesús al verlo comprende que lleva demasiado tiempo
enfermo. Juan reconstruye este acontecimiento, con una finalidad
catequética, con un significado teológico. Esa muchedumbre de
enfermos, representa la humanidad oprimida por la muerte, y espera
un milagro de un elemento como el agua de la piscina. Los cinco
pórticos pueden representar los cinco libros de la Ley de Moisés, que
si no se vive, oprime el espíritu y la vida. La curación es iniciativa
propia de Jesús: “¿Quieres recobrar la salud?” (v. 6). La salvación no
viene del agua o de la ley de Moisés, sino de Aquel que posee el agua
de la vida y como la posee la puede comunicar. La respuesta del
enfermo revela su verdadera situación de dolor. La palabra de Jesús
es un imperativo: “Levántate, toma tu camilla y anda. Y al instante el
hombre recobró la salud, tomó su camilla y se puso a andar” (vv. 8-9;
cfr. Mc. 2, 9-11). La curación es efecto de la palabra de Jesús, cuyo
contenido participa de la fuerza de Dios que tiene sede en sus
palabras y obras. El hombre se marcha completamente sano con la
capacidad de disponer de su vida. En un tercer momento tenemos el
encuentro de los judíos con el hombre ahora sano (vv.10-13). Surge el
problema, cuando los fariseos recriminan al hombre que lleva su
camilla, por ser sábado,trasgrede la santidad del día del Señor. El que
le ha sanado, le ha ordenado actuar así, la salud que ahora tiene le
permita esa libertad en virtud de las palabras de Jesús (cfr. Mc. 2,
28s). A la hora de responder, Quién le ha sanado, no sabe ni siquiera
su nombre; en efecto Jesús se había retirado del lugar (cfr. Jn. 9, 12).
Más tarde, Jesús encuentra al hombre sano, le recomienda no pecar,
no sea que le suceda algo peor, perder el camino de la salvación
(v.14). Ahora que sabe, que es Jesús quienlo sanó, lo que comunica a
los judíos, lo que provoca la reacción de querer matarle por hacer
curaciones en sábado y compararse con ello a Dios (vv.15-16). Si el
Padre y el Hijo trabajan juntos, es para salvar al hombre (vv.17-18), no
pongamos resistencia a su magnífica obra de gracia y amor.
Santa Teresa habla de quienes han escogido ingresar al Castillo
Interior, es decir dentro de sí, por medio de la oración. Muchas veces
necesita que Jesús la levante. “Pues no hablemos con estas almas
tullidas que si no viene el mismo Señor a mandarlas se levanten,
como al que había treinta años que estaba en la piscina (Jn 5,5),
tienen harta mala ventura y gran peligro , sino con otras almas que, en
fin, entran en el castillo; porque, aunque están muy metidas en el
mundo, tienen buenos deseos y alguna vez, aunque de tarde en tarde,
se encomiendan a Nuestro Señor y consideran quién son, aunque no
muy despacio; alguna vez en un mes rezan llenos de mil negocios, el
pensamiento casi de ordinario en esto, porque están tan asidos a ellos
que como a donde está su tesoro se va allá el corazón, pone por sí
algunas veces de desocuparse y es gran cosa el propio conocimiento
y ver que no va bien para atinar la puerta. En fin, entran en las
primeras piezas de las bajas; mas entran con ellos tantas sabandijas
que ni le dejan ver la hermosura del castillo, ni sosegar. Harto hacen
en haber entrado.” (1M 1,8).
MIERCOLES
Lecturas bíblicas:
a.- Is. 49, 8-15: El amor de una madre.
La primera lectura, nos narra el regreso del pueblo judío terminado el
exilio babilónico, y el aumento el poder persa. Por una parte, está la
visión teológica de los profetas, como Ezequiel y el segundo Isaías, y
por otra la realidad de los judíos que aunque en el exilio, poseen
bienes materiales bien trabajados, con altos cargos políticos, con
propiedades, que deberían dejar si vuelven a Palestina, un país pobre
y abandonado. Deben estos profetas elevar la esperanza de los
judíos, si quieren que regresen de ahí que el tema central sea la
protección divina, inspiración profética que describe el regreso donde
hasta la naturaleza colabora con ellos. Dios será el pastor que los guía
a buenos pastos y manantiales de aguas frescas y puras. Se volverán
a repartir la tierra, como en los tiempos de Josué, los presos
recobrarán la libertad y verán la luz los que vivían en mazmorras. El
profeta canta la bondad de Dios, que como madre cuida a su hijo:
“¡Aclamad, cielos, y exulta, tierra! Prorrumpan los montes en gritos de
alegría, pues Yahveh ha consolado a su pueblo, y de sus pobres se
ha compadecido. Pero dice Sión: «Yahveh me ha abandonado, el
Señor me ha olvidado.» ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho,
sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas
llegasen a olvidar, yo no te olvido.” (vv. 13-15). No hay otra expresión
de un amor tan entrañable como esta en el AT, donde Dios se
presenta como una madre amorosa y tierna.
b.- Jn. 5, 17-30: El Hijo da vida a los que quiere.
El evangelista Juan, nos presenta el discurso de Jesús, la polémica
con los jefes del pueblo, con motivo de la curación del paralítico en
sábado (Jn. 5, 1-18). El tema del sábado, hace que Jesús haga una
defensade su suprema autoridad de Jesús yde su obra. La discusión
se mueve ahora sobre la persona de Jesús y su interpretación de la
ley de Moisés, concretamente el sábado. La afirmación acerca del
trabajo del Padre y ÉL (v.17), provoca una reacción violenta contra
Jesús. Quiere demostrar que dicha autoridad surge de la estrecha
unidad que tiene con su Padre, efecto de esa profunda comunión con
ÉL, no sólo existe en lo que se refiere a la vida y al Juicio, sino el
hecho que su obra es don del Padre. La completa unidad e identidad
en la obra del Padre y del Hijo, considera al Padre como fuente de
toda sus obras que el Hijo realiza entre los hombres. Sus signos son
obra del Padre, que realiza a través del Hijo, es el Padre quien le
muestra al Hijo sus obras (cfr. Jn.5, 20). Esta comunión íntima entre
Padre e Hijo y de dependencia del Hijo al Padre, se manifiesta en el
amor por su Amado, el Predilecto y en la obediencia interior del Hijo al
Padre. El fundamento último de esta comunión e identidad es el amor,
por ello, el Padre muestra al Hijo sus obras para que las realice. El
amor el que lleva al Padre, para hacerlo partícipe de su actividad,
manifestar su vida y obras en ÉL. El Padre revela sus secretos al Hijo.
La vida es don de Dios y Jesús participa de él como un derecho y
soberanía, lo que también se extiende al poder recibido de juzgar (cfr.
Jn. 2,19. 22; 3,17; 10,9.17; 14,6). El Padre le entrega ese poder para
manifestar su dignidad y lo pueda ejercer en su obra salvífica o de
condena del hombre. Este juicio de vida o muerte es para que todos
reconozcan al Hijo, como el único Enviado del Padre.
Santa Teresa de Jesús, colmada de gracias divinas, enseña en su
Libro del Castillo Interior que la vida nueva que Jesucristo le comunica,
debe estar al servicio de Dios y de prójimo. “¡Oh, cuando el alma torna
ya del todo en sí! ¡Qué es la confusión que le queda y los deseos tan
grandísimos de emplearse en Dios de todas cuantas maneras se
quisiere servir de ella! Si de las oraciones pasadas quedan tales
efectos como quedan dichos, ¿qué será de una merced tan grande
como ésta? Querrían tener mil vidas para emplearlas todas en Dios y
que todas cuantas cosas hay en la tierra fuesen lenguas para alabarle
por ella. Los deseos de hacer penitencia, grandísimos; y no hace
mucho en hacerla porque, con la fuerza del amor, siente poco cuanto
hace y ve claro que no hacían mucho los mártires en los tormentos
que padecían porque, con esta ayuda de parte de nuestro Señor, es
fácil; y así se quejan estas almas a Su Majestad cuando no se les
ofrece en qué padecer.” (6 M 4, 15).
JUEVES
Lecturas bíblicas:
a.- Éx. 32, 7-14: El becerro de oro.
La primera lectura, nos presenta el acto de idolatría del pueblo de
Israel, mientras que Moisés está en el Monte Sinaí. Esa fue una
verdadera violación de la alianza por lo que Dios quiere destruirlo y
comenzar algo nuevo con Moisés (v. 10). Este responde suplicando
por su pueblo que ha pecado, pero que el mismo Yahvé ha creado,
sacándolo de Egipto, el que hizo promesas a los patriarcas. Dios
finalmente acepta la súplica de Moisés por su pueblo. Lo que en el
fondo se condena, es el haber representado a Dios en la figura del
toro, que tiene su origen en el culto cananeo de fertilidad. Culto que,
sin embargo, fue aceptado por el reino del norte (cfr. 1Re. 12, 26-30).
Además de descubrir su pecado el pueblo, se distancia de Yahvé,
descubre un espacio teológico, donde Dios está abierto a la
intercesión, a la misericordia y al perdón, si hay arrepentimiento. La
tarea de mediador de Moisés hace cambiar los designios divinos de
querer crear otro pueblo, como si Israel ya no le perteneciera.
Recordar la salida de Egipto, de su pueblo, hacer las promesas a los
patriarcas, lo obliga para con sus descendientes. Si no es firme y
constante en su palabra y acción, le restaría gloria ante las naciones
paganas. Dios vuelve a llamar a Israel su pueblo (v. 14). Lo que el
autor quiere comunicar es como el pueblo de Dios, representado por
un hombre, posee una vocación salvadora de la gran familia humana.
En ese pueblo de Dios estaba el germen del auténtico pueblo del
Señor: la Iglesia.
b.- Jn. 5, 31-47: Testigos de la misión divina de Cristo.
El evangelio nos presenta la continuación del discurso apologético de
Jesús frente a sus acusadores, los judíos, proceso con tonos
judiciales, donde ahora Jesús hace su defensa trayendo testigos a su
favor. Cuatro son los testigos a favor de Cristo: el Padre (v.32), Juan
Bautista (vv.33-35), las obras (v.36), las Escrituras (vv.37-39), que
deberían suscitar en los oyentes, la adhesión a ÉL como el Mesías
esperado, al Enviado del Padre, al Hijo de Dios. Las obras que hasta
ahora ha realizado en nombre de Dios, la voz de Padre y las
Escrituras. Jesús acaba de dar testimonio de sí mismo o auto
revelación (Jn.1, 17-30), y es válido porque es el mismo que da el
Padre. ÉL es el Envidado de Dios, no obra por cuenta propia, sino que
hace la voluntad de su Padre. Pero la ley judía exigía el testimonio de
dos personas para hacer válido un testimonio (cfr. Dt. 19,15). Los tres
testimonios se refieren, en definitiva al Padre (v.32). Los judíos no
aceptan la prueba que Jesús da de sí mismo, por esto trae a la
memoria el testimonio de Juan el Bautista (vv.33-35), el confesó ser la
voz que anuncia los tiempos del Mesías, tiempos escatológicos. El
Bautista, dio testimonio de la Verdad, que es Cristo, pero no él era la
palabra definitiva de Dios. Lo presentó como el Cordero de Dios e Hijo
de Dios (cfr. Jn. 1,19. 34-35). A su vez Jesús lo había presentado a
Juan como la lámpara que brilla, y os judíos se alegraron de su luz,
pero ahora no reconocen a Aquel que Juan anunció (cfr. Sal.131, 16-
17; Eclo. 48,1). Las obras (vv.36-38), también hablan a favor de Cristo,
sus signos son para que crean y tengan vida (cfr. Jn. 20, 30-31);
atestiguan que ha venido del Padre (cfr. Jn. 5, 17-30). Las obras
quizás no se refieren tanto a los signos, sino, a su significado más
profundo, es decir, Jesús recrea la vida del hombre y con ello todo
Israel. El testimonio lo da el mismo Dios mediante las obras que
realiza en su Hijo y la experiencia que le concede como Padre (cfr.
Jn.4,34). Esta comunión del Padre con el Hijo, es tan profunda y
dinámica, que quien se acerca a Jesús y lo acepta en su vida,
experimenta la misma comunión y comprendeque Jesúses de verdad
la máxima expresiónde Dios. ÉL mismo, es el que lo que ha visto, por
eso Jesús se declara como la Luz del mundo, y también lo que ha
oído, por eso es Jesús,es la Palabra viva y definitiva de Dios.También
está el testimonio de las Escrituras (vv. 39-40). Ellas hablan de ÉL,
pero así y todo, los especialistas en el texto sagrado, fariseos y levitas,
no reconocen en Jesús, al Cristo; el evangelista acude a la
transparencia de la concienciadel hombre. Los judíos son introducidos
en un proceso: su ceguera es total, no buscan la honra que viene de
Dios, sino la de los hombres. Refugiados en la Ley, rechazan el
Espíritu, por lo cual Jesús les advierte el peligro en que viven.
Escrutan los escritos de Moisés, esperando encontrar vida eterna, sin
embargo, son acusados por la misma palabra de Moisés (vv.45-47).
¿El intercesor del pueblo, deberá asumir el rol de acusador? No
conocían las Escrituras, a pesar de estudiarlas. Se necesitaba fe ayer
y hoy, para conocerlas y vivirlas; invitación a examinar la autenticidad,
sinceridad y motivaciones de su propia fe en esta Cuaresma.
Teresa de Jesús qué bien comprendió que las obras demuestran el
amor que le debemos a Dios y al prójimo como testimonio de nuestra
adhesión a Jesucristo el Señor. “Que no, hermanas, no; obras quiere
el Señor; y que si ves una enferma a quien puedes dar algún alivio, no
se te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas de ella; y si
tiene algún dolor, te duela a ti; y, si fuere menester, lo ayunes porque
ella lo coma; no tanto por ella, como porque sabes que tu Señorquiere
aquello. Esta es la verdadera unión con su voluntad; y que si vieres
loar mucho a una persona, te alegres más mucho que si te loasen a ti.
Esto, a la verdad fácil es; que si hay humildad, antes tendrá pena de
verse loar. Mas esta alegría de que se entiendan las virtudes de las
hermanas es gran cosa, y cuando viéremos alguna falta en alguna,
sentirla como si fuera en nosotras y encubrirla.” (5M 3,11).
VIERNES
Lecturas bíblicas:
a.- Sab. 2,1-12-22: Condenaremos a muerte al justo.
Esta primera lectura, se considera la más realista y vigorosa de toda
esta obra del libro de la Sabiduría. Reproduce los sentimientos y
actitudes perversas de los impíos (vv. 10-20), contra el ser humano,
los hombres justos y contra la vida presente (vv. 6-9). La actitud del
impío es opuesta a la sabiduría, ésta abierta a la vida, todo se hizo
para que subsistiera, porque la justicia es inmortal (cfr. Sab. 1, 13-15).
La actitud del impío es quejarse de lo corta y triste que es la vida; ante
la muerte siente pavor (cfr. Sab. 2, 1), porque no tiene fe. En otros
libros sapienciales encontramos expresiones similares pero con la
diferenciaque estos son creyentes (cfr. Job 14,1-2; Eclo. 3, 18-21). La
trama de los malvados contra los justos es real, los fieles son judíos
piadosos, que viven rodeados de paganos y judíos apóstatas. Estos
últimos son los verdaderos impíos; los primeros son creyentes, los
segundos sonagnósticos. Más aún, éstos aluden razones para odiar a
los justos: su conducta reprocha, se glorían de conocer a Dios (cfr.
Rm. 2, 17-20), su presencia es un continuo reproche, porque su vida
es distinta por los valores que la sustenta y los impíos piensan
finalmente que los consideran bastardos, impuros, por lo que se
apartan de ellos. Vemos como los impíos ya no sólo maquinan contra
los justos, sino que actúan contra ellos (vv.17-20) y persiguen y dan
muerte a los buenos. Esto es anuncio de la pasión de Cristo, el Justo
de los justos, objeto de ira de los pecadores (cfr. Mt. 27, 43; Hb.12, 3).
El juicio, que hace el autor sobre los impíos es claro: “Así discurren,
pero se equivocan; los ciega su maldad; no conocen los secretos de
Dios, no esperanrecompensa por la santidad ni creen en el premio de
las almas intachables. Porque Dios creó al hombre para la
incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza; mas por
envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los
que le pertenecen.” (vv. 21-24).
b.- Jn. 7, 1-2.10.25-30: No había llegado su Hora.
El evangelio nos narra la subida de Jesús a Jerusalén para celebrar la
fiesta de los Tabernáculos, pero lo hace de incógnito, porque los
judíos lo buscan para matarlo (v.1-9). Estaba prácticamente sólo,
algunos lo habían abandonado por el Sermón del Pan de vida (Jn. 6).
La amenaza de muerte de Jesús, en este evangelio, es una constante
de parte de sus enemigos. No consiguieron matarlo hasta la Hora
indicada, porque la gente se sentía atraída por su palabra, pero
muchas escandalizada o desconcertada, incluso los guardias del
templo, quedaron embelesados por su elocuencia y no lo detuvieron.
Se conjugan un respeto y la exasperación entre sus enemigos. Esta
fiesta de los Tabernáculos duraba una semana, si bien quería pasar
inadvertido, pero era imposible (v.10). La tradición decía que el Mesías
estaba envuelto en el misterio, no se sabía su origen, que vendría a
realizar su tarea en forma imprevista. La historia de Jesús, contradice
esta realidad, todos sabían su origen, su oficio, y cualquier aspiración
de querer ser el Mesías, debíaser rechazada, porque no correspondía
a lo que ellos pensaban debía ser el mesías esperado. Jesús decide
intervenir, se presenta como el enviado del Padre, representa a quien
lo envía, su patria y origen no son lo esencial. No se presentó como
alguien importante por su origen patrio, pero sí, como Enviado por el
Padre, y en ese sentido su origen es verdaderamente incógnito,
oculto, porque en realidad no conocena Dios. En su enseñanza Jesús
introduce dos temas: el origen de su doctrina que viene del que lo
envió, es decir, el Padre, y el verdadero origen del Mesías, que nace
de la comunión, conocimiento que el Hijo tiene del Padre (vv. 28-29).
Invitados a hacer un juicio cimentados en la verdad, puede dar una
adhesión a las palabras del Maestro, como también un rechazo a las
mismas. Se conoce a Dios, si se lo reconoce en la persona y obra de
Jesús; a su vez, el conocimiento de Jesús lleva a Dios. Controversia
para los judíos del tiempo de Jesús, pero que se actualiza a todo
hombre y mujer de nuestro tiempo. En esta Cuaresma aprendamos a
reconocer en el rostro de Jesucristo, a Dios su Padre, nuestro Padre.
“Pues, tornando a lo que decía, ponémonos a pensar un paso de la
Pasión, digamos el de cuando estaba el Señor a la columna. Digo
todos, porque hay muchas almas que aprovechan más en otras
meditaciones que en la de la sagrada Pasión; que, así como hay
muchas moradas en el cielo (Jn 14, 2), hay muchos caminos. Y es
admirable manera de proceder, no dejando muchas veces la Pasión y
Vida de Cristo, que es de donde nos ha venido y viene todo el bien.”
(V 5,13).
SABADO
Lecturas bíblicas:
a.- Jer. 11,18-20: Como cordero manso llevado al matadero.
Este texto forma parte de las confesiones de Jeremías (cfr. Jr. 11-20).
Descubrimos la pasión de Jeremías durante el reinado de Joaquín, un
impío; estas confesiones permiten conocer lo humano y lo divino de la
vida del profeta, una vocación sufrida y abierta a la acción del Espíritu.
Es el justo que sufre a manos de sus enemigos, el cordero llevado al
matadero, así había sido su vida, un dejarse llevar. Acude a Dios
pidiendo justicia, ya que sufre por ser profetade Yahvé, y por eso pide
venganza. Mientras el profeta pide venganza, Jesucristo, en la nueva
economía de la salvación, desde su cruz perdona a sus enemigos.
Ambos quisieron que viniera el Reino de Dios a los hombres, pero
¿cómo podía venir sin venganza?, era lo que pedía el profeta
Jeremías, amándolos a todos, enseñará Jesús, como respuesta
definitiva.
b.- Jn. 7, 40-53: Nuevas discusiones sobre el origen de Jesús.
Este evangelio, nos presenta nuevas discusiones acerca del origen de
Jesús. Es la última parte del discurso de Jesús, su persona y origen
del Padre son el centro de toda la revelación. Con lo cual quiere
enseñar el evangelista que la salvación se encuentra en Cristo y no ya
en las celebraciones judías. La presentación que hace Jesús, como
fuente de agua viva, es para todo que el que quiera pueda saciar su
sed de felicidad (cfr. Jn.7, 37-38). La fiesta de las Tiendas llega a su
fin, con ese fervor de los ritos hace su revelación. Era el momento de
la procesión desde la fuente de Siloé, por la mañana cuando sumo
sacerdote, cogida el agua era derramada junto con el vino, sobre el
altar de los holocaustos, luego de haber dado siete vueltas asu
alrededor, entre cantos de gozo y júbilo (cfr. Sal. 113-118; Is.12,3-6).
De manera solemne Jesús declara que sólo ÉL, es la fuente de la
vida, calma la sed de los hombres que creen en ÉL, preludio de la
acción del Espíritu que fecundará los corazones de los fieles (cfr.
Jn.7,39). El Mesías para el evangelista es la única persona que
realmente, su Palabra, que proclama mientras vive y obra entre los
hombres. Los dirigentes religiosos tienen una opinión clara acerca de
Jesús. ¿Quién era Jesús? Para unos es el verdadero profeta, porque
acaba de hablar del agua viva, para los que creyeran en ÉL (v.40; cfr.
Dt.18, 15). Otros rechazan a Jesús por haber nacido en Galilea, y no
en Belén, tierra de David y de donde debía nacer el Mesías. Sabemos
que Jesús nació en Belén y no en Galilea, la ciudad de David (vv.41-
42). También las autoridades religiosas, mandan prenderle y los
guardias quedan admirados de la doctrina de ese hombre, que debían
detener (v. 46), pero por respeto no lo hacen. El único defensor es
Nicodemo, defensa débil, que nace de la ley, que decía que no se
podía juzgar a nadie sin haberlo oído antes, pero su juicio es humano
(vv. 52-53). De Galilea no podía venir nada bueno. Permanece el
misterio del origen de Jesús, para muchos también hoy. Nosotros
sabemos, que viene del Padre para convertirnos en hijos de Dios,
miembros de su familia de fe, salvarnos de nuestros pecados y
rescatarnos con su misterio pascual hasta hacernos discípulos y vivir
para el Padre, su Padre, Padre de Jesús, y nuestro Padre.
Si hay una cosa que caracteriza a Teresa de Jesús es su realismo, es
decir, su visión de Cristo, todo humano y tan divino, lleno de trabajos y
dolores; gozos y alegrías. Su delicia es estar con los hombres. Lo
mismo el hombre en camino de fe, no puede en ese campo, sino
asumir su compromiso con Cristo y vivirlo en Dios. “Es muy buen
amigo Cristo, porque le miramos Hombre y le vemos con flaquezas y
trabajos, y es compañía. Y habiendo costumbre, es muy fácil hallarle
cabe sí, aunque veces vendrán en que lo uno ni lo otro no se pueda.
Para esto es bien lo que ya he dicho: no nos mostrar a procurar
consolaciones de espíritu, venga lo que viniere; abrazado con la cruz,
es gran cosa. Desierto quedó este Señor de toda consolación; solo le
dejaron en los trabajos; no le dejemos nosotros, que, para más subir,
Él nos dará mejor la mano que nuestra diligencia y se ausentará
cuando viere que conviene y que quiere el Señor sacar el alma de sí,
como he dicho.” (V 22,10).
P. Julio González C.