2. Érase una vez.....
Así comienzan todos los cuentos....pero el nuestro va a ser
diferente....nuestro cuento comenzará por el final.
Y colorín colorado.....este cuento se ha acabado. Y los niños del
Colegio "Fernando de los Ríos" fueron felices recogiendo los
productos de su huerto ecológico y cuidando el entorno de su
Centro.
Había una vez un edificio antiguo y misterioso en las afueras de
un pueblecito blanco, llamado Ronda. Era conocido como el
convento de San Francisco. San Francisco es el barrio donde está
ubicado y el convento...quizás por su forma, su estructura, su
Iglesia, y que siempre había sido una escuela - hogar, donde
muchísimas niñas se habían formado, donde habían vivido... esas
niñas, que hoy tienen aquí a sus hijos e hijas estudiando.
Actualmente, aquí, estamos unidos cuatro centros diferentes. El
edificio era grande...pero aún así, hacían falta alguna reformas
para acogernos a todos. Se hicieron, quedando un edificio
reestructurado, donde tienen cabida niños y niñas desde
Educación Infantil (3 años) hasta 4º de E.S.O.
El entorno es privilegiado....rodeado de pequeñas casitas blancas
echando humo por sus chimeneas....
Nuestro colegio tiene un espacio verde indescriptible....el
canturreo de los pajarillos es continuo....la sombra en verano es
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3. pura frescura y en invierno, las hojas cubren por completo el
suelo. También se forma una capa de hielo que nos hace parecer
que, más que en un colegio, estamos en un castillo propio de un
cuento, como es éste.
A la hora de entrar los niños y niñas suben contentos la cuesta,
abrigados en invierno, correteando en primavera...aún así,
algo....ALGO faltaba en nuestro colegio....¿Alegría? ¿Magia?
¿Ilusión? ¿Respeto?
Son tantos los nombres a los que podríamos
agarrarnos....Últimamente el mundo está un poco loco....Hablamos
de crisis, economía, vídeo consolas, móviles...pero se nos están
olvidando palabras como parque....árboles....jardín....sol....huertos
¿HUERTOS? Nadie, absolutamente nadie se había percatado de
que junto a nosotros...en nuestro día a día...nos acompañaba
escondido, en silencio, observándonos desde su árbol, un
duendecillo llamado FERNANDO.
Fernando no decía nada, hasta ahora no había dado señales de su
existencia....pero ahí estaba...triste en su agujerito.
Un día decidió decir ¡¡¡¡Basta!!!!.
Decidió poner color a esos rostros serios, llorones e incluso
agresivos de mucho de los niños y niñas del Colegio... Él sabía cual
era la solución y decidió ponerse manos a la obra.
Estando todos en clase, cada uno en su aula, con sus profesores,
sonó la megafonía... Era una voz distinta, desconocida, no, no era
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4. la voz de Pepa, ni de José Manuel, el conserje, ni de la
directora...era una voz que decía: ¡¡¡Dejad inmediatamente todo lo
que tengáis entre manos!!! Sí, dejad los lápices, papeles, libros y
bajad en orden al Patio del Obispo....sentaos allí....tenemos que
hablar.
Con nuestras caras de asombro....nuestros ojos expectantes
....boquiabiertos....fuimos bajando las múltiples escaleras hasta
llegar al sitio donde nos habían citado. Allí, sin salir de nuestro
asombro, nos fuimos sentando.
El Patio del Obispo es el patio central, donde todo el mundo
acude a cualquier acto o evento. Se llama así porque lo preside el
busto de un obispo y, sobre todo, un viejo nogal al que todos
llamamos "SOMBRITA", porque nos da una riquísima sombra en
primavera y verano, además de exquisitas nueces en otoño.
Allí estábamos todos, sentados, mirando hacia un lado, hacia el
otro....no entendíamos nada.
De repente, apareció aquel personaje misterioso, menudo,
risueño y con las orejas puntiagudas...
¡Hola!, Soy Fernando.....Fernando de los Ríos. Me llamo así porque
nací y crecí en un río....y ya estoy harto, cansado...¡Se acabó! ¡Voy
a poner fin a esta situación! ¿Qué no está pasando? Antes, al
colegio venían los niños y las niñas con peonzas, pelotas, combas,
niños y niñas que cuando sonaba el timbre salían al patio
deseando correr, saltar y jugar con los demás después de
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5. comerse el bollo de pan con aceite. Todos tenían un brillo en los
ojos del que hoy carecen.
Os llevo observando tanto tiempo que, prácticamente me conozco
vuestros nombres...Salís al patio sin ilusión, con unos desayunos
que ni siquiera llego a descubrir qué son: dulces, golosinas....tiráis
los envases y papeles al suelo y, aún peor, a través de las vallas
del colegio, ensuciando y deteriorando el bosque que nos rodea....
Ya no hay juegos, sólo móviles, maquinitas, niños y niñas sentados
en las esquinas mirando en las pantallas cómo unos muñequitos se
"comen" unos a otros, e incluso cosas peores.
No hay abrazos, saludos, conversaciones....lo que hay son peleas,
patadas, insultos....y eso aquí ¡SE ACABÓ!
Ese duendecillo menudo estaba tan enfadado y enfurecido, sus
palabras sonaron tan rotundas y eran tan reales, que no permitió
que allí se oyera más que su propia voz.....y los aplausos de todos
los que estábamos allí.
ESE DÍA FUE MUY ESPECIAL.
Ese día marcó historia porque todos los que formábamos el
colegio cambiamos nuestro "chip".
Unos, nos encargamos de limpiar los patios y los alrededores;
otros, de decorar los pasillo con grandes flores y soles; se
prohibió tajantemente que cualquier maquinita electrónica
entrara en el centro ¡casi ni las calculadoras de los mayores!
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6. Comenzamos a reciclar, al principio, el profesor de Biología, Don
Chico, lo hizo con los alumnos y alumnas mayores. Recogieron los
papeles de todas las clases y nos enseñaron a ponerlos en cajas
de cartón. Posteriormente, nos colocaron papeleras de reciclaje
para cada material.
Todo este trabajo, por supuesto, supervisado por nuestro duende
Fernando.
Cada día que pasaba nuestro colegio y, sobre todo, NOSOTROS,
éramos diferentes.
Creo que desde Ronda, desde la otra punta de la ciudad, ya se
veía una luz diferente sobre el "convento".
Un día, guiada por ese buen tono y ese brillo que se desprendía
desde el Barrio de San Francisco, vino una señorita del
C.E.D.E.R., llamada Eva. Se quedó perpleja, asombrada por el
manto verde que nos rodeaba y nos propuso una idea que aumentó
aún más el bienestar de nuestro centro: Hacer entre todos un
huerto ecológico.
¿UN HUERTO ECOLÓGICO?
Así, a simple vista, parecía muy fácil, pero no, no lo era.
En primer lugar, hubo que explicar a todos, chicos y grandes, qué
es un huerto ecológico, porque muchos de nosotros pensábamos
que los tomates, los pepinos, los calabacines o las patatas crecían
dentro de las cajas de los supermercados....¡Qué fatalidad!
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7. En segundo lugar hubo que buscar el sitio, su sitio, la mejor
ubicación, donde no hiciese ni mucho calor ni mucho frío, no
hubiese mucha corriente... Insisto, nuestro Colegio es
privilegiado ¿cómo no iba a tener un sitio así?
A la entrada. Junto a la puerta principal. Con la mejor y más
bonita de las fachadas.
Desde infantil a secundaria, pasando por toda la primaria, y ,
cómo no, con la ayuda de nuestro duende y de los padres y
madres, hemos quitado las malas hierbas, las piedras, arado,
regado, traído semillas, plantado, mimado y cuidado nuestro
huerto, tanto que llegó el gran día....teníamos patatas,
berenjenas, tomates, cebollas, albahaca, romero....¡Qué ilusión!
¡Parecía mentira! ¿Lo habíamos hecho nosotros? ¿Lo habíamos
conseguido?
Pues sí, era el fruto de un cambio, de una vuelta a la realidad, de
recordar de dónde venimos, qué somos y de qué nos alimentamos.
Era el fruto de haber inculcado unos valores, que quizás sin
darnos cuenta, se habían ido perdiendo, o mejor dicho, se nos
estaban olvidando ¡Claro, con tantas prisas...con tanto estrés!
No hizo falta demasiado, un día, un duendecillo adorable, nos
abrió los ojos y una enorme fuerza de voluntad, por parte de
todos, para no olvidar que LA NATURALEZA es nuestro pasado,
presente y futuro.
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8. Podemos tener más o menos dinero, más o menos juguetes, saber
muchas matemáticas, lenguaje e idiomas, recorrer el mundo de un
extremo a otro, pero miremos hacia donde miremos, ella siempre
nos acompaña ...¡LA NATURALEZA!... unas veces más alegre, en
primavera,...otras más pálida, en invierno...pero siempre verdes
bosques, árboles, plantas, ríos, montañas, es lo más valioso que
tenemos ¿Cómo olvidarlo?
Nuestro duende, Fernando, estaba orgulloso de nosotros. Ya no
estaba escondido en su agujero, sino que paseaba a sus anchas
por el colegio, vigilando el huerto, el nogal, los pinos; estaba
pendiente de que cada papel estuviese en su papelera y, cómo no,
dando un tirón de orejas a aquel que, por olvido, tiraba un
papelillo al suelo.
Una mañana, como otra cualquiera, al llegar al colegio olía
diferente. Hoy no olí a lápices ni a goma de borrar, no olía a
colonia de los niños recién llegados...hoy olía a...¿huevos?,
¿patatas?, ¿aceite?...
¿Qué estaba sucediendo?
Pues sí, nuestro duende había recogido las patatas de nuestro
huerto, traído docenas de huevos frescos ecológicos de una
granja de La Cimada, una pedanía muy cercana a Ronda, y las
cocineras de nuestro cole, Ana Belén, Sara, María, ayudadas por
Rosario, nos estaban preparando exquisitas TORTILLAS DE
PATATAS naturales, sin conservantes ni aditivos, totalmente
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9. ecológicas. ¡Qué orgullosos estábamos! ¡Y cómo sabían las
tortillas! ¡Y el color era amarillo, casi naranja, debido a las yemas
de esos huevos! Eran diferentes a las que comemos normalmente
en casa....¿Y el pan? Recién sacado del horno, amasado también en
el cole con harina ecológica...
Aquel día Fernando, nuestro duendecillo, se pasó la mañana
sentado en una rama del nogal, observando cómo los niños y las
niñas se comían aquellos bollos de tortilla de patatas con aquellas
sonrisas, cómo después jugaban al pilla-pilla, al escondite, al
corro de la patata, la rayuela....y que lo único que quedaba en el
suelo eran unas miguitas de pan que, poco duraban, ya que los
pajarillo bajaban a picotearlas.
¡¡Misión cumplida!!, pensó. Cerró los ojos y, tras una pequeña y
fugaz nube grisácea, desapareció.
Este cuento tiene algo, tiene ese ALGO, que al principio nos
faltaba, este cuento tiene DUENDE, pero no un duende como
Fernando, no un duende imaginario, es un duende diferente
porque...no es un cuento, no es ni más ni menos que una
HISTORIA REAL.
Nos llamamos Colegio "Fernando de los Ríos", estamos en Ronda,
y el curso pasado, no sabemos si con la magia de un duende o con
la de nuestros corazones, todo lo que aquí se ha contado, sucedió
tal cual.
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10. Actualmente tenemos un centro que recicla, reutiliza cuida y
respeta el Medio Ambiente...y tenemos nuestro huerto ecológico.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado y los niños y niñas
del Colegio "Fernando de los Ríos" fueron felices recogiendo los
productos de su huerto y cuidando el entorno de su colegio....
FIN
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