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Manual CTO Urologia
Manual CTO Urologia
w

U
o
z

,--

01 .

Semiología urológica
y definiciones

1.l.

Definiciones

1.2.

03.
01

Diagnóstico diferencial
de la hematuria macroscópica

02.

01
02

Infecciones

3.l.

Epidemiologia

3.2.

Manifestaciones clínicas

y su manejo agudo
Evaluación y tratamiento

10

3.3.

de la litiasis renal

11

09
09

04.

Tumores renales

03

4.1.

Carcinoma de células renales
(adenocarcinoma renal, hipernefroma)

15

4.2.

Otros tumores

17

05.

Hiperplasia

del tracto urinario.
Cistitis intersticial

Urolitiasis

2.l.

Patogénesis y etiología

03

2.2.

Diagnóstico

04

2.3.

Diferentes ITU y su tratamiento

04

2.4.

Tuberculosis genitourinaria

07

2.5.

Cistitis intersticial

07

15

y carcinoma prostático

19

S.l.

VI

Hiperplasia prostática benigna

19

5.2.

Carcinoma prostático

21
06.

09.

Carcinomas
del tracto urinario

26

6.l.

Carcinoma vesical

26

6.2.

Tumores del tracto urinario superior

28

07.

Tumores testiculares

31

7.1.

Etiología y epidemiología

31

7.2.

Anatomía patológica

32

7.3.

Clínica

32

7.4.

Diagnóstico

32

7.5-

Diagnóstico diferencial

33

7.6.

Tratamiento

34

08.

Trasplante renal

36

8.l.

Indicaciones
Contraindicaciones
Complicaciones

9.l.

Características

38

9.2.

Clínica

38

9.3.

Diagnóstico

39

9.4.

Tratamiento

39

1 0.

Disfunción eréctil

40

10.1.

Introducción

40

10.2.

Prevalencia

40

10.3.

Etiología

40

10.4.

Factores de riesgo

40

10.5-

Diagnóstico

41

10.6.

Tratamiento

41

Bibl iografía

42

36

8.3.

38

36

8.2.

Uropatía obstructiva

37

VII
01

•

SEMIOLOGíA UROLÓGICA
y DEFINICIONES
Aspectos esenciales

Orientación

MIR
Este tema no se ha preguntado
en el MIR de forma directa.
Puede ayudar a obtener una
visión general de la materia
ya asociar algunos hallazgos
a patologras concretas, pero
no se debe emplear en él
demasiado tiempo.

GJ

La causa más frecuente de hematuria microscópica es la litiasis (población general, ambos sexos).

III

la causa más común de hematuria microscópica en varones de más de 50 años es la hiperplasia benigna
de próstata.
la hematuria con coágulos indica un problema urológico.
la causa más habitual de hematuria es la cistitis hemorrágica, pero 10 primero a descartar es el tumor uro­

IIJ

leJia!.

Los hematíes dismórficos en el sedimento orientan a nefropalía de origen glomerular.

1 . 1 . Defin iciones
Hematuria microscópica: presencia de más de 5 hematíes por campo. La causa más frecuente en ambos sexos

es la litiasis. La causa mas común en varones mayores de 50 años es la hiperplasia benigna de próstata.

Hematuria macroscópica: orina de aspecto rojizo a simple vista debido a la presencia de más de 50 hematíes

por campo. En los pacientes fumadores, en ausencia de otros síntomas, se debe sospechar tumor urotelial.
Piuria: presencia de más de 10 leucocitos por campo. Altamente ¡nespecífica, pero en presencia de síntomas

urinarios, hay que sospechar infección.

Síndrome miccional: presencia de polaquiuria (aumento en la frecuencia miccional), urgencia miccional (ne­

cesidad imperiosa e irrefrenable de orinar) y disuria (molestias urinarias inespecíficas referidas como ardor,
escozor, etc.).
Incontinencia urinaria: pérdidas involuntarias de orina (Tabla 1 l. Existen cuatro tipos principales:
INCONTINENCIA

INCONTINENCIA

DE URGENCIA

DE ESFUERZO

Urgencia (deseo rwpentIno de ortnar)

Si

No

Aumento de laheuencla mlcdonal

Si

No

Copoc:ldod de __ .. bollo después de _ 01 deseo de orinar

No

SI

�_Ir"boIio_la_

sr

Generalmente no

Escape _la lICtMdad fIsIca

No

Si

Abundante. si se produce

Generalmente escasa

SINTOMAS

eanddod de orIno ....poda en coda opIlIOdlo de IncontI"'''cla
.

Tabla 1. Diagnóstico diferencial de la cl ínica de incontinencia urinaria femenina

Continua: de día y de noche, en todas las posiciones. La causa más frecuente es la fístula urinaria (en pacientes
con antecedentes quirúrgicos previos) y la segunda, el uréter ectópico (que es la causa más frecuente en niñas).
De esfuerzo: se desencadena con el aumento de presión abdominal (al reír, toser, cargar con peso). Ge­
?

Preguntas

- No hay pregunta s MIR
representativas.

neralmente se produce por un déficit de soporte de la musculatura perineal (por ello es recomendable
revisar los antecedentes obstétricos, pacientes obesas, pacientes añosas, ete.).
De urgencia: el paciente siente ganas de orinar, pero no le da tiempo a l legar al baño (provocadas por
contracciones involuntarias del músculo detrusor).
Manual CTO de Medicina y Cirugfa, 8.a edición
Mixta: generalmente es una combinación de las dos anteriores.
Paradójica: escape de orina debido a la sobreclistensión vesical.
El ejemplo característico es el paciente prostático con retención
urinaria. La presión i ntravesical supera la presión de cierre del

1 .2. Diagnóstico d i ferencia l
d e l a hematuria macroscópica

esfínter uretral, produciéndose un escape de orina paradójico
(no puede orinar y, sin embargo, se le escapa la orina).

• RECUERDA

los cilindros hemáticos aparecen en las glomerulonefritis que producen
síndrome nefrítico, como en la postinfecciosa.

Según el momento de aparición:
Inicial: sangrado uretral o prostático.
Final: sangrado del cuello vesical.
Total: vesical o del tracto urinario alto. Se debe recordar que un
sangrado importante de cualquier parte del aparato genitourina­
rio puede provocar hematuria total.
Hematuria con coágulos: indica un problema urológico. La cau­

Enuresis: pérdidas de orina exclusivamente durante el sueño. Si el

sa más frecuente en mujeres es la cistitis hemorrágica, aunque la

niño es mayor de 6 años, debe ser estudiado.

primera causa a descartar es una neoplasia urotelial, máxime en el

Crisis renoureteral: dolor lumbar frecuentemente irradiado a geni­

Hematuria por nefropatía médica: no suele tener coágulos, y puede

cambios pastura les, y que se suele acompañar de náuseas, vómitos
y malestar general. Es muy poco frecuente que sea bilateral.

2

paciente fumador.

tales, de carácter agudo, cuya intensidad no se modifica por los

eritrocitarios o de hematíes dismórficos en el sedimento urinario.

ir acompañada de cierto grado de proteinuria, así como de cilindros
02.
INFECCIONES DEL TRACTO URINARIO.
CISTITIS INTERSTICIAL

Orientación

MIR
la causa más frec uente de infección del tracto urinario OTU) es Escherichia coli, tanto a nivel comunitario
como nosocomial.

Este tema es el más importante
de esta asignatura. Se debe

El origen más frecuente de uretritis es Chlamydia lrachomalis.

conocer muy bien, pues dos
o tres preguntas son habituales
en el examen.

la causa habitual de orquiepididimitis depende de la edad: Chlamydia y gonococo si es menor de 35 años;
enterobacterias, si es mayor de esa edad.

El estudio de las

preguntas de otros años suele

ser de gran ayuda, ya que son
baStlnle repetitivas. No se

la causa más frecuente de absceso renal en el UDVP es Staphylococcus aureus.

debe bajar la guardia con l a

El diagnóstico definitivo de ITU es microbiológico: más de '05 UFClm1. No obstante, este criterio varía con
el sistema de recogida.

tuberculosis genitaurinaria n i
e n la cistitis intersticial. Hay
que formar una imagen mental
típica para reconocerlas en

Si se recoge la muestra urinaria mediante punción suprapúbica, cualquier número de bacterias es significativo.

caso clínico, que es como
suelen preguntarlas.

o
�

la bacteriuria asintomática se trata en gestantes, menores de 5 años, inmunodeprimidos, previamente a la
cirugía urológica, o si la especie implicada es Proteus.

Los sistemas de drenaje cerrados son preferibles a los abiertos, pues la lasa de infección es menor.

La infección del tracto urinario (lTU) puede clasificarse de varias formas. Se puede hacer una división anatómica
entre las ITU altas (infecciones renales) y las ITU bajas (cistouretritis, prostatitis). Asimismo, la clasificación pue­
de basarse en la asociación o no de complicaciones. Una ITU no complicada es un cuadro clínico caracterizado
por la presencia de escozor miccional, urgencia y frecuencia, acompañado o no por hematuria terminal, dolor
hipogástrico, y más raramente, febrícula. Dentro de este grupo se podrían incluir las pielonefritis no complica­
das, que se presentan como cuadros febriles con hipersensibilidad en fosa lumbar, fiebre, náuseas o vómitos, y
sin los factores que convierten la [TU en "complicada", como son: presencia de catéteres, uropatía obstructiva,
reflujo vesicoureteral, anomalías anatómicas, insuficiencia renal o trasplante renal. La ITU en el varón debe
considerarse esencialmente "complicada" de entrada.
La reaparición de una infección tras el tratamiento puede deberse a reinfección o recidiva. El primer término expre­
sa la infección nueva por un germen distinto al inicial, mientras que recidiva indica infección por el mismo germen.
Esta última es mucho más infrecuente que la reinfección y puede estar ocasionada por litiasis infectiva, prostatitis
crónica, fístulas vaginales o intestinales, divertículos vesicales infectados, cuerpos extraños, necrosis papilar infec­
tada y otras causas que generan un reservario de microorganismos que difícilmente se eliminan con el antibiótico.

2 . 1 . Patogénesis y etiolog ía
III

Existen tres posibles vías por las que los microorganismos pueden alcanzar el tracto urinario: hematógena,

Preguntas

- MIR 08-09,98
- MIR 05-06, 230
-MIR 03-04, 78,8 4
- MIR 02-03, 1 34,1 74
-MIR OJ-02 , 103, 1 06
-MIR OO-01F,1 34, 1 45
- MIR 99-00, 1 35
- MIR 99-00f,1 1 9
- MIR 98-99F, 1 1 8
- MIR 97-98, 26,206, 2 1 5

linfática y ascendente. La vía l infática carece de i mportancia real. La diseminación hematógena tampoco es
ferecuente. La más común es la ascendente i niciada en la uretra. Probablemente por esta razón es mucho más
habitual la ITU en mujeres, dado que su uretra es muy corta y ancha, y por ello favorece el paso de microorga­
nismos hacia niveles más altos del TGU.
Otro dato que apoya la importancia de la vía ascendente es la frecuencia de i nfección tras el cateterismo
uretral, que es del 1 % en los pacientes ambulantes, y en tres o cuatro días alcanza a casi la totalidad de los
pacientes sondados con sistemas de drenaje abiertos. En los enfermos hospitalizados, el riesgo de i nfección
alcanza un 5% por cada día de sondaje, incluso con sistemas cerrados (MIR 0 1 -02, 103).

3
Manual CTO de Medicina y Cirugía, 8.a edición
Una vez que las bacterias han alcanzado el tracto urinario, tres factores
determinan el desarrollo de la infección:
La virulencia del microorganismo.
El tamaño del inóculo.
Los mecanismos de defensa del huésped.

2.3. Diferentes ITU y su trata m ie nto
En el tratamiento de la ITU lógicamente es fundamental el empleo de
antimicrobianos. El número de éstos empleado es elevado y las pautas

La mayoría de las infecciones en la comunidad están producidas por
gérmenes gramnegativos, principalmente E. coli (MIR 05-06, 230), res­

de tratamiento muy variables. A continuación, se repasarán las opcio­
nes terapéuticas según el tipo de ITU a la que uno se enfrente.

ponsable del 85% y, en menor proporción, Proteus, Klebsie/la o Pseu­
domonas (MIR 97-98, 2 1 5). Entre los grampositivos, únicamente el Sta­
phylococcus saprophyticus tiene relevancia, produciendo el 10- 1 5%

Bacteriuria asi ntomática

de las ITU en mujeres jóvenes (segundo germen más frecuente en esta
población).
Definida como bacteriuria significativa (105 UFC/ml) en a l menos dos
Alrededor del 30% de las mujeres con clínica miccional presentan re­

urocultivos con el mismo germen, tomados con una semana de dife­

cuentos menores de 105 colonias por mililitro ( 1 05 UFC/ml); de éstas,

rencia en ausencia de síntomas. la bacteriuria asintomática no debe

tres cuartas partes presentan piuria; en el resto, existen pocos datos

tratarse salvo en los casos en los que conlleva un riesgo de i nfección

que demuestren infección, y en general se tratan según la clínica. En
la orina de las pacientes sintomáticas con piuria, se pueden encontrar

clínica o daño orgánico, como ocurre en niños menores de 5 años,

(considerándose infección activa) recuentos más bajos (1 02- 1 04) de

en el embarazo (MIR 08-09, 98 ; M I R 03-04, 78), en pacientes inmu­

los patógenos habituales. En otras ocasiones, el cuadro se justifica por
la presencia de uretritis causada por N. gonorrhoeae o C. trachomatis.

tengan o no patología urológica asociada. Asimismo, debe ser tratada
nodeprimidos, como profilaxis previa a una cirugía urológica y en los

casos de bacteriuria por Proteus (MIR 02-03, 1 34) (Tabla 2).

El papel patógeno de gérmenes como U. urealyticum o Mycoplasma

hominis está mal definido, ya que se desconoce su potencial como

uropatógenos aislados (MIR 99-00F, 119).
En las i nfecciones nosocomiales, los gérmenes gramnegativos conti­
núan siendo los más frecuentes. Si bien E. coli es el más habitual, su
frecuencia desciende hasta el 50% y adquieren mayor importancia

Embarazadas
Inmunodeprimidos
Previamente a cirugía urológica
Bacteriuria por Proteus
Tabla 2. Bacterruria asintomática: indicaciones de tratamiento

Proteus, Klebsiella, Pseudomonas, Enlerobacler y Serratia (MIR 03-04,

84). El 25% restante está ocasionado por gérmenes grampositivos como
estreptococos y estafilococos. Candida albicans puede aparecer prin­
cipalmente en pacientes diabéticos, cateterizados o con tratamientos
antibióticos prolongados.

D RECUERDA

Proteus es intrínsecamente resistente ti las nitrofurantoínas, ya que al­
caliniza la orina gracias a su ureasa, y este grupo de antibióticos única­
mente es útil en medio ácido.

la afectación del tracto urinario superior parece también producirse
por ascenso de los gérmenes a lo largo del uréter. La diferenciación,
aunque poco específica, se debe basar en los hallazgos clínicos (fiebre,

En el caso de los pacientes sondados permanentemente, la presencia

dolor lumbar, escalofríos) y analítica elemental ( leucocitosis, velocidad

de bacteriuria asintomática no es una indicación de tratamiento y,

de sedimentación alta).

actualmente, incluso es dudosa la recomendación clásica de empleo
profiláctico de algún antibiótico, previo a la sustitución del catéter, a
fin de contrarrestar la posible diseminación hematógena del germen

2.2. D i a g nóstico

producida por la manipulación (las ú ltimas guías clínicas ya no lo reco­
miendan). Sí es, sin embargo, i ndicación de tratamiento la bacteriuria
persistente a los 3-5 días de haber retirado una sonda vesical. En aque­

E l d i agnóstico de ITU, además de la clínica, se define por el cultivo
de orina. Dado que es frecuente el crecimiento de bacterias que han

llos pacientes en los que la sonda no pueda ser retirada, el tratamien�
to de las bacteriurias asi ntomáticas no suele ser efectivo, y puede dar
lugar a selección de cepas resistentes. En estos pacientes sólo se debe

contaminado las muestras, se utiliza u n criterio estadístico sobre la

iniciar tratamiento si presentan alto riesgo de desarrollar bacteriemia o

base del recuento de colonias del urocultivo, considerando como

si la bacteriuria se hace sintomática.

significativo clásicamente el crecimi ento de más de 1 05 colonias por
m i l i l itro (MIR 97-98, 206). En determinadas circunstancias, recuen­

En el resto de los casos, únicamente con la concurrencia de factores

tos de colonias menores pueden ser suficientes: recuentos de 1 03

particulares, se debe tratar la bacteriuria, y siempre sobre la base del

UFC/ml en mujeres sintomáticas, más de 1 04 en pielonefritis c l ínicas

estudio de sensibil idades (MIR 98-99F, 1 1 8).

o en varones, y más de 1 02 en muestras de cateterismos l i mpios
o cualquier recuento, si se recoge mediante punción-aspiración su­
prapúbica (MIR 97-98, 26). Cifras mayores de 105 U FC/ml pueden

ITU baja en mujeres

igualmente reflejar contaminación, principalmente si crecen dos o
más especies.
Puede realizarse un tratamiento convencional de siete días o bien u n
En el adulto, la presencia de piuria (más de 1 0 leucocitos/mm3) se rela­
ciona estrechamente con la ITU en presencia de síntomas, no así en el

curso corto e n monodosis o en régimen d e tres días. L a ventaja d e éstos
es el menor coste económico y la menor incidencia de efectos adver­

niño, en el que puede acompañar a los cuadros febriles.

sos. Su desventaja es la mayor incidencia de recurrencias tempranas, a l

4
urolog¡a

no afectar apenas a los reservorios vaginal e intestinal de uropatógenos.
Aun con todo, por las ventajas mencionadas, la pauta preferida actual­

El antibiótico empleado se seleccionará, por supuesto, sobre l a
base del cultivo y d e l antibiograma, y cuando s e i n icie d e forma

mente es el tratamiento de tres días.

empírica, habrá que tener en cuenta factores que orienten hacia

Los antibióticos de elección son el cotrimoxazol, las fluoroquinolonas

el germen causante: mayor incidencia de Pseudomonas en perso­
nas diabéticas y enfermos de UVI, estafilococo en adictos a drogas

y la amoxicilina-ácido clavulánico, fosfomicina o n itrofurantoína.

parenterales (MIR 03-04, 84), Proteus en pacientes con litiasis in­
fectiva, presencia de sondas, catéteres, tratamientos antibióticos

En mujeres embarazadas se recomiendan las pautas largas de trata­

previos, etc.

miento (siete días), evitando el uso de sulfamidas al final del embarazo
por el riesgo incrementado de kernicterus, y el empleo de quinolonas

En la evaluación del paciente con pielonefritis y mala respuesta a tra­

por el daño producido sobre el cartílago de crecimiento fetal. Tampoco

tamiento inicial, es recomendable la realización de una ecografía para

se emplearán pautas cortas en caso de sospecha de pielonefritis, pre­

descartar obstrucción o litiasis (M I R 00-01 F, 134).

sencia de cálculos o anomalías de la vía urinaria, o bien infecciones
previas por microorganismos resistentes a los antibióticos.

ITU en varones

ITU recurrente

Cualquier ITU en varón debe considerarse como complicada inicial­
mente ya que hay que asumir que existe afectación del tejido prostá­
tico, renal o que existen problemas concomitantes como obstrucción

Aparición de cuatro o más episodios al año. Se puede realizar profi­

urinaria, litiasis o malformaciones urológicas. Por todo ello, el trata­

laxis con cotrimoxazol O una fluoroquinolona (en función de la sensi­

miento debe ser más prolongado (mínimo una semana), no siendo ade­

bilidad del germen aislado en el último episodio) en dosis única, días
alternos, durante seis meses. Si tras la retirada se presentaran nuevas
recurrencias, puede reinstaurarse el tratamiento durante periodos más
prolongados (1-2 años). Es aconsejable la ingesta abundante de agua

cuados los cursos cortos de tratamiento.

Prostatitis

y realizar micciones frecuentes y cumplir una serie de reglas básicas
higiénico-dietéticas.
La infección aguda del tej ido prostático se presenta como un cuadro
Si los episodios tienen relación con el coito, se puede administrar un
comprimido de cotrimoxazol o una quinolona después del mismo. En
mujeres posmenopáusicas, el tratamiento con estrógenos tópicos vagi­

rectal, la próstata aparece muy dolorosa e inflamada. El germen más
habitual es E. coli. Durante la inflamación aguda, los antibióticos pe­
netran adecuadamente, pero una vez que ésta cede, la penetración es

nales disminuye la frecuencia de i nfecciones.

• RECUERDA

séptico con afectación general del paciente, fiebre elevada, síndrome
miccional, artromialgias y dificultad miccional (Tabla 3). En el examen

más pobre. Por ello, se deben utilizar cursos largos de tratamiento (3-4

Staphylococcus saprophylicus

se ha relacionado con

ITU

jóvenes sexualmente activas.

semanas) para i n tentar evitar la persistencia de focos que den pie a una
prostatitis crónica. Entre los antimicrobianos empleados, las fluoroqui­

en mujeres

nolonas son las que mejor difunden al tejido prostático .

• RECUERDA

Pielone!ritis aguda no complicada

En pacientes con SIDA, Cryptococcus neoformans puede ser una causa
de prostatitis, ya que se elimina a través de la orina.

En los casos de gravedad leve-moderada, puede plantearse terapéu­
tica oral con cotrimoxazol (en desuso en nuestro medio por el ele­
vado índice de resistencias), fluoroquinolonas o B- Iactámicos. En
pacientes graves u hospita l i zados es preciso tratamiento parenteral,

La prostatitis crónica bacteriana suele presentarse como molestias
perineales o genitales, síntomas i rritativos (polaquiuria, tenesmo, es­

y el espectro de antimicrobianos incluye ampicilina (enterococo),
ureidopen icilinas (Pseudomonas), cefalosporinas de segunda o ter­

cozor) y episodios de ITU recurrentes causados por el mismo organis­

cera generación, e incluso aminoglucósidos. Nunca se emplearán

campo de gran aumento, y macrófagos que contienen cuerpos ovales

pautas cortas.

grasos.

ETIOLOGIA

-

ogudo

Prostadtls
crónica

-

crónica

no*-no

-

ClINICA

mo. En el líquido prostático se evidencian más de 10 leucocitos por

H 'ITU

CUL
TIVO ORINA

LIQUIDO PROSTATlCO

CULTIVO LIQUIDO
PROSTATICO

TRATAMIENTO

Cotrimoxazol,
fluoroquinolonas
4 semanas

E.coH

Cuadro séptico

+

+

E.coJ/

Irritativo con
reagudizaciones, sin
fiebre ni leucocitosis

+

+/-

>

10 leucocitos/campo

+

Cotrimoxazol,
fluoroqulnolonas
6-12 semanas

Ureaplasma

Cronicidad,
empeoramiento

-

-

>

10 leucocitos/campo

-

Doxicidina

Desconocida

Oscilante

-

-

< 10 leucocitos/campo

-

a-bloqueantes
Relajantes musculares

Myeoplasma

Nunca hacer masaje prostático ni sondaje

Tabla 3. Oiagnóstko diferencial de las prostatitis

5

a
Manual CTO de Medicina y Cirugía, B." edición
El tratamiento debe estar guiado por los cultivos, tanto de orina como
de fluido obtenido por masaje prostático, y prolongarse entre 4 y 1 6
semanas. Cuando se encuentra a un paciente con datos de prostatitis
crónica y signos inflamatorios en el líquido prostático, pero sin historia
documentada de ITU y con cultivos negativos, el cuadro se denomina
prostatitis no bacteriana. En ocasiones, el responsable puede ser U.

urealylicum o M . hominis, pudiendo ser tratados estos casos con doxi­

ciclina o eritromicina, sobre esta sospecha.
Se denomina prostatodinia a un cuadro clínico similar donde predo­
minan las molestias perineales o genitales con cultivos negativos y
menos de 1 0 leucocitos por campo en el líquido prostático. Su cau­
sa es desconocida y el tratamiento difícil, empleándose actualmente
p-bloqueantes o relajantes musculares como terapia inicial.

Orqu iepididimitis
En varones adultos menores de 3 5 años e s considerada, en el plano
teórico, una enfermedad d e transmisión sexual, siendo los agentes
más frecuentes Chlam ydia trachomatis y Neisseria gonorrhoeae (Ta­
bla 4). Por encima de 35 años, los microorgan i smos más frecuentes
son las enterobacterias. El tratamiento puede l l evarse a cabo con las
sigui entes pautas: 1 ) quinolonas, 2) ceftriaxona en dosis única i . m .
( 1 2 5-250 mg) más 1 0 días de doxiciclina ( 1 00 mgl1 2 h/7 días), se
aplicará esta pauta en aquellos casos en los que se sospeche ETS
(MIR 99-00, 1 35).

Absceso renal
Los abscesos medulares o corticales suelen proceder de un foco de pie­
lonefritis contiguo O de diseminación hematógena de s. aureus/ proce­

dente de focos cutáneos en sujetos adictos a drogas por vía parenteral .

E l urocultivo e n este último caso puede ser negativo. El diagnóstico

más fiable se realiza mediante TC Deben tratarse con antibióticos

El diagnóstico es similar al absceso renal, y su tratamiento pasa por

por vía intravenosa y, dependiendo del tamaño y de la evolución,

el drenaje percutáneo o quirúrgico, con la adecuada cobertura anti­
biótica.

se hace obligatorio el drenaje mediante punción percutánea
gicamente.

O

quirúr­

ITU asociada a catéteres
Absceso pe,i"enal

Se localiza entre la cápsula renal y la fascia de Gerota. Lo más fre­

La ITU es la infección hospitalaria más frecuente, y los catéteres urina­

cuente es que un absceso cortical se abra a este espacio, pero pue­

rios la principal fuente de sepsis. Se calcula que el 1 % de cateterismos

d e ocurrir también por diseminación hematógena. El germen más

ambulatorios transitorios sufren una ITU posterior y que la mayoría de

frecuente es E. coli, y

S. oureus es también la causa más frecuente
de endocarditis Infecciosa.

ENFERMEDAD

ETIOLOGIA

enfermos con catéter permanente presentan una bacteriuria significati­

S. aureus en los casos

va al cuarto día de su colocación. Esta bacteriuria puede hacerse sinto­

de diseminación he­

mática en forma de cuadros de cistitis, hematuria o episodios febriles,

matógena (Figura 1).

D RECUERDA

muchas veces autolimitados.

DIAGNÓSTICO

LESiÓN TIPICA

TRATAMIENTO

Neisserio gonorrhoeoe

Asintomática (�)
Exudación uretral matutina (1;)
Epididimoprostatitis, salpingitis, síndrome
Fitz-Hugh-Curtis, gonococemia diseminada
(déficit C5-C.. menstruación, embarazo,
auxotipo AHU)

Contacto < 5 dlas
Gram de exudado cervical
Cultivo en medio de Thayer-Martin

Ceftriaxona o
espectinomicina (no en
faríngeas)Ciprofloxacino

Chlomydio trochomotis,
Ureoplosmo ureolyticum

Similar a las UG, pero con menos signos

Contacto 7-15 dias. Excluir gonorrea
por Gram y cultivo. C. inclusiónGiemsa IFD, medios celulares

Tetraciclinas o macrólidos

Uretritis gonocócIco

lInIIrItIs no __

y síntomas
Epldidimitis, proctitis, cervicitis, EIP

Tabla 4. Diagnóstico diferencial de las uretritis

6
urologia

Entre los factores que aumentan el riesgo de ITU asociada a catéter
urinario se pueden enumerar: 1) sexo femenino, 2) edad avanzada, 3)

Clínica

mala técnica de sondaje, 41 sistemas de drenaje abiertos y 51 falta de
higiene local.

Los hallazgos clínicos son escasos. En el 70% de los pacientes, los sín­
tomas son leves. Lo más frecuente es la aparición de microhematuria,

Entre los antibióticos disponibles, parece que las quinolonas son los

dolor vago en flanco o cólico renal. La afectación vesical, sin embargo,

que mejor eliminan la película biológica de los catéteres infectados,

sí produce sintomatología florida con un síndrome cistítico rebelde,

favoreciendo así el tratamiento de la infección; en cualquier caso, éste

donde la polaquiuria (secundaria a la disminución de la capacidad

únicamente se recomienda si existe sintomatología o en el momento de

vesical) es lo más llamativo. En varones, es frecuente la aparición de

la retirada del catéter, por el mayor riesgo de ITU sintomática y sepsis.

una orquiepididimitis crónica que no responde a la terapia habitual.

2.4. Tu berc u l os is g e n itou r i n a ri a

aparece piuria ácida con urocultivo negativo. La prueba de laborato­
rio más importante es el cultivo de M. tuberculosis en medio selectivo

En el 90% de los pacientes, el análisis urinario es anormal. Típicamente

(Lowenstein), ya que los medios de tinción rápida (Ziehl, auramina),
aunque válidos, pueden dar falsos positivos por contaminación con M.
Generalmente está ocasionada por Mycobacterium tuberculosis. El apa­

smegmatis (MtR 02-03,

174).

rato genitourinario es el sitio más frecuente de afectación extrapulmonar
(tras la adenitis tuberculosa). Un 5% de los pacientes con tuberculosis
activa presentan afectación del tracto genitourinario (Figura 2).
Tuberculosis
miliar

Diag nóstico
El cultivo en medio de Lowenstein es positivo en el 90% de los pa­
cientes con enfermedad activa, aunque deben obtenerse, al menos, tres
muestras de días diferentes para mejorar la sensibi lidad, ya que el paso
de bacilos a orina no es constante. Actualmente, lo más rentable es rea­
lizar una PCR de orina en busca del ARN del bacilo.
Radiológicamente, el 90% de los pacientes presentan urogramas altera­

Amputación
catieial

Pionefrosis

dos. El hallazgo más sugestivo es la presencia de cavidades que comu­
nican con el sistema colector. Inicialmente estas cavidades son mínimas
y dan un aspecto "mordisqueado" a los cálices. Según la enfermedad
avanza, pueden encontrarse estenosis infundibulares, ureteropiélicas, en

Trompa
Mierovejiga

Próstata

unión ureterovesical o vejigas pequeñas de aspecto rígido. En el punto
más evolucionado de la enfermedad, el riñón puede encontrarse anula­
do, disminuido de tamaño y con calcificaciones parenquimatosas.

y vesfeulas

Trata miento

Epididimitis

mente del de la tuberculosis pulmonar en cuanto a fármacos y periodo

seminales

Estenosis
ureteral distal

El tratamiento médico de la enfermedad activa no difiere sustancial­
de tratamiento. Puede ser necesario el tratamiento quirúrgico, depen­
diendo de la complicación asociada, generalmente estenosis de la vía

Figura 2. Lesiones de la tuberculosis genitourlnaria

excretora e h idronefrosis. En caso de riñón no funcionante por lesión
extensa del parénquima, puede ser precisa la nefrectomía.

Tras la inhalación del bacilo, se produce una diseminación hematógena
(primoinfección) con siembra de bacilos en ambos riñones en el 90% de
los casos. Sin embargo, la enfermedad clínica generalmente es uni lateral.

11 :�����?n�, isoniacida y pirazinamida son los tres antibióticos más em­
pleados en la tuberculosis.

El periodo de latencia entre la "siembra" y la enfermedad clínica oscila
entre 1 O Y 40 años, afectando principalmente a pacientes por debajo de
los 50 años. La lesión inicial microscópica se localiza en los gloméru­
los en forma de granulomas microscópicos. Al avanzar la enfermedad,

2.5. C istitis intersticial

se produce afectación más distal hasta la aparición de una papilitis
necrotizante, momento en el cual ya puede existir paso de bacilos a la
vía excretora donde, por procesos inflamatorios, ocasionará estenosis

Aunque no es u n cuadro infeccioso, s e incluye e n el presente capítulo

a nivel de los infundíbulos caliciales, pelvis y uréter, con hidronefrosis

esta entidad inflamatoria vesical de origen desconocido. En este senti­

secundaria. Las lesiones renales pueden cavitarse y calcificarse, y lle­

do, se esgrimen dos teorías no demostradas: por un lado, la teoría au­

gar a producir una destrucción total del parénquima (fenómeno que se

toinmunitaria, y por otro, la de un déficit en el recubrimiento urotelial

denomina "riñón mastic" ).

por glucosaminoglucanos.

7

a
Manual elO de Medici na y Cirugía, s.a edición

Cl ínica

litiasis o tumor vesical) apoyado en los hallazgos cistoscópicos suges­
tivos: 1) petequias submucosas, principalmente trigonales, que apare­

Suele presentarse en mujeres entre 30 y 70 ar1os, como un cuadro cis­

cen al distender la vejiga (glomerulaciones), 2) úlceras de Hunner. La

dolor suprapúbico, acompañados en ocasiones de hematuria (20-30%)
(MIR 01-02, 1 06) .

u otra patología, revela en algunos casos, un infiltrado intersticial de
mastocitos (MIR 00-01 F, 1 45).

títico crónico en el que destacan disuria, polaquiuria con nicturia y

D RECUERDA

biopsia vesical, además de descartar la presencia de carcinoma in situ

Trata miento

Existen muchas más causas de síndrome cistítico: cistitis aguda, tuberculo­
sis, carcinoma in situ, etc.

Aunque esta enfermedad raramente supone una amenaza para la vida de
la paciente, su morbilidad es elevada. Desgraciadamente, las diversas al­

Diag nóstico

ternativas de tratamiento únicamente pueden encaminarse a una mejoría
sintomática, en la mayoría de los casos con resultados discretos; 1 ) dis­
tensión hidráulica vesical, 2) amitriptilina oral, 3) instilación con dime­

El diagnóstico es básicamente por exclusión de otra patología que
pueda ocasionM un cuadro similar (infección bacteriana, tuberculosis,

tilsulfóxido [DMSOJ, 4) corticoides tópicos o sistémicos, 5) denervación
vesical, 6) cistoplastias �e aumento, y en último término, 7) cistectomía.

Casos clínicos representativos

Un prostático, sin otros problemas de salud, portador de sonda uretral pennanente,

4) TBe urogenital.

presenta bacleriuria

5)

(> 10'

unidades formadoras de colonias) en dos urocultilos.

¿Cuál es la actitud terapéutica más conlenientel

Pielonefritis crónica por P. aeruginosa.

RC: 4

1 ) Tratamiento antibiótico de amplio espectro.

2) Tratamiento antibiótico según antibiograma.

3) Cambio de sonda urinaria exclusivamente.
4) Antisépticos en vejiga urinaria.
5) Cambio de sond..l urinaria y tratamiento antibiótico.

derecha, fiebre de 39 "e, escalofríos y síndrome micdonal acompañante. Es alérgica

RC: 3

1)

Ante un paciente de 24 años, que presenta fiebre alta con dolor, inflamación

Una paciente de 27 años acude al servido de Urgencias por dolor en fosa renal
a penicilinas. Señale la respuesta correcta:

y

enrojecimiento testicular izquierdo, ¿cuál de las siguientes afirmaciones es INCO­

2)
3)

RRECTA?

4)

1) El diagnóstico más probable es el de epididimitis.
2) los patógenos más frecuentcs son Chlamydia lrachomalis y Neisseria gonorrhoeae.
3) El tratamiento de elección es vancomicína + gentamicina.
4) El tratamiento de elección puede ser ofloxacino.
5) Un tratamiento alternativo es ceftriaxona en monooosis más 1 o días de doxiciclina.

5)

MIR 99-00, 135; RC: 3

No será necesario descartar patología urinaria obstrUd;va en este caso, ya que
presenta un claro síndrome miccional.
Para poder hacer el diagnóstico de pielonefritis se deberá conocer primero 10$
datos referidos a la función renal.
Se deberá iniciar tratamiento empírico con un �-Iactámico.
Si en las primeras horas evoluciona favorablemente podrá continuar el tratamien­
to de forma ambulante.
El mejor tratamiento disponible es la administración intramuscular de aminoglu­
cósidos.

RC: 4

Un paciente de

83

años sondado de forma permanente acude a la consulta tras

detectársele dos cultivos positivos lomados con una semana de diferencia. Asegura
encontrarse asintomático. la actítud más adecuada será:
Ante un paciente que presenta febrícula persistente, crisis renoureterales breles,
piuria est�ril, orina con pH ácido, microhematuria persistente, con citología uri­
naria negatila y epidídimos indurados .f.en qué enfermedad se debe pensar pri­
mero?

1) Sarcoidasis.

2)

3)

8

Carcinoma vesical.
Carcinoma renal.

1)
2)
3)
4)
5)

Iniciar tratamiento antibiótico según antibiograma de los cuhivO$ obtenidos.
Tranquilizar al paciente y seguir con su pauta habitual de recambio de sonda.
Realizar cambio de sonda de forma inmediata con tratamiento antibiótico.
Realizar cambio de sonda de forma inmediata con profila)(is antibiótica de 4 días.

Retirar la sonda y colocar cistotomía suprapúbica.

RC: 2
03.
UROLlTIASIS

OrientaCIón

MIR
Tema fundamental en
esta asignatura. Se debe
conocer muy bien la actitud
ante la litiasis en general,
ante los distintos tipos de
cálculos y, especialmente,
todo lo relacionado con
el tratamiento. Es un tema
rentable y agradecido. así que
hay que emplear el tiempo
necesario. la tabla-resumen
de urolitiasis puede ser de
gran ayuda.

OJ

Los cálculos más frecuentes son los de oxalato cálcico.

III

Globalmente, la litiasis es más común en el varón, salvo las de estruvita, más comunes en mujeres.

m

La radiografía de abdomen no permite ver algunos cálculos, como los de urato. Sin embargo, la ecografía
puede verlos, independientemente de su composición.
Litiasis radiotransparentes: Sulfamidas, Indinavir, Urato, Xantinas (SIUX). las de cistina son radiolúcldas; y
el resto, radioopacas.
las tiazidas son útiles para la hipercalciuria idiopática.
los cálculos asociados a las resecciones ileales
cálcico.

O

a la enfermedad inflamatoria intestinal son de oxalato

Precipitan en medio ácido: ácido úrico y cistina. Precipitan en medio alcalino las que contienen fosfatos
(fosfato amónico magnésico o estruvita, y el fosfato cálcico).
En el tratamiento de la litiasis por ácido úrico es beneficioso alcalinizar la orina.
los cálculos de oxalato NO se ven alterados por el pH (al Oxal, el pH de la igual).
los cálculos de estruvita se relacionan con microorganismos productores de ureasa, como Proteus.
las contraindicaciones absolutas para la LEOC son: embarazo, infección activa y obstrucción de las vías
urinarias distal al cálculo.

3 . 1 . E p id e m iología
Son numerosas las sustancias que se han identificado formando parte de 105 cálculos. Su i ncidencia varía según
el país, e incluso según las áreas geográficas dentro del mismo país.
Se pueden distinguir seis grupos de componentes:
Oxalato cálcico.
Fosfato cálcico.
Fosfato no cálcico.
Compuestos purínicos (ácido úrico, urato amónico, urato sódico, xantina, 2 , 8 dihidroxiadenina).
Aminoácidos (cistina).
Otros (carbonato cálcico, sulfamidas, etc.).

[?J

Preguntas

-MIR 08-09, 93
- MIR 06-07, 93, 106
-MIR 05-06, 104
-MIR 04-05, 104
- MIR 03-04, 44, 80
- MIR 02-03, 1 76
- MIR OO-01 , 1 1 7
- MIR 99-00, 1 89
- MIR 99-00F, 143, 146
- MIR 98-99, 135, 138
- MIR 98-99F, 144

Los cálculos de oxalato cálcico son los más frecuentes, con cifras en torno al 65%, seguidos por los infectivos
y ácido úrico (alrededor del 15% cada uno). Fosfato cálcico un 5%, y los de cistina con una incidencia baja
(1-3%).
La tercera década es la edad media de aparición, por primera vez, de la litiasis salvo en los de cistina, que suelen
ser de aparición más prematura.
En España, la incidencia de litiasis alcanza al 4,2% de la población, con mayor afectación de varones que mu­
jeres. Ú nicamente los cálculos infectivos tienen mayor incidencia en la mujer.

9
03.
UROLlTIASIS

Aspectos esenciales

OrientaCiÓn

MIR
TerT'kl fundamental en
esta asignatura. Se debe
conocer muy bien la actitud
ante la litiasis en general.
ante los distintos tijX)S de
cálculos y. especialmente,
todo lo relacionado con
el tratamiento. Es un tema
rentable y agradecido, así que
hay que emplear el tiempo
necesario. La tabla-resumen
de urolitiasis puede ser de
gran ayuda.

los cálculos más frecuentes son los de oxalato cálcico.
Globalmente, la litiasis es más común en el varón, salvo las de estruvita, más comunes en mujeres.
la radiografía de abdomen no permite ver algunos cálculos, como los de urato. Sin embargo, la ecografía
puede verlos, independientemente de su composición.
Litiasis radiotransparentes: Sulfamidas, Indinavir, Urato, Xantinas (SIUX). las de cistina son radiolúcidas; y
el resto, radioopacas.
las tiazidas son útiles para la hipercalciuria idiopática.
los cálculos asociados a las resecciones ileales o a la enfermedad inflamatoria intestinal son de oxalato
cálcico.

o

Precipitan en medio ácido: ácido úrico y cistina. Precipitan en medio alcalino las que contienen fosfatos
(fosfato amónico magnésico O estruvita, y el fosfato cálcico).
En el tratamiento de la litiasis por ácido úrico es beneficioso alcalinizar la orina.
los cálculos de oxalato NO se ven alterados por el pH (al Oxal, el pH de la igual).
los cálculos de estruvita se relacionan con microorganismos productores de ureasa, como Proteus.
Las contraindicaciones absolutas para la LEOC son: embarazo, infección activa y obstrucción de las vías
urinarias distal al cálculo.

3 . 1 . E p i d e m iología
Son numerosas las sustancias que se han identificado formando parte de los cálculos. Su incidencia varía según
el país, e incluso según las áreas geográficas dentro del mismo país.
Se pueden distinguir seis grupos de componentes:
Oxalato cálcico.
Fosfato cálcico.
Fosfato no cálcico.
Compuestos purínicos (ácido úrico, urato amónico, urato sódico, xantina, 2,8 dihidroxiadenina).
Aminoácidos (cistina).
Otros (carbonato cálcico, sulfamidas, ete.).

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Preguntas

- MIR 08-09, 9 3
- MIR 06-07, lJ3. 106
- MIR 05-06, 104
- MIR 04-05, 104
- MIR 03-04, 44, 80
- MIR 02-OJ, ' 76

- MIR OO-Ol , 1 1 7
- MIR 99-00, 189
- MIR 99-00F, 143, 1 4 6
- MIR 98-99, 1 3 5 , 1 38
- MIR 98-99F, 144

Los cálculos de oxalato cálcico son los más frecuentes, con cifras en torno al 65%, seguidos por los i nfectivos
y ácido úrico (alrededor del 1 5% cada uno). Fosfato cálcico un 5%, y los de cistina con una i ncidencia baja
( 1 -3%).
La tercera década es la edad media de aparición, por primera vez, de la litiasis salvo en los de cistina, que suelen
ser de aparición más prematura.
En España, la incidencia de l itiasis alcanza al 4,2% de la población, con mayor afectación de varones que mu­
jeres. Ú nicamente los cálculos infectivos tienen mayor incidencia en la mujer.

9
Manual eTO de Medicina y Cirugía, B.a edición

o RECUERDA

coraliforme o "en asta de venado" [Figura 4]), manifestándose no como

las infecciones urinarias son más frecuentes en mujeres que en varones.
Por eso los cálculos de estruvita también lo son.

cólico, sino como infecciones urinarias de repetición, dolor lumbar
sordo, hematuria o incluso insuficiencia renal terminal.

La enfermedad litiásica recidiva en el 40% de los casos, con una media
de un nuevo cálculo cada dos o tres años. Por recidiva se entiende la apa­
rición de una nueva litiasis de la misma composición y en la misma lo­
calización, en un intervalo menor de cuatro años entre un cálculo y otro.

3.2. M a n ifestaciones c l ín i cas

y su manejo a g u d o
El dolor agudo del cólico renal es l a manifestación más típica de la li­
tiasis renal. El dolor se produce por la sobredistensión de la vía urinaria
tras la obstrucción de ésta por el cálculo. Es lógico, por tanto, que el
cálculo deba desplazarse desde su origen calicial para producir sinto­
matología aguda. Ocasionalmente se observan cuadros de dolor vago
renal en relación con litiasis caliciales no desplazadas.

Diagnóstico

El cólico renal o crisis renoureteral suele aparecer de forma progresi­
va sobre la fosa lumbar afectada, irradiándose por el flanco hacia la
ingle y los genitales (Figura 3). El paciente generalmente se encuentra

El análisis básico de orina muestra generalmente hematuria y leuco­

afectado, con dolor que no cede con reposo, por lo que cambia de

cituria. Una piuria importante apoyaría la posibil idad de infección

postura continuamente. Puede acompañarse de un cortejo vegetativo
con náuseas, vómitos y sudoración. El dolor irradiado hacia la ingle

sobreañadida, aunque ninguno de estos datos es realmente determi­
nante.

generalmente indica que el cálculo ha alcanzado el uréter. Cuando se
encuentra en vecindad de la vejiga, o bien dentro de ésta, puede apare­

Los cristales de oxalato cálcico d i h idralado aparecen como bipirá­

cer un cuadro irritativo, similar al síndrome miccional con polaquiuria,

mides tetragonales a l observarlos con lupa b i nocular. Los de oxa­
lato cálcico monohidratado aparecen como cristales alargados que

disuria y tenesmo vesical.

adoptan forma de empalizada, formando cálculos de estructura ra­
diada, con aspecto compacto y macizo. Entre los fosfatos cálcicos,
la brushita es el compuesto más ácido, formando cristales grandes
en forma de abanico de color azul con luz polarizada. Las apatitas

Sudoración

tienen aspecto microgranular o esferocítico. El ácido úrico aparece
bajo la lupa como una desordenada aglomeración de cristales. En
algunos cálculos, los cristales están tan juntos que se asemejan a u n a
masa continua.

RX simple de abdomen
con cálculo a nivel de l3

La estruvita (o fosfato amónico magnésico) es el componente más ca­
racterístico de los cálculos producidos por infección por gérmenes
urealíticos. Sus cristales tienen formas prismáticas polimorfas, y rara­
mente se observan los cristales "en ataúd" que pueden hal larse en el
sedimento. La cistina se reconoce fácilmente por su aspecto acarame­
lado, formando cristales hexagonales en prismas o láminas.

Dolor de inicio

En teoría, el 90% de los cálculos son visibles en una radiografía simple
de abdomen, aunque este porcentaje es considerablemente menor en
Dolor irradiado

Síndrome miccional
Hematuria

las radiografías urgentes sin preparación intestinal. Radiológicamente,
la mayoría de los cálculos son radioopacos, exceptuando los de ácido
úrico y algunas otras composiciones infrecuentes (sulfamidas, xantina,
indinavir) (MIR 04-05, 1 04).

El estudio de imagen se completará mediante otras técnicas diag­
Figura 3. Diagnóstico de urolitiasis

nósticas. La ecografía permitirá visualizar incluso las l itiasis radio­
transparentes, con el inconveniente de no ser vistas aquellas ubi­
cadas en el trayecto ureteral (salvo las zonas cercanas a la vejiga o

Los cálculos infectivos de estruvita, y en menor medida, los de ácido

al riñón). También se podrá evaluar el grado de hidronefrosis ( M I R

úrico y cistina pueden crecer modelando las cavidades renales ( l itiasis

99-00, 1 89).

10
urolOgia �
La urograffa ofrece información morfológica y funcional de ambos
riñones (Figura 5). Debe tenerse en cuenta que, durante el cólico
renal, puede observarse una anulación funcional, sin que signifi­
que necesariamente deterioro de dicha unidad renal. Mediante
esta técnica se puede diagnosticar todo tipo de cálculos, ya sean
radiotransparentes o radioopacos. El principal inconveniente de
este procedimiento es la introducción de contraste yodado, que está
contra indicado en los pacientes con alergia, creatin i na mayor de 2,
mieloma múltiple o deshidratación i mportante.

Según las guías clínicas, la urografía intravenosa (UIV) actualmente ha
sido desplazada por la Te helicoidal sin contraste, que se ha convertido
en el nuevo estudio de referencia para las litiasis. Aunque su alto coste
hace que todavía no esté extendido su uso, permite evaluar todo tipo
de cálculos.

Figura 6. Doble J derecho. litiasis ureteral derecha. litiasis coraliforme izquierda

Tratamiento
El manejo agudo del cólico renal se basa en el control del dolor.
Para esto, es preciso conseguir una disminución de la presión den­

3.3. Eva l u ación y trata m iento
de l a l itiasis ren a l

tro de la vía urinaria, Jo que puede hacerse, sobre todo, con anti­
inflamatorios, que disminuyen el dolor y la d iuresis a l i n hibir la
síntesis de prostaglandinas. Asimismo, se pueden usar espasmolíti­
cos, que disminuyen la presión intraureteral al relajar la pared del
uréter.

Este apartado se puede dividir en dos partes. Por u n lado, el estudio
de la litiasis con la finalidad de instaurar un tratamiento preventivo
de su formación, y por otro, el estudio y tratamiento de la litiasis ya
formada.

Existen una serie de situaciones en las que el cólico renal se convierte

en una urgencia que precisa de hospitalización, y eventualmente, de
manipulación invasiva:
Obstrucción grave, principalmente si se acompaña de litiasis mayor
de 1 0 mm.

Estudio
y tratamiento preventivo

Fiebre elevada (mayor de 38 OC).
Dolor incontrolable.
Riñón único.
Asimismo, en pacientes diabéticos, por el mayor riesgo de com­

La evaluación del paciente con litiasis se basa en un estudio meta­
bólico para determinar qué factores son modificables, en un intento
de evitar la recidiva (Tabla 5).

pl icaciones, es aconsejable, si no el i ngreso, a l menos una obser­
vación estricta. Una situación s i m i l a r ocurre durante el emba razo,
donde una dilatación leve de la vía urinaria puede considerarse

Este estudio debe reservarse para aque­
l l os pacientes con alta proba b i l idad de

" fisiológica", pero obstrucciones más importantes o la aparición

recidiva, aunque cada vez más autores

de fiebre hacen aconsejable l a colocación de u n catéter u reteral

indican que debe realizarse a todos Jos
pacientes (Tabla 6).

(Figura 6).

a RECUERDA

la furosemida, al re­
vés que las tiazidas,

aumenta el calcio uri­
nario.

11
Manual CTO de Medicina y Cirugía, B.a edición

LITIASIS CALCICA
(OXALATO O FOSFATO)

LITIASIS
URICA

plante hepático, que suele ir unido al renal, aunque algunos casos
responden a piridoxina.

LITIASIS
INFECCIOSA

LITIASIS
CtSTINICA

(ESTRUVITA)

·

Hipercalciuria idiopática

·

Gota primaria

·

Hipercalciuria secundaria

·

Hemopatías

por gérmenes

a hipercalcemia

·

Enfermedades

productores

digestivas

11 RECUERDA

de ureasa

·

Hiperuricosuria

·

Hiperoxaluria

·

Hipocitraturia

·

·

. Infecciones

La causa más frecuente de hipercalcemia en un pac iente ambulatorio
es el hiperparatiroidismo primario. En cambio, la hipercalcemia más
frecuente en uno ingresado es la de origen neoplásico.

Ingesta excesiva
de purinas

Acidosis renal tubular

·

Fármacos

distal

·

. Cistinuria

·

litiasis úrica

litiasis cálcica idiopática

No obstante, la mayoría de los casos de hiperoxaluria son secun·
darios a malabsorción de ácidos grasos por enfermedades crónicas

idiopática

pancreatobiliares, derivación intestinal para el tratamiento de la

Tabla 5. Tipos de litiasis. Situaciones que favorecen su aparición

obesidad mórbida, resección ileal, enfermedad inflamatoria intes·
tinal (MIR 05-06, 1 04; MIR 00-0 1 , 1 1 7), hipercalciuria coincidente

Edad temprana de aparición

o por falta de calcio en la dieta, lo que permite que exista mayor

Litiasis bilateral

cantidad de oxalato intestinal para su absorción.

litiasis en riñón único o malformado

La intoxicación por etilenglicol y metoxiflurano puede producir hi·

Composición poco frecuente

peroxaluria, así como la ingesta de vitamina C en altas dosis. En

litiasis recidivante

todos estos casos secundarios, el tratamiento con colestiramina, una
dieta pobre en grasas y la corrección de la malabsorción, en la me·

Nefrocalcinosis
Litiasis coraliforme

dida de lo posible, suelen ser medidas eficaces.

Tabla 6. Pacientes con indicación de estudio metabólico

Hipocitraturia. Excreción de citrato inferior a 300 mgl24 h. Gene­

ralmente se asocia a otras anomalías urinarias. Aunque de causa
Desde el punto de vista práctico, las litiasis se pueden dividir en: las

desconocida, puede contribuir una dieta rica en proteínas, hipoca­

de composición cálcica y las de otras composiciones, ya que el primer
grupo supone la mayoría de los casos (70-80%) tratados habitualmente.

Hiperparatiroidismo primario. Supone la causa más frecuente de

liemia, enfermedad intestinal o infección urinaria.
hipercalciuria conocida (véase Sección de Endocrinología, metabo·
lismo y nutrición) (MIR 98-99F, 1 44).

Acidosis tubular renal distal (véase Sección de Nefrología). Enfer­

Litiasis cálcica

En la mayoría de las ocasiones se desconoce el origen de la litiasis cál·

medad autosómica recesiva. Consiste en la imposibilidad del túbulo
distal para excretar hidrogeniones a la orina (orinas persistentemen­

cica, aunque se puede hacer una aproximación a los factores de riesgo

te alcalinas) con aumento de la eliminación de calcio a la orina.

que influyen en su aparición. Sólo en un pequeño porcentaje de casos
existe una enfermedad de base que puede ser tratada, y de esta forma

res de cálculos de oxalato cálcico y con hipercalciuria idiopática.

Existen formas incompletas que se observan en pacientes formado­
En éstos, probablemente la acidosis tubular no juegue un papel im­

desaparece la formación de cálculos cálcicos.
Hipercalciuria idiopática. Es la causa más frecuente de litiasis cál­

portante y responden a tiazidas (MIR 98-99, 1 38).

cica. Se define como una excreción urinaria de calcio mayor de

Otras circunstancias que favorecen la litiasis cálcica son: sarcoido­

300 mgl24 h en el varón y 250 mgl24 h en la mujer. De cara a su
manejo, las tiazidas disminuyen el calcio urinario, reduciendo la

anomalías en el pH urinario (alcalosis).

sis, síndrome de Cushing, diuresis escasa, déficit de inhibidores o

formación de litiasis (MIR 03-04, 44; MIR 99-00F, 1 46; MIR 98-

Litiasis cálcica idiopática. Aproximadamente en el 20% de los pa­

99, 1 35). La administración de citrato potásico ayuda a evitar la

cientes con litiasis cálcica no se demuestra ninguna anomalía en el

hipopotasemia y aumenta el citrato urinario, que es inhibidor de la

estudio metabólico.

litogénesis (Tabla 7).
I

,

ABSORTIVAS

RESORTIVAS

RENALES

Aporte excesivo

·

Hiperparatiroidismo

Acidosis tubular

Sd. de Surnen (leche

·

Inmovilización

distal

•

Tumorales

Idiopátíca

·

Sd. de Cushing

y alcalinos )

Hipervitamlnosls O
Idiopática

Enf. Paget

Sarcoidosis

Litiasis úrica

El ácido úrico no disociado es poco soluble en orina. Con un pH uri­
nario de 5, la solubilidad del ácido úrico es únicamente de 1 00 mgll,
mientras que con un pH de 7 es de 1 .580 mgll. Esto demuestra la gran
importancia del pH urinario en la formación de cálculos de ácido úri­
co. Aparte de éstos, también existe una pequeña proporción de cálcu­

Tabla 7. Causas más frecuentes de hipercakiuria

los de urato monosódico y urato amónico.

Hiperuricosuria. Excreción en orina de más d e 800 mgl24 h en el

El objetivo del tratamiento es reducir el ácido úrico excretado y au­

varón o 750 mgl24 h en la mujer. Además de favorecer la litiasis

mentar el pH urinario (MI R 03-04, 80), ya que los cálculos más fre­

úrica, la hiperuricosuria constituye un factor de riesgo para la for­

cuentes en pacientes hiperuricémicos son los de ácido úrico. Por otra

mación de cálculos de calcio, probablemente por nucJeación hete­
rogénea sobre núcleos de ácido úrico o urato sódico. Generalmente

to médico mediante quimiólisis por alcalin ización urinaria. Pueden

se debe a un exceso de purinas en la dieta.

administrarse diversos álcalis; el citrato potásico impediría el teóri­

Hiperoxaluria. Se considera como tal la excreción en orina de más

co riesgo de formación de cálculos cálcicos por su efecto inhi bidor,

parle, este tipo de cálculos son los que mejor responden al tratamien­

de 40 mgl24 h. Existe una hiperoxaluria primaria, que es conse­

CO

tratamienlo y generalmente conduce a insuficiencia renal por litiasis

250 mgldía. Cuando, además, la uricemia es alta, puede tratarse con

recidivante. El único tratamiento que existe actualmente es el tras-

12

pero también pueden tratarse con bicarbonato sódico o citrato sódi­

cuencia de un defecto enzimático autosómico recesivo; no tiene

alopurinol (MIR 06-07, 93).

(MIR 02-03, 1 76). Una a lternativa es la acetazolamida en dosis de
urolOgia

Litiasis cistínica

complejo enzima-inhibidor irreversible. Se utilizan básicamente dos
sustancias de esta naturaleza: el ácido propiónico y el acetohidroxámi­

La cistinuria es un trastorno autosómico recesivo en el que existe un
defecto de absorción, a nivel intestinal y tubular proximal, de los ami­

co. Su empleo suele venir acompañado de cefaleas, temblores, trom­
bosis venosas u otros síntomas neurológicos, por lo que tampoco son

noácidos dibásicos: cistina, ornitina, lisina y arginina (COLA), aunque

de gran aceptación.

parece que puede existir un trastorno en el que únicamente se ve afec­
tada la cistina, lo que i ndicaría que, además de un mecanismo de trans­
porte común, existe uno independiente para la cistina.
Los niveles de cistina en orina de 24 horas son superiores a 1 00 mg, de
hecho, los homoeigotos pueden excretar más de 600 mgldía. El diag­

Todo lo relativo al estudio de la nefrolitiasis expuesto anteriormente se
puede repasar en la Tabla 8.

Tratamiento de la litiasis ya formada

(Figura 7)

nóstico se realiza identificando los característicos cristales hexagonales
en orina, o por una prueba positiva de nitroprusiato sódico (la orina se
tiñe de azul en pacientes afectados por esta enfermedad: test de Brand).

Los cálculos ya formados no expulsables (> 4-5 mm) precisan de

El tratamiento consiste en aumentar la diuresis diaria (más de 3 I/día),

tratamiento "agresivo", es decir, necesitan ser extraídos qui rúrgica­
mente o fragmentados de forma que puedan ser expu lsados espon­

alcalinizar la orina por encima de 7,5 y, en caso de que esto sea insufi­
ciente, puede iniciarse tratamiento con D-penicilamina (250 mgl6 h) o

táneamente.

a-mereaptopropionilglieina (250 mgl6 h).

A continuación se analizan brevemente las diversas formas de tratamiento.
Cirugía.

Ha

sido el tratamiento estándar hasta la aparición de la

litotricia extracorpórea. Aún hoy día, es preciso recurrir a la cirugía
cuando fracasan las ondas de choque o en determinados casos para

Litiasis infectiva

reducir la masa litiásica (cálculos coraliformes).
Los cálculos infectivos de estruvita o de fosfato amónico magnésico (Mg­

NHl04-6H20) se desarrollan

en un ambiente alcalino, producido por

Endourología. La manipulación endoscópica de la vía urinaria es
cada día más accesible gracias a las mejoras técnicas. Puede reali­

infección persistente de gérmenes que hidrolizan la urea, aumentando

zarse extracción directa del cálculo mediante diversos tipos de pin­

la cantidad de amonio urinario. Los principales gérmenes que poseen

zas o cestillas, o bien fragmentar previamente el cálculo mediante

ureasa, además de diversas especies de Proteus (MIR 06-07, 1 06). son

diversas fuentes de energía, como la electrohidráulica, ultrasónica o

Pseudomonas, Klebsiella, Serratia y Enlerobacter. La presencia de cuer­

láser. Se puede acceder hasta el cálculo mediante ureterorrenosco­

pos extraños (sondas vesicales, suturas) favorece su formación.

pia (U RS) o nefrolitotomía pereutánea ( NLPC).
litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC). Las ondas de

Para su tratamiento se han empleado diversos métodos, generalmente
ineficaces. La antibioterapia únicamente mantiene estéril la orina du­
rante los cursos de tratamiento.

choque se transmiten a través de los tej idos corporales con la misma
impedancia acústica que el agua hasta alcanzar la litiasis, sobre la
que produce fenómenos de compresión y descompresión que con­
ducirán a su fragmentación.

Parece más prometedor el uso de inhibidores de la ureasa con ácidos

Prácticamente todos los cálculos son susceptibles de tratamiento me­

hidroxámicos. Estos son moléculas análogas a la urea que forman un

diante LEOe. La única limitación serían aquellos cálculos no localiza-

SALES CALCICAS
Frecuencia
Sexo

. Oxalato cálcico: 55-60%

AClDO URICO

10-15%

5-10%

1 -3%

Mujer

Varón

Varón

Varón = Mujer

Infección por gérmenes ureasa (+)

Gota (50%)
. Idiopática « 50%)
. Hiperuricemias secundarias

Cistinuria

Ácido

Idiopática
Hiperuricosuria (20%)

pH

Alcalino

Alcalino

Ácido

Radiologia

Radioopacos

Radioopacos

Radiotransparentes

:liD
��

Moñología
de los cristales

Cristales de fostato Ca

1Iil' -ft>

�� �

D � fSJ

Cristales de OxCa

Tratamiento

CISTlNA

Fosfato cálcico: 1 0-' 5%

Hipercalciuria idiopática
Etiologia

ESTRUVITA (FOSFATO
AMÓNICO MAGNÉSICO)

Hipercalciuria idiopática: tiazidas
Hiperoxaluria 1 .11; piridoxina
Hiperoxaluria 2.11; colestiramina

Formas prismáticas polim6rficas
Cristales-en ataúd-

q
��
� 1lJ

Cristales de estruvita

Ácido propi6nico y ácido
acetohidroxámico
Antibioterapia
En ocasiones cirugía

Aglomerados de cristales
desorganizados, a veces formando
masas continuas

&o�� 0
O rfF
Cristales de ácido úrico
Alcalinizar la orina
Alopurinol (si hay hiperuricemia)
Dieta de bajo contenido
proteico

Rad iolúcidos

Cristales hexagonales en prismas
o láminas

WO
O
Cristales de cistina
Forzar diuresis (ingesta hídrical
Alcalinizar orina
D-penicilamina (si no hay
respuesta)

T
abla 8. T
abla-resumen de las nefrolitiasis

13

a
Manual CTO de Medicina y Cirugía, s.a edición
de su tamaño, composición y
dureza, localización, particula­

MANEJO DE LA UROLlTIASIS

Crisis
CUADRO AGUDO

TTO. SINTOMATICO
Espasmolíticos
y antiinflamatorios
Reposo e hidratación

cretora y paciente, función renal
y tipo de litotriptor disponible.

Estable

CUADRO CRÓNICO

/ �

� com�licado �
�
No �

ridades anatómicas de la vía ex­

� Complicado
�
�
�
--

Obstrucción gr ave
· Infección, fiebre
·

Dolor incoercible
· Riñón único

Tratar la condición
preexistente

Ecografía renal

Dilatación
INGRESO YTTO. AGRESIVO
DRENAJE
(catéter o nefrostomía)
no. PARENTERAL
Antibióticos
Remontar hemodinámica
Equilibrio electrolítico
Narcóticos
VIGILANCIA ESTRECHA

deberá ser estabil izada previa­
mente a la misma y constituye,
Cirugía

en c ierto modo, por ello, con­

t

traindicación relativa de LEOC

EXTRACORPÓREA
(lEOCJ
PERCUTANEA
ultrasonográfica
con microlumbotomía
ENOOSCÓPICA
vía ureteral

y dieta baja en
grasas y rica
en calcio, si

acetohid roxá m ico
CISTINA
O-penicilamina,
vit. B� y alcalinizar

el riesgo de hemorragia duran­
te la sesión de litotricia, luego

t

CALCICA
acidificar
(no útil si oxalato),
citratos, tiazidas
colestiramina

hiperoxaluria
ÚRICA
alcalinizar,
alopu rino l
ESTRUVITA

arterial no controlada facilita

litotricia

t

·

La presencia de hipertensión

¿Edad?
¿Tipo de cálculos?
¿Periodicidad de la clínica?
¿Tipo de síntomas?
¿Viabilidad renal?

Indican o
no LEOC o
cirugía

URETEROTOMIA
· PIELOllTOTOMIA
• NEFRECTOMIA
·

CONTRAINDICADA EN
· EMBARAZO
·
·
·
·
·
·

INFECCIÓN
OBSTRUCCIÓN DISTAL
Aneurismas
Coagulopatfas
Obesidad
Arritmia cardíaca

(MIR 08-09, 93; M I R 99-00F,
1 43 ) (Tabla 9).

Complicaciones

La expulsión de fragmentos Ii­
tiásicos puede ocasionar un
cólico renal y, con menor fre­
cuencia, obstrucción ureteral
(sleinstrasse o "calle litiásica/l).

Esta posib i l idad es mayor ante
litiasis de gran tamaño, por lo
que en algunos de estos casos
se puede colocar un catéter
de derivación urinaria (ne­

Figura 7. Manejo de la litiasis renal ya formada

frostomía o doble J) antes de
bIes por su pequeño tamaño « 2-5 mm). Cualquier litiasis podría ser

la LEOC para d i s m i n u i r este riesgo, generalmente en litiasis supe­

tratada con LEOC, aunque esto tendrá que ser matizado en función

riores a 2 c m .

ABSOLUTAS

Embarazo
Obstrucción distal
Infección activa

RElATIVAS (PRECISAN DE CONTROL PREVIO

Derivadas del efecto directo de las ondas de choque, pueden aparecer

AL TRATAMIENTO)

contusiones renales manifestadas como hematuria, hematomas rena­

Alteraciones de la coagulación

Aneurisma aórtico
Alteraciones del ritmo cardíaco, marcapasos
o desfibriladores
Obesidad
Hipertensión arterial descontrolada

Tabla 9. Contraindicaciones de la LEOC (MIR 99-00F, 143)

les, equimosis o eritema cutáneo, y en grado máximo, rotura renal. La
hematuria se considera la complicación más frecuente de la litotricia.
Más controvertida es la teórica relación de la LEOC con la aparición de
hipertensión arterial, ya que no está demostrada en las últimas revisiones
publ icadas, aunque sí la relación entre hematoma renal post-LEOC e
hipertensión arterial.

A un hombre de 29 años, con antecedentes de dolor tipo cólico en fosa renal izquierda
que cedió con tratamiento analgésico, se le practica una urografía intravenosa, apre­
ciándose defecto de repleción radiotransparente de 6x7 mm en tercio distal de uréter
izquierdo. El pH de la orina fue de 5,5; asimismo, se observan cristales de urato, 9-12
hematíes por campo y escasa leucocituria. ¿Cuál sería el tratamiento más apropiadol

días de evolución, asociado en las últimas 24 horas a fiebre, escalofríos y malestar
general. Analítica de sangre: plaquetopenia, leucocitosis y disminución de la activi·
dad de la protrombina. Analít
ica de orina normal. Radiografía de abdomen con claras
imágenes de litiasis. Eco renal: dilatación moderada de sistema excretor izquierdo.
¿Cuál es la conducta más adecuada?

1 ) Alopurinol vía oral.

1 ) Solicitar hemocultivos y urocultivo para establecer la necesidad de antibiote­

2) Ureteroscopia con extracción del cálculo.
3) Nefrolitotomía endosc6pica percutánea.
4) Alcalinización de la orina por vía oral.
5)

Administración de D-penicilamina.

MIR 03-04, 80; RC: 4
Mujer de 50 años, diabética insulinodependiente, con infecciones urinarias y cólicos
nefríticos de repetición. Acude a Urgencias por dolor en fosa renal izquierda de cinco

14

ra p i a.
Realizar urografía intravenosa para intentar filiar la causa.
3) Hidratar a la paciente bajo observación rigurosa, y repetir ecografía a l as 48
horas.
4) Colocar catéter doble) o practicar nefrostomía percutánea de forma inmediata
con cobertura antibiótica.
5) laparotomía exploradora para objetivar causa, y realizar tratamiento antes de que
el cuadro esté muy evolucionado.
2)

RC: 4
04.
TUMORES RENALES

Aspectos esenciales

OnentaClón

MIR
El aclenocarcinoma

fenal es un

tema "de moda" en el examen

MIR. Cualquier aspecto de
este lema puede aparecer,
pero es fundamental reconocer
el síndrome de $Iauffer,
que ha sido recientemente
introducido y preguntado

varias veces consecutivas.

(jJ

El más frecuente de los tumores sólidos renales es el hipernefroma.

lIJ

El paciente característico es un varón de mediana edad, obeso y fumador.

GJ

la tríada clásica consiste en hematuria, dolor y masa en flanco, actualmente, lo más habitual es que sea
incidentaloma (asintomático). Si produce síntomas, el más frecuente es la hematuria.
Hay que sospechar tumor renal ante un varicocele izquierdo, de aparición súbita y que no cede con el
decúbito.
El hipernefroma puede producir multitud de síndromes paraneoplásicos. Esto puede complicar bastante el
diagnóstico, de ahí el sobrenombre de "tumor del internista".
La elevación de las transaminasas sin afectación hepática es típica del hipernefroma (síndrome de Stauffer).
No se debe confundir un quiste simple con un hipernefroma. los criterios de quiste simple son: contorno
liso, contenido transónico y refuerzo posterior.
la primera prueba de imagen, ante la sospecha de hipernefroma, sería la ecografía.

El tratamiento fundamental del hipernefroma es la extirpación quirúrgica. La quimioterapia y radioterapia
tienen un papel muy secundario.

4.1 . Ca rc inoma de cé l u las rena les
(adenoca rc inoma re nal, h ipernefroma)
Es e l tumor sólido renal más frecuente (90%) (Figura 8) (MIR 99-00, 1 77). Es un tumor fundamentalmente d e l a
edad adulta, con mayor incidencia entre los 4 0 y 60 años, con predominio e n e l varón 2 : 1 a excepción d e la
variedad cromófoba, típica de las mujeres.
Entre los factores de riesgo que se han implicado se encuentran el humo del tabaco, el cadmio y la obesidad.
Existen formas familiares que suelen ser múltiples y bilaterales, como en la enfermedad de Von Hippel·lindau y,
en menor medida, la esclerosis tuberosa (MIR 00·01 , 1 20). Se han identificado a lteraciones cromosómicas que
implican al cromosoma 3.

D RECUERDA
IIJ

Preguntas

MIR 09-10, 99
- MIR 06-07, 102
- MIR 05-06, 105
- MIR 04-05, 105
- MIR 01-02, 109
- MIR 00-0 1 , ' 2 0
- M I R 99-00, 1 7 7
- MIR 99-00F, 144
- MIR 98-99F, 146

la esclerosis tuberosa y la enferme·
dad Von Hippel.lindau se asocian
también a otro tumor renal, el an·
giomiolipoma.

Asimismo, existe una incidencia aumentada en el riñón poliquístico,
en la enfermedad quística adquirida de la insuficiencia renal crónica
y en los riñones malformados, como el riñón "en herradura". Procede
de las células del túbulo contorneado proximal, y microscópica mente
predominan las células claras sobre las granulares y fusiformes .

•

Presentación
La tríada clásica: hematuria¡ dolor y masa en el flanco ocurre únicamente en el 1 0% de los casos y, cuando se
presenta así, generalmente se trata de una enfermedad avanzada.

15
Manual eTO de Medicina y Cirugía, B.a edición
de su tamaño, composición y
dureza, localización, particula­

MANEJO DE LA UROllTIASIS

ridades anatómicas de la vía ex­
cretora y paciente, función renal

Crisis
CUADRO AGUDO

y tipo de l i lotriptor disponible.

Estable
CUADRO CRÓNICO

/ �
t

nO. SINTOMATICO

Espasmolfticos
y a ntiinflamatorios
Reposo e hidratación

�
�
�
Compl icado

Obstrucción grave
. Infección, fiebre
·

Dolor incoercible
· Riñón único

Tratar la cond ición
p reexistente

Dilatación
INGRESO VITO. AGRESIVO
DRENAJE

(catéter o nefrostomía)
no. PARENTERAL
Antibióticos
Remontar hemodinámica
Equi librio electrolítico
Narcóticos
VIGILANCIA ESTRECHA

t

t

traindicación relativa de LEOC

acidificar
(no útil si oxalato),
citratos, tiazidas
colestiramina
y dieta baja en
grasas y rica
en calcio, si
hi peroxal uria

(LEOCI

ÚRICA

ESTRUVITA

acetohidroxámico
CISTlNA
D-penici lam i na,

vit. B6 y alcalinizar

te la sesión de litotricia, luego
deberá ser estabil izada previa­
mente a la misma y constituye,
en cierto modo, por ello, con­

EXTRACORPÓREA

alcali nizar,
alopurinol

el riesgo de hemorragia duran­

Cirugía

CALCICA
Ecografía renal

arterial no controlada facilita

litotricia

t

·

La presencia de h ipertensión

¿Edad?
¿Tipo de cálculos?
¿Periodicidad de la clínica?
¿Tipo de slntomas?
¿Viabilidad renal?

Indican o
no LEO( o
cirugía

URETEROTOMIA
· PIELOLITOTOMIA
· NEfRECTOMIA
·

PERCUTANEA

ultrasonográfica
con microlumbotomía
vía ureteral

La expulsión de fragmentos Ii­
tiásicos puede ocasionar un

CONTRAINDICADA EN

·
·
·
·
·
·

1 43) (Tabla 9).

Complicaciones

ENOOSCÓPICA

·

(MIR 08-09, 93; M I R 99-00F,

EMBARAZO

cólico renal y, con menor fre­
cuencia, obstrucción ureteral

INFECCIÓN
OBSTRUCCIÓN DISTAL
Aneurismas
Coagulopatfas
Obesidad
Arritmia cardiaca

(steinstrasse o "calle litiásica").

Esta posibilidad es mayor ante
litiasis de gran tamaño, por lo
que en algunos de estos casos
se puede colocar un catéter

Fig ura 7. Manejo de la litiasis renal ya formada

de derivación urinaria (ne­
froslomía o doble J) antes de

bies por su pequeño tamaño « 2-5 mm). Cualquier litiasis podría ser

la LEOC para dismi n u i r este riesgo, generalmente en litiasis supe­

tratada con LEOC, aunque esto tendrá que ser matizado en función

riores a 2 cm.

ABSOLUTAS

Embarazo
Obstrucción distal
I nfección activa

RelATIVAS (PRECISAN DE CONTROL PREVIO

Derivadas del efecto directo de las ondas de choque, pueden aparecer

Al TRATAMIENTO)

contusiones renales manifestadas como hematuria, hematomas rena­

Alteraciones de la coaguladón
Aneurisma aórtico
Alteraciones del ritmo cardiaco, marca pasos
° desfibriladores
Obesidad
Hipertensión arterial descontrolada

Tabla 9. Contraindicaciones de la LEOC (MIR 99-OOF, 143)

les, equimosis

O

eritema cutáneo, y en grado máximo, rotura renal. La

hematuria se considera la complicación más frecuente de la litotricia.
Más controvertida es la teórica relación de la LEOC con la aparición de
hipertensión arterial, ya que no está demostrada en las últimas revisiones
publicadas, aunque sí la relación entre hematoma renal post-LEOC e
hipertensión arterial.

A un hombre de 29 años, con antecedentes de dolor tipo cólico en fosa renal izquierda
que cedió con tratamiento analgésico, se le practica una urografía intravenosa, apre.­
ciándose defecto de repleción radiotransparenle de 6x7 mm en tercio distal de uréter
izquierdo. El pH de la orina fue de 5,5; asimismo, se observan cristales de urato, 9-12
hematíes por campo y escasa leucocituria. ¿Cuál sería el tratamiento más apropiado?

días de evolución, asociado en las úllimas 24 horas a fiebre, escalofríos y malestar
general. Analítica de sangre: plaquetopenia, leucocitosis y disminución de la activi·
dad de la protrombina. Analít
ica de orina normal. Radiografia de abdomen con daras
imágenes de litiasis. Eco renal: dilatación moderada de sistema excretor izquierdo.
¿Cuál es la conducta más adecuadal

1 ) Al opurinol vía ora l.
2) Ureleroscopia con exlracción del cálculo.

1 ) Solicitar hemocu lti vos y urocultivo para cstablecer la necesidad de antibiotc­

3)

2) Realizar urografía intravenosa para intentar filiar la causa.
3) Hidratar a la paciente baj o observación rigurosa, y repetir ecografía a las 48
horas.
4) Colocar catéter doble J o practicar nefrostomfa percutánca de forma inmediata

Ncfrolitolomía endoscópica percutánea.
4) A lca lini z¡lción de la orina por vía oral .
5) Admin ist ración de D-penicilamina.
MIR 03·04, 80; RC: 4

Mujer de 50 años, diabética insulinodependiente, con infecciones urinarias y cólicos
nefríticos de repetición. Acude a Urgencias por dolor en fosa renal izquierda de cinco

14

rapia.

con cobertura antibiótica.

5) laparotomía exploradora pJra objetivar causa, y re;¡lizar tratamiento antes de que
el cuadro esté muy evolucionado.

RC: 4
04.
TUMORES RENALES

Aspectos esenciales

Orll?ntaclón

MIR
El adenocarcinoma renal es un
tema "de moda� en el examen
MIR. Cualquier aspecto de
este lema puede aparecer,
pero es fundamental reconocer
el sindrome de Stauffer,
que ha sido recientemente
introducido y preguntado
varias veces consecutivas.

El más frecuente de los tumores sólidos renales es el hipernefroma.
El paciente característico es un varón de mediana edad, obeso y fumador.
la tríada clásica consiste en hematuria, dolor y masa en flanco, actualmente, lo más habitual es que sea
incidentaloma (asintomático). Si produce síntomas, el más frecuente es la hematuria.
Hay que sospechar tumor renal ante un varicocele izquierdo, de aparición súbita y que no cede con el
decúbito.
El hipernefroma puede producir multitud de síndromes paraneoplásicos. Esto puede complicar bastante el
diagnóstico, de ahí el sobrenombre de "tumor del internista".
la elevación de las transaminasas sin afectación hepática es típica del hipernefroma (síndrome de Stauffer).
No se debe confundir un quiste simple con un hipernefroma. los criterios de quiste simple son: contorno
liso, contenido transónico y refuerzo posterior.
la primera prueba de imagen, ante la sospecha de hipernefroma, sería la ecografía.
El tratamiento fundamental del hipernefroma es la extirpación quirúrgica. la quimioterapia y radioterapia
tienen un papel muy secundario.

4.1 . Ca rci noma de c é l u l a s ren a l es
(adenocarc i n oma ren a l, h i pernefroma)
Es e l tumor sólido renal más frecuente (90%) (Figura 8) (MIR 99-00, 1 77). Es un tumor fundamentalmente d e l a
edad adulta, con mayor incidencia entre los 40 y 60 años, con predominio e n e l varón 2 : 1 a excepción d e la
variedad cromófoba, t ípi ca de las mujeres.
Entre los factores de riesgo que se han impl icado se encuentran el humo del tabaco, el cadmio y la obesidad.
Existen formas familiares que suelen ser múltiples y bilaterales, como en la enfermedad de Von

Hippel -Li ndau y,

en menor medida, la esclerosis tuberosa (MIR 00-01 , 1 20). Se han identificado alteraciones cromosómicas que
implican al cromosoma 3 .

D RECUERDA
III

Preguntas

la esclerosis tuberosa y la enferme­
dad Von Hippel-lindau se asocian
también a otro tumor renal, el an­
giomiolipoma.

Asimismo, existe una incidencia aumentada en el riñón poliquístico,
en la enfermedad quística adquirida de la insuficiencia renal crónica
y en los riñones malformados, como el riñón "en herradura". Procede
de las células del túbulo contorneado proximal, y microscópicamente
predominan las células claras sobre las granulares y fusiformes .

• MIR 09-1 0, 99

- MIR 06-07, 102
. MIR 05·06, 105
. MIR 04-05, 105
- MIR 01-02, 109
- MIR OO-Ol, 1 20
- MIR 99-00, 177
- MIR 99-00F, 144
- MIR 98-99F, 146

Presentación
La tríada clásica: hematuria, dolor y masa en el flanco ocurre ú nicamente en el 1 0% de los casos y, cuando se
presenta así, generalmente se trata de una enfermedad avanzada.

15
Manual (TO de Medicina y Cirugía, 8.a edición

Figura 9. Ecografía de quistes renales simples

la realización de punción-aspiración con aguja fina (PAAF) de una
Figura 8. Carcinoma de células renales

masa renal para su filiación es una exploración agresiva que, debido
a su baja sensibilidad, no se justifica actualmente, excepto en casos
excepcionales.

El 30% presenta metástasis a distancia en el momento del diagnóstico,
realizar ecografías abdominales de rutina por otra causa, alcanzando

la tomografía axial computarizada (fe) es el mejor método aislado para
evaluar una masa renal, proporcionando información precisa sobre metás­

en algunos estudios más de la mitad de los casos diagnosticados.

tasis ganglionares (80%) y afectación de órganos adyacentes (Figura 1 0).

aunque contrariamente, cada vez son más los hallazgos incidentales al

la anomalía más frecuente es la hematuria macroscópica o micros­
cópica (60%). Otros hallazgos frecuentes son dolor (40%), pérdida de
peso (30%), anemia (40%), masa en flanco (24%), HTA (20%), hiper­
calcemia (6%), eritrocitosis (3%). El 20% de los pacientes presentan
como cuadro paraneoplásico alteración de las enzimas hepáticas sin
evidencia de metástasis (síndrome de Stauffer) (MIR 09- 1 0, 99; MIR 0607, 1 02 ; M I R 05-06, 1 05).
Ocasionalmente, el adenocarcinoma renal puede producir hormonas
productoras de síndromes clínicos según la sustancia secretada. Entre
éstas se encuentran péptidos PTH-like, prostaglandinas, prolactina, re­
nina, gonadotropinas o corticoides. la invasión de la vena renal princi­
pal en el lado izquierdo puede ocasionar la aparición de un varicocele
de forma repentina, que no disminuye en decúbito.

o RECUERDA

la producción de péptidos puede aparecer en el hipernefroma, pero es
más típica de carcinomas epidermoides (pulmón, esófago, etc.).

"

�

"

�
�
o

Diag nóstico

E

.=
La ecografía es la primera prueba complementaria que debe realizarse,

La RM, aunque no se emplea de manera rutinaria en este tipo de pa­

de forma que la identificación ecográfica de una lesión que cumple cri­
terios de quiste simple (contorno liso, contenido transónico y refuerzo

cientes, sí se utiliza como método de diagnóstico básico en sujetos en

posterior) hace innecesarios mayores esfuerzos diagnósticos, pudiendo
hacerse un seguimiento ecográfico anual (MIR 99-00F, 1 44). De esta

cava (MIR 04-05, 1 05) (Figura 1 1 ).

forma se diagnostican l a mayoría de las masas renales en la actualidad

Aunque la urografía intravenosa (U IV) continúa siendo la base del diag­

(Figura 9).

nóstico por imagen en urología, en el caso del adenocarcinoma renal

16

los que se sospecha afectación lrombótica tumoral de la vena renal o
UrOIOgía

proporciona pocos datos y de forma indirecta, como puede ser la dis­
torsión del sistema colector, su ocupación o la anulación funcional del
riñón. En las placas tomográficas de la UIV puede observarse la presen­
cia de una masa o una alteración del contorno renal.

Trata miento
Una vez estudiado el tumor y descartada la presencia de metástasis,
tanto viscerales como ganglionares, el tratamiento de elección es la
nefrectomía radical, incluyendo la fascia de Gerota y la glándula su­
prarrenal (MIR 01 -02, 1 09).
En ocasiones especiales se puede plantear la cirugía conservadora o
parcial, como en los tumores bilaterales, en aquellos que aparecen so­
bre riñón único, o sujetos con nefropatías médicas, en los que la pérdi­
da de masa nefronal obligaría a diálisis.
Además de en estas indicaciones imperativas, actualmente es el nuevo
patrón de referencia en el tratamiento de tumores pequeños (menos de
4 cm), bien delimitados y sin afectación de la grasa perirrenal. En estos
pacientes seleccionados parece que la supervivencia y la tasa de reci­
divas locales son semejantes a las que se presentan en casos similares
tratados con nefrectomía radical.
La linfadenectomía regional no mejora la supervivencia y únicamente
tiene, por tanto, validez en la estadificación, por lo que no se realiza
sistemáticamente. É ste se establece sobre la base de los hallazgos qui­

Figura 1 1 . R M de tumor renal con trombo en venas renal '1 cava

rúrgicos y anatomopatológicos.
Otras formas de tratamiento carecen de eficacia. Tanto la quimiotera­

La arteriografía renal, exploración obligada hace años, ha quedado re­

pia como la radioterapia ofrecen resultados pobres. En el caso de en­

legada a los casos dudosos, riñones únicos y otras situaciones en las

fermedad metastásica, las opciones son múltiples, pero ninguna satis­

que se plantea tratamiento quirúrgico conservador. El patrón arteriográ­

factoria. Aunque se ha descrito la regresión de las lesiones metastásicas

fico característico incluye neovascularización tumoral, lagos venosos,

tras la nefrectomía, esto ocurre únicamente en u n 1 %, Y generalmente

fístulas arteriovenosas y vasos capsulares.

de forma transitoria, por lo que no se justifica, salvo de forma paliativa
por otros motivos.

El estudio de extensión, si se sospechan metástasis, se completará rea­
La inmunoterapia con i nterferones, interleucina, l infocitos killer acti­

lizando radiografía de tórax, analítica hepática completa y, en algunos
casos dudosos, gammagrafía ósea.

vados, y ciertas combinaciones de quimioterapia con inmunoterapia,

El procedimiento diagnóstico ante la presencia de masas renales se

ellas se obtienen tasas de respuesta superiores al 1 5%. Actualmente

puede observar en la Figura 1 2.

se utilizan de preferencia: antitirosincinasas en primera línea, an­

son alternativas para la enfermedad metastásica, pero en ninguna de

tiangiogénicos en segunda línea. Las situaciones que favorecen l a
respuesta al tratamiento i n m unoterapéutico son: presencia d e me­
MASA RENAL descubierta accidentalmente
. Examen físico

. Análisis de orina

I
t

tástasis pulmonares exclusivamente, buen estado general, y que se
haya realizado la nefrectomía a n tes del descubrimiento de las masas
pul monares .
En la actualidad se i nvestiga sobre autovacunas elaboradas con linfoci­
tos peritumorales que parecen ofrecer resultados alentadores.

Quiste complejo

Quiste simple

o masa sólida

Observar

4.2. Otros tumores
Tumor d e Wilms (véase Sección de Pediatrí ) .
a
Tumores renales metastásicos. Pueden encontrarse metástasis en el

riñón de tumores de pulmón (la más frecuente), mama, mela nomas
Masa sólida
o quiste complicado

Angiomiolipoma

/
NEFRECTOMIA

No complicado
OBSERVACiÓN

O PARCIAL

Tumores benignos:
Adenomas corticales: son los tumores más frecuentes del adulto,

Complicado
·

Nefrectomía simple

·

Nefrectomía parcial

·

RADICAL

e infiltración por linfoma.

Embolización

Figura 12. Algoritmo diagnóstico de las masas renales

aunque indistinguibles clínicamente del adenocarcinoma, por lo
que se tratan como tales. E l criterio clásico de tamaño (3 cm)
para su diagnóstico diferencial no es válido en la actualidad.
Angiomiolipomas: se asocian a la esclerosis tuberosa en un 50%
(M I R 98-99F, 146). Compuestos de una proporción variable de
grasa, vasos y fibras musculares. Cuando son grandes (mayores

17

�
�
Manual ero de Medicina y Cirugía, B.a edición
de 4 cm), pueden ocasionar u n síndrome de Wünderlich por

guirlo del adenocarcinoma, pero en la mayoría de los casos,

sangrado relroperitonea l . Cuando se asocian a esclerosis tubero­

ni éstos ni la citología o la biopsia, ofrecen garantías sufi­

sa, suelen ser múltiples y bilaterales, por lo que deben tratarse de

cientes de su benignidad, por 10 que tienden a ser tratados

forma conservadora.

mediante nefrectomía.

Oncocitoma: considerado benigno, aunque en algunos se han

Nefroma mesoblástico (hamarloma fetal): es el tumor benigno

detectado metástasis. Hay criterios radiológicos para dislin-

más frecuente en recién nacidos y lactantes.

Casos clínicos representativos

Un hombre de 45 años tiene un carcinoma de células renales extendido. los niveles
de GOl, fosfatasa alcalina, lOH y a-2 globulina son elevados y el tiempo de protom­
bina alargado. El hígado aparece difusamente agrandado, pero no existen defectos
focales de infiltración intrahepática. la explicación etiológica más probable para
estos hallazgos será:

1 ) los efectos hcpdlolóxicos de tumor.

2) Metásl,lSis hep.
ltica.

Un paciente de 62 años, con alteración de la función renal y crisis de hematuria,
presenta una masa abdominal palpable en nanco derecho. Se le realiza una le, de­
tectándose una masa de carácter sólido de 8 cm de diámetro en riñón derecho. En la
anamnesis destaca que el paciente es fumador de 35 cigarrillos al día. ¿Cuál es, entre
los siguientes, el diagnóstico de presunción más probable?

1 ) Nefroblasloma.

3) Amiloidosis.
4) Trombosis tumorales que obstruyen la vena hepática.
5) Hepatitis vírica aguda.
MIR 05-06, 105; RC: 1

18

Uposarcoma.
3) Angiomiolipoma.
4) Adenocarcinoma..
5) Carcinoma epidermoide.
MIR 99-00, 1 77; RC: 4

2)
05.

HIPERPLASIA y CARCINOMA
PROSTÁTICO
Aspectos esenciales

OrientacIón

MIR
Tanto la hiperplasia
prostática benigna como
el cáncer de próstata, son
dos temas fundamentales.
Probablemente el cáncer sea
más importante, sobre todo
en lo referente al tratamiento.
Hay que aprenderse muy bien
el resumen de la Tabla 1 1;
aporta muchas preguntas
acertadas a cambio de poco
esfuerzo.

[jJ

La hiperplasia prostática benigna (HPB) suele afectar a la zona periuretral de la glándula. El cáncer aparece
en la zona periférica.
La hiperplasia prostática benigna no guarda relación con el cáncer.
Tanto la HPB como el cáncer tienen relación con las hormonas sexuales, y suelen aparecer en varones
ancianos.

El tratamiento médico de la HPB consiste en a-bloqueantes (relajan la musculatura uretral y del cuello
vesical), inhíbidores de la 5 a-reductasa (disminuye el tamaño glandular) y (¡toterapía. Esta última no ha
demostrado utilidad con parámetros objetivos.
El tratamiento definitivo de la HPB es la cirugía, que puede consistir en resección transuretral o en cirugía
abierta, dependiendo del tamaño prostático.
El cáncer de próstata es casi siempre un adenocarcinoma, con gran frecuencia multifocal.
El cáncer de próstata cada vez se diagnostica con más frecuencia en fase asintomática. Cuando presenta
clínica, puede consistir en síntomas urinarios similares a la HPB.
El PSA elevado no es diagnóstico de cáncer de próstata. Puede corresponder a una HPB. El diagnóstico defi­
nitivo de cáncer prostático precisa una biopsia.
Las metástasis lumbares son típicas del cáncer de próstata, pudiendo producir compresión medular.
El tacto rectal revela una próstata pétrea e irregular en el cáncer de próstata. Sin embargo, al principio puede
no ser palpable, ni visible en la ecografía (T1).
La principal complicación quirúrgica del cáncer de próstata es la impotencia.
Ante un síndrome de compresión medular por cáncer de próstata, nunca se deben emplear análogos de la
LHRH únicamente. Siempre deben asociarse antiandrógenos.
En el cáncer de próstata, la indicación más clara de prostatectomía radical es el estadio T2a.
El tratamiento fundamental del cáncer de próstata diseminado es la hormonoterapia.

5 . 1 . H i perplasia prostática ben i g na
La hiperplasia prostática benigna (HPB) afecta en mayor o menor grado a la gran mayoría de los varones a partir
de la quinta década de la vida, alcanzando el 80-95% de la población masculina de 80 años.
La próstata se divide clásicamente en cinco lóbulos (anterior, medio, posterior y dos laterales); aunque éstos úni­

iIl

camente se encuentran como tales en la edad fetal. En el adulto se puede interpretar la anatomía de la próstata
dividida en dos partes: una zona periférica, donde se origina principalmente el carcinoma, y una zona periure­

Preguntas

• MIR 08-09, 106
- MIR 06-07, 1 03, 233
- MIR 05-06, 106
- MIR 04-05, 1 06, 225
- MIR 03-04, 91
- MIR 02-03, 188
- MIR 01 -02, 1 04, l OS, 1 07
- MIR aQ-Q1 , 1 1 9
- MIR 98-99, 1 3 7
- M I R 98-99F, 147

tral o transicional, de la que procede la HPB (Figura 1 3) .
La HPB está compuesta de una proliferación variable de elementos glandulares, musculares y del estroma, que en
su crecimiento comprimen la próstata periférica, formando la l l amada cápsula quirúrgica. Su etiopatogenia no está
clara; aunque el estímulo androgénico a través de su forma activa, la dihidrotestosterona, es fundamental, su papel

exacto no ha sido determinado. Las teorías más recientes abogan por un desequil ibrio hormonal de estrógenos/an­
drógenos, o fX'r la existencia de factores de crecimiento prostáticos con un papel permisivo del ambiente hormonal.
No existe evidencia de asociación entre HPB y carcinoma prostático.

19
Manual eTO de Medicina y Cirugía, B.a edición
Fase clínica (Figura 1 5). La elongación de las fibras musculares por

Estroma fibromuscular anterior

?7

encima de un límite condiciona pérdida de capacidad contráctil. En
este momento aparece retraso del inicio de la micción, disminución
del calibre y de la fuerza del chorro micdonal y alargamiento del
vaciado (10 que en conjunto se denomina síndrome prostático), El va·
ciado suele ser incompleto, dando lugar a un residuo postmiccional.

�--=,- Zona periférica

�

zona central

Glándulas

Lóbulo anterior

suburetrales

Conductos
eyaculadores

Lóbulo
lateral

Lóbulo posterior

Figura 13 . Anatomra de la próstata

Urografía lntraveno� mostrando Impronta prostática en vejiga (vejiga ·en montera")
con uréteres en anzuelo

Diagnóstico

Figura 1 S. Hiperplasia prostática en fase clínica

Fase de descompensación (Figura 1 6). Se produce un vencimiento

El crecimiento prostático generalmente se produce hacia la uretra,
ocasionando obstrucción de ésta y dificultando el vaciamiento vesical

del detrusor vesical, que es incapaz de vencer la presión uretral, au­

(Figura 1 4). Esto no se manifiesta inmediatamente, sino que, general­

ción urinaria. Ocasionalmente puede aparecer dilatación ureteral

mentando la sintomatología anterior y pudiendo presentarse reten­

mente, el proceso pasa por una serie de etapas que incluyen una fase

bi lateral con deterioro de la función renal. Esto se debe a uropatía

de compensación, una fase clínica y una de descompensación.

obstructiva infravesical con pérdida del mecanismo antirreflujo.

8

"

19

e
"­
•

E
o
e

'2
•

u
>­
.•
,
•

c.
"
"I

Figura 14. Ecografía de hiperplasia prostática con crecimiento
del 16bulo medio intravesical

Fase de compensación. El crecimiento prostático ocasiona un au­

Situación del mismo paciente un año después de la anterior: hidronefrosis grave.

De la vejiga (no se observa) se evacuaron 3500 ce de orina

Figura 16. Hiperplasia prostática en fase de descompensaci6n

mento de la presión uretral durante el vaciado que es compensado
por una mayor actividad contráctil del detrusor que se hipertrofia,

tivos", que son debidos a la alteración funcional vesical, y cuya reso­

ca puede ser mínima o inexistente.

20

Pueden producirse también otro tipo de síntomas denominados "irrita­

encontrando presiones vesicales más elevadas. En esta fase, la clíni­

lución es más difícil tras la desaparición de la obstrucción (MIR 01 -02,
u rolo 9ia

1 04). Entre estos síntomas se incluyen polaquiuria, tenesmo, nicturia y

doxazosina, terazosina, tamsulosina, etc.) que relajan la musculatura

urgencia mlccional. La HPB es la causa más frecuente de obstrucción

del cuello vesical y uretra. Hasta ahora, estos fármacos se han estado
utilizando en forma de escalera terapéutica, pero la aparición del es­

del tracto urinario inferior en el varón.

tudio COMBAT parece indicar que en pacientes con sintomatología a
En la evaluación del síndrome prostático, el tacto rectal continúa sien­

partir de moderada, y con volúmenes prostáticos por encima de 30-40

do la exploración fundamental, sobre todo para diferenciarlo del car­

ce se debe realizar terapia combinada de inicio.

cinoma, ya que no es infrecuente que ambas entidades coexistan. La
clínica es lo más importante para valorar la indicación de tratamiento
de la HPB, ya que no existe correlación entre el tamaño prostático y el
grado de obstrucción (MIR 08-09, 1 06). Cualquier zona sospechosa al

o RECUERDA

La finasterida también es útil para la alopecia androgéni ca, donde se
emplea en dosis mucho menores.

tacto debe ser biopsiada.
La medición del flujo máximo miccional es también importante, conside­

Como inconvenientes principales de los inhibidores de la 5 a-reductasa,

rándose normal cuando es mayor de 1 5 mi/s y claramente patológico si

se encuentran: i mpotencia, reducción del PSA en torno al 50% (difi­

es menor de 1 0 mi/s. El estudio puede completarse con una ecografía que

cultando el diagnóstico del carcinoma, si lo hubiese) y que tarda una

permita evaluar si existe afectación del tracto urinario superior, residuo

media de cuatro meses en hacer efecto.

postmiccional, litiasis vesical u otra patología asociada. El uso del PSA en
la HPB únicamente está indicado para descartar la presencia de carcino­

De los a-bloqueantes, el inconveniente principal es la hipotensión.

ma en la próstata, ya que no sirve para diagnosticar HPB, aunque recien­
temente ha demostrado ser el mejor predictor de la historia natural de la

En cuanto a las indicaciones de tratamiento quirúrgico, globalmente,

enfermedad. Es decir, que mayores niveles de PSA en HPB diagnosticada

sólo un 1 0% de los pacientes prostáticos precisará cirugía. La inten­

probablemente se correlacionarán con mayores volúmenes prostáticos y
con más posibilidades de complicación derivadas de la HPB.

sidad de las manifestaciones clínicas subjetivas y la mala respuesta al
tratamiento médico pueden constituir la indicación para la interven­
ción. Entre las causas "objetivas" que suponen indicación absoluta de
tratamiento quirúrgico se encuentran (MIR 01 -02, 1 05):

Trata miento

Retención urinaria reiterada.
Hidronefrosis retrógrada (lesión del parénquima renal por obstruc­
ción infravesical).

Dentro de las posibilidades terapéuticas, la cirugía continúa siendo el
único tratamiento definitivo para la HPB. tsta puede ser endoscópica

Infección urinaria de repetición.

(RTUp: resección transuretral prostática) o abierta (adenomectomía pros­

Hematuria de repetición.

Litiasis vesical.

tática) (Figura 1 7), dependiendo del tamaño del adenoma. En el 1 0% de
las piezas obtenidas se encontrarán focos de adenocarcinoma incidental.

5.2. Carci noma p rostático
El adenocarcinoma prostático es el tumor maligno más frecuente del
aparato genitourinario masculino y el segundo en frecuencia general,
después del pulmonar. Sin embargo, si se incluyesen los carcinomas
incidentales y los encontrados en autopsia, supera al pulmonar en pre­
valencia (MIR 06-07, 1 03).
La hormonodependencia del cáncer prostático parece indicar el papel
de los andrógenos en su etiología o patogenia. La relación de factores
genéticos, ambientales o infecciosos no ha quedado suficientemente
establecida.
El 95% de los carcinomas prostáticos son adenocarcinomas originados
en la zona periférica de la próstata. Los carcinomas ductales se originan
Figura 17. Adenomectomia prost áti ca

Se debe tener en cuenta que en la cirugía de la HPB no se extirpa la

en los conductos prostáticos en lugar de los acinos, e histológicamente
pueden corresponder a carcinomas transicionales, escamosos, endome­
trioides o mixtos. Más raros son los carcinosarcomas (menos del 1 %).

cápsula quirúrgica, que está constituida por las glándulas prostáticas

El adenocarcinoma prostático, con frecuencia, es multifocal y presenta

periféricas comprimidas por el adenoma, y es el principal origen del

poblaciones en distinto grado de diferenciación. En esta heterogenei­

carcinoma prostático, por lo que la intervención quirúrgica no protege

dad se basa la clasificación de Gleason, que asigna una puntuación de

del desarrollo de este proceso.

1 a 5, según el patrón histológico de cada una de las dos poblaciones

Los tratamientos no quirúrgicos incluyen una variedad de fitoterapias,

más representativas de la masa, sumando ambas puntuaciones para
obtener un resultado final de 2 a 1 0. Esta escala de Gleason se corres­

poco efectivas si se valoran con parámetros objetivos, inhibidores de la

ponde con el pronóstico de la enfermedad, independientemente del

5 a-reductasa (finasterida, dutasterida) (MIR 04-05, 225) que reducen el

estadio (MIR 06-07, 233). Para la estadificación se emplea principal­

tamaño prostático, antagonistas a-adrenérgicos (alfuzosina, prazosín,

mente la clasificación TNM (Tabla 1 0 y Figura 1 8) (MIR 98-99F, 1 4 7).

21

a
Manual eTO de Medicina y Ci rug ía, s.a edición

Cl ínica
. T1: tumor ¡naparente cI(nicamente (no pal pable ni visible por técnicas de
i magen)

T1 a: hallado incidentalmente. Afectación menor del 5% del tej ido resecado
• T l b: hallado incidentalmente. Afectación mayor del 5% del tejido resecado
• Tlc: Tumor identificado por p u nción-biopsia por aumento del PSA
T2: tumor confinado a la próstata (in cl uye la inva sión de la cápsula prostática
sin exteriorización del tumor hacia el tejido adiposo periprostático)
T2a: menos del 50% de u n lóbulo
- T2b: más del 50% de un lóbulo
- T2c: dos l óbulos
T3: extensión del tumor por fuera de la cápsula
- T3a: extensión transcapsular (sea unilateral o bilateral)

El carcinoma prostático es una enfermedad más frecuente en ancia­
nos, y la mayoría de ellos se diagnostica por encima de los 60 años.
Clínicamente puede producir síntomas obstructivos del tracto urina­
rio inferior superponibles a los de la HPB. A éstos puede añadi rse la
hematuria. El 25% de los pacienles que refieren retención urinaria
aguda presentan u n carcinoma prostático. Aproximadamente u n 25%
de los pacientes presentan metástasis en el momento del diagnóstico;
éstas pueden producir man ifestaciones como dolor óseo, compresión
medular, mieloptisis o coagulopatía. Afortunadamente, estos casos

- T3b: invasión de la(s) veslc u l a (s) seminal{es)

se encuentran en claro descenso gracias a la i ncorporación del PSA

T4: tumor fijo o invade órganos adyacentes distintos a las vesículas
sem inales (cuello vesical, esfínter externo, recto, músculo elevador
o pared

(prostate-specific a n tigen -a n tígen o prostático específico), facilitando

el diagnóstico de la enfermedad en estadios tempranos y comúnmen­
te asintomáticos.

NX: no se pueden estudiar los ganglios regionales

NO: no metástasis ganglionares
N 1: metástasis a

Diagnóstico

MO: no metástasis
M l : metástasis a distancia
Ml a: ganglios linfáticos no regionales
Mlb: h ueso
M 1 c: otras local izacion es

Tacto rectal

Continúa siendo el método fundamental de cribado. Son accesibles al
tacto rectal todos los estadios excepto el T1, que por definición es un

Tabla 1 0. Estadificación del carcinoma de próstata

hallazgo. Característicamente, el carcinoma es duro, nodular e irre·

T: tumor primario cUnlca TN

TX NO puede evaluar el tumor
TO No existen signos de tumor primario

na

Tla

na

Tlb

n

nb
Tlc

<5%

nb

>5%

T1 Tumor no evidente dlnic.amente, no palpable
ni visible mediante técnicas de imagen:
na Extensión menor o igual a1 5% del tejido
resecado
. Tl b Extensión mayor del 5% del tejido
resecado
. TlcTumor identificado mediante punción
biópsica (consecuenc.ia de un PSA elevado)

T3 Tumor que se extiende a través de la

T2 Tumor limitado a la próstata o a la
capsula, sin sobrepasarla:
· T2a Menos del 50% de un lóbulo
·
·

capsula prostática:
. TIa Extensión extracapsular (unilateral
o bilateral)
. TIb Tumor invade la veslcula seminal

T2b Más del 50% de un lóbulo
T2c Dos lóbulos

N: ganglios linfáticos regionales

T4 Tumor fijo o que invade estructuras adyacentes diferentes a las veslculas seminales

NX
NO

No se pueden evaluar los ganglios linfáticos regionales
No hay metástasis ganglionares regionales

Nl

Metástasis en ganglios linfáticos regionales

Figura 18. Estadificación del adenoca rd noma de próstata

22
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Manual CTO Urologia

  • 3. w U o z ,-- 01 . Semiología urológica y definiciones 1.l. Definiciones 1.2. 03. 01 Diagnóstico diferencial de la hematuria macroscópica 02. 01 02 Infecciones 3.l. Epidemiologia 3.2. Manifestaciones clínicas y su manejo agudo Evaluación y tratamiento 10 3.3. de la litiasis renal 11 09 09 04. Tumores renales 03 4.1. Carcinoma de células renales (adenocarcinoma renal, hipernefroma) 15 4.2. Otros tumores 17 05. Hiperplasia del tracto urinario. Cistitis intersticial Urolitiasis 2.l. Patogénesis y etiología 03 2.2. Diagnóstico 04 2.3. Diferentes ITU y su tratamiento 04 2.4. Tuberculosis genitourinaria 07 2.5. Cistitis intersticial 07 15 y carcinoma prostático 19 S.l. VI Hiperplasia prostática benigna 19 5.2. Carcinoma prostático 21
  • 4. 06. 09. Carcinomas del tracto urinario 26 6.l. Carcinoma vesical 26 6.2. Tumores del tracto urinario superior 28 07. Tumores testiculares 31 7.1. Etiología y epidemiología 31 7.2. Anatomía patológica 32 7.3. Clínica 32 7.4. Diagnóstico 32 7.5- Diagnóstico diferencial 33 7.6. Tratamiento 34 08. Trasplante renal 36 8.l. Indicaciones Contraindicaciones Complicaciones 9.l. Características 38 9.2. Clínica 38 9.3. Diagnóstico 39 9.4. Tratamiento 39 1 0. Disfunción eréctil 40 10.1. Introducción 40 10.2. Prevalencia 40 10.3. Etiología 40 10.4. Factores de riesgo 40 10.5- Diagnóstico 41 10.6. Tratamiento 41 Bibl iografía 42 36 8.3. 38 36 8.2. Uropatía obstructiva 37 VII
  • 5. 01 • SEMIOLOGíA UROLÓGICA y DEFINICIONES Aspectos esenciales Orientación MIR Este tema no se ha preguntado en el MIR de forma directa. Puede ayudar a obtener una visión general de la materia ya asociar algunos hallazgos a patologras concretas, pero no se debe emplear en él demasiado tiempo. GJ La causa más frecuente de hematuria microscópica es la litiasis (población general, ambos sexos). III la causa más común de hematuria microscópica en varones de más de 50 años es la hiperplasia benigna de próstata. la hematuria con coágulos indica un problema urológico. la causa más habitual de hematuria es la cistitis hemorrágica, pero 10 primero a descartar es el tumor uro­ IIJ leJia!. Los hematíes dismórficos en el sedimento orientan a nefropalía de origen glomerular. 1 . 1 . Defin iciones Hematuria microscópica: presencia de más de 5 hematíes por campo. La causa más frecuente en ambos sexos es la litiasis. La causa mas común en varones mayores de 50 años es la hiperplasia benigna de próstata. Hematuria macroscópica: orina de aspecto rojizo a simple vista debido a la presencia de más de 50 hematíes por campo. En los pacientes fumadores, en ausencia de otros síntomas, se debe sospechar tumor urotelial. Piuria: presencia de más de 10 leucocitos por campo. Altamente ¡nespecífica, pero en presencia de síntomas urinarios, hay que sospechar infección. Síndrome miccional: presencia de polaquiuria (aumento en la frecuencia miccional), urgencia miccional (ne­ cesidad imperiosa e irrefrenable de orinar) y disuria (molestias urinarias inespecíficas referidas como ardor, escozor, etc.). Incontinencia urinaria: pérdidas involuntarias de orina (Tabla 1 l. Existen cuatro tipos principales: INCONTINENCIA INCONTINENCIA DE URGENCIA DE ESFUERZO Urgencia (deseo rwpentIno de ortnar) Si No Aumento de laheuencla mlcdonal Si No Copoc:ldod de __ .. bollo después de _ 01 deseo de orinar No SI �_Ir"boIio_la_ sr Generalmente no Escape _la lICtMdad fIsIca No Si Abundante. si se produce Generalmente escasa SINTOMAS eanddod de orIno ....poda en coda opIlIOdlo de IncontI"'''cla . Tabla 1. Diagnóstico diferencial de la cl ínica de incontinencia urinaria femenina Continua: de día y de noche, en todas las posiciones. La causa más frecuente es la fístula urinaria (en pacientes con antecedentes quirúrgicos previos) y la segunda, el uréter ectópico (que es la causa más frecuente en niñas). De esfuerzo: se desencadena con el aumento de presión abdominal (al reír, toser, cargar con peso). Ge­ ? Preguntas - No hay pregunta s MIR representativas. neralmente se produce por un déficit de soporte de la musculatura perineal (por ello es recomendable revisar los antecedentes obstétricos, pacientes obesas, pacientes añosas, ete.). De urgencia: el paciente siente ganas de orinar, pero no le da tiempo a l legar al baño (provocadas por contracciones involuntarias del músculo detrusor).
  • 6. Manual CTO de Medicina y Cirugfa, 8.a edición Mixta: generalmente es una combinación de las dos anteriores. Paradójica: escape de orina debido a la sobreclistensión vesical. El ejemplo característico es el paciente prostático con retención urinaria. La presión i ntravesical supera la presión de cierre del 1 .2. Diagnóstico d i ferencia l d e l a hematuria macroscópica esfínter uretral, produciéndose un escape de orina paradójico (no puede orinar y, sin embargo, se le escapa la orina). • RECUERDA los cilindros hemáticos aparecen en las glomerulonefritis que producen síndrome nefrítico, como en la postinfecciosa. Según el momento de aparición: Inicial: sangrado uretral o prostático. Final: sangrado del cuello vesical. Total: vesical o del tracto urinario alto. Se debe recordar que un sangrado importante de cualquier parte del aparato genitourina­ rio puede provocar hematuria total. Hematuria con coágulos: indica un problema urológico. La cau­ Enuresis: pérdidas de orina exclusivamente durante el sueño. Si el sa más frecuente en mujeres es la cistitis hemorrágica, aunque la niño es mayor de 6 años, debe ser estudiado. primera causa a descartar es una neoplasia urotelial, máxime en el Crisis renoureteral: dolor lumbar frecuentemente irradiado a geni­ Hematuria por nefropatía médica: no suele tener coágulos, y puede cambios pastura les, y que se suele acompañar de náuseas, vómitos y malestar general. Es muy poco frecuente que sea bilateral. 2 paciente fumador. tales, de carácter agudo, cuya intensidad no se modifica por los eritrocitarios o de hematíes dismórficos en el sedimento urinario. ir acompañada de cierto grado de proteinuria, así como de cilindros
  • 7. 02. INFECCIONES DEL TRACTO URINARIO. CISTITIS INTERSTICIAL Orientación MIR la causa más frec uente de infección del tracto urinario OTU) es Escherichia coli, tanto a nivel comunitario como nosocomial. Este tema es el más importante de esta asignatura. Se debe El origen más frecuente de uretritis es Chlamydia lrachomalis. conocer muy bien, pues dos o tres preguntas son habituales en el examen. la causa habitual de orquiepididimitis depende de la edad: Chlamydia y gonococo si es menor de 35 años; enterobacterias, si es mayor de esa edad. El estudio de las preguntas de otros años suele ser de gran ayuda, ya que son baStlnle repetitivas. No se la causa más frecuente de absceso renal en el UDVP es Staphylococcus aureus. debe bajar la guardia con l a El diagnóstico definitivo de ITU es microbiológico: más de '05 UFClm1. No obstante, este criterio varía con el sistema de recogida. tuberculosis genitaurinaria n i e n la cistitis intersticial. Hay que formar una imagen mental típica para reconocerlas en Si se recoge la muestra urinaria mediante punción suprapúbica, cualquier número de bacterias es significativo. caso clínico, que es como suelen preguntarlas. o � la bacteriuria asintomática se trata en gestantes, menores de 5 años, inmunodeprimidos, previamente a la cirugía urológica, o si la especie implicada es Proteus. Los sistemas de drenaje cerrados son preferibles a los abiertos, pues la lasa de infección es menor. La infección del tracto urinario (lTU) puede clasificarse de varias formas. Se puede hacer una división anatómica entre las ITU altas (infecciones renales) y las ITU bajas (cistouretritis, prostatitis). Asimismo, la clasificación pue­ de basarse en la asociación o no de complicaciones. Una ITU no complicada es un cuadro clínico caracterizado por la presencia de escozor miccional, urgencia y frecuencia, acompañado o no por hematuria terminal, dolor hipogástrico, y más raramente, febrícula. Dentro de este grupo se podrían incluir las pielonefritis no complica­ das, que se presentan como cuadros febriles con hipersensibilidad en fosa lumbar, fiebre, náuseas o vómitos, y sin los factores que convierten la [TU en "complicada", como son: presencia de catéteres, uropatía obstructiva, reflujo vesicoureteral, anomalías anatómicas, insuficiencia renal o trasplante renal. La ITU en el varón debe considerarse esencialmente "complicada" de entrada. La reaparición de una infección tras el tratamiento puede deberse a reinfección o recidiva. El primer término expre­ sa la infección nueva por un germen distinto al inicial, mientras que recidiva indica infección por el mismo germen. Esta última es mucho más infrecuente que la reinfección y puede estar ocasionada por litiasis infectiva, prostatitis crónica, fístulas vaginales o intestinales, divertículos vesicales infectados, cuerpos extraños, necrosis papilar infec­ tada y otras causas que generan un reservario de microorganismos que difícilmente se eliminan con el antibiótico. 2 . 1 . Patogénesis y etiolog ía III Existen tres posibles vías por las que los microorganismos pueden alcanzar el tracto urinario: hematógena, Preguntas - MIR 08-09,98 - MIR 05-06, 230 -MIR 03-04, 78,8 4 - MIR 02-03, 1 34,1 74 -MIR OJ-02 , 103, 1 06 -MIR OO-01F,1 34, 1 45 - MIR 99-00, 1 35 - MIR 99-00f,1 1 9 - MIR 98-99F, 1 1 8 - MIR 97-98, 26,206, 2 1 5 linfática y ascendente. La vía l infática carece de i mportancia real. La diseminación hematógena tampoco es ferecuente. La más común es la ascendente i niciada en la uretra. Probablemente por esta razón es mucho más habitual la ITU en mujeres, dado que su uretra es muy corta y ancha, y por ello favorece el paso de microorga­ nismos hacia niveles más altos del TGU. Otro dato que apoya la importancia de la vía ascendente es la frecuencia de i nfección tras el cateterismo uretral, que es del 1 % en los pacientes ambulantes, y en tres o cuatro días alcanza a casi la totalidad de los pacientes sondados con sistemas de drenaje abiertos. En los enfermos hospitalizados, el riesgo de i nfección alcanza un 5% por cada día de sondaje, incluso con sistemas cerrados (MIR 0 1 -02, 103). 3
  • 8. Manual CTO de Medicina y Cirugía, 8.a edición Una vez que las bacterias han alcanzado el tracto urinario, tres factores determinan el desarrollo de la infección: La virulencia del microorganismo. El tamaño del inóculo. Los mecanismos de defensa del huésped. 2.3. Diferentes ITU y su trata m ie nto En el tratamiento de la ITU lógicamente es fundamental el empleo de antimicrobianos. El número de éstos empleado es elevado y las pautas La mayoría de las infecciones en la comunidad están producidas por gérmenes gramnegativos, principalmente E. coli (MIR 05-06, 230), res­ de tratamiento muy variables. A continuación, se repasarán las opcio­ nes terapéuticas según el tipo de ITU a la que uno se enfrente. ponsable del 85% y, en menor proporción, Proteus, Klebsie/la o Pseu­ domonas (MIR 97-98, 2 1 5). Entre los grampositivos, únicamente el Sta­ phylococcus saprophyticus tiene relevancia, produciendo el 10- 1 5% Bacteriuria asi ntomática de las ITU en mujeres jóvenes (segundo germen más frecuente en esta población). Definida como bacteriuria significativa (105 UFC/ml) en a l menos dos Alrededor del 30% de las mujeres con clínica miccional presentan re­ urocultivos con el mismo germen, tomados con una semana de dife­ cuentos menores de 105 colonias por mililitro ( 1 05 UFC/ml); de éstas, rencia en ausencia de síntomas. la bacteriuria asintomática no debe tres cuartas partes presentan piuria; en el resto, existen pocos datos tratarse salvo en los casos en los que conlleva un riesgo de i nfección que demuestren infección, y en general se tratan según la clínica. En la orina de las pacientes sintomáticas con piuria, se pueden encontrar clínica o daño orgánico, como ocurre en niños menores de 5 años, (considerándose infección activa) recuentos más bajos (1 02- 1 04) de en el embarazo (MIR 08-09, 98 ; M I R 03-04, 78), en pacientes inmu­ los patógenos habituales. En otras ocasiones, el cuadro se justifica por la presencia de uretritis causada por N. gonorrhoeae o C. trachomatis. tengan o no patología urológica asociada. Asimismo, debe ser tratada nodeprimidos, como profilaxis previa a una cirugía urológica y en los casos de bacteriuria por Proteus (MIR 02-03, 1 34) (Tabla 2). El papel patógeno de gérmenes como U. urealyticum o Mycoplasma hominis está mal definido, ya que se desconoce su potencial como uropatógenos aislados (MIR 99-00F, 119). En las i nfecciones nosocomiales, los gérmenes gramnegativos conti­ núan siendo los más frecuentes. Si bien E. coli es el más habitual, su frecuencia desciende hasta el 50% y adquieren mayor importancia Embarazadas Inmunodeprimidos Previamente a cirugía urológica Bacteriuria por Proteus Tabla 2. Bacterruria asintomática: indicaciones de tratamiento Proteus, Klebsiella, Pseudomonas, Enlerobacler y Serratia (MIR 03-04, 84). El 25% restante está ocasionado por gérmenes grampositivos como estreptococos y estafilococos. Candida albicans puede aparecer prin­ cipalmente en pacientes diabéticos, cateterizados o con tratamientos antibióticos prolongados. D RECUERDA Proteus es intrínsecamente resistente ti las nitrofurantoínas, ya que al­ caliniza la orina gracias a su ureasa, y este grupo de antibióticos única­ mente es útil en medio ácido. la afectación del tracto urinario superior parece también producirse por ascenso de los gérmenes a lo largo del uréter. La diferenciación, aunque poco específica, se debe basar en los hallazgos clínicos (fiebre, En el caso de los pacientes sondados permanentemente, la presencia dolor lumbar, escalofríos) y analítica elemental ( leucocitosis, velocidad de bacteriuria asintomática no es una indicación de tratamiento y, de sedimentación alta). actualmente, incluso es dudosa la recomendación clásica de empleo profiláctico de algún antibiótico, previo a la sustitución del catéter, a fin de contrarrestar la posible diseminación hematógena del germen 2.2. D i a g nóstico producida por la manipulación (las ú ltimas guías clínicas ya no lo reco­ miendan). Sí es, sin embargo, i ndicación de tratamiento la bacteriuria persistente a los 3-5 días de haber retirado una sonda vesical. En aque­ E l d i agnóstico de ITU, además de la clínica, se define por el cultivo de orina. Dado que es frecuente el crecimiento de bacterias que han llos pacientes en los que la sonda no pueda ser retirada, el tratamien� to de las bacteriurias asi ntomáticas no suele ser efectivo, y puede dar lugar a selección de cepas resistentes. En estos pacientes sólo se debe contaminado las muestras, se utiliza u n criterio estadístico sobre la iniciar tratamiento si presentan alto riesgo de desarrollar bacteriemia o base del recuento de colonias del urocultivo, considerando como si la bacteriuria se hace sintomática. significativo clásicamente el crecimi ento de más de 1 05 colonias por m i l i l itro (MIR 97-98, 206). En determinadas circunstancias, recuen­ En el resto de los casos, únicamente con la concurrencia de factores tos de colonias menores pueden ser suficientes: recuentos de 1 03 particulares, se debe tratar la bacteriuria, y siempre sobre la base del UFC/ml en mujeres sintomáticas, más de 1 04 en pielonefritis c l ínicas estudio de sensibil idades (MIR 98-99F, 1 1 8). o en varones, y más de 1 02 en muestras de cateterismos l i mpios o cualquier recuento, si se recoge mediante punción-aspiración su­ prapúbica (MIR 97-98, 26). Cifras mayores de 105 U FC/ml pueden ITU baja en mujeres igualmente reflejar contaminación, principalmente si crecen dos o más especies. Puede realizarse un tratamiento convencional de siete días o bien u n En el adulto, la presencia de piuria (más de 1 0 leucocitos/mm3) se rela­ ciona estrechamente con la ITU en presencia de síntomas, no así en el curso corto e n monodosis o en régimen d e tres días. L a ventaja d e éstos es el menor coste económico y la menor incidencia de efectos adver­ niño, en el que puede acompañar a los cuadros febriles. sos. Su desventaja es la mayor incidencia de recurrencias tempranas, a l 4
  • 9. urolog¡a no afectar apenas a los reservorios vaginal e intestinal de uropatógenos. Aun con todo, por las ventajas mencionadas, la pauta preferida actual­ El antibiótico empleado se seleccionará, por supuesto, sobre l a base del cultivo y d e l antibiograma, y cuando s e i n icie d e forma mente es el tratamiento de tres días. empírica, habrá que tener en cuenta factores que orienten hacia Los antibióticos de elección son el cotrimoxazol, las fluoroquinolonas el germen causante: mayor incidencia de Pseudomonas en perso­ nas diabéticas y enfermos de UVI, estafilococo en adictos a drogas y la amoxicilina-ácido clavulánico, fosfomicina o n itrofurantoína. parenterales (MIR 03-04, 84), Proteus en pacientes con litiasis in­ fectiva, presencia de sondas, catéteres, tratamientos antibióticos En mujeres embarazadas se recomiendan las pautas largas de trata­ previos, etc. miento (siete días), evitando el uso de sulfamidas al final del embarazo por el riesgo incrementado de kernicterus, y el empleo de quinolonas En la evaluación del paciente con pielonefritis y mala respuesta a tra­ por el daño producido sobre el cartílago de crecimiento fetal. Tampoco tamiento inicial, es recomendable la realización de una ecografía para se emplearán pautas cortas en caso de sospecha de pielonefritis, pre­ descartar obstrucción o litiasis (M I R 00-01 F, 134). sencia de cálculos o anomalías de la vía urinaria, o bien infecciones previas por microorganismos resistentes a los antibióticos. ITU en varones ITU recurrente Cualquier ITU en varón debe considerarse como complicada inicial­ mente ya que hay que asumir que existe afectación del tejido prostá­ tico, renal o que existen problemas concomitantes como obstrucción Aparición de cuatro o más episodios al año. Se puede realizar profi­ urinaria, litiasis o malformaciones urológicas. Por todo ello, el trata­ laxis con cotrimoxazol O una fluoroquinolona (en función de la sensi­ miento debe ser más prolongado (mínimo una semana), no siendo ade­ bilidad del germen aislado en el último episodio) en dosis única, días alternos, durante seis meses. Si tras la retirada se presentaran nuevas recurrencias, puede reinstaurarse el tratamiento durante periodos más prolongados (1-2 años). Es aconsejable la ingesta abundante de agua cuados los cursos cortos de tratamiento. Prostatitis y realizar micciones frecuentes y cumplir una serie de reglas básicas higiénico-dietéticas. La infección aguda del tej ido prostático se presenta como un cuadro Si los episodios tienen relación con el coito, se puede administrar un comprimido de cotrimoxazol o una quinolona después del mismo. En mujeres posmenopáusicas, el tratamiento con estrógenos tópicos vagi­ rectal, la próstata aparece muy dolorosa e inflamada. El germen más habitual es E. coli. Durante la inflamación aguda, los antibióticos pe­ netran adecuadamente, pero una vez que ésta cede, la penetración es nales disminuye la frecuencia de i nfecciones. • RECUERDA séptico con afectación general del paciente, fiebre elevada, síndrome miccional, artromialgias y dificultad miccional (Tabla 3). En el examen más pobre. Por ello, se deben utilizar cursos largos de tratamiento (3-4 Staphylococcus saprophylicus se ha relacionado con ITU jóvenes sexualmente activas. semanas) para i n tentar evitar la persistencia de focos que den pie a una prostatitis crónica. Entre los antimicrobianos empleados, las fluoroqui­ en mujeres nolonas son las que mejor difunden al tejido prostático . • RECUERDA Pielone!ritis aguda no complicada En pacientes con SIDA, Cryptococcus neoformans puede ser una causa de prostatitis, ya que se elimina a través de la orina. En los casos de gravedad leve-moderada, puede plantearse terapéu­ tica oral con cotrimoxazol (en desuso en nuestro medio por el ele­ vado índice de resistencias), fluoroquinolonas o B- Iactámicos. En pacientes graves u hospita l i zados es preciso tratamiento parenteral, La prostatitis crónica bacteriana suele presentarse como molestias perineales o genitales, síntomas i rritativos (polaquiuria, tenesmo, es­ y el espectro de antimicrobianos incluye ampicilina (enterococo), ureidopen icilinas (Pseudomonas), cefalosporinas de segunda o ter­ cozor) y episodios de ITU recurrentes causados por el mismo organis­ cera generación, e incluso aminoglucósidos. Nunca se emplearán campo de gran aumento, y macrófagos que contienen cuerpos ovales pautas cortas. grasos. ETIOLOGIA - ogudo Prostadtls crónica - crónica no*-no - ClINICA mo. En el líquido prostático se evidencian más de 10 leucocitos por H 'ITU CUL TIVO ORINA LIQUIDO PROSTATlCO CULTIVO LIQUIDO PROSTATICO TRATAMIENTO Cotrimoxazol, fluoroquinolonas 4 semanas E.coH Cuadro séptico + + E.coJ/ Irritativo con reagudizaciones, sin fiebre ni leucocitosis + +/- > 10 leucocitos/campo + Cotrimoxazol, fluoroqulnolonas 6-12 semanas Ureaplasma Cronicidad, empeoramiento - - > 10 leucocitos/campo - Doxicidina Desconocida Oscilante - - < 10 leucocitos/campo - a-bloqueantes Relajantes musculares Myeoplasma Nunca hacer masaje prostático ni sondaje Tabla 3. Oiagnóstko diferencial de las prostatitis 5 a
  • 10. Manual CTO de Medicina y Cirugía, B." edición El tratamiento debe estar guiado por los cultivos, tanto de orina como de fluido obtenido por masaje prostático, y prolongarse entre 4 y 1 6 semanas. Cuando se encuentra a un paciente con datos de prostatitis crónica y signos inflamatorios en el líquido prostático, pero sin historia documentada de ITU y con cultivos negativos, el cuadro se denomina prostatitis no bacteriana. En ocasiones, el responsable puede ser U. urealylicum o M . hominis, pudiendo ser tratados estos casos con doxi­ ciclina o eritromicina, sobre esta sospecha. Se denomina prostatodinia a un cuadro clínico similar donde predo­ minan las molestias perineales o genitales con cultivos negativos y menos de 1 0 leucocitos por campo en el líquido prostático. Su cau­ sa es desconocida y el tratamiento difícil, empleándose actualmente p-bloqueantes o relajantes musculares como terapia inicial. Orqu iepididimitis En varones adultos menores de 3 5 años e s considerada, en el plano teórico, una enfermedad d e transmisión sexual, siendo los agentes más frecuentes Chlam ydia trachomatis y Neisseria gonorrhoeae (Ta­ bla 4). Por encima de 35 años, los microorgan i smos más frecuentes son las enterobacterias. El tratamiento puede l l evarse a cabo con las sigui entes pautas: 1 ) quinolonas, 2) ceftriaxona en dosis única i . m . ( 1 2 5-250 mg) más 1 0 días de doxiciclina ( 1 00 mgl1 2 h/7 días), se aplicará esta pauta en aquellos casos en los que se sospeche ETS (MIR 99-00, 1 35). Absceso renal Los abscesos medulares o corticales suelen proceder de un foco de pie­ lonefritis contiguo O de diseminación hematógena de s. aureus/ proce­ dente de focos cutáneos en sujetos adictos a drogas por vía parenteral . E l urocultivo e n este último caso puede ser negativo. El diagnóstico más fiable se realiza mediante TC Deben tratarse con antibióticos El diagnóstico es similar al absceso renal, y su tratamiento pasa por por vía intravenosa y, dependiendo del tamaño y de la evolución, el drenaje percutáneo o quirúrgico, con la adecuada cobertura anti­ biótica. se hace obligatorio el drenaje mediante punción percutánea gicamente. O quirúr­ ITU asociada a catéteres Absceso pe,i"enal Se localiza entre la cápsula renal y la fascia de Gerota. Lo más fre­ La ITU es la infección hospitalaria más frecuente, y los catéteres urina­ cuente es que un absceso cortical se abra a este espacio, pero pue­ rios la principal fuente de sepsis. Se calcula que el 1 % de cateterismos d e ocurrir también por diseminación hematógena. El germen más ambulatorios transitorios sufren una ITU posterior y que la mayoría de frecuente es E. coli, y S. oureus es también la causa más frecuente de endocarditis Infecciosa. ENFERMEDAD ETIOLOGIA enfermos con catéter permanente presentan una bacteriuria significati­ S. aureus en los casos va al cuarto día de su colocación. Esta bacteriuria puede hacerse sinto­ de diseminación he­ mática en forma de cuadros de cistitis, hematuria o episodios febriles, matógena (Figura 1). D RECUERDA muchas veces autolimitados. DIAGNÓSTICO LESiÓN TIPICA TRATAMIENTO Neisserio gonorrhoeoe Asintomática (�) Exudación uretral matutina (1;) Epididimoprostatitis, salpingitis, síndrome Fitz-Hugh-Curtis, gonococemia diseminada (déficit C5-C.. menstruación, embarazo, auxotipo AHU) Contacto < 5 dlas Gram de exudado cervical Cultivo en medio de Thayer-Martin Ceftriaxona o espectinomicina (no en faríngeas)Ciprofloxacino Chlomydio trochomotis, Ureoplosmo ureolyticum Similar a las UG, pero con menos signos Contacto 7-15 dias. Excluir gonorrea por Gram y cultivo. C. inclusiónGiemsa IFD, medios celulares Tetraciclinas o macrólidos Uretritis gonocócIco lInIIrItIs no __ y síntomas Epldidimitis, proctitis, cervicitis, EIP Tabla 4. Diagnóstico diferencial de las uretritis 6
  • 11. urologia Entre los factores que aumentan el riesgo de ITU asociada a catéter urinario se pueden enumerar: 1) sexo femenino, 2) edad avanzada, 3) Clínica mala técnica de sondaje, 41 sistemas de drenaje abiertos y 51 falta de higiene local. Los hallazgos clínicos son escasos. En el 70% de los pacientes, los sín­ tomas son leves. Lo más frecuente es la aparición de microhematuria, Entre los antibióticos disponibles, parece que las quinolonas son los dolor vago en flanco o cólico renal. La afectación vesical, sin embargo, que mejor eliminan la película biológica de los catéteres infectados, sí produce sintomatología florida con un síndrome cistítico rebelde, favoreciendo así el tratamiento de la infección; en cualquier caso, éste donde la polaquiuria (secundaria a la disminución de la capacidad únicamente se recomienda si existe sintomatología o en el momento de vesical) es lo más llamativo. En varones, es frecuente la aparición de la retirada del catéter, por el mayor riesgo de ITU sintomática y sepsis. una orquiepididimitis crónica que no responde a la terapia habitual. 2.4. Tu berc u l os is g e n itou r i n a ri a aparece piuria ácida con urocultivo negativo. La prueba de laborato­ rio más importante es el cultivo de M. tuberculosis en medio selectivo En el 90% de los pacientes, el análisis urinario es anormal. Típicamente (Lowenstein), ya que los medios de tinción rápida (Ziehl, auramina), aunque válidos, pueden dar falsos positivos por contaminación con M. Generalmente está ocasionada por Mycobacterium tuberculosis. El apa­ smegmatis (MtR 02-03, 174). rato genitourinario es el sitio más frecuente de afectación extrapulmonar (tras la adenitis tuberculosa). Un 5% de los pacientes con tuberculosis activa presentan afectación del tracto genitourinario (Figura 2). Tuberculosis miliar Diag nóstico El cultivo en medio de Lowenstein es positivo en el 90% de los pa­ cientes con enfermedad activa, aunque deben obtenerse, al menos, tres muestras de días diferentes para mejorar la sensibi lidad, ya que el paso de bacilos a orina no es constante. Actualmente, lo más rentable es rea­ lizar una PCR de orina en busca del ARN del bacilo. Radiológicamente, el 90% de los pacientes presentan urogramas altera­ Amputación catieial Pionefrosis dos. El hallazgo más sugestivo es la presencia de cavidades que comu­ nican con el sistema colector. Inicialmente estas cavidades son mínimas y dan un aspecto "mordisqueado" a los cálices. Según la enfermedad avanza, pueden encontrarse estenosis infundibulares, ureteropiélicas, en Trompa Mierovejiga Próstata unión ureterovesical o vejigas pequeñas de aspecto rígido. En el punto más evolucionado de la enfermedad, el riñón puede encontrarse anula­ do, disminuido de tamaño y con calcificaciones parenquimatosas. y vesfeulas Trata miento Epididimitis mente del de la tuberculosis pulmonar en cuanto a fármacos y periodo seminales Estenosis ureteral distal El tratamiento médico de la enfermedad activa no difiere sustancial­ de tratamiento. Puede ser necesario el tratamiento quirúrgico, depen­ diendo de la complicación asociada, generalmente estenosis de la vía Figura 2. Lesiones de la tuberculosis genitourlnaria excretora e h idronefrosis. En caso de riñón no funcionante por lesión extensa del parénquima, puede ser precisa la nefrectomía. Tras la inhalación del bacilo, se produce una diseminación hematógena (primoinfección) con siembra de bacilos en ambos riñones en el 90% de los casos. Sin embargo, la enfermedad clínica generalmente es uni lateral. 11 :�����?n�, isoniacida y pirazinamida son los tres antibióticos más em­ pleados en la tuberculosis. El periodo de latencia entre la "siembra" y la enfermedad clínica oscila entre 1 O Y 40 años, afectando principalmente a pacientes por debajo de los 50 años. La lesión inicial microscópica se localiza en los gloméru­ los en forma de granulomas microscópicos. Al avanzar la enfermedad, 2.5. C istitis intersticial se produce afectación más distal hasta la aparición de una papilitis necrotizante, momento en el cual ya puede existir paso de bacilos a la vía excretora donde, por procesos inflamatorios, ocasionará estenosis Aunque no es u n cuadro infeccioso, s e incluye e n el presente capítulo a nivel de los infundíbulos caliciales, pelvis y uréter, con hidronefrosis esta entidad inflamatoria vesical de origen desconocido. En este senti­ secundaria. Las lesiones renales pueden cavitarse y calcificarse, y lle­ do, se esgrimen dos teorías no demostradas: por un lado, la teoría au­ gar a producir una destrucción total del parénquima (fenómeno que se toinmunitaria, y por otro, la de un déficit en el recubrimiento urotelial denomina "riñón mastic" ). por glucosaminoglucanos. 7 a
  • 12. Manual elO de Medici na y Cirugía, s.a edición Cl ínica litiasis o tumor vesical) apoyado en los hallazgos cistoscópicos suges­ tivos: 1) petequias submucosas, principalmente trigonales, que apare­ Suele presentarse en mujeres entre 30 y 70 ar1os, como un cuadro cis­ cen al distender la vejiga (glomerulaciones), 2) úlceras de Hunner. La dolor suprapúbico, acompañados en ocasiones de hematuria (20-30%) (MIR 01-02, 1 06) . u otra patología, revela en algunos casos, un infiltrado intersticial de mastocitos (MIR 00-01 F, 1 45). títico crónico en el que destacan disuria, polaquiuria con nicturia y D RECUERDA biopsia vesical, además de descartar la presencia de carcinoma in situ Trata miento Existen muchas más causas de síndrome cistítico: cistitis aguda, tuberculo­ sis, carcinoma in situ, etc. Aunque esta enfermedad raramente supone una amenaza para la vida de la paciente, su morbilidad es elevada. Desgraciadamente, las diversas al­ Diag nóstico ternativas de tratamiento únicamente pueden encaminarse a una mejoría sintomática, en la mayoría de los casos con resultados discretos; 1 ) dis­ tensión hidráulica vesical, 2) amitriptilina oral, 3) instilación con dime­ El diagnóstico es básicamente por exclusión de otra patología que pueda ocasionM un cuadro similar (infección bacteriana, tuberculosis, tilsulfóxido [DMSOJ, 4) corticoides tópicos o sistémicos, 5) denervación vesical, 6) cistoplastias �e aumento, y en último término, 7) cistectomía. Casos clínicos representativos Un prostático, sin otros problemas de salud, portador de sonda uretral pennanente, 4) TBe urogenital. presenta bacleriuria 5) (> 10' unidades formadoras de colonias) en dos urocultilos. ¿Cuál es la actitud terapéutica más conlenientel Pielonefritis crónica por P. aeruginosa. RC: 4 1 ) Tratamiento antibiótico de amplio espectro. 2) Tratamiento antibiótico según antibiograma. 3) Cambio de sonda urinaria exclusivamente. 4) Antisépticos en vejiga urinaria. 5) Cambio de sond..l urinaria y tratamiento antibiótico. derecha, fiebre de 39 "e, escalofríos y síndrome micdonal acompañante. Es alérgica RC: 3 1) Ante un paciente de 24 años, que presenta fiebre alta con dolor, inflamación Una paciente de 27 años acude al servido de Urgencias por dolor en fosa renal a penicilinas. Señale la respuesta correcta: y enrojecimiento testicular izquierdo, ¿cuál de las siguientes afirmaciones es INCO­ 2) 3) RRECTA? 4) 1) El diagnóstico más probable es el de epididimitis. 2) los patógenos más frecuentcs son Chlamydia lrachomalis y Neisseria gonorrhoeae. 3) El tratamiento de elección es vancomicína + gentamicina. 4) El tratamiento de elección puede ser ofloxacino. 5) Un tratamiento alternativo es ceftriaxona en monooosis más 1 o días de doxiciclina. 5) MIR 99-00, 135; RC: 3 No será necesario descartar patología urinaria obstrUd;va en este caso, ya que presenta un claro síndrome miccional. Para poder hacer el diagnóstico de pielonefritis se deberá conocer primero 10$ datos referidos a la función renal. Se deberá iniciar tratamiento empírico con un �-Iactámico. Si en las primeras horas evoluciona favorablemente podrá continuar el tratamien­ to de forma ambulante. El mejor tratamiento disponible es la administración intramuscular de aminoglu­ cósidos. RC: 4 Un paciente de 83 años sondado de forma permanente acude a la consulta tras detectársele dos cultivos positivos lomados con una semana de diferencia. Asegura encontrarse asintomático. la actítud más adecuada será: Ante un paciente que presenta febrícula persistente, crisis renoureterales breles, piuria est�ril, orina con pH ácido, microhematuria persistente, con citología uri­ naria negatila y epidídimos indurados .f.en qué enfermedad se debe pensar pri­ mero? 1) Sarcoidasis. 2) 3) 8 Carcinoma vesical. Carcinoma renal. 1) 2) 3) 4) 5) Iniciar tratamiento antibiótico según antibiograma de los cuhivO$ obtenidos. Tranquilizar al paciente y seguir con su pauta habitual de recambio de sonda. Realizar cambio de sonda de forma inmediata con tratamiento antibiótico. Realizar cambio de sonda de forma inmediata con profila)(is antibiótica de 4 días. Retirar la sonda y colocar cistotomía suprapúbica. RC: 2
  • 13. 03. UROLlTIASIS OrientaCIón MIR Tema fundamental en esta asignatura. Se debe conocer muy bien la actitud ante la litiasis en general, ante los distintos tipos de cálculos y, especialmente, todo lo relacionado con el tratamiento. Es un tema rentable y agradecido. así que hay que emplear el tiempo necesario. la tabla-resumen de urolitiasis puede ser de gran ayuda. OJ Los cálculos más frecuentes son los de oxalato cálcico. III Globalmente, la litiasis es más común en el varón, salvo las de estruvita, más comunes en mujeres. m La radiografía de abdomen no permite ver algunos cálculos, como los de urato. Sin embargo, la ecografía puede verlos, independientemente de su composición. Litiasis radiotransparentes: Sulfamidas, Indinavir, Urato, Xantinas (SIUX). las de cistina son radiolúcldas; y el resto, radioopacas. las tiazidas son útiles para la hipercalciuria idiopática. los cálculos asociados a las resecciones ileales cálcico. O a la enfermedad inflamatoria intestinal son de oxalato Precipitan en medio ácido: ácido úrico y cistina. Precipitan en medio alcalino las que contienen fosfatos (fosfato amónico magnésico o estruvita, y el fosfato cálcico). En el tratamiento de la litiasis por ácido úrico es beneficioso alcalinizar la orina. los cálculos de oxalato NO se ven alterados por el pH (al Oxal, el pH de la igual). los cálculos de estruvita se relacionan con microorganismos productores de ureasa, como Proteus. las contraindicaciones absolutas para la LEOC son: embarazo, infección activa y obstrucción de las vías urinarias distal al cálculo. 3 . 1 . E p id e m iología Son numerosas las sustancias que se han identificado formando parte de 105 cálculos. Su i ncidencia varía según el país, e incluso según las áreas geográficas dentro del mismo país. Se pueden distinguir seis grupos de componentes: Oxalato cálcico. Fosfato cálcico. Fosfato no cálcico. Compuestos purínicos (ácido úrico, urato amónico, urato sódico, xantina, 2 , 8 dihidroxiadenina). Aminoácidos (cistina). Otros (carbonato cálcico, sulfamidas, etc.). [?J Preguntas -MIR 08-09, 93 - MIR 06-07, 93, 106 -MIR 05-06, 104 -MIR 04-05, 104 - MIR 03-04, 44, 80 - MIR 02-03, 1 76 - MIR OO-01 , 1 1 7 - MIR 99-00, 1 89 - MIR 99-00F, 143, 146 - MIR 98-99, 135, 138 - MIR 98-99F, 144 Los cálculos de oxalato cálcico son los más frecuentes, con cifras en torno al 65%, seguidos por los infectivos y ácido úrico (alrededor del 15% cada uno). Fosfato cálcico un 5%, y los de cistina con una incidencia baja (1-3%). La tercera década es la edad media de aparición, por primera vez, de la litiasis salvo en los de cistina, que suelen ser de aparición más prematura. En España, la incidencia de litiasis alcanza al 4,2% de la población, con mayor afectación de varones que mu­ jeres. Ú nicamente los cálculos infectivos tienen mayor incidencia en la mujer. 9
  • 14. 03. UROLlTIASIS Aspectos esenciales OrientaCiÓn MIR TerT'kl fundamental en esta asignatura. Se debe conocer muy bien la actitud ante la litiasis en general. ante los distintos tijX)S de cálculos y. especialmente, todo lo relacionado con el tratamiento. Es un tema rentable y agradecido, así que hay que emplear el tiempo necesario. La tabla-resumen de urolitiasis puede ser de gran ayuda. los cálculos más frecuentes son los de oxalato cálcico. Globalmente, la litiasis es más común en el varón, salvo las de estruvita, más comunes en mujeres. la radiografía de abdomen no permite ver algunos cálculos, como los de urato. Sin embargo, la ecografía puede verlos, independientemente de su composición. Litiasis radiotransparentes: Sulfamidas, Indinavir, Urato, Xantinas (SIUX). las de cistina son radiolúcidas; y el resto, radioopacas. las tiazidas son útiles para la hipercalciuria idiopática. los cálculos asociados a las resecciones ileales o a la enfermedad inflamatoria intestinal son de oxalato cálcico. o Precipitan en medio ácido: ácido úrico y cistina. Precipitan en medio alcalino las que contienen fosfatos (fosfato amónico magnésico O estruvita, y el fosfato cálcico). En el tratamiento de la litiasis por ácido úrico es beneficioso alcalinizar la orina. los cálculos de oxalato NO se ven alterados por el pH (al Oxal, el pH de la igual). los cálculos de estruvita se relacionan con microorganismos productores de ureasa, como Proteus. Las contraindicaciones absolutas para la LEOC son: embarazo, infección activa y obstrucción de las vías urinarias distal al cálculo. 3 . 1 . E p i d e m iología Son numerosas las sustancias que se han identificado formando parte de los cálculos. Su incidencia varía según el país, e incluso según las áreas geográficas dentro del mismo país. Se pueden distinguir seis grupos de componentes: Oxalato cálcico. Fosfato cálcico. Fosfato no cálcico. Compuestos purínicos (ácido úrico, urato amónico, urato sódico, xantina, 2,8 dihidroxiadenina). Aminoácidos (cistina). Otros (carbonato cálcico, sulfamidas, ete.). �U Preguntas - MIR 08-09, 9 3 - MIR 06-07, lJ3. 106 - MIR 05-06, 104 - MIR 04-05, 104 - MIR 03-04, 44, 80 - MIR 02-OJ, ' 76 - MIR OO-Ol , 1 1 7 - MIR 99-00, 189 - MIR 99-00F, 143, 1 4 6 - MIR 98-99, 1 3 5 , 1 38 - MIR 98-99F, 144 Los cálculos de oxalato cálcico son los más frecuentes, con cifras en torno al 65%, seguidos por los i nfectivos y ácido úrico (alrededor del 1 5% cada uno). Fosfato cálcico un 5%, y los de cistina con una i ncidencia baja ( 1 -3%). La tercera década es la edad media de aparición, por primera vez, de la litiasis salvo en los de cistina, que suelen ser de aparición más prematura. En España, la incidencia de l itiasis alcanza al 4,2% de la población, con mayor afectación de varones que mu­ jeres. Ú nicamente los cálculos infectivos tienen mayor incidencia en la mujer. 9
  • 15. Manual eTO de Medicina y Cirugía, B.a edición o RECUERDA coraliforme o "en asta de venado" [Figura 4]), manifestándose no como las infecciones urinarias son más frecuentes en mujeres que en varones. Por eso los cálculos de estruvita también lo son. cólico, sino como infecciones urinarias de repetición, dolor lumbar sordo, hematuria o incluso insuficiencia renal terminal. La enfermedad litiásica recidiva en el 40% de los casos, con una media de un nuevo cálculo cada dos o tres años. Por recidiva se entiende la apa­ rición de una nueva litiasis de la misma composición y en la misma lo­ calización, en un intervalo menor de cuatro años entre un cálculo y otro. 3.2. M a n ifestaciones c l ín i cas y su manejo a g u d o El dolor agudo del cólico renal es l a manifestación más típica de la li­ tiasis renal. El dolor se produce por la sobredistensión de la vía urinaria tras la obstrucción de ésta por el cálculo. Es lógico, por tanto, que el cálculo deba desplazarse desde su origen calicial para producir sinto­ matología aguda. Ocasionalmente se observan cuadros de dolor vago renal en relación con litiasis caliciales no desplazadas. Diagnóstico El cólico renal o crisis renoureteral suele aparecer de forma progresi­ va sobre la fosa lumbar afectada, irradiándose por el flanco hacia la ingle y los genitales (Figura 3). El paciente generalmente se encuentra El análisis básico de orina muestra generalmente hematuria y leuco­ afectado, con dolor que no cede con reposo, por lo que cambia de cituria. Una piuria importante apoyaría la posibil idad de infección postura continuamente. Puede acompañarse de un cortejo vegetativo con náuseas, vómitos y sudoración. El dolor irradiado hacia la ingle sobreañadida, aunque ninguno de estos datos es realmente determi­ nante. generalmente indica que el cálculo ha alcanzado el uréter. Cuando se encuentra en vecindad de la vejiga, o bien dentro de ésta, puede apare­ Los cristales de oxalato cálcico d i h idralado aparecen como bipirá­ cer un cuadro irritativo, similar al síndrome miccional con polaquiuria, mides tetragonales a l observarlos con lupa b i nocular. Los de oxa­ lato cálcico monohidratado aparecen como cristales alargados que disuria y tenesmo vesical. adoptan forma de empalizada, formando cálculos de estructura ra­ diada, con aspecto compacto y macizo. Entre los fosfatos cálcicos, la brushita es el compuesto más ácido, formando cristales grandes en forma de abanico de color azul con luz polarizada. Las apatitas Sudoración tienen aspecto microgranular o esferocítico. El ácido úrico aparece bajo la lupa como una desordenada aglomeración de cristales. En algunos cálculos, los cristales están tan juntos que se asemejan a u n a masa continua. RX simple de abdomen con cálculo a nivel de l3 La estruvita (o fosfato amónico magnésico) es el componente más ca­ racterístico de los cálculos producidos por infección por gérmenes urealíticos. Sus cristales tienen formas prismáticas polimorfas, y rara­ mente se observan los cristales "en ataúd" que pueden hal larse en el sedimento. La cistina se reconoce fácilmente por su aspecto acarame­ lado, formando cristales hexagonales en prismas o láminas. Dolor de inicio En teoría, el 90% de los cálculos son visibles en una radiografía simple de abdomen, aunque este porcentaje es considerablemente menor en Dolor irradiado Síndrome miccional Hematuria las radiografías urgentes sin preparación intestinal. Radiológicamente, la mayoría de los cálculos son radioopacos, exceptuando los de ácido úrico y algunas otras composiciones infrecuentes (sulfamidas, xantina, indinavir) (MIR 04-05, 1 04). El estudio de imagen se completará mediante otras técnicas diag­ Figura 3. Diagnóstico de urolitiasis nósticas. La ecografía permitirá visualizar incluso las l itiasis radio­ transparentes, con el inconveniente de no ser vistas aquellas ubi­ cadas en el trayecto ureteral (salvo las zonas cercanas a la vejiga o Los cálculos infectivos de estruvita, y en menor medida, los de ácido al riñón). También se podrá evaluar el grado de hidronefrosis ( M I R úrico y cistina pueden crecer modelando las cavidades renales ( l itiasis 99-00, 1 89). 10
  • 16. urolOgia � La urograffa ofrece información morfológica y funcional de ambos riñones (Figura 5). Debe tenerse en cuenta que, durante el cólico renal, puede observarse una anulación funcional, sin que signifi­ que necesariamente deterioro de dicha unidad renal. Mediante esta técnica se puede diagnosticar todo tipo de cálculos, ya sean radiotransparentes o radioopacos. El principal inconveniente de este procedimiento es la introducción de contraste yodado, que está contra indicado en los pacientes con alergia, creatin i na mayor de 2, mieloma múltiple o deshidratación i mportante. Según las guías clínicas, la urografía intravenosa (UIV) actualmente ha sido desplazada por la Te helicoidal sin contraste, que se ha convertido en el nuevo estudio de referencia para las litiasis. Aunque su alto coste hace que todavía no esté extendido su uso, permite evaluar todo tipo de cálculos. Figura 6. Doble J derecho. litiasis ureteral derecha. litiasis coraliforme izquierda Tratamiento El manejo agudo del cólico renal se basa en el control del dolor. Para esto, es preciso conseguir una disminución de la presión den­ 3.3. Eva l u ación y trata m iento de l a l itiasis ren a l tro de la vía urinaria, Jo que puede hacerse, sobre todo, con anti­ inflamatorios, que disminuyen el dolor y la d iuresis a l i n hibir la síntesis de prostaglandinas. Asimismo, se pueden usar espasmolíti­ cos, que disminuyen la presión intraureteral al relajar la pared del uréter. Este apartado se puede dividir en dos partes. Por u n lado, el estudio de la litiasis con la finalidad de instaurar un tratamiento preventivo de su formación, y por otro, el estudio y tratamiento de la litiasis ya formada. Existen una serie de situaciones en las que el cólico renal se convierte en una urgencia que precisa de hospitalización, y eventualmente, de manipulación invasiva: Obstrucción grave, principalmente si se acompaña de litiasis mayor de 1 0 mm. Estudio y tratamiento preventivo Fiebre elevada (mayor de 38 OC). Dolor incontrolable. Riñón único. Asimismo, en pacientes diabéticos, por el mayor riesgo de com­ La evaluación del paciente con litiasis se basa en un estudio meta­ bólico para determinar qué factores son modificables, en un intento de evitar la recidiva (Tabla 5). pl icaciones, es aconsejable, si no el i ngreso, a l menos una obser­ vación estricta. Una situación s i m i l a r ocurre durante el emba razo, donde una dilatación leve de la vía urinaria puede considerarse Este estudio debe reservarse para aque­ l l os pacientes con alta proba b i l idad de " fisiológica", pero obstrucciones más importantes o la aparición recidiva, aunque cada vez más autores de fiebre hacen aconsejable l a colocación de u n catéter u reteral indican que debe realizarse a todos Jos pacientes (Tabla 6). (Figura 6). a RECUERDA la furosemida, al re­ vés que las tiazidas, aumenta el calcio uri­ nario. 11
  • 17. Manual CTO de Medicina y Cirugía, B.a edición LITIASIS CALCICA (OXALATO O FOSFATO) LITIASIS URICA plante hepático, que suele ir unido al renal, aunque algunos casos responden a piridoxina. LITIASIS INFECCIOSA LITIASIS CtSTINICA (ESTRUVITA) · Hipercalciuria idiopática · Gota primaria · Hipercalciuria secundaria · Hemopatías por gérmenes a hipercalcemia · Enfermedades productores digestivas 11 RECUERDA de ureasa · Hiperuricosuria · Hiperoxaluria · Hipocitraturia · · . Infecciones La causa más frecuente de hipercalcemia en un pac iente ambulatorio es el hiperparatiroidismo primario. En cambio, la hipercalcemia más frecuente en uno ingresado es la de origen neoplásico. Ingesta excesiva de purinas Acidosis renal tubular · Fármacos distal · . Cistinuria · litiasis úrica litiasis cálcica idiopática No obstante, la mayoría de los casos de hiperoxaluria son secun· darios a malabsorción de ácidos grasos por enfermedades crónicas idiopática pancreatobiliares, derivación intestinal para el tratamiento de la Tabla 5. Tipos de litiasis. Situaciones que favorecen su aparición obesidad mórbida, resección ileal, enfermedad inflamatoria intes· tinal (MIR 05-06, 1 04; MIR 00-0 1 , 1 1 7), hipercalciuria coincidente Edad temprana de aparición o por falta de calcio en la dieta, lo que permite que exista mayor Litiasis bilateral cantidad de oxalato intestinal para su absorción. litiasis en riñón único o malformado La intoxicación por etilenglicol y metoxiflurano puede producir hi· Composición poco frecuente peroxaluria, así como la ingesta de vitamina C en altas dosis. En litiasis recidivante todos estos casos secundarios, el tratamiento con colestiramina, una dieta pobre en grasas y la corrección de la malabsorción, en la me· Nefrocalcinosis Litiasis coraliforme dida de lo posible, suelen ser medidas eficaces. Tabla 6. Pacientes con indicación de estudio metabólico Hipocitraturia. Excreción de citrato inferior a 300 mgl24 h. Gene­ ralmente se asocia a otras anomalías urinarias. Aunque de causa Desde el punto de vista práctico, las litiasis se pueden dividir en: las desconocida, puede contribuir una dieta rica en proteínas, hipoca­ de composición cálcica y las de otras composiciones, ya que el primer grupo supone la mayoría de los casos (70-80%) tratados habitualmente. Hiperparatiroidismo primario. Supone la causa más frecuente de liemia, enfermedad intestinal o infección urinaria. hipercalciuria conocida (véase Sección de Endocrinología, metabo· lismo y nutrición) (MIR 98-99F, 1 44). Acidosis tubular renal distal (véase Sección de Nefrología). Enfer­ Litiasis cálcica En la mayoría de las ocasiones se desconoce el origen de la litiasis cál· medad autosómica recesiva. Consiste en la imposibilidad del túbulo distal para excretar hidrogeniones a la orina (orinas persistentemen­ cica, aunque se puede hacer una aproximación a los factores de riesgo te alcalinas) con aumento de la eliminación de calcio a la orina. que influyen en su aparición. Sólo en un pequeño porcentaje de casos existe una enfermedad de base que puede ser tratada, y de esta forma res de cálculos de oxalato cálcico y con hipercalciuria idiopática. Existen formas incompletas que se observan en pacientes formado­ En éstos, probablemente la acidosis tubular no juegue un papel im­ desaparece la formación de cálculos cálcicos. Hipercalciuria idiopática. Es la causa más frecuente de litiasis cál­ portante y responden a tiazidas (MIR 98-99, 1 38). cica. Se define como una excreción urinaria de calcio mayor de Otras circunstancias que favorecen la litiasis cálcica son: sarcoido­ 300 mgl24 h en el varón y 250 mgl24 h en la mujer. De cara a su manejo, las tiazidas disminuyen el calcio urinario, reduciendo la anomalías en el pH urinario (alcalosis). sis, síndrome de Cushing, diuresis escasa, déficit de inhibidores o formación de litiasis (MIR 03-04, 44; MIR 99-00F, 1 46; MIR 98- Litiasis cálcica idiopática. Aproximadamente en el 20% de los pa­ 99, 1 35). La administración de citrato potásico ayuda a evitar la cientes con litiasis cálcica no se demuestra ninguna anomalía en el hipopotasemia y aumenta el citrato urinario, que es inhibidor de la estudio metabólico. litogénesis (Tabla 7). I , ABSORTIVAS RESORTIVAS RENALES Aporte excesivo · Hiperparatiroidismo Acidosis tubular Sd. de Surnen (leche · Inmovilización distal • Tumorales Idiopátíca · Sd. de Cushing y alcalinos ) Hipervitamlnosls O Idiopática Enf. Paget Sarcoidosis Litiasis úrica El ácido úrico no disociado es poco soluble en orina. Con un pH uri­ nario de 5, la solubilidad del ácido úrico es únicamente de 1 00 mgll, mientras que con un pH de 7 es de 1 .580 mgll. Esto demuestra la gran importancia del pH urinario en la formación de cálculos de ácido úri­ co. Aparte de éstos, también existe una pequeña proporción de cálcu­ Tabla 7. Causas más frecuentes de hipercakiuria los de urato monosódico y urato amónico. Hiperuricosuria. Excreción en orina de más d e 800 mgl24 h en el El objetivo del tratamiento es reducir el ácido úrico excretado y au­ varón o 750 mgl24 h en la mujer. Además de favorecer la litiasis mentar el pH urinario (MI R 03-04, 80), ya que los cálculos más fre­ úrica, la hiperuricosuria constituye un factor de riesgo para la for­ cuentes en pacientes hiperuricémicos son los de ácido úrico. Por otra mación de cálculos de calcio, probablemente por nucJeación hete­ rogénea sobre núcleos de ácido úrico o urato sódico. Generalmente to médico mediante quimiólisis por alcalin ización urinaria. Pueden se debe a un exceso de purinas en la dieta. administrarse diversos álcalis; el citrato potásico impediría el teóri­ Hiperoxaluria. Se considera como tal la excreción en orina de más co riesgo de formación de cálculos cálcicos por su efecto inhi bidor, parle, este tipo de cálculos son los que mejor responden al tratamien­ de 40 mgl24 h. Existe una hiperoxaluria primaria, que es conse­ CO tratamienlo y generalmente conduce a insuficiencia renal por litiasis 250 mgldía. Cuando, además, la uricemia es alta, puede tratarse con recidivante. El único tratamiento que existe actualmente es el tras- 12 pero también pueden tratarse con bicarbonato sódico o citrato sódi­ cuencia de un defecto enzimático autosómico recesivo; no tiene alopurinol (MIR 06-07, 93). (MIR 02-03, 1 76). Una a lternativa es la acetazolamida en dosis de
  • 18. urolOgia Litiasis cistínica complejo enzima-inhibidor irreversible. Se utilizan básicamente dos sustancias de esta naturaleza: el ácido propiónico y el acetohidroxámi­ La cistinuria es un trastorno autosómico recesivo en el que existe un defecto de absorción, a nivel intestinal y tubular proximal, de los ami­ co. Su empleo suele venir acompañado de cefaleas, temblores, trom­ bosis venosas u otros síntomas neurológicos, por lo que tampoco son noácidos dibásicos: cistina, ornitina, lisina y arginina (COLA), aunque de gran aceptación. parece que puede existir un trastorno en el que únicamente se ve afec­ tada la cistina, lo que i ndicaría que, además de un mecanismo de trans­ porte común, existe uno independiente para la cistina. Los niveles de cistina en orina de 24 horas son superiores a 1 00 mg, de hecho, los homoeigotos pueden excretar más de 600 mgldía. El diag­ Todo lo relativo al estudio de la nefrolitiasis expuesto anteriormente se puede repasar en la Tabla 8. Tratamiento de la litiasis ya formada (Figura 7) nóstico se realiza identificando los característicos cristales hexagonales en orina, o por una prueba positiva de nitroprusiato sódico (la orina se tiñe de azul en pacientes afectados por esta enfermedad: test de Brand). Los cálculos ya formados no expulsables (> 4-5 mm) precisan de El tratamiento consiste en aumentar la diuresis diaria (más de 3 I/día), tratamiento "agresivo", es decir, necesitan ser extraídos qui rúrgica­ mente o fragmentados de forma que puedan ser expu lsados espon­ alcalinizar la orina por encima de 7,5 y, en caso de que esto sea insufi­ ciente, puede iniciarse tratamiento con D-penicilamina (250 mgl6 h) o táneamente. a-mereaptopropionilglieina (250 mgl6 h). A continuación se analizan brevemente las diversas formas de tratamiento. Cirugía. Ha sido el tratamiento estándar hasta la aparición de la litotricia extracorpórea. Aún hoy día, es preciso recurrir a la cirugía cuando fracasan las ondas de choque o en determinados casos para Litiasis infectiva reducir la masa litiásica (cálculos coraliformes). Los cálculos infectivos de estruvita o de fosfato amónico magnésico (Mg­ NHl04-6H20) se desarrollan en un ambiente alcalino, producido por Endourología. La manipulación endoscópica de la vía urinaria es cada día más accesible gracias a las mejoras técnicas. Puede reali­ infección persistente de gérmenes que hidrolizan la urea, aumentando zarse extracción directa del cálculo mediante diversos tipos de pin­ la cantidad de amonio urinario. Los principales gérmenes que poseen zas o cestillas, o bien fragmentar previamente el cálculo mediante ureasa, además de diversas especies de Proteus (MIR 06-07, 1 06). son diversas fuentes de energía, como la electrohidráulica, ultrasónica o Pseudomonas, Klebsiella, Serratia y Enlerobacter. La presencia de cuer­ láser. Se puede acceder hasta el cálculo mediante ureterorrenosco­ pos extraños (sondas vesicales, suturas) favorece su formación. pia (U RS) o nefrolitotomía pereutánea ( NLPC). litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC). Las ondas de Para su tratamiento se han empleado diversos métodos, generalmente ineficaces. La antibioterapia únicamente mantiene estéril la orina du­ rante los cursos de tratamiento. choque se transmiten a través de los tej idos corporales con la misma impedancia acústica que el agua hasta alcanzar la litiasis, sobre la que produce fenómenos de compresión y descompresión que con­ ducirán a su fragmentación. Parece más prometedor el uso de inhibidores de la ureasa con ácidos Prácticamente todos los cálculos son susceptibles de tratamiento me­ hidroxámicos. Estos son moléculas análogas a la urea que forman un diante LEOe. La única limitación serían aquellos cálculos no localiza- SALES CALCICAS Frecuencia Sexo . Oxalato cálcico: 55-60% AClDO URICO 10-15% 5-10% 1 -3% Mujer Varón Varón Varón = Mujer Infección por gérmenes ureasa (+) Gota (50%) . Idiopática « 50%) . Hiperuricemias secundarias Cistinuria Ácido Idiopática Hiperuricosuria (20%) pH Alcalino Alcalino Ácido Radiologia Radioopacos Radioopacos Radiotransparentes :liD �� Moñología de los cristales Cristales de fostato Ca 1Iil' -ft> �� � D � fSJ Cristales de OxCa Tratamiento CISTlNA Fosfato cálcico: 1 0-' 5% Hipercalciuria idiopática Etiologia ESTRUVITA (FOSFATO AMÓNICO MAGNÉSICO) Hipercalciuria idiopática: tiazidas Hiperoxaluria 1 .11; piridoxina Hiperoxaluria 2.11; colestiramina Formas prismáticas polim6rficas Cristales-en ataúd- q �� � 1lJ Cristales de estruvita Ácido propi6nico y ácido acetohidroxámico Antibioterapia En ocasiones cirugía Aglomerados de cristales desorganizados, a veces formando masas continuas &o�� 0 O rfF Cristales de ácido úrico Alcalinizar la orina Alopurinol (si hay hiperuricemia) Dieta de bajo contenido proteico Rad iolúcidos Cristales hexagonales en prismas o láminas WO O Cristales de cistina Forzar diuresis (ingesta hídrical Alcalinizar orina D-penicilamina (si no hay respuesta) T abla 8. T abla-resumen de las nefrolitiasis 13 a
  • 19. Manual CTO de Medicina y Cirugía, s.a edición de su tamaño, composición y dureza, localización, particula­ MANEJO DE LA UROLlTIASIS Crisis CUADRO AGUDO TTO. SINTOMATICO Espasmolíticos y antiinflamatorios Reposo e hidratación cretora y paciente, función renal y tipo de litotriptor disponible. Estable CUADRO CRÓNICO / � � com�licado � � No � ridades anatómicas de la vía ex­ � Complicado � � � -- Obstrucción gr ave · Infección, fiebre · Dolor incoercible · Riñón único Tratar la condición preexistente Ecografía renal Dilatación INGRESO YTTO. AGRESIVO DRENAJE (catéter o nefrostomía) no. PARENTERAL Antibióticos Remontar hemodinámica Equilibrio electrolítico Narcóticos VIGILANCIA ESTRECHA deberá ser estabil izada previa­ mente a la misma y constituye, Cirugía en c ierto modo, por ello, con­ t traindicación relativa de LEOC EXTRACORPÓREA (lEOCJ PERCUTANEA ultrasonográfica con microlumbotomía ENOOSCÓPICA vía ureteral y dieta baja en grasas y rica en calcio, si acetohid roxá m ico CISTINA O-penicilamina, vit. B� y alcalinizar el riesgo de hemorragia duran­ te la sesión de litotricia, luego t CALCICA acidificar (no útil si oxalato), citratos, tiazidas colestiramina hiperoxaluria ÚRICA alcalinizar, alopu rino l ESTRUVITA arterial no controlada facilita litotricia t · La presencia de hipertensión ¿Edad? ¿Tipo de cálculos? ¿Periodicidad de la clínica? ¿Tipo de síntomas? ¿Viabilidad renal? Indican o no LEOC o cirugía URETEROTOMIA · PIELOllTOTOMIA • NEFRECTOMIA · CONTRAINDICADA EN · EMBARAZO · · · · · · INFECCIÓN OBSTRUCCIÓN DISTAL Aneurismas Coagulopatfas Obesidad Arritmia cardíaca (MIR 08-09, 93; M I R 99-00F, 1 43 ) (Tabla 9). Complicaciones La expulsión de fragmentos Ii­ tiásicos puede ocasionar un cólico renal y, con menor fre­ cuencia, obstrucción ureteral (sleinstrasse o "calle litiásica/l). Esta posib i l idad es mayor ante litiasis de gran tamaño, por lo que en algunos de estos casos se puede colocar un catéter de derivación urinaria (ne­ Figura 7. Manejo de la litiasis renal ya formada frostomía o doble J) antes de bIes por su pequeño tamaño « 2-5 mm). Cualquier litiasis podría ser la LEOC para d i s m i n u i r este riesgo, generalmente en litiasis supe­ tratada con LEOC, aunque esto tendrá que ser matizado en función riores a 2 c m . ABSOLUTAS Embarazo Obstrucción distal Infección activa RElATIVAS (PRECISAN DE CONTROL PREVIO Derivadas del efecto directo de las ondas de choque, pueden aparecer AL TRATAMIENTO) contusiones renales manifestadas como hematuria, hematomas rena­ Alteraciones de la coagulación Aneurisma aórtico Alteraciones del ritmo cardíaco, marcapasos o desfibriladores Obesidad Hipertensión arterial descontrolada Tabla 9. Contraindicaciones de la LEOC (MIR 99-00F, 143) les, equimosis o eritema cutáneo, y en grado máximo, rotura renal. La hematuria se considera la complicación más frecuente de la litotricia. Más controvertida es la teórica relación de la LEOC con la aparición de hipertensión arterial, ya que no está demostrada en las últimas revisiones publ icadas, aunque sí la relación entre hematoma renal post-LEOC e hipertensión arterial. A un hombre de 29 años, con antecedentes de dolor tipo cólico en fosa renal izquierda que cedió con tratamiento analgésico, se le practica una urografía intravenosa, apre­ ciándose defecto de repleción radiotransparente de 6x7 mm en tercio distal de uréter izquierdo. El pH de la orina fue de 5,5; asimismo, se observan cristales de urato, 9-12 hematíes por campo y escasa leucocituria. ¿Cuál sería el tratamiento más apropiadol días de evolución, asociado en las últimas 24 horas a fiebre, escalofríos y malestar general. Analítica de sangre: plaquetopenia, leucocitosis y disminución de la activi· dad de la protrombina. Analít ica de orina normal. Radiografía de abdomen con claras imágenes de litiasis. Eco renal: dilatación moderada de sistema excretor izquierdo. ¿Cuál es la conducta más adecuada? 1 ) Alopurinol vía oral. 1 ) Solicitar hemocultivos y urocultivo para establecer la necesidad de antibiote­ 2) Ureteroscopia con extracción del cálculo. 3) Nefrolitotomía endosc6pica percutánea. 4) Alcalinización de la orina por vía oral. 5) Administración de D-penicilamina. MIR 03-04, 80; RC: 4 Mujer de 50 años, diabética insulinodependiente, con infecciones urinarias y cólicos nefríticos de repetición. Acude a Urgencias por dolor en fosa renal izquierda de cinco 14 ra p i a. Realizar urografía intravenosa para intentar filiar la causa. 3) Hidratar a la paciente bajo observación rigurosa, y repetir ecografía a l as 48 horas. 4) Colocar catéter doble) o practicar nefrostomía percutánea de forma inmediata con cobertura antibiótica. 5) laparotomía exploradora para objetivar causa, y realizar tratamiento antes de que el cuadro esté muy evolucionado. 2) RC: 4
  • 20. 04. TUMORES RENALES Aspectos esenciales OnentaClón MIR El aclenocarcinoma fenal es un tema "de moda" en el examen MIR. Cualquier aspecto de este lema puede aparecer, pero es fundamental reconocer el síndrome de $Iauffer, que ha sido recientemente introducido y preguntado varias veces consecutivas. (jJ El más frecuente de los tumores sólidos renales es el hipernefroma. lIJ El paciente característico es un varón de mediana edad, obeso y fumador. GJ la tríada clásica consiste en hematuria, dolor y masa en flanco, actualmente, lo más habitual es que sea incidentaloma (asintomático). Si produce síntomas, el más frecuente es la hematuria. Hay que sospechar tumor renal ante un varicocele izquierdo, de aparición súbita y que no cede con el decúbito. El hipernefroma puede producir multitud de síndromes paraneoplásicos. Esto puede complicar bastante el diagnóstico, de ahí el sobrenombre de "tumor del internista". La elevación de las transaminasas sin afectación hepática es típica del hipernefroma (síndrome de Stauffer). No se debe confundir un quiste simple con un hipernefroma. los criterios de quiste simple son: contorno liso, contenido transónico y refuerzo posterior. la primera prueba de imagen, ante la sospecha de hipernefroma, sería la ecografía. El tratamiento fundamental del hipernefroma es la extirpación quirúrgica. La quimioterapia y radioterapia tienen un papel muy secundario. 4.1 . Ca rc inoma de cé l u las rena les (adenoca rc inoma re nal, h ipernefroma) Es e l tumor sólido renal más frecuente (90%) (Figura 8) (MIR 99-00, 1 77). Es un tumor fundamentalmente d e l a edad adulta, con mayor incidencia entre los 4 0 y 60 años, con predominio e n e l varón 2 : 1 a excepción d e la variedad cromófoba, típica de las mujeres. Entre los factores de riesgo que se han implicado se encuentran el humo del tabaco, el cadmio y la obesidad. Existen formas familiares que suelen ser múltiples y bilaterales, como en la enfermedad de Von Hippel·lindau y, en menor medida, la esclerosis tuberosa (MIR 00·01 , 1 20). Se han identificado a lteraciones cromosómicas que implican al cromosoma 3. D RECUERDA IIJ Preguntas MIR 09-10, 99 - MIR 06-07, 102 - MIR 05-06, 105 - MIR 04-05, 105 - MIR 01-02, 109 - MIR 00-0 1 , ' 2 0 - M I R 99-00, 1 7 7 - MIR 99-00F, 144 - MIR 98-99F, 146 la esclerosis tuberosa y la enferme· dad Von Hippel.lindau se asocian también a otro tumor renal, el an· giomiolipoma. Asimismo, existe una incidencia aumentada en el riñón poliquístico, en la enfermedad quística adquirida de la insuficiencia renal crónica y en los riñones malformados, como el riñón "en herradura". Procede de las células del túbulo contorneado proximal, y microscópica mente predominan las células claras sobre las granulares y fusiformes . • Presentación La tríada clásica: hematuria¡ dolor y masa en el flanco ocurre únicamente en el 1 0% de los casos y, cuando se presenta así, generalmente se trata de una enfermedad avanzada. 15
  • 21. Manual eTO de Medicina y Cirugía, B.a edición de su tamaño, composición y dureza, localización, particula­ MANEJO DE LA UROllTIASIS ridades anatómicas de la vía ex­ cretora y paciente, función renal Crisis CUADRO AGUDO y tipo de l i lotriptor disponible. Estable CUADRO CRÓNICO / � t nO. SINTOMATICO Espasmolfticos y a ntiinflamatorios Reposo e hidratación � � � Compl icado Obstrucción grave . Infección, fiebre · Dolor incoercible · Riñón único Tratar la cond ición p reexistente Dilatación INGRESO VITO. AGRESIVO DRENAJE (catéter o nefrostomía) no. PARENTERAL Antibióticos Remontar hemodinámica Equi librio electrolítico Narcóticos VIGILANCIA ESTRECHA t t traindicación relativa de LEOC acidificar (no útil si oxalato), citratos, tiazidas colestiramina y dieta baja en grasas y rica en calcio, si hi peroxal uria (LEOCI ÚRICA ESTRUVITA acetohidroxámico CISTlNA D-penici lam i na, vit. B6 y alcalinizar te la sesión de litotricia, luego deberá ser estabil izada previa­ mente a la misma y constituye, en cierto modo, por ello, con­ EXTRACORPÓREA alcali nizar, alopurinol el riesgo de hemorragia duran­ Cirugía CALCICA Ecografía renal arterial no controlada facilita litotricia t · La presencia de h ipertensión ¿Edad? ¿Tipo de cálculos? ¿Periodicidad de la clínica? ¿Tipo de slntomas? ¿Viabilidad renal? Indican o no LEO( o cirugía URETEROTOMIA · PIELOLITOTOMIA · NEfRECTOMIA · PERCUTANEA ultrasonográfica con microlumbotomía vía ureteral La expulsión de fragmentos Ii­ tiásicos puede ocasionar un CONTRAINDICADA EN · · · · · · 1 43) (Tabla 9). Complicaciones ENOOSCÓPICA · (MIR 08-09, 93; M I R 99-00F, EMBARAZO cólico renal y, con menor fre­ cuencia, obstrucción ureteral INFECCIÓN OBSTRUCCIÓN DISTAL Aneurismas Coagulopatfas Obesidad Arritmia cardiaca (steinstrasse o "calle litiásica"). Esta posibilidad es mayor ante litiasis de gran tamaño, por lo que en algunos de estos casos se puede colocar un catéter Fig ura 7. Manejo de la litiasis renal ya formada de derivación urinaria (ne­ froslomía o doble J) antes de bies por su pequeño tamaño « 2-5 mm). Cualquier litiasis podría ser la LEOC para dismi n u i r este riesgo, generalmente en litiasis supe­ tratada con LEOC, aunque esto tendrá que ser matizado en función riores a 2 cm. ABSOLUTAS Embarazo Obstrucción distal I nfección activa RelATIVAS (PRECISAN DE CONTROL PREVIO Derivadas del efecto directo de las ondas de choque, pueden aparecer Al TRATAMIENTO) contusiones renales manifestadas como hematuria, hematomas rena­ Alteraciones de la coaguladón Aneurisma aórtico Alteraciones del ritmo cardiaco, marca pasos ° desfibriladores Obesidad Hipertensión arterial descontrolada Tabla 9. Contraindicaciones de la LEOC (MIR 99-OOF, 143) les, equimosis O eritema cutáneo, y en grado máximo, rotura renal. La hematuria se considera la complicación más frecuente de la litotricia. Más controvertida es la teórica relación de la LEOC con la aparición de hipertensión arterial, ya que no está demostrada en las últimas revisiones publicadas, aunque sí la relación entre hematoma renal post-LEOC e hipertensión arterial. A un hombre de 29 años, con antecedentes de dolor tipo cólico en fosa renal izquierda que cedió con tratamiento analgésico, se le practica una urografía intravenosa, apre.­ ciándose defecto de repleción radiotransparenle de 6x7 mm en tercio distal de uréter izquierdo. El pH de la orina fue de 5,5; asimismo, se observan cristales de urato, 9-12 hematíes por campo y escasa leucocituria. ¿Cuál sería el tratamiento más apropiado? días de evolución, asociado en las úllimas 24 horas a fiebre, escalofríos y malestar general. Analítica de sangre: plaquetopenia, leucocitosis y disminución de la activi· dad de la protrombina. Analít ica de orina normal. Radiografia de abdomen con daras imágenes de litiasis. Eco renal: dilatación moderada de sistema excretor izquierdo. ¿Cuál es la conducta más adecuadal 1 ) Al opurinol vía ora l. 2) Ureleroscopia con exlracción del cálculo. 1 ) Solicitar hemocu lti vos y urocultivo para cstablecer la necesidad de antibiotc­ 3) 2) Realizar urografía intravenosa para intentar filiar la causa. 3) Hidratar a la paciente baj o observación rigurosa, y repetir ecografía a las 48 horas. 4) Colocar catéter doble J o practicar nefrostomfa percutánca de forma inmediata Ncfrolitolomía endoscópica percutánea. 4) A lca lini z¡lción de la orina por vía oral . 5) Admin ist ración de D-penicilamina. MIR 03·04, 80; RC: 4 Mujer de 50 años, diabética insulinodependiente, con infecciones urinarias y cólicos nefríticos de repetición. Acude a Urgencias por dolor en fosa renal izquierda de cinco 14 rapia. con cobertura antibiótica. 5) laparotomía exploradora pJra objetivar causa, y re;¡lizar tratamiento antes de que el cuadro esté muy evolucionado. RC: 4
  • 22. 04. TUMORES RENALES Aspectos esenciales Orll?ntaclón MIR El adenocarcinoma renal es un tema "de moda� en el examen MIR. Cualquier aspecto de este lema puede aparecer, pero es fundamental reconocer el sindrome de Stauffer, que ha sido recientemente introducido y preguntado varias veces consecutivas. El más frecuente de los tumores sólidos renales es el hipernefroma. El paciente característico es un varón de mediana edad, obeso y fumador. la tríada clásica consiste en hematuria, dolor y masa en flanco, actualmente, lo más habitual es que sea incidentaloma (asintomático). Si produce síntomas, el más frecuente es la hematuria. Hay que sospechar tumor renal ante un varicocele izquierdo, de aparición súbita y que no cede con el decúbito. El hipernefroma puede producir multitud de síndromes paraneoplásicos. Esto puede complicar bastante el diagnóstico, de ahí el sobrenombre de "tumor del internista". la elevación de las transaminasas sin afectación hepática es típica del hipernefroma (síndrome de Stauffer). No se debe confundir un quiste simple con un hipernefroma. los criterios de quiste simple son: contorno liso, contenido transónico y refuerzo posterior. la primera prueba de imagen, ante la sospecha de hipernefroma, sería la ecografía. El tratamiento fundamental del hipernefroma es la extirpación quirúrgica. la quimioterapia y radioterapia tienen un papel muy secundario. 4.1 . Ca rci noma de c é l u l a s ren a l es (adenocarc i n oma ren a l, h i pernefroma) Es e l tumor sólido renal más frecuente (90%) (Figura 8) (MIR 99-00, 1 77). Es un tumor fundamentalmente d e l a edad adulta, con mayor incidencia entre los 40 y 60 años, con predominio e n e l varón 2 : 1 a excepción d e la variedad cromófoba, t ípi ca de las mujeres. Entre los factores de riesgo que se han impl icado se encuentran el humo del tabaco, el cadmio y la obesidad. Existen formas familiares que suelen ser múltiples y bilaterales, como en la enfermedad de Von Hippel -Li ndau y, en menor medida, la esclerosis tuberosa (MIR 00-01 , 1 20). Se han identificado alteraciones cromosómicas que implican al cromosoma 3 . D RECUERDA III Preguntas la esclerosis tuberosa y la enferme­ dad Von Hippel-lindau se asocian también a otro tumor renal, el an­ giomiolipoma. Asimismo, existe una incidencia aumentada en el riñón poliquístico, en la enfermedad quística adquirida de la insuficiencia renal crónica y en los riñones malformados, como el riñón "en herradura". Procede de las células del túbulo contorneado proximal, y microscópicamente predominan las células claras sobre las granulares y fusiformes . • MIR 09-1 0, 99 - MIR 06-07, 102 . MIR 05·06, 105 . MIR 04-05, 105 - MIR 01-02, 109 - MIR OO-Ol, 1 20 - MIR 99-00, 177 - MIR 99-00F, 144 - MIR 98-99F, 146 Presentación La tríada clásica: hematuria, dolor y masa en el flanco ocurre ú nicamente en el 1 0% de los casos y, cuando se presenta así, generalmente se trata de una enfermedad avanzada. 15
  • 23. Manual (TO de Medicina y Cirugía, 8.a edición Figura 9. Ecografía de quistes renales simples la realización de punción-aspiración con aguja fina (PAAF) de una Figura 8. Carcinoma de células renales masa renal para su filiación es una exploración agresiva que, debido a su baja sensibilidad, no se justifica actualmente, excepto en casos excepcionales. El 30% presenta metástasis a distancia en el momento del diagnóstico, realizar ecografías abdominales de rutina por otra causa, alcanzando la tomografía axial computarizada (fe) es el mejor método aislado para evaluar una masa renal, proporcionando información precisa sobre metás­ en algunos estudios más de la mitad de los casos diagnosticados. tasis ganglionares (80%) y afectación de órganos adyacentes (Figura 1 0). aunque contrariamente, cada vez son más los hallazgos incidentales al la anomalía más frecuente es la hematuria macroscópica o micros­ cópica (60%). Otros hallazgos frecuentes son dolor (40%), pérdida de peso (30%), anemia (40%), masa en flanco (24%), HTA (20%), hiper­ calcemia (6%), eritrocitosis (3%). El 20% de los pacientes presentan como cuadro paraneoplásico alteración de las enzimas hepáticas sin evidencia de metástasis (síndrome de Stauffer) (MIR 09- 1 0, 99; MIR 0607, 1 02 ; M I R 05-06, 1 05). Ocasionalmente, el adenocarcinoma renal puede producir hormonas productoras de síndromes clínicos según la sustancia secretada. Entre éstas se encuentran péptidos PTH-like, prostaglandinas, prolactina, re­ nina, gonadotropinas o corticoides. la invasión de la vena renal princi­ pal en el lado izquierdo puede ocasionar la aparición de un varicocele de forma repentina, que no disminuye en decúbito. o RECUERDA la producción de péptidos puede aparecer en el hipernefroma, pero es más típica de carcinomas epidermoides (pulmón, esófago, etc.). " � " � � o Diag nóstico E .= La ecografía es la primera prueba complementaria que debe realizarse, La RM, aunque no se emplea de manera rutinaria en este tipo de pa­ de forma que la identificación ecográfica de una lesión que cumple cri­ terios de quiste simple (contorno liso, contenido transónico y refuerzo cientes, sí se utiliza como método de diagnóstico básico en sujetos en posterior) hace innecesarios mayores esfuerzos diagnósticos, pudiendo hacerse un seguimiento ecográfico anual (MIR 99-00F, 1 44). De esta cava (MIR 04-05, 1 05) (Figura 1 1 ). forma se diagnostican l a mayoría de las masas renales en la actualidad Aunque la urografía intravenosa (U IV) continúa siendo la base del diag­ (Figura 9). nóstico por imagen en urología, en el caso del adenocarcinoma renal 16 los que se sospecha afectación lrombótica tumoral de la vena renal o
  • 24. UrOIOgía proporciona pocos datos y de forma indirecta, como puede ser la dis­ torsión del sistema colector, su ocupación o la anulación funcional del riñón. En las placas tomográficas de la UIV puede observarse la presen­ cia de una masa o una alteración del contorno renal. Trata miento Una vez estudiado el tumor y descartada la presencia de metástasis, tanto viscerales como ganglionares, el tratamiento de elección es la nefrectomía radical, incluyendo la fascia de Gerota y la glándula su­ prarrenal (MIR 01 -02, 1 09). En ocasiones especiales se puede plantear la cirugía conservadora o parcial, como en los tumores bilaterales, en aquellos que aparecen so­ bre riñón único, o sujetos con nefropatías médicas, en los que la pérdi­ da de masa nefronal obligaría a diálisis. Además de en estas indicaciones imperativas, actualmente es el nuevo patrón de referencia en el tratamiento de tumores pequeños (menos de 4 cm), bien delimitados y sin afectación de la grasa perirrenal. En estos pacientes seleccionados parece que la supervivencia y la tasa de reci­ divas locales son semejantes a las que se presentan en casos similares tratados con nefrectomía radical. La linfadenectomía regional no mejora la supervivencia y únicamente tiene, por tanto, validez en la estadificación, por lo que no se realiza sistemáticamente. É ste se establece sobre la base de los hallazgos qui­ Figura 1 1 . R M de tumor renal con trombo en venas renal '1 cava rúrgicos y anatomopatológicos. Otras formas de tratamiento carecen de eficacia. Tanto la quimiotera­ La arteriografía renal, exploración obligada hace años, ha quedado re­ pia como la radioterapia ofrecen resultados pobres. En el caso de en­ legada a los casos dudosos, riñones únicos y otras situaciones en las fermedad metastásica, las opciones son múltiples, pero ninguna satis­ que se plantea tratamiento quirúrgico conservador. El patrón arteriográ­ factoria. Aunque se ha descrito la regresión de las lesiones metastásicas fico característico incluye neovascularización tumoral, lagos venosos, tras la nefrectomía, esto ocurre únicamente en u n 1 %, Y generalmente fístulas arteriovenosas y vasos capsulares. de forma transitoria, por lo que no se justifica, salvo de forma paliativa por otros motivos. El estudio de extensión, si se sospechan metástasis, se completará rea­ La inmunoterapia con i nterferones, interleucina, l infocitos killer acti­ lizando radiografía de tórax, analítica hepática completa y, en algunos casos dudosos, gammagrafía ósea. vados, y ciertas combinaciones de quimioterapia con inmunoterapia, El procedimiento diagnóstico ante la presencia de masas renales se ellas se obtienen tasas de respuesta superiores al 1 5%. Actualmente puede observar en la Figura 1 2. se utilizan de preferencia: antitirosincinasas en primera línea, an­ son alternativas para la enfermedad metastásica, pero en ninguna de tiangiogénicos en segunda línea. Las situaciones que favorecen l a respuesta al tratamiento i n m unoterapéutico son: presencia d e me­ MASA RENAL descubierta accidentalmente . Examen físico . Análisis de orina I t tástasis pulmonares exclusivamente, buen estado general, y que se haya realizado la nefrectomía a n tes del descubrimiento de las masas pul monares . En la actualidad se i nvestiga sobre autovacunas elaboradas con linfoci­ tos peritumorales que parecen ofrecer resultados alentadores. Quiste complejo Quiste simple o masa sólida Observar 4.2. Otros tumores Tumor d e Wilms (véase Sección de Pediatrí ) . a Tumores renales metastásicos. Pueden encontrarse metástasis en el riñón de tumores de pulmón (la más frecuente), mama, mela nomas Masa sólida o quiste complicado Angiomiolipoma / NEFRECTOMIA No complicado OBSERVACiÓN O PARCIAL Tumores benignos: Adenomas corticales: son los tumores más frecuentes del adulto, Complicado · Nefrectomía simple · Nefrectomía parcial · RADICAL e infiltración por linfoma. Embolización Figura 12. Algoritmo diagnóstico de las masas renales aunque indistinguibles clínicamente del adenocarcinoma, por lo que se tratan como tales. E l criterio clásico de tamaño (3 cm) para su diagnóstico diferencial no es válido en la actualidad. Angiomiolipomas: se asocian a la esclerosis tuberosa en un 50% (M I R 98-99F, 146). Compuestos de una proporción variable de grasa, vasos y fibras musculares. Cuando son grandes (mayores 17 � �
  • 25. Manual ero de Medicina y Cirugía, B.a edición de 4 cm), pueden ocasionar u n síndrome de Wünderlich por guirlo del adenocarcinoma, pero en la mayoría de los casos, sangrado relroperitonea l . Cuando se asocian a esclerosis tubero­ ni éstos ni la citología o la biopsia, ofrecen garantías sufi­ sa, suelen ser múltiples y bilaterales, por lo que deben tratarse de cientes de su benignidad, por 10 que tienden a ser tratados forma conservadora. mediante nefrectomía. Oncocitoma: considerado benigno, aunque en algunos se han Nefroma mesoblástico (hamarloma fetal): es el tumor benigno detectado metástasis. Hay criterios radiológicos para dislin- más frecuente en recién nacidos y lactantes. Casos clínicos representativos Un hombre de 45 años tiene un carcinoma de células renales extendido. los niveles de GOl, fosfatasa alcalina, lOH y a-2 globulina son elevados y el tiempo de protom­ bina alargado. El hígado aparece difusamente agrandado, pero no existen defectos focales de infiltración intrahepática. la explicación etiológica más probable para estos hallazgos será: 1 ) los efectos hcpdlolóxicos de tumor. 2) Metásl,lSis hep. ltica. Un paciente de 62 años, con alteración de la función renal y crisis de hematuria, presenta una masa abdominal palpable en nanco derecho. Se le realiza una le, de­ tectándose una masa de carácter sólido de 8 cm de diámetro en riñón derecho. En la anamnesis destaca que el paciente es fumador de 35 cigarrillos al día. ¿Cuál es, entre los siguientes, el diagnóstico de presunción más probable? 1 ) Nefroblasloma. 3) Amiloidosis. 4) Trombosis tumorales que obstruyen la vena hepática. 5) Hepatitis vírica aguda. MIR 05-06, 105; RC: 1 18 Uposarcoma. 3) Angiomiolipoma. 4) Adenocarcinoma.. 5) Carcinoma epidermoide. MIR 99-00, 1 77; RC: 4 2)
  • 26. 05. HIPERPLASIA y CARCINOMA PROSTÁTICO Aspectos esenciales OrientacIón MIR Tanto la hiperplasia prostática benigna como el cáncer de próstata, son dos temas fundamentales. Probablemente el cáncer sea más importante, sobre todo en lo referente al tratamiento. Hay que aprenderse muy bien el resumen de la Tabla 1 1; aporta muchas preguntas acertadas a cambio de poco esfuerzo. [jJ La hiperplasia prostática benigna (HPB) suele afectar a la zona periuretral de la glándula. El cáncer aparece en la zona periférica. La hiperplasia prostática benigna no guarda relación con el cáncer. Tanto la HPB como el cáncer tienen relación con las hormonas sexuales, y suelen aparecer en varones ancianos. El tratamiento médico de la HPB consiste en a-bloqueantes (relajan la musculatura uretral y del cuello vesical), inhíbidores de la 5 a-reductasa (disminuye el tamaño glandular) y (¡toterapía. Esta última no ha demostrado utilidad con parámetros objetivos. El tratamiento definitivo de la HPB es la cirugía, que puede consistir en resección transuretral o en cirugía abierta, dependiendo del tamaño prostático. El cáncer de próstata es casi siempre un adenocarcinoma, con gran frecuencia multifocal. El cáncer de próstata cada vez se diagnostica con más frecuencia en fase asintomática. Cuando presenta clínica, puede consistir en síntomas urinarios similares a la HPB. El PSA elevado no es diagnóstico de cáncer de próstata. Puede corresponder a una HPB. El diagnóstico defi­ nitivo de cáncer prostático precisa una biopsia. Las metástasis lumbares son típicas del cáncer de próstata, pudiendo producir compresión medular. El tacto rectal revela una próstata pétrea e irregular en el cáncer de próstata. Sin embargo, al principio puede no ser palpable, ni visible en la ecografía (T1). La principal complicación quirúrgica del cáncer de próstata es la impotencia. Ante un síndrome de compresión medular por cáncer de próstata, nunca se deben emplear análogos de la LHRH únicamente. Siempre deben asociarse antiandrógenos. En el cáncer de próstata, la indicación más clara de prostatectomía radical es el estadio T2a. El tratamiento fundamental del cáncer de próstata diseminado es la hormonoterapia. 5 . 1 . H i perplasia prostática ben i g na La hiperplasia prostática benigna (HPB) afecta en mayor o menor grado a la gran mayoría de los varones a partir de la quinta década de la vida, alcanzando el 80-95% de la población masculina de 80 años. La próstata se divide clásicamente en cinco lóbulos (anterior, medio, posterior y dos laterales); aunque éstos úni­ iIl camente se encuentran como tales en la edad fetal. En el adulto se puede interpretar la anatomía de la próstata dividida en dos partes: una zona periférica, donde se origina principalmente el carcinoma, y una zona periure­ Preguntas • MIR 08-09, 106 - MIR 06-07, 1 03, 233 - MIR 05-06, 106 - MIR 04-05, 1 06, 225 - MIR 03-04, 91 - MIR 02-03, 188 - MIR 01 -02, 1 04, l OS, 1 07 - MIR aQ-Q1 , 1 1 9 - MIR 98-99, 1 3 7 - M I R 98-99F, 147 tral o transicional, de la que procede la HPB (Figura 1 3) . La HPB está compuesta de una proliferación variable de elementos glandulares, musculares y del estroma, que en su crecimiento comprimen la próstata periférica, formando la l l amada cápsula quirúrgica. Su etiopatogenia no está clara; aunque el estímulo androgénico a través de su forma activa, la dihidrotestosterona, es fundamental, su papel exacto no ha sido determinado. Las teorías más recientes abogan por un desequil ibrio hormonal de estrógenos/an­ drógenos, o fX'r la existencia de factores de crecimiento prostáticos con un papel permisivo del ambiente hormonal. No existe evidencia de asociación entre HPB y carcinoma prostático. 19
  • 27. Manual eTO de Medicina y Cirugía, B.a edición Fase clínica (Figura 1 5). La elongación de las fibras musculares por Estroma fibromuscular anterior ?7 encima de un límite condiciona pérdida de capacidad contráctil. En este momento aparece retraso del inicio de la micción, disminución del calibre y de la fuerza del chorro micdonal y alargamiento del vaciado (10 que en conjunto se denomina síndrome prostático), El va· ciado suele ser incompleto, dando lugar a un residuo postmiccional. �--=,- Zona periférica � zona central Glándulas Lóbulo anterior suburetrales Conductos eyaculadores Lóbulo lateral Lóbulo posterior Figura 13 . Anatomra de la próstata Urografía lntraveno� mostrando Impronta prostática en vejiga (vejiga ·en montera") con uréteres en anzuelo Diagnóstico Figura 1 S. Hiperplasia prostática en fase clínica Fase de descompensación (Figura 1 6). Se produce un vencimiento El crecimiento prostático generalmente se produce hacia la uretra, ocasionando obstrucción de ésta y dificultando el vaciamiento vesical del detrusor vesical, que es incapaz de vencer la presión uretral, au­ (Figura 1 4). Esto no se manifiesta inmediatamente, sino que, general­ ción urinaria. Ocasionalmente puede aparecer dilatación ureteral mentando la sintomatología anterior y pudiendo presentarse reten­ mente, el proceso pasa por una serie de etapas que incluyen una fase bi lateral con deterioro de la función renal. Esto se debe a uropatía de compensación, una fase clínica y una de descompensación. obstructiva infravesical con pérdida del mecanismo antirreflujo. 8 " 19 e "­ • E o e '2 • u >­ .• , • c. " "I Figura 14. Ecografía de hiperplasia prostática con crecimiento del 16bulo medio intravesical Fase de compensación. El crecimiento prostático ocasiona un au­ Situación del mismo paciente un año después de la anterior: hidronefrosis grave. De la vejiga (no se observa) se evacuaron 3500 ce de orina Figura 16. Hiperplasia prostática en fase de descompensaci6n mento de la presión uretral durante el vaciado que es compensado por una mayor actividad contráctil del detrusor que se hipertrofia, tivos", que son debidos a la alteración funcional vesical, y cuya reso­ ca puede ser mínima o inexistente. 20 Pueden producirse también otro tipo de síntomas denominados "irrita­ encontrando presiones vesicales más elevadas. En esta fase, la clíni­ lución es más difícil tras la desaparición de la obstrucción (MIR 01 -02,
  • 28. u rolo 9ia 1 04). Entre estos síntomas se incluyen polaquiuria, tenesmo, nicturia y doxazosina, terazosina, tamsulosina, etc.) que relajan la musculatura urgencia mlccional. La HPB es la causa más frecuente de obstrucción del cuello vesical y uretra. Hasta ahora, estos fármacos se han estado utilizando en forma de escalera terapéutica, pero la aparición del es­ del tracto urinario inferior en el varón. tudio COMBAT parece indicar que en pacientes con sintomatología a En la evaluación del síndrome prostático, el tacto rectal continúa sien­ partir de moderada, y con volúmenes prostáticos por encima de 30-40 do la exploración fundamental, sobre todo para diferenciarlo del car­ ce se debe realizar terapia combinada de inicio. cinoma, ya que no es infrecuente que ambas entidades coexistan. La clínica es lo más importante para valorar la indicación de tratamiento de la HPB, ya que no existe correlación entre el tamaño prostático y el grado de obstrucción (MIR 08-09, 1 06). Cualquier zona sospechosa al o RECUERDA La finasterida también es útil para la alopecia androgéni ca, donde se emplea en dosis mucho menores. tacto debe ser biopsiada. La medición del flujo máximo miccional es también importante, conside­ Como inconvenientes principales de los inhibidores de la 5 a-reductasa, rándose normal cuando es mayor de 1 5 mi/s y claramente patológico si se encuentran: i mpotencia, reducción del PSA en torno al 50% (difi­ es menor de 1 0 mi/s. El estudio puede completarse con una ecografía que cultando el diagnóstico del carcinoma, si lo hubiese) y que tarda una permita evaluar si existe afectación del tracto urinario superior, residuo media de cuatro meses en hacer efecto. postmiccional, litiasis vesical u otra patología asociada. El uso del PSA en la HPB únicamente está indicado para descartar la presencia de carcino­ De los a-bloqueantes, el inconveniente principal es la hipotensión. ma en la próstata, ya que no sirve para diagnosticar HPB, aunque recien­ temente ha demostrado ser el mejor predictor de la historia natural de la En cuanto a las indicaciones de tratamiento quirúrgico, globalmente, enfermedad. Es decir, que mayores niveles de PSA en HPB diagnosticada sólo un 1 0% de los pacientes prostáticos precisará cirugía. La inten­ probablemente se correlacionarán con mayores volúmenes prostáticos y con más posibilidades de complicación derivadas de la HPB. sidad de las manifestaciones clínicas subjetivas y la mala respuesta al tratamiento médico pueden constituir la indicación para la interven­ ción. Entre las causas "objetivas" que suponen indicación absoluta de tratamiento quirúrgico se encuentran (MIR 01 -02, 1 05): Trata miento Retención urinaria reiterada. Hidronefrosis retrógrada (lesión del parénquima renal por obstruc­ ción infravesical). Dentro de las posibilidades terapéuticas, la cirugía continúa siendo el único tratamiento definitivo para la HPB. tsta puede ser endoscópica Infección urinaria de repetición. (RTUp: resección transuretral prostática) o abierta (adenomectomía pros­ Hematuria de repetición. Litiasis vesical. tática) (Figura 1 7), dependiendo del tamaño del adenoma. En el 1 0% de las piezas obtenidas se encontrarán focos de adenocarcinoma incidental. 5.2. Carci noma p rostático El adenocarcinoma prostático es el tumor maligno más frecuente del aparato genitourinario masculino y el segundo en frecuencia general, después del pulmonar. Sin embargo, si se incluyesen los carcinomas incidentales y los encontrados en autopsia, supera al pulmonar en pre­ valencia (MIR 06-07, 1 03). La hormonodependencia del cáncer prostático parece indicar el papel de los andrógenos en su etiología o patogenia. La relación de factores genéticos, ambientales o infecciosos no ha quedado suficientemente establecida. El 95% de los carcinomas prostáticos son adenocarcinomas originados en la zona periférica de la próstata. Los carcinomas ductales se originan Figura 17. Adenomectomia prost áti ca Se debe tener en cuenta que en la cirugía de la HPB no se extirpa la en los conductos prostáticos en lugar de los acinos, e histológicamente pueden corresponder a carcinomas transicionales, escamosos, endome­ trioides o mixtos. Más raros son los carcinosarcomas (menos del 1 %). cápsula quirúrgica, que está constituida por las glándulas prostáticas El adenocarcinoma prostático, con frecuencia, es multifocal y presenta periféricas comprimidas por el adenoma, y es el principal origen del poblaciones en distinto grado de diferenciación. En esta heterogenei­ carcinoma prostático, por lo que la intervención quirúrgica no protege dad se basa la clasificación de Gleason, que asigna una puntuación de del desarrollo de este proceso. 1 a 5, según el patrón histológico de cada una de las dos poblaciones Los tratamientos no quirúrgicos incluyen una variedad de fitoterapias, más representativas de la masa, sumando ambas puntuaciones para obtener un resultado final de 2 a 1 0. Esta escala de Gleason se corres­ poco efectivas si se valoran con parámetros objetivos, inhibidores de la ponde con el pronóstico de la enfermedad, independientemente del 5 a-reductasa (finasterida, dutasterida) (MIR 04-05, 225) que reducen el estadio (MIR 06-07, 233). Para la estadificación se emplea principal­ tamaño prostático, antagonistas a-adrenérgicos (alfuzosina, prazosín, mente la clasificación TNM (Tabla 1 0 y Figura 1 8) (MIR 98-99F, 1 4 7). 21 a
  • 29. Manual eTO de Medicina y Ci rug ía, s.a edición Cl ínica . T1: tumor ¡naparente cI(nicamente (no pal pable ni visible por técnicas de i magen) T1 a: hallado incidentalmente. Afectación menor del 5% del tej ido resecado • T l b: hallado incidentalmente. Afectación mayor del 5% del tejido resecado • Tlc: Tumor identificado por p u nción-biopsia por aumento del PSA T2: tumor confinado a la próstata (in cl uye la inva sión de la cápsula prostática sin exteriorización del tumor hacia el tejido adiposo periprostático) T2a: menos del 50% de u n lóbulo - T2b: más del 50% de un lóbulo - T2c: dos l óbulos T3: extensión del tumor por fuera de la cápsula - T3a: extensión transcapsular (sea unilateral o bilateral) El carcinoma prostático es una enfermedad más frecuente en ancia­ nos, y la mayoría de ellos se diagnostica por encima de los 60 años. Clínicamente puede producir síntomas obstructivos del tracto urina­ rio inferior superponibles a los de la HPB. A éstos puede añadi rse la hematuria. El 25% de los pacienles que refieren retención urinaria aguda presentan u n carcinoma prostático. Aproximadamente u n 25% de los pacientes presentan metástasis en el momento del diagnóstico; éstas pueden producir man ifestaciones como dolor óseo, compresión medular, mieloptisis o coagulopatía. Afortunadamente, estos casos - T3b: invasión de la(s) veslc u l a (s) seminal{es) se encuentran en claro descenso gracias a la i ncorporación del PSA T4: tumor fijo o invade órganos adyacentes distintos a las vesículas sem inales (cuello vesical, esfínter externo, recto, músculo elevador o pared (prostate-specific a n tigen -a n tígen o prostático específico), facilitando el diagnóstico de la enfermedad en estadios tempranos y comúnmen­ te asintomáticos. NX: no se pueden estudiar los ganglios regionales NO: no metástasis ganglionares N 1: metástasis a Diagnóstico MO: no metástasis M l : metástasis a distancia Ml a: ganglios linfáticos no regionales Mlb: h ueso M 1 c: otras local izacion es Tacto rectal Continúa siendo el método fundamental de cribado. Son accesibles al tacto rectal todos los estadios excepto el T1, que por definición es un Tabla 1 0. Estadificación del carcinoma de próstata hallazgo. Característicamente, el carcinoma es duro, nodular e irre· T: tumor primario cUnlca TN TX NO puede evaluar el tumor TO No existen signos de tumor primario na Tla na Tlb n nb Tlc <5% nb >5% T1 Tumor no evidente dlnic.amente, no palpable ni visible mediante técnicas de imagen: na Extensión menor o igual a1 5% del tejido resecado . Tl b Extensión mayor del 5% del tejido resecado . TlcTumor identificado mediante punción biópsica (consecuenc.ia de un PSA elevado) T3 Tumor que se extiende a través de la T2 Tumor limitado a la próstata o a la capsula, sin sobrepasarla: · T2a Menos del 50% de un lóbulo · · capsula prostática: . TIa Extensión extracapsular (unilateral o bilateral) . TIb Tumor invade la veslcula seminal T2b Más del 50% de un lóbulo T2c Dos lóbulos N: ganglios linfáticos regionales T4 Tumor fijo o que invade estructuras adyacentes diferentes a las veslculas seminales NX NO No se pueden evaluar los ganglios linfáticos regionales No hay metástasis ganglionares regionales Nl Metástasis en ganglios linfáticos regionales Figura 18. Estadificación del adenoca rd noma de próstata 22