La teoría sistémica se origina en la filosofía y la ciencia. Se caracteriza por ver los fenómenos como parte de sistemas más grandes, considerar las relaciones entre las partes y el todo, y entender que la causa y el efecto no son suficientes para explicar un fenómeno. La teoría de la complejidad estudia sistemas no lineales con propiedades emergentes impredecibles y autoorganización. El holismo reconoce que el todo es más que la suma de sus partes y privilegia lo cooperativo sobre lo competitivo.